Sonrisas y lágrimas

por **Leire S. Lillmåns** Dom Mayo 03, 2015 7:50 pm

Changes

E

s fascinante lo mucho que pueden cambiar las cosas en apenas unos cuantos meses, en apenas unos días incluso. Fascinante a la vez que confuso. Terrorífico. Terrible. Me siento casi totalmente incapaz de manejar todo este caos, toda esta falta de control sobre lo que está aconteciendo a mi alrededor. Hace unos meses yo era una joven dolida, profundamente lastimada, que se sentía demasiado sola para imaginar siquiera un futuro más allá del que habían escogido las circunstancias por mi. Un futuro de desilusiones, de la interminable espera por el regreso de mi padre... Un futuro en la penumbra que siempre lo rodeó a él, y que se convertiría en mi herencia por su parte.

N

i siquiera tengo claro el momento en el que mi mente hizo "click" y tomó la decisión de dejar atrás el pasado, y comenzar a encauzar mi vida hacia un futuro que nada tuviera que ver con ese al que me había condenado su partida. Supongo que en un momento dado me di cuenta de que él no regresaría, de que seguía estando lejos, que no había vuelto a por mi, como prometió, y que probablemente no lo hiciese nunca. No diré que fue fácil, porque mentiría. Cuando te acostumbras a vivir de un modo concreto durante tanto tiempo, es difícil olvidar esa forma de vida y renacer de tus cenizas. Pero lo logré. O al menos, eso creo. Y fue en este renacimiento cuando conocí a Eidan, y comencé a soñar con una nueva realidad, con un nuevo futuro. A su lado. Como marido y mujer.

E

ra todo perfecto. Habíamos planeado cada detalle, cada uno de los pasos que daríamos hasta que finalmente estuviéramos unidos ante los ojos de "Dios".

P

ero debí imaginar que algunos elementos de nuestro pasado no siempre desaparecen sin más. Podría llamarlo mala suerte, casualidad, o simplemente karma, pero cuando estaba a punto de dar el paso más importante de mi vida, él regresó. Como si nada hubiera pasado. Como si no se hubiese dignado a imaginar ni por un momento que yo habría sido capaz de encontrar un nuevo camino por el que seguir, un camino en el que su recuerdo no fuera una carga para mi, para mi alma. Regresó y me dijo que me había estado vigilando, protegiendo desde las sombras.

Y

yo me lo creí. Me lo creí, y por eso decidí echarlo de mi lado. Porque con una disculpa no es suficiente.

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por **Leire S. Lillmåns** Sáb Nov 07, 2015 10:55 pm

In the way of happiness

A

diferencia de lo que muchos creen y piensan, yo sí opino que los cuentos de hadas pueden ser muy reales. Y quizá es porque soy hija de una bruja y un vampiro, criaturas que la gente "normal" considera ficticias a la par que terroríficas, pero el hecho es que creo. Creo en los cuentos de hadas, y en los de terror también, por supuesto, porque he visto cosas tan preciosas, tan maravillosas, que otras personas no podrían creer ni aunque las vieran con sus propios ojos. Y también porque he vivido experiencia tan terribles, traumáticas y perversas que muchas veces me pregunto cómo es posible que sea así, como soy. Tan vivaz. Tan alegre. Tan enamorada de la vida.

L

a respuesta la encuentro, de nuevo, en mis padres. Particularmente en mi padre, en realidad. Él siempre me enseñó que la verdadera fortaleza, la que mueve a cualquier hombre o mujer a actuar, reside en nuestras creencias, en nuestros valores, en nuestras convicciones... En nuestro corazón. Creo porque quiero creer. Porque considero que es más satisfactorio no negarse la posibilidad de vivir cosas increíbles, simplemente por temer demasiado aquellas que resultan desagradables. Creo porque sé que tras cada cuento, tras cada final feliz, hay toda una vida de sufrimiento, de dolor y de satisfacción, de caerse y levantarse. Creo, porque aunque al final del camino te topes de frente con un muro que no puedas escalar, lo que has aprendido en el camino compensará con creces ese pequeño fracaso. Porque la gente se equivoca. No aprendemos cuando acertamos a la primera. No aprendemos tanto cuando logramos nuestros objetivos, sino cuando nos caemos y tenemos que esforzarnos para alzarnos. Ahí se ve lo fuertes que somos, lo capaces, y sobre todo, los deseos que tenemos por vivir.

P

or eso, aunque el rencor aún es demasiado grande para decírselo a la cara, sé que en algún momento podré decírselo. Podré agradecerle haberme convertido en la mujer fuerte que soy hoy día. Gracias, papá. Gracias por hacerme sentir a salvo, y enseñarme cómo lograrlo por mi misma. Gracias por enseñarme que el temor, lejos de ser una emoción inútil, nos ayuda a ser cautos, a saber cuándo es momento de pelear, y cuando es mejor salir corriendo. Gracias, papá... Por volver.

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