AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El llanto de la mariposa (The Phantom)
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El llanto de la mariposa (The Phantom)
Durante el mes de octubre de 1800 un misterioso incendio consumió el teatro de la ópera de París, durante su reconstrucción una especie de refugio lujoso y artístico se encontró intacto en cimientos del inmueble, sin embargo nadie se atrevió a entrar allí por el decoro y el misticismo de la gente parisiense , tiempo mas tarde cuando un nuevo siniestro se sucita en el mes de noviembre, la noticia de que el fantasma de la ópera era un humano de carne y hueso como cualquiera por lo que una turba causo destrozos en las catacumbas del teatro esa misma noche para buscar al hombre que hacían responsable por toda la sangre derramada en París, solo su máscara fue encontrada.
Imogen Giry que para aquel lejano entonces aun era cabecilla del cuerpo de ballet sabia perfectamente quien era aquella sombra que perseguían con suma insistencia para quemarle tal y como había hecho con muchos, ella le había visto, había entablado conversaciones con el, ella era la única por derecho maldito del hombre a atenderle en su palco número cinco, jamas le vio de lleno pero si recordaba con intensidad y perfección esos ojos de inusual color que parecían haber absorbido el color de todos a los que había dado muerte, sus ojos parecían el mismo retrato del Nilo ensangrentado narrado por la Biblia, ella sabia de lo que el era capaz, si algo no le parecía en las obras, en los ensayos, en las voces que daban vida a personajes con Margarite o Fausto, mucho menos si algo era modificado de la obra Don Juan triunfante que era presentada año con año, se sabia y Giry conocía el castigo a los que retaban sus exigencias, y era precisamente por ese enigma hecho carne, por el fantasma de la ópera de París que ella estaba en ese puesto, tenía trabajo, techo y dinero suficiente para mantener sola a su padres que raramente volvían al teatro, el hombre también les dio trabajo hasta su vejez. Ella tenía todos esos privilegios solo porque era la sirviente mas leal del Fantasma y eso lo sabia desde el coro, los tramoyeros hasta el director de orquesta y los administradores que después de tanta desgracia salían corriendo despavoridos del lugar, hombres tan tacaños y avaros preferían venderlo y renunciar a las ganancias millonarias que el recinto dejaba y es que eso nadie lo negaba, ni Giry si quiera, el Fantasma era un genio en el ámbito artístico, daba las mejores representaciones en cuanto a ballet gracias a la complicidad que había entre Imogen y The Phantom, esa misma complicidad que llevó a la mujer a su caída de la bandeja de oro donde estaba posicionado hacia años, ni la experiencia, ni su gracia al bailar la salvaron de la sospecha de todo el teatro y del detective Sherlock Holmes que en ese entonces estaba a cargo del caso, tras los interrogatorios fue absuelta, por no encontrar evidencia de complicidad, aunque el detective no quedándose tranquilo hablo con los administradores del teatro e Imogen paso de ser coreógrafo principal a una vulgar y pobre acomodadora de asientos, puesto que ejecutaba con humildad ya que después de un año pensó en todos a los que había asesinado indirectamente, ella sabia quienes serian las víctimas de The Phantom y sin embargo jamás les dio aviso, todo con tal de permanecer en su lugar que le traía a la mente de las viejas glorias conseguidas en el teatro, por conservar su cabeza en su sitio y su sangre en su cuerpo, por el dinero y porque a ella como a otros, el misterio les era tan interesante como aterrador, sobre todo ella, que veía sus ojos, su silueta y escuchaba su voz, una armonía que se desprendía aun con el tono más hostil, sus cuerdas vocales lograban encandilar a cualquiera pero ya no mas... Haber sido su cómplice desde que ella tenía doce años le había traído su desgracia en tan solo un año y su culpa día tras día le aquejaba de un dolor en el pecho que ni siquiera la mejor medicina podía curar.
Cierta noche cuando las puertas del teatro habían cerrado con poca audiencia desde hace un año, Imogen se encontraba entre las habitaciones compartidas entre los demás empleados, una compañera aquí, un borracho allá, dejo de tener su propio camerino, su cama individual, su tocador y el enorme espejo por donde le veía, llegaron los remordimientos y al verse imposibilitada para dormir, decidió caminar por entre los pasillos vacíos, sus pasos cansados se detuvieron en la capilla, esa estructura que seguía obedeciendo a la original pensada por un demonio de las tinieblas que se atrevió a usar para el recinto la imagen de un ángel sin decoro ni vergüenza, al girar la cabeza encontró su enorme espejo colgando de la pared contraria a la reluciente imagen religiosa, que era iluminada por solo dos velas, las únicas que proporcionaban al que visitará el sitio durante la noche una vista prodigiosa del hermoso rostro pintado en lienzo y acuarelas, esa obra que tantos admiraban también fue hecha por el que tanto odiaban y por el que, en secreto todos temían de su regreso, esta vez como el espíritu que debió ser desde el principio, el verdadero fantasma de Erik Destler.
Observo sus facciones en el espejo, se lamentaba en silencio de su juventud perdida en el limbo del tiempo, acariciaba su mejilla cuando escucho su nombre entre las sombras, primero vino del techo y el eco de volvió más insistente por distintos lugares de las paredes y la cúpula -Imogen- oyó por ultima vez, su mirada acaricio el de forma invisible su reflejo, su boca se abrió en el intento de desprenderse de un grito de horror al ver la porcelana blanca que escondía el rostro del dueño de ese ojo rojo con el que se topó, ojo asesinó que le veía con severidad desde las sombras -Tu- susurro con sorpresa, girándose con brusquedad -Se suponía que habías muerto-sostenía la dama de mediana edad en medio de la sofocacion de su respiración -¿Como... Como has entrado aquí?- negó fervientemente física y mentalmente -Debo de estar volviéndome loca- dejo caer su rostro entre sus manos abiertas, pero cuando levanto la vista aun estaba esa mirada inquisidora detrás suyo, una vista sin cuerpo y creyó que también sin voz.
Imogen Giry que para aquel lejano entonces aun era cabecilla del cuerpo de ballet sabia perfectamente quien era aquella sombra que perseguían con suma insistencia para quemarle tal y como había hecho con muchos, ella le había visto, había entablado conversaciones con el, ella era la única por derecho maldito del hombre a atenderle en su palco número cinco, jamas le vio de lleno pero si recordaba con intensidad y perfección esos ojos de inusual color que parecían haber absorbido el color de todos a los que había dado muerte, sus ojos parecían el mismo retrato del Nilo ensangrentado narrado por la Biblia, ella sabia de lo que el era capaz, si algo no le parecía en las obras, en los ensayos, en las voces que daban vida a personajes con Margarite o Fausto, mucho menos si algo era modificado de la obra Don Juan triunfante que era presentada año con año, se sabia y Giry conocía el castigo a los que retaban sus exigencias, y era precisamente por ese enigma hecho carne, por el fantasma de la ópera de París que ella estaba en ese puesto, tenía trabajo, techo y dinero suficiente para mantener sola a su padres que raramente volvían al teatro, el hombre también les dio trabajo hasta su vejez. Ella tenía todos esos privilegios solo porque era la sirviente mas leal del Fantasma y eso lo sabia desde el coro, los tramoyeros hasta el director de orquesta y los administradores que después de tanta desgracia salían corriendo despavoridos del lugar, hombres tan tacaños y avaros preferían venderlo y renunciar a las ganancias millonarias que el recinto dejaba y es que eso nadie lo negaba, ni Giry si quiera, el Fantasma era un genio en el ámbito artístico, daba las mejores representaciones en cuanto a ballet gracias a la complicidad que había entre Imogen y The Phantom, esa misma complicidad que llevó a la mujer a su caída de la bandeja de oro donde estaba posicionado hacia años, ni la experiencia, ni su gracia al bailar la salvaron de la sospecha de todo el teatro y del detective Sherlock Holmes que en ese entonces estaba a cargo del caso, tras los interrogatorios fue absuelta, por no encontrar evidencia de complicidad, aunque el detective no quedándose tranquilo hablo con los administradores del teatro e Imogen paso de ser coreógrafo principal a una vulgar y pobre acomodadora de asientos, puesto que ejecutaba con humildad ya que después de un año pensó en todos a los que había asesinado indirectamente, ella sabia quienes serian las víctimas de The Phantom y sin embargo jamás les dio aviso, todo con tal de permanecer en su lugar que le traía a la mente de las viejas glorias conseguidas en el teatro, por conservar su cabeza en su sitio y su sangre en su cuerpo, por el dinero y porque a ella como a otros, el misterio les era tan interesante como aterrador, sobre todo ella, que veía sus ojos, su silueta y escuchaba su voz, una armonía que se desprendía aun con el tono más hostil, sus cuerdas vocales lograban encandilar a cualquiera pero ya no mas... Haber sido su cómplice desde que ella tenía doce años le había traído su desgracia en tan solo un año y su culpa día tras día le aquejaba de un dolor en el pecho que ni siquiera la mejor medicina podía curar.
Cierta noche cuando las puertas del teatro habían cerrado con poca audiencia desde hace un año, Imogen se encontraba entre las habitaciones compartidas entre los demás empleados, una compañera aquí, un borracho allá, dejo de tener su propio camerino, su cama individual, su tocador y el enorme espejo por donde le veía, llegaron los remordimientos y al verse imposibilitada para dormir, decidió caminar por entre los pasillos vacíos, sus pasos cansados se detuvieron en la capilla, esa estructura que seguía obedeciendo a la original pensada por un demonio de las tinieblas que se atrevió a usar para el recinto la imagen de un ángel sin decoro ni vergüenza, al girar la cabeza encontró su enorme espejo colgando de la pared contraria a la reluciente imagen religiosa, que era iluminada por solo dos velas, las únicas que proporcionaban al que visitará el sitio durante la noche una vista prodigiosa del hermoso rostro pintado en lienzo y acuarelas, esa obra que tantos admiraban también fue hecha por el que tanto odiaban y por el que, en secreto todos temían de su regreso, esta vez como el espíritu que debió ser desde el principio, el verdadero fantasma de Erik Destler.
Observo sus facciones en el espejo, se lamentaba en silencio de su juventud perdida en el limbo del tiempo, acariciaba su mejilla cuando escucho su nombre entre las sombras, primero vino del techo y el eco de volvió más insistente por distintos lugares de las paredes y la cúpula -Imogen- oyó por ultima vez, su mirada acaricio el de forma invisible su reflejo, su boca se abrió en el intento de desprenderse de un grito de horror al ver la porcelana blanca que escondía el rostro del dueño de ese ojo rojo con el que se topó, ojo asesinó que le veía con severidad desde las sombras -Tu- susurro con sorpresa, girándose con brusquedad -Se suponía que habías muerto-sostenía la dama de mediana edad en medio de la sofocacion de su respiración -¿Como... Como has entrado aquí?- negó fervientemente física y mentalmente -Debo de estar volviéndome loca- dejo caer su rostro entre sus manos abiertas, pero cuando levanto la vista aun estaba esa mirada inquisidora detrás suyo, una vista sin cuerpo y creyó que también sin voz.
Imogen Giry- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 25/03/2015
Re: El llanto de la mariposa (The Phantom)
Era tiempo de retornar, un largo año había pasado entre la miseria y el mundo mortal que tanto detestaba, en el bajo mundo de los renegados, el mundo de los que pescaban y se partían la espalda durante la madrugada mientras el resto de la miserable sociedad dormía cual burgués.
Yo quería ser el burgués fantasmal del teatro de París y más ahora que la tempestad levantada por el infeliz del cazador había regresado a la calma, la gente como hace siglos seguía siendo tan crédula como en los años más arcaicos y animales de la humanidad, creían que Holmes estaba loco y que el fantasma pese a ser hombre lo más probable era que esta vez estuviese muerto y regresaría por venganza a su teatro más tarde que temprano... y ea idea de paranoia compartida nutria mi ego y enmarcaba en oro la victoria sobre Leviathán, sus esfuerzos fueron vanos, París había olvidado todo discurso, la historia escrita por el desgraciado español de Archibaldo de la Cruz no era más que eso, un cuento de hadas diferente a cualquier otro nunca escrito, una aventura juzgada por la sociedad como el delirio de un demente... si supieran que todo cuanto fue publicado en ese insignificante e infernal escrito era tan cierto como su prejuicio que me había encarcelado en esa pocilga de mala muerte, la muerte de su dueño.
Había sabido en esos tiempos bajo diversas fuentes que el teatro paso de ser esplendoroso a un desastre total, habían surgido otros más con mayor calidad histriónica y vocal y como no iba a ser eso posible, si mi teatro remodelado por un arquitecto de quinta llamado Garnier, fue adquirido por un par comerciantes de desperdicios metálicos, nerviosos y ambiciosos que habían fracasado sin mi... necesitaban al Fantasma de regreso y yo cual ángel infernal que de vez en cuando le apetecía ser bondadoso para sus propios intereses, volvía del infierno paradójicamente para cumplir milagros.
Pero para tal acción divina necesitaba viejos intermediarios, inservibles mortales de usar y tirar que me ayudaran a regresar al mundo que yo necesitaba reconstruir tras tal ineptitud. durante días pensé en cientos de nombres mientras tocaba notas discordantes del teclado pulido por mis manos, para deleite cada maldito rostro que poseía un nombre había perecido en mis manos de la manera violenta con la que suelo matar cuando el rechazo y las especulaciones bajas y despreciables a mis obras y a mi adefesio no podían ser pasadas por alto, solamente había una persona que todavía preservaba la vida al ser lo más leal que ninguna otra, quizás por conveniencia, quizás por miedo... que era por lo que mas apostaba a pensar o era por el patético y falso sentimiento de agradecimiento, uno de los sentires mas hipócritas que conozco de la humanidad, sea una u otra razón, la única cuestión es que ella seguía siendo fiel servidora y cómplice, atraía para mi a todos los que estaban destinados a morir en mis manso cuando la ejecución de los actos en publico dejaba mucho que desear o encubría mis fechorías y servia para mi el palco número cinco, la maldita vigora había sobrevivido al incendio en el teatro pero fue tan idiota que se dejo influenciar por la culpa y termino de lame botas entre los asientos, si, definitivamente mis administradores eran los reyes de los estúpidos, no veían que esa mujer tenia tanta capacidad en para el baile y las coreografías montadas con precisión, por sus prejuicios y vanidades carnales la habían quitado de allí solo porque la juventud y sus atributos "bellos" se habían marchitado con el tiempo, pero todo cambiaría, necesitaba poner las cosas en claro dentro de mi teatro, restructurarlo y volver a tomar poder sobre todo... ¡Oh anhelado poder! -Imogen Giry seria el instrumento puro que devolvería de la muerte a Erick Destler, como Jesus resucito a Lazaro- susurre entre las eternas penumbras de la casa que abandonaría para siempre, llevando entre esos ropajes la nota que la mujer entregaría anunciando mi regreso.
Todos dormían durante mi arribo, menos ella… yo sabia que tarde o temprano terminaría con la culpa a rastras, pero yo pensé que eso seria hasta el día de su muerte, planifique demasiado sin contar el maldito destino de la mortal cualquiera que insomnio se dirigía a la capilla donde siempre fue su refugio, años atrás igual que el de Alice hace siglos, rezaban al ángel pintado por las manos ensangrentadas del demonio, pintura que ahora se reflejaba frente al espejo con maña que alguna vez le obsequie a ese mujer que en aquellos años era tan joven para manipular a mi antojo.
Lo único que podía agradecer a Garnier fue los matices que considero para mi teatro, de noche resultaban muy útiles para los propósitos que tenía planificados una vez instalado en los sótanos, en mi antiguo, frío y acogedor hogar, allí entre esas penumbras Giry solo contemplaba con ojos perdidos los finos detalles de la figura que tanto trabajo le costaba mantener -Imogen- susurre -Imogen- le llame con dura insistencia, cuando la máscara de porcelana se asomo por el reflejo y los ojos rojos limitados de su vista tras el cinco de noviembre le observaban con frialdad -Ni siquiera intentes voltear- ordene -Al menos que quieras despertar al mundo que mataré si empiezan a gritar con la cobardía que caracteriza a estos nuevos empleados del teatro- guarde silencio -Sabes que soy capaz, de eso y más…- amenazo sutilmente volviendo a ocultar el resto de la máscara ante la cegante luz de las dos velas gastadas que iluminaban el lugar -¿Muerto yo?- sonreí -No, no Imogen… las civilizaciones, la vida en este mísero planeta se puede ir apagando poco a poco pero hay algo que es eterno y que ni siquiera la misma naturaleza podrás destruir: El cielo y el infierno- inspire -Yo soy parte del infierno, una de sus llamas más crueles y abrazadoras que calcinan y desaparecen a cualquiera, y que sin importar incluso el agua bendecida por el hombre, bajo el patético pretexto de ser su intermediario podrá extinguir- abrí mis ojos deseosos de sangre, del mismo color de mi aterro placer- Espero que no se te haya olvidado tan rápido Imogen- su miedo percibido por mi propia experiencia sabia que le tenia controlada, era con un laso de Punjab invisible, pero que poco a poco el nudo iba aumentando fuerza, estrangulando apenas lo suficiente para que se mantuviera en silencio absoluto -En realidad no lo creo sino estarías dormida como las otras, tan tranquila, sin tener pesadillas con tu servil hombre de infierno y sombra- deslizando mi cuerpo entre la penumbra y con tal solo el leve sonido de mis suelas reconociendo los dominios donde seguramente la mariposa desahogaría en llanto, le explique -Hablando de consciencias y pesadillas… - detuve mis pasos en el otro oscuro costado del cuarto- Vas a volver a manchar tu vida y vas a agregar un nuevo relato a tu diario lleno de hipocresía y lamentos infantiles- finalmente enfatice -Tu me vas a hacer regresar al teatro- ella gimió en espanto -Imogen, Imogen… tu sabes que debo retornar, al menos que… te guste la idea de pudrirte en las calles por el resto de tu vida y… hasta donde yo recuerdo, tu sabes bien todo eso ¿No es así?… Erick volverá con o sin tu ayuda, si lo hace de tu mano la lealtad de siempre será recompensada pero si retorna sin tu ayuda puede que el músico decida que tu cabeza desprendida del resto de tu cuerpo sea un mejor escarmiento… ¿Que opinas Giry? ¿Te agrada el final que te aguarda de no acatar lo que te ordeno?- sonreí detrás de la poca tela, mueca malévola que se deleitaba con el sufrimiento ajeno.
Yo quería ser el burgués fantasmal del teatro de París y más ahora que la tempestad levantada por el infeliz del cazador había regresado a la calma, la gente como hace siglos seguía siendo tan crédula como en los años más arcaicos y animales de la humanidad, creían que Holmes estaba loco y que el fantasma pese a ser hombre lo más probable era que esta vez estuviese muerto y regresaría por venganza a su teatro más tarde que temprano... y ea idea de paranoia compartida nutria mi ego y enmarcaba en oro la victoria sobre Leviathán, sus esfuerzos fueron vanos, París había olvidado todo discurso, la historia escrita por el desgraciado español de Archibaldo de la Cruz no era más que eso, un cuento de hadas diferente a cualquier otro nunca escrito, una aventura juzgada por la sociedad como el delirio de un demente... si supieran que todo cuanto fue publicado en ese insignificante e infernal escrito era tan cierto como su prejuicio que me había encarcelado en esa pocilga de mala muerte, la muerte de su dueño.
Había sabido en esos tiempos bajo diversas fuentes que el teatro paso de ser esplendoroso a un desastre total, habían surgido otros más con mayor calidad histriónica y vocal y como no iba a ser eso posible, si mi teatro remodelado por un arquitecto de quinta llamado Garnier, fue adquirido por un par comerciantes de desperdicios metálicos, nerviosos y ambiciosos que habían fracasado sin mi... necesitaban al Fantasma de regreso y yo cual ángel infernal que de vez en cuando le apetecía ser bondadoso para sus propios intereses, volvía del infierno paradójicamente para cumplir milagros.
Pero para tal acción divina necesitaba viejos intermediarios, inservibles mortales de usar y tirar que me ayudaran a regresar al mundo que yo necesitaba reconstruir tras tal ineptitud. durante días pensé en cientos de nombres mientras tocaba notas discordantes del teclado pulido por mis manos, para deleite cada maldito rostro que poseía un nombre había perecido en mis manos de la manera violenta con la que suelo matar cuando el rechazo y las especulaciones bajas y despreciables a mis obras y a mi adefesio no podían ser pasadas por alto, solamente había una persona que todavía preservaba la vida al ser lo más leal que ninguna otra, quizás por conveniencia, quizás por miedo... que era por lo que mas apostaba a pensar o era por el patético y falso sentimiento de agradecimiento, uno de los sentires mas hipócritas que conozco de la humanidad, sea una u otra razón, la única cuestión es que ella seguía siendo fiel servidora y cómplice, atraía para mi a todos los que estaban destinados a morir en mis manso cuando la ejecución de los actos en publico dejaba mucho que desear o encubría mis fechorías y servia para mi el palco número cinco, la maldita vigora había sobrevivido al incendio en el teatro pero fue tan idiota que se dejo influenciar por la culpa y termino de lame botas entre los asientos, si, definitivamente mis administradores eran los reyes de los estúpidos, no veían que esa mujer tenia tanta capacidad en para el baile y las coreografías montadas con precisión, por sus prejuicios y vanidades carnales la habían quitado de allí solo porque la juventud y sus atributos "bellos" se habían marchitado con el tiempo, pero todo cambiaría, necesitaba poner las cosas en claro dentro de mi teatro, restructurarlo y volver a tomar poder sobre todo... ¡Oh anhelado poder! -Imogen Giry seria el instrumento puro que devolvería de la muerte a Erick Destler, como Jesus resucito a Lazaro- susurre entre las eternas penumbras de la casa que abandonaría para siempre, llevando entre esos ropajes la nota que la mujer entregaría anunciando mi regreso.
Todos dormían durante mi arribo, menos ella… yo sabia que tarde o temprano terminaría con la culpa a rastras, pero yo pensé que eso seria hasta el día de su muerte, planifique demasiado sin contar el maldito destino de la mortal cualquiera que insomnio se dirigía a la capilla donde siempre fue su refugio, años atrás igual que el de Alice hace siglos, rezaban al ángel pintado por las manos ensangrentadas del demonio, pintura que ahora se reflejaba frente al espejo con maña que alguna vez le obsequie a ese mujer que en aquellos años era tan joven para manipular a mi antojo.
Lo único que podía agradecer a Garnier fue los matices que considero para mi teatro, de noche resultaban muy útiles para los propósitos que tenía planificados una vez instalado en los sótanos, en mi antiguo, frío y acogedor hogar, allí entre esas penumbras Giry solo contemplaba con ojos perdidos los finos detalles de la figura que tanto trabajo le costaba mantener -Imogen- susurre -Imogen- le llame con dura insistencia, cuando la máscara de porcelana se asomo por el reflejo y los ojos rojos limitados de su vista tras el cinco de noviembre le observaban con frialdad -Ni siquiera intentes voltear- ordene -Al menos que quieras despertar al mundo que mataré si empiezan a gritar con la cobardía que caracteriza a estos nuevos empleados del teatro- guarde silencio -Sabes que soy capaz, de eso y más…- amenazo sutilmente volviendo a ocultar el resto de la máscara ante la cegante luz de las dos velas gastadas que iluminaban el lugar -¿Muerto yo?- sonreí -No, no Imogen… las civilizaciones, la vida en este mísero planeta se puede ir apagando poco a poco pero hay algo que es eterno y que ni siquiera la misma naturaleza podrás destruir: El cielo y el infierno- inspire -Yo soy parte del infierno, una de sus llamas más crueles y abrazadoras que calcinan y desaparecen a cualquiera, y que sin importar incluso el agua bendecida por el hombre, bajo el patético pretexto de ser su intermediario podrá extinguir- abrí mis ojos deseosos de sangre, del mismo color de mi aterro placer- Espero que no se te haya olvidado tan rápido Imogen- su miedo percibido por mi propia experiencia sabia que le tenia controlada, era con un laso de Punjab invisible, pero que poco a poco el nudo iba aumentando fuerza, estrangulando apenas lo suficiente para que se mantuviera en silencio absoluto -En realidad no lo creo sino estarías dormida como las otras, tan tranquila, sin tener pesadillas con tu servil hombre de infierno y sombra- deslizando mi cuerpo entre la penumbra y con tal solo el leve sonido de mis suelas reconociendo los dominios donde seguramente la mariposa desahogaría en llanto, le explique -Hablando de consciencias y pesadillas… - detuve mis pasos en el otro oscuro costado del cuarto- Vas a volver a manchar tu vida y vas a agregar un nuevo relato a tu diario lleno de hipocresía y lamentos infantiles- finalmente enfatice -Tu me vas a hacer regresar al teatro- ella gimió en espanto -Imogen, Imogen… tu sabes que debo retornar, al menos que… te guste la idea de pudrirte en las calles por el resto de tu vida y… hasta donde yo recuerdo, tu sabes bien todo eso ¿No es así?… Erick volverá con o sin tu ayuda, si lo hace de tu mano la lealtad de siempre será recompensada pero si retorna sin tu ayuda puede que el músico decida que tu cabeza desprendida del resto de tu cuerpo sea un mejor escarmiento… ¿Que opinas Giry? ¿Te agrada el final que te aguarda de no acatar lo que te ordeno?- sonreí detrás de la poca tela, mueca malévola que se deleitaba con el sufrimiento ajeno.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/12/2011
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Re: El llanto de la mariposa (The Phantom)
Quedo inmóvil al ver esa máscara justo detrás suyo, de pronto las manos le temblaban como a una anciana, las piernas no respondían a la razón, la respiración se agitaba y el latir de su corazón podía provocar que se saliera de su pecho si no se controlaba, pero era algo complicado para Imogen, porque sabía que si era capaz de cumplir con sus amenazas y llevar todo a un extremo sangriento y lleno de horror, no quería más muertes en su consciencia, no quería arrancarse la vida solo por que la culpa le consumiera más rápido que las llamas a la velas a medio derretir en el altar del ángel.
-No gritaré- observo el espejo desde como en otras épocas podía vislumbrarle ligeramente con la única y enorme diferencia que es ese entonces no le tenia tanto miedo como ahora, que sus palabras no desataban tanta violencia y tanto rencor como lo hacían en ese momento -Yo sé perfectamente de lo que eres capaz, hasta donde puedes llegar si te provoco... solo lo hago por eso, no porque obedezca una orden tuya, esos tiempos terminaron cuando tu imperio se vino abajo- coloco una mano en su pecho y otra en el hombro, esas partes empezaban a dormirse, un cosquilleo recorría todo su cuerpo hasta las mejillas y las sienes donde pequeñas punzadas empezaban a ser el eco avisor de que el miedo estaba volviendo desproporcionado, ahogando poco a poco su entereza que siempre había mostrado aún enfrente del fantasma -Me conoces bastante bien, después de todo lo que paso, recordé vida tras vida que tu anunciabas como tu futura víctima, recuerdo el silencio que tenia que guardar si llegaba ver a la persona antes de morir, los primeros sentimientos que tuve cuando lo hice por complacer al salvador que me dio hogar y trabajo, que reconoció mi talento que después se aprovecho de eso para poder seguir manipulando su teatro, tu lograste que la Imogen original la consumiera un monstruo que se lleno de ambición y poder... un monstruo que te dio mi mente a cambio de seguir frente al coro de ballet...un monstruo que calcino mi empatía y las cenizas las transformo en falta de remordimiento- reclamaba, tratando de centrarse en su dolor, en su rencor que le revolvía el estomago vacío, que le hacia fruncir el ceño y que le hacia olvidar las inclemencias que el miedo le provocaba -Pero esa Imogen perdida volvió a renacer el día que el monstruo fue herido y entre el escupitajo de la sangre derramada para su beneplácito, salió una mujer con heridas y mordidas, pero entera y arrepentida de todo cuanto había hecho- respondió firme -Prefiero vivir en la miseria, en la calle, meditando un pedazo de pan que seguir bajo tu merced o evitame el dolor y arráncame la cabeza de una buena vez, as evitarás que corra a donde Sherlock Holmes para que te aprese y seas juzgado como yo ya lo he sido... Yo ya pague The Phantom... soy una acomodadora que vive de la propina de los clientes en las operas mediocres que ofrece el teatro, nadie me tiene confianza de los pocos que aún quedan del grupo de actores que solía trabajar para un simple hombre como tu... vivo de lo que puedo y esa es mi condena-por un momento su mirada se sumergió en el infinito oasis de los malditos recuerdos, en ese abismo profundo donde las sensaciones se volvían sombras que trataban de arrestarlas a un tortuoso infierno donde el demonio anfitrión fuese el miedo.
Entre la palma de sus manos la empuñadura de precioso metal plateado obsequiado por el que hora le amenazaba, era calentado y estrujado de tal forma que en cualquier momento tendría la suficiente fuerza para derretir y deformar semejante artesanía, sintió una gran necesidad de abandonar el lugar al precio que fuera -¿Que esperas?-reto -Arráncame la cabeza por desobedecer por primera vez después de treinta cuatro años de servir como una tonta a un hombre cualquiera con complejo de grandeza- dio media vuelta sin importar ya las ordenes de su antiguo amo -¡Ya no te tengo miedo!- golpeo el suelo de madera con la punta de su cayado, pero toda valentía se desplomo cuando de la nada una ráfaga de viento cegó a la luz con su densa oscuridad, cuando sus pasos dejaron de escucharse y la puerta se azoto de un solo golpe, su apoyo artificial cayo al suelo y comenzó con los síntomas del pánico de nuevo -No.. te... tengo... miedo- susurro cada vez más débil, hasta que voz se eclipso con el silencio y la incertidumbre que solo The Phantom podía provocar.
-No gritaré- observo el espejo desde como en otras épocas podía vislumbrarle ligeramente con la única y enorme diferencia que es ese entonces no le tenia tanto miedo como ahora, que sus palabras no desataban tanta violencia y tanto rencor como lo hacían en ese momento -Yo sé perfectamente de lo que eres capaz, hasta donde puedes llegar si te provoco... solo lo hago por eso, no porque obedezca una orden tuya, esos tiempos terminaron cuando tu imperio se vino abajo- coloco una mano en su pecho y otra en el hombro, esas partes empezaban a dormirse, un cosquilleo recorría todo su cuerpo hasta las mejillas y las sienes donde pequeñas punzadas empezaban a ser el eco avisor de que el miedo estaba volviendo desproporcionado, ahogando poco a poco su entereza que siempre había mostrado aún enfrente del fantasma -Me conoces bastante bien, después de todo lo que paso, recordé vida tras vida que tu anunciabas como tu futura víctima, recuerdo el silencio que tenia que guardar si llegaba ver a la persona antes de morir, los primeros sentimientos que tuve cuando lo hice por complacer al salvador que me dio hogar y trabajo, que reconoció mi talento que después se aprovecho de eso para poder seguir manipulando su teatro, tu lograste que la Imogen original la consumiera un monstruo que se lleno de ambición y poder... un monstruo que te dio mi mente a cambio de seguir frente al coro de ballet...un monstruo que calcino mi empatía y las cenizas las transformo en falta de remordimiento- reclamaba, tratando de centrarse en su dolor, en su rencor que le revolvía el estomago vacío, que le hacia fruncir el ceño y que le hacia olvidar las inclemencias que el miedo le provocaba -Pero esa Imogen perdida volvió a renacer el día que el monstruo fue herido y entre el escupitajo de la sangre derramada para su beneplácito, salió una mujer con heridas y mordidas, pero entera y arrepentida de todo cuanto había hecho- respondió firme -Prefiero vivir en la miseria, en la calle, meditando un pedazo de pan que seguir bajo tu merced o evitame el dolor y arráncame la cabeza de una buena vez, as evitarás que corra a donde Sherlock Holmes para que te aprese y seas juzgado como yo ya lo he sido... Yo ya pague The Phantom... soy una acomodadora que vive de la propina de los clientes en las operas mediocres que ofrece el teatro, nadie me tiene confianza de los pocos que aún quedan del grupo de actores que solía trabajar para un simple hombre como tu... vivo de lo que puedo y esa es mi condena-por un momento su mirada se sumergió en el infinito oasis de los malditos recuerdos, en ese abismo profundo donde las sensaciones se volvían sombras que trataban de arrestarlas a un tortuoso infierno donde el demonio anfitrión fuese el miedo.
Entre la palma de sus manos la empuñadura de precioso metal plateado obsequiado por el que hora le amenazaba, era calentado y estrujado de tal forma que en cualquier momento tendría la suficiente fuerza para derretir y deformar semejante artesanía, sintió una gran necesidad de abandonar el lugar al precio que fuera -¿Que esperas?-reto -Arráncame la cabeza por desobedecer por primera vez después de treinta cuatro años de servir como una tonta a un hombre cualquiera con complejo de grandeza- dio media vuelta sin importar ya las ordenes de su antiguo amo -¡Ya no te tengo miedo!- golpeo el suelo de madera con la punta de su cayado, pero toda valentía se desplomo cuando de la nada una ráfaga de viento cegó a la luz con su densa oscuridad, cuando sus pasos dejaron de escucharse y la puerta se azoto de un solo golpe, su apoyo artificial cayo al suelo y comenzó con los síntomas del pánico de nuevo -No.. te... tengo... miedo- susurro cada vez más débil, hasta que voz se eclipso con el silencio y la incertidumbre que solo The Phantom podía provocar.
Imogen Giry- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 25/03/2015
Re: El llanto de la mariposa (The Phantom)
-Que conmovedor- clame entre la azarosa penumbra y moviendo mis pasos en dirección a otros rincones del pequeño recinto, en un fructífero intento por separar nuestras miradas unidas por falsedad que ofrecen los espejos -¿Así que ya no me temes Imogen?- cuestione sarcásticamente, como si en vez de haberme dicho una advertencia, me hubiesen contado una maldita broma de mal gusto -Si no me temes, entonces... ¿Porque tu voz se eclipsa cada vez que me ves enfurecerme, cada vez que me ves desaparecer como ahora lo hago?- el silencio absoluto fue su respuesta a mis interrogantes -Aun no te he cortado la lengua Imogen- contemple divertido la forma en como su miedo le había llevado a tomarse las manos y cubrirse la boca, com vigilaba cada punto que su miserable vista mortal intentaba vislumbrar para ella lo mejor posible a esa sombra silenciosa que no hacia más que disfrutar tranquilamente de su terror, de sus sensaciones expresadas en muecas tan extrañas y conocidas para mí, adoraba el retumbe de sus latidos acelerados en mis oídos, eso solo provocaba la estimulante dicha de imaginar la sangre correr, en mis manos, en mi garganta, saciando con su sabor metálicamente salado mi sed infernal -Ahora- retome la palabra, en el momento preciso en que mis pasos se detuvieron en un enorme vitral de colores azules y blanquecinos, que daban cuenta de la figura angelical dibujada en él cada vez que la luz cegante y mortal le atravesaba, luz que ahora dejaba ver el tono pálido de la máscara pulida en mármol -Dime tu... ¿Desde cuando has tenido consciencia?... vamos Giry no te hagas inocente que yo aquí lo se todo antes que los mismos involucrados o ¿Acaso crees que ignoro que fue por tu causa que tu hermana se lesionara de forma tan terrible para que no pudiese regresar al ballet?- observe su nueva postura, interesante despertar de el sentido humano del bien y el mal en una arpía como aquella que dejaba caer el bastón -Si Giry, lo sé... tu estabas celosa solo porque elogie su arte en vez del tuyo que apenas iba en ascenso, te ensañaste con ella una vez que te puse al frente y le destrozaste de forma deliberada cada ligamento de sus tobillos y no hace falta que lo niegues... porque yo lo vi todo- reí lento y sutil -Sabías que de seguir bailando así mis ojos se centrarían en su arte... el arte, ¡La única maldita razón por lo que les di alojamiento en mi teatro!- espete, furioso exclame -¡Tenia planes para ella Imogen y tu... sabandija lo echaste todo a perder!- mi respiración se acelero, mis ojos parecieron encenderse como el vitral que se iluminaba por cuenta de la luna -Pero no te mate- continúe entre dientes -No te mate porque aún me servias... ¡Y ahora así me agradeces que ni siquiera denunciara tu pecado con todos los demás cuando encontraran tu cuerpo columpiándose de las barandillas de la parrilla del telar, sin tobillos, con el cuello desgarrado y desangrada ante la falta de tus extremidades! ¡Con algo ingenioso que se me ocurriera al momento para recordarles a todos tu vergüenza!- me fui contra ella, tomándola del cuello, azotando su cabeza contra el espejo que se hizo añicos sin que alguno lograra desprenderse de su victoriano marco dorado, mis ojos le vieron fijo, hundidos en la presión de mis manos que temblaban ante la fuerza que estaba siendo ejercida para no romperle el cuello de una vez, observando sus venas azules resaltar de su cuello largo y delgado que se teñía de rojo al estrujarle -Estupida víbora, traidor animal rastrero que primero te enredas y después muerdes... pero te tengo una noticia, al diablo nadie le mata, ni el veneno más potente, ni el guerrero cargado de fuertes hierros puede con él... entonces ¿Porque habría de pasar lo mismo con su hijo?- el ceño deforme detrás de la máscara de porcelana se fruncía de alguna extraña forma, contemplando después como unas pequeñas gotas de sangre habían quedado impregnadas al espejo -¡Vas a hacer lo que yo te diga, lo que yo te ordene! ¡Porque desde el infeliz momento en que caíste en este teatro,cuando empezaste a trabajar para embellecer mi ballet, para ser mi única emisaria, desde ese momento Imogen Giry eras mía!- le sostenía con saña -¡Todo el que trabaja en ese sacro lugar, queda bajo mi merced, es mío... por eso yo decido quien muere y quien no, quien hace que y como... Yo soy amo y señor de toda vida y destino que se alberga en este lugar, porque soy el ángel de la muerte!- le azote una vez más contra el espejo dejándola caer sin esperar su reacción, desde allí, en las alturas le observaba altivamente tratando de coger el poco aire que su organismo le permitía -Eso estaba en tu contrato, con letras escritas en sangre- culmine severo, con ojos inquisitivos, viendo hacia mis pies forrados de brillante charol negro -Ahora Imogen, me vas a ayudar a retornar a mi reino, te guste o no... esto que te hice, esto por lo que te quejas, no es nada comparado con el precio tan alto con el que deberás pagarme si sigues desobedeciendo al hijo del demonio... te juro que tu muerte será más que dolorosa, terminaras irreconocible ante los ojos ajenos y todo lo que has hecho se sabrá... ¡Eso te lo juro!- empuje la capa hacia atrás, bruscamente me deslice hacia las sombras, ignorando todo sonido, todo quejido de dolor -¿Que dirán tus padres ya ancianos, idealizando a una hija como tu, que arruino a su hermana por ambición, por poder... por celos enfermizos al arte ajeno... al arte de su propia sangre?- celebre victorioso de la tortura verborréica que de mis escasos labios se desprendía -¿Sigues sin tenerme miedo?- tras la máscara se dibujo la sonrisa de un tirano, que disfrutaba de toda una escena sangrienta con beneplácito, de la fragilidad de su enemigo, de la caída inminente que habría de obligarla a doblegarse ante las llamas del infierno.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
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Re: El llanto de la mariposa (The Phantom)
Y la mariposa lloraba, sabía que sus alas habían sido arrancadas desde hacia tiempo y él... él era su único sustento, era el único capaz de hacerla volar y con tal de conseguir la sensación de la brisa fresca del verano y la más amarga en el invierno había hecho todo de lo que ola nunca se creía capaz.
Alli en el piso, un va y ven de recuerdos y de experiencias pasadas donde la muerte se había hecho presente comenzaron a atormentarle, los ecos sonoros de cada alma arrebatada torturaban y dolían más que las heridas que el espejo y la mano artificial del hombre pudo provocar, no importaba el fresco de la sangre que de pronto de su nuca empezaba a desprenderse, ni del pelo hecho una maraña donde alguna vez hubo una larga trenza -Te tengo miedo- mascullo entre dientes -Pero también...- y entonces se detuvo, más alla de que los dedos temblaran, la voz se quebrara y la cabeza punzará, la verdad que ocultaba desde el momento mismo en que vio aunque sea solo un indicio de su silueta en el espejo o en las paredes del palco y los muros del teatro, había convertido el agradecimiento en algo más -Si bien es cierto que todos somos tuyos, en este tu reino, tu palacio.. yo soy la que ha sido completamente tuya, soy la que más ha pendido de tu merced sanguinaria y la única que se ha salvado de tu sed.. y he sido tuya de muchas formas en mi mente, donde los deseos más profundos se dibujan para calmar al corazón que anhela lo inalcanzable y prohibido, donde tu misterio me envuelve y las rosas son mías, donde mi vida te corresponde de la forma más fiel como lo es en la realidad-aguardo en silencio, esperando un movimiento que jamás ocurrió, entonces se limto a estirar su mano ya marcada y maltratada por los años para alcanzar el bastón que se haya justo arriba de ella, esa mujer esperaba que The Phantom interpretará de cualquier forma lo que sus palabras representaban, lo que se escondían tras de si, pero lo dudaba, si algo sabía es que él, no reconocía emociones, carecía de empatía sobre todo con el mortal común y corriente, como en su caso, una bailarina anónima, con los días contados como cualquier otro humano y con la fragilidad propia de la piel y el hueso -Pero a veces- ella reparo con la dolencia encima -De tanto soñar con aquello, el dolor aparece de pronto, el descenso es sorpresivo y la caída es tan dura que... las alas se rompen, el pequeño ser enamorado del cielo cae en la cuenta de su realidad hace remembranza de su vida, sabe que por seguir el vuelo tuvo que sacrificar a otras de sus compañeras en el camino, entregándoselas al mismo firmamento del que esta enamorada, se da cuenta que la caída fue justa y sin embargo allí comienza el llanto de la mariposa, derrama lagrimas de sangre y pena e implora que a la brevedad sea asesinada por su cielo, por el viento- levanta el rostro y lo mueve de un lado a otro, buscando de él sus ojos carmín, en su mente la idea de la muerte empoza a rondar con fuerza, ve a su salvador en vida también le puede salvar en muerte -Mátame The Phantom- ruega, incorporándose, quedando de rodillas, sosteniendo su peso del largo y elegante bastón -Soy una mortal, un ejemplar de aquellos que detestas... además ya estoy vieja, no te serviré como la emisaria rápida y eficiente que solías tener en un pasado no muy lejano, además la conciencia no me dajará proseguir... te defraudaré lo sé, fastidiaré todo en el ballet, los movimientos se hacen- la silueta se diviso por instantes, reflejando un no en instantes precisos y rápidos que dieron tiempo para esfumarse en la oscuridad del muro enladrillado - En ese caso- se levanto con brusquedad -No rogaré más muerte entonces porque no permanecerás aquí, ¿Entendiste?- cuestiono -Te largas ahora mismo de este teatro, porque si es que te debía algo ya ¡Lo pague!- exclama y su figura enérgica y dura emerge -Entonces y también en este caso ya no tengo miedo de ti, porque sé perfectamente que no me darás muerte- saca su pañuelo violeta y limpio la sangre que aún intentaba incrustarse en la vieja piel -Ya no te debo nada- asegura y entonces una pequeña no mayor a los cuatro años le llama inconsolablemente, le pregunta a su madre que creyó haber escuchado gritos y lamentos, Giry para seguridad de la criatura se negó a que se quedará y le devolvió por el mismo camino hacia los dormitorios -Como te decía- dijo la mujer, de faldas largas y detalles un tanto oscuros volvió su mirada donde unos ojos carmesí volvieron a aparecer de pronto, destacándose entre el negro de la noche -No te debo nada porque ya te he dado todo cuanto tengo- decide utilizar la indiferencia como el escudo que habrá de protegerle, da media vuelta, pretendiendo retirase.
Alli en el piso, un va y ven de recuerdos y de experiencias pasadas donde la muerte se había hecho presente comenzaron a atormentarle, los ecos sonoros de cada alma arrebatada torturaban y dolían más que las heridas que el espejo y la mano artificial del hombre pudo provocar, no importaba el fresco de la sangre que de pronto de su nuca empezaba a desprenderse, ni del pelo hecho una maraña donde alguna vez hubo una larga trenza -Te tengo miedo- mascullo entre dientes -Pero también...- y entonces se detuvo, más alla de que los dedos temblaran, la voz se quebrara y la cabeza punzará, la verdad que ocultaba desde el momento mismo en que vio aunque sea solo un indicio de su silueta en el espejo o en las paredes del palco y los muros del teatro, había convertido el agradecimiento en algo más -Si bien es cierto que todos somos tuyos, en este tu reino, tu palacio.. yo soy la que ha sido completamente tuya, soy la que más ha pendido de tu merced sanguinaria y la única que se ha salvado de tu sed.. y he sido tuya de muchas formas en mi mente, donde los deseos más profundos se dibujan para calmar al corazón que anhela lo inalcanzable y prohibido, donde tu misterio me envuelve y las rosas son mías, donde mi vida te corresponde de la forma más fiel como lo es en la realidad-aguardo en silencio, esperando un movimiento que jamás ocurrió, entonces se limto a estirar su mano ya marcada y maltratada por los años para alcanzar el bastón que se haya justo arriba de ella, esa mujer esperaba que The Phantom interpretará de cualquier forma lo que sus palabras representaban, lo que se escondían tras de si, pero lo dudaba, si algo sabía es que él, no reconocía emociones, carecía de empatía sobre todo con el mortal común y corriente, como en su caso, una bailarina anónima, con los días contados como cualquier otro humano y con la fragilidad propia de la piel y el hueso -Pero a veces- ella reparo con la dolencia encima -De tanto soñar con aquello, el dolor aparece de pronto, el descenso es sorpresivo y la caída es tan dura que... las alas se rompen, el pequeño ser enamorado del cielo cae en la cuenta de su realidad hace remembranza de su vida, sabe que por seguir el vuelo tuvo que sacrificar a otras de sus compañeras en el camino, entregándoselas al mismo firmamento del que esta enamorada, se da cuenta que la caída fue justa y sin embargo allí comienza el llanto de la mariposa, derrama lagrimas de sangre y pena e implora que a la brevedad sea asesinada por su cielo, por el viento- levanta el rostro y lo mueve de un lado a otro, buscando de él sus ojos carmín, en su mente la idea de la muerte empoza a rondar con fuerza, ve a su salvador en vida también le puede salvar en muerte -Mátame The Phantom- ruega, incorporándose, quedando de rodillas, sosteniendo su peso del largo y elegante bastón -Soy una mortal, un ejemplar de aquellos que detestas... además ya estoy vieja, no te serviré como la emisaria rápida y eficiente que solías tener en un pasado no muy lejano, además la conciencia no me dajará proseguir... te defraudaré lo sé, fastidiaré todo en el ballet, los movimientos se hacen- la silueta se diviso por instantes, reflejando un no en instantes precisos y rápidos que dieron tiempo para esfumarse en la oscuridad del muro enladrillado - En ese caso- se levanto con brusquedad -No rogaré más muerte entonces porque no permanecerás aquí, ¿Entendiste?- cuestiono -Te largas ahora mismo de este teatro, porque si es que te debía algo ya ¡Lo pague!- exclama y su figura enérgica y dura emerge -Entonces y también en este caso ya no tengo miedo de ti, porque sé perfectamente que no me darás muerte- saca su pañuelo violeta y limpio la sangre que aún intentaba incrustarse en la vieja piel -Ya no te debo nada- asegura y entonces una pequeña no mayor a los cuatro años le llama inconsolablemente, le pregunta a su madre que creyó haber escuchado gritos y lamentos, Giry para seguridad de la criatura se negó a que se quedará y le devolvió por el mismo camino hacia los dormitorios -Como te decía- dijo la mujer, de faldas largas y detalles un tanto oscuros volvió su mirada donde unos ojos carmesí volvieron a aparecer de pronto, destacándose entre el negro de la noche -No te debo nada porque ya te he dado todo cuanto tengo- decide utilizar la indiferencia como el escudo que habrá de protegerle, da media vuelta, pretendiendo retirase.
Imogen Giry- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 25/03/2015
Re: El llanto de la mariposa (The Phantom)
La discusión seguia un acalorado curso, de pronto la paciencia se agotaba y ya no quedaba en mi algún diminuto rasgo de control, era sin duda alguna cuestión de tiempo para que no hiciera de ella algo mucho más atroz que el acto del espejo ¡Nadie osaba en correrme de mi teatro, nadie! ¡Ni el mismo Leviathán pudo hacerlo en su momento!, la mano enfundada en piel oscura se levantaba cada vez más apunto estaba de chocar con su mejilla, de dar una bofetada que dejara en claro con quién hablaba pero entonces ella apareció, me aleje de la escena observando con cautela a la pequeña niña que espantada corroa a los brazos de Imogen, sus brazos diminutos apenas si alcanzaban a rodear sus piernas, hablaba apenas de forma entendible, sollozaba y en cada insolación sus rizos de un rubio bastante claro ocultaron de mi vista sus ojos verdes y redondos... entonces mi boca dibujo un retorcida y deforme mueca, un gesto victorioso ante la oportunidad de lanzar un nuevo as al juego yacía perpetuado debajo de la blanquecina máscara, el carmesí absorbió la escena tranquilamente, hasta que volvió a su violencia una vez que la niña se había retirado, escuche sus palabras sin objetar, mientras caminaba y acariciaba con la llena de mis dedos, los porta velas de oro que iluminaban al ser celeste, la puerta volvió abrirse ante su toque y la brisa acudió a mi llamado, de forma agresiva azoto la puerta impidiéndole la salida.
-¿A donde crees que vas estúpida mujerzuela?- espete tomando la base que sostenía la única vela encendida para los dos -Aquí nada ha terminado aún, hasta que yo decida que ha sido suficiente- ella pensaba decir algo pero su voz se vio apocada con la entereza en que la mía se desprendía de mis labios -No moverás ni un solo pie hasta que yo así te lo ordene- movía la vela de forma que solo iluminara el camino por el cual marchaban mis zapatos, quería propagar en ella el terror tan fugazmente como la llama lo hacia a la habitación -¡¿Como has tenido la osadía de correrme de mi propio teatro?! ¿¡Como cuando tu eres la que debías estar pudriéndote en la miseria que las calles ofrecen!?...- guarde silencio por un instante -Has entendido mal las reglas de nuestro oscuro juego- la sombra continuaba caminando hacia ella, la máscara aun permanecía en el anonimato, dando la ilusión de que la vela por si sola yacía en el aire avanzando hacia su dirección -Yo no te estoy pidiendo que me autorices o no el regreso a lo que es mío, jamás me oirás pedir algo aún mortal Giry... yo ¡Te estoy ordenando que volverás a trabajar para mi!- exclame con brusquedad -¡Te estoy ordenando que llevaras a cada miserable administrador mis notas con mis exigencias y mi respectivo pago mensual por pisar mis dominios! ¡Seras mi voz, mis manos, mi rostro en medio de los mediocres que trabajan aquí! ¡Serás reinstalada a tu puesto y hay de aquel que se atreva a dudar de ti porque terminaran muertos, como los pocos que hasta esta noche respiraban y hablaban blasfemias de ti a tus espaldas!- advertí con más tranquilidad después -Ya no hay nadie de tus tiempos, todo el mugriento personal es... nuevo-.
Ella negaba y retrocedia conforme el sonido de mi voz avanzaba hacia ella -Si Giry, están muertos para el beneficio de los dos...- mis pasos detuvieron sin aviso previo, de pronto estaba consciente de que mi cuerpo a sus ojos estaba descubierto -Los he quitado del camino con el fin de que puedas hacer la bondad que te exijo hacia tu protector, hacia el pasado que tuvimos como alumna y mentor- suspire -De lo contrario- dije con sublime placer -Me verás obligado a hacer desaparecer al espécimen perfecto que atravesó esa puerta implorando tu protección, desaparecerá como muchos otros en medio los contrastes que solo la sangre y mis sombras pueden proporcionar, en las manos del ángel de la muerte... desaparecerá aquí, perecerá... en mi teatro- finalmente camine un poco más hacia ella, mientras hablaba -Esa criatura no es tuya, sé que ya no podías concebir pero... noto que esta llena vida, llena de tu difunta hermana ¿No es así?- reí suavemente -Oh Imogen Giry, al parecer no me has dado todo lo que posees- advertí mientras ella había quedado inmóvil ante mis palabras, yo sonreía con maldad, con ese sentir que me hacia sentir vivo y con el poder de dominio entre mis manos.
-¿A donde crees que vas estúpida mujerzuela?- espete tomando la base que sostenía la única vela encendida para los dos -Aquí nada ha terminado aún, hasta que yo decida que ha sido suficiente- ella pensaba decir algo pero su voz se vio apocada con la entereza en que la mía se desprendía de mis labios -No moverás ni un solo pie hasta que yo así te lo ordene- movía la vela de forma que solo iluminara el camino por el cual marchaban mis zapatos, quería propagar en ella el terror tan fugazmente como la llama lo hacia a la habitación -¡¿Como has tenido la osadía de correrme de mi propio teatro?! ¿¡Como cuando tu eres la que debías estar pudriéndote en la miseria que las calles ofrecen!?...- guarde silencio por un instante -Has entendido mal las reglas de nuestro oscuro juego- la sombra continuaba caminando hacia ella, la máscara aun permanecía en el anonimato, dando la ilusión de que la vela por si sola yacía en el aire avanzando hacia su dirección -Yo no te estoy pidiendo que me autorices o no el regreso a lo que es mío, jamás me oirás pedir algo aún mortal Giry... yo ¡Te estoy ordenando que volverás a trabajar para mi!- exclame con brusquedad -¡Te estoy ordenando que llevaras a cada miserable administrador mis notas con mis exigencias y mi respectivo pago mensual por pisar mis dominios! ¡Seras mi voz, mis manos, mi rostro en medio de los mediocres que trabajan aquí! ¡Serás reinstalada a tu puesto y hay de aquel que se atreva a dudar de ti porque terminaran muertos, como los pocos que hasta esta noche respiraban y hablaban blasfemias de ti a tus espaldas!- advertí con más tranquilidad después -Ya no hay nadie de tus tiempos, todo el mugriento personal es... nuevo-.
Ella negaba y retrocedia conforme el sonido de mi voz avanzaba hacia ella -Si Giry, están muertos para el beneficio de los dos...- mis pasos detuvieron sin aviso previo, de pronto estaba consciente de que mi cuerpo a sus ojos estaba descubierto -Los he quitado del camino con el fin de que puedas hacer la bondad que te exijo hacia tu protector, hacia el pasado que tuvimos como alumna y mentor- suspire -De lo contrario- dije con sublime placer -Me verás obligado a hacer desaparecer al espécimen perfecto que atravesó esa puerta implorando tu protección, desaparecerá como muchos otros en medio los contrastes que solo la sangre y mis sombras pueden proporcionar, en las manos del ángel de la muerte... desaparecerá aquí, perecerá... en mi teatro- finalmente camine un poco más hacia ella, mientras hablaba -Esa criatura no es tuya, sé que ya no podías concebir pero... noto que esta llena vida, llena de tu difunta hermana ¿No es así?- reí suavemente -Oh Imogen Giry, al parecer no me has dado todo lo que posees- advertí mientras ella había quedado inmóvil ante mis palabras, yo sonreía con maldad, con ese sentir que me hacia sentir vivo y con el poder de dominio entre mis manos.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
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Re: El llanto de la mariposa (The Phantom)
Quedo amparada de una pared cuando todo maltrato pareció haber terminado, con el paso de la discusión los ojos de Giry se fueron humedeciendo cada vez más, pero la brusquedad o la violencia con que fue tratada hasta el final no fue sin duda la causa de su terrible pesar que oprimía el pecho herido de la dama, sino aquellas palabras que nacieron precisamente de la herida profunda que provocaba el ángel, el demonio, el genio... no había comprendido que ella era suya... no había entendido que muchas veces soñó con conocer sus dominios en los cimientos del teatro, viviendo a su lado sin objeción, in despreciar lo que había detrás de la máscara, durmiendo en su lecho, entregándose cada noche a ese que ahora no era más que un monstruo irreconocible que jamás pensó ser capaz de hacer cosa tan atroz.
Se quedo sin defensa, ni siquiera tuvo valor para verle a la máscara, a los ojos carmín que estaban absortos en su espalda -¿Que dices ángel mío? ¿Como eres capaz de hacer algo como aquello?- respondió débil, con lagrimas en su rostro, tibias e hirientes que no tenían piedad de sus mejillas por donde descendían pesadas -Por más de un año me hiciste creer que estabas muerto y ahora bajo amenazas esperas que me someta a tu voluntad, sin poner objeción- hablo entre sollozos, con la voz entrecortada y el llanto reprimido, su postura apenas indicaba fortaleza, su espalda hallábase encorvada, con una mano apoyada en la pared y otra en su boca que era la que intentaba callar todo dolor, eliminar las huellas del llanto con un pañuelo de seda blanco -Ni de una niña que nunca te ha hecho el menor daño te condueles- dijo después de un momento de silencio -¡Por el amor de Dios The Phantom!- exclamo -Tiene cuatro años, apenas empieza a vivir, apenas empieza a descubrir el mundo, este mundo... este reino que volverá a ser de tu completo dominio- entonces el entrecejo se frunció -¡¿Como puedes pensar en matar a una niña?!- se giro dandole la cara, su piel se volvió rojiza, sus ojos cristalinos, sus ojeras se hicieron marcadas, su corazón latía de prisa, era el miedo... miedo por él, miedo por ella... miedo por su vida, después de todo si The Phantom pensaba en el asesinato de una niña ¿que podía esperar en sus manos hacia su existencia? -¡¿Que clase de monstruo eres tu?!- se puso a la defensiva -¿Quién eres tú?- cuestiono con tono más bajo a su voz anterior -¡Después de todo lo que he hecho por ti, de todos los castigos que he recibido por mis múltiples crímenes por servirte!- pero todas sus fuerzas fueron derribadas por la sombra sin haberse movido siquiera, allí estaba él, impasible como siempre, con su mirada imperturbable, la seriedad impresa en sus labios, la luz iluminando medio rostro, medio cuerpo, ese que ahora había cambiado de ropajes, traía gabardina larga oscura, fina y de elegantes cortes, su mascada de seda bordada y el cuello cubierto por el cuello blanco de la camisa, lucia más alto de lo que recordaba y hacia de su presencia algo aún más imponente, el sentimiento de Giry por él genio, era tan traidor como él, pero también era cierto que debía defender a su sobrina a capa y espada, era lo único que le quedaba de esa joven a la que arruino su vida dentro del ballet -No puedes- argumento sin embargo -¡Tu no puedes hacerme esto!- volvió su aire hostil, dejo de encorvarse ante él -¿Porque he de servirte? No serías capaz The Phantom...¡No serias capaz de aniquilar a una niña con tal de servirte!-
Se quedo sin defensa, ni siquiera tuvo valor para verle a la máscara, a los ojos carmín que estaban absortos en su espalda -¿Que dices ángel mío? ¿Como eres capaz de hacer algo como aquello?- respondió débil, con lagrimas en su rostro, tibias e hirientes que no tenían piedad de sus mejillas por donde descendían pesadas -Por más de un año me hiciste creer que estabas muerto y ahora bajo amenazas esperas que me someta a tu voluntad, sin poner objeción- hablo entre sollozos, con la voz entrecortada y el llanto reprimido, su postura apenas indicaba fortaleza, su espalda hallábase encorvada, con una mano apoyada en la pared y otra en su boca que era la que intentaba callar todo dolor, eliminar las huellas del llanto con un pañuelo de seda blanco -Ni de una niña que nunca te ha hecho el menor daño te condueles- dijo después de un momento de silencio -¡Por el amor de Dios The Phantom!- exclamo -Tiene cuatro años, apenas empieza a vivir, apenas empieza a descubrir el mundo, este mundo... este reino que volverá a ser de tu completo dominio- entonces el entrecejo se frunció -¡¿Como puedes pensar en matar a una niña?!- se giro dandole la cara, su piel se volvió rojiza, sus ojos cristalinos, sus ojeras se hicieron marcadas, su corazón latía de prisa, era el miedo... miedo por él, miedo por ella... miedo por su vida, después de todo si The Phantom pensaba en el asesinato de una niña ¿que podía esperar en sus manos hacia su existencia? -¡¿Que clase de monstruo eres tu?!- se puso a la defensiva -¿Quién eres tú?- cuestiono con tono más bajo a su voz anterior -¡Después de todo lo que he hecho por ti, de todos los castigos que he recibido por mis múltiples crímenes por servirte!- pero todas sus fuerzas fueron derribadas por la sombra sin haberse movido siquiera, allí estaba él, impasible como siempre, con su mirada imperturbable, la seriedad impresa en sus labios, la luz iluminando medio rostro, medio cuerpo, ese que ahora había cambiado de ropajes, traía gabardina larga oscura, fina y de elegantes cortes, su mascada de seda bordada y el cuello cubierto por el cuello blanco de la camisa, lucia más alto de lo que recordaba y hacia de su presencia algo aún más imponente, el sentimiento de Giry por él genio, era tan traidor como él, pero también era cierto que debía defender a su sobrina a capa y espada, era lo único que le quedaba de esa joven a la que arruino su vida dentro del ballet -No puedes- argumento sin embargo -¡Tu no puedes hacerme esto!- volvió su aire hostil, dejo de encorvarse ante él -¿Porque he de servirte? No serías capaz The Phantom...¡No serias capaz de aniquilar a una niña con tal de servirte!-
Imogen Giry- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 25/03/2015
Re: El llanto de la mariposa (The Phantom)
Me mostraba complacido, sumamente satisfecho del miedo que desencadenaba su adentros, adoraba esa sensación de dominio...
Escuche palabra a palabra con postura imperturbable, con la mirada impasible y lejos de anonimato de mis sombras, tras la máscara sonreía, la victoria era mía, su voz, sus contrastes su falta de valía para darme la cara me demostraban que mis conjeturas no estaban lejos de una realidad futura que se escuchaba, se percibía cercana...era yo el verdugo que impaciente espera por las ordenes de ejecución dictadas por el Santo Oficio, quería ver la cabeza rodar por la plataforma de madera en medio de las miradas crueles, de los prejuicios inquisitivos de toda una sociedad con doble moral.
De pronto todo se tiño de los colores amargos de la ausencia de las palabras, solo su mirada cristalina y la huella que deja la tristeza en los rostros humanos esperaba expectantes a las respuestas de las exclamaciones nacidas de lo más profundo de la desesperación -Ah... Imogen Giry- le nombre despacio, apenas audible para los dos, con la misma postura de la que me había adueñado, la cabeza altiva, apenas bajándola para poder encontrarme con sus ojos -¿Has acabado ya de dramatizar?- cuestione si dolo, sin remordimientos -Por algo es que te considere en la escena desde un principio- continué tranquilo -¿Pero sabes algo?- clame después de un suspiro reflexivo -No eres la primera en hacerlo... es reacción innata de los hombres objetar a la muerte de sus decisiones- entonces aleje mi vista de la suya, contemple la atmósfera en que todo se envolvía, la complicidad de las sombras en los rincones, el confort que ofrecía la media luz de las velas, el azul de los muros y el ángel plasmado en el altar cuyos colores carecían de intensidad ante la falta de luminosidad, era todo lo contrario al ángel oscuro que hablaba, que caminaba sin perder de vista todo detalle de su recinto, incluyendo de Imogen, ese ángel de alas negras que imponente manejaba su silencio y la ausencia de gestos en los labios deformes, cuya sombra cayó sobre su víctima -Es de la naturaleza humana la omnipotencia- el eco opaco de mi voz rompió las barreras de la ausencia del sonido -El hombre siempre se ha creído dueño de todo incluso de su propia vida, de la existencia de los que le rodean, de la respiración y los días de sus seres amados, entonces cuando la muerte llega, objetan, discuten, se niegan y encolerizan con ella porque todo mortal sabe que es la única capaz de romper su falsa careta de amos, dejando al descubierto la debilidad con la que nacen, rompiendo la mentira para mostrarles a sus ojos que ellos no absolutamente dueños de nada, ni siquiera de ellos mismos- mi paso se detuvo, le volví a mirar, aburrido de mi discurso, dejando libre la rabia que debía aplicar tras semejantes insultos dichos hace minutos atrás -Y tu me has demostrado que ni siquiera una niña nacida de otro vientre se salva de la omnipotencia vana del hombre, de los padres, de los tutores ¿Cierto?- sonreí -Yo tengo todo derecho de llevarme a esa niña si así lo deseo, porque yo si puedo jactarme de ser dueño absoluto de todo, solo por el primogénito del diablo, por haber obtenido las alas del ángel de la muerte- entonces mis dedos se contrajeron, el puño se cerro de pronto -¡Que me importa si empieza a vivir, si tiene un mes o cuatro años de vida!... la muerte no discrimina por raza, color, edad o credo, ¡Yo no soy ningún monstruo, deje serlo hace mucho tiempo Imogen!- espete con los ojos malva completamente encendidos, rubíes brillantes en la oscuridad que contenían al propio infierno dentro de si, que absorbían la imagen de la mujer, calcinándola entre las llamas invisibles de mi mente -¡Soy el maldito ángel de de la muerte Giry!- exclame de pronto, con mis pasos hacia ella dirigidos, fuertes, agresivos y rápidos que permitieron alcanzarle, mis manos dejaron libres a mis dedos para que estos se apoyaran en sus antebrazos temblorosos y doloridos como producto de mi fuerza desmedida -¡Me devolverás mi lugar en el teatro, en mi reino.... porque estoy muriendo en el anonimato!- le sacudía con brusquedad, mientras ella llena de espanto intentaba escaparse de mi agarre desmedido -¡Trabajarás para mi! ¡Trabajarás para mi o tomaré sin misericordia todo cuanto más amas en esta vida!- le arroje entonces al piso, oí su peso caer contra el suelo y desde las alturas la sombra agitada le observo enfurecida -¡Oh y créeme que puedo!- grite de golpe -¡Incendie todo un teatro, he asesinado a elencos completos, he tomado vidas de asistentes a mis obras, he exhibido a los cadáveres en el escenario sin remordimiento, he hecho de los cuerpos lo que se me place incluyendo dejarlos irreconocibles, e incinerado personas en un pasado del que desconoces!- entonces negué con la cabeza -Entonces matar a una niña no seria nada novedoso para mí- dije más tranquilo -Con todo ese historial, con un rostro deforme que esconde la máscara... ¿Crees que no seria capaz?- descendí apoyado sobre mis rodillas hasta donde ella -Créeme, un hombre tan horrible como yo es capaz de hacer cualquier cosa- amenace por ultima vez, imperturbable sin levantarme aún, contemplando sus reacciones, alimentándome de su preocupación y sus miedos.
Escuche palabra a palabra con postura imperturbable, con la mirada impasible y lejos de anonimato de mis sombras, tras la máscara sonreía, la victoria era mía, su voz, sus contrastes su falta de valía para darme la cara me demostraban que mis conjeturas no estaban lejos de una realidad futura que se escuchaba, se percibía cercana...era yo el verdugo que impaciente espera por las ordenes de ejecución dictadas por el Santo Oficio, quería ver la cabeza rodar por la plataforma de madera en medio de las miradas crueles, de los prejuicios inquisitivos de toda una sociedad con doble moral.
De pronto todo se tiño de los colores amargos de la ausencia de las palabras, solo su mirada cristalina y la huella que deja la tristeza en los rostros humanos esperaba expectantes a las respuestas de las exclamaciones nacidas de lo más profundo de la desesperación -Ah... Imogen Giry- le nombre despacio, apenas audible para los dos, con la misma postura de la que me había adueñado, la cabeza altiva, apenas bajándola para poder encontrarme con sus ojos -¿Has acabado ya de dramatizar?- cuestione si dolo, sin remordimientos -Por algo es que te considere en la escena desde un principio- continué tranquilo -¿Pero sabes algo?- clame después de un suspiro reflexivo -No eres la primera en hacerlo... es reacción innata de los hombres objetar a la muerte de sus decisiones- entonces aleje mi vista de la suya, contemple la atmósfera en que todo se envolvía, la complicidad de las sombras en los rincones, el confort que ofrecía la media luz de las velas, el azul de los muros y el ángel plasmado en el altar cuyos colores carecían de intensidad ante la falta de luminosidad, era todo lo contrario al ángel oscuro que hablaba, que caminaba sin perder de vista todo detalle de su recinto, incluyendo de Imogen, ese ángel de alas negras que imponente manejaba su silencio y la ausencia de gestos en los labios deformes, cuya sombra cayó sobre su víctima -Es de la naturaleza humana la omnipotencia- el eco opaco de mi voz rompió las barreras de la ausencia del sonido -El hombre siempre se ha creído dueño de todo incluso de su propia vida, de la existencia de los que le rodean, de la respiración y los días de sus seres amados, entonces cuando la muerte llega, objetan, discuten, se niegan y encolerizan con ella porque todo mortal sabe que es la única capaz de romper su falsa careta de amos, dejando al descubierto la debilidad con la que nacen, rompiendo la mentira para mostrarles a sus ojos que ellos no absolutamente dueños de nada, ni siquiera de ellos mismos- mi paso se detuvo, le volví a mirar, aburrido de mi discurso, dejando libre la rabia que debía aplicar tras semejantes insultos dichos hace minutos atrás -Y tu me has demostrado que ni siquiera una niña nacida de otro vientre se salva de la omnipotencia vana del hombre, de los padres, de los tutores ¿Cierto?- sonreí -Yo tengo todo derecho de llevarme a esa niña si así lo deseo, porque yo si puedo jactarme de ser dueño absoluto de todo, solo por el primogénito del diablo, por haber obtenido las alas del ángel de la muerte- entonces mis dedos se contrajeron, el puño se cerro de pronto -¡Que me importa si empieza a vivir, si tiene un mes o cuatro años de vida!... la muerte no discrimina por raza, color, edad o credo, ¡Yo no soy ningún monstruo, deje serlo hace mucho tiempo Imogen!- espete con los ojos malva completamente encendidos, rubíes brillantes en la oscuridad que contenían al propio infierno dentro de si, que absorbían la imagen de la mujer, calcinándola entre las llamas invisibles de mi mente -¡Soy el maldito ángel de de la muerte Giry!- exclame de pronto, con mis pasos hacia ella dirigidos, fuertes, agresivos y rápidos que permitieron alcanzarle, mis manos dejaron libres a mis dedos para que estos se apoyaran en sus antebrazos temblorosos y doloridos como producto de mi fuerza desmedida -¡Me devolverás mi lugar en el teatro, en mi reino.... porque estoy muriendo en el anonimato!- le sacudía con brusquedad, mientras ella llena de espanto intentaba escaparse de mi agarre desmedido -¡Trabajarás para mi! ¡Trabajarás para mi o tomaré sin misericordia todo cuanto más amas en esta vida!- le arroje entonces al piso, oí su peso caer contra el suelo y desde las alturas la sombra agitada le observo enfurecida -¡Oh y créeme que puedo!- grite de golpe -¡Incendie todo un teatro, he asesinado a elencos completos, he tomado vidas de asistentes a mis obras, he exhibido a los cadáveres en el escenario sin remordimiento, he hecho de los cuerpos lo que se me place incluyendo dejarlos irreconocibles, e incinerado personas en un pasado del que desconoces!- entonces negué con la cabeza -Entonces matar a una niña no seria nada novedoso para mí- dije más tranquilo -Con todo ese historial, con un rostro deforme que esconde la máscara... ¿Crees que no seria capaz?- descendí apoyado sobre mis rodillas hasta donde ella -Créeme, un hombre tan horrible como yo es capaz de hacer cualquier cosa- amenace por ultima vez, imperturbable sin levantarme aún, contemplando sus reacciones, alimentándome de su preocupación y sus miedos.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
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Re: El llanto de la mariposa (The Phantom)
Y algo por dentro hizo estremecer a Giry desde lo más recóndito de su ser, recordó y se encogió del miedo, supo que por ambos extremos su pequeña Dabria estaba en peligro. Consideró para si todo tipo de hipótesis y para su desgracia por mucho que algunas le parecieran fatales no le quedaba ningún otro camino al parecer.
-Sigues siendo un monstruo- añadió aun encorvada ligeramente dándole la espalda –No quitaré mi dedo del renglón y hasta el último de mis días seguiré diciéndolo... eres un monstruo- el tono que usaba Imogen era tan bajo que apenas si se retumbaba el eco en aquella capilla vacía, su voz estaba quebrantada y tenia que hacer el doble de esfuerzo para hablar sin que las lágrimas cayeran al piso sin remedio, quizás esa era la razón por la mismo no daba la cara, sabía que en ese estado solo incrementaría el ego de la bestia. Intentó calmarse y después de unos segundos de respiraciones profundas se incorporó sobre si misma, irguió su figura y su cabeza volvía a estar a la altura necesaria de toda dama fuerte y orgullosa como ella lo era. Observó por encima del hombro a esa figura escueta tomándose unos minutos para añadir después con voz pulcra y entera –Si logró devolverte tu sitio en este lugar, después de algún tiempo ¿Podré marcharme?- cuestionó con interés, captando de inmediato la extraña manera en que ese hombre, si es que lo era, podía observar a alguien con absoluta atención –Lo escuchaste bien- asintió con entereza -Irme sola... sin Dabria- para esas alturas Imogen se preguntaba de donde había sacado semejante entereza después de que casi se quiebra como una fina rama caída de un árbol en otoño -Yo no puedo quedarme en este teatro pero tampoco puedo llevarla conmigo, en ambos casos ella correría peligro, lo mismo sucedería si ella se queda viviendo en este lugar mientras tu estés aquí- inspiro profundamente antes de continuar –Se que tu eres quién pones las condiciones aquí y donde pises como también se que soy una miserable humana ante tus ojos y eso ya me ha quedado bastante claro esta misma noche, sin embargo y puesto que voy arriesgar mucho por ti debo imponer una sola condición... una sola- levanto su mano mostrando uno de sus delgados y finos dedos para recalcarle con señas el número de favores que iba a requerir. Imogen volvió a meditarlo, era peligroso dejar a una niña bajo la custodia de alguien como él, ese que minutos antes amenazó con atentar contra la vida de su sobrina, pero no veía otra salida, sabía perfectamente que junto a ese monstruo nada le pasaría y nadie se atrevería a ponerle ni una sola mano encima, quizás él era una persona más fuerte de lo imaginaba precisamente por desconocer ese pasado con el que tanto alardeaba, sin contar que como la mujer que muy dentro lo quería y lo amaba con toda su alma confiaba ciegamente en él como si el tiempo regresará y hablará con ella haciéndose pasar por un ángel. Volvió su mirada inmersa en pensamientos hasta ese entonces abriendo sus labios delgados sin más remedio –Quiero que te lleves a Dabria de aquí y se quede contigo- confesó amargamente su petición -Tu y ella corren un grave peligro por ahora, necesito que la desaparezcas de la forma en que hiciste con mi hermana, llévala lejos pero asegúrate que sea feliz- negó con la cabeza antes de que le interrogara enérgicamente -Aún no puedo decirte mucho, no hasta saber que demonios voy hacer- bajo la cabeza pensando -Es que yo no puedo... no puedo entregarlo- el entrecejo se junto en señal de aflicción y sumisión ante lo que resolvió, no sabía como pero jugaría a las cartas contra el hechicero rubio y quién estuviera con él aunque le costara la vida en ello –Sé que tienes una esposa y un hijo- sentenció casi en sentido de complicidad –Llévala con ellos, dale tu apellido si tienes un como mortal cualquiera con familia- esa era la única manera de mantener a Dabria a salvo de la sed de sangre del monstruo y al final también de los que tenían ambición por el poder de la niña -No me preguntes como lo sé- advirtió dándose la vuelta para ocultar su rostro lleno de dolor por lo que dejaría partir –La información que tengo sobre ti y tu situación es la mayor prueba de que lo que te digo es cierto, alguien te persigue The Phantom y yo soy la única que puede protegerte al parecer porque los conozco, porque a mi fue a la que amenazaron con la vida de Dabria- resoplo el aire frio y húmedo de la madrugada –Y a la vez esto que albergo es mi mejor arma contra ti si intentas hacer algún daño a la niña, piensa que si yo habló todo se vendría abajo sobre el reino que intentas retomar y que yo te devolveré siempre y cuando alejes a Dabria de aquí, si digo todo lo que sé te estaría entregando a los que te buscan y no debe terminar así el maestro de la música de teatro- giró sobre si misma –Si quieres tu teatro es lo que deberás de hacer... es lo único que te pido- suplico encarecidamente tratando de acercarse al ser que retrocedía conforme a su paso, ese hombre, ángel o monstruo que no le dijo más durante todo su argumento.
-Sigues siendo un monstruo- añadió aun encorvada ligeramente dándole la espalda –No quitaré mi dedo del renglón y hasta el último de mis días seguiré diciéndolo... eres un monstruo- el tono que usaba Imogen era tan bajo que apenas si se retumbaba el eco en aquella capilla vacía, su voz estaba quebrantada y tenia que hacer el doble de esfuerzo para hablar sin que las lágrimas cayeran al piso sin remedio, quizás esa era la razón por la mismo no daba la cara, sabía que en ese estado solo incrementaría el ego de la bestia. Intentó calmarse y después de unos segundos de respiraciones profundas se incorporó sobre si misma, irguió su figura y su cabeza volvía a estar a la altura necesaria de toda dama fuerte y orgullosa como ella lo era. Observó por encima del hombro a esa figura escueta tomándose unos minutos para añadir después con voz pulcra y entera –Si logró devolverte tu sitio en este lugar, después de algún tiempo ¿Podré marcharme?- cuestionó con interés, captando de inmediato la extraña manera en que ese hombre, si es que lo era, podía observar a alguien con absoluta atención –Lo escuchaste bien- asintió con entereza -Irme sola... sin Dabria- para esas alturas Imogen se preguntaba de donde había sacado semejante entereza después de que casi se quiebra como una fina rama caída de un árbol en otoño -Yo no puedo quedarme en este teatro pero tampoco puedo llevarla conmigo, en ambos casos ella correría peligro, lo mismo sucedería si ella se queda viviendo en este lugar mientras tu estés aquí- inspiro profundamente antes de continuar –Se que tu eres quién pones las condiciones aquí y donde pises como también se que soy una miserable humana ante tus ojos y eso ya me ha quedado bastante claro esta misma noche, sin embargo y puesto que voy arriesgar mucho por ti debo imponer una sola condición... una sola- levanto su mano mostrando uno de sus delgados y finos dedos para recalcarle con señas el número de favores que iba a requerir. Imogen volvió a meditarlo, era peligroso dejar a una niña bajo la custodia de alguien como él, ese que minutos antes amenazó con atentar contra la vida de su sobrina, pero no veía otra salida, sabía perfectamente que junto a ese monstruo nada le pasaría y nadie se atrevería a ponerle ni una sola mano encima, quizás él era una persona más fuerte de lo imaginaba precisamente por desconocer ese pasado con el que tanto alardeaba, sin contar que como la mujer que muy dentro lo quería y lo amaba con toda su alma confiaba ciegamente en él como si el tiempo regresará y hablará con ella haciéndose pasar por un ángel. Volvió su mirada inmersa en pensamientos hasta ese entonces abriendo sus labios delgados sin más remedio –Quiero que te lleves a Dabria de aquí y se quede contigo- confesó amargamente su petición -Tu y ella corren un grave peligro por ahora, necesito que la desaparezcas de la forma en que hiciste con mi hermana, llévala lejos pero asegúrate que sea feliz- negó con la cabeza antes de que le interrogara enérgicamente -Aún no puedo decirte mucho, no hasta saber que demonios voy hacer- bajo la cabeza pensando -Es que yo no puedo... no puedo entregarlo- el entrecejo se junto en señal de aflicción y sumisión ante lo que resolvió, no sabía como pero jugaría a las cartas contra el hechicero rubio y quién estuviera con él aunque le costara la vida en ello –Sé que tienes una esposa y un hijo- sentenció casi en sentido de complicidad –Llévala con ellos, dale tu apellido si tienes un como mortal cualquiera con familia- esa era la única manera de mantener a Dabria a salvo de la sed de sangre del monstruo y al final también de los que tenían ambición por el poder de la niña -No me preguntes como lo sé- advirtió dándose la vuelta para ocultar su rostro lleno de dolor por lo que dejaría partir –La información que tengo sobre ti y tu situación es la mayor prueba de que lo que te digo es cierto, alguien te persigue The Phantom y yo soy la única que puede protegerte al parecer porque los conozco, porque a mi fue a la que amenazaron con la vida de Dabria- resoplo el aire frio y húmedo de la madrugada –Y a la vez esto que albergo es mi mejor arma contra ti si intentas hacer algún daño a la niña, piensa que si yo habló todo se vendría abajo sobre el reino que intentas retomar y que yo te devolveré siempre y cuando alejes a Dabria de aquí, si digo todo lo que sé te estaría entregando a los que te buscan y no debe terminar así el maestro de la música de teatro- giró sobre si misma –Si quieres tu teatro es lo que deberás de hacer... es lo único que te pido- suplico encarecidamente tratando de acercarse al ser que retrocedía conforme a su paso, ese hombre, ángel o monstruo que no le dijo más durante todo su argumento.
Imogen Giry- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 25/03/2015
Re: El llanto de la mariposa (The Phantom)
No sabía hasta que punto podía ser creíble la teatralidad de Giry, pero me quedaba claro que de ser cierta explicaría una serie de comportamientos extraños con los que yo jamás la había conocido, su alarma aparente cuando la puerta de este infernal cuartucho se había abierto o cuando sintió mi presencia en el lugar e inclusive ahora que le estaba dando a un completo asesino a una niña indefensa. Más raro era que supiera de mi situación actual, ¿Cómo era posible que ella estuviese al tanto de la existencia de mi adorable rosa y el vástago de su hijo? podía que ella tuviera razón entonces, alguien estaba tras de mi pista y no sabía con exactitud si era el maldito de V, de ese miserable del que sabía había quedado completamente vivo para mi absoluta desgracia o si se trataba de otro más idiota que él. De cualquier forma preguntar sobre aquello me parecía indigno yo era superior y a ella y si debía encontrar al aparente valiente sería por mi propia cuenta, no necesitaba de humanos que hicieran mi trabajo como el asesino perfecto y ultrajador de almas para el infierno.
-Ella no es mi esposa- me removí incomodo, en algún momento durante este tiempo no tuve más que dándole vuelta al asunto en mi cabeza, desechándolo al darme perfecta cuenta de que era un vampiro y no un miserable humano con nombre y apellido ¿Cómo demonios podría desposarla? –Solo es...- me detuve en seco frunciendo el ceño detrás de la máscara -¡Y a ultimadas cuentas a ti que demonios te importa!- brame con violencia -¿Cómo demonios se te ocurre pensar que yo me rebajaría hasta tal extremo de tener una identidad mortal? ¿Qué diablos tienes por cerebro Giry?- exclame clavando mis ojos sobre su cuerpo como dos cuchillas filosas que podían desgarrar por completo el alma y más de su interior si continuaba provocándome, fue por esa amenazadora mirada que me di perfectamente cuenta que ella intentaba de alguna forma llegar hasta mi -Maldita Dalilah, retrocede si quieres conocer mi respuesta- le advertí mientras yo retrocedía, entonces ella se detuvo y yo continúe vagando por el cuarto hasta que encontré mi amada sombra –Sigues sabiendo jugar bastante bien a las cartas con el diablo y la muerte- media sonrisa se dibujo a lo largo de mi rostro deforme –Han pasado varios años y sigue siendo tan venenosa como una serpiente y tan astuta como un zorro, pueden pasar las décadas y la joven con esas características sigue muy en tus adentros- suspire con aire de triunfal –No pienso agradecerte- decía mi voz imperante entre las espesas sombras que la luz de las ceras no podía vencer –No te agradeceré que me trates de defender de quienes sean los estúpidos que creen poder vencerme... no tengo porque esperar que una mujer como tú me defienda... Te recuerdo Imogen Giry que este, tu maestro y ángel de la muerte no ha sido derrotado ni una sola vez, quien lo intenta de nueva cuenta debe ser un completo imbécil que no sabe contra que fuerzas juega- medite un momento, haciendo de mis pasos a su alrededor cada vez más silencioso -Sin embargo sé pagar con creces cuando alguien esta dispuesto a obedecerme y servirme en contra de la sociedad e incluso de su propia voluntad, sé recompensar muy bien a quienes saben que son completamente míos- guarde silencio un momento, disfrutando desde lo más recóndito de mi escondite su espanto y asombro –Como verás- señale con seguridad –No soy tan mal monstruo como tu te empeñas en pintarme- asentí con vehemencia –Por eso accedo a que la mocosa permanecerá a mi lado pero cuidado y me traiciones.... porque sin importar que ella este con mis protegidos, te juro Imogen que voy a ir por ella, la tomaré por el cuello y se lo haré pedazos ¿me entendiste?- amenace con firmeza –Un paso en falso y ella estará muerta- sonreí con malicia detrás de la máscara, miedo, pánico, eso era lo único que quería volver a inspirar y saborear gota a gota el sudor frío de mis víctimas con la mirada carmesí -Imagínate a la pobre ilusa, un pequeño cuerpo vacío de sangre, sin vida... como una muñeca de porcelana rota abandonada por algún lugar de Paris para que las aves de carroña coman de su cadáver o mejor aún un muy bello adorno en el telón principal- Y la observé. Sus ojos si tuvieran posibilidad se saldrían de sus orbitas, cuanto me hubiese gustado soltar una carcajada estridente, pero por el contrario me contuve pues el amanecer se aproximaba y no había obtenido toda la sangre que deseaba dentro de mí ni por los rincones derramada para mi simple beneplácito -No me importa que sea una maldita niña, recuérdalo- advertí cada vez más bajo, hasta que mi voz se hizo simplemente un susurró -Un paso en falso y al infierno la enviarás Imogen Giry-.
-Ella no es mi esposa- me removí incomodo, en algún momento durante este tiempo no tuve más que dándole vuelta al asunto en mi cabeza, desechándolo al darme perfecta cuenta de que era un vampiro y no un miserable humano con nombre y apellido ¿Cómo demonios podría desposarla? –Solo es...- me detuve en seco frunciendo el ceño detrás de la máscara -¡Y a ultimadas cuentas a ti que demonios te importa!- brame con violencia -¿Cómo demonios se te ocurre pensar que yo me rebajaría hasta tal extremo de tener una identidad mortal? ¿Qué diablos tienes por cerebro Giry?- exclame clavando mis ojos sobre su cuerpo como dos cuchillas filosas que podían desgarrar por completo el alma y más de su interior si continuaba provocándome, fue por esa amenazadora mirada que me di perfectamente cuenta que ella intentaba de alguna forma llegar hasta mi -Maldita Dalilah, retrocede si quieres conocer mi respuesta- le advertí mientras yo retrocedía, entonces ella se detuvo y yo continúe vagando por el cuarto hasta que encontré mi amada sombra –Sigues sabiendo jugar bastante bien a las cartas con el diablo y la muerte- media sonrisa se dibujo a lo largo de mi rostro deforme –Han pasado varios años y sigue siendo tan venenosa como una serpiente y tan astuta como un zorro, pueden pasar las décadas y la joven con esas características sigue muy en tus adentros- suspire con aire de triunfal –No pienso agradecerte- decía mi voz imperante entre las espesas sombras que la luz de las ceras no podía vencer –No te agradeceré que me trates de defender de quienes sean los estúpidos que creen poder vencerme... no tengo porque esperar que una mujer como tú me defienda... Te recuerdo Imogen Giry que este, tu maestro y ángel de la muerte no ha sido derrotado ni una sola vez, quien lo intenta de nueva cuenta debe ser un completo imbécil que no sabe contra que fuerzas juega- medite un momento, haciendo de mis pasos a su alrededor cada vez más silencioso -Sin embargo sé pagar con creces cuando alguien esta dispuesto a obedecerme y servirme en contra de la sociedad e incluso de su propia voluntad, sé recompensar muy bien a quienes saben que son completamente míos- guarde silencio un momento, disfrutando desde lo más recóndito de mi escondite su espanto y asombro –Como verás- señale con seguridad –No soy tan mal monstruo como tu te empeñas en pintarme- asentí con vehemencia –Por eso accedo a que la mocosa permanecerá a mi lado pero cuidado y me traiciones.... porque sin importar que ella este con mis protegidos, te juro Imogen que voy a ir por ella, la tomaré por el cuello y se lo haré pedazos ¿me entendiste?- amenace con firmeza –Un paso en falso y ella estará muerta- sonreí con malicia detrás de la máscara, miedo, pánico, eso era lo único que quería volver a inspirar y saborear gota a gota el sudor frío de mis víctimas con la mirada carmesí -Imagínate a la pobre ilusa, un pequeño cuerpo vacío de sangre, sin vida... como una muñeca de porcelana rota abandonada por algún lugar de Paris para que las aves de carroña coman de su cadáver o mejor aún un muy bello adorno en el telón principal- Y la observé. Sus ojos si tuvieran posibilidad se saldrían de sus orbitas, cuanto me hubiese gustado soltar una carcajada estridente, pero por el contrario me contuve pues el amanecer se aproximaba y no había obtenido toda la sangre que deseaba dentro de mí ni por los rincones derramada para mi simple beneplácito -No me importa que sea una maldita niña, recuérdalo- advertí cada vez más bajo, hasta que mi voz se hizo simplemente un susurró -Un paso en falso y al infierno la enviarás Imogen Giry-.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
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