Trovadores del Inferno -Privado-

por **Shelly Draven** Sáb Jun 20, 2015 5:05 pm

Circundados los trovadores del inferno, tengan piedad della mía alma. Supuestos espíritus que atraviesan estas hojas que lloran bajo mis pies descalzos, venid a poseerme, llevaros mi alma lejos de este páramo mausoleo de mi culpa, como quisiera que vuestros brazos me estrangulasen en la lujuria del deleite de sus pecados y los míos, fusionados en el aferro a los restos de este vacío hombre, fallecido ante la llaga de mi furia y venganza, satisfaced mi sed de cosas, mi sed de luz y camino.

¿Cómo podéis entregadle vuestras plegarias a los demonios que descuartizan, pieza por pieza las culpas de un ser tan imperfecto como yo entre mi especie? ¿Quién corregirá mis falencias? …
¿Entregándole mi alma a los ángeles caídos del cielo, que retorciéndose bajo la tierra húmeda se expresan ante mi como los forajidos de lo que a mí me hace falta?Creer, creer en algo. Creer en algo me hace falta, desconfío de todo a mí alrededor, pareciera ser que todo fuese una vaga ilusión entre los pequeños detalles y placeres de la vie morte.

Parecíase que la noche que embargaba mis reflexiones, y las almas que divagaban en esta área, silenciosas susurraban dejando un eco de mi nombre, y las huellas de mi esencia palpitaban suaves como la brisa de aquel antiguo cementerio donde yacen los héroes, guerreros, víctimas y otros especímenes que conllevan alguna especie de etiqueta.

El mausoleo de mi padre quedábase mirándome, la imagen suya parecía contemplarme con los labios sellados, cocidos tras un secreto que quizás cuánto tiempo aguardó mi padre, y mi madre silenciosa y cauta era tan sólo una pobre cómplice de esos secretos. Aunque lo hayase traicionado, extrañaba el molde paternal perfecto de il mio papo. Aquel que en mi infancia había quedado escrito en piedra, ahora lo veíase como una criatura monstruosa e inútil, más en mi inocencia pude aguardar la memoria de un padre ejemplar, que venía a visitarme de vez en cuando, me traía alguno que otro regalo, y se abstenía de abrazarme.

-Ahora entiendo por qué se enguantaba… aquellas manos frías de mármol, que jamás me tocaron, al menos no, hasta que me mató y revivió al mismo tiempo….- pronuncié en frente a su imagen mirándome mis propias manos, siempre enguantadas.

De pronto un leve sonido hizo alzar mi rostro hasta la esquina de dos parajes más allá de mi posición en la que yacía mi paternal.

Un ser existiendo al extremo de otro lugar, como en el extremo de un universo quedóse de rodillas juntando las manos en un rezo frente a una tumba, poniendo la fe en el Padre… admiraba yo tal creencia, tal convicción, a pesar de todo… yo era una espía de la inquisición.

por **Iziar Von Volkem** Dom Jul 05, 2015 3:21 pm

El hombre sonríe con demasiado descaro, estos días que ha estado en las tierras francesas han sido muy favorables para su persona. Primero, se ha enterado que tenía un tío que ha fallecido hace días y que lo estaba buscando para anunciarle que él, al ser el único familiar que le quedaba, ha sido nombrado heredero absoluto de sus bienes y propiedades, a decir verdad, es un golpe de suerte para Ezreal. Segundas, al no tener mujer en estos lujares tuve que ingresas al burdel más reconocido de parís, la lujuria en él, es algo que se nota en su rostro y en esa sonrisa seductora que siempre tiene ante una mujer, sin importar que es, que estado civil se encuentra, claro, si la mujer quiere y él con gusto se meterá entre sus faldas, y si no, hay más mujeres que desean una noche, un día de pura lujuria. Esa lujuria que es unos de los siete pecados capitales, que le gusta quebrantar cada uno de ellos con tanta pasión que incluso el diablo estaría orgullo de él.

Hace aproximadamente una hora, el secretario de su difunto tío, le otorgo la llave de la mansión que tenía aquí en parís, de ese modo, pidió un carruaje para que lo llevaran a esa casona que desde ahora viviría ahí, mientras piensa que hacer, irse o quedar una temporada en parís. Y así, ahora se encuentra enfrente de esa vieja y grande casa, al bajar del carruaje se quitó el elegante y caro sobrero de color gris, sus ojos negros como la noche se clavó en su nuevo hogar, al momento de colocar un pie en el escalón, dos personas se acercaron. –Bienvenido amo, a su nuevo hogar…-Escucho decir de aquellos individuos, deduzco que era empleados de su tío, sin decir más, comenzó a subir, hasta ingresar a su morada y así empezó a ver que quitaba o que no.

Ezreal se quedó enfrente de su nuevo hogar, ahora vestido sencillamente con unos pantalones negros y una camiseta blanca con sus mangas hasta los codos y los primeros dos botones desabrochados, era de noche, quería salir y estirar su cuerpo un poco, y de paso visitaría a su difunto tío, agradécele a ese bastado que le haya heredero todo. –Maldito viejo de mierda…-Fue lo único que dijo, para andar por las obscuras y solitarias calles de parís.

El cementerio de montmartre, está cerca de su casa, así que no tardó mucho en llegar. Sabía que no estaba solo en este lugar, sus fosas nasales se movieron rápido captando un olor que hace mucho no olía: Vampiro…..sí, era ese maldito olor a cadáver, aparte de los que están aquí, pero el olor de un vampiro es más fuerte, más penetrante, en vez de ir a la ataúd de su tío, sigo aquel olor repugnante; al llegar, vio una mujer hablando consigo mismo, eso pensaba el Lycan. Se detuvo a una distancia prudente, cruzando sus brazos sobre su tórax, ladeo un poco su rostro, sacando con levedad sus colmillos. –Buenas noches Lady…-Dijo, fuerte, incluso su voz salió más ronca.

Nota:

por **Shelly Draven** Mar Jul 07, 2015 11:58 am

Mi bifurcada concentración hacia aquel ser que había divisado a lo lejos observando una tumba, quedóse suspendida en el aire, debido a que mis sentidos resonaron como un golpeteo de manotazos dentro de mi cuerpo al oír de cerca, una grave voz ronca deseándome las buenas noches.

Supe entonces que era uno de estos seres detestables apodados “Lycans,” yes…un licántropo de aura traviesa, sentí cómo acechóme con su mirada ladeada demostrando la bestia interior que llevábase entre los colmillos.

Más, mi mirada mantúvose entre las descuidadas flores de la tumba de mi padre, puesto que mis manos, ordenábalas un poco. Alcé por fin los azulinos ojos míos, al hombre que descaradamente acercóse a intercambiar palabra, millares de la especie suya he atemorizado, torturado, cazado, desmembrado, bajo la orden de la inquisición e inclusive por exterminio bajo mi orden propio, debido al rechazo que tengo por tales perros. '¿Perros? …Hasta los perros son más queribles que estas horripilantes criaturas.'

Decidí entonces, observar esta situación con altura de miras, siempre he estado a la defensiva y aún en ese instante lo estaba… más lo que menos deseaba en el preciso ‘moméntum’ era comenzar un guerra frente al mausoleo de mi padre.

Saludábalo entonces con falsa cortesía: -Bonne nuit, criatura de los montes y praderas…-pronunciábale al lobo. Mientras que el brillo poderoso de la luna menguante, contorneaba mi pálida piel de mármol similar a la de la estructura del mausoleo de mi padre, sus gárgolas y figuras.

Mirábale entonces los obscuros ojos suyos en dónde casi encontrábame con la misma luna en persona, y el reflejo de su vidrio obscuro insinuábame morbosas ambiciones lejanas, jovial y sucio macho de los bosques: -‘¿Qué hacéis hablándole a vuestro enemigo natural, despreciándote incluso en donde yacen los muertos, y con la inexistencia de la paz exterior e interior?’- preguntábame para mis adentros, fijándole mi mirada como la punta de una daga venenosa que despreciábalo aún más cuando tiene la forma de un pasado bestial que yo jamás pedíale al cielo…

Los instintos, la justicia y la orden llamábanme a matarle, más no teníale las ganas, y al ser un campo santo resignóse mi vago raciocinio, pues no estábamos los dos solos, hallábanse más personas allí, humanos comunes y corrientes que tampoco podían saber de las atrocidades que ocultábanse en derredor, ya demasiadas guerras decapitaban este mundo, como para sacar a la luz a los licántropos y vampiros, o los secretos de la inquisición y sus guerreros, que a mi parecer no eran guerreros de Dios, ni mucho menos de la Iglesia, sino que guerreros de conveniencia propia, seguridad para sí mismos y nadie más…. Y todo es a sangre fría, lo carnal reina en este mundana hipérbole de mentiras disfrazadas de verdades…

La colisión entre un hijo de la Luna y una hija del Ángel Caído chupasangre tensábase entre ese intercambio de miradas que con aquel hombre cerca mío, compartíase…
-… ¿Se le ofrece algo?...-. Preguntábale con la resonante, y grisácea voz que caracterizábame con seriedad e indiferencia, sin mirarle más a los ojos y viendo hacia mi alrededor.

Nota:

por **Iziar Von Volkem** Mar Jul 21, 2015 3:08 pm

En primer lugar. El licántropo no lograba comprender que hacia justo delante de esa mujer que estaba arrodillada enfrente de una tumba, se supone que él, iba a ir con el bastado de su tío que le dejó una herencia considerada, -era tanta la fortuna que desde el momento que fue llamado para reclamar aquello ya no necesitaba trabajar por el resto de su miserable y aburrida vida- ¡pero no! el lycan quedo inmóvil a unos metros de la fémina como si la conociera desde hace mucho tiempo, sintió que, de hecho no era muy bien bienvenido, pero aquello no le intereso, incluso le resulto curioso y por ello se encuentra en este lugar olvidándose por completo a lo que venía realmente. -Excelente mi querido Ezreal. Eres un hombre con demasiada suerte, encontrarte con una bella dama inquisidora y sobre todo que es uno de tus peores enemigos, vampiro. –Hablaba consigo mismo, mientras tanto, examinaba a la mujer, no artículo palabra después de lo mencionado anteriormente, quería que justo ella diera el primer paso a un relato decente o una pelea trivial. Por curioso está metido en esta situación un poco escalofriante, por curioso no se ha movido de su lugar, como el dicho dice “la curiosidad mato al gato” tal vez, si ambos no son sensato se arme un enfrentamiento entre ambas razas ¿Quién ganaría en esto? ¿Un vampiro o un licántropo? Difícil de responder, dejaremos que el destino o la suerte lo diga, claro, si de una pelea estamos hablando.

Con la punta de su lengua, toco aquellos filosos colmillos que fueron lo único que no desapareció después de la transformación lobuna hace dos noches atrás, por segunda vez en la noche, escucho aquella delicada voz que provenía de la dama inquisidora. -Buenas noches madame. –Volvió a saludar. Inclinó un poco su cuerpo, dándole una reverencia. –Es un placer verla esta noche oscura. Que para usted es reconfortante salir ¿o no?-La última frase nunca salió de su paladar, se quedó estacando a medio camino, pero no logro no pensarlo. ¿Era de pocas palabras o es que no quiere tenerlo como amigo? Ezreal quiere pensar que es la segunda opción que pensó. Sí, un vampiro inquisidor lo único que tiene en su mente es aniquilar a los seres sobre naturales que se encuentran fragmentados en todo París y él era uno de ellos. Ahora, él era de pocas palabras esta noche, diría lo que fuera necesario, pelearía con sus garras todo lo que pudiera. Esta noche algo bueno se llevara como un recuerdo, claro, si es que no muere en manos de esta asesina. Porque sí, es una maldita asesina que de seguro ha matado muchos de los suyos, pero en estos preciso momentos, Dexther esta juzgando a una personas antes de saber la verdad ¿Que tal si ella no ha matado a nadie? pero también esta, ¿Qué tal si lo ha hecho y numerosas veces? Otros de los famosos dichos. "no juzgues a un libro por su portada" y es lo que está haciendo él con respecto a ella.

La inquisidora había lanzado una pregunta, que obvias razones espera una decente y reconfortante respuesta, pero pensaba en no responder nada, pero nuevamente, su boca hizo lo que quería. Sus piernas se movieron hasta estar más cerca de su enemigo, deseaba verla de cercas, aquel rostro, con esa cabellera que parecía más azabache que marrón, al estar cerca de la dama, se situó en cuclillas, calvando sus azules en los ajenos. -Hm… ¿Qué se me puede ofrecer? Madame. –Preguntó más para él que para ella, era similar la pregunta que ella lanzo, con una leve sonrisa que apareció en el rostro del hombre. –Es una excelente pregunta ¿no cree? Que de hecho, hablando francamente no sé cómo responderle, pero buscaré la manera más decente de hacerlo.-En esos momento ubico sus palmas de la mano sobre la fría, sucia tierra, para lograr aguantar el peso. -Solo e ingresado a esté miserable y repugnante lugar para vista a un maldito e infeliz pariente. Para desearle que arda en el infierno, que no tenga descanso por el resto de su puta muerte, podría decir vida, pero, hasta usted sabrá que, está muerto. Sí, vengo a eso. –Deslizo su mirada, hasta detenerse en los pechos de la vampira, por ello sonrió. -Otra cosa más. Sé que estoy hablando mucho, pero será lo último que escuchara de mí, lady. –Aclaro un poco su reseca garganta, para poder continuar. -Esta noche hermosa, con el cielo completamente obscuro, sin una luna llena de por medio, quise salir de mis aposentos, tal vez esperanzado por encontrar a una ramera para fornicar con ella. Usted es una mujer, que podría insertar una parte de mi anatomía en su... –Volvió a recorrer aquel cuerpo, con una mirada apasionada. –Hermoso cuerpo. Pero usted no es una mujer para ello. –Con esas palabras volvió a incorporarse, cursando sus brazos. –Incluso se lo haría enfrente o sobre la tumba que está arrodillada, debo de suponer que es uno de sus parientes ¿o me equivoco? –Pero no le dio oportunidad de responder, se dio la vuelta, dándole la espalda, sabiendo que con esas malditas palabras, sentencio su propia muerte. -Me retiro jovencita, o mejor dicho, hasta pronto anciana. –Sin decir más, comenzó a desaparecer por la obscura noche, lastima, no logro aplacar la bestia que llevaba por dentro.

Tan caballeroso era Ezreal que no logro contener y hablar vulgarmente enfrente de una dama, pero ella tiene de dama lo que Ezreal tiene de caballero. ¿O no?

por **Shelly Draven** Jue Ago 13, 2015 9:54 am

Los ojos míos, veíanle con reacio. Realmente era un ser completamente repugnante ante mis ojos inyectados de sangre y rabia contra todo lo que rodeábame en ese momento, prontamente la tumba de 'il mio papo' ya no figuraba en primer lugar, en la lista negra de mis desprecios. Parecíame que aquél hombre lobo queríase ganar un lugar dentro de aquellos deseos más oscuros que yo llevaba dentro de mi putrefacto ser irreal, ante la visión pobre y racional de los seres humanos. Ganarse un lugar en esa lista negra. La mirada mía posada entre las malezas de flores de la tumba del padre mío, figurábanse tristes y paliduchas, feas y sin gracia, mientras que la irritante presencia del lycan cerca mío, trinchábanme las venas del alma mia. “¿Alma mía?... ¿Acaso todavía yo seguía teniendo un alma encerrada después de la cínica presencia que yo dejaba esparcida a través de todos los trazos de mis oscuros pasos? …"

Sucedía que, aquellas palabras que el lycan soltábame sin tapujos, ardieron en cenizas dentro de mi ser y en mi escucha. No respondí a sus empobrecidos insultos de infante. Y alivióme entonces su partida, cuando su robusta figura que nada de estilizada tenía y de poca gracia, avanzaba lentamente alejándose su invasión hacia mi radio territorial. Cómo habíalo mencionado antes, en ese momento el estado mío no era bélico como para comenzar una guerra cerca de los aposentos de los malditos cadáveres que rodeaban el campo santo. Levemente suspirábame atareada para mis adentros, más poco después notábalo que fue un suspiro audible y que seguramente el lycan habría escuchado unos pies más allá.
Reincorporábame sobre el esbelto y estilizado cuerpo mío y desplegábame un poco el vestido mientras que alcé ligeramente mis manos a la altura de mis senos y acomodábame mejor los dedos en los guantes negros, que traía conmigo aquella noche.

Tranquila dispersábase la noche, y el Hijo de la Luna que íbase muy por delante de mí, parecíame una leve brisa dispersa, hedionda y obscura desapareciéndose entre los lujuriosos brazos de su condena…. Y recordábame entonces la miseria de lo que significábase ser algo tan sobrenatural, sin explicación e impensable para cualquiera de los seres humanos, esas creaciones favoritas de Dios, las cuales yo devórabame con tanto gusto apaciblemente buscando entre la sangre que componíales, una especie de escape de este Inferno y placer a mi paladar y recordé la repugnante frase definitoria del lobo hacia mi ser: “Anciana…” la verdad es que yo sí lo era… 200 años de condena de un pecado mío irrefutable, o más bien un pecado desde la letanía del padre mío maldito. Más el pecado del lycan no era la verdad que escupíame la asquerosa boca suya, sino el creerse adecuado y demasiado importante, para llegar a desafiarme así sin más con aquella palabra. Pero aquello no sería así de fácil. No me dejaría llevar por un Ser que por no tener nada más que hacer ocurríasele desafiarme bajo la pereza de la existencia suya.

Reíame para mis adentros al pensar en aquello, porque nadie desafía a Shelly Draven, inyectándome obscenidades e insultos para provocarme…. -¡Ja ja ja…Bestia ridícula!- reíame nuevamente desde aquel vacío del envidiable cuerpo mío moldeado por las manos de Dios y Lucifer trabajando en conjunto sobre la obra maestra de la silueta mía…

-…Os aseguro que ninguna hembra se acercará a vos esta noche, después de haber quedado impregnado de mi aroma muerto, a espinas de rosas rojas podridas que provienen del lecho de mi solitaria muerte, y la estela de mi aliento sangriento rozando vuestro repugnante rostro… No provocaréis la paz de Dios que me acompaña, ni mucho menos la lujuria mía, de dónde se esconde Satanás en mi cuerpo. Ninguna de esas dos cosas obtendréis de mí… ingenua criatura.- pronunciábale desde la lejanía al lobo que iba desapareciendo de la vista mía, pero que sabría que con la agudeza de sus sentidos escucharía mi advertencia…

-Así que os recomiendo que sigáis tu camino y no os detengáis ni por un minuto a pensarlo… bestia inmunda…- sentenciábale mientras disponíame a caminar en dirección contraria a la del lobo, siempre en guardia.

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