AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
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Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Era sabado por la noche, toda la calle se encontraba vacía por las diferentes celebraciones, los padres de la joven se habían ido de viaje a España por razones comerciales, y los empleados, habían vuelto a sus hogares por petición de la chica, que, pensando que no habría problemas en quedarse sola, había decidido que todos fueran a disfrutar de sus familias.
La noche pasaba despacio y pacífica dentro de la mansión Delteria, la chica ya había tomado un baño, y, tras una cena tranquila, leía un libro en el salón, delante de la chimenea. Se sentía tranquila, a gusto y el calor de las llamas, que calentaba su cara, hacía que una ligera modorra se apoderase de ella. Cerró los ojos un segundo y cayó dormida.
Dos horas pasaron hasta que el sonido de una rotura de cristal la despertó de su sueño. Adormilada, cerró el libro y lo dejó en una mesita acercandose con cautela a las escaleras. ¿Qué habría sido ese ruido? ¿Se lo habría imaginado? Sosteniendose el camisón de lino, descalza, subió las escaleras en silencio, en el borde superior de estas, un paragüero guardaba uno de los bastoes de su padre, la chica, por si acaso, lo tomó con fuerza y siguió andando.
Al llegar a la puerta de su dormitorio, escuchó sonidos y abrió despacio. No había nadie allí dentro, pero el cristal.... el cristal estaba roto y esparcido por el suelo, las cortinas hondeaban con e viento. Desde el centro del dormitorio, giró en redondo para ver el cuarto y sintió una presencia a sus espaldas. Allí un hombre alto de pelo negro y ojos rojos sonreía enseñando sus colmillos, la ropa estaba empapada de un líquido rojo con aroma a óxido.
Tomó una enorme vocanada de aire y preguntó andando hacia atrás:
- ¿Quién sois? ¿Qué haceis aquí?
- Madamme...- pronunció con marcado acento frances- solo venía a buscarla, pareceis un.... buen bocado....- conrío mostrando los colmillos y relamiendose.
- No puede ser.... los vampiros no....- entonces la chica pensó, si había conocido a un fantasma, quien le decía que no había mas seres.
Sin ser capaz de articular una sola silaba más, se giro e inició una carrera hacia las escaleras cerrando la puerta de su dormitorio. En su apresurada huida el camisón de lino se enganchó en una decoración de la escalera, y eso la hizo usar la fuerza para arrancarlo mientras veía acercarse, con parsimonia, al demonio de ojos carmesí. Con la prenda rota le fue más fácil correr, le tiró el bastón al espectro y continuó corriendo antes de ver como la furia hervía en los ojos del tipo. Logró, milagrosamente, salir a la calle, y con eso inició su carrera por la gran y amplia avenida intentando que esa cosa que la perseguía se cansara.
La noche pasaba despacio y pacífica dentro de la mansión Delteria, la chica ya había tomado un baño, y, tras una cena tranquila, leía un libro en el salón, delante de la chimenea. Se sentía tranquila, a gusto y el calor de las llamas, que calentaba su cara, hacía que una ligera modorra se apoderase de ella. Cerró los ojos un segundo y cayó dormida.
Dos horas pasaron hasta que el sonido de una rotura de cristal la despertó de su sueño. Adormilada, cerró el libro y lo dejó en una mesita acercandose con cautela a las escaleras. ¿Qué habría sido ese ruido? ¿Se lo habría imaginado? Sosteniendose el camisón de lino, descalza, subió las escaleras en silencio, en el borde superior de estas, un paragüero guardaba uno de los bastoes de su padre, la chica, por si acaso, lo tomó con fuerza y siguió andando.
Al llegar a la puerta de su dormitorio, escuchó sonidos y abrió despacio. No había nadie allí dentro, pero el cristal.... el cristal estaba roto y esparcido por el suelo, las cortinas hondeaban con e viento. Desde el centro del dormitorio, giró en redondo para ver el cuarto y sintió una presencia a sus espaldas. Allí un hombre alto de pelo negro y ojos rojos sonreía enseñando sus colmillos, la ropa estaba empapada de un líquido rojo con aroma a óxido.
Tomó una enorme vocanada de aire y preguntó andando hacia atrás:
- ¿Quién sois? ¿Qué haceis aquí?
- Madamme...- pronunció con marcado acento frances- solo venía a buscarla, pareceis un.... buen bocado....- conrío mostrando los colmillos y relamiendose.
- No puede ser.... los vampiros no....- entonces la chica pensó, si había conocido a un fantasma, quien le decía que no había mas seres.
Sin ser capaz de articular una sola silaba más, se giro e inició una carrera hacia las escaleras cerrando la puerta de su dormitorio. En su apresurada huida el camisón de lino se enganchó en una decoración de la escalera, y eso la hizo usar la fuerza para arrancarlo mientras veía acercarse, con parsimonia, al demonio de ojos carmesí. Con la prenda rota le fue más fácil correr, le tiró el bastón al espectro y continuó corriendo antes de ver como la furia hervía en los ojos del tipo. Logró, milagrosamente, salir a la calle, y con eso inició su carrera por la gran y amplia avenida intentando que esa cosa que la perseguía se cansara.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Bethlem caminaba con gran entusiasmo por las calles de París, por una vez, el joven había sustituido uno de sus paseos nocturnos sin rumbo por uno que le llevaba a un rumbo muy concreto. El joven llevaba con especial cuidado una bolsa de traje, en la que en realidad llevaba la capa de Beatrice. Los recuerdos de la noche que pasó con ella en el teatro aún revoloteaban por su cabeza.
No habían pasado muchos días, apenas una semana, pero Bethlem había tenido todos ellos unas ganas imperantes de ver a la joven... Lo malo es que su maestro le había liado mucho y no había podido acercarse, por eso se decidió aquella noche a ir a devolverle su capa, aquella era la excusa perfecta, aunque igual era un poco extraña la hora a la que lo hacía, puesto que ya era de noche... Igual era inapropiado. El joven se detuvo unos instantes en medio de la acera pensativo, quizá no era el momento apropiado, en él era normal estar levantado y por la calle, pero la gente normal no hacía visitas a aquellas horas... Aunque él no era normal del todo, y quizá a Beatrice no le molestaría... Sólo había una forma de averiguarlo.
El joven retomó su camino de nuevo con la felicidad con la que iba antes, no podía evitar dar pequeños saltitos mientras caminaba. De pronto algo llamó su atención. Pudo oír unos pasos acelerados y lo que le resultó más inquietante, le llegaron dos olores familiares, uno de ellos era el fe Beatrice, el otro, era el de un vampiro.
El joven empezó a correr en la dirección de la que provenía el olor, y en poco tiempo pudo ver a Beatrice corriendo, dando grandes zancadas se acercó hasta ella, por el momento no veía a nadie más.-¿Beatrice?, ¿Estás bien?.-Dijo entre bocanada y bocanada de aire, tenía el rostro pálido, como si acabase de ver algo terrible. El semblante del joven dejaba ver su preocupación, sentía un cosquilleo en la espalda que le decía que algo no iba bien.
No habían pasado muchos días, apenas una semana, pero Bethlem había tenido todos ellos unas ganas imperantes de ver a la joven... Lo malo es que su maestro le había liado mucho y no había podido acercarse, por eso se decidió aquella noche a ir a devolverle su capa, aquella era la excusa perfecta, aunque igual era un poco extraña la hora a la que lo hacía, puesto que ya era de noche... Igual era inapropiado. El joven se detuvo unos instantes en medio de la acera pensativo, quizá no era el momento apropiado, en él era normal estar levantado y por la calle, pero la gente normal no hacía visitas a aquellas horas... Aunque él no era normal del todo, y quizá a Beatrice no le molestaría... Sólo había una forma de averiguarlo.
El joven retomó su camino de nuevo con la felicidad con la que iba antes, no podía evitar dar pequeños saltitos mientras caminaba. De pronto algo llamó su atención. Pudo oír unos pasos acelerados y lo que le resultó más inquietante, le llegaron dos olores familiares, uno de ellos era el fe Beatrice, el otro, era el de un vampiro.
El joven empezó a correr en la dirección de la que provenía el olor, y en poco tiempo pudo ver a Beatrice corriendo, dando grandes zancadas se acercó hasta ella, por el momento no veía a nadie más.-¿Beatrice?, ¿Estás bien?.-Dijo entre bocanada y bocanada de aire, tenía el rostro pálido, como si acabase de ver algo terrible. El semblante del joven dejaba ver su preocupación, sentía un cosquilleo en la espalda que le decía que algo no iba bien.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Mientras la chica corría había dejado de escuchar las pisadas del vampiro a su espalda, su respiración era agitada y el miedo a cerrar los ojos había hecho que se le secaran con el aire de su carrera. Se sentía aterrada y los pasos que comenzaba a escuchar a su frente no ayudaron a clamar su miedo, pero más temor le causaba la idea de quedarse quieta a merced del vampiro.
Con el avance una figura masculina se hizo presente, pero la chica no podía creerselo, debía haber muerto ya y estaba teniendo una alucinación. Se reunió con el chico, que preocupado le preguntaba que sucedía, ella, incredula, miró a sus espaldas, parecía no haber nadie en ese momento. Con ojos enormes y brillantes, acercó la mano a la cara del chico, temerosa. ¿Y si solo era su imaginación que, atemorizada le jugaba una mala pasada?
Cuando notó que la piel del chico era real, y daba calor, se pellizcó la mejilla. Le dolió, no era cosa suya, todo era verdad. Las lágrimas salieron como cascadas de sus ojos mientras se abrazaba, completamente asustada, al chico e intentaba, entre sollozos explicarle lo sucedido.
- No se que ha sido, pero un tipo ha entrado en mi dormitorio, no había nadie en casa, mis padres estan de viaje y mandé a los trabajadores a casa para que estuvieran con sus familias, y... y esa cosa... tenía colmillos, ha comenzado a perseguirme y yo...- no pudo explicar más, aun llorando la claridad llegó a su mente- Debebemos salir de aquí, se que parece una tontería, se que puede que no me creas, pero era un vampiro, estoy segura de ello, tenemos que salir de aquí, no se donde está lo perdí de vista a mitad de la calle.- comentó separandose del chico.
Tomandolo de la mano intentó echar a correr, pero no lo lograba, el miedo por el chupasangres y la tranquilidad que le había dado encontrar allí a Bethlem le nublaba la capacidad de movimiento y reacción. No era buen momento para quedarse helada.
Con el avance una figura masculina se hizo presente, pero la chica no podía creerselo, debía haber muerto ya y estaba teniendo una alucinación. Se reunió con el chico, que preocupado le preguntaba que sucedía, ella, incredula, miró a sus espaldas, parecía no haber nadie en ese momento. Con ojos enormes y brillantes, acercó la mano a la cara del chico, temerosa. ¿Y si solo era su imaginación que, atemorizada le jugaba una mala pasada?
Cuando notó que la piel del chico era real, y daba calor, se pellizcó la mejilla. Le dolió, no era cosa suya, todo era verdad. Las lágrimas salieron como cascadas de sus ojos mientras se abrazaba, completamente asustada, al chico e intentaba, entre sollozos explicarle lo sucedido.
- No se que ha sido, pero un tipo ha entrado en mi dormitorio, no había nadie en casa, mis padres estan de viaje y mandé a los trabajadores a casa para que estuvieran con sus familias, y... y esa cosa... tenía colmillos, ha comenzado a perseguirme y yo...- no pudo explicar más, aun llorando la claridad llegó a su mente- Debebemos salir de aquí, se que parece una tontería, se que puede que no me creas, pero era un vampiro, estoy segura de ello, tenemos que salir de aquí, no se donde está lo perdí de vista a mitad de la calle.- comentó separandose del chico.
Tomandolo de la mano intentó echar a correr, pero no lo lograba, el miedo por el chupasangres y la tranquilidad que le había dado encontrar allí a Bethlem le nublaba la capacidad de movimiento y reacción. No era buen momento para quedarse helada.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
La joven estaba muy asustada, revisó que no hubiese nadie detrás. Bethlem sintió la mano de Beatrice sobre su rostro, estaba temblando, desde luego fuese lo que fuese que había pasado se había llevado un buen susto. Acto seguido la joven se pellizcó la mejilla, comprobando que aquello no se tratase de un mal sueño, pero en efecto no lo era. Beatrice no pudo retener más las lágrimas y se abrazó al chico. Bethlem la rodeó con los brazos, con la intención de reconfortarla, trató de mostrarse relajado, pero no podía evitar que todos sus sentidos estuviesen alerta, había olido también a un vampiro, y aquello no le hacía nada de gracia.
El joven escuchó con atención, su rostro fue pasando de la preocupación a la ira a medida que Beatrice hablaba. Miró a Beatrice serio, por supuesto no estaba enfadada con ella, si no con el ser que había entrado en su casa para alimentarse, eso era lo que le enfurecía. Odiaba a aquellos seres con toda su alma, en un principio era un odio irracional, pero aquellas eran las cosas que le hacían comprenderlo de alguna manera.-¿Te ha mordido?, ¿Te ha hecho algo?.- Sus músculos se empezaban a tensar, no podía dejar aquello.
Beatrice le tomó la mano con la intención de moverse de allí, pero Bethlem no se movió del sitio.-Algo no me cuadra.-Susurró pensando en voz alta, sabía que los vampiros eran lo suficientemente rápidos como para atrapar a alguien corriendo, y también sabía que a algunos les gustaba "jugar" con sus presas, aquel vampiro probablemente hubiese decidido jugar al escondite, y o bien estaba escondido observándolos, o había decidido volver a la casa de la joven para acabar con su objetivo. Los vampiros eran seres pacientes, tenían toda la eternidad para hacer las cosas, jamás tenían prisa.- Beatrice. ¿Confías en mí?.-Preguntó el joven mirando en la dirección de la que había venido la chica.- No serviría de nada llamar a la policía.- La miró con seriedad.- Solo yo puedo ayudarte con esto.-Dijo con toda seguridad aún mirándola a los ojos.
El joven acababa de tramar un plan en su cabeza, no le gustaba lo que implicaba llevarlo a cabo, pero era imprescindible, aquel ser estaría esperando en la casa hasta que Beatrice volviese, y si no fuese Beatrice hasta que alguno de los criados, indefensos ante aquel monstruo, entrase en la casa y sufriese una terrible suerte. En aquellos momentos el joven era la única opción que tenían, tendría que enfrentarse al vampiro y echarlo de la casa, y quizá si pensase que un hombre lobo defendía normalmente la casa jamás volviese a acercarse.
Algunos miedos asaltaron su mente, y si después de ir a por el vampiro atacaba también a Beatrice... O ocurría algo, pronto descartó aquella posibilidad, su lado más salvaje se centraría al cien por cien en el vampiro, al fin y al cabo los hombres lobo eran protectores de los hombres... Aunque no siempre saliese bien. Otro miedo peor hizo al joven estremecerse, ¿y si Beatrice no volvía a querer saber nada de él?. Prefirió no pensarlo, ahora debía concentrarse en lo que tenían que hacer.
El joven escuchó con atención, su rostro fue pasando de la preocupación a la ira a medida que Beatrice hablaba. Miró a Beatrice serio, por supuesto no estaba enfadada con ella, si no con el ser que había entrado en su casa para alimentarse, eso era lo que le enfurecía. Odiaba a aquellos seres con toda su alma, en un principio era un odio irracional, pero aquellas eran las cosas que le hacían comprenderlo de alguna manera.-¿Te ha mordido?, ¿Te ha hecho algo?.- Sus músculos se empezaban a tensar, no podía dejar aquello.
Beatrice le tomó la mano con la intención de moverse de allí, pero Bethlem no se movió del sitio.-Algo no me cuadra.-Susurró pensando en voz alta, sabía que los vampiros eran lo suficientemente rápidos como para atrapar a alguien corriendo, y también sabía que a algunos les gustaba "jugar" con sus presas, aquel vampiro probablemente hubiese decidido jugar al escondite, y o bien estaba escondido observándolos, o había decidido volver a la casa de la joven para acabar con su objetivo. Los vampiros eran seres pacientes, tenían toda la eternidad para hacer las cosas, jamás tenían prisa.- Beatrice. ¿Confías en mí?.-Preguntó el joven mirando en la dirección de la que había venido la chica.- No serviría de nada llamar a la policía.- La miró con seriedad.- Solo yo puedo ayudarte con esto.-Dijo con toda seguridad aún mirándola a los ojos.
El joven acababa de tramar un plan en su cabeza, no le gustaba lo que implicaba llevarlo a cabo, pero era imprescindible, aquel ser estaría esperando en la casa hasta que Beatrice volviese, y si no fuese Beatrice hasta que alguno de los criados, indefensos ante aquel monstruo, entrase en la casa y sufriese una terrible suerte. En aquellos momentos el joven era la única opción que tenían, tendría que enfrentarse al vampiro y echarlo de la casa, y quizá si pensase que un hombre lobo defendía normalmente la casa jamás volviese a acercarse.
Algunos miedos asaltaron su mente, y si después de ir a por el vampiro atacaba también a Beatrice... O ocurría algo, pronto descartó aquella posibilidad, su lado más salvaje se centraría al cien por cien en el vampiro, al fin y al cabo los hombres lobo eran protectores de los hombres... Aunque no siempre saliese bien. Otro miedo peor hizo al joven estremecerse, ¿y si Beatrice no volvía a querer saber nada de él?. Prefirió no pensarlo, ahora debía concentrarse en lo que tenían que hacer.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
La chica escuchó paciente las preguntas del joven, que, al parecer, si había creido su explicaicón. Cuando le preguntó si la había mordido ella negó con la cabeza. Lo cierto era que no le había hecho nada, solo la había perseguido. Pero ella... no puddo evitar asustarse. De algún modo sabía que había hecho bien al salir corriendo. Es cierto que no había habido violencia presente, pero había algo, tal vez el instinto de supervivencia, que le decía que había hecho bien al salir huyendo.
Cuando ella intenaba salir corriendo Bethlem se quedó en el sitio pensativo haciendo que Beatrice se girase a mirarlo. Se quedó quieta, mirando a su alrededor, esperando cualquier ataque mientras se mordía el labio mientras el chico reflexionaba. Acercandose al chico, iba a preguntarle si iba todo bien, cuando, de repente, una pregunta la pilló de sopeton.
Si confiaba en él.... Como si fuera algo natural, asintió con la cabeza, con seriedad, no solía fiarse de la gente, pero de Bethlem si, no sabía por qué, pero confiaba en él, de eso estaba segura. Escuchó el razonamiento del chico, no valdría de nada la policía, solo él podía solucionarlo. Extrañada y preocupada, Beatrice asintió lentamente mirando los ojos azules del chico.
- Si me prometes que no te va a pasar nada, dime que he de hacer y lo haré.- pronunció con seriedad sin apartar la vista de Bethlem
Cuando ella intenaba salir corriendo Bethlem se quedó en el sitio pensativo haciendo que Beatrice se girase a mirarlo. Se quedó quieta, mirando a su alrededor, esperando cualquier ataque mientras se mordía el labio mientras el chico reflexionaba. Acercandose al chico, iba a preguntarle si iba todo bien, cuando, de repente, una pregunta la pilló de sopeton.
Si confiaba en él.... Como si fuera algo natural, asintió con la cabeza, con seriedad, no solía fiarse de la gente, pero de Bethlem si, no sabía por qué, pero confiaba en él, de eso estaba segura. Escuchó el razonamiento del chico, no valdría de nada la policía, solo él podía solucionarlo. Extrañada y preocupada, Beatrice asintió lentamente mirando los ojos azules del chico.
- Si me prometes que no te va a pasar nada, dime que he de hacer y lo haré.- pronunció con seriedad sin apartar la vista de Bethlem
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
La joven indicó que si que confiaba en él, lo que le dejó más tranquilo.-No me pasará nada, sólo no te separes de mi hasta que yo te diga... Cuando te lo indique tienes que esconderte y pase lo que pase no salgas del escondite hasta que esté todo tranquilo.-Dijo el chico muy despacio, tenía que contarle el plan, no quería que nada saliese mal. -Tenemos que volver a tu casa, yo me encargaré de alejarlo... Te prometo que no volverá allí más. Se que puede parecer una locura, pero estoy seguro de que estará esperando hasta que vuelvas tu o alguien del servicio.- El muchacho al fin dedicó una sonrisa tranquilizadora a Bea, y se permitió bromear un poco.-Mi vida ha dejado de ser aburrida desde que te conocí.- Suavemente la tomó de la mano y comenzó a caminar hacia su casa.-Por ahora no te separes de mí.-Dijo algo más relajado.
El joven caminaba concentrado, poniendo sus sentidos alerta, pero al parecer nadie les esperaba en el camino, como él pensaba, el aroma cada vez se hacía mas fuerte a medida que se acercaban a la casa. Bethlem sintió el impulso de sostener, de manera involuntaria, un poco más fuerte la mano de Beatrice, como asegurándose de que siguiese allí. Aminoró la marcha y se detuvo en la puerta, todo estaba en silencio, no se movía nada, como si todos los animalillos que hubiese cerca supiesen lo que había allí dentro.
-Vamos allá.-Dijo el chico dándose ánimos.-Estate conmigo hasta que te diga.-Repitió aún sin soltarle la mano. Suavemente empujó la puerta, que había quedado entreabierta, y con paso firme entraron en la casa, que en aquellos momentos, estaba sumida en una absoluta oscuridad.
El joven caminaba concentrado, poniendo sus sentidos alerta, pero al parecer nadie les esperaba en el camino, como él pensaba, el aroma cada vez se hacía mas fuerte a medida que se acercaban a la casa. Bethlem sintió el impulso de sostener, de manera involuntaria, un poco más fuerte la mano de Beatrice, como asegurándose de que siguiese allí. Aminoró la marcha y se detuvo en la puerta, todo estaba en silencio, no se movía nada, como si todos los animalillos que hubiese cerca supiesen lo que había allí dentro.
-Vamos allá.-Dijo el chico dándose ánimos.-Estate conmigo hasta que te diga.-Repitió aún sin soltarle la mano. Suavemente empujó la puerta, que había quedado entreabierta, y con paso firme entraron en la casa, que en aquellos momentos, estaba sumida en una absoluta oscuridad.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Cuando el chico le aseguró que no le sucedería nada, Beatrice respiró aliviada y asintió con una sonrisa, si él lo decía, ella se lo creía. Se sentía segura estando al lado del chico. tanto que hasta logró ruborizarse un poco cuando el chico afirmó que desde que la conocía su vida había dejado de ser aburrida. Con una diminuta sonrisilla empezó a andar.
A medida que iban avanzando la tensión volvia a ellos, y cuanto más se acercaban a la casa más cerca necesitaba estar Beatrice de su acompañante para sentirse tranquila. Algo le decía que no era buena idea estar tan cerca, que, si los atacaban, ella solo sería una molestia para Bethlem. Sintió que el chico tomaba con más fuerza su mano, como si quisiera asegurarse de que seguía a su lado, en un sitio donde pudiera estar a salvo. Eso la tranquilizó un poco, sabía que Beth nunca dejaría que le pasara nada malo. Pero ¿y él? Beatrice miró la espalda del chico cuando estaban ya frente a la mansión Delteria. La fachada blanca, por la luz de la luna y las farolas, tenía un tono amarillento que nada tenía de relajante.
Cuando abrieron la puerta, Bethlem entró con decisión y la chica, algo neriosa, intentó imitarlo. La casa estaba a oscuras, pero aun se escuchaba el crepitar del fuego de la sala. Se acercaron allí, con pasos silenciosos. El sofá del centro de la sala, frente a la chimenea y una mesita de té, se encontraba vacío, el armario no tenía dentro más que chaquetas y los atizadores de la chimenea. Fue al girarse para ir a otro cuarto cuando, frente a ellos, el tipo alto, de pelo negro y ojos rojos se presentó de nuevo haciendo que la chica diese un peuqeño salto hacia atrás.
- Madamme, parece que ha traido a un amigo...- comentó el vampiro con una sonrisa tétrica, enseñando sus colmillos- y parece que no es un amigo normal.... ¿cierto?
A medida que iban avanzando la tensión volvia a ellos, y cuanto más se acercaban a la casa más cerca necesitaba estar Beatrice de su acompañante para sentirse tranquila. Algo le decía que no era buena idea estar tan cerca, que, si los atacaban, ella solo sería una molestia para Bethlem. Sintió que el chico tomaba con más fuerza su mano, como si quisiera asegurarse de que seguía a su lado, en un sitio donde pudiera estar a salvo. Eso la tranquilizó un poco, sabía que Beth nunca dejaría que le pasara nada malo. Pero ¿y él? Beatrice miró la espalda del chico cuando estaban ya frente a la mansión Delteria. La fachada blanca, por la luz de la luna y las farolas, tenía un tono amarillento que nada tenía de relajante.
Cuando abrieron la puerta, Bethlem entró con decisión y la chica, algo neriosa, intentó imitarlo. La casa estaba a oscuras, pero aun se escuchaba el crepitar del fuego de la sala. Se acercaron allí, con pasos silenciosos. El sofá del centro de la sala, frente a la chimenea y una mesita de té, se encontraba vacío, el armario no tenía dentro más que chaquetas y los atizadores de la chimenea. Fue al girarse para ir a otro cuarto cuando, frente a ellos, el tipo alto, de pelo negro y ojos rojos se presentó de nuevo haciendo que la chica diese un peuqeño salto hacia atrás.
- Madamme, parece que ha traido a un amigo...- comentó el vampiro con una sonrisa tétrica, enseñando sus colmillos- y parece que no es un amigo normal.... ¿cierto?
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Los jóvenes revisaron el salón de la chimenea, en él no parecía haber nadie, pero el ser les estaba esperando ya más cerca de lo que esperaban. El muchacho observó a aquella cosa, sus ojos enrojecidos indicaban que estaba hambriento, pero también indicaban la chispa de sorpresa que le había producido el hecho de que el joven lobo estuviese allí.-Cierto.-Respondió Bethlem con una voz cargada con ira, se preguntaba que pensaría Beatrice de la pequeña conversación que iban a mantener.
El vampiro hizo un amago de acercarse a los jóvenes, pero Bethlem se puso delante de la chica cubriéndola con el cuerpo a modo de escudo, mientras, le sostenía la mirada al hombre sediento de sangre.- Podemos hacer esto por las buenas o por las malas.-Dijo el joven amenazante, habría preferido no tener que tomar medidas drásticas, preferiría que se fuese por las buenas, pero cuando un vampiro necesitaba alimentarse no había nada que les detuviese.
El vampiro empezó a reír con una risa un tanto inquietante, al parecer aquello le resultaba divertido.- Verá caballero, me temo que tengo mucha sed, y creo que la joven tiene una sangre maravillosa, sería una pena no poder probarla.- Bethlem empezó a sentir cómo le hervía la sangre.- ¿Recuerdas lo que te dije?, no te preocupes por mi, estaré bien, espera a que acabe todo.-Dijo el chico a Beatrice sin quitar ojo del vampiro, después se aseguró de cortarle el paso para que a ella le diese tiempo a meterse en algún sitio.- Si quieres tocarle un solo pelo tendrá que ser por encima de mi cadáver.-Gruñó sintiendo como cada vez se acercaba más su transformación, sólo le hacía falta un pequeño empujón y sería inevitable.
Aquel ser pareció saber perfectamente lo que hacía falta, al igual que pareció saber que aquel bocado no sería nada fácil.-Bueno, si es lo que quieres... ¿Quién iba a decir que tendría que pelearme con un chucho asqueroso por unas gotitas de sangre?.- Bethlem no escuchó realmente aquella última frase, para cuando la había dicho el vampiro sus ropas ya empezaban a rasgarse, y sus rasgos se iban asemejando más a los de un lobo, al menos las transformaciones ya no le dolían tanto como al principio, quizá simplemente se había acostumbrado. Poco a poco, todo resquicio del humano que habitaba en él iba desapareciendo, dejando paso a la bestia que iba tomando forma.
El vampiro hizo un amago de acercarse a los jóvenes, pero Bethlem se puso delante de la chica cubriéndola con el cuerpo a modo de escudo, mientras, le sostenía la mirada al hombre sediento de sangre.- Podemos hacer esto por las buenas o por las malas.-Dijo el joven amenazante, habría preferido no tener que tomar medidas drásticas, preferiría que se fuese por las buenas, pero cuando un vampiro necesitaba alimentarse no había nada que les detuviese.
El vampiro empezó a reír con una risa un tanto inquietante, al parecer aquello le resultaba divertido.- Verá caballero, me temo que tengo mucha sed, y creo que la joven tiene una sangre maravillosa, sería una pena no poder probarla.- Bethlem empezó a sentir cómo le hervía la sangre.- ¿Recuerdas lo que te dije?, no te preocupes por mi, estaré bien, espera a que acabe todo.-Dijo el chico a Beatrice sin quitar ojo del vampiro, después se aseguró de cortarle el paso para que a ella le diese tiempo a meterse en algún sitio.- Si quieres tocarle un solo pelo tendrá que ser por encima de mi cadáver.-Gruñó sintiendo como cada vez se acercaba más su transformación, sólo le hacía falta un pequeño empujón y sería inevitable.
Aquel ser pareció saber perfectamente lo que hacía falta, al igual que pareció saber que aquel bocado no sería nada fácil.-Bueno, si es lo que quieres... ¿Quién iba a decir que tendría que pelearme con un chucho asqueroso por unas gotitas de sangre?.- Bethlem no escuchó realmente aquella última frase, para cuando la había dicho el vampiro sus ropas ya empezaban a rasgarse, y sus rasgos se iban asemejando más a los de un lobo, al menos las transformaciones ya no le dolían tanto como al principio, quizá simplemente se había acostumbrado. Poco a poco, todo resquicio del humano que habitaba en él iba desapareciendo, dejando paso a la bestia que iba tomando forma.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
- Cierto- respondió el joven al vampiro. Qué querían decir con eso...
EL vampiro empezó a hablar de la sangre de la chica, haciendo reaccionar a Bethlem, que dió un paso para cubrir por completo a Beatrice con su cuerpo. Ella, nerviosa, miró la espalda del joven respirando hondo, intentando mantener la calma. No deberían haber vuelto, ¿y si él salía herido? No se lo perdonaría nunca. Mientras pensaba esto, la voz del joven, recordando la promesa que había hecho se metió entre sus pensamientos. El joven, sin dejar de fijar su mirada en el vampiro, le dijo:
- ¿Recuerdas lo que te dije?, no te preocupes por mi, estaré bien, espera a que acabe todo.
Sin decir nada, simplemente apoyando su cabeza en la espalda del chico por un mero instante, suficiente para que el chico no tuviera que preocuparse por ella, se alejo para meterse en el armario, si él no quería que estuviera cerca y viese, sería por algo. Agachada entre ropa cerró la puerta del armario. Tomó un atizador y, por el ojo de la cerradura comenzó a mirar la escena, si Bethlem necesitaba ayuda, olvidaría la promesa y saldría a atravesar al vampiro con el espetón.
Desde su escondrijo contempló, sorprendida, como la ropa de Bthlem comenzaba a partirse en miles de trozos que volaban por el cuarto y, en el lugar que antes podías ver a un joven serio, ahora encontrabas a un enorme lobo de color pardo. Por eso decía que él era el único que podía solucionarlo... se mordió el labio, pensativa. No entendía nada.
¿Cómo podía ser posible? Debía ser su imaginación, tal vez llevaba toda una semana soñando, o estaba en coma o... no entendía nada, en apenas 7 días había hablado con un fantasma y, en menos de una hora la había perseguido un vampiro y ahora... ahora Bethlem era... ¿qué? ¿Un lobo? La chica empezó a temblar en su escondite. Debatiendose entre la preocupación por el chico y el miedo, ¿seguiría siendo él incluso en esa forma? ¿Sus ojos tendrían el mismo brillo divertido y curioso? ¿sería la misma sonrisa y lso mismos gestos? No lo sabía, deseaba que así fuera, pero tendría que esperar a salir de allí y mirarle a los ojos-
EL vampiro empezó a hablar de la sangre de la chica, haciendo reaccionar a Bethlem, que dió un paso para cubrir por completo a Beatrice con su cuerpo. Ella, nerviosa, miró la espalda del joven respirando hondo, intentando mantener la calma. No deberían haber vuelto, ¿y si él salía herido? No se lo perdonaría nunca. Mientras pensaba esto, la voz del joven, recordando la promesa que había hecho se metió entre sus pensamientos. El joven, sin dejar de fijar su mirada en el vampiro, le dijo:
- ¿Recuerdas lo que te dije?, no te preocupes por mi, estaré bien, espera a que acabe todo.
Sin decir nada, simplemente apoyando su cabeza en la espalda del chico por un mero instante, suficiente para que el chico no tuviera que preocuparse por ella, se alejo para meterse en el armario, si él no quería que estuviera cerca y viese, sería por algo. Agachada entre ropa cerró la puerta del armario. Tomó un atizador y, por el ojo de la cerradura comenzó a mirar la escena, si Bethlem necesitaba ayuda, olvidaría la promesa y saldría a atravesar al vampiro con el espetón.
Desde su escondrijo contempló, sorprendida, como la ropa de Bthlem comenzaba a partirse en miles de trozos que volaban por el cuarto y, en el lugar que antes podías ver a un joven serio, ahora encontrabas a un enorme lobo de color pardo. Por eso decía que él era el único que podía solucionarlo... se mordió el labio, pensativa. No entendía nada.
¿Cómo podía ser posible? Debía ser su imaginación, tal vez llevaba toda una semana soñando, o estaba en coma o... no entendía nada, en apenas 7 días había hablado con un fantasma y, en menos de una hora la había perseguido un vampiro y ahora... ahora Bethlem era... ¿qué? ¿Un lobo? La chica empezó a temblar en su escondite. Debatiendose entre la preocupación por el chico y el miedo, ¿seguiría siendo él incluso en esa forma? ¿Sus ojos tendrían el mismo brillo divertido y curioso? ¿sería la misma sonrisa y lso mismos gestos? No lo sabía, deseaba que así fuera, pero tendría que esperar a salir de allí y mirarle a los ojos-
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Durante unos instantes sólo se escuchaba la respiración agitada del lobo, que estaba encogido sobre si mismo, gruñendo por lo bajo. De pronto, el animal pareció recordar que allí había un vampiro, lo que le hizo rugir furioso y abalanzarse sobre él. El vampiro escapó de esa primera envestida hábilmente y se introdujo en la habitación, acercándose a la chimenea para coger una barra de hierro, con toda la calma del mundo la puso al fuego. El lobo se giró mirando a aquel ser y se acercó a él sin atacarlo de nuevo. Como si de un baile se tratara ambos empezaron a dar vueltas en círculo, cada uno midiendo las fuerzas de su adversario, el lobo mostraba sus colmillos y sus garras, mientras que el vampiro mostraba los dientes y el hierro candente que tenía en la mano.
Aunque no lo pareciese, la bestia estaba planeando de alguna manera cuál era el momento idóneo para atacar a su adversario, pero al parecer este lo tuvo más claro antes con lo que trató de empujar al que antes fue Bethlem hacia el fuego de la chimenea, por suerte éste era más fuerte, y sujetando el hierro con las garras aprovechó la fuerza del vampiro para girarlo y que fuese él el que acabase en el fuego. El hombre gritó de dolor, a la par que la bestia ignoraba el que le estaba produciendo el calor del hierro. El vampiro echó a correr hacia las escaleras tirando el hierro a un lado.
El lobo se quedó unos instantes quieto en el centro de la habitación olisqueando el ambiente, hasta que miró el armario en el que estaba Beatrice. Se quedó quieto mirándolo durante unos instantes. El lobo empezaba a acercarse hacia él con cautela hasta que escuchó gritar al vampiro desde fuera de la habitación.- !Esto no ha acabado aquí chucho!.- Un jarrón impactó en el lomo del lobo, que miro hacia la dirección del vampiro furioso y fue directo a por él lanzando un aullido. La capa del mismo aún ardía, y al parecer decidió aprovecharla interponiéndola entre el animal y él, sabía que a los animales no les gustaba el fuego... Pero el lobo estaba demasiado furioso como para atender a aquello, y de un zarpazo la apartó de en medio y luego empujó al vampiro haciéndole caer al suelo. Con las zarpas le sujetó al suelo por los brazos y le rugió a pocos centímetros del rostro, estaba claro que no le hacían ninguna gracia los vampiros
Aunque no lo pareciese, la bestia estaba planeando de alguna manera cuál era el momento idóneo para atacar a su adversario, pero al parecer este lo tuvo más claro antes con lo que trató de empujar al que antes fue Bethlem hacia el fuego de la chimenea, por suerte éste era más fuerte, y sujetando el hierro con las garras aprovechó la fuerza del vampiro para girarlo y que fuese él el que acabase en el fuego. El hombre gritó de dolor, a la par que la bestia ignoraba el que le estaba produciendo el calor del hierro. El vampiro echó a correr hacia las escaleras tirando el hierro a un lado.
El lobo se quedó unos instantes quieto en el centro de la habitación olisqueando el ambiente, hasta que miró el armario en el que estaba Beatrice. Se quedó quieto mirándolo durante unos instantes. El lobo empezaba a acercarse hacia él con cautela hasta que escuchó gritar al vampiro desde fuera de la habitación.- !Esto no ha acabado aquí chucho!.- Un jarrón impactó en el lomo del lobo, que miro hacia la dirección del vampiro furioso y fue directo a por él lanzando un aullido. La capa del mismo aún ardía, y al parecer decidió aprovecharla interponiéndola entre el animal y él, sabía que a los animales no les gustaba el fuego... Pero el lobo estaba demasiado furioso como para atender a aquello, y de un zarpazo la apartó de en medio y luego empujó al vampiro haciéndole caer al suelo. Con las zarpas le sujetó al suelo por los brazos y le rugió a pocos centímetros del rostro, estaba claro que no le hacían ninguna gracia los vampiros
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
La preocupación pudo a la chica, que llevaba ya unos minutos escuchando lo que sucedía y sus nervios estaban saltando por todos lados, tenía que salir, no podía seguir escondida mientras a Bethlem podían estar haciendole daño.
Miró en silencio, desde su escondrijo, como el licantropo y el vampiro se enzarzaban en una pelea, con golpes y arañazos. el de ojos rojos era más rápido, pero no podía escapar de la fuerza del lobo, que, sin piedad lo lanzaba y zarandeaba de un lado a otro.
Cuando el chupasangres logró zafarse del agarre del lobo, intentó empujarlo contra la chimenea, pero la fuerza del animal superó a la del otro y se cambiaron las tornas, la capa del vampiro comenzó a arder mientras intentaba escapar al grito de, "esto no quedará así" y tanto que no quedó así, el vampiro, iracundo, lanzó un jarrón, un carisimo jarrón chino, ya que lo comentamos, contra la espalda de Bethlem, que, furioso, empujó al vampiro haciendolo caer al suelo para rugirle cerca de la cara.
El vampiro, escurridizo como él solo, se liberó del agarre e intentó un ataque desde atrás. Fue en ese momento cuando Beatrice, tomando fuerzas del miedo, salió del armario y atravesó al vampiro con el atizador como si fuera una estaca. la sangre salió a chorretones del corazón del vampiro, que no se esperaba, ni él, ni Beatrice tampoco. La chica, horrorizada por sus acciones, soltó su arma y se miró las manos. ¿Qué había hecho? ¿Había matado a una persona?
No tuvo demasiado tiempo para plantearse las complicaciones morales que le planteaba esa situación, pues, delante suyo, tenía un enorme lobo marrón que no había logrado matar a su victima. despacio, con cuidado, avanzó hasta ponerse frente al lobo mirando a los ojos a la espera de reconocer en ellos algo de Bethlem. No retrocedería, no se asustaría ni lloraría. El chico había hecho eso para salvarla, debía haberle costado horrores mostrarselo a alguien a quien conocía a penas de unos días, y le había pedido que confiase en él, así que ella lo hacía. Plantada delante del animal respiró hondo y acercó su mano con suavidad al lugar donde, calculaba debían encontrarse su corazón. Esperaba que no sucediera nada.
Miró en silencio, desde su escondrijo, como el licantropo y el vampiro se enzarzaban en una pelea, con golpes y arañazos. el de ojos rojos era más rápido, pero no podía escapar de la fuerza del lobo, que, sin piedad lo lanzaba y zarandeaba de un lado a otro.
Cuando el chupasangres logró zafarse del agarre del lobo, intentó empujarlo contra la chimenea, pero la fuerza del animal superó a la del otro y se cambiaron las tornas, la capa del vampiro comenzó a arder mientras intentaba escapar al grito de, "esto no quedará así" y tanto que no quedó así, el vampiro, iracundo, lanzó un jarrón, un carisimo jarrón chino, ya que lo comentamos, contra la espalda de Bethlem, que, furioso, empujó al vampiro haciendolo caer al suelo para rugirle cerca de la cara.
El vampiro, escurridizo como él solo, se liberó del agarre e intentó un ataque desde atrás. Fue en ese momento cuando Beatrice, tomando fuerzas del miedo, salió del armario y atravesó al vampiro con el atizador como si fuera una estaca. la sangre salió a chorretones del corazón del vampiro, que no se esperaba, ni él, ni Beatrice tampoco. La chica, horrorizada por sus acciones, soltó su arma y se miró las manos. ¿Qué había hecho? ¿Había matado a una persona?
No tuvo demasiado tiempo para plantearse las complicaciones morales que le planteaba esa situación, pues, delante suyo, tenía un enorme lobo marrón que no había logrado matar a su victima. despacio, con cuidado, avanzó hasta ponerse frente al lobo mirando a los ojos a la espera de reconocer en ellos algo de Bethlem. No retrocedería, no se asustaría ni lloraría. El chico había hecho eso para salvarla, debía haberle costado horrores mostrarselo a alguien a quien conocía a penas de unos días, y le había pedido que confiase en él, así que ella lo hacía. Plantada delante del animal respiró hondo y acercó su mano con suavidad al lugar donde, calculaba debían encontrarse su corazón. Esperaba que no sucediera nada.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
La presa se escapó de las zarpas del lobo como lo haría una serpiente, aquel hombrecillo era más rápido que el lobo que le superaba enormemente en tamaño. El animal se giró para defenderse pero entonces se detuvo, tan sólo vio al hombre atravesado por una estaca, y a una joven asustada que la soltaba con una enorme sorpresa dibujada en su rostro. El cuerpo calló al suelo, ahora inerte.
El lobo la observó inflando y desinflando sus pulmones con fuerza. De vez en cuando salía de su garganta un gruñido como si dos fuerzas se estuviesen debatiendo en su interior. La chica se empezó a acercar lentamente al enorme lobo, que la observaba con cierta intriga. Durante unos instantes estuvo tranquilo, sin moverse, como si tratase de procesar lo que ocurría en su cabeza. Sus ojos iban con rapidez de la chica al vampiro, del vampiro a la chica, que por cierto, ahora tenía su mano cerca del pecho del animal. La bestia retrocedió un poco algo alterada, lanzando un pequeño rugido que sonó más bien como un lamento, pero entonces dejó que la chica se acercarse del todo. El corazón del animal latía con fuerza, y su respiración seguía siendo fuerte y acelerada, y en el fondo era porque su parte humana trataba de salir de nuevo sin mucho éxito hasta el momento.
Durante un breve periodo de tiempo el animal no movió ni un solo músculo, mirando aún a la joven que se situaba frente a él, entonces como si se sacudiese la duda lanzó otro pequeño rugido, entre molesto y quejumbroso y se apartó, aunque no le hizo nada a la joven. Dio la espalda a la chica, rugiendo dos veces, una al cuerpo inerte del vampiro con el que se había peleado apenas unos instantes antes y otra al aire, como si de un reproche furioso se tratara. El animal vio las escaleras que llevaban al piso de arriba y subió a la carrera, una vez arriba volvió a rugir con furia y entró en un baño, poco a poco Bethlem volvía a ser él mismo, y poco a poco el lobo fue empequeñeciendo hasta adquirir la figura del hombre que había sido siempre.
El joven se arrodilló en el suelo exhausto... Y de nuevo, como muchas otras veces, no recordaba nada de lo que había pasado. Le temblaba todo el cuerpo, y se sentía muy cansado. Tembloroso apoyó la espalda en la pared y se abrazó las piernas desnudas haciéndose un ovillo. Lo último que recordaba era haber visto a un vampiro... Lo único que recordaba era estar con Beatrice. Una gran presión se depositó en su pecho ¿Dónde estaba Beatrice?.-¿Beatrice?.-Llamó en voz alta con la voz temblorosa. Los recuerdos de su adolescencia venían a su cabeza, y tenía miedo de que no hubiese respuesta. Volvió a llamarla, esta vez más fuerte. Se abrazó con fuerza las piernas mientras sus ojos empezaron a humedecerse.
El lobo la observó inflando y desinflando sus pulmones con fuerza. De vez en cuando salía de su garganta un gruñido como si dos fuerzas se estuviesen debatiendo en su interior. La chica se empezó a acercar lentamente al enorme lobo, que la observaba con cierta intriga. Durante unos instantes estuvo tranquilo, sin moverse, como si tratase de procesar lo que ocurría en su cabeza. Sus ojos iban con rapidez de la chica al vampiro, del vampiro a la chica, que por cierto, ahora tenía su mano cerca del pecho del animal. La bestia retrocedió un poco algo alterada, lanzando un pequeño rugido que sonó más bien como un lamento, pero entonces dejó que la chica se acercarse del todo. El corazón del animal latía con fuerza, y su respiración seguía siendo fuerte y acelerada, y en el fondo era porque su parte humana trataba de salir de nuevo sin mucho éxito hasta el momento.
Durante un breve periodo de tiempo el animal no movió ni un solo músculo, mirando aún a la joven que se situaba frente a él, entonces como si se sacudiese la duda lanzó otro pequeño rugido, entre molesto y quejumbroso y se apartó, aunque no le hizo nada a la joven. Dio la espalda a la chica, rugiendo dos veces, una al cuerpo inerte del vampiro con el que se había peleado apenas unos instantes antes y otra al aire, como si de un reproche furioso se tratara. El animal vio las escaleras que llevaban al piso de arriba y subió a la carrera, una vez arriba volvió a rugir con furia y entró en un baño, poco a poco Bethlem volvía a ser él mismo, y poco a poco el lobo fue empequeñeciendo hasta adquirir la figura del hombre que había sido siempre.
El joven se arrodilló en el suelo exhausto... Y de nuevo, como muchas otras veces, no recordaba nada de lo que había pasado. Le temblaba todo el cuerpo, y se sentía muy cansado. Tembloroso apoyó la espalda en la pared y se abrazó las piernas desnudas haciéndose un ovillo. Lo último que recordaba era haber visto a un vampiro... Lo único que recordaba era estar con Beatrice. Una gran presión se depositó en su pecho ¿Dónde estaba Beatrice?.-¿Beatrice?.-Llamó en voz alta con la voz temblorosa. Los recuerdos de su adolescencia venían a su cabeza, y tenía miedo de que no hubiese respuesta. Volvió a llamarla, esta vez más fuerte. Se abrazó con fuerza las piernas mientras sus ojos empezaron a humedecerse.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
El lobo al principio se apartó de su mano, pero, tras un instante de duda, la chica pudo tocar el cálido pelaje del animal. Con un suspiró alzo la cabeza para mirar a sus ojos, allí estaba esa chispa, eso que le decía que el seguía siendo Bethlem. La chica sonrió aliviada justo antes de que unos furiosos espasmos acusaran el cuerpo del joven, preocupadase apartó para dejarle espacio.
El pobre chico parecía estar sufriendo, Beatrice miró a su alrededor buscando algo, lo que fuera que pudiera hacer por él, no queria que sufirera, le dolía tanto verlo que los ojos se le echarcaron. Los gruñidos que salían del chico eran tan lastimeros, como si estuviera llorando. De repente, como si le fuera la vida en ello, el chico salió corriendo al piso de arriba.
Ella lo siguió a la carrera, pero no podía alcanzar su velocidad, no sabía en que estancia se había metido. Lásgrimas de tristeza por el calvario que él parecía estar pasando, y de preocupación, rodaron por sus mejillas mientras subía las escaleras. No sabía donde se había metido. Entró en su cuarto donde, el viento había hecho volar una sábana la recogió mirando a su alrededor, por si, de casualidad, había ido a parar allí el lobo. Entonces escuchó su nombre.
Salió apresuradamente del cuarto sin tiempo no para soltar la sabana y siguió la voz que la llamaba hasta el cuarto de baño, donde un Bethlem, desnudo y con aspecto indefenso, parecía a punto de llorar.
La chica se acercó despacio y se arrodilló a su lado tirandole la sábana por encima y soriendole, aun llorosa. Seguía preocupada por el, pero al menos ya lo tenía allí, como siempre, en frente suya:
- Bethlem...- llamó en un susurro dulce mientras con cuidado, acercaba su mano a la cara del joven- ¿sabes que me has salvado otra vez?- sonrió acarciando la mejilla del chico intentando, con suavidad, levantarle la cabeza.
El pobre chico parecía estar sufriendo, Beatrice miró a su alrededor buscando algo, lo que fuera que pudiera hacer por él, no queria que sufirera, le dolía tanto verlo que los ojos se le echarcaron. Los gruñidos que salían del chico eran tan lastimeros, como si estuviera llorando. De repente, como si le fuera la vida en ello, el chico salió corriendo al piso de arriba.
Ella lo siguió a la carrera, pero no podía alcanzar su velocidad, no sabía en que estancia se había metido. Lásgrimas de tristeza por el calvario que él parecía estar pasando, y de preocupación, rodaron por sus mejillas mientras subía las escaleras. No sabía donde se había metido. Entró en su cuarto donde, el viento había hecho volar una sábana la recogió mirando a su alrededor, por si, de casualidad, había ido a parar allí el lobo. Entonces escuchó su nombre.
Salió apresuradamente del cuarto sin tiempo no para soltar la sabana y siguió la voz que la llamaba hasta el cuarto de baño, donde un Bethlem, desnudo y con aspecto indefenso, parecía a punto de llorar.
La chica se acercó despacio y se arrodilló a su lado tirandole la sábana por encima y soriendole, aun llorosa. Seguía preocupada por el, pero al menos ya lo tenía allí, como siempre, en frente suya:
- Bethlem...- llamó en un susurro dulce mientras con cuidado, acercaba su mano a la cara del joven- ¿sabes que me has salvado otra vez?- sonrió acarciando la mejilla del chico intentando, con suavidad, levantarle la cabeza.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Bethlem sintió la presencia de la chica a su lado, y una sábana que le cubría ahora la piel, eso poco a poco le fue reconfortando. Una caricia le hizo mirar al frente, y allí vio a Beatrice. En su rostro se dibujó una pequeña sonrisa de alivio, dificil de percibir, pero que sin duda estaba allí. Por unos instantes no pudo reaccionar debido a los temblores que aún recorrían su cuerpo, aunque poco a poco se le fueron pasando. Se aferró con fuerza a la sábana tratando de procesar la información nueva que llegaba a su cabeza... Y entonces sin importarle nada más se lanzó a abrazar a la chica que se sentaba frente a él.
En un primero momento no dijo nada, tan solo hundió el rostro en su hombro y se aferró a ella con fuerza. -Menos mas que estás bien.- Sollozó en su hombro. Después con un gesto nervioso se separó un poco de ella y le sujetó suavemente el rostro con ambas manos, observando si tenía alguna herida, o algún rasguño.- ¿Estás bien?¿de verdad no te he hecho daño?¿Te ha hecho él daño?.-Preguntó con algo de nerviosismo sin parar de observarla en busca de cualquier signo que le indicase que le hubiese ocurrido algo, no soportaba la idea de que hubiese podido salir herida por el vampiro, o incluso por él mismo. Una vez no encontró nada se volvió a abrazar a ella aferrándola con la misma fuerza.- Lo siento.-Dijo en un susurro.
Aunque aún estaba algo nervioso, ahora se sentía mucho más tranquilo, quizá ahora que había comprobado que no había ocurrido nada terrible le preocupaba más el hecho de que Beatrice pudiese tenerle miedo, después de conocer esa parte de él, pero el hecho de que estuviese allí decía mucho ¿no?.
De pronto como si acabase de recordar que lo más seguro era que no tuviese ropa cogió la sábana, que por suerte no se le había caído del todo y le tapaba hasta la cintura, y se la subió hasta la barbilla poniéndose completamente rojo.- Lo... Lo siento..- Dijo titubeando muerto de vergüenza.- Yo... Bueno... Esto yo... Esto me suele pasar.- Dijo tratando de justificarse. "Tierra trágame" pensó para si mismo escondiéndose por completo debajo de la sábana.
En un primero momento no dijo nada, tan solo hundió el rostro en su hombro y se aferró a ella con fuerza. -Menos mas que estás bien.- Sollozó en su hombro. Después con un gesto nervioso se separó un poco de ella y le sujetó suavemente el rostro con ambas manos, observando si tenía alguna herida, o algún rasguño.- ¿Estás bien?¿de verdad no te he hecho daño?¿Te ha hecho él daño?.-Preguntó con algo de nerviosismo sin parar de observarla en busca de cualquier signo que le indicase que le hubiese ocurrido algo, no soportaba la idea de que hubiese podido salir herida por el vampiro, o incluso por él mismo. Una vez no encontró nada se volvió a abrazar a ella aferrándola con la misma fuerza.- Lo siento.-Dijo en un susurro.
Aunque aún estaba algo nervioso, ahora se sentía mucho más tranquilo, quizá ahora que había comprobado que no había ocurrido nada terrible le preocupaba más el hecho de que Beatrice pudiese tenerle miedo, después de conocer esa parte de él, pero el hecho de que estuviese allí decía mucho ¿no?.
De pronto como si acabase de recordar que lo más seguro era que no tuviese ropa cogió la sábana, que por suerte no se le había caído del todo y le tapaba hasta la cintura, y se la subió hasta la barbilla poniéndose completamente rojo.- Lo... Lo siento..- Dijo titubeando muerto de vergüenza.- Yo... Bueno... Esto yo... Esto me suele pasar.- Dijo tratando de justificarse. "Tierra trágame" pensó para si mismo escondiéndose por completo debajo de la sábana.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Cuando la joven se vió abrazada por el chico se sorprendió, no esperaba esa efusividad, sonrió suavemente y devolvió el abrazo al chico que sollozaba en su hombro de livio. Ella tomó aire para no ponerse a llorar también y dejó pasar los minutos mientras el cuerpo del joven empezaba a destensarse.
Con la misma velocidad que la había abrazado, la chica vió su rostro sostnido suavemente por las manos del chico, cayosas por las prácticas de música y sonrió negando con la cabeza ante las preguntas de chico y un repentino nuevo abrazo la envolvió al tiempo que un lo siento susrrado resonaba en sus oidos.
Sorprendida, se pregunto porque el chico se disculpaba, la había salvado, y había estado tan preocupado por ella que ni siquiera se había preocupado por sus posibles heridas, eso la molestó, no tendría que haberse disculpado, era un heroe, su heroe.
Sin saber exactamente la razón, Beatrice sentía que quería mirarlo a los ojos de nuevo, cuando lo haía hecho antes, una ligera tensión, una tensión dulce, se había sentido en el cuarto en la corta distancia que separaba los ojos de uno de los de la otra, y le había gustado la sensación.
De repente, el chico se apartó de ella con rapidez y se tapó con la sábana, sonrojado, disculpandose por eso, la chica, que con todo el escandalo no se había parado a pensarlo o a mirar, se sonrojó, sin saber que decir, pero, cuando el chico soltó como ultima frase "esto me suele pasar" no pudo aguantar más, lo intentó, se tapó la boca para soportar, pero fue demasiado y una risa, clara como el más fino cristal salí de su boca. Incluso empezó a lagrimear, era todo tan... tan raro, esa frase era lo que faltaba, así que solía destrozarse la ropa y quedarse desnudo.
Pasaron varios minutos hasta que consiguió calmarse. Tomó un largo respiro y lo soltó despacio para calmarse. Pero seguía de muy buen humor:
- Lo siento mucho, es que esa frase ha sido lo que faltaba para acabar de hacer rara esta noche.- se disculpó por reirse- Gracias- soltó mirandose las manos- Me has salvado, y estoy segura de que no debe de haberte resultado facil- le miró a los ojos mientras hablaba.
Luego se acercó al chico, lentamente y con rapidez, le dió un suabe beso en la frente para, al instante levantarse y salir del baño gritando que le traería algo de ropa de su padre. Cuando hubo llegado al dormitorio del matrimonio abrió el armario del patriarca y sacó de allí algo de ropa, posiblemente le quedara pequeña al muchacho, que era más alto y tenía más espalda que su padre, pero era o eso o un vestido, y no pensaba que eso fuera buena idea.
Rebuscó, con un enorme rubor, hasta dar con el traje más grande que tenía y aun sonrojada fue a salir del cuarto. Al pasar frente al espejo vió que ella iba descalza, tenía los pies negros de su carrera por las calles y lo único que la cubría era un simple camisón de lino. El rubor aumentó y, apresuradamente, fue a su cuarto a por una bata, se la anudó y fue al servicio a dejar allí la ropa para el chico:
- Toma, igual te queda algo pequeña, pero... bueno, mejor eso que nada... em... yo... yo... te dejo tranquilidad, luego... luego te curaré las heridas, si... si quieres... es decir... em... te dejo tranquilo- comentó antes de salir de allí para esperar fuera del baño a esperar al joven.
Apoyada en la pared, puso una mano en su cara, ardía, y podía sentir que las orejas también, afortunadamente el pelo se las tapaba, soltó un soplido de aire y se mordió los labios mirando al decorado techo, definitivamente, menuda noche más rara.
Con la misma velocidad que la había abrazado, la chica vió su rostro sostnido suavemente por las manos del chico, cayosas por las prácticas de música y sonrió negando con la cabeza ante las preguntas de chico y un repentino nuevo abrazo la envolvió al tiempo que un lo siento susrrado resonaba en sus oidos.
Sorprendida, se pregunto porque el chico se disculpaba, la había salvado, y había estado tan preocupado por ella que ni siquiera se había preocupado por sus posibles heridas, eso la molestó, no tendría que haberse disculpado, era un heroe, su heroe.
Sin saber exactamente la razón, Beatrice sentía que quería mirarlo a los ojos de nuevo, cuando lo haía hecho antes, una ligera tensión, una tensión dulce, se había sentido en el cuarto en la corta distancia que separaba los ojos de uno de los de la otra, y le había gustado la sensación.
De repente, el chico se apartó de ella con rapidez y se tapó con la sábana, sonrojado, disculpandose por eso, la chica, que con todo el escandalo no se había parado a pensarlo o a mirar, se sonrojó, sin saber que decir, pero, cuando el chico soltó como ultima frase "esto me suele pasar" no pudo aguantar más, lo intentó, se tapó la boca para soportar, pero fue demasiado y una risa, clara como el más fino cristal salí de su boca. Incluso empezó a lagrimear, era todo tan... tan raro, esa frase era lo que faltaba, así que solía destrozarse la ropa y quedarse desnudo.
Pasaron varios minutos hasta que consiguió calmarse. Tomó un largo respiro y lo soltó despacio para calmarse. Pero seguía de muy buen humor:
- Lo siento mucho, es que esa frase ha sido lo que faltaba para acabar de hacer rara esta noche.- se disculpó por reirse- Gracias- soltó mirandose las manos- Me has salvado, y estoy segura de que no debe de haberte resultado facil- le miró a los ojos mientras hablaba.
Luego se acercó al chico, lentamente y con rapidez, le dió un suabe beso en la frente para, al instante levantarse y salir del baño gritando que le traería algo de ropa de su padre. Cuando hubo llegado al dormitorio del matrimonio abrió el armario del patriarca y sacó de allí algo de ropa, posiblemente le quedara pequeña al muchacho, que era más alto y tenía más espalda que su padre, pero era o eso o un vestido, y no pensaba que eso fuera buena idea.
Rebuscó, con un enorme rubor, hasta dar con el traje más grande que tenía y aun sonrojada fue a salir del cuarto. Al pasar frente al espejo vió que ella iba descalza, tenía los pies negros de su carrera por las calles y lo único que la cubría era un simple camisón de lino. El rubor aumentó y, apresuradamente, fue a su cuarto a por una bata, se la anudó y fue al servicio a dejar allí la ropa para el chico:
- Toma, igual te queda algo pequeña, pero... bueno, mejor eso que nada... em... yo... yo... te dejo tranquilidad, luego... luego te curaré las heridas, si... si quieres... es decir... em... te dejo tranquilo- comentó antes de salir de allí para esperar fuera del baño a esperar al joven.
Apoyada en la pared, puso una mano en su cara, ardía, y podía sentir que las orejas también, afortunadamente el pelo se las tapaba, soltó un soplido de aire y se mordió los labios mirando al decorado techo, definitivamente, menuda noche más rara.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
El joven escuchó la risa de Beatrice, una risa que le resultó muy dulce, lo que le hizo asomar los ojos para mirarla. En los labios de Bethlem había dibujada una sonrisa, entre tímida y divertida, que se veía reflejada en sus ojos. Al final aquella risa tan cristalina resultó ser contagiosa, y el joven no pudo evitar reír levemente sin saber muy bien por qué, sencillamente se vio contagiado por la alegría de la chica.
Bethlem la miró, sacando ahora toda la cabeza y mostrando la sonrisa que tenía dibujada en los labios tras ese momento que había hecho que todos sus preocupaciones se alejaran. Mirando a la chica a los ojos no pudo más que asentir, indicando que aceptaba tanto las disculpas, como las gracias que le daba Beatrice.- Ha sido y será siempre un placer salvarte.-Dijo ahora con la voz más alegre.
La joven besó rápidamente la frente del muchacho, que se quedó mirando anonadado en la dirección que se había ido. Mientras esperaba se puso a pensar en el por qué producía Beatrice ese efecto en él, se sentía completamente cómodo a su lado, y confiaba plenamente en ella, aunque aquella era la segunda vez en su vida que la veía, además sentía un cosquilleo especial cada vez que la miraba a los ojos, a la vez que le infundía un profundo respeto. La voz tímida de Beatrice le sacó de sus pensamientos, y no pudo evitar mirarla con una enorme sonrisa.-Muchas gracias.-Dijo simplemente un tanto sonrojado por la situación.
Cuando la joven salió del baño el chico se levantó y se miró al espejo, comprobando que tenía algunas pequeñas heridas que ya empezaban a cerrarse. Sin poder evitarlo, ya que era algo que hacía siempre que se vestía, empezó a tararear una melodía que se le vino a la cabeza, y con aire distraído se puso la ropa que le había traído Beatrice. El pantalón era de su talla, pero la camisa le quedaba un poco justa de hombros, y algo corta de mangas, aún así no tenía nada de lo que quejarse, estaba todo perfecto.
Bethlem se miró una vez más al espejo con una sonrisa, y salió del servicio colocándose un poco la camisa. Con una enorme sonrisa miró a Beatrice, de pronto se sentía como un hombre nuevo.-Supongo que tendrás muchas preguntas ¿no?.-Dijo acercándose a ella.
Bethlem la miró, sacando ahora toda la cabeza y mostrando la sonrisa que tenía dibujada en los labios tras ese momento que había hecho que todos sus preocupaciones se alejaran. Mirando a la chica a los ojos no pudo más que asentir, indicando que aceptaba tanto las disculpas, como las gracias que le daba Beatrice.- Ha sido y será siempre un placer salvarte.-Dijo ahora con la voz más alegre.
La joven besó rápidamente la frente del muchacho, que se quedó mirando anonadado en la dirección que se había ido. Mientras esperaba se puso a pensar en el por qué producía Beatrice ese efecto en él, se sentía completamente cómodo a su lado, y confiaba plenamente en ella, aunque aquella era la segunda vez en su vida que la veía, además sentía un cosquilleo especial cada vez que la miraba a los ojos, a la vez que le infundía un profundo respeto. La voz tímida de Beatrice le sacó de sus pensamientos, y no pudo evitar mirarla con una enorme sonrisa.-Muchas gracias.-Dijo simplemente un tanto sonrojado por la situación.
Cuando la joven salió del baño el chico se levantó y se miró al espejo, comprobando que tenía algunas pequeñas heridas que ya empezaban a cerrarse. Sin poder evitarlo, ya que era algo que hacía siempre que se vestía, empezó a tararear una melodía que se le vino a la cabeza, y con aire distraído se puso la ropa que le había traído Beatrice. El pantalón era de su talla, pero la camisa le quedaba un poco justa de hombros, y algo corta de mangas, aún así no tenía nada de lo que quejarse, estaba todo perfecto.
Bethlem se miró una vez más al espejo con una sonrisa, y salió del servicio colocándose un poco la camisa. Con una enorme sonrisa miró a Beatrice, de pronto se sentía como un hombre nuevo.-Supongo que tendrás muchas preguntas ¿no?.-Dijo acercándose a ella.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Apoyada sobre la pared, escuchó como Bethlem tarareaba una melodía suave, no le sonaba, pero le parecía agradable. La chica se balanceó sobre sus pies a la espera de que saliera el chico, tenía cientos, miles de preguntas.
Cuando salió el chico, con esa camisa que le venía pequeña, la chica no pudo más que reir suavemente. Entonces el joven supuso que ella tendría varias preguntas que hacer. Tenía razón, ni siquiera sabía por donde empezar a preguntar. Pero ese no era sitio para hacerlo, mejor sería bajar a la cocina a tomar algo para calmar los nervios.
- Vamos a tomar un té, ¿de a cuerdo?- sonrió separandose de la pared para empezar a bajar las escaleras con cuidado.
Llegados a la cocina, la chica puso a hervir agua y sacó dos tazas de uno de los armarios para, mientras el agua se calentaba, sentarse en una de las sillas y dar un largo suspiro. Por dónde empezar, tenía tantas dudas hirviendole en la cabeza... Cómo había pasado, desde cuando era así, si le gustaba serlo, si eso le impedía ser el mismo en algun momento, todas esas, y muchas más, pero entonces miró al chico a los ojos, y se le esfumaron de la cabeza.
No lo necesitaba, no era necesario que ella supiera nada, sabía que, incluso en su forma lobuna, había evitado ante todo, herirla, y que había antepuesto su seguridad a lo que ella pudiera pensar. Sabía que confiaba en él y no necesitaba más. Con mirarlo a los ojos tenía más que de sobra.
Sonrió para decir algo, pero, en ese momento, sonó la tetera. Con un gesto añgo molesto se levantó para apagar el fuego y servir el agua, puso unas bolsitas en las tazas y añadió leche a la suya, dejando la jarra en la mesa y cogiendo el azucar, cuando estuvo hecho volvió a sentarse y, por fin, se atrevió a hablar:
- No necesito saber nada- sonrió dejando a un lado una cucharilla y mirandolo a los ojos con una diminuta sonrisa en los labios- tu eres tu, sea en forma de lobo o no, con eso basta.
Con una sonrisa dió un sorbo al té y esperó una respuesta, tal vez era raro no preguntar, pero no le hacía falta saber más de lo que ya sabía mientras el chico siguiera siendo él. Era la segunda vez que se veían. pero ya la había salvado dos veces, eso era, para cualquiera, razón suficiente para confiar en alguien. Y por eso, y lo poco que sabía ella que compartían, confiaba en él ciegamente.
Cuando salió el chico, con esa camisa que le venía pequeña, la chica no pudo más que reir suavemente. Entonces el joven supuso que ella tendría varias preguntas que hacer. Tenía razón, ni siquiera sabía por donde empezar a preguntar. Pero ese no era sitio para hacerlo, mejor sería bajar a la cocina a tomar algo para calmar los nervios.
- Vamos a tomar un té, ¿de a cuerdo?- sonrió separandose de la pared para empezar a bajar las escaleras con cuidado.
Llegados a la cocina, la chica puso a hervir agua y sacó dos tazas de uno de los armarios para, mientras el agua se calentaba, sentarse en una de las sillas y dar un largo suspiro. Por dónde empezar, tenía tantas dudas hirviendole en la cabeza... Cómo había pasado, desde cuando era así, si le gustaba serlo, si eso le impedía ser el mismo en algun momento, todas esas, y muchas más, pero entonces miró al chico a los ojos, y se le esfumaron de la cabeza.
No lo necesitaba, no era necesario que ella supiera nada, sabía que, incluso en su forma lobuna, había evitado ante todo, herirla, y que había antepuesto su seguridad a lo que ella pudiera pensar. Sabía que confiaba en él y no necesitaba más. Con mirarlo a los ojos tenía más que de sobra.
Sonrió para decir algo, pero, en ese momento, sonó la tetera. Con un gesto añgo molesto se levantó para apagar el fuego y servir el agua, puso unas bolsitas en las tazas y añadió leche a la suya, dejando la jarra en la mesa y cogiendo el azucar, cuando estuvo hecho volvió a sentarse y, por fin, se atrevió a hablar:
- No necesito saber nada- sonrió dejando a un lado una cucharilla y mirandolo a los ojos con una diminuta sonrisa en los labios- tu eres tu, sea en forma de lobo o no, con eso basta.
Con una sonrisa dió un sorbo al té y esperó una respuesta, tal vez era raro no preguntar, pero no le hacía falta saber más de lo que ya sabía mientras el chico siguiera siendo él. Era la segunda vez que se veían. pero ya la había salvado dos veces, eso era, para cualquiera, razón suficiente para confiar en alguien. Y por eso, y lo poco que sabía ella que compartían, confiaba en él ciegamente.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
El joven asintió ante la pregunta, lo cierto es que un té vendría bien para templar los nervios. Con tranquilidad bajó las escaleras tras la chica que le guió hasta la cocina.
El joven se apoyó suavemente sobre una mesa observando a la joven preparar el té, no sabía que decir, prefería que ella preguntase. Sintió una pequeña presión en el pecho... Que se quedó allí hasta que ella le miró a los ojos.
El joven sonrió tímidamente cuando ella clavó sus ojos en los suyos, y entonces sintió cómo todo su cuerpo se relajaba. Con tranquilidad se sentó en la silla que estaba frente a Beatrice. El joven tomó con suavidad la taza, añadió algo de leche y un poco de azúcar. Bethlem empezó a dar vueltas a su té con aire distraído, mirando de vez en cuando de reojo a Beatrice.
A medida que la joven habló, Bethlem fue alzando la barbilla para mirarla, entre sorprendido y agradecido. Esta vez fue él el que dejó la cucharilla a un lado y con una sonrisa miró a Beatrice.-Gracias...- Hizo una pequeña pausa.- Todavía me cuesta hablarlo... En general... Necesito algo de tiempo.- Tomó algo de té.- Pero te agradezco que no hayas decidido que no quieres saber nada de mí.-Dijo con sinceridad dando después otro sorbo de la taza. Lo decía por una razón, y era que ya le había pasado antes.
El joven volvió a dejarla y con una sonrisa miró a la chica.-Está muy rico, no suelo tomar té, la verdad.-Dijo pensativo. Con aire distraído empezó a pasear su vista por la habitación, no se había fijado hasta el momento, le resultó un lugar acogedor.-¿Asi que esta es tu casa?.-Dijo con cierto entusiasmo, él vivía en una casa mucho más pequeña, así que para el joven aquel lugar era todo un mundo por descubrir.
El joven se apoyó suavemente sobre una mesa observando a la joven preparar el té, no sabía que decir, prefería que ella preguntase. Sintió una pequeña presión en el pecho... Que se quedó allí hasta que ella le miró a los ojos.
El joven sonrió tímidamente cuando ella clavó sus ojos en los suyos, y entonces sintió cómo todo su cuerpo se relajaba. Con tranquilidad se sentó en la silla que estaba frente a Beatrice. El joven tomó con suavidad la taza, añadió algo de leche y un poco de azúcar. Bethlem empezó a dar vueltas a su té con aire distraído, mirando de vez en cuando de reojo a Beatrice.
A medida que la joven habló, Bethlem fue alzando la barbilla para mirarla, entre sorprendido y agradecido. Esta vez fue él el que dejó la cucharilla a un lado y con una sonrisa miró a Beatrice.-Gracias...- Hizo una pequeña pausa.- Todavía me cuesta hablarlo... En general... Necesito algo de tiempo.- Tomó algo de té.- Pero te agradezco que no hayas decidido que no quieres saber nada de mí.-Dijo con sinceridad dando después otro sorbo de la taza. Lo decía por una razón, y era que ya le había pasado antes.
El joven volvió a dejarla y con una sonrisa miró a la chica.-Está muy rico, no suelo tomar té, la verdad.-Dijo pensativo. Con aire distraído empezó a pasear su vista por la habitación, no se había fijado hasta el momento, le resultó un lugar acogedor.-¿Asi que esta es tu casa?.-Dijo con cierto entusiasmo, él vivía en una casa mucho más pequeña, así que para el joven aquel lugar era todo un mundo por descubrir.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Beatrice escuchó atentamente al chico, que agradecía que no preguntase y que no hubiera decidido echarlo de su vida. Sorprendida ante esta afirmación, la joven lo miró, preocupada y extrañada, debía haberlo pasado mal. La chica entendía que hubiera quien se asustara, al fin y al cabo, no todo los días te encontrabas con una persona que, tras un dolor terrible, pasa de ser humano a ser lobo.
Acabandose el té, reflexiono como podría expresar sus pensamientos, el chico había salido herido anteriormente, eso estaba claro, pero ella no quería hacerle daño, ni mucho menos, tan centrada estaba en como decirle lo que le pasaba por la cabeza que ni siquiera escuchó el comentario del joven sobre la casa. Se terminó el té lo dejó en la pila y se acercó a Bethlem rodeando la mesa, cuando estuvo a su lado, le tomó una mano y lo miró a los ojos:
- Bethlem, eres increible, un chico genuino y único, jamás, jamás querría que una persona tan especial como tu se separase de mi lado, sería una idiota, nunca me lo perdonaría, así que no pienses bajo ningún concepto que te hecharía de mi vida ahora que has entrado en ella.- dejó de mirarlo un momento para poder pensar- Entiendo que haya quien se asuste, yo misma tuve miedo durante un momento, pero me dejaste acercarme- volvió a mirar al chico- ¿entiendes? Me acerqué a ti, cuando eras un lobo, y no me hiciste ningún daño. Tengo preguntas, miles de preguntas, pero no necesito las respuestas, con saber que incluso sin ser tu, sigues siendo tu mismo, tengo más que suficiente.- le dió al chico una pequeña sonrisa- No voy a preguntar nada, esperaré, esperaré todo lo que sea necesario hasta que tu te sientas lo bastante cómodo para contarme las cosas por ti mismo. Así, además, tendré una buena excusa para volver a verte.- bromeó para quitar seriedad a toda su charla, que era completamente seria, pero que tal vez incomodase al chico.
Cuando hubo acabado, el rubor subió a sus mejillas, y apartó la vista de los ojos de Bethlem. De verdad que sentía todo lo que había dicho, pero soltarlo así, quería volverse su amiga, ir despacio, abanzar poco a poco, era la segunda vez que se veían, pero para ella estaba claro, el joven compositor había desbaratado todo su mundo. Y, en lugar de ir paso a paso conociendose con paciencia, parecía que iban a saltos de gigante. Volvió a mirar al chico, aun sonrojada, esperando una reacción por su parte. Esperaba no haber sido demasiado sincera.
Acabandose el té, reflexiono como podría expresar sus pensamientos, el chico había salido herido anteriormente, eso estaba claro, pero ella no quería hacerle daño, ni mucho menos, tan centrada estaba en como decirle lo que le pasaba por la cabeza que ni siquiera escuchó el comentario del joven sobre la casa. Se terminó el té lo dejó en la pila y se acercó a Bethlem rodeando la mesa, cuando estuvo a su lado, le tomó una mano y lo miró a los ojos:
- Bethlem, eres increible, un chico genuino y único, jamás, jamás querría que una persona tan especial como tu se separase de mi lado, sería una idiota, nunca me lo perdonaría, así que no pienses bajo ningún concepto que te hecharía de mi vida ahora que has entrado en ella.- dejó de mirarlo un momento para poder pensar- Entiendo que haya quien se asuste, yo misma tuve miedo durante un momento, pero me dejaste acercarme- volvió a mirar al chico- ¿entiendes? Me acerqué a ti, cuando eras un lobo, y no me hiciste ningún daño. Tengo preguntas, miles de preguntas, pero no necesito las respuestas, con saber que incluso sin ser tu, sigues siendo tu mismo, tengo más que suficiente.- le dió al chico una pequeña sonrisa- No voy a preguntar nada, esperaré, esperaré todo lo que sea necesario hasta que tu te sientas lo bastante cómodo para contarme las cosas por ti mismo. Así, además, tendré una buena excusa para volver a verte.- bromeó para quitar seriedad a toda su charla, que era completamente seria, pero que tal vez incomodase al chico.
Cuando hubo acabado, el rubor subió a sus mejillas, y apartó la vista de los ojos de Bethlem. De verdad que sentía todo lo que había dicho, pero soltarlo así, quería volverse su amiga, ir despacio, abanzar poco a poco, era la segunda vez que se veían, pero para ella estaba claro, el joven compositor había desbaratado todo su mundo. Y, en lugar de ir paso a paso conociendose con paciencia, parecía que iban a saltos de gigante. Volvió a mirar al chico, aun sonrojada, esperando una reacción por su parte. Esperaba no haber sido demasiado sincera.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
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Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
El chico no pudo más que observarla, pensando si había podido decir algo malo siguió bebiendo de su taza sin apartar la mirada de Beatrice. Entonces se puso a pensar, ella seguía allí, hablando con él, y en realidad de pronto se sentía como si no hubiese ocurrido nada, sencillamente estaban allí hablando, con toda la normalidad del mundo. Era la segunda vez que veía a la chica, y por segunda vez les pasaba algo asombroso, el joven no pudo evitar sonreír divertido, en cierto modo era muy curioso que les pasasen aquellas cosas.
El joven salió de su ensimismamiento al ver que Beatrice se levantaba y se acercaba a él, entonces la siguió con la mirada y la escuchó con atención. A medida que ella hablaba, el corazón de él, por algún motivo, se iba acelerando, por una parte porque lo que le estaba diciendo era lo más bonito que le habían dicho nunca, por otra, porque si él la había dejado acercarse era por algo, aunque nunca recordaba nada, sabía que transformado en lobo era muy agresivo.
-¿Te deje... Te dejé acercarte?.-Preguntó dejando ver cierta ilusión en su voz. En realidad debía sentirse enfadado, puesto que eso significaba que en algún momento Bea había tenido que salir de su escondite... Pero era incapaz de enfadarse, todo había salido bien, y no habría tenido ningún sentido. El joven no pudo evitar levantarse emocionado, aquello para él era completamente nuevo.-¡Eso es estupendo!.-Dijo tomando ambas manos de la chica, y haciendo que los dos girasen con suavidad unas pocas veces, para luego abrazarla suavemente.
El joven la abrazó durante unos instantes, y luego se dio cuenta de que su reacción había podido ser algo desmedida.- Lo siento.-Dijo muy bajito, algo sonrojado y a modo de disculpa.- Quiero que sepas que llegado el momento te lo contaré todo... Porque Beatrice, lo cierto es que me gustaría ir conociéndote mejor... Me pareces una persona maravillosa, y así yo también tendría excusas para ir viéndote más veces.-Dijo con algo de timidez, él también quería que ella supiera que despertaba como mínimo cierta curiosidad en él. En esos instantes se sentía nervioso, ¿qué estaría pensando Beatrice de lo que le había dicho?
El joven salió de su ensimismamiento al ver que Beatrice se levantaba y se acercaba a él, entonces la siguió con la mirada y la escuchó con atención. A medida que ella hablaba, el corazón de él, por algún motivo, se iba acelerando, por una parte porque lo que le estaba diciendo era lo más bonito que le habían dicho nunca, por otra, porque si él la había dejado acercarse era por algo, aunque nunca recordaba nada, sabía que transformado en lobo era muy agresivo.
-¿Te deje... Te dejé acercarte?.-Preguntó dejando ver cierta ilusión en su voz. En realidad debía sentirse enfadado, puesto que eso significaba que en algún momento Bea había tenido que salir de su escondite... Pero era incapaz de enfadarse, todo había salido bien, y no habría tenido ningún sentido. El joven no pudo evitar levantarse emocionado, aquello para él era completamente nuevo.-¡Eso es estupendo!.-Dijo tomando ambas manos de la chica, y haciendo que los dos girasen con suavidad unas pocas veces, para luego abrazarla suavemente.
El joven la abrazó durante unos instantes, y luego se dio cuenta de que su reacción había podido ser algo desmedida.- Lo siento.-Dijo muy bajito, algo sonrojado y a modo de disculpa.- Quiero que sepas que llegado el momento te lo contaré todo... Porque Beatrice, lo cierto es que me gustaría ir conociéndote mejor... Me pareces una persona maravillosa, y así yo también tendría excusas para ir viéndote más veces.-Dijo con algo de timidez, él también quería que ella supiera que despertaba como mínimo cierta curiosidad en él. En esos instantes se sentía nervioso, ¿qué estaría pensando Beatrice de lo que le había dicho?
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
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