El café de las mentiras || Imar Xausa

por **Françis S. Lombard** Jue Ene 12, 2017 10:02 pm

Tranquila mañana sin nada de qué preocuparse más que solo el poder pasar unos momentos alejados de la rutina del trabajo, un momento de esparcimiento donde solo las brisas invernales puedan ayudarle a despertar. La noche parisina tan fría como caliente puede arrullar o matar a los transeúntes que se preparan para una nueva vida..

Entre los pasos de la calle un hombre alto va caminando, el cigarro en su mano se prácticamente apagando hasta estar extinto en el suelo, la mirada fija en uno de los restaurantes a los que entra pero no dura mucho, el menú que ofrecían no era de su agrado, además las jóvenes que atendía no paraba de observarle. Una tras otro fueron visitados aquellos locales pero ni uno satisfacía su requerimiento de una lo que consideraría “un momento tranquilo”, ya cansado de ello opto por lo simple, una cafetería, el lugar no estaba muy concurrido y era bastante agradable y pacífico, quedó ahí pidiendo algo ostento del cual podía costeárselo fácilmente.

La joven que atendía su pedido le miraba sin disimular pero el solo sonreía pensando en las posibilidades, pero estaba cansado del arduo trabajo de anoche. Opto por ignorar y fingir que no había visto a la joven ni las miradas de otras y otros clientes. Se pasó con su café por horas en silencio mirando por la ventana el pasar de la horas y las personas, olvidándose del tiempo completamente. Desató su corbata al igual que desabrochó dos botones del chaleco oscuro que le acompañaba en aquella ocasión, dejó que su cuerpo recayera sobre el asiento olvidándose por completo de los modales aprendidos, simplemente quería relajarse de todo lo que conocía, por un momento quería olvidarse de todo

Absorto en sus pensamientos y lo que miraba detenidamente llega a él un golpe seco a su cabeza, la cual fue auxiliada por sus manos junto al dolor que comenzaba a hacerse en esta, giró para buscar al causante de aquel daño pero lo que encontró fue a dos mujer, una sonrojada de vergüenza y la otra algo ¿nerviosa?, miró a donde había caído aquello que lo ha golpeado observándolo con detenimiento. ¿Cuántos de esos bolsos no había visto antes? Sonrió por ello negando lentamente con la cabeza; un suspiro ahogado dejó escapar cuando la dueña de aquel objeto se acercó con las excusas tan comunes y esperadas –Si esperas que tu bolso no haya causado algún daño o mal a mi persona– la mirada entrecerrando los ojos y con una sonrisa enarca una ceja observando a la joven acompañado de la sonrisa a la par que su cuerpo se acerca a la mesa en una postura relajada que hasta cierto punto podría ser tomada como desconsiderada.

por **Imar Xausa** Vie Ene 13, 2017 1:45 pm

Cuando eres un hombre que da servicios sexuales todo el mundo parece conocerte y sino ha estado contigo alguien que ya se acostó contigo te da la fama, sea buena o mala al final todo saben en que es lo que trabajas. Por suerte Imar nunca ha tenido miedo a los que las personas pueden decir de el porque sabe lo que es y lo hace con orgullo ya que mientras muchas personas tienen un trabajo para solo tener algo de dinero para comer, este se da el lujo de hacer algo placentero que le da mas dinero muchas veces de lo que un trabajo forzado puede darle en semanas. Al pensar en ello se recuerda un poco de sus familiares que están en Italia trabajando duro como siempre, pero esto ni se imaginan lo que esta haciendo para ganarse la vida en las calles parisinas.

Se pasea entre la multitud con una sonrisa ganadora porque siempre esta de lo mas positivo en lo que piensa hacer a cada momento, ahora se dirigía a uno de esos cafés que hay en el lugar para darse un gusto para si que no tiene nada que ver con el sexo para poder variar.

Entro en el lugar y pudo ver a un conocido de vista porque hacen los mismo, con dos mujeres para el solo lo cual hace que una gran sonrisa se ponga en su rostro para ir directo a donde esta la escena para ver si logra algo de ello. Se mueve con elegancia, mientras una que otras mujeres se quedan mirándola y también un hombre que se encuentra solo en una mesa. Llega a donde están los tres, para sentarse frente al hombre que es un prostituto como el y le ve con amabilidad a las mujeres.

- Muy buenas damas, soy el primo de este caballero para serviles.- Mintió del parentesco para no verse como el polizón que es, solo espera que su colega no se moleste por la intromisión de este.

por **Françis S. Lombard** Dom Feb 12, 2017 6:50 pm

Lo que pretendía ser un día tan tranquilo se había convertido en lo opuesto, pero antes de caer en lo nefasto u oscuro podría pintarse como jocoso y fuera de lo esperado; quizás por eso la sonrisa que poblaba su rostro era la fiel muestra de ello, una sonrisa que se convertía en una risa a medida que pasaban los segundos en compañía de las damas, aunque el solo hecho de lo ocurrido provocaba malestar en cierta zona pero ni aun con eso la risa se borraba.

Tranquilos momentos y casi aburridos en los que la mirada de una de las damas lo devoraba y la otra quería destruirlo a bofetadas por la frescura con la que se tomaba todo, pero aun así era tan normal que con su sonrisa solo buscaba algo irónico que hiciera la diferencia, pero antes de poder sentir un golpe lo que llegó fue un alguien que se adelantó a la situación y lo dejó perplejo casi congelado cuando se acercó con esa sonrisa y confianza ante la mirada de las damas y de aquella rubia que también lo devoraba, ambos hombres eran ahora devorados en miradas por ambas mujeres. Sonrió y siguió el juego de su compañero, de su colega –Me has hecho esperar mucho, hombre, tendrás que compensarme con algo esta noche, creo que ya sé que pedirte– soltó un guiño con una sonrisa picara en dirección a las jóvenes en la que la rubia que esta ahí plantada como un árbol aguardaba por el pedido.

La otra mujer tomó asiento tosiendo sonrojada por la cercanía de ambos, pero se limitó a pedri el plato más caro, él no tenía problemas de dinero y por ello haría más divertido la apuesta con su colega –Yo pediré un desayunó como dios manda– acerca la carta a su “pariente” susurrando unas palabras –Pide lo que quieras que lo pago yo, eso por pago de hacerme la mañana una mejor mañana– miró a la mujer que no comprendía la familiaridad de ese par de primos.

Tomó entre sus manos la de aquella mujer de cabellos castaños dejando un beso en su dorso y dedos sonrojando y haciendo temblar hasta el bolso que terminó en el suelo –Deben perdonarme, soy nuevo por aquí y la verdad mi primo me ayudaría ¿quieren acompañarnos las dos?– la rubia enseguida asintió muy emocionada así como la otra dama, mientras su miraba iba a su compañero sonriéndole en secreto.

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