No es lo que se espera || Libre

por **Isak & Tara Mirković** Miér Jun 17, 2015 7:59 pm

Los primeros rayos del sol se cubrían entre las nubes dando tiempo a que los animales diurnos aparezcan, el cielo parisino se veía más claro a medida que pasaban los segundos anunciando que mi trabajo había terminado por este día, mire a mi alrededor buscando algo de alimento, alguna fruta o algo, pero no hubo suerte y comencé a caminar en dirección a mi hogar, aquel camino me lo conocía como la palma de mi mano porque siempre lo tomaba, “el sendero del bosque”, aunque la verdad quería alejarme de ahí por lo que nos sucedió la hace dos lunas con un licántropo, así que tomo un “desvío” yo le llamaría atajo, cerca del sendero uno menos transitado claro. El caminar me agotaba más y más, había luchado con otro lycan y este había dado una gran batalla, mis ropas dejaban ver el duro trabajo que llevaba a cargo, aunque podría también pasar por un vagabundo, aunque la herida que tenía en el brazo diría que soy un maleante, las botas llenas de lodo y sangre y tenía vendas rasgadas por la ropa para cubrir las heridas.

Estaba cansado, no podía seguir más así que decidí tomar un descanso antes de aventurarme a al campo abierto; mis ojos se embobaron en el paisaje, muy hermoso algo único que pocos pueden apreciar –o quizás solo los moribundos– río aguantando el dolor que me produce en las costillas. El agotamiento ya no me dejaba pensar con claridad y más porque mi “atajo” había sido el más largo de todos, no fue lo más inteligente que se me ha ocurrido. Decido tomar una breve siesta para dejar que el cuerpo se sane solo, pero antes de hacerlo y de que algún lobo o cuervo me atacará esparzo algo de whisky que llevaba dentro de la chaqueta, lo vierto en las heridas apretando los dientes, antes de caer en un leve sueño.

Mis ojos se abrieron como si solo hubiera dado una pestañeada, abrí y cerré los ojos reiteradas veces hasta ya poder ver todo normalmente sin ilusiones ópticas que me llevaran a un día peor, me di cuenta que me había quedado dormido junto a aquel árbol, el sueño fue más largo de lo que esperaba pero había surtido efecto al menos ya no me dolían tanto las costillas. Unas nubes grises anunciaban precipitaciones, lo que agradecí porque mi brazo y demás heridas estaban calientes. Deje todo el arsenal de armas que me era siempre fiel a un lado para retirarme luego la chaqueta y camisa y así dejar que al menos se enfríe esa cortada grande que tenía causada por las garras de la bestia, respire hondo y la saque lo más rápido que pude conteniendo el dolor, porque además de las costillas tenía al parecer el hombro dislocado, aunque no fui lo suficiente mente cuidado porque la herida comenzó nuevamente a sangrar –Tsk, Maldita seas bestia del infierno espero que te quemes ahí, aunque si sigo así quizás nos demos otra ronda de golpes ahí abajo– dije entre dientes mientras cortaba un poco de camisa para limpiarme la herida vertí un poco del licor sobre la tela, tome un poco y luego lance el resto que quedaba sobre la herida abierta no sin antes tomar un pedacito de rama y morderlo para contener el grito de dolor. Mi cuerpo se estremeció, no le di importancia y cubrí la herida con otro trozo de camisa apretando la herida.

Me apoye en el árbol a esperar que pasara unos minutos y dejara de latir y quemar tanto aquella herida, mientras seguía maldiciendo en mi mente.

por **Neitsi & Nerishka** Miér Nov 25, 2015 1:49 am

Esta es una noche sin luna ni nubes en el cielo, invadida por el frío de la época y sin testigos, la mayoría de la gente sensata ha regresado temprano a casa o se encuentra bajo techo, refugiados. Los que no, son los vagabundos o mujeres (y hombres disfrazados de tal), que pululan entre los callejones sin limitarse a ningún barrio en específico. Por otro lado, existen los entes malignos, oriundos de la noche y para los que no hay instante más cómodo que la misma, silenciosa y cautivadora, dulce cómplice acogedora y que otorga todas las condiciones para actuar al abrigo de las sombras.

Efectivamente, el más joven de los Väyrynen lleva sus pasos bajo el manto de oscuridad, que difícilmente se ve disminuida por las pobres farolas de las calles, buscando la presencia de una señorita a quien ha visto durante esta tarde y que ha encajado con su modelo mental, uno que ha imaginado adecuado para su plan. La ha seguido, furtivamente, espiando sus palabras y acciones, analizando el momento indicado para actuar.

Justamente, ahora mismo la tiene a la vista, allá a lo lejos, atravesando la plaza que se muestra solitario, muy en contraste con lo que suele suceder durante el día, y regala su toque tétrico al paisaje.

Nunca cambia la expresión seria mientras acecha a la chica, a quien también vigila y, por supuesto, sin dejarse ver, en honor al maestro de las sombras que es. Por tanto, cuando ella corre como huyendo, lo atribuye a cualquier otro ente que osara interrumpir y de quien se hará cargo más tarde, por mero placer y capricho.

De sombra en sombra es capaz de alcanzarla mientras ella hace lo suyo con una flor del camino. Nada importante, por ahora, ni peligroso ni interesante, mucho menos teniendo en cuenta el destino que le espera. No emite ruido alguno cuando se inclina por sobre el cuerpo de la chica, a su espalda, bloqueando la poca luz que llega a ambos, haciendo que el brote no brille más. Cuando la chica se levanta, no hace falta más que adelantar la palma cubierta por una fina capa de bruma oscura, y cubrirle nariz y boca, atrapándola en un abrazo agresivo con la fuerza que caracteriza a aquellos venidos del infierno, para impedirle cualquier movimiento en intento de huida.

- Buenas noches- susurra a su oído.

Habiendo neutralizado cualquier habilidad de la que su raza pudiera ser capaz, simplemente resta continuar con la presión ejercida hasta que la falta de oxígeno actúe por sí misma y deje de alimentar a un cerebro que, inevitablemente, colapsará, y su cuerpo no será más que una carga cálida y dispuesta.

por **Isak & Tara Mirković** Jue Dic 17, 2015 10:22 pm

El sol quemaba pero no era tanto como el maldito frio que congelaba los huesos junto con la vida, entre los murmullos de aquel jardín justo cuando el alcohol dejaba que la mente volara a recuerdos de mi infancia, la tristeza, la alegría y la maldita muerte, un ruido hace que me distraiga de mis recuerdos ¡tsk cierren la boca, son muy bulliciosos! Mi mente ordenaba pero de los labios no salía palabra alguna, maldición la borrachera no es buena aliada para aliviar el dolor de las heridas.

La herida se hacía más grande, o será que la bebida hacía que viera eso, no sabía nada, solo deseaba dormir un poco de descanso siempre viene bien, maldición duele, duele mucho, la verdad no entendía que pasaba a mi alrededor todo daba vueltas, siento algo caliente que corre por mi brazo, el peso de alguien hace que lo quiera quitar de encima ¡otra vez tu maldita! Y otra vez solo la mente esta cuerda, la sangre corre por mi herida, veo gotas en la nieve, y a lo lejos una joven que toma su vestido mientras otro sujeto le aborda, río para mis adentros al ver la escena romántica, más, mientras más observo más voy dándome cuenta que eso no es un encuentro amoroso.

La voz de la mujer era cálida y amable, o al menos así parecía por su apariencia, fue entonces que opté por hacer algo, si mi hermana estuviera cerca mio de seguro estaría descojonandose de la risa al verme en postura de caballero. A la fuerza y con mucho dolor me puse de pie riendome, la mano presionaba mi herida mientras me acercaba

–La pequeña princesa está conmigo, es mejor que te hagas a un lado pequeño roedor, este queso ya está apartado para mis dientes– el reirme me provoca dolor y una tos seca.

por Contenido patrocinado

No es lo que se espera || Libre

No es lo que se espera || Libre

Re: No es lo que se espera || Libre

Re: No es lo que se espera || Libre

Re: No es lo que se espera || Libre