Cuando cae el telón [Priv.]

por **Dalunae** Lun Abr 20, 2015 4:32 pm

“Escucha los encantadores estribillos, deleitate con la armonía sobre el escenario. Finalmente cae ante el encanto, deja que la magia te atrape y ciegue todos tus sentidos”

Había estado trabajando duro, ya no necesitaba envenenar bailarinas por un espacio en el Ballet. Esa noche tenia tres deberes, uno era el bailar a la perfección como solía hacer en todas las presentaciones, Madame Giry le imponía los ensayos más duros ante las ordenes del ángel de la música pero no era nada que no pudiera llevar, ya tenia claro que ella era la mascara de aquel ser ante el publico aunque ninguno lo notara, era una gran responsabilidad que no podía tomar a la ligera, los castigos impuestos eran crueles, al menos para aquella mariposa que vivía en orden a lo que su ángel de la música deseara. No verle por semanas o meses, no escuchar aquella voz que le hacia estremecerse, esos eran los castigos, los cuales no estaba dispuesta a tomar por un simple fallo de ella o provocado por alguien más, lo cual la llevaba a su segundo deber, perfeccionar sus ilusiones para lograr cubrir los errores de la demás bailarinas ante en publico, realmente detestaba tener que actuar en favor a otra chica del ballet pero por el bien del teatro lo hacía sin siquiera quejarse.

Y finalmente su ultimo deber de la noche seria interpretar una aria llamada "Ah! Je veux vivre" , era algo corta pero la había practicado sin descanso día y noche, alistándose para su papel en “Don Juan Triunfante” que aunque no debería pelear por su puesto , necesitaba vencer los nervios de cantar ante todo el publico sin desafinar ni siquiera una nota o su Maestro podría dejar caer el candelabro sobre todos… pero más que temer la ira de su Maestro a lo que le temía era a la decepción que podría sentir hacia ella luego de la puesta en escena.

Sus pensamientos se disiparon cuando escucho el “Ya, ya, ya” de Madame Giry, ya debían entrar para presentar el ballet que ocuparía tiempo mientras la Prima Donna se arreglaba para su siguiente escena. Dalunae con su cabello recogido y decorado con hermosos accesorios blancos, bailaba tal como las gloriosas notas que fallecían en segundos de ser escuchadas , su vestuario lleno de flores y hojas de color vivaz. Entre giros y saltos coordinados el telón comenzó a cerrarse para darle a las bailarinas tiempo de salir, por su parte tuvo que correr a colocarse su nuevo vestuario, un vestido de colores otoñales.

Asi que… "Romeo y Julieta", durante los ensayos se aprendía mucho sobre las obras y las historias detrás de aquellos pedazos de arte… Y para una chica enamoradiza de las artes como Dalunae era un placer poder interpretar “Ah! Je veux vivre”, soltó sus cabellos castaños y rebeldes intentando peinarlos, acabo por llegar una mujer que arreglaba los trajes y a la fuerza domino sus cabellos para que se vieran ordenados, le sorprendía el poder controlar la mente de algunas personas pero no su propio cabello.

Comenzó a cantar mientras se arreglaba, los tonos altos de la Diva del teatro la estremecían y a medida que se volvían más fuertes sabia que llegaba su turno por lo que corrió a alistarse cerca del escenario. Teniendo solo 15 años era la pesadilla de la Diva actual por la preferencia de aquel ángel que todo podía hacer pasar, temía que esa niña de solo 15 le arrebatara su lugar en el escenario y en los corazones de los espectadores por su talento y corta edad. Por aquella sonrisa inocente y dulce que escondía un corazón bastante demacrado y marchito, pero que cada vez que estaba bajo la mirada de todos parecía cobrar nuevamente vida... sin saber siquiera que aquella chica solo bailaba, cantaba y tocaba para una persona, para los ojos de un solo ser que se encontraba en el palco numero 5.

Su voz pura y dulce, aunque bastante madura para su edad lograba dar en todos los tonos, su voz estaba completamente acorde a la canción y se sentía muy orgullosa de estarlo logrando, ya se imaginaba la reacción de su ángel cuando a la noche le comentara lo que sintió al ver una ovación de pie solo para su voz... para la voz de ambos.

La obra acabo y los aplausos invadieron el teatro, por su cuenta solo fue a su camerino, el cual le había sido impuesto por las ordenes del ángel. Como esperaba... una rosa roja con aquel lazo distintivo, la tomo cerca de su corazón mientras en sus labios se dibujaba una dulce sonrisa que fue interrumpida por unos golpes en su puerta, solían ir hombres adinerados a darle flores y a felicitarla, pero no eran muchos. Dejo la rosa en la mesa antes de caminar a la puerta, le informaron de una chica que quería hablar con ella. Dalunae acepto, no sin antes cambiarse de vestuario, se sentó en uno de aquellos acolchonados y pomposos asientos que habían en el cuarto esperando a la visita, ya luego hablaría con su ángel.

"La caja musical no toca sin que alguien le de cuerda, la bailarina no se mueve si no hay una razón. Maestro eres el único amo y señor de mi caja musical"

por **Violette S. Barker** Dom Abr 26, 2015 8:20 pm

"El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana".

Federico García Lorca

¿Por qué una niña con su irremediable discapacidad gustaría de ir a un lugar como el teatro?. No podría disfrutar las luces, los colores, ni siquiera de aquellos que con tanta práctica y esfuerzo se subían al escenario a dar lo mejor de si mismos. Aún así, Violette adora ir a ese lugar, podía sentir el estruendo de los aplausos, escuchar esas melodías que en su hogar no sonaban de igual forma. Era feliz ahí. Era feliz de ir con aquellos que quería y sus padres se daban el tiempo de acompañarla. Y aunque sólo pudiera disfrutar de la mitad de la función, justamente esa que únicamente albergaba música, decidieron ir esa noche juntos.

La joven siempre con su mirada en alto y avanzando con seguridad, avanzando con ambos a su lado; Su madre al lado derecho y su padre al izquierdo, caminaban a la par, adentrándose en las filas hasta las altas puertas que les daban la bienvenida al salón principal. Siempre tomaban ubicación al frente. Sus padres, digamos que no se permitían disfrutar por completo de la función, se sentían culpables de hacerlo si su hija no podía. Por su parte la rubia no borraba la sonrisa de su rostro, se mostraba cautivada por cada sonido que escuchaba, por cada tintineo, cada estruendo más alto.
Así pasó, no sabe cuanto tiempo, una, dos... tres horas, a ella no le importaba, podría haber seguido ahí toda la noche.

Al bajar, fue su padre el que le dio la noticia, ella podría conocer a la artista que más había sobresalido esa noche, una que tal vez se mostraba demasiado joven si lo comparaban con el enorme y admirable talento que poseía. Pero buscarían la manera de que Violette pudiera conocerla, preguntarle acerca de su arte y la pasión que la movía sobre el escenario. En pocas palabras; Conocer a la doncella tras ese inmenso esplendor.
Fue así como lentamente la encaminar tras el escenario, avanzando entre las multitudes que también buscaban entrar, pero ella ya había sido elegida para eso.
En ese momento la rubia se sintió privilegiada, ya que quizás había su ceguera un detonante para conseguir el permiso.

Al llegar a la puerta del camerino, pidió a sus padres que la dejaran ahí, para que le dieran un tiempo a solas, ya luego podrían volver por ella, no los quería tras la puerta aguardando por su salida.
Llamó a la puerta con un suave golpeteo, la respuesta vino de una voz femenina tras la puerta y aunque no supo que decía con exactitud, decidió abrir la puerta por si sola. Entró demasiado rápido, casi sin controlar su emoción, ni su accionar, atravesó aquella puerta y la cerró tras de su espalda. Suspiró un tanto emocionada, sin saber realmente que decir en un momento así.
— Bonne nuit...— murmuró en voz baja, presa del nerviosismo que sentía.
— Sé que no pude verla sobre el escenario, pero de seguro lo hizo excelente.— acotó con una de sus características sonrisas, mientras sus manos se movían al compás de los sonidos que aún conservaba en su mente, mismos que minutos atrás le había llenado el alma.

Avanzó unos pasos, siendo especialmente precavida con sus pies y el bastón que resguardaba en su diestra. Esperaba no estrellarse contra algo, ni mucho menos contra la joven. Al detenerse realizó una delicada reverencia para presentarse.
— Mi nombre es Violette Barker y he venido con mis padres a deleitarnos con su presentación... Aunque por mí parte sólo he venido a escuchar su angelical voz.— continuó, sin darle tiempo a la muchacha de decir ni una sola palabra.
— Sé que eres una talentosa bailarina también, ¿verdad? ¿Cuántos años tienes? ¿Hace cuanto comenzaste? — la rubia sabía que estaba muy acelerada, pero no podía controlarse. Sin mencionar lo mucho que temía que la hicieran salir del lugar, ya que se sentiría muy decepcionada de no haber podido preguntar todo lo que deseaba.
— Lo siento, voy demasiado rápido y no le he dado tiempo de nada... Me quedaré en silencio, y esperaré. Sólo sé que su nombre es Dalunae.— agregó y entrelazando los dedos de sus manos, las mantuvo quietas contra su vestido, cumpliendo así la promesa de guardar silencio para conocer los detalles que tanto añoraba.

por **Dalunae** Dom Mayo 24, 2015 11:23 pm

“Su corazón mecánico necesita algo de aceite en sus engranes”

¿Que hace aquella chica, vestida en muselina fina, buscando las palabras de la joven bailarina?, y la mayor pregunta era ¿Porque aun luego de su obvia ceguera?. Pero no era nada que pudiera alegar, finalmente en los dominios del fantasma de la opera todos no eran más que marionetas con los ojos vendados y él el marionetista de todo el teatro, el era el dueño y todos quienes conformaban la escena simple ganado. Dalunae era conocida en el teatro por ser una fiera competidora, sin embargo, nadie conocía su lado amable… nadie que no fuera la mensajera del ángel y el ángel mismo, su mente divagaba en recuerdos dolorosos mientras observaba a la chica avanzar. ¿No fue ella también en algún momento una joven dama y futura señorita de clase alta?, si, pero fue hace muchos años,cuando la única preocupación que se divisaba a la lejanía era no llegar a sus 28 años soltera y sin ningún pretendiente que pudiera brindarle un estatus económico y social estable, que vueltas más raras daba la vida ¿no?.

Ya con su ropa de descanso, que en realidad era una bata blanca de tela bastante traslucida observo a la muchacha… que en realidad se veía mayor que ella, pero ser la protegida y alumna de he phantom le daba un sentido de la madurez que le sumaban unos años a su carácter, sin embargo no a su cuerpo ni a sus sentimientos indomables acordes a su edad y vivencias. Jamas había estado frente a una persona no vidente, en realidad quería preguntarle cosas pero le pareció de mal gusto sin duda, aquella criatura celestial había llegado a preguntar sobre el teatro no a ser interrogada por su condición - Bonne nuit , belle jeune fille -pronuncio con aquel dulce tono de voz que al momento de cantar sorprendía al publico por lo alto pero limpio de sus notas – Por favor toma asiento… - dijo dudando un poco pero luego le tomo delicadamente del brazo para dirigirla, no era de buena anfitriona dejarla de pie allí toda la noche, y una vez la vio sentada tomo asiento frente a ella- ¿Gustas algo de beber?, suelen dejar copas y vino aquí...yo no bebo pero… la anterior Prima Donna solía hacerse un buen festín luego de cada puesta en escena – le comento con una gran sonrisa.

Le notaba algo apresurada como si le hubieran dicho que en cosa de segundos la sacarían de allí, cosa que podía ser cierto… Madame Giry era estricta y tampoco deseaba que su Maestro encontrara a la chica allí, había aceptado sin consultarle y era bien sabido que era un ser sumamente estricto. La chica parecía amable, muchas veces había escuchado que algunas falencias podían ser suplidas por otras características… que las chicas lindas no tenían la necesidad de ser amables porque su belleza podía abrir puertas que las llevarían a cumplir sus deseos, sin embargo, las chicas no bonitas debían a través de elegancia, buenos modales, talento, amabilidad y bondad suplir la atención que su aspecto no tenia. En su caso personal pensaba que el talento era la verdadera belleza, el poder transmitir arte en movimiento era lo que la hacía visible ante los ojos del hombre que amaba y a quien le dedicaba cada una de sus presentaciones, sin embargo al mirar a aquella doncella se preguntaba si realmente era necesario suplir algo, su ceguera podría ser tomada como una discapacidad, pero veía a esa chica muy capaz de hacer cualquier cosa por cuenta propia, no carecía de belleza y sin duda tenia una actuar amigable pero aquel pequeño bastón la diferenciaba de las demás chicas, era dependiente y tal vez a los ojos de personas de malos corazones una presa vulnerable, pero Dalunae tenia una habilidad y esa era percibir el aura y el de aquella chica no le daba a entender que fuera realmente vulnerable.

-Mi nombre es Dalunae… muchas gracias, Miss Barker… sin duda es un placer deleitar a la audiencia y hacerla pasar una buena experiencia en el teatro – comento mientras sonreía al recibir tal bombardeo de preguntas, espero a que la chica se calmara y soltó una pequeña risa antes de aclarar su garganta algo cansada luego de tantos ensayos y obras- Tengo actualmente quince años, pues… de pequeña mi madre solía hacerme bailar o cantar, pero eran solo juegos. Una vez llegue aquí supe que mi deseo era ser como las bailarinas en el escenario, libres, hermosas y decididas… es un arduo entrenamiento pero vale la pena… Cuando se trata de cantar… oh cielos, el ángel de la música es el mejor Maestro de todos – su voz tomaba un tono soñador cuando se refería a su Maestro - La mayoría de las bailarinas comienzan desde muy pequeñas, apenas pueden coordinarse y ponerse de pie comienzan a bailar… me costo mucho llegar al nivel que tienen todas aquellas que me ganan por años de practica… y aunque aun no soy tan buena como ellas me destaco en cantar y en tocar el violín… como imaginaras vivir en la casa del arte te hace pulir tus talentos – comento acariciando la tela sobre sus piernas para que quedara lisa – Tu también podrías cantar, tomando clases también muchas personas querrían verte, no se cuanto porcentaje lleve el talento y cuanto la practica… pero supongo que tu falta de visión puede hacerte muy ágil en otros campos como los instrumentos – dijo algo nerviosa ya que no quería ofender a la chica

Se escuchaban desde allí los carruajes que llevaban a sus adinerados amos a sus acomodadas mansiones. A ratos sentía ese vació que le gritaba que ese era su verdadero lugar, pero la vida en el teatro no estaba tan mal - ¿Jamas has deseado pertenecer al teatro? - pregunto sumamente perdida en sus propios pensamientos- Cuando yo era pequeña jamas imagine que acabaría sobre el escenario del teatro más grande de París, jamas estuvo en mis planes… tampoco fue nunca mi sueño… pero ocurrió, y me ocurrió a mi, la bailarina que no deseo ese puesto más que las demás bailarinas del ballet… pero todos tienen una motivación… ¿Cual es la tuya? - sin duda la charla tomaba un tono algo extraño y turbio… así era la mente de la joven bailarina al fin y al cabo, un universo de pensamientos diversos, alegres, decadentes y bizarros, pero como siempre eran pocas las personas que sabían como la locura en su interior se mantenía encerrada por un candado hecho de lana.

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