Yace un gran mentiroso [Philippa A. Levinson]

por **Lothaire D. Donovan** Vie Mayo 22, 2015 8:34 pm

No pensó que llegara tan pronto este día.

El corazón del cambia formas estaba roto en pedazos a pesar de saber que su padre había muerto. Debería de estar alegre de ello pero realmente se siente hecho pedazos, como si le faltara la fortaleza que su padre llenaba en su corazón. Tampoco había vuelto a ver a Melissa ni a sus hermanas…ni si quiera volvió a ver a su madre la cual se separó de ella hace muchísimo tiempo atrás. Ya no sabe cuánto tiempo ha pasado realmente. Ahora no tiene alma ni razonamiento para poder pensar en algo coherente.

Una tumba elegante y ostentosa se elevaba sobre la tierra de césped, rodeado con flores blancas y purpuras en forma de corona. Seguro que su madre no se enteró de lo que pasó con su propio padre. Por él ella está así, pero quizás porque no tuvo opción. No estaba del lado de nadie, ahora solo entendía que ¿a quién podría acudir? Estaba hecho un mar de nervios. Solo descansaría hasta que su mente pudiera colocarse con los pies en la Tierra y concentrarse tras afrontar lo que le viene encima. Una herencia por parte de padre que consistía en ser el nuevo general, alguien importante en un Clan clandestino del que nadie sabía excepto su padre y ahora él conocería esos secretos.

Ahora le sería imposible poder hacer o pensar en nada. Iba de camino a darse la vuelta en el sitio, pero algo le hizo ver la tumba de su padre. Fijarse en los detalles de la oscura piedra y los detalles de plata. La corona de flores resaltaba con hermosura y ahí se quedó en un banco que había cercano a la tumba de su padre, pero cuando se sentó lo más mínimo, el banco se hundió por dos extremos hasta tocar el suelo y enseguida delante de él, la lápida se abrió hacia arriba introduciendo a Lothaire- ¡AAAhhh!!-como a un pasadizo secreto que lo tiró sobre el suelo del duro cemento. Ahora se encontraba por lo que parecía en un pasadizo secreto y en cuanto se cerró la entrada, como por arte de magia, los fuegos fatuos aparecieron ante él colgando sobre antorchas.

-¿Dónde estoy? –Se preguntó a si mismo conforme se levantaba del suelo, sacudía su ropa ahora sucia y puso toda su escucha en alerta.

por **Philippa A. Levinson** Dom Mayo 24, 2015 4:09 pm

Una voz, un tono grave y un "¿Donde estoy?" fueron las palabras que empezaron a traer de vuelta a la castaña, quien se encontraba tendida en el suelo inconsciente. ¿Que había pasado y donde estaba? Fueron las dos preguntas que empezó a realizarse mientras recuperaba lentamente la conciencia. El sitio era oscuro, hacía frío, solo un par de luces frente ella, que provenían de antorchas daba algo de luminosidad al camino por el que se suponía debía de seguir.

Muy despacio, mientras lograba incorporarse sobre el suelo de aquel sitio, cayo en cuenta que quizás estaba acompañada. Y dada las condiciones en las que se encontraba, probablemente, compañía era lo que necesitaba - ¿Hay alguien ahí? - pregunto con un tono de voz demasiado suave, mientras colocaba una de sus manos en el suelo de apoyo y la otra en la cabeza. Pronto una fuerte jaqueca empezó a invadir su sien, a la vez que todo empezaba hacerse mas pequeño. ¿Donde estaba? ¿Que había pasado para terminar donde estaba? - ¿Hay.. alguien... aquí? - pregunto nuevamente al escuchar silencio la primera vez que hablo. Suspiro, mientras intentaba recostarse en la pared de lo que parecía ser un pasadizo. Abriendo lo ojos de par en par, lo único que pudo observar alrededor suyo, eran las antorchas y paredes, frías, sin terminar.

Lo único que lograba recordar, era que mientras dormía la desesperación regreso rápidamente a su ser, la sensación de que debía ir al cementerio y buscar la tumba de su esposo, se hizo tan fuerte en su pecho que sin pensarlo dos veces se levanto de la cama en busca de algún traje, lo suficientemente fuerte para cubrirse de la noche y el frió, antes de salir camino aquel sitio tetrico y misterioso. Antes de la muerte de él, podía jurar que nunca en su vida habría hecho tal cosa, sin embargo, debido a la naturaleza extraña de su partida, sentía que se lo debía. Sin saber que ahora, estando donde estaba, en lo único que pensaba era en lo sola que se encontraba y en que quizás, la mejor idea habría sido quedarse en cama y descansar, tal como su medico se lo había pedido.

- Se que hay alguien ahí... por favor, no me deje sola - esta vez, logro hablar con un poco mas de fuerza, sintiendose un poco desolada al sentirse como lo estaba haciendo. Estaba sola y aquel era uno de los defectos mas grandes de la castaña, el miedo a la oscuridad y la soledad. Apoyando la cabeza sobre sus piernas, comenzó a sollozar sintiendo una enorme angustia. ¿Y si no podía salir de ahi? ¿Y si se quedaba ahí hasta morir?

por **Lothaire D. Donovan** Lun Jun 22, 2015 7:02 pm

Lothaire aún se encontraba algo aturdido, caminaba poco a poco por el oscuro paisaje cubierto de antorchas y oscura piedra. Decidió quedarse quieto para poder recobrar el pensamiento en lo que estaba pendiente de ir hacia delante. Pensó en seguir quedándose quieto, pero la voz de una mujer le llamo la atención haciendo que sus pies comenzaran a moverse de nuevo. Aún seguía manchándose su traje, seguía caminando por lo que parecía ser un pasadizo secreto debajo de las muchas tumbas, así que prefirió estar en completo silencio, continuando pero no podía aguantar estar mucho más tiempo callado - ¿Hola? –Pregunto interesado por si aquella voz se volvía a repetir. Suspiro. Intento concentrarse en lo que era los cuatro elementos y los cinco sentidos, el corazón palpitante de alguien, el arrastrarse de alguien, la respiración agitada le decía que no estaba solo en aquel pasadizo.

Con los ojos cerrados comenzaba a andar y a dejarse guiar por los sentidos, tal y como le enseño su padre el cual ahora estaba completamente muerto. Por su culpa, no supo más de su madre. Lo único que escucho es que su madre volvió a huir dios sabe dónde, esta vez no tenía pista alguna de ella. Siguió caminando y la respiración se le hizo más notable, abrió los ojos y corrió hacia delante para encontrarse con una joven – Dios mío –Murmuro al verla en tal mal estado, sucia y parecía que había caído de la misma manera que él.

- ¿Estas bien? –Termino por acercarse a ella y le observo detenidamente. Fue cogiéndola brazo y consultando las piernas por si tenía algo roto –No pareces tener nada roto –Dijo sonriente aunque estuviera perdido en mitad de la nada – No te preocupes. Ahora estás conmigo ¿Cómo has llegado hasta aquí? –Siguió con su interrogatorio pero tal vez si ella entro, entonces debe de haber una salida por alguna parte del laberinto - ¿Puedes moverte? –Y sin dejar que hablara la cogió en brazos, acurrucándola contra su pecho – Tranquila, saldremos de esta y espero que no te importe, te llevare así porque creo que andas herida en el tobillo ¿No te importa, verdad? –Pregunto con una sonrisa de esas a las que hacen a las mujeres derretirse, pero ¿Lo haría con ella?

No estaba tampoco bastante seguro de que hacia dónde demonios les llevarían por los pasillos tras recorrerlos una y otra vez. Solo sabía que tenía que aventurarse en lo desconocido.

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