Noche de Damas {Libre.~}

por **Maxime D'Carlo** Mar Sep 14, 2010 2:42 pm

La noche habia caido y su profesión nuevamente la habia obligado a onreir, su rostro finjia la mayor picardia y los ojos mas abiertos a los clientes.
Sus curvas resaltadas por los corsés exteriores señidos a la pequeña pieza de tela adornada con encaje, la falda grande la cual ella levantaba para dejar ver sus piernas como mercancia de un Mercado.
El Rosario permanecia en su mano, quizá como un objeto para tentas un poco mas a los homres que se dejaban llevar de hormonas por ese tipo de detalles. Su mejor sonrisa detras del abanico y su peinado complicado en espera de alguien que lo deshiciera.
No sabia muybien, si de verdad le gustaba eso, o mas bie preferiria estar viviendo una vida normal con poco diero, habia que admitir que este tipo de "favores" pagaban muy bien pero, el precio moral, era aun mas alto. Ella ya habia aprendido, debia hacerlo para poder sobrevivir y tener algo que comer y vestir dignamente esa noche. Por ello cuidaba tanto su fisico y apariencia, era simple supervivencia que ahora debia manejar al maximo.
Las medias de encaje terminaba en sus muslos y se enganchaban a la pieza inferior de su ropa interior, un poco menos normal de la de las mujeresnormales, su trabajo era provocar com ninguna, no unirse al grupo de esposas que al parecer no complacian adecuadamente a sus respectivos.
Quizá le gustaba, el hecho de ser vista y observada el precenciar tan buen la forma de la cual la sociedad solia menos preciar a las mujeres y les daban un puesto tan bajo, pero ella, por ella y por sus compañeras, los hombres daban su vida poruna noche con las mujeres del pecado.
Las damas de la noche y complacientes de todos los desesos se situaban alli, en un burdle de Paris donde todo se mantenia limpio, ya que los celebres personajs que alli asistian no toleraban algo sucio y armaban un problemon por todo.
Ahora, la media noche caia, era el perfecto momento, ya que los hombre salian de sus casas en busca de los placeres de la ciudad del amor, talvez, estas ujeres mas que nadie tenian la difinción perfecta del amor masculino. El sexo, un impresionante y amplio tabu, se abria completamente en ese lugar, sin darle restricciones morales a los hombres que tenian el dinero suficiente para pagar unos cuantos besos, caricias, mirada seductoras, algunas mas bien tiernas. Las cortesanas manejaban el arte de la adivinacion, ya que debian sabir que actitud tomar; la gracia y encanto de Afrodita, pues debian himnotizar a los hombres; la educacion y la cortesia de cualquiera, ya que debian atender a celebres personas; al igual que todos los valores humanos, pues la calma debia predominar con algunas clases de clientes.
La definicion de "amor" debia ser demaciado extensa, pero de algo no cabia la menor dudas, estas amas de la noche... estas mujeres dedicadas al amor carnarl cupaban un buen lugar entre esa definicion.
Mientras tanto, con todos estos pensamientos, Maxime esperaba por su homre de la noche, sentada en su posicion provocativa y buscando con una mirada a alguien al cual atender. Esta era sin duda la noche de la pasion, la noche del amor, la noche de los caballeros, la noche de la realeza, la noche de las damas del burdel.

por Invitado Dom Sep 19, 2010 1:11 pm

* En una noche no tan fácil había trascendido gran distancia después de haber tenido una buena juerga fuera del lugar, una muy buena que le dejó bastante cansado. Caminando a pies descalzos iba vestido con ropajes que se notaban robados. Un abrigo negro con las mangas arrancadas que servía como un chaleco abierto en su cuerpo grande por la talla pequeña, los típicos pantalones de esclavo con los ruedos atados encima del tobillo y un par de brazaletes de cuero cortos y con cadenas viejas que hacían relucir las brutales manos del cazador. Otros detalles eran algunas líneas rojas en parte de su pecho y brazos que una vez fueron arañazos pero ya estaban curados de manera natural. Sin dudas llamaba la atención por las calles de las que venía a paso tranquilo y como si nada pasara, siempre atento a los cazadores nocturnos que quisieran causarle problemas.*

* A las puertas de la ciudad nocturna de los placeres y los vicios no miró hacia los lados para cruzar el umbral. De inmediato a su entrada en el lugar su olfato se llenaba de algunos olores placenteros como los de mujeres preparadas y otros tan detestables como la mezcla del mal sudor del cuerpo con un perfume muy concentrado, típico de los millonarios franceses. Sin vacilar caminaba hacia delante trayendo consigo miradas curiosas y unas otras despectivas por parte de los clientes de categoría que lo consideraban como un arrastrado por su simple apariencia. Al final no importaba eso ni el hecho de si se pasaban de listos, fácilmente podría destrozar al que se le pusiera delante. Después de todo aquello era fácil detectar en él el aroma a sangre seca y mal removida y su característico olor licano para otros de raza sobrenatural...*

* Observó un poco a una y cada una de las mercancías en exposición sintiendo también la mirada de las mismas, algunas de ellas curiosas por ver a un posible cliente de apariencia diferente, pero muy probablemente no estaba allí del todo en busca de un encuentro cálido y placenteramente agotador, no del todo. Buscaba con la mirada a alguien que pudiera atenderle sin que dudara de él o le temiera demasiado, odiaba ese tipo de reacciones cuando obviamente no deseaba transmitirlas. De vez en cuando una que otra sonrisa se le escapaba, pero sin dejar de lado su expresión de fortificada seriedad al estar bien concentrado en su búsqueda... y luego en revisar si quedaba tiempo para jugar un poco más.*

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