Cuando los sueños se tornan en hiel ~ priv.

por **Lyre Lachance** Lun Jun 05, 2017 4:19 am

Envuelta en tantas mantas que apenas se la veía, Lyre estaba sentada en una butaca junto a la chimenea del salón. Su rostro, habitualmente inocente, permanecía inexpresivo mientras observaba cómo las llamas bailaban cálidas y brillantes entre los gruesos troncos de pino. Creaban un juego de luz y sombras que se reflejaba sombríamente en su mirada, revelando la batalla interna en la que sus emociones se debatían. Miedo y valor se enfrentaban, alimentados respectivamente por los sentimientos contradictorios que la invadían. Y es que pese a las atenciones de Varek, la cazadora todavía sentía como si una gélida garra de hielo atenazase su alma. Impidiéndole escapar de aquel lugar maldito en el que había pasado los peores momentos de su vida.

De no haber estado de nuevo sola, Lyre creía que podría haberse evadido mejor. Haber aplazado sus pesadillas hasta el momento en el que Morfeo la arrastrase, de vuelta a los horrores de los que creía haber huido para siempre. Pero su tío la había dejado allí, en su mansión, tras asegurarse de que estaba completamente ilesa. Al menos en lo que físicamente respectaba, claro.

"Espérame aquí, sobrina" le había dicho su tío mientras se colocaba su ajada capa de cazador. Sus movimientos eran rápidos mientras lo hacía, y sus ojos brillaban con un fulgor de preocupación que hasta el instante sólo había visto cuando la miraba a ella. "Tengo que ir a buscar a alguien, que tal vez necesite mi ayuda ahora. No tardaré. Si necesitas lo que sea, despierta al servicio para que te atienda. Volveré pronto." Acompañó sus últimas palabras con una pequeña caricia, tras la cual había vuelto a salir bajo la fina llovizna que los había sorprendido cuando volvían de casa del hechicero. Dejándola a solas con sus lúgubres pensamientos, acompañada únicamente por un vivo fuego y una taza de té que todavía humeaba encima de la mesa.

Por ello, cuando escuchó el sonido del cerrojo desbloqueándose en la entrada, no se lanzó inmediatamente hacia sus armas. Continuó con la mirada fija en la chimenea, sin comprender que el tiempo transcurrido había sido demasiado exiguo para que Varek hubiera regresado ya a casa.