No puede ser esto cierto || Imar

por **Arianne Vermelle** Mar Mayo 12, 2015 4:54 pm

“Cálidos rayos de luna que despiertan a los inmortales de su sueño eterno, la noche les abraza como si fuera un ángel en llamas, escuchan el llamado que reciben todos los hijos de la luna sangrienta. Con aquellos despertares se trae encima una ola de matanzas, porque todos los hijos que caminan por la noche, regresan con un apetito voraz, con el deseo de clavar sus filosos colmillos en las carnes blandas de las pobres almas descarriadas; fuego, solo el fuego podrá alejar a esos demonios de las inocentes almas de los hijos de dios, fuego que les recuerda el pútrido lugar de su hogar, aquel infierno”

Cierro abruptamente aquel libro, la furia con que lo sostengo se evidencia al dejar más blancos mis dedos, las uñas prácticamente encarnándose en la cubierta de aquellos escritos un poco más y lo destruiría en mil pedazos para arrojarlo al fuego y que se vuelvan cenizas, así debían estar esas palabras, convertidas en partículas tan finas que nadie pueda leer, ¿por qué siempre son los vampiros los malos de toda historia? ¿Por qué la iglesia se empeña en decir cuántas mentiras?. Porqué les conviene, para ellos mejor si sus ovejas creen que el demonio les ronda cuando no saben que el demonio es la misma iglesia en cuyas filas tiene a los hijos de lucifer.

No soporto, siento que falta el aire en aquella habitación estrecha. Salgo de mansión sin dar información sobre mi rumbo o la razón de mi partida, solo quería estar sola por la oscura noche, incluso hasta encontrar una a alguien que me dé algo de su sangre a cambio de dinero o de algo, no me gusta llegar a matar a las personas, pues soy de mi raza casi la única que cree que se puede beber sangre sin matar al destinatario de esta.

Camino sin rumbo, entrando y saliendo de las calles hasta estar en la zona más chunga de todo París, aquellos callejones llenos de lodo y suciedad, pocas son las almas inocentes que se encuentran tiradas por ahí, incluso una que otra prostituta atendiendo a un cliente, los puedo oir, los latidos de sus corazones le delatan, mis pasos a penas y son audibles, cual trapecista sobre la cuerda floja intentando no caer, pero lástima que al final se cae, aunque no se sabe en manos de quien puede ser, si de amigos o enemigos.

El hambre comienza a despertar cuando el aroma metálico de la sangre se hace evidente, cuando al parecer se encuentra uno con alguna cacería o plan fallido.

por **Imar Von Uckermann** Miér Mayo 13, 2015 11:01 am

Ahí noches en las cuales uno tiene que salir a la calle para dejarse ver por aquellos que no son los suficiente mente valientes para ir al Burdel en busca de ese placer que siempre desean tener de mí, no tendré dinero como antes lo tenía pero con lo poco que tengo en la vida sé que puedo hacer muchas cosas con lo poco que la vida se digna a darme. Mi ropa es humilde pero no me importa usarla en estos momentos que estoy en busca de alguien que me dé algo de buen dinero, recuerdo que a principios me molestaba todo eso de tener que usar ropa de poca clase luego de usar por mucho tiempo ropa de las mejores telas de la época puesto contaba en ese entonces con el dinero de mi familia que ahora ya no está conmigo. En fin que me miro en este pequeño espejo que tengo en mi pobre habitación, para ver que me veo aparentemente llamativo para cualquier hombre o mujer que desee probar algo de mis exquisitos servicios.

Salgo a la calle para caminar como si fuera un pavo real en medio de gallinas, no me importaba que mi ropa fuera de baja categoría puesto tenía un porte que aprendí de clase alta que no me deja pasar por uno más en la calle. Me paso una que otra mirada entre la gente que me mira a escondidas y se topan con mi mirada llena de esa seguridad que me hace algo llamativo ante los demás, así que cuando veo a un hombre que me hace una señal para ir hacia uno de los callejones no lo pienso dos veces antes de irme detrás de él.

Cuando me adentro en el callejón que este decide entrar me pongo a ver que este se dirige hacia una puerta la cual la abre, pero yo estoy algo dudoso de entrar con él y es cuando veo la figura de una mujer algo perdida. La uso como excusa futura para no acercarme al hombre que me ha invitado, puesto me da una mala impresión este hombre ahora que veo como fue hacia esa puerta.- ¿Se encuentra bien, joven? - le dije a la mujer rubia mientras me acerco lenta mente a ella, para ver si está enferma.

por **Arianne Vermelle** Miér Mayo 20, 2015 6:27 pm

Los colmillos mostrándose y doliéndome por la intensa necesidad de sentir la carne perforada y la succión de la sangre, la garganta se me seca enseguida y el aire que no necesito siento que me hace falta, coloco la mano en el cuello para tratar de calmar esos impulsos pero la sangre va en aumento y puedo oír el destrozar de la carne por las poderosas mandíbulas de un lycan. Si eso es lo que más me molesta que la cena de un maldito lobo haya despertado la sed que tanto deseaba, el deseo que jamás me había atrevido a pensar.

El aroma está cerca y el sonido es estridente, alzo la mirada y solo veo a un joven que busca ayudarme, huele a pino y sexo, mucho sexo. Esbozo una sonrisa pues me recuerda a mi época de humana en las que también debí oler así, trato de responder pero no puedo las palabras no salen de mis labios más lo tomo como un apoyo para mí, es lo que necesito salir de ahí o estaría aquel joven de carnes suaves bajo mis colmillos. No, no puedo permitirlo; no oigo lo que dice aunque veo que sus labios se mueven, la sed está acabando con mis sentidos y mi cordura, o lo que quedaba de ella.

-Sed, tengo mucha sed- relamía los labios mirando el cuello de aquel joven con la sangre de él bombeando estrepitosamente, era un pitido agudo a mis oídos que me llamaban a clavar mis dientes, dientes que mostré sin miedo, mostré aquellos colmillos blancos y peligrosos -No, no puedo, no puedo, vete, tienes que alejarte- trato de alejar de sus manos de mi pero, el hambre, la sed es más fuerte que yo caigo de bruces al suelo con las manos pegadas a esta y la tela de las rodillas amortiguando el golpe. Patética podría parecerle a aquel hombre y la verdad solo quería encontrar algo de alivio pero al parecer aquella noche no era buena idea salir a tomar aire porque este estaba contaminado con sangre.

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