AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
2 participantes
Página 2 de 3.
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Recuerdo del primer mensaje :
Era sabado por la noche, toda la calle se encontraba vacía por las diferentes celebraciones, los padres de la joven se habían ido de viaje a España por razones comerciales, y los empleados, habían vuelto a sus hogares por petición de la chica, que, pensando que no habría problemas en quedarse sola, había decidido que todos fueran a disfrutar de sus familias.
La noche pasaba despacio y pacífica dentro de la mansión Delteria, la chica ya había tomado un baño, y, tras una cena tranquila, leía un libro en el salón, delante de la chimenea. Se sentía tranquila, a gusto y el calor de las llamas, que calentaba su cara, hacía que una ligera modorra se apoderase de ella. Cerró los ojos un segundo y cayó dormida.
Dos horas pasaron hasta que el sonido de una rotura de cristal la despertó de su sueño. Adormilada, cerró el libro y lo dejó en una mesita acercandose con cautela a las escaleras. ¿Qué habría sido ese ruido? ¿Se lo habría imaginado? Sosteniendose el camisón de lino, descalza, subió las escaleras en silencio, en el borde superior de estas, un paragüero guardaba uno de los bastoes de su padre, la chica, por si acaso, lo tomó con fuerza y siguió andando.
Al llegar a la puerta de su dormitorio, escuchó sonidos y abrió despacio. No había nadie allí dentro, pero el cristal.... el cristal estaba roto y esparcido por el suelo, las cortinas hondeaban con e viento. Desde el centro del dormitorio, giró en redondo para ver el cuarto y sintió una presencia a sus espaldas. Allí un hombre alto de pelo negro y ojos rojos sonreía enseñando sus colmillos, la ropa estaba empapada de un líquido rojo con aroma a óxido.
Tomó una enorme vocanada de aire y preguntó andando hacia atrás:
- ¿Quién sois? ¿Qué haceis aquí?
- Madamme...- pronunció con marcado acento frances- solo venía a buscarla, pareceis un.... buen bocado....- conrío mostrando los colmillos y relamiendose.
- No puede ser.... los vampiros no....- entonces la chica pensó, si había conocido a un fantasma, quien le decía que no había mas seres.
Sin ser capaz de articular una sola silaba más, se giro e inició una carrera hacia las escaleras cerrando la puerta de su dormitorio. En su apresurada huida el camisón de lino se enganchó en una decoración de la escalera, y eso la hizo usar la fuerza para arrancarlo mientras veía acercarse, con parsimonia, al demonio de ojos carmesí. Con la prenda rota le fue más fácil correr, le tiró el bastón al espectro y continuó corriendo antes de ver como la furia hervía en los ojos del tipo. Logró, milagrosamente, salir a la calle, y con eso inició su carrera por la gran y amplia avenida intentando que esa cosa que la perseguía se cansara.
Era sabado por la noche, toda la calle se encontraba vacía por las diferentes celebraciones, los padres de la joven se habían ido de viaje a España por razones comerciales, y los empleados, habían vuelto a sus hogares por petición de la chica, que, pensando que no habría problemas en quedarse sola, había decidido que todos fueran a disfrutar de sus familias.
La noche pasaba despacio y pacífica dentro de la mansión Delteria, la chica ya había tomado un baño, y, tras una cena tranquila, leía un libro en el salón, delante de la chimenea. Se sentía tranquila, a gusto y el calor de las llamas, que calentaba su cara, hacía que una ligera modorra se apoderase de ella. Cerró los ojos un segundo y cayó dormida.
Dos horas pasaron hasta que el sonido de una rotura de cristal la despertó de su sueño. Adormilada, cerró el libro y lo dejó en una mesita acercandose con cautela a las escaleras. ¿Qué habría sido ese ruido? ¿Se lo habría imaginado? Sosteniendose el camisón de lino, descalza, subió las escaleras en silencio, en el borde superior de estas, un paragüero guardaba uno de los bastoes de su padre, la chica, por si acaso, lo tomó con fuerza y siguió andando.
Al llegar a la puerta de su dormitorio, escuchó sonidos y abrió despacio. No había nadie allí dentro, pero el cristal.... el cristal estaba roto y esparcido por el suelo, las cortinas hondeaban con e viento. Desde el centro del dormitorio, giró en redondo para ver el cuarto y sintió una presencia a sus espaldas. Allí un hombre alto de pelo negro y ojos rojos sonreía enseñando sus colmillos, la ropa estaba empapada de un líquido rojo con aroma a óxido.
Tomó una enorme vocanada de aire y preguntó andando hacia atrás:
- ¿Quién sois? ¿Qué haceis aquí?
- Madamme...- pronunció con marcado acento frances- solo venía a buscarla, pareceis un.... buen bocado....- conrío mostrando los colmillos y relamiendose.
- No puede ser.... los vampiros no....- entonces la chica pensó, si había conocido a un fantasma, quien le decía que no había mas seres.
Sin ser capaz de articular una sola silaba más, se giro e inició una carrera hacia las escaleras cerrando la puerta de su dormitorio. En su apresurada huida el camisón de lino se enganchó en una decoración de la escalera, y eso la hizo usar la fuerza para arrancarlo mientras veía acercarse, con parsimonia, al demonio de ojos carmesí. Con la prenda rota le fue más fácil correr, le tiró el bastón al espectro y continuó corriendo antes de ver como la furia hervía en los ojos del tipo. Logró, milagrosamente, salir a la calle, y con eso inició su carrera por la gran y amplia avenida intentando que esa cosa que la perseguía se cansara.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 16/04/2015
Localización : París/Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
La chica vió como cambiaba la expresión del chico cuando ella dijo que había podido acercarse, parecía... ¿feliz?¿sorprendido? Una mezcla de ambas. Emocionado, el chico se levantó tomando a Beatrice de las manos y girando un par de veces por la cocina para frenarse abrazandola. Ella sonrojada, pero feliz de que el chico fuera tan efusivo y no se sintiera mal a su lado le devolvió el abrazo con suavidad, hasta que él se separó despacio disculpandose, algo sonrojado.
A la chica también le subieron un poco más los colores. Cuando el chico, con voz suave y tímida le aseguró que, llegado el momento, se lo contaría todo, ella sonrió asintiendo, espearía con paciencia. Era agradable saber que seguian igual que antes, no, mentira, no era igual, ahora su amistad, o lo que fuera que hubiera entre ellos, se sentía más real, más tangible. Era realmente extraño lo que le pasaba con ese chico, sentía como si aguien estuviera haciendo malabares con el destino y dos piezas, caidas a la vez, se hubieran encontrado de golpe, fuera quien fuera el que había tirado esos bolardos, le daba las más sinceras gracias, porque si no fuera por él, jamás habría encontrado una persona con la que se sentía tan a gusto desde un primer momento, como si se conocieran de toda la vida.
Ese ambiente tan afable y cálido se rompió cuando un sonido proviniente de la salita llegó a sus oidos. Miró a Beth y empezó a andar hacia el salón donde habían estado antes. Allí, el suelo estaba vacío, solo rastros de sangre oscura quedaban en la alfombra. No había rastro alguno del vampiro, pero lo que la chica había usado para atravesarlo estaba junto a una ventana, donde una cortina ondeaba con el frío viento de la noche.
La chica, con cuidado se agachó a tomar el atizador que había caido al suelo, y miró la ventana, sintiendo que el frío recorría su espalda, ¿el vampiro no estaba muerto? ¿volvería? Soltó el hierro y se abrazó a si misma, asustada, no quería quedarse sola.
A la chica también le subieron un poco más los colores. Cuando el chico, con voz suave y tímida le aseguró que, llegado el momento, se lo contaría todo, ella sonrió asintiendo, espearía con paciencia. Era agradable saber que seguian igual que antes, no, mentira, no era igual, ahora su amistad, o lo que fuera que hubiera entre ellos, se sentía más real, más tangible. Era realmente extraño lo que le pasaba con ese chico, sentía como si aguien estuviera haciendo malabares con el destino y dos piezas, caidas a la vez, se hubieran encontrado de golpe, fuera quien fuera el que había tirado esos bolardos, le daba las más sinceras gracias, porque si no fuera por él, jamás habría encontrado una persona con la que se sentía tan a gusto desde un primer momento, como si se conocieran de toda la vida.
Ese ambiente tan afable y cálido se rompió cuando un sonido proviniente de la salita llegó a sus oidos. Miró a Beth y empezó a andar hacia el salón donde habían estado antes. Allí, el suelo estaba vacío, solo rastros de sangre oscura quedaban en la alfombra. No había rastro alguno del vampiro, pero lo que la chica había usado para atravesarlo estaba junto a una ventana, donde una cortina ondeaba con el frío viento de la noche.
La chica, con cuidado se agachó a tomar el atizador que había caido al suelo, y miró la ventana, sintiendo que el frío recorría su espalda, ¿el vampiro no estaba muerto? ¿volvería? Soltó el hierro y se abrazó a si misma, asustada, no quería quedarse sola.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 16/04/2015
Localización : París/Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
El joven no pudo evitar quedarse mirando a Beatrice, la tenue luz que daba en su rostro remarcaba sus rasgos, unos rasgos que a Bethlem le parecían bellísimos. En su ensimismamiento el joven no escuchó un ruido que se produjo en la sala, pero Beatrice si que lo hizo, haciendo que se dirigiese directa al lugar.
El joven observó la habitación, haciendo que algunas imágenes viniesen a su mente, entre ellas la de un vampiro ensartado en un hierro, entre ellas, la de Beatrice acercándose a él. Bethlem miró la sangre pensativo y luego miró a Beatrice, que parecía consternada, y asustada a un mismo tiempo, lo que en realidad era muy lógico. Él sabía bastante acerca de vampiros, al fin y al cabo era parte de su mundo, en cambio quizá era el primer contacto que la chica tenía con el mismo.
Bethlem se acercó a Beatrice y con suavidad posó sus manos sobre los hombros de Beatrice y frotó sus brazos con el ánimo de tranquilizarla.- No te preocupes, no creo que vuelva.- Miró hacia la ventana preguntándose a dónde había podido ir.- Me puedo quedar aquí si así te sientes más segura.-Propuso con suavidad, hasta que cayó en la cuenta de que en cierto modo se estaba invitando sólo a quedarse allí. Con gesto distraído observó el rastro de sangre que había ido dejando el vampiro, tenía la intención de seguir reconfortando a Beatrice, pero su curiosidad le pudo y se separó para asomarse a la ventana y seguir con la mirada aquel rastro, al parecer el vampiro había decidido alejarse.- No te culpes, hasta donde yo se no hay ninguna manera de... Bueno de... De que desaparezcan para siempre.- No quería hablar de matarlos, él nunca había matado a ninguno, aunque alguna vez se lo había preguntado. De pronto se dio cuenta de que aquello se podía interpretar como que volvería, y nervioso se giró para explicarse.-Que no me refiero a que vaya a volver, de hecho creo que le hemos dado una buena lección.-Rió un poco nervioso y se acercó de nuevo a Beatrice volviendo a ponerle las manos sobre los hombros, esta vez quedándose frente a ella.-No te preocupes.-Dijo para inmediatamente después abrazarla con suavidad.
En el fondo él también estaba algo preocupado, aunque no quería transmitírselo a la joven, quizá aquella noche no, pero ¿qué pasaría si volvía alguna otra y él no estaba allí?, temía que pudiese ocurrir algo. No dudaba de que Beatrice supiese defenderse sola, todo indicaba lo contrario, pero los vampiros eran unos seres muy peligrosos, y el hecho de que fuesen sus enemigos naturales no significaba que no los respetase. Se separó a mirar a la chica a los ojos y le dedicó una pequeña sonrisa.-Creo que lo mejor es que hagamos algo para distraernos.-Comentó con tranquilidad.
De pronto al joven se le iluminó la cara, acababa de recordar que después de todo, él había querido ir allí para devolverle a Beatrice su capa. Sin decir palabra se dirigió a la primera habitación en la que entraron, buscando con la mirada la prenda. Después de buscarla por la habitación la encontró tirada en el suelo. Probablemente se había caído con todo el alboroto que se había formado en un momento. Con un gesto un poco decepcionado la cogió y comprobó que ahora estaba arrugada.- Te la he estado cuidando... Aunque me temo que ahora está un poco arrugada.- Bajó un poco la mirada como una disculpa.
El joven observó la habitación, haciendo que algunas imágenes viniesen a su mente, entre ellas la de un vampiro ensartado en un hierro, entre ellas, la de Beatrice acercándose a él. Bethlem miró la sangre pensativo y luego miró a Beatrice, que parecía consternada, y asustada a un mismo tiempo, lo que en realidad era muy lógico. Él sabía bastante acerca de vampiros, al fin y al cabo era parte de su mundo, en cambio quizá era el primer contacto que la chica tenía con el mismo.
Bethlem se acercó a Beatrice y con suavidad posó sus manos sobre los hombros de Beatrice y frotó sus brazos con el ánimo de tranquilizarla.- No te preocupes, no creo que vuelva.- Miró hacia la ventana preguntándose a dónde había podido ir.- Me puedo quedar aquí si así te sientes más segura.-Propuso con suavidad, hasta que cayó en la cuenta de que en cierto modo se estaba invitando sólo a quedarse allí. Con gesto distraído observó el rastro de sangre que había ido dejando el vampiro, tenía la intención de seguir reconfortando a Beatrice, pero su curiosidad le pudo y se separó para asomarse a la ventana y seguir con la mirada aquel rastro, al parecer el vampiro había decidido alejarse.- No te culpes, hasta donde yo se no hay ninguna manera de... Bueno de... De que desaparezcan para siempre.- No quería hablar de matarlos, él nunca había matado a ninguno, aunque alguna vez se lo había preguntado. De pronto se dio cuenta de que aquello se podía interpretar como que volvería, y nervioso se giró para explicarse.-Que no me refiero a que vaya a volver, de hecho creo que le hemos dado una buena lección.-Rió un poco nervioso y se acercó de nuevo a Beatrice volviendo a ponerle las manos sobre los hombros, esta vez quedándose frente a ella.-No te preocupes.-Dijo para inmediatamente después abrazarla con suavidad.
En el fondo él también estaba algo preocupado, aunque no quería transmitírselo a la joven, quizá aquella noche no, pero ¿qué pasaría si volvía alguna otra y él no estaba allí?, temía que pudiese ocurrir algo. No dudaba de que Beatrice supiese defenderse sola, todo indicaba lo contrario, pero los vampiros eran unos seres muy peligrosos, y el hecho de que fuesen sus enemigos naturales no significaba que no los respetase. Se separó a mirar a la chica a los ojos y le dedicó una pequeña sonrisa.-Creo que lo mejor es que hagamos algo para distraernos.-Comentó con tranquilidad.
De pronto al joven se le iluminó la cara, acababa de recordar que después de todo, él había querido ir allí para devolverle a Beatrice su capa. Sin decir palabra se dirigió a la primera habitación en la que entraron, buscando con la mirada la prenda. Después de buscarla por la habitación la encontró tirada en el suelo. Probablemente se había caído con todo el alboroto que se había formado en un momento. Con un gesto un poco decepcionado la cogió y comprobó que ahora estaba arrugada.- Te la he estado cuidando... Aunque me temo que ahora está un poco arrugada.- Bajó un poco la mirada como una disculpa.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 16/04/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
La joven sintió, a sus espaldas, la presencia de Bethlem, que puso sus manos en los hombros de la chica y comenzó a frotarle los brazos mientras intentaba tranquilizarla. Respiró hondo, con la intención de calmarse, y entonces el joven se ofreció a quedarse esa noche por seguridad.
No era adecuado, ella lo sabía, lo sabía muy bien, pero lo cierto es que agradecía la oferta, no sabía la razón, pero siempre que el joven compositor estaba cerca lograba mantener mejor la calma, en cierto modo, al menos, pues cuando se acercaba mucho el corazón se le disparaba y sentía como si el corazón se le fuera a salir por la boca.
Con un ligero rubor, sin saber que responder, observó como el chico seguía el rastro de sangre hasta el jardín, para, luego, volver a entrar mientras decía que él no sabía la forma de acabar con ellos, ¿así que era imposible hacerlos desaparecer? Al parecer así era, pero el chico pensaba que no volvería, al fin y al cabo no es que el chupasangres se hubiera ido indemne. la chica miró al suelo, y cuando el joven puso las manos en sus hombros volvió a alzar la mirada, en cuanto el la abrazo, sinti'que realmente no tenía de que preocuparse.
Pero aun así, el miedo le recorría el cuerpo, ahora estaría furioso, ¿quién le decía que no reclamaría venganza? El compositor, intentando distraerla, comenzó a pensar en algo hasta que al chico se le iluminó la cara y salió corriendo del cuarto. Ella, extrañada, lo siguió preguntadose qué se le debía haber pasado por la cabeza.
Entraron a la primera sala a la que habían ido al llegar a la casa, cuando llegó Beatrice el chico sostenía con mimo una capa arrugada y se disculpaba por ello. A la joven poco le preocupaba su capa, cuando se hubiera calmado le agradecería con propiedad todas las molestias que se había tomado el chico para devolversela, pero en ese momento seguía asustada por los sucesos de la noche. Por eso, puede que sin pensar con demasiada claridad, se acercó al chico y lo tomó por la estrecha camisa para alzar la vista hasta los ojos del chico y volver a agachar la cabeza con ojos brillantes, apoyó su frente en el brazo del Bethlem y en un susurro le pidió:
- Quédate, por favor... - musitó con voz suave
No era adecuado, ella lo sabía, lo sabía muy bien, pero lo cierto es que agradecía la oferta, no sabía la razón, pero siempre que el joven compositor estaba cerca lograba mantener mejor la calma, en cierto modo, al menos, pues cuando se acercaba mucho el corazón se le disparaba y sentía como si el corazón se le fuera a salir por la boca.
Con un ligero rubor, sin saber que responder, observó como el chico seguía el rastro de sangre hasta el jardín, para, luego, volver a entrar mientras decía que él no sabía la forma de acabar con ellos, ¿así que era imposible hacerlos desaparecer? Al parecer así era, pero el chico pensaba que no volvería, al fin y al cabo no es que el chupasangres se hubiera ido indemne. la chica miró al suelo, y cuando el joven puso las manos en sus hombros volvió a alzar la mirada, en cuanto el la abrazo, sinti'que realmente no tenía de que preocuparse.
Pero aun así, el miedo le recorría el cuerpo, ahora estaría furioso, ¿quién le decía que no reclamaría venganza? El compositor, intentando distraerla, comenzó a pensar en algo hasta que al chico se le iluminó la cara y salió corriendo del cuarto. Ella, extrañada, lo siguió preguntadose qué se le debía haber pasado por la cabeza.
Entraron a la primera sala a la que habían ido al llegar a la casa, cuando llegó Beatrice el chico sostenía con mimo una capa arrugada y se disculpaba por ello. A la joven poco le preocupaba su capa, cuando se hubiera calmado le agradecería con propiedad todas las molestias que se había tomado el chico para devolversela, pero en ese momento seguía asustada por los sucesos de la noche. Por eso, puede que sin pensar con demasiada claridad, se acercó al chico y lo tomó por la estrecha camisa para alzar la vista hasta los ojos del chico y volver a agachar la cabeza con ojos brillantes, apoyó su frente en el brazo del Bethlem y en un susurro le pidió:
- Quédate, por favor... - musitó con voz suave
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 16/04/2015
Localización : París/Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Bethlem se sorprendió en un principio por la reacción de la joven, pero en cuanto lo comprendió la rodeó con los brazos, aún sin soltar la capa y apoyó suavemente la barbilla en la cabeza de la joven.- Me quedo el tiempo que me digas.-Dijo también con un susurro suave. Se quedó abrazado a ella pensando en algo que la pudiese tranquilizar, algo que les reconfortase a los dos. Calló en la cuenta de que el fuego estaba casi extinguiéndose, lo que le hizo pensar cómo podría hacer todo aquello más reconfortante.- Vale, siéntate en el sillón, yo me encargo de todo.-
El joven no perdió un solo minuto y se puso en marcha, dejó la capa cuidadosamente en el respaldo del sillón. Con habilidad encendió el fuego para que por lo menos la habitación estuviese más luminosa. Después se dirigió a la cocina y buscó algo con lo que recoger los restos del jarrón que estaba esparcido por el suelo de la salita, allí encontró un cubo en el que podría meterlos, por lo menos no estaría esparcido por el suelo. Entonces se le ocurrió algo más que podía hacer. Llenó otro cubo con agua que puso a calentar.
Mientras el agua se calentaba Bethlem fue rápidamente a la salita y recogió los restos del jarrón cuidadosamente. Una vez hecho dedicó una sonrisa a Beatrice y volvió a la cocina a coger el cubo con agua caliente. Dejó los restos del jarrón en la mesa, buscó un paño que pudiese humedecer. Encontró uno que le pareció adecuado, y poniéndoselo al hombro tomó el agua caliente y fue a la sala en la que había sangre en el suelo. Con mucha rapidez se puso a frotarlo, humedeciendo de vez en cuando el paño. Cuando quedó razonablemente limpio volvió a llevar el cubo a la cocina sin saber muy bien qué hacer ahora con él. Optó por vaciarlo en la pila para que no estuviese allí estorbando.
Bethlem se frotó las manos, por lo menos ahora estaba todo más normal... Solo le faltaba una única cosa por hacer, cerrar la ventana que había quedado abierta, por lo que fue a la salita para cerrarla, no sin antes comprobar que, efectivamente, la puerta había quedado bien cerrada. Con un suspiro de satisfacción volvió a la salita de la chimenea y se sentó frente a Beatrice.- Ahora mucho mejor.- Exclamó con una enorme sonrisa dibujada en sus labios
El joven no perdió un solo minuto y se puso en marcha, dejó la capa cuidadosamente en el respaldo del sillón. Con habilidad encendió el fuego para que por lo menos la habitación estuviese más luminosa. Después se dirigió a la cocina y buscó algo con lo que recoger los restos del jarrón que estaba esparcido por el suelo de la salita, allí encontró un cubo en el que podría meterlos, por lo menos no estaría esparcido por el suelo. Entonces se le ocurrió algo más que podía hacer. Llenó otro cubo con agua que puso a calentar.
Mientras el agua se calentaba Bethlem fue rápidamente a la salita y recogió los restos del jarrón cuidadosamente. Una vez hecho dedicó una sonrisa a Beatrice y volvió a la cocina a coger el cubo con agua caliente. Dejó los restos del jarrón en la mesa, buscó un paño que pudiese humedecer. Encontró uno que le pareció adecuado, y poniéndoselo al hombro tomó el agua caliente y fue a la sala en la que había sangre en el suelo. Con mucha rapidez se puso a frotarlo, humedeciendo de vez en cuando el paño. Cuando quedó razonablemente limpio volvió a llevar el cubo a la cocina sin saber muy bien qué hacer ahora con él. Optó por vaciarlo en la pila para que no estuviese allí estorbando.
Bethlem se frotó las manos, por lo menos ahora estaba todo más normal... Solo le faltaba una única cosa por hacer, cerrar la ventana que había quedado abierta, por lo que fue a la salita para cerrarla, no sin antes comprobar que, efectivamente, la puerta había quedado bien cerrada. Con un suspiro de satisfacción volvió a la salita de la chimenea y se sentó frente a Beatrice.- Ahora mucho mejor.- Exclamó con una enorme sonrisa dibujada en sus labios
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 16/04/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Cuando el chico la rodeó con los brazos poniendo su barbilla sobre la cabeza de la joven, y le dijo que se quedaría tanto como ella le pidiera, lanzó un suspiro escondiendose en el abrazo, devolviendoselo al compositor.
Beatrice empezaba a calmarse cuando, de pronto, el chico se separó de ella haciendo que se sentara en el sofá. La chica, sorprendida, vio como el joven se movía de un lado a otro encendiendo de nuevo el fuego, recogiendo el jarrón roto e intetando quitar la mancha de la alfombra y cerraba la ventana. Ella, sin lograr reaccionar o entender lo que hacía el joven, lo miraba, confusa. Se sentía como si estubiera viendo un partido de tenis de un solo jugador.
Cuando la muchacha entendió que lo que el joven intentaba hacer era limpiar el lugar se levantó, raṕido a intentar hacer ella algo, había tardado en entenderlo pero ahora que lo había comperndido... era tarde, el chico se paró frente a ella diciendo que así todo estaba mejor:
- Lo siento, tendría que haberlo hecho yo. Hasta ahora no he entendido que era lo que intentabas hacer- comentó avergonzada- gracias- dijo agachando la cabeza.
Con un suspiro miró al chico a los ojos, le sabía mal que estuviera haciendo tanto por ella, cuando ella no podía hacer nada por él. Se mordió el labio, pensativa, que podía hacer por el para compensar todo lo que la estba ayudando. De pronto lo supo, y aun con lo asustada que se seguía sintiendo supo que eso alegraría al chico.
- Ven conmigo- sonrió tirando de la mano del compositor.
Dejando atrás las escaleras, al fondo de la primera planta la chica abrió una enorme puerta de caoba que daba paso a una sala limpia, amplia, con ua acustica estupenda en la que había un enorme piano de cola, perfectamente afinado y, sobre él, el violín de la joven. En el fondo de la sala un piano de pared, violonccelos, trompetas i trombones se agrupaban. Excepto el piano y el violín, el resto de instrumentos iban a ser empaquetados y mandados hasta anérica.
- Tendría que habertelo enseñado antes, no se cómo no se me ha ocurrido.- la chica acercó a Bethlem hasta el piano- es antiguo, mucho, ya estaba aquí cuando yo era pequeña, pero lo cuidamos mucho, está afinado y tiene un sonido muy claro. He pensado que te gustaría probarlo.- sonrió Beatrice- y este es mi violín- comentó soltando al chico para, con sumo cuidado, tomar el instrumento.
Era un precioso Stradivarius de color rojizo que ella misma había encontrado en una subasta tiempo atrás, nadie en la sala le había prestado atención, pero ella había sentido la llamada del instrumento y había pujado sola. En ese momento no había tenido idea de lo maravilloso que era el instrumento, no sabía casinada de violines, pero en cuanto aprendió, se enamoró del instrumento, en particular, de su propio violín.
Beatrice empezaba a calmarse cuando, de pronto, el chico se separó de ella haciendo que se sentara en el sofá. La chica, sorprendida, vio como el joven se movía de un lado a otro encendiendo de nuevo el fuego, recogiendo el jarrón roto e intetando quitar la mancha de la alfombra y cerraba la ventana. Ella, sin lograr reaccionar o entender lo que hacía el joven, lo miraba, confusa. Se sentía como si estubiera viendo un partido de tenis de un solo jugador.
Cuando la muchacha entendió que lo que el joven intentaba hacer era limpiar el lugar se levantó, raṕido a intentar hacer ella algo, había tardado en entenderlo pero ahora que lo había comperndido... era tarde, el chico se paró frente a ella diciendo que así todo estaba mejor:
- Lo siento, tendría que haberlo hecho yo. Hasta ahora no he entendido que era lo que intentabas hacer- comentó avergonzada- gracias- dijo agachando la cabeza.
Con un suspiro miró al chico a los ojos, le sabía mal que estuviera haciendo tanto por ella, cuando ella no podía hacer nada por él. Se mordió el labio, pensativa, que podía hacer por el para compensar todo lo que la estba ayudando. De pronto lo supo, y aun con lo asustada que se seguía sintiendo supo que eso alegraría al chico.
- Ven conmigo- sonrió tirando de la mano del compositor.
Dejando atrás las escaleras, al fondo de la primera planta la chica abrió una enorme puerta de caoba que daba paso a una sala limpia, amplia, con ua acustica estupenda en la que había un enorme piano de cola, perfectamente afinado y, sobre él, el violín de la joven. En el fondo de la sala un piano de pared, violonccelos, trompetas i trombones se agrupaban. Excepto el piano y el violín, el resto de instrumentos iban a ser empaquetados y mandados hasta anérica.
- Tendría que habertelo enseñado antes, no se cómo no se me ha ocurrido.- la chica acercó a Bethlem hasta el piano- es antiguo, mucho, ya estaba aquí cuando yo era pequeña, pero lo cuidamos mucho, está afinado y tiene un sonido muy claro. He pensado que te gustaría probarlo.- sonrió Beatrice- y este es mi violín- comentó soltando al chico para, con sumo cuidado, tomar el instrumento.
Era un precioso Stradivarius de color rojizo que ella misma había encontrado en una subasta tiempo atrás, nadie en la sala le había prestado atención, pero ella había sentido la llamada del instrumento y había pujado sola. En ese momento no había tenido idea de lo maravilloso que era el instrumento, no sabía casinada de violines, pero en cuanto aprendió, se enamoró del instrumento, en particular, de su propio violín.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 16/04/2015
Localización : París/Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
El joven negó con la cabeza con una enorme sonrisa dibujada en el rostro.-Dije que me encargaba de todo, no hay problema.- Miró a Beatrice con una expresión amable.
La chica cogió al joven de la mano, y lo guió por la casa hasta llegar a una enorme puerta. Al otro lado se encontraba el paraíso de cualquier músico, Bethlem observó el piano con la mirada de un niño que acaba de descubrir la maravilla más grande de todas las maravillas. Bethlem miró a Beatrice y luego al piano varias veces, y se giró sobre si mismo para observar la sala, aquellos eran unos instrumentos maravillosos.
-Es maravilloso.-Dijo en un hilo de voz mientras volvía a mirar a la joven sonriente. Todas las preocupaciones que había tenido instantes antes se disiparon, dando paso a las ganas de probar aquel magnífico piano que tenía delante.
El chico separó la banqueta, pero antes de sentarse abrió un poco la tapa armónica del piano para que el sonido saliese con facilidad del instrumento. Apresuradamente se sentó en la banqueta, ajustando la altura y abrió la tapa de las teclas. Antes de tocar nada, las acarició suavemente, como si tratase de unir sus pensamientos al instrumento. Después tocó suavemente una escala por terceras, desde lo más grave hasta lo más agudo para comprobar el sonido. Como la joven había dicho estaba perfectamente afinado, el sonido era claro y diáfano, las teclas no eran blandas, pero tampoco demasiado duras, estaban perfectamente equilibradas.-Sin duda es un gran piano.-Dijo el joven sonriendo a Beatrice, que sostenía si violín con sumo cuidado.- Recuerdo que quedamos en tocar el Ave María de Shubert.- Dijo Bethlem guiñando un ojo a Beatrice.
El chico colocó las manos en posición sin tocar una sola nota, tenía la esperanza de que Beatrice aceptara, sería una hermosa forma de oírla tocar, estaba convencido de que era una excelente violinista.
La chica cogió al joven de la mano, y lo guió por la casa hasta llegar a una enorme puerta. Al otro lado se encontraba el paraíso de cualquier músico, Bethlem observó el piano con la mirada de un niño que acaba de descubrir la maravilla más grande de todas las maravillas. Bethlem miró a Beatrice y luego al piano varias veces, y se giró sobre si mismo para observar la sala, aquellos eran unos instrumentos maravillosos.
-Es maravilloso.-Dijo en un hilo de voz mientras volvía a mirar a la joven sonriente. Todas las preocupaciones que había tenido instantes antes se disiparon, dando paso a las ganas de probar aquel magnífico piano que tenía delante.
El chico separó la banqueta, pero antes de sentarse abrió un poco la tapa armónica del piano para que el sonido saliese con facilidad del instrumento. Apresuradamente se sentó en la banqueta, ajustando la altura y abrió la tapa de las teclas. Antes de tocar nada, las acarició suavemente, como si tratase de unir sus pensamientos al instrumento. Después tocó suavemente una escala por terceras, desde lo más grave hasta lo más agudo para comprobar el sonido. Como la joven había dicho estaba perfectamente afinado, el sonido era claro y diáfano, las teclas no eran blandas, pero tampoco demasiado duras, estaban perfectamente equilibradas.-Sin duda es un gran piano.-Dijo el joven sonriendo a Beatrice, que sostenía si violín con sumo cuidado.- Recuerdo que quedamos en tocar el Ave María de Shubert.- Dijo Bethlem guiñando un ojo a Beatrice.
El chico colocó las manos en posición sin tocar una sola nota, tenía la esperanza de que Beatrice aceptara, sería una hermosa forma de oírla tocar, estaba convencido de que era una excelente violinista.
- OFF:
- Siento la tardanza, no he desaparecido (ni voy a desaparecer ) Es que he tenido una semana terrible con todos los exámenes y las entregas y todo u.u Sorry
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 16/04/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Beatrice miró sonriente , mientras dejaba el violín sobre una mesa, como el chico empezaba a toquetear el piano, abriendolo, ajustando la banqueta, que hasta entonces había estado adapatada a la altua de la chica y hacía sonar una escala. Ella, mientras tanto, rodeó e piano para mirarlo, apoyada con suavidad al final del piano, por entre la tapa y el armatoste.
El chico parecía tan feliz con el piano como un niño con un juguete nuevo. Y su sonrisa hizo que toda la tensión por lo vivido con el vampiro se difuminase y apenas quedase un recuerdo lejano. El ambiente de la estancia se volvió cálido.
Mientras lo observaba ensimismada notó que el joven le hablaba. Bajando de la luna, como quien dice, escuchó las palabras del compositor sobre el piano, si, sin duda, era estupendo y, tras eso, le recordó la promesa acerca de tocar el "Ave María" algo sonrojada, pero empocionada.
- ¿De verdad?- preguntó entusiasmada.
Se acercó al estuche de su violín, donde guardaba todas las partituras y sacó la más gastada y hecha polvo que tenía, desde que había conseguido el violín había practicado esa obra hasta que le habían sangrado los dedos, incluso los lados estaban manchados con rojo, ya seco desde hacía años. la intentó alisar y tomó su violín y su arco:
- Es para violín y piano, siento que esté tan maltratada, la usé hasta que me la aprendí de memoria.- Comentó acercandose avergonzada, llegó a la espalda del chico y se dobló para dejar la partitura en su sitio pasando muy cerca del joven, hasta el punto que su pelo rozaba el hombro del muchacho- empieza a...- se giró a mirar al chico con una sonrisa y se dió cuenta de que estaban muy cerca, el mirarlo a los ojos fue razón suficiente para que el rubor aumentase en sus mejillas y, avergonzada, se alejase despacio para terminar la frase mirando su arco- a... ahí- terminó de decir avergonzada.
El chico parecía tan feliz con el piano como un niño con un juguete nuevo. Y su sonrisa hizo que toda la tensión por lo vivido con el vampiro se difuminase y apenas quedase un recuerdo lejano. El ambiente de la estancia se volvió cálido.
Mientras lo observaba ensimismada notó que el joven le hablaba. Bajando de la luna, como quien dice, escuchó las palabras del compositor sobre el piano, si, sin duda, era estupendo y, tras eso, le recordó la promesa acerca de tocar el "Ave María" algo sonrojada, pero empocionada.
- ¿De verdad?- preguntó entusiasmada.
Se acercó al estuche de su violín, donde guardaba todas las partituras y sacó la más gastada y hecha polvo que tenía, desde que había conseguido el violín había practicado esa obra hasta que le habían sangrado los dedos, incluso los lados estaban manchados con rojo, ya seco desde hacía años. la intentó alisar y tomó su violín y su arco:
- Es para violín y piano, siento que esté tan maltratada, la usé hasta que me la aprendí de memoria.- Comentó acercandose avergonzada, llegó a la espalda del chico y se dobló para dejar la partitura en su sitio pasando muy cerca del joven, hasta el punto que su pelo rozaba el hombro del muchacho- empieza a...- se giró a mirar al chico con una sonrisa y se dió cuenta de que estaban muy cerca, el mirarlo a los ojos fue razón suficiente para que el rubor aumentase en sus mejillas y, avergonzada, se alejase despacio para terminar la frase mirando su arco- a... ahí- terminó de decir avergonzada.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 16/04/2015
Localización : París/Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Bethlem esperó con paciencia a Beatrice, que se dirigió hasta la funda de su violín a por la partitura. Mientras esperaba a Beatrice no pudo evitar tocar algunas teclas al azar. El joven escuchó a la chica mientras jugueteaba con las teclas, y con aire distraído la respondió.-Las partituras raídas son las mejores, eso significa que la has trabajado.-Su mirada se posó en la partitura que le había puesto la chica delante, y no pudo evitar añadir.- Y sin duda la has trabajado mucho.
El joven sintió cómo su piel se erizaba con la cercanía de la chica, con lo que no pudo evitar girarse a mirarla, con lo que quedó completamente hechizado, nunca había dudado de la belleza de Beatrice, pero el verla de tan cerca le había hecho darse aún más cuenta de la intensidad de aquellos ojos azulados... Y aquellos labios, los labios de ambos estaban ahora muy cerca. Bethlem sintió unas ganas tremendas de besar a la joven... Pero se contuvo, no era adecuado, además no sabía cómo podía reaccionar ella, se podría llevar incluso un sopapo...
Bethlem no pudo evitar ponerse nervioso por los pensamientos que acababa de tener, ¿qué demonios le estaba pasando? nunca se había sentido así con una mujer, nunca se había sentido avergonzado por pensar aquellas cosas, y ahora lo estaba, y mucho. Sintió como se tensaba levemente su espalda y se ponía algo rígido, trató de disimular como si se preparase para tocar.
Respiró un par de veces profundamente mientras ojeaba la partitura, la había tocado alguna vez pero no la recordaba del todo. Con las manos repasó algunas posiciones, haciendo que su cabeza se centrase y comenzase a recordar la obra. Cuando se sintió preparado se colocó con la espalda recta y los hombros relajados y asintió decidido.-Cuando quieras.-Dijo manteniendo su expresión de concentración.
El joven sintió cómo su piel se erizaba con la cercanía de la chica, con lo que no pudo evitar girarse a mirarla, con lo que quedó completamente hechizado, nunca había dudado de la belleza de Beatrice, pero el verla de tan cerca le había hecho darse aún más cuenta de la intensidad de aquellos ojos azulados... Y aquellos labios, los labios de ambos estaban ahora muy cerca. Bethlem sintió unas ganas tremendas de besar a la joven... Pero se contuvo, no era adecuado, además no sabía cómo podía reaccionar ella, se podría llevar incluso un sopapo...
Bethlem no pudo evitar ponerse nervioso por los pensamientos que acababa de tener, ¿qué demonios le estaba pasando? nunca se había sentido así con una mujer, nunca se había sentido avergonzado por pensar aquellas cosas, y ahora lo estaba, y mucho. Sintió como se tensaba levemente su espalda y se ponía algo rígido, trató de disimular como si se preparase para tocar.
Respiró un par de veces profundamente mientras ojeaba la partitura, la había tocado alguna vez pero no la recordaba del todo. Con las manos repasó algunas posiciones, haciendo que su cabeza se centrase y comenzase a recordar la obra. Cuando se sintió preparado se colocó con la espalda recta y los hombros relajados y asintió decidido.-Cuando quieras.-Dijo manteniendo su expresión de concentración.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 16/04/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
La joven respiró hondo mirando de soslayo al chico, que no parecía afectado por lo que acababa de suceder. Se preguntaba porque el joven causaba ese efecto en ella, se le aceleraba la respiración y se le disparaba el pulso, incluso notaba arder las mejillas.
Poniendose una mano en el pecho dió un pequeño suspiro para calmarse cuando escuchó a Bethlem decirle que cuando ella indicase. Sin entender a que se refería por la tensión del momento anterior, se miró buscando la respuesta, claro, el violín. Apresuradamente tomó posición e intentó relajarse. Miró por la ventana, concentrandose en la luna llena y contó en susurros:
- 1... 2... 3...- para, al instante, comenzar a tocar.
Las primeras notas del ave maría salieron con suavidad de su violín acabando con toda su tensión. Para disfrutar más de la pieza, cerró los ojos con una sonrisa dulce, mientras hacia bailar sus dedos sobre las cuerdas y el arco las acariciaba con dulzura. Esa canción era tan suave y dulce, transmitia tanta calidez, que la chica no podía evitar sentirse contagiada por ese sentimiento tan amable y cálido.
Se acerco al joven para poder sentir mejor el sonido del piano y lo miró con una sonrisa antes de volver a cerrar los ojos ensimismada. Parecía que un aura de magia envolvía el cuarto, un aura de libertad, alegría, cariño, como cuando se esta enamorado. La canción ya había pasado su auge y volvía a ser suave, calmada, como una caricia, hasta que, finalmente, terminó.
La chica abrió los ojos, que le brillaban entusiasmados y una pequeña sonrisa feliz, dulce y tranquila salía a la luz, perdió su postura y habló en casi un susurro:
- Sabía que tu música sería preciosa, pero no sabía que conseguirías que la mía fuese así.- comentó sin siquiera darse cuenta de lo que decía.
Poniendose una mano en el pecho dió un pequeño suspiro para calmarse cuando escuchó a Bethlem decirle que cuando ella indicase. Sin entender a que se refería por la tensión del momento anterior, se miró buscando la respuesta, claro, el violín. Apresuradamente tomó posición e intentó relajarse. Miró por la ventana, concentrandose en la luna llena y contó en susurros:
- 1... 2... 3...- para, al instante, comenzar a tocar.
Las primeras notas del ave maría salieron con suavidad de su violín acabando con toda su tensión. Para disfrutar más de la pieza, cerró los ojos con una sonrisa dulce, mientras hacia bailar sus dedos sobre las cuerdas y el arco las acariciaba con dulzura. Esa canción era tan suave y dulce, transmitia tanta calidez, que la chica no podía evitar sentirse contagiada por ese sentimiento tan amable y cálido.
Se acerco al joven para poder sentir mejor el sonido del piano y lo miró con una sonrisa antes de volver a cerrar los ojos ensimismada. Parecía que un aura de magia envolvía el cuarto, un aura de libertad, alegría, cariño, como cuando se esta enamorado. La canción ya había pasado su auge y volvía a ser suave, calmada, como una caricia, hasta que, finalmente, terminó.
La chica abrió los ojos, que le brillaban entusiasmados y una pequeña sonrisa feliz, dulce y tranquila salía a la luz, perdió su postura y habló en casi un susurro:
- Sabía que tu música sería preciosa, pero no sabía que conseguirías que la mía fuese así.- comentó sin siquiera darse cuenta de lo que decía.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 16/04/2015
Localización : París/Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
El joven empezó a tocar a la señal. La suavidad del violín le caló en el alma. Puso toda su atención en la interpretación de la joven, a la que acompañaba firme pero sin tapar su sonido. Sonaba tan maravilloso. Bethlem no pudo evitar cerrar los ojos y llenar sus pulmones de aire, dejándose llevar por la música.
El chico sintió la presencia de Beatrice a su lado, por lo que abrió los ojos y la miró, no pudo evitar observarla mientras tocaba. Sonrió, aquella obra pegaba a la perfección con ella, una música pura, dulce... Como lo era Beatrice, sin duda las personas transmitían su forma de ser a la música que interpretaban. Bethlem volvió a mirar la partitura con una enorme sonrisa dibujada en el rostro, era imposible describir lo que estaba sintiendo en aquel momento. Con soltura interpretó la sección de cierre final, haciendo un pequeño rittardando para terminar.
Bethlem miró a Beatrice ensimismado.- No... Apuesto lo que sea a que tu música siempre ha sido preciosa.- Le cogió de la mano libre y la acercó a él.- Has tocado desde aquí.-Dijo señalando hacia donde estaba el corazón de la joven, sin llegar a tocarla, puesto que no quería ponerla nerviosa.- No desde aquí.- Esta vez posó suavemente la mano en la cabeza de la chica sosteniéndole la mirada, la siguiente frase debía haber sido "por eso ha sonado así de maravilloso, yo solo te he acompañado" en cambio dijo algo muy diferente.-Tienes unos ojos preciosos.-Susurró sin poder dejar de mirarla posando suavemente la mano sobre su mejilla. De pronto como si acabase de caer en la cuenta de lo que estaba pasando carraspeó y se volvió a girar hacia el piano, sintiendo como se ruborizaba por momentos.-¿Quieres... Quieres que toque algo mío?.-Preguntó tratando de ocultar el temblor de su voz, aunque eso era un poco imposible.
El joven clavó la mirada en las teclas, estaba nervioso, y el hecho de no poder controlar su nerviosismo le hacía estar más nervioso aún. Cerró los ojos y trató de tomar aire, aquello no lo había ocurrido nunca, siempre estaba muy seguro de si mismo, pero con Beatrice todo se ponía siempre patas arriba.
El chico sintió la presencia de Beatrice a su lado, por lo que abrió los ojos y la miró, no pudo evitar observarla mientras tocaba. Sonrió, aquella obra pegaba a la perfección con ella, una música pura, dulce... Como lo era Beatrice, sin duda las personas transmitían su forma de ser a la música que interpretaban. Bethlem volvió a mirar la partitura con una enorme sonrisa dibujada en el rostro, era imposible describir lo que estaba sintiendo en aquel momento. Con soltura interpretó la sección de cierre final, haciendo un pequeño rittardando para terminar.
Bethlem miró a Beatrice ensimismado.- No... Apuesto lo que sea a que tu música siempre ha sido preciosa.- Le cogió de la mano libre y la acercó a él.- Has tocado desde aquí.-Dijo señalando hacia donde estaba el corazón de la joven, sin llegar a tocarla, puesto que no quería ponerla nerviosa.- No desde aquí.- Esta vez posó suavemente la mano en la cabeza de la chica sosteniéndole la mirada, la siguiente frase debía haber sido "por eso ha sonado así de maravilloso, yo solo te he acompañado" en cambio dijo algo muy diferente.-Tienes unos ojos preciosos.-Susurró sin poder dejar de mirarla posando suavemente la mano sobre su mejilla. De pronto como si acabase de caer en la cuenta de lo que estaba pasando carraspeó y se volvió a girar hacia el piano, sintiendo como se ruborizaba por momentos.-¿Quieres... Quieres que toque algo mío?.-Preguntó tratando de ocultar el temblor de su voz, aunque eso era un poco imposible.
El joven clavó la mirada en las teclas, estaba nervioso, y el hecho de no poder controlar su nerviosismo le hacía estar más nervioso aún. Cerró los ojos y trató de tomar aire, aquello no lo había ocurrido nunca, siempre estaba muy seguro de si mismo, pero con Beatrice todo se ponía siempre patas arriba.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 16/04/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Beatrice se vio acercada al compositor, mientras este le aseguraba que su música debía ser preciosa desde el principio. Ella, sonrojada, sin evitar que él la acercara, dio unos pasos hacia delante hasta quedar frente a frente del chico. Que señalo su corazón, haciendo que le subiera el rubor y se mordiese el labio con una pequeña sonrisa, si el chico supiera que por culpa de esos pequeños gestos el pecho le iba a mil por hora, ¿Qué pensaria?
Luego el joven toco su cabeza. Beatrice entendió perfectamente que era lo que quería decir el chico, la música no podía salir de la cabeza, no eran números como los que ella usaba en sus estudios, era sentimiento, pasión, odio, amor, luz y oscuridad, la música transmitía todo lo que tenía una persona en el alma.
Tal vez por eso, mientras aun flotaba en el aire esa atmósfera tan brillante y cálida, el chico le dijo lo bonitos que le parecían sus ojos. Ojos que se abrieron, sorprendidos, al igual que los labios, que formaron una pequeña y carnosa "o" sin sonido, y un tremendo rubor le subía a la cara, pasando por el cuello y llegando hasta las orejas mientras la mano del compositor se posaba, suave como una pluma en su mejilla.
Beatrice contuvo el aliento. Tentada a acercarse aun más al chico, a responderle que, si hablaban de miradas, la del joven superaba cualquiera. Pero no podía, no solo porque se había quedado paralizada. Aunque no era la primera vez que le lanzaban un piropo, si era la primera vez que le afectaba, nunca había tenido las pulsaciones tan altas. Tampoco lo hizo por su educación, que odio de forma tremenda en ese momento, y porque el joven se apartó, con un leve sonrojo, soltando su mano para girarse al piano.
Completamente avergonzada por sus pensamientos y reacciones asintió tomando asiento junto al chico, aun avergonzada, quería escuchar al joven. Dejó el violín con cuidado en el suelo, apoyado en el taburete del que le colgaban los pies. Tanto ella como su acompañante parecían algo tensos. Recordó lo que había pensado antes de iniciar la melodía, que solo ella se veía afectada por las corrientes eléctricas que sentía entre ellos, pero parecía que no era la única.
Suspiró aliviada, y se sorprendió de si misma, ¿tanto le preocupaba? Ni siquiera se había dado cuenta de que había estado algo preocupada por eso. Miró a su lado, al chico sentado tan cerca de ella en el banco del piano y habló por fin:
- Me encantaría escuchar una de tus composiciones.- Susurró aun azorada, esperando que el joven iniciara la melodía.
Luego el joven toco su cabeza. Beatrice entendió perfectamente que era lo que quería decir el chico, la música no podía salir de la cabeza, no eran números como los que ella usaba en sus estudios, era sentimiento, pasión, odio, amor, luz y oscuridad, la música transmitía todo lo que tenía una persona en el alma.
Tal vez por eso, mientras aun flotaba en el aire esa atmósfera tan brillante y cálida, el chico le dijo lo bonitos que le parecían sus ojos. Ojos que se abrieron, sorprendidos, al igual que los labios, que formaron una pequeña y carnosa "o" sin sonido, y un tremendo rubor le subía a la cara, pasando por el cuello y llegando hasta las orejas mientras la mano del compositor se posaba, suave como una pluma en su mejilla.
Beatrice contuvo el aliento. Tentada a acercarse aun más al chico, a responderle que, si hablaban de miradas, la del joven superaba cualquiera. Pero no podía, no solo porque se había quedado paralizada. Aunque no era la primera vez que le lanzaban un piropo, si era la primera vez que le afectaba, nunca había tenido las pulsaciones tan altas. Tampoco lo hizo por su educación, que odio de forma tremenda en ese momento, y porque el joven se apartó, con un leve sonrojo, soltando su mano para girarse al piano.
Completamente avergonzada por sus pensamientos y reacciones asintió tomando asiento junto al chico, aun avergonzada, quería escuchar al joven. Dejó el violín con cuidado en el suelo, apoyado en el taburete del que le colgaban los pies. Tanto ella como su acompañante parecían algo tensos. Recordó lo que había pensado antes de iniciar la melodía, que solo ella se veía afectada por las corrientes eléctricas que sentía entre ellos, pero parecía que no era la única.
Suspiró aliviada, y se sorprendió de si misma, ¿tanto le preocupaba? Ni siquiera se había dado cuenta de que había estado algo preocupada por eso. Miró a su lado, al chico sentado tan cerca de ella en el banco del piano y habló por fin:
- Me encantaría escuchar una de tus composiciones.- Susurró aun azorada, esperando que el joven iniciara la melodía.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 16/04/2015
Localización : París/Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Bethlem pensó durante unos instantes qué obra podía mostrarle a Beatrice, había compuesto bastantes cosas para piano, puesto que era el instrumento con el que más soltura tenía. Al fin pareció encontrar la obra adecuada, por lo que tomando aire se colocó correctamente frente al piano.
El chico empezó a tocar, había elegido una de las obras de las que más orgulloso se sentía, era un gran admirador de Beethoven, consideraba que iba a hacer que la música que habían conocido hasta el momento cambiase por completo. Bethlem había aprendido que la única manera de adquirir tu estilo era conocer el estilo de otros, e ir tomando las características que te llamaban la atención, y eso era lo que Bethlem trataba de hacer en sus composiciones, tomaba como referencia el contrapunto perfecto de Bach, la capacidad de desarrollo de Beethoven y la soltura armónica de Schubert, haciendo sus composiciones un tanto especiales.
La melodía empezaba en una tonalidad mayor, muy alegre, se presentaba prácticamente sola, acompañada por un escueto bajo, pero poco a poco aquella melodía se iba transformando, cada vez se incorporaban más voces, haciendo la obra más densa. Cuando adquirió una densidad considerable la obra tomó un rumbo diferente, y pasó a una tonalidad menor, llenándola de dramatismo... Y en el punto álgido de la misma, tal como haría Beethoven la obra de pronto paró, provocando un silencio sobrecogedor. Bethlem dejó resonar las cuerdas del piano hasta que apenas quedaba sonido, y entonces la tímida melodía inicial se abrió paso, como si fuese un tímido rayo de sol abriéndose paso entre las nubes tras una fuerte tormenta. Poco a poco la obra fue terminando en un rittardando del que tan sólo quedaron resonando dos notas, ni si quiera hacía falta un acorde, todo lo que había que decir ya estaba dicho.
Bethlem dejó sonar aquellas dos notas durante unos instantes hasta que casi no sonaban y entonces soltó el pedal del piano para apagar el sonido. Con una tímida sonrisa miró a Beatrice, buscando saber qué le había parecido su obra.
El chico empezó a tocar, había elegido una de las obras de las que más orgulloso se sentía, era un gran admirador de Beethoven, consideraba que iba a hacer que la música que habían conocido hasta el momento cambiase por completo. Bethlem había aprendido que la única manera de adquirir tu estilo era conocer el estilo de otros, e ir tomando las características que te llamaban la atención, y eso era lo que Bethlem trataba de hacer en sus composiciones, tomaba como referencia el contrapunto perfecto de Bach, la capacidad de desarrollo de Beethoven y la soltura armónica de Schubert, haciendo sus composiciones un tanto especiales.
La melodía empezaba en una tonalidad mayor, muy alegre, se presentaba prácticamente sola, acompañada por un escueto bajo, pero poco a poco aquella melodía se iba transformando, cada vez se incorporaban más voces, haciendo la obra más densa. Cuando adquirió una densidad considerable la obra tomó un rumbo diferente, y pasó a una tonalidad menor, llenándola de dramatismo... Y en el punto álgido de la misma, tal como haría Beethoven la obra de pronto paró, provocando un silencio sobrecogedor. Bethlem dejó resonar las cuerdas del piano hasta que apenas quedaba sonido, y entonces la tímida melodía inicial se abrió paso, como si fuese un tímido rayo de sol abriéndose paso entre las nubes tras una fuerte tormenta. Poco a poco la obra fue terminando en un rittardando del que tan sólo quedaron resonando dos notas, ni si quiera hacía falta un acorde, todo lo que había que decir ya estaba dicho.
Bethlem dejó sonar aquellas dos notas durante unos instantes hasta que casi no sonaban y entonces soltó el pedal del piano para apagar el sonido. Con una tímida sonrisa miró a Beatrice, buscando saber qué le había parecido su obra.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 16/04/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Tras unos segundos de espera, contempló como el joven empezaba a mover los dedos de forma magistral sobre las teclas. Beatrice se sorprendio al ver la rapidez en e desplazamiento de los dedos, eso no era únicamente talento, se notaba que lo había trabajado, y la melodía, vaya, era tan.... tan fuerte, tan apasionada, tan hermosa.
Cerró los ojos para disfrutar con calma del son y de la vehemencia del sonido, tan fuerte y delicado a la vez. volvio a abrirlos cuando un silencio se instaló en la sala y miró al joven, que seguía concentrado en el piano y que, de pronto volvió a la melodía inicial. El chico estaba tan concentrado, tan serio, tan sereno, tan..., se sonrojó con el siguiente pensamiento y volvió a cerrar los ojos mientras legaba el final de la pieza. que terminó en una nota sostenida de forma delicada.
Abrió los ojos una vez más y miró al joven con una sonrisa ensimismada, era una melodía magnifica:
- Vaya...- susurró- es... vaya...- comentó sin palabras- cuanta pasión, cuanta fuerza no... no se que decir, es... es increible. No... no tengo palabras, y es dificil dejarme sin ellas- sonrió al compositor con sinceridad.
El reloj de cuco de la casa, en ese entonces sonó marcando la una de la mañana, ¿era tan tarde? vaya, por eso se encontraba tan cansada. La joven, agotada, comenzó a cabecear hasta quedar dormida, con su cabeza caida sobre el hombre del joven, con una diminuta sonrisa.
Cerró los ojos para disfrutar con calma del son y de la vehemencia del sonido, tan fuerte y delicado a la vez. volvio a abrirlos cuando un silencio se instaló en la sala y miró al joven, que seguía concentrado en el piano y que, de pronto volvió a la melodía inicial. El chico estaba tan concentrado, tan serio, tan sereno, tan..., se sonrojó con el siguiente pensamiento y volvió a cerrar los ojos mientras legaba el final de la pieza. que terminó en una nota sostenida de forma delicada.
Abrió los ojos una vez más y miró al joven con una sonrisa ensimismada, era una melodía magnifica:
- Vaya...- susurró- es... vaya...- comentó sin palabras- cuanta pasión, cuanta fuerza no... no se que decir, es... es increible. No... no tengo palabras, y es dificil dejarme sin ellas- sonrió al compositor con sinceridad.
El reloj de cuco de la casa, en ese entonces sonó marcando la una de la mañana, ¿era tan tarde? vaya, por eso se encontraba tan cansada. La joven, agotada, comenzó a cabecear hasta quedar dormida, con su cabeza caida sobre el hombre del joven, con una diminuta sonrisa.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 16/04/2015
Localización : París/Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Bethlem sonrió ampliamente, no sabía qué responderle a la chica, normalmente no sabía qué decir cuando alababan sus obras, quizá porque estaba acostumbrado a la exigencia de su maestro, para el que todo era mejorable, aunque ya estuviese de por si perfecto.-Gracias.-Repspondió en un susurro agradecido y algo avergonzado al mismo tiempo, quizá era lo más adecuado para el momento.
Bethlem escuchó el reloj, que marcó la una, desde luego se había hecho tarde. El chico se quedó pensativo, estaba algo cansado, desde luego estaba siendo una noche intensa. El joven meditaba, recordando los momentos de la tarde cuando de pronto sintió la cabeza de Beatrice sobre su hombro. Bethlem durante unos instantes no se movió, pensando qué hacer. No quería despertarla, debía estar agotada después de todo.
De pronto, una idea se pasó por la cabeza del chico, que con un cuidado extremo empezó a moverse. Primero sujetó a Beatrice por la espalda y con cuidado se fue girando hasta poder cogerla con el otro brazo por las piernas. Suavemente empezó a levantarse, aguantándola de forma que la cabeza de la joven descansase sobre el pecho del chico. Cuando al fin estuvo en pie apartó un poco la banqueta del piano con las piernas, con cuidado de no tirar el preciado violín de la joven y poco a poco salió de la habitación.
Una vez fuera se dirigió hacia el piso de arriba en busca de las habitaciones. Se adentró en lo que parecían los aposentos de la chica, pero la ventana estaba rota, y entraba un frío estremecedor, por lo que sin pensarlo dos veces dio media vuelta y fue a buscar otra habitación. Tras buscar un poco entró en la que debía ser la habitación de los padres de la joven. Una amplia cama de matrimonio destacaba en el centro de la sala.-Perfecto.-Susurró Bethlem para si mismo acercándose hasta la misma.
Con mucho cuidado dejó a Beatrice acostada en la cama. Con un suspiro el joven la observó. Estaba encandilado con su hermosura. Sin poder evitarlo se sentó junto a ella al borde de la cama, no podía dejar de observar la calidez de su sonrisa. Sentía unas ganas imperantes de acariciarle el cabello, que tenía el aspecto de ser lo más suave que pudiese acariciar nunca, aunque la piel de la joven era quizá lo único que parecía poder competir con el cabello. Bethlem se mordió suavemente los labios, Beatrice tenía un algo muy especial que le tenía cada vez más encandilado, y era algo que ni podía, y en realidad ni quería evitar.
Bethlem escuchó el reloj, que marcó la una, desde luego se había hecho tarde. El chico se quedó pensativo, estaba algo cansado, desde luego estaba siendo una noche intensa. El joven meditaba, recordando los momentos de la tarde cuando de pronto sintió la cabeza de Beatrice sobre su hombro. Bethlem durante unos instantes no se movió, pensando qué hacer. No quería despertarla, debía estar agotada después de todo.
De pronto, una idea se pasó por la cabeza del chico, que con un cuidado extremo empezó a moverse. Primero sujetó a Beatrice por la espalda y con cuidado se fue girando hasta poder cogerla con el otro brazo por las piernas. Suavemente empezó a levantarse, aguantándola de forma que la cabeza de la joven descansase sobre el pecho del chico. Cuando al fin estuvo en pie apartó un poco la banqueta del piano con las piernas, con cuidado de no tirar el preciado violín de la joven y poco a poco salió de la habitación.
Una vez fuera se dirigió hacia el piso de arriba en busca de las habitaciones. Se adentró en lo que parecían los aposentos de la chica, pero la ventana estaba rota, y entraba un frío estremecedor, por lo que sin pensarlo dos veces dio media vuelta y fue a buscar otra habitación. Tras buscar un poco entró en la que debía ser la habitación de los padres de la joven. Una amplia cama de matrimonio destacaba en el centro de la sala.-Perfecto.-Susurró Bethlem para si mismo acercándose hasta la misma.
Con mucho cuidado dejó a Beatrice acostada en la cama. Con un suspiro el joven la observó. Estaba encandilado con su hermosura. Sin poder evitarlo se sentó junto a ella al borde de la cama, no podía dejar de observar la calidez de su sonrisa. Sentía unas ganas imperantes de acariciarle el cabello, que tenía el aspecto de ser lo más suave que pudiese acariciar nunca, aunque la piel de la joven era quizá lo único que parecía poder competir con el cabello. Bethlem se mordió suavemente los labios, Beatrice tenía un algo muy especial que le tenía cada vez más encandilado, y era algo que ni podía, y en realidad ni quería evitar.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 16/04/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Sintió que la elevaban con suavidad y la llevaban, despacio, con cuidado y mimo. Un aroma dulce, entre madera y hierva fresca, olor a bosque tras la lluvia, fresco, relajante y amable, le llenó la nariz, y, a pesar de lo delgado de su pijama, sintio calor rodeandola, como si la abrazasen.
Dormida, la joven agarró la camisa del chico y sonrió relajada. Dejando que la tumbasen en una cama cómoda y mullida. Cuando sintió que la soltaban, comenzó a removerse, envuelta en pesadillas sobre vampiros y la sonrisa se desvaneció tomando con más fuerza la camisa del joven.
"No te vayas" pensó en sueños mientras un Bethlem convertido en lobo corría a perseguir a un vampiro. A la joven no le importaba que el chupasangres de su sueño volviera, se sentía segura mientras el compositor estuviera junto a ella, seguia sintiendolo cerca, aun no se había ido, algo le decía que estaba allí, por eso, para evitar que se fuera, en sueños gritó su nombre, y en la realidad, murumuró con suavidad.
- Bethlem....
Mientras su pulso se calmaba tras pronunciar el nombre volvió a tener un sueño pacífico pero aun no soltaba la camisa del joven quien, en tan poco tiempo, se había transformado en una gran parte de su mundo. Podía parecer irreal, pero la chica ya no podía imaginarse sin mirar, aunque fuera de vez en cuando, los profundos mares que eran los ojos del compositor, sin escuchar su voz, pausada, grave y protectora, sin escuchar su risa cuando ella hacía alguna torpeza, sin sentir su mirada en ella. Le parecía irreal tener tanta complicidad con alguien, y aun más irreal le resultaría que, de repente, el se tuviera que alejar de ella.
Dormida, la joven agarró la camisa del chico y sonrió relajada. Dejando que la tumbasen en una cama cómoda y mullida. Cuando sintió que la soltaban, comenzó a removerse, envuelta en pesadillas sobre vampiros y la sonrisa se desvaneció tomando con más fuerza la camisa del joven.
"No te vayas" pensó en sueños mientras un Bethlem convertido en lobo corría a perseguir a un vampiro. A la joven no le importaba que el chupasangres de su sueño volviera, se sentía segura mientras el compositor estuviera junto a ella, seguia sintiendolo cerca, aun no se había ido, algo le decía que estaba allí, por eso, para evitar que se fuera, en sueños gritó su nombre, y en la realidad, murumuró con suavidad.
- Bethlem....
Mientras su pulso se calmaba tras pronunciar el nombre volvió a tener un sueño pacífico pero aun no soltaba la camisa del joven quien, en tan poco tiempo, se había transformado en una gran parte de su mundo. Podía parecer irreal, pero la chica ya no podía imaginarse sin mirar, aunque fuera de vez en cuando, los profundos mares que eran los ojos del compositor, sin escuchar su voz, pausada, grave y protectora, sin escuchar su risa cuando ella hacía alguna torpeza, sin sentir su mirada en ella. Le parecía irreal tener tanta complicidad con alguien, y aun más irreal le resultaría que, de repente, el se tuviera que alejar de ella.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 16/04/2015
Localización : París/Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Bethlem hizo el amago de levantarse, pensaba buscar una silla en la que sentarse y hacer guardia durante la noche... Pero se dio cuenta de que la joven le sujetaba por la camisa. El chico se enterneció, le resultó un gesto encantador, y como no quería despertar a Beatrice se volvió a sentar de nuevo.
De pronto la chica empezó a revolverse en sueños. Bethlem se acercó un poco a ella con cierta preocupación, procurando no despertarla. Lo único que se le ocurrió para tranquilizarla fue acariciar suavemente su mejilla.-Shhhh ya pasó.- Susurró con miedo a que se despertase. De pronto, la chica musitó su nombre. Bethlem por unos instantes se quedó callado, pensando si es que se había despertado.-¿Si?.-Preguntó en el mismo tono de voz de antes. Esperó una respuesta que no llegó, porque en efecto Beatrice seguía dormida, esta vez en un sueño mucho más plácido.
Bethlem se quedó un rato allí sentado, pensativo, repasando los acontecimentos de la tarde. El silencio y la respiración pausada de la chica imperaban en la habitación, y Bethlem, sin darse cuenta, empezaba a tener cada vez más y más sueño.
Transcurrió un rato hasta que un Bethlem rendido no pudo mantener más los ojos abiertos, un Bethlem que poco a poco se fue dejando caer hasta quedar tumbado junto a Beatrice.
Había sido una tarde intensa, y los dos jóvenes estaban demasiado cansados para seguir despiertos. El chico se sumió en un profundo sueño junto a la mujer que le estaba robando el corazón.
De pronto la chica empezó a revolverse en sueños. Bethlem se acercó un poco a ella con cierta preocupación, procurando no despertarla. Lo único que se le ocurrió para tranquilizarla fue acariciar suavemente su mejilla.-Shhhh ya pasó.- Susurró con miedo a que se despertase. De pronto, la chica musitó su nombre. Bethlem por unos instantes se quedó callado, pensando si es que se había despertado.-¿Si?.-Preguntó en el mismo tono de voz de antes. Esperó una respuesta que no llegó, porque en efecto Beatrice seguía dormida, esta vez en un sueño mucho más plácido.
Bethlem se quedó un rato allí sentado, pensativo, repasando los acontecimentos de la tarde. El silencio y la respiración pausada de la chica imperaban en la habitación, y Bethlem, sin darse cuenta, empezaba a tener cada vez más y más sueño.
Transcurrió un rato hasta que un Bethlem rendido no pudo mantener más los ojos abiertos, un Bethlem que poco a poco se fue dejando caer hasta quedar tumbado junto a Beatrice.
Había sido una tarde intensa, y los dos jóvenes estaban demasiado cansados para seguir despiertos. El chico se sumió en un profundo sueño junto a la mujer que le estaba robando el corazón.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 16/04/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
La noche pasó sin mas incidencias, mientras la chica, totalmente dormida, acababa abrazando al joven que había caido a su lado, vencido por el sueño. El día amanecio soleado, unos ligeros rayos de sol accedieron por la ventana apuntando primero a las piernas de los dos jovenes, que se encontraban entrecruzadas y luego subió hasta dar a la chica en los ojos.
La joven, remolona, movió la cabeza con suavidad notando que su cabeza no estaba sobre una almohada blanda y mullida, sino en algun lugar calido. Desde fuera, si alguien abriera la puerta, vería a una pareja de jovenes dormidos, abrazados, la cabeza y el brazo de la muchacha reposaba sobre el pecho del joven mientras sus pechos subían con respiraciones acompasadas.
Tras unos minutos de no querer moverse decidió abrir los ojos, poco a poco, con débiles pestañeos, alzó la cabeza y miró la cara del joven que descansaba a su lado, tan dormida seguía que lo único que hizo fue sonreir y volver a acomodarse entre los brazos del joven. Tardó unos minutos en darse cuenta de lo que pasaba y se levantó, nerviosa y completamente roja.
¿Qué había pasado? ¿Cuando se había dormido? ¿Cómo había llegado allí? ¿Qué hacía Bethlem a su lado? Se tapó hasta la nariz con la sabana y respiró para relajarse. No había pasado nada, seguro que ella se había dormido y cuando el la llevo allí para descansar, su manía de abrazarse a lo que tenía cerca mientras dormía había evitado que el chico pudiera alejarse. Respiró hondo, esa explicación le valía.
Más tranquila, miró al chico que dormía a su lado, con rostro pacífico, repasó sus rasgos, tan duros y tan suaves a un tiempo, sus ojos, que tras los parpados, que estaban cerrados, eran de un azul limpisimo, y su boca, de labios carnosos, con la sonrisa más preciosa que Bea había visto jamás en alguien. Ese joven compositor, que descolocaba su mundo, y lo desmontaba de pies a cabeza, que hacía que no pudiera centrarse y que la inspiraba tando que incluso sus pequeños conocimientos de música acababan dando resultados increibles. Ese joven que a pasos de gigante, se estaba abriendo paso hasta el corazón de la chica.
La chica volvió a tumbarse en la cama, para verlo desde otro punto de vista mientras el seguía durmiendo, si se despertase en ese momento, encontraría la mirada de la joven, completamente ruborizada.
La joven, remolona, movió la cabeza con suavidad notando que su cabeza no estaba sobre una almohada blanda y mullida, sino en algun lugar calido. Desde fuera, si alguien abriera la puerta, vería a una pareja de jovenes dormidos, abrazados, la cabeza y el brazo de la muchacha reposaba sobre el pecho del joven mientras sus pechos subían con respiraciones acompasadas.
Tras unos minutos de no querer moverse decidió abrir los ojos, poco a poco, con débiles pestañeos, alzó la cabeza y miró la cara del joven que descansaba a su lado, tan dormida seguía que lo único que hizo fue sonreir y volver a acomodarse entre los brazos del joven. Tardó unos minutos en darse cuenta de lo que pasaba y se levantó, nerviosa y completamente roja.
¿Qué había pasado? ¿Cuando se había dormido? ¿Cómo había llegado allí? ¿Qué hacía Bethlem a su lado? Se tapó hasta la nariz con la sabana y respiró para relajarse. No había pasado nada, seguro que ella se había dormido y cuando el la llevo allí para descansar, su manía de abrazarse a lo que tenía cerca mientras dormía había evitado que el chico pudiera alejarse. Respiró hondo, esa explicación le valía.
Más tranquila, miró al chico que dormía a su lado, con rostro pacífico, repasó sus rasgos, tan duros y tan suaves a un tiempo, sus ojos, que tras los parpados, que estaban cerrados, eran de un azul limpisimo, y su boca, de labios carnosos, con la sonrisa más preciosa que Bea había visto jamás en alguien. Ese joven compositor, que descolocaba su mundo, y lo desmontaba de pies a cabeza, que hacía que no pudiera centrarse y que la inspiraba tando que incluso sus pequeños conocimientos de música acababan dando resultados increibles. Ese joven que a pasos de gigante, se estaba abriendo paso hasta el corazón de la chica.
La chica volvió a tumbarse en la cama, para verlo desde otro punto de vista mientras el seguía durmiendo, si se despertase en ese momento, encontraría la mirada de la joven, completamente ruborizada.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 16/04/2015
Localización : París/Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
La noche transcurrió, dando paso a un nuevo día. El joven dormido llegó a un estado de duerme vela, en el que sentía las cosas que ocurrían a su alrededor pero aún no las identificaba como reales.
El chico sentía un suave peso sobre el pecho, que resultaba cálido y encantador. Al mismo tiempo, la cálida respiración de Beatrice se acompasaba con la del chico, que seguía durmiendo plácidamente. Sintió cerca de si cierto movimiento, pero el chico seguía plácidamente dormido. Por primera vez en mucho tiempo había dormido seguido, sin despertarse a media noche agitado por los recuerdos. Una plácida sonrisa se adivinaba en el rostro del joven, que poco a poco empezaba a recobrar la consciencia.
Como era costumbre en él, el chico que empezaba a ser consciente de sus movimientos se giró en la cama, quedando frente a frente con Beatrice. La respiración de la joven le hizo cosquillas en la nariz, lo que le hizo abrir levemente los ojos perezosos. Su mirada se cruzó con la de la chica, lo que le hizo sentirse tan a gusto que los volvió a cerrar dejando que en sus labios se plantase una enorme sonrisa.-Buenos días.-Musitó con la voz algo ronca, puesto que aún estaba adormilado. Tomó todo el aire que le entraba en los pulmones y con gusto empezó a estirarse aún sin abrir los ojos.
En aquel instante su cerebro empezó a funcionar. "No estás en tu cama Bethlem, despierta". El chico poco a poco fue tomando conciencia de dónde estaba, y de a quién tenía delante, lo que le hizo abrir los ojos de golpe, comprobando que en efecto, aquel no era su cuarto, y que en efecto enfrente de él estaba la chica que era capaz de ponerle nervioso con un simple saludo.
Bethlem dio tal respingo que se calló de la cama de una manera bastante cómica, alejando de él cualquier resquicio de pereza posible.-Yo... Yo... Hola... Esto...- Empezó a musitar mientras se colocaba sentándose en el suelo, llevándose una mano a la nuca.- Yo... Es que... Te quedaste dormida... Y yo...-El joven no sabía cómo explicarse, poco a poco recordaba la noche anterior, y recordaba cómo la subió a su habitación. La imagen de Beatrice durmiendo plácidamente llegó a su mente, y eso le hizo ruborizarse. Abrió la boca con la intención de decir algo, pero no sabía qué decir.
Tras unos instantes en los que su corazón se fue calmando, Bethlem miró a Beatrice avergonzado.-Hola.-Susurró con timidez y una pequeña sonrisa
El chico sentía un suave peso sobre el pecho, que resultaba cálido y encantador. Al mismo tiempo, la cálida respiración de Beatrice se acompasaba con la del chico, que seguía durmiendo plácidamente. Sintió cerca de si cierto movimiento, pero el chico seguía plácidamente dormido. Por primera vez en mucho tiempo había dormido seguido, sin despertarse a media noche agitado por los recuerdos. Una plácida sonrisa se adivinaba en el rostro del joven, que poco a poco empezaba a recobrar la consciencia.
Como era costumbre en él, el chico que empezaba a ser consciente de sus movimientos se giró en la cama, quedando frente a frente con Beatrice. La respiración de la joven le hizo cosquillas en la nariz, lo que le hizo abrir levemente los ojos perezosos. Su mirada se cruzó con la de la chica, lo que le hizo sentirse tan a gusto que los volvió a cerrar dejando que en sus labios se plantase una enorme sonrisa.-Buenos días.-Musitó con la voz algo ronca, puesto que aún estaba adormilado. Tomó todo el aire que le entraba en los pulmones y con gusto empezó a estirarse aún sin abrir los ojos.
En aquel instante su cerebro empezó a funcionar. "No estás en tu cama Bethlem, despierta". El chico poco a poco fue tomando conciencia de dónde estaba, y de a quién tenía delante, lo que le hizo abrir los ojos de golpe, comprobando que en efecto, aquel no era su cuarto, y que en efecto enfrente de él estaba la chica que era capaz de ponerle nervioso con un simple saludo.
Bethlem dio tal respingo que se calló de la cama de una manera bastante cómica, alejando de él cualquier resquicio de pereza posible.-Yo... Yo... Hola... Esto...- Empezó a musitar mientras se colocaba sentándose en el suelo, llevándose una mano a la nuca.- Yo... Es que... Te quedaste dormida... Y yo...-El joven no sabía cómo explicarse, poco a poco recordaba la noche anterior, y recordaba cómo la subió a su habitación. La imagen de Beatrice durmiendo plácidamente llegó a su mente, y eso le hizo ruborizarse. Abrió la boca con la intención de decir algo, pero no sabía qué decir.
Tras unos instantes en los que su corazón se fue calmando, Bethlem miró a Beatrice avergonzado.-Hola.-Susurró con timidez y una pequeña sonrisa
Última edición por Bethlem Galianno el Mar Mayo 26, 2015 12:25 pm, editado 1 vez
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 16/04/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
Beatrice, tumbada de lado, aun mirando al chico, se sintió incapaz de moverse cuando el se giró y le dirigió una dulce mirada adormilada que aumentó el rubor de la chica, que, ensimismada con la dulzura del joven, no supo reaccionar.
Dos días hacía que se conocían, y sentía como si despertar a su lado fuera lo correcto, lo que había y debía haber hecho siempre. Pero en el fondo, era todo nuevo, así que esa era su voz por la mañana, tenía un ligero tinte ronco que le resultó encantador, la sonrisa, esa sonrisa tan bonita que se contagiaba y le hacía subir el rubor, y sus ojos, ¿había sido imaginación suya o de verdad la habían mirado con esa ternura que le había cortado la respiración? ¿desde cuando el azul era un color cálido? No tenía ni idea, pero la mirada del compositor definitivamente, a pesar de todo lo azul que era, jamás podría considerarse fría.
Se mordió el labio sin saber que decir ni como actuar, y el chico no parecía verse afectado por su presencia, o tal vez estaba acostumbrado a despertar acompañado. La cara de la joven se volvió blanca, no sabía cual era peor situación, si que al chico le diera igual que fuera ella o cualquier otra, o que solo le diera igual ella.
Mientras Beatrice se comía la cabeza, el joven dio un brinco. haciendo que la joven alzase la mirada, para comprobar, feliz, divertida y avergonzada a la par que todo era causa del sueño, porque el tartamudeo y el nerviosismo del joven incluso lo hicieron caer de la cama. Así que no estaba acostumbrado a esas cosas y ella no le daba igual, era un alivio. A pesar de estos pensamientos la chica no acababa de entender porque se le cruzaban por la mente, jamás había pensado esas cosas antes. Solo con ese compositor que removía su corazón haciendo que sus sentimientos se disparasen.
Gateó hasta el borde de la cama y, desde arriba, aun a gatas, sonrió sonrojada para devolver el saludo, pero una de sus manos resbaló por las sabanas y acabó caeyendo encima del chico, roja como un tomate:
- Ho...hola...- contestó muy avergonzada con la cara hundida en el cuello del chico por la caída mientras se levantaba con rapidez y quedaba arrodillada frente a él- pe..perdona yo... soy muy torpe- no podía ni mirarlo a la cara, fijó su mirada, con mejillas rojizas, en la moqueta y miró avergonzada, sin levantar la cabeza, al chico para volver a saludar- Buenos... días...- susurró volviendo a bajar la vista con el pulso acelerado, cómo podía ser tan torpe, se sentía completamente avergonzada y notaba arder la cara. Si cada vez que veía al joven se ruborizaba acabaría morena, no por el sol, sino por el calor de sus propias mejillas.
Dos días hacía que se conocían, y sentía como si despertar a su lado fuera lo correcto, lo que había y debía haber hecho siempre. Pero en el fondo, era todo nuevo, así que esa era su voz por la mañana, tenía un ligero tinte ronco que le resultó encantador, la sonrisa, esa sonrisa tan bonita que se contagiaba y le hacía subir el rubor, y sus ojos, ¿había sido imaginación suya o de verdad la habían mirado con esa ternura que le había cortado la respiración? ¿desde cuando el azul era un color cálido? No tenía ni idea, pero la mirada del compositor definitivamente, a pesar de todo lo azul que era, jamás podría considerarse fría.
Se mordió el labio sin saber que decir ni como actuar, y el chico no parecía verse afectado por su presencia, o tal vez estaba acostumbrado a despertar acompañado. La cara de la joven se volvió blanca, no sabía cual era peor situación, si que al chico le diera igual que fuera ella o cualquier otra, o que solo le diera igual ella.
Mientras Beatrice se comía la cabeza, el joven dio un brinco. haciendo que la joven alzase la mirada, para comprobar, feliz, divertida y avergonzada a la par que todo era causa del sueño, porque el tartamudeo y el nerviosismo del joven incluso lo hicieron caer de la cama. Así que no estaba acostumbrado a esas cosas y ella no le daba igual, era un alivio. A pesar de estos pensamientos la chica no acababa de entender porque se le cruzaban por la mente, jamás había pensado esas cosas antes. Solo con ese compositor que removía su corazón haciendo que sus sentimientos se disparasen.
Gateó hasta el borde de la cama y, desde arriba, aun a gatas, sonrió sonrojada para devolver el saludo, pero una de sus manos resbaló por las sabanas y acabó caeyendo encima del chico, roja como un tomate:
- Ho...hola...- contestó muy avergonzada con la cara hundida en el cuello del chico por la caída mientras se levantaba con rapidez y quedaba arrodillada frente a él- pe..perdona yo... soy muy torpe- no podía ni mirarlo a la cara, fijó su mirada, con mejillas rojizas, en la moqueta y miró avergonzada, sin levantar la cabeza, al chico para volver a saludar- Buenos... días...- susurró volviendo a bajar la vista con el pulso acelerado, cómo podía ser tan torpe, se sentía completamente avergonzada y notaba arder la cara. Si cada vez que veía al joven se ruborizaba acabaría morena, no por el sol, sino por el calor de sus propias mejillas.
Beatrice Delteria- Humano Clase Alta
- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 16/04/2015
Localización : París/Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persecución a media noche [Bethlem Galliano]
La chica gateó hasta el borde de la cama, con la mala suerte (o quizás la buena) de que se apoyó mal y acabó encima del chico. Bethlem sintió cómo se le erizaba la piel del cuello y un fuerte cosquilleo recorrer su espalda. Beatrice se apartó, pero algo en el interior del chico le decía que no quería que ella se apartase, no al menos tan rápido.
Bethlem tomó suavemente a Beatrice de la barbilla para mirarla a los ojos. Fue algo que hizo sin pensar, simplemente lo hizo, quería ver de nuevo aquellos brillantes ojos azules, y aquel rubor tan característico que le robaba el corazón. Durante unos instantes no supo que decir, había pensado muchas cosas, pero el intercambio de miradas las borró todas. El joven observó con detenimiento el rostro de la chica, que tenía el pelo un tanto desordenado, y el rostro de alguien que acaba de despertar de un sueño reparador. Sencillamente era hermosa, y no había palabra que pudiese mejorar el momento.
Cuando Bethlem se dio cuenta de lo que estaba haciendo apartó la mano y bajó la mirada sintiendo que esta vez era él el que se ruborizaba.-¿Has dormido bien?.-Preguntó tratando de romper el hielo, entonces cayó en que ella había dormido abrazada a él, algo que le hizo ruborizarse aún más. ¿Habría dormido Beatrice con un hombre?. El chico sintió cómo el color subía aún más a sus mejillas y no pudo evitar clavar la mirada en el suelo tal y como había hecho Beatrice instantes antes. No era el hecho de que hubiesen dormido abrazados, si no lo mucho que le había gustado lo que le hacía sentirse así. Avergonzado no era la palabra... Aunque le resultaba excesivamente difícil describir cómo se sentía, era una mezcla entre felicidad, timidez y un gran cariño, que juntas resultaban una mezcla extraña pero agradable al mismo tiempo.
De pronto las tripas del joven rugieron suplicando algo de comida. Bethlem se cubrió el estómago con las manos aún más avergonzado si era posible. En realidad era lógico, no había cenado nada la noche anterior, y el chico, aunque no lo pareciese por su esbelta figura era de buen comer.-Lo siento.-Dijo con vergüenza.
Bethlem comenzó a preguntarse qué era lo que le ocurría, siempre había sido seguro de si mismo, no se avergonzaba por nada, solía saber qué decir a cada momento... Todo lo contrario a como era cuando estaba con Beatrice. Había conocido a muchas mujeres antes, había llegado a tener "algo" con alguna de ellas, pero sin duda jamás se había sentido como se sentía con Beatrice, y menos con tan pocos días de conocerla. Todo su mundo se daba la vuelta con estar con ella, y aquella era la segunda vez que la veía, y aún así, parecía que la conociese de siempre.
Bethlem tomó suavemente a Beatrice de la barbilla para mirarla a los ojos. Fue algo que hizo sin pensar, simplemente lo hizo, quería ver de nuevo aquellos brillantes ojos azules, y aquel rubor tan característico que le robaba el corazón. Durante unos instantes no supo que decir, había pensado muchas cosas, pero el intercambio de miradas las borró todas. El joven observó con detenimiento el rostro de la chica, que tenía el pelo un tanto desordenado, y el rostro de alguien que acaba de despertar de un sueño reparador. Sencillamente era hermosa, y no había palabra que pudiese mejorar el momento.
Cuando Bethlem se dio cuenta de lo que estaba haciendo apartó la mano y bajó la mirada sintiendo que esta vez era él el que se ruborizaba.-¿Has dormido bien?.-Preguntó tratando de romper el hielo, entonces cayó en que ella había dormido abrazada a él, algo que le hizo ruborizarse aún más. ¿Habría dormido Beatrice con un hombre?. El chico sintió cómo el color subía aún más a sus mejillas y no pudo evitar clavar la mirada en el suelo tal y como había hecho Beatrice instantes antes. No era el hecho de que hubiesen dormido abrazados, si no lo mucho que le había gustado lo que le hacía sentirse así. Avergonzado no era la palabra... Aunque le resultaba excesivamente difícil describir cómo se sentía, era una mezcla entre felicidad, timidez y un gran cariño, que juntas resultaban una mezcla extraña pero agradable al mismo tiempo.
De pronto las tripas del joven rugieron suplicando algo de comida. Bethlem se cubrió el estómago con las manos aún más avergonzado si era posible. En realidad era lógico, no había cenado nada la noche anterior, y el chico, aunque no lo pareciese por su esbelta figura era de buen comer.-Lo siento.-Dijo con vergüenza.
Bethlem comenzó a preguntarse qué era lo que le ocurría, siempre había sido seguro de si mismo, no se avergonzaba por nada, solía saber qué decir a cada momento... Todo lo contrario a como era cuando estaba con Beatrice. Había conocido a muchas mujeres antes, había llegado a tener "algo" con alguna de ellas, pero sin duda jamás se había sentido como se sentía con Beatrice, y menos con tan pocos días de conocerla. Todo su mundo se daba la vuelta con estar con ella, y aquella era la segunda vez que la veía, y aún así, parecía que la conociese de siempre.
Bethlem Galianno- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 16/04/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» A media noche / privado
» Secretos de Media Noche
» Tormenta de Media Noche[Amelie]
» Espectáculo de media noche || Privado
» Un baile a media noche [Christopher]
» Secretos de Media Noche
» Tormenta de Media Noche[Amelie]
» Espectáculo de media noche || Privado
» Un baile a media noche [Christopher]
Página 2 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour