AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
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Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
Si había un lugar al que con seguridad no asistía era al bosque, aun no entendía que finalidad buscaba con aparecer entre aquellos parajes desconocidos, y más cuando la vista no ayudaba en nada a su pobre propietaria que vivía encarcelada en un mundo de tinieblas eternas y borrosas imágenes, oso distinguía las el ocre de las hojas muertas frente a mi y bajo mis pies, contemplaba el oscuro paisaje de los arboles a su alrededor, estrepitosas y altas sombras de las que nada podía discernir, sus pálidas y delgadas manos intentaban mantenerse pegadas a los costados de oscuro vestido bordado, los dedos intentaban ser los ojos perdidos, intentaban en puño cerrado tomar el aire, la esencia del camino, su textura.
Me sentía extraña entre mortales e inmortales, debía ser un fenómeno, no había conocido relato alguno de un vampiro ciego, pero había logrado llevar esto lo mejor posible, fingir que estaba integra, completa físicamente ya era una habilidad y mi mejor especialidad, podía mentir con garantía de credibilidad, al menos cuando estaba entre el tumulto, frente a mi víctimas que paradójicamente quedaban embelesados por mis orbes, quizás porque ahora ya no me importaba a quien asesinaba para sobrevivir, sangre inocente, sangre sucia ¿Cual era la diferencia?, la inocencia estaba sucia, la sucia tenia trozos de limpieza, todos habíamos cometido algún crimen pequeño o grande alguna vez... todos tenían el mismo sabor en su sangre, todos tenían cosas buenas o malas para confesar en su agonía bajo el yugo de mis colmillos, aquella noche había asesinado aparentemente hombres de bien, ebrios quizás pero de bien, antes de llegar hasta este lugar.
El sendero por donde mis pies caminaban parecía ancho ante la visión borrosa, escuche el sonido de un búho a lo lejos y los insectos noctámbulos amenizaban ni andar con su canto sin cesar, la misma tonada aquí y allá, para ellos era su canto universal, su idioma armónicamente agudo y repetitivo, pero ni eso hacia volcar mi paz, probablemente esa era la razón por la que estaba esa noche vagando solitaria por aquellos lugares solitarios e intactos de humanos, la paz que intentaba buscar en ese sendero no era la misma de siempre, no, de hecho esta vez no quería mi propia muerte, ni la desaparición de mi asesina melancolía, aquella noche solo quería sentir por primera vez que estaba sola… completamente sola.
No había pasado muchas semanas desde que empece con estas sensaciones, me sentía observada y por poco creí que me estaba volviendo loca de no ser porque una noche Leviathán me hizo la misma observación, Teobaldo Leviathán y yo salimos aquella noche entre los jardines recién plantados de semilla de rosas de Castilla, en aquel terreno despoblado no había nadie, absolutamente nadie, por unas horas aquella extraña presencia se disipo hasta que apareció una o dos horas antes del amanecer.
Pensé que seria The Phantom pero nada concordaba con lo que sentía cada vez que salía de caza por allí, intencionalmente me inmiscuía entre pasadizos y callejuelas con ceras prendidas por donde sabía jamás se atrevería a entrar por mucho que deseara derramar mi sangre en sus manos, él se hubiera ido, la presencia no lo hizo.
Su mirada invisible sentía sobre mi, parecía seguirme, vigilar el momento idóneo para algo en concreto, lo cierto era que pese a todo, frente a la desnudez de mi alma cuando lo sentía a mis espaldas no lograba discernir nada y menos con la visión defectuosa con la que contaba, los sentidos solo me avisaban de su estadía muy cerca de la mía, a veces sentía sus pasos acercarse a mí, sentía su respiración pero nadie estaba allí, supongo que al final me canse de sentirme acosada por un espíritu y busque este lugar lleno de laberintos diseñados por la propia naturaleza, a mi lado un cuervo se poso, anuncio su llegado con el sonido que su especie emite, dirigí la mirada hacia la criatura pero solo vi una mancha oscura moviendo lo que parecía ser una cabeza, la sensación del espíritu se intensifico de pronto, un olor de elegante perfume francés pareció invadir el aire, él estaba aquí y ese él no era un hombre viviente -¿Que quieres de mi?- exclame sin obtener respuesta, dando aun la espalda a lo que sentía se aproximaba -¡Deja de jugar cobarde!- le rete y por primera vez mi voz pareció tener un tono decidido, el ceño se sintió fruncido y di vuelta rápidamente, mis ojos iban y venían de un lado a otro, buscando entre la neblina de la que ellos me habían condenado -¡Aparece de una buena vez, deja de portarte como un maldito humano y sal a enfrentarme!- pero nadie contesto y el sonido de sus pasos en mis oídos también se fueron, menos el cuervo, sus alas se abrían en compás con la leve brisa de la madrugada -¡No me gustan los rodeos!- advertí girando mi cabeza de un extremo al otro en búsqueda de una sombra delatora, pero a mi no acudió nadie.
Me sentía extraña entre mortales e inmortales, debía ser un fenómeno, no había conocido relato alguno de un vampiro ciego, pero había logrado llevar esto lo mejor posible, fingir que estaba integra, completa físicamente ya era una habilidad y mi mejor especialidad, podía mentir con garantía de credibilidad, al menos cuando estaba entre el tumulto, frente a mi víctimas que paradójicamente quedaban embelesados por mis orbes, quizás porque ahora ya no me importaba a quien asesinaba para sobrevivir, sangre inocente, sangre sucia ¿Cual era la diferencia?, la inocencia estaba sucia, la sucia tenia trozos de limpieza, todos habíamos cometido algún crimen pequeño o grande alguna vez... todos tenían el mismo sabor en su sangre, todos tenían cosas buenas o malas para confesar en su agonía bajo el yugo de mis colmillos, aquella noche había asesinado aparentemente hombres de bien, ebrios quizás pero de bien, antes de llegar hasta este lugar.
El sendero por donde mis pies caminaban parecía ancho ante la visión borrosa, escuche el sonido de un búho a lo lejos y los insectos noctámbulos amenizaban ni andar con su canto sin cesar, la misma tonada aquí y allá, para ellos era su canto universal, su idioma armónicamente agudo y repetitivo, pero ni eso hacia volcar mi paz, probablemente esa era la razón por la que estaba esa noche vagando solitaria por aquellos lugares solitarios e intactos de humanos, la paz que intentaba buscar en ese sendero no era la misma de siempre, no, de hecho esta vez no quería mi propia muerte, ni la desaparición de mi asesina melancolía, aquella noche solo quería sentir por primera vez que estaba sola… completamente sola.
No había pasado muchas semanas desde que empece con estas sensaciones, me sentía observada y por poco creí que me estaba volviendo loca de no ser porque una noche Leviathán me hizo la misma observación, Teobaldo Leviathán y yo salimos aquella noche entre los jardines recién plantados de semilla de rosas de Castilla, en aquel terreno despoblado no había nadie, absolutamente nadie, por unas horas aquella extraña presencia se disipo hasta que apareció una o dos horas antes del amanecer.
Pensé que seria The Phantom pero nada concordaba con lo que sentía cada vez que salía de caza por allí, intencionalmente me inmiscuía entre pasadizos y callejuelas con ceras prendidas por donde sabía jamás se atrevería a entrar por mucho que deseara derramar mi sangre en sus manos, él se hubiera ido, la presencia no lo hizo.
Su mirada invisible sentía sobre mi, parecía seguirme, vigilar el momento idóneo para algo en concreto, lo cierto era que pese a todo, frente a la desnudez de mi alma cuando lo sentía a mis espaldas no lograba discernir nada y menos con la visión defectuosa con la que contaba, los sentidos solo me avisaban de su estadía muy cerca de la mía, a veces sentía sus pasos acercarse a mí, sentía su respiración pero nadie estaba allí, supongo que al final me canse de sentirme acosada por un espíritu y busque este lugar lleno de laberintos diseñados por la propia naturaleza, a mi lado un cuervo se poso, anuncio su llegado con el sonido que su especie emite, dirigí la mirada hacia la criatura pero solo vi una mancha oscura moviendo lo que parecía ser una cabeza, la sensación del espíritu se intensifico de pronto, un olor de elegante perfume francés pareció invadir el aire, él estaba aquí y ese él no era un hombre viviente -¿Que quieres de mi?- exclame sin obtener respuesta, dando aun la espalda a lo que sentía se aproximaba -¡Deja de jugar cobarde!- le rete y por primera vez mi voz pareció tener un tono decidido, el ceño se sintió fruncido y di vuelta rápidamente, mis ojos iban y venían de un lado a otro, buscando entre la neblina de la que ellos me habían condenado -¡Aparece de una buena vez, deja de portarte como un maldito humano y sal a enfrentarme!- pero nadie contesto y el sonido de sus pasos en mis oídos también se fueron, menos el cuervo, sus alas se abrían en compás con la leve brisa de la madrugada -¡No me gustan los rodeos!- advertí girando mi cabeza de un extremo al otro en búsqueda de una sombra delatora, pero a mi no acudió nadie.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/06/2011
Localización : En cualquier lugar donde viva el arte parisino
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Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
Había demasiados asuntos que solucionar en París, problemas que su hijo de sangre dejo pendientes por doquier, personas peligrosas que podían volcarse contra la integridad de The Phantom y también en contra de los intereses que le hacían mantenerse al margen de lo acordado con Los Eternos en la taberna, tenía que, pues encontrar a la desgracia hecha mármol muerto, una mujer que no conforme con traicionar a The Phantom, según las leyes de los Eternos, traiciono a todos los vampiros tras colaborar con un cazador para ponerlos en evidencia de los mortales parisinos.
Montserrat S. Brightman, la cantante de ópera en el teatro de los vampiros, era el objetivo a quitar del camino, en su momento Severaux se imagino al rival con grandes destrezas sobrenaturales, pues al vencer a su hijo es que debía ser alguien lo suficientemente fuerte, así que investigo y preparo terreno para espiarle, descubrir sus habilidades y sus puntos débiles, entre los contactos que tenía en el teatro no fue difícil inmiscuirse entre camerinos y comenzar así su travesía para hacerla añicos en el momento propicio, sin embargo gran sorpresa fue la que se llevo al descubrir que se trataba de una neófita con suerte, una joven confundida y melancólica que de nada hallaba placer, siempre vivía en duelo, de su deseo por morir... tal parecía que su belleza física jamás le ayudo a entenderse entre humanos.
Con su recto y elegante porte Severaux se dedico parte de sus noches a vigilarla de cerca, aunque sabía que era muy débil e ignoraba completamente de sus poderes a falta de maestro, ella siempre estaba acompañada por un mozo de la mansión en ruinas donde se alejaba y lo que menos quería era levantar sospecha alguna por los alrededores, era un riesgo matarle allí cuando la había visto codearse con cazadores o al menos con uno.
Sus ojos contemplaron apacibles la gran fogata que hizo frente a ella una noche fría y estrellada, detrás de un árbol contemplo la horrorosa escena de la que ninguna muestra en su rostro hubo perturbación -Vaya que vos, mademoiselle sufrís demasiado- susurro con los labios casi pegados al áspera madera del tronco y aguardo solo para contemplar su arrepentimiento, de lo cual quizás el tuvo que ver, pero no sabía explicar por que lo hizo.
A la noche siguiente del incidente de la hoguera se encontró con la sorpresa de que la vampiresa además de las quemaduras de sus antebrazos estaba casi ciega -¿Que os paso contigo?- fue la duda que rondo su cabeza durante noches enteras en que estando más cerca de lo habitual veía sus movimientos torpes que poco a poco se fueron perfeccionando hasta hacerse tan normales que nadie sospecharía de su incapacidad y tomarían esos ojos como muchos una ornamenta más a su perfecto disfraz de asesino.
Estaba muy cerca de ella por una razón a la que no le encontraba explicación alguna, en vez de atacarla cuidaba sus pasos ¿Que demonios le pasaba si era su pero enemiga? El objetivo por el que los Eternos le enviaron a eliminar y la traidora que casi llevaba a The Phantom a la muerte?, debía quitarse las ideas de la mente y comenzar a trabajar antes de seguir fabricando más estupideces.
Quizás esa noche fria de otoño ayudará lo suficiente a sus propósitos, no estaba el mozo, no estaba el cazador, no había nadie más, salvo ellos dos paseando por las callejuelas habituales iluminadas por ceras y el velador pregonando la hora a la lejanía, su cuervo ejerciendo presión en su hombro le acompaño en todo ese viaje discretamente, sus manos sostenían la capa que envolvía el resto de su silueta bien construida, sus cabellos bailaban con el viento y sus ojos puestos sobre la dama que huyendo de su acompañante invisible fue a refugiarse a los bosques.. el lugar perfecto.
Dejo que Ragde el cuervo, sobrevalora para anunciar su visita, contemplo con placer el miedo creciente en ella, dejo que gritará todo lo que quisiera y cuantas veces lo deseara.
-¿Os atrevéis a llamarme cobarde?- espeto con la pregunta en medio de la frondosa y oscura malesa del follaje de los arboles -Si fuera vos, pensaría dos veces lo que habré de deciros a un perfecto extraño- su voz tenia sobre si un extraño matiz de malicia e intriga -Os atrevís a decidme cobarde, cuando vos apilo un puñado de madera para icinerarse, o quedarse ciega para no ver mas lo patético de su vida... claro- prosiguió con su tinte apagado y el arrastre de las sílabas en medio de sus dientes -Lo que quiero de vos es muy sencillo- siguió explicando y sus pasos hasta ese momento detenidos, siguieron en su dirección -Vuestra vida por otra que os intentaste tomar- comento tranquilo más sin embargo eran movimientos rápidos los que la acompañaron, en su dirección finalmente Darkness utilizo toda su fuerza para empujar a la dama varios metros, rompiendo arboles a su paso por el impacto -¿Sabeís a que vida me refiero Montserrat- se pronuncio entre las sombras -No os daré fin hasta que por vuestros labios salga su nombre y sino das con él, yo haré que lo repitáis hasta el cansancio, mientras mademoiselle, pongáis cómoda y disfrute de su agonía- amenazo volviéndose a abalanzar contra ella, sin dificultad la levantó por los aires y la arrojó a la dirección opuesta de donde había caído -Regla número uno de un vampiro mademoiselle si siente peligro... haga caso de vuestro instinto y huya no se quede a preguntarle a la muerte quien es ella, eso es de mala educación- añadió mientras aguardaba algún movimiento del cuerpo inerte y el rostro hundido en tierras y hojas que quedo postrado al frente con el rostro envuelto en hojas secas al igual que su pelo.
Montserrat S. Brightman, la cantante de ópera en el teatro de los vampiros, era el objetivo a quitar del camino, en su momento Severaux se imagino al rival con grandes destrezas sobrenaturales, pues al vencer a su hijo es que debía ser alguien lo suficientemente fuerte, así que investigo y preparo terreno para espiarle, descubrir sus habilidades y sus puntos débiles, entre los contactos que tenía en el teatro no fue difícil inmiscuirse entre camerinos y comenzar así su travesía para hacerla añicos en el momento propicio, sin embargo gran sorpresa fue la que se llevo al descubrir que se trataba de una neófita con suerte, una joven confundida y melancólica que de nada hallaba placer, siempre vivía en duelo, de su deseo por morir... tal parecía que su belleza física jamás le ayudo a entenderse entre humanos.
Con su recto y elegante porte Severaux se dedico parte de sus noches a vigilarla de cerca, aunque sabía que era muy débil e ignoraba completamente de sus poderes a falta de maestro, ella siempre estaba acompañada por un mozo de la mansión en ruinas donde se alejaba y lo que menos quería era levantar sospecha alguna por los alrededores, era un riesgo matarle allí cuando la había visto codearse con cazadores o al menos con uno.
Sus ojos contemplaron apacibles la gran fogata que hizo frente a ella una noche fría y estrellada, detrás de un árbol contemplo la horrorosa escena de la que ninguna muestra en su rostro hubo perturbación -Vaya que vos, mademoiselle sufrís demasiado- susurro con los labios casi pegados al áspera madera del tronco y aguardo solo para contemplar su arrepentimiento, de lo cual quizás el tuvo que ver, pero no sabía explicar por que lo hizo.
A la noche siguiente del incidente de la hoguera se encontró con la sorpresa de que la vampiresa además de las quemaduras de sus antebrazos estaba casi ciega -¿Que os paso contigo?- fue la duda que rondo su cabeza durante noches enteras en que estando más cerca de lo habitual veía sus movimientos torpes que poco a poco se fueron perfeccionando hasta hacerse tan normales que nadie sospecharía de su incapacidad y tomarían esos ojos como muchos una ornamenta más a su perfecto disfraz de asesino.
Estaba muy cerca de ella por una razón a la que no le encontraba explicación alguna, en vez de atacarla cuidaba sus pasos ¿Que demonios le pasaba si era su pero enemiga? El objetivo por el que los Eternos le enviaron a eliminar y la traidora que casi llevaba a The Phantom a la muerte?, debía quitarse las ideas de la mente y comenzar a trabajar antes de seguir fabricando más estupideces.
Quizás esa noche fria de otoño ayudará lo suficiente a sus propósitos, no estaba el mozo, no estaba el cazador, no había nadie más, salvo ellos dos paseando por las callejuelas habituales iluminadas por ceras y el velador pregonando la hora a la lejanía, su cuervo ejerciendo presión en su hombro le acompaño en todo ese viaje discretamente, sus manos sostenían la capa que envolvía el resto de su silueta bien construida, sus cabellos bailaban con el viento y sus ojos puestos sobre la dama que huyendo de su acompañante invisible fue a refugiarse a los bosques.. el lugar perfecto.
Dejo que Ragde el cuervo, sobrevalora para anunciar su visita, contemplo con placer el miedo creciente en ella, dejo que gritará todo lo que quisiera y cuantas veces lo deseara.
-¿Os atrevéis a llamarme cobarde?- espeto con la pregunta en medio de la frondosa y oscura malesa del follaje de los arboles -Si fuera vos, pensaría dos veces lo que habré de deciros a un perfecto extraño- su voz tenia sobre si un extraño matiz de malicia e intriga -Os atrevís a decidme cobarde, cuando vos apilo un puñado de madera para icinerarse, o quedarse ciega para no ver mas lo patético de su vida... claro- prosiguió con su tinte apagado y el arrastre de las sílabas en medio de sus dientes -Lo que quiero de vos es muy sencillo- siguió explicando y sus pasos hasta ese momento detenidos, siguieron en su dirección -Vuestra vida por otra que os intentaste tomar- comento tranquilo más sin embargo eran movimientos rápidos los que la acompañaron, en su dirección finalmente Darkness utilizo toda su fuerza para empujar a la dama varios metros, rompiendo arboles a su paso por el impacto -¿Sabeís a que vida me refiero Montserrat- se pronuncio entre las sombras -No os daré fin hasta que por vuestros labios salga su nombre y sino das con él, yo haré que lo repitáis hasta el cansancio, mientras mademoiselle, pongáis cómoda y disfrute de su agonía- amenazo volviéndose a abalanzar contra ella, sin dificultad la levantó por los aires y la arrojó a la dirección opuesta de donde había caído -Regla número uno de un vampiro mademoiselle si siente peligro... haga caso de vuestro instinto y huya no se quede a preguntarle a la muerte quien es ella, eso es de mala educación- añadió mientras aguardaba algún movimiento del cuerpo inerte y el rostro hundido en tierras y hojas que quedo postrado al frente con el rostro envuelto en hojas secas al igual que su pelo.
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 23/04/2015
Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
Esto era lo único que me faltaba, un maldito loco… alce la vista y aunque borrosa era mi percepción podía ver una mancha negra, enorme desde mi posición en el piso lleno de fango, hojas y lodo, no podía ver las facciones de su rostro, percibir de él algún resquicio de furia o de odio, de irrealidad, su fuerza me había descontrolado y más allá del tono con que eran dichas sus primeras palabras había puesto atención a sus reclamos ¿De qué demonios me estaba hablando?, ¿Cuál nombre? ¿Cuál tragedia?... estaba confundida y asustada, demasiado asustada, lograba identificar su la fuerza de mil hombres juntos al levantarme con la misma facilidad con la que me había arrojado de un lado a otro, era evidente que yo no podría contra algo así, apenas conocía lo básico sobre mi naturaleza, estar sola no siempre resulta beneficioso para un neófito, probablemente vio en mi sangre fresca con la cual satisfacer su locura.
Aun cuando la espalda dolía horrores y punzadas en ella venían y venían me puse en pie de una forma en que ni yo misma entendí en el momento, algunas hojas cayeron al piso, algunas de mis ropajes otras más de mi cabello revuelto, las astillas del tronco con el que me había estrellado quedaron incrustadas en el encaje del vestido, mis ojos con fingida entereza y vitalidad letales se clavaron en la mancha lechosa que se suponía era su cabeza, con cabellos negros que no iban más abajo del cuello, desde mi perspectiva tal parecía un enorme murciélago con un cuervo pendiendo de su hombro, una sombra callada e inmóvil cuya respiración fue agitada en sus comienzos, no sabía con certeza que esperaba, ¿Un ataque tal vez? ¿Una palabra? ¿Una pregunta?, no lo sabía ni tampoco sabía qué hacer, tenía ganas de reclamar todo, de pedir a gritos que me dijera porque demonios me había humillado así, porque envió a la escoria toda tranquilidad de mi noche, quería que me dijera si estaba loco aunque pocas posibilidades lo reconocería como en el caso de Nigma Riddler o si esto era un duelo por la circunstancia que quisiera atribuir, deseaba decirle que se equivocó de rival si era un enfrentamiento equitativo lo que tenía en mente, pocas eran las posibilidades de algo interesante como aquello, quería advertirle que era débil, frágil… pero al final todo en mi mente se dio por olvidado, no habría explicaciones, si moría, lo haría con la poca dignidad que me quedaba, no volvería a permitir que el magnanime poder que infunde los siglos cegará el alma, bastante tenía con mis orbes físicas.
-¿Me va a matar así, sin presentarse monseuir?- finalmente logre articular una cuestión coherente entre la maraña de pensamientos que galopaban mi cabeza –¿O es que ya la locura borro registro de su nombre, de la articulación de una frase de cortesía?- sentí un dolor creciente en el hombro mientras trataba de entablar algún tipo de comunicación con él, pero no era el dolor lo que me abrumaba sino la sensación con la que me llenaba, nunca me había percatado de aquello, quizás porque los golpes eran en menor intensidad, la sensación era placentera, no era un dolor humano, sonreí y por momentos perdí noción del espacio y tiempo, con la mirada fija puesta en la manga borrosa de mi vestido –¿Espero su respuesta monseuir?- continue ahora con tono tranquilo, con el entrecejo ligeramente levantado, devolviendo mi mirada perfectamente actuada –No sé… si su demencia le esta haciendo actuar de esta forma tan pronto caballerosa conmigo- comente al antiguo –Prefiero pensar que así es- asentí retante, mientras mis manos frías y muertas sacudían las faldas del vestido rojo carmín que Solomon me había obsequiado antes del incendio en la Galería –Porque no tengo ni la más mínima idea de lo que me estaba hablando, ni cuál es el nombre del que con tal brutalidad espera que pronuncie- ¿De donde estaba sacando semejante valor?, la firmeza de mi voz era clara y yo podía sentirlo, me gustaba, probablemente la ceguera tuviera que ver en todo aquel repentino cambio de la sumisión al desafío, su silencio me hacia sentir la ventaja en palabras, en discurso, pero me sentía completamente desprovista de ventajas físicas si el arremetía contra mí, sin embargo continúe –Dígame ya… ¿Cuál es su negocio? ¿Qué es lo que desea?- interrogue con alarma, aunque lo del fantasma de ópera de París ya había terminado, era la única explicación que le encontraba a su repentina agresión, sin embargo esto era poco probable, había pasado casi un año desde el incidente y The Phantom no tenía aliados, ¿Quién era entonces aquel condenado?
Aun cuando la espalda dolía horrores y punzadas en ella venían y venían me puse en pie de una forma en que ni yo misma entendí en el momento, algunas hojas cayeron al piso, algunas de mis ropajes otras más de mi cabello revuelto, las astillas del tronco con el que me había estrellado quedaron incrustadas en el encaje del vestido, mis ojos con fingida entereza y vitalidad letales se clavaron en la mancha lechosa que se suponía era su cabeza, con cabellos negros que no iban más abajo del cuello, desde mi perspectiva tal parecía un enorme murciélago con un cuervo pendiendo de su hombro, una sombra callada e inmóvil cuya respiración fue agitada en sus comienzos, no sabía con certeza que esperaba, ¿Un ataque tal vez? ¿Una palabra? ¿Una pregunta?, no lo sabía ni tampoco sabía qué hacer, tenía ganas de reclamar todo, de pedir a gritos que me dijera porque demonios me había humillado así, porque envió a la escoria toda tranquilidad de mi noche, quería que me dijera si estaba loco aunque pocas posibilidades lo reconocería como en el caso de Nigma Riddler o si esto era un duelo por la circunstancia que quisiera atribuir, deseaba decirle que se equivocó de rival si era un enfrentamiento equitativo lo que tenía en mente, pocas eran las posibilidades de algo interesante como aquello, quería advertirle que era débil, frágil… pero al final todo en mi mente se dio por olvidado, no habría explicaciones, si moría, lo haría con la poca dignidad que me quedaba, no volvería a permitir que el magnanime poder que infunde los siglos cegará el alma, bastante tenía con mis orbes físicas.
-¿Me va a matar así, sin presentarse monseuir?- finalmente logre articular una cuestión coherente entre la maraña de pensamientos que galopaban mi cabeza –¿O es que ya la locura borro registro de su nombre, de la articulación de una frase de cortesía?- sentí un dolor creciente en el hombro mientras trataba de entablar algún tipo de comunicación con él, pero no era el dolor lo que me abrumaba sino la sensación con la que me llenaba, nunca me había percatado de aquello, quizás porque los golpes eran en menor intensidad, la sensación era placentera, no era un dolor humano, sonreí y por momentos perdí noción del espacio y tiempo, con la mirada fija puesta en la manga borrosa de mi vestido –¿Espero su respuesta monseuir?- continue ahora con tono tranquilo, con el entrecejo ligeramente levantado, devolviendo mi mirada perfectamente actuada –No sé… si su demencia le esta haciendo actuar de esta forma tan pronto caballerosa conmigo- comente al antiguo –Prefiero pensar que así es- asentí retante, mientras mis manos frías y muertas sacudían las faldas del vestido rojo carmín que Solomon me había obsequiado antes del incendio en la Galería –Porque no tengo ni la más mínima idea de lo que me estaba hablando, ni cuál es el nombre del que con tal brutalidad espera que pronuncie- ¿De donde estaba sacando semejante valor?, la firmeza de mi voz era clara y yo podía sentirlo, me gustaba, probablemente la ceguera tuviera que ver en todo aquel repentino cambio de la sumisión al desafío, su silencio me hacia sentir la ventaja en palabras, en discurso, pero me sentía completamente desprovista de ventajas físicas si el arremetía contra mí, sin embargo continúe –Dígame ya… ¿Cuál es su negocio? ¿Qué es lo que desea?- interrogue con alarma, aunque lo del fantasma de ópera de París ya había terminado, era la única explicación que le encontraba a su repentina agresión, sin embargo esto era poco probable, había pasado casi un año desde el incidente y The Phantom no tenía aliados, ¿Quién era entonces aquel condenado?
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
El vampiro creyó que la fragilidad de su rival causaría estragos con demasiada facilidad, pensó que humillarla y hacerle ver su debilidad, su ignorancia y su ceguera la harían pedazos de inmediato, la sorpresa tomo su rostro preso cuando al parecer se había equivocado en su concepción o Cetanu la había subestimado demasiado contándole de ella ni una pizca de lo que era en realidad, ella se había puesto en pie, el vestido carmín ceñido a su cintura lucia limpio y sin seña alguna de que por dentro el temor estuviese escondido, su rostro, su voz y su postura eran firmes, su desafio era claro con el movimiento del entrecejo y las interrogaciones brotadas de una aparente voz dulce y aniñada donde entre líneas se percibía entera seguridad.
Pero era en el fondo de esa mente femenina, enviaba de forma involuntaria imágenes, recuerdos, palabras sin sentido, ideas revueltas, la neófita no tenía dominio en su bloqueo mental y parecía ignorar esta habilidad suya, además de que todo ser inmortal podía hacer lectura su mente con y sin su permiso, fueron aquellos apabullantes pensamientos los que hicieron detenerse antes de volver a agredirla, la mujer podía sentir el poder mediante la palabra pero desventaja y desnudez si la agresión se elevaba a poderes físicos… ella tenía miedo.
Contemplo con atención sus movimientos, el gesto duro de Darkness descubrió lo que ella acababa de aprender sobre el dolor, ella sonreía en su beneplácito proporcionado por sus heridas sanadas al instante –Dos años de haber sido creada y tal parece que fue anoche- pensó con ese extraño ensimismamiento del que disfrutaba y acostumbraba practicar cuando algo había de ser analizado, objeto, vampiro, persona o situación no importaba, también llegaron hasta su mente el eco estridente de lo hablado con su odiado creador << Debes ganarte su confianza, esa muchacha es demasiado inexperta, confundida y necesitada de alguien que la guie por estos oscuros senderos, esta tan necesitada que ni siquiera refutará si uno de los nuestros ofrece su ayuda y su conocimiento, más si ese alguien es tan antiguo como tú… hazlo Darkness >> aconsejo el tirano << Ella es la entrada hacia Leviathán Shadow, el enemigo de todos nosotros, el que destruyo la vida de tu hijo, obedéceme o The Phantom y su familia morirán frente a tus ojos >> aquello solo representaba un fragmento de los malditos fantasmas que le atormentaban desde su último encuentro en Inglaterra, eran el siseo de un víbora amenazando con destilar veneno si daba un paso en falso, era la espada en el cuello que le obligó a cerrar los ojos por un instante, a suprimir su orgullo, su resentimiento y su repentina compasión por la que solo sería instrumento de los Eternos, sino la mataba ahora, Cetanu lo haría más tarde, pero de cualquier forma ella estaba ciega y su vida solo sería un sacrificio beneficioso para los tres, ella dejaría de sufrir, el viviría tranquilo y su hijo de sangre no moriría nunca.
Inspiro sabiendo que había procedido mal desde el principio, la rabia contenida y el conocimiento sobre la verdad en su participación con el siniestro del teatro le habían orillado a tales extremos, no pensó ni recordó lo acordado, escabullirse de eso no iba resultar tan complicado, la vampiresa era humana en su endeble pensamiento, tan crédula como ellos, con cualquier excusa absurda bastaría para mantenerla al margen de la ignorancia de la que se necesitaba, a veces la explicación natural a la que recurrían los hombres era de suma utilidad –Yo deseo os me disculpéis Madame- respondió sin matiz en su voz -Creí que vos erais un enemigo con el que tengo varias cuentas pendientes por saldar, la emotividad y la rabia del momento me hicieron reaccionar de esa forma tan vergonzosa- continuo su discurso –Espero no haberos lastimado demasiado y si es así no os preocupéis las heridas en nosotros sanan en el instante si es que os alimentáis bien- Darkness aun mantenía su distancia, estaba pasos alejados de la vampiresa que fingía bastante bien su completa entereza física –Pero…- prosiguió desde las sombra de un árbol, casi sin follaje y de tronco seco, su rostro estaba iluminado por mortecina luz que brindaba la luna rodeada del parpadeo de los astros en el cielo –Siendo uno de vosotros ¿Por qué no atacasteis en vez de preguntadme quien era yo?- cuestiono con fingido interés e ignorancia –Sois un vampiro ¿No es verdad?- finalmente paso tras paso se fue acercando hasta su encentro más próximo donde poca distancia había ya de por medio –No creo habedme equivocado, los siglos de experiencia me han enseñado cuando tengo a un igual frente a mis ojos- hablo con un tono más presuncioso, una mueca torcida que emulaba por sonrisa pareció dibujarse en su rostro inflexible –Permitidme presentadme- añadió advirtiendo ya lo que pretendía ejecutar, tomo su mano de respetuosa forma, la cubrió entre la suya de tamaño y grosor considerablemente distintos a los de la mujer, en una leve reverencia beso su torso con respetuosa elegancia –Mi nombre es Darkness Severaux- anunció –Puedo saber a quién me dirijo?- voz metálica, fría y hostil por naturaleza emano de su garganta, un sonido apañado de un toque de sinceridad, la pregunta es ¿El sentimentalismo es real o fingido?.
Pero era en el fondo de esa mente femenina, enviaba de forma involuntaria imágenes, recuerdos, palabras sin sentido, ideas revueltas, la neófita no tenía dominio en su bloqueo mental y parecía ignorar esta habilidad suya, además de que todo ser inmortal podía hacer lectura su mente con y sin su permiso, fueron aquellos apabullantes pensamientos los que hicieron detenerse antes de volver a agredirla, la mujer podía sentir el poder mediante la palabra pero desventaja y desnudez si la agresión se elevaba a poderes físicos… ella tenía miedo.
Contemplo con atención sus movimientos, el gesto duro de Darkness descubrió lo que ella acababa de aprender sobre el dolor, ella sonreía en su beneplácito proporcionado por sus heridas sanadas al instante –Dos años de haber sido creada y tal parece que fue anoche- pensó con ese extraño ensimismamiento del que disfrutaba y acostumbraba practicar cuando algo había de ser analizado, objeto, vampiro, persona o situación no importaba, también llegaron hasta su mente el eco estridente de lo hablado con su odiado creador << Debes ganarte su confianza, esa muchacha es demasiado inexperta, confundida y necesitada de alguien que la guie por estos oscuros senderos, esta tan necesitada que ni siquiera refutará si uno de los nuestros ofrece su ayuda y su conocimiento, más si ese alguien es tan antiguo como tú… hazlo Darkness >> aconsejo el tirano << Ella es la entrada hacia Leviathán Shadow, el enemigo de todos nosotros, el que destruyo la vida de tu hijo, obedéceme o The Phantom y su familia morirán frente a tus ojos >> aquello solo representaba un fragmento de los malditos fantasmas que le atormentaban desde su último encuentro en Inglaterra, eran el siseo de un víbora amenazando con destilar veneno si daba un paso en falso, era la espada en el cuello que le obligó a cerrar los ojos por un instante, a suprimir su orgullo, su resentimiento y su repentina compasión por la que solo sería instrumento de los Eternos, sino la mataba ahora, Cetanu lo haría más tarde, pero de cualquier forma ella estaba ciega y su vida solo sería un sacrificio beneficioso para los tres, ella dejaría de sufrir, el viviría tranquilo y su hijo de sangre no moriría nunca.
Inspiro sabiendo que había procedido mal desde el principio, la rabia contenida y el conocimiento sobre la verdad en su participación con el siniestro del teatro le habían orillado a tales extremos, no pensó ni recordó lo acordado, escabullirse de eso no iba resultar tan complicado, la vampiresa era humana en su endeble pensamiento, tan crédula como ellos, con cualquier excusa absurda bastaría para mantenerla al margen de la ignorancia de la que se necesitaba, a veces la explicación natural a la que recurrían los hombres era de suma utilidad –Yo deseo os me disculpéis Madame- respondió sin matiz en su voz -Creí que vos erais un enemigo con el que tengo varias cuentas pendientes por saldar, la emotividad y la rabia del momento me hicieron reaccionar de esa forma tan vergonzosa- continuo su discurso –Espero no haberos lastimado demasiado y si es así no os preocupéis las heridas en nosotros sanan en el instante si es que os alimentáis bien- Darkness aun mantenía su distancia, estaba pasos alejados de la vampiresa que fingía bastante bien su completa entereza física –Pero…- prosiguió desde las sombra de un árbol, casi sin follaje y de tronco seco, su rostro estaba iluminado por mortecina luz que brindaba la luna rodeada del parpadeo de los astros en el cielo –Siendo uno de vosotros ¿Por qué no atacasteis en vez de preguntadme quien era yo?- cuestiono con fingido interés e ignorancia –Sois un vampiro ¿No es verdad?- finalmente paso tras paso se fue acercando hasta su encentro más próximo donde poca distancia había ya de por medio –No creo habedme equivocado, los siglos de experiencia me han enseñado cuando tengo a un igual frente a mis ojos- hablo con un tono más presuncioso, una mueca torcida que emulaba por sonrisa pareció dibujarse en su rostro inflexible –Permitidme presentadme- añadió advirtiendo ya lo que pretendía ejecutar, tomo su mano de respetuosa forma, la cubrió entre la suya de tamaño y grosor considerablemente distintos a los de la mujer, en una leve reverencia beso su torso con respetuosa elegancia –Mi nombre es Darkness Severaux- anunció –Puedo saber a quién me dirijo?- voz metálica, fría y hostil por naturaleza emano de su garganta, un sonido apañado de un toque de sinceridad, la pregunta es ¿El sentimentalismo es real o fingido?.
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/04/2015
Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
De verdad que si estaba demente, de un momento a otro había pasado de la hostilidad a la amabilidad más pura, independientemente de que no veía bien y de la mancha negra solo contemplaba su aproximación no supe que hacer al sentir el contacto de aquella mano lechosa y tibia, si, había cazado apenas, el olor de la muerte todavía quedaba impregnado en él y sus ropajes.
Jamás alguien había tenido una atención así conmigo, ni siquiera Alessandro o Stefano, nadie me había tratado de manera tan cálida como aquel ser, todos en mi vida habían sido de lo más fríos, vivos y muertos cercanos, podía ser que estuviera embelesada por el gesto, por su forma tan particular de hablar, de actuar o porque en mi vida había conocido a un antiguo que conservara aun la esencia de sus años, que tuviera aquel matiz de épocas, siglos y tiempo que solo en sueños poéticos podía ver y vivir, aunado a esto otra pregunta me asalto de pronto, ¿Cuantos siglos tendría? ¿6000? ¿9000? ¿Desde que Dios creo a Adán y Eva?, si es que es eso lo que en realidad paso al inicio de la existencia humana, en la bruma espesa de mis ojos no pude ver sus gestos, pero percibí su risa, ligera y casi silenciosa, tenia la misma lúgubre tonalidad que su voz en conjunto, a mi oído pareció un elixir embriagante que elimino los sonidos a mi alrededor, podía sentir en el rostro una mueca de mezcolanza diversa, sorpresa, curiosidad, miedo… el miedo todavía seguía rigiéndome, podía volver a golpearme si quería hacerlo y hacerme polvo si así lo deseaba, podía cambiar de parecer de un momento a otro y también al parecer conocía todos los puntos débiles para ligar su cometido ¿Como lo sabia? ese todavía era un misterio al menos para mí.
-Monseuir- respondí aunque no muy convencida si abrir la boca o quedarme completamente callada -Es… es… es… un placer… supongo- la retaguardia se desvaneció tan pronto comencé a hablar y en pensamientos di a gracias a Dios, si es que el me escuchaba que no me había alimentado apropiadamente momentos antes del encuentro, sino podía apostar que la sangre recién ingerida se hubiera almacenado a las mejillas de pronto, ¿Donde se había ido la entereza con que le enfrente?, supongo que salió por la puerta falsa, siguiendo el llamado del viento frío que soplaba entre los árboles a nuestro alrededor, me sentía nerviosa, el miedo se había ido ahora, mi mano subió hasta donde mi ceja, mi mente parecía querer escapar de esa sensación nefasta que me producía la presencia de ese hombre, ni Leviathán, o cualquier otro hombre que hubiese visto o establecido relación resultaba tener la pavorosa presencia que monseuir Darkness parecía poseer, ¿Era esto lo que un neófito debía sentir ante alguien como él o acaso yo solo estaba exagerando a la falta de contacto con humanos y sobrenaturales?, sea como sea proseguí aunque tuviera más dudas que respuestas al respecto -¿Una persona como usted puede tener enemigos?- cuestione con curiosidad -Al menos que este loco de verdad entonces podría creerlo…- un eco estridente envuelto en un “pero” detuvo mi habla -Pero…- continúe casi boquiabierta, ¿Que demonios me sucedía, ahora además de perder seguridad y sentir nerviosismo, balbuceaba como niño pequeño, contuve la respiración, el hilo de la idea también se había ido, de pronto esta desarmada en palabra también -Es que… bueno si lo permite, diré que parece muy intimidante para que alguien se meta con usted y que además nadie en su sano juicio se metería en estos parajes a altas horas de la noche, bueno usted y yo parecemos ser la excepción- mostré un tímida sonrisa -¿Como supo que era un?… bueno usted sabe- asentí -¿Lo hago muy notorio?- inspire alarmada -Lo siento…- ¿Sentir? ¿Que era de lo que me estaba disculpando? -Darkness Severaux- susurre su nombre, no parpadee mientras lo hacia, le escrute con mi fallida visión, seguía viendo solo manchas fijas donde se suponía estaba mi imperada compañía -Darkness es un nombre raro-, asentí pensativa -Pero… pero me gusta, realmente me gusta- sonreí para él -Mi nombre es Montserrat, Montserrat Shapplin Brightman ¿Un nombre muy corto no cree?- extendí la mano instintivamente… ¿Para que la besará de nuevo o solo por una costumbre?.
Jamás alguien había tenido una atención así conmigo, ni siquiera Alessandro o Stefano, nadie me había tratado de manera tan cálida como aquel ser, todos en mi vida habían sido de lo más fríos, vivos y muertos cercanos, podía ser que estuviera embelesada por el gesto, por su forma tan particular de hablar, de actuar o porque en mi vida había conocido a un antiguo que conservara aun la esencia de sus años, que tuviera aquel matiz de épocas, siglos y tiempo que solo en sueños poéticos podía ver y vivir, aunado a esto otra pregunta me asalto de pronto, ¿Cuantos siglos tendría? ¿6000? ¿9000? ¿Desde que Dios creo a Adán y Eva?, si es que es eso lo que en realidad paso al inicio de la existencia humana, en la bruma espesa de mis ojos no pude ver sus gestos, pero percibí su risa, ligera y casi silenciosa, tenia la misma lúgubre tonalidad que su voz en conjunto, a mi oído pareció un elixir embriagante que elimino los sonidos a mi alrededor, podía sentir en el rostro una mueca de mezcolanza diversa, sorpresa, curiosidad, miedo… el miedo todavía seguía rigiéndome, podía volver a golpearme si quería hacerlo y hacerme polvo si así lo deseaba, podía cambiar de parecer de un momento a otro y también al parecer conocía todos los puntos débiles para ligar su cometido ¿Como lo sabia? ese todavía era un misterio al menos para mí.
-Monseuir- respondí aunque no muy convencida si abrir la boca o quedarme completamente callada -Es… es… es… un placer… supongo- la retaguardia se desvaneció tan pronto comencé a hablar y en pensamientos di a gracias a Dios, si es que el me escuchaba que no me había alimentado apropiadamente momentos antes del encuentro, sino podía apostar que la sangre recién ingerida se hubiera almacenado a las mejillas de pronto, ¿Donde se había ido la entereza con que le enfrente?, supongo que salió por la puerta falsa, siguiendo el llamado del viento frío que soplaba entre los árboles a nuestro alrededor, me sentía nerviosa, el miedo se había ido ahora, mi mano subió hasta donde mi ceja, mi mente parecía querer escapar de esa sensación nefasta que me producía la presencia de ese hombre, ni Leviathán, o cualquier otro hombre que hubiese visto o establecido relación resultaba tener la pavorosa presencia que monseuir Darkness parecía poseer, ¿Era esto lo que un neófito debía sentir ante alguien como él o acaso yo solo estaba exagerando a la falta de contacto con humanos y sobrenaturales?, sea como sea proseguí aunque tuviera más dudas que respuestas al respecto -¿Una persona como usted puede tener enemigos?- cuestione con curiosidad -Al menos que este loco de verdad entonces podría creerlo…- un eco estridente envuelto en un “pero” detuvo mi habla -Pero…- continúe casi boquiabierta, ¿Que demonios me sucedía, ahora además de perder seguridad y sentir nerviosismo, balbuceaba como niño pequeño, contuve la respiración, el hilo de la idea también se había ido, de pronto esta desarmada en palabra también -Es que… bueno si lo permite, diré que parece muy intimidante para que alguien se meta con usted y que además nadie en su sano juicio se metería en estos parajes a altas horas de la noche, bueno usted y yo parecemos ser la excepción- mostré un tímida sonrisa -¿Como supo que era un?… bueno usted sabe- asentí -¿Lo hago muy notorio?- inspire alarmada -Lo siento…- ¿Sentir? ¿Que era de lo que me estaba disculpando? -Darkness Severaux- susurre su nombre, no parpadee mientras lo hacia, le escrute con mi fallida visión, seguía viendo solo manchas fijas donde se suponía estaba mi imperada compañía -Darkness es un nombre raro-, asentí pensativa -Pero… pero me gusta, realmente me gusta- sonreí para él -Mi nombre es Montserrat, Montserrat Shapplin Brightman ¿Un nombre muy corto no cree?- extendí la mano instintivamente… ¿Para que la besará de nuevo o solo por una costumbre?.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Localización : En cualquier lugar donde viva el arte parisino
DATOS DEL PERSONAJE
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Datos de interés:
Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
Darkness conservaba su distancia, su espacio era suyo y nada más, pero en su interior todo un debate se desataba, su mente intentaba indagar porque simplemente beso su mano si aquello no era necesario, era una neófita, manipulable como cualquier recién creado, de pronto considero que había llevado la teatralidad demasiado lejos.
Sorprendido se encontraba su interior al ver la fácil apertura de la joven vampiresa, flor muerta que por unos instantes sus espinas se vieron amenazantes a la pálida luz de la luna, pero con el pasar del tiempo se contrajeron en el fino tallo, la pequeña flor se estaba lastimando así misma como estaba acostumbrada a vivir desde que fue plantada en tierra fértil de campesinos desconsiderados, por dentro aquella estaba atormentada, con una tortura similar a la que cargaba a cuestas desde siglos atrás, las imágenes que recibía de su memoria eran inconclusas pero con un final predecible para un hombre que paso por la incomprensión de su familia y el rechazo de la sociedad por ser diferente, el acosador recuerdo vino acompañados de sus propias imágenes, que se mezclaban con las de ella, el resultado era una situación similar, pero no dijo nada, se mantuvo callado, repasando sus rasgos finos, rostro pulido que solo podía tener alguien de ascendencia francesa o inglesa, los ojos marrones de Darkness quedaron absortos en los aguamarina de su acompañante, incrédulos ante la gran farsa que se montaba en ellos, tal parecía que estaban sanos y que con un brillo melancólico le estaban mirando, el antiguo solo una vez vio esas orbes, esa expresión, esa debilidad convertida en lágrimas presas ante el presente y el futuro, su esposa… era su esposa, sin embargo negó, lo creyó una alucinación, un delirio causado por un sentir interno del que no podía hacerse explicar, tormenta que agito su interior rápidamente, que movió fragmentos de un alma rota, vidrios filosos que abrieron cicatrices, más esta vez la sensación era distinta, inexplicable, indescriptible, el vampiro retrocedió como si fuese un humano víctima de vértigo, podía ser una ilusión, manipulación de la vampiresa que no dejaba de hablar, de preguntar, volvió a hurgar sin permiso, sintiéndose culpable por ser invasor sin permiso, por ser un sigiloso fantasma del que jamás supo la mujer y si lo supo no lo mencionó.. no podía ser, ella ni siquiera tenia noción de sus poderes y su alcance, estaba entablando una charla con un vampiro jugando involuntariamente a ser un mortal.
Darkness tomo realidad de sus pies sobre la tierra húmeda de las zonas abandonadas, del viento soplando modernamente, silbando entre muros descuidados, reaccionó con solo ver el cielo, saber que ese manto los envolvía y que el frío competía inútilmente contra el calor de la sangre fresca consumida instantes antes entre los callejones más oscuros de París, su cabeza vuelta hacia el lado contrario de donde la vampiresa hablaba, no tuvo más que ver que ladrillos en mal estado, laberintos sacados de una pesadilla, pero los pensamientos eran más fuertes de parte de ella, preguntas inocentes de un vampiro recién nacido provocaron el brote de su risa sorda y discreta, de una carcajada apenas audible que años atrás se había almacenado para siempre -No tengo tanto viviendo como creéis- añadió con tono menos lúgubre que en un principio - Quizás os desilusione saber que solo he vivido por este averno dos mil ciento catorce años, no nueve mil como suponéis- respondió amablemente volviendo a contemplar su rostro ingenuo, escucho e interiorizó toda palabra antes de dar una respuesta -¿Pero?- insistió en que su habla fuera un torrente fluido, su acompañante parecía enredársele la lengua -¿Tanto miedo os infundí?- respondió con sorpresa -Creedme que un antiguo puede tener tantos enemigos como víctimas acumuladas con los siglos ¿Acaso vuestros creadores no os explicó los riesgos que conlleva vuestra naturaleza a largo plazo en caso de que estéis sola por los siglos presentes y venideros? - prosiguió sabiamente -No es que lo hagáis tan notorio, pero vuestra piel, movimientos y gesticulaciones dan muchos elementos a suponer vuestra naturaleza para un anciano como yo- reverencio, soltando su capa, colocando la mano en el pecho, sus ojos iban y venían por su figura entallada, claro que de forma disimulada, era algo que no podía evitar y eso iba más allá de un poder sobrenatural, volvió a la seriedad de costumbre y su cuerpo tomo una pose erguida, firme y orgullosa -¿De que os disculpáis?- interrogo con entrecejo fruncido y la sorpresa le embargo cuando un Deja Vu toco a la puerta de sus goznes, esas palabras sobre su nombre… eran iguales a las de ella, no cambiaba nada, solo el contexto y el siglo.
Lo dejo pasar, aunque no lo olvidaría, para los planes de los Eternos, él no podía preguntar, no podía asustar al pájaro fatal -¿Montserrat?- pronunció tal nombre con delicadeza, tomando de nuevos su mano y besándola de la misma forma aunque con cierto distanciamiento uno de otro, su voz acariciando las letras que lo conformaban con su acostumbrado arrastre entre palabras y su acento de siglo pasado -Es un bello nombre, ¿Sabíais que procede del catalán antiguo?- asintió -Monte aserrado- susurró -Lo que es único por esencia ya es bello madame, vuestro nombre tan particular es bello por ser largo- contesto cortésmente -Pero debo preguntaros ¿Porque dos apellidos?-
Sorprendido se encontraba su interior al ver la fácil apertura de la joven vampiresa, flor muerta que por unos instantes sus espinas se vieron amenazantes a la pálida luz de la luna, pero con el pasar del tiempo se contrajeron en el fino tallo, la pequeña flor se estaba lastimando así misma como estaba acostumbrada a vivir desde que fue plantada en tierra fértil de campesinos desconsiderados, por dentro aquella estaba atormentada, con una tortura similar a la que cargaba a cuestas desde siglos atrás, las imágenes que recibía de su memoria eran inconclusas pero con un final predecible para un hombre que paso por la incomprensión de su familia y el rechazo de la sociedad por ser diferente, el acosador recuerdo vino acompañados de sus propias imágenes, que se mezclaban con las de ella, el resultado era una situación similar, pero no dijo nada, se mantuvo callado, repasando sus rasgos finos, rostro pulido que solo podía tener alguien de ascendencia francesa o inglesa, los ojos marrones de Darkness quedaron absortos en los aguamarina de su acompañante, incrédulos ante la gran farsa que se montaba en ellos, tal parecía que estaban sanos y que con un brillo melancólico le estaban mirando, el antiguo solo una vez vio esas orbes, esa expresión, esa debilidad convertida en lágrimas presas ante el presente y el futuro, su esposa… era su esposa, sin embargo negó, lo creyó una alucinación, un delirio causado por un sentir interno del que no podía hacerse explicar, tormenta que agito su interior rápidamente, que movió fragmentos de un alma rota, vidrios filosos que abrieron cicatrices, más esta vez la sensación era distinta, inexplicable, indescriptible, el vampiro retrocedió como si fuese un humano víctima de vértigo, podía ser una ilusión, manipulación de la vampiresa que no dejaba de hablar, de preguntar, volvió a hurgar sin permiso, sintiéndose culpable por ser invasor sin permiso, por ser un sigiloso fantasma del que jamás supo la mujer y si lo supo no lo mencionó.. no podía ser, ella ni siquiera tenia noción de sus poderes y su alcance, estaba entablando una charla con un vampiro jugando involuntariamente a ser un mortal.
Darkness tomo realidad de sus pies sobre la tierra húmeda de las zonas abandonadas, del viento soplando modernamente, silbando entre muros descuidados, reaccionó con solo ver el cielo, saber que ese manto los envolvía y que el frío competía inútilmente contra el calor de la sangre fresca consumida instantes antes entre los callejones más oscuros de París, su cabeza vuelta hacia el lado contrario de donde la vampiresa hablaba, no tuvo más que ver que ladrillos en mal estado, laberintos sacados de una pesadilla, pero los pensamientos eran más fuertes de parte de ella, preguntas inocentes de un vampiro recién nacido provocaron el brote de su risa sorda y discreta, de una carcajada apenas audible que años atrás se había almacenado para siempre -No tengo tanto viviendo como creéis- añadió con tono menos lúgubre que en un principio - Quizás os desilusione saber que solo he vivido por este averno dos mil ciento catorce años, no nueve mil como suponéis- respondió amablemente volviendo a contemplar su rostro ingenuo, escucho e interiorizó toda palabra antes de dar una respuesta -¿Pero?- insistió en que su habla fuera un torrente fluido, su acompañante parecía enredársele la lengua -¿Tanto miedo os infundí?- respondió con sorpresa -Creedme que un antiguo puede tener tantos enemigos como víctimas acumuladas con los siglos ¿Acaso vuestros creadores no os explicó los riesgos que conlleva vuestra naturaleza a largo plazo en caso de que estéis sola por los siglos presentes y venideros? - prosiguió sabiamente -No es que lo hagáis tan notorio, pero vuestra piel, movimientos y gesticulaciones dan muchos elementos a suponer vuestra naturaleza para un anciano como yo- reverencio, soltando su capa, colocando la mano en el pecho, sus ojos iban y venían por su figura entallada, claro que de forma disimulada, era algo que no podía evitar y eso iba más allá de un poder sobrenatural, volvió a la seriedad de costumbre y su cuerpo tomo una pose erguida, firme y orgullosa -¿De que os disculpáis?- interrogo con entrecejo fruncido y la sorpresa le embargo cuando un Deja Vu toco a la puerta de sus goznes, esas palabras sobre su nombre… eran iguales a las de ella, no cambiaba nada, solo el contexto y el siglo.
Lo dejo pasar, aunque no lo olvidaría, para los planes de los Eternos, él no podía preguntar, no podía asustar al pájaro fatal -¿Montserrat?- pronunció tal nombre con delicadeza, tomando de nuevos su mano y besándola de la misma forma aunque con cierto distanciamiento uno de otro, su voz acariciando las letras que lo conformaban con su acostumbrado arrastre entre palabras y su acento de siglo pasado -Es un bello nombre, ¿Sabíais que procede del catalán antiguo?- asintió -Monte aserrado- susurró -Lo que es único por esencia ya es bello madame, vuestro nombre tan particular es bello por ser largo- contesto cortésmente -Pero debo preguntaros ¿Porque dos apellidos?-
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/04/2015
Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
¿Movimientos? ¿Gesticulaciones? nunca nadie me hablo al respecto sobre ello ¿También teníamos que manejarnos entonces con mucho cuidado hasta en la forma de actuar? ¡Quién lo hubiese imaginado!, -Monseuir, me temo informarle que nadie me comunicó las cláusulas del contrato que estaba firmando- conteste su interrogación, ese hombre me hacia entender con muy poco que la naturaleza de un vampiro es más complicada de lo que yo había supuesto y de lo que la imaginación tenía alcances, una razón más por la cual empezaba a arrepentirme de la decisión que tome tres años atrás.
-Mis creadores- retome la palabra después de un prolongado silencio -No fueron los mejores- una risa melancólica reverbero en medio de todo aquel discurso -Siempre preocupados por si mismos, por sus problemas con el pasado que interferían directamente con lo que yo les inspiraba, tal fue el conflicto que uno de ellos termino por echarme de Venecia donde residían trayéndome aquí, Alessandro…- me dolía siquiera pronunciar su nombre -Alessandro era un hombre muy influyente- “era”, que dolor decir que fue, que ya no esta, pero extrañamente mi corazón ya lloraba su muerte ni anhelaba si calor y confort de su amor, era más el duelo por una ausencia de alguien cercano -Él logro persuadir a mi padre ofreciéndole un trabajo con mayor remuneración en París, como era de esperarse mi padre no pudo rechazar tal oferta y una vez que ellos me devolvieron a su techo en Inglaterra me mude y jamás los volví a ver, al menos por un año… durante ese lapso de tiempo lo poco que sé con respecto a esto lo aprendí por mi cuenta, desesperadamente busque a alguien que me guiará pero todo fue un rotundo fracaso, como desde que era una mortal no encajo en ningún sitio- asentí -Mi destino es estar sola supongo- me encogí de hombros, cuanta era lo que me había equivocado en el camino, con tan solo volver la vista al pasado podía ver cada error marcado por un recuerdo devastador o doloroso, hasta con el mismo Leviathán todo lo había echado a perder… "Y de pensar que alguna vez una corazonada parecía decirme que finalmente iba a hallar la paz a su lado, que era con él mi destino, que estaríamos juntos para siempre" pensé, pero ese para siempre en realidad fue una solo noche, igual que lo fue con Stefano, dos hombres a los que me entregue sin medida creyendo eran los indicados y en aquel torrente de pensamientos una advertencia pareció asaltarme, había hablado sobre Alessandro pero no de la manera en que siempre lo había hecho, nunca me atreví a cuestionarlos hasta hoy, trataba de hallar un explicación sobre mi reacción en mi cabeza, que no dejaba de pasarme de un pasaje a otro sobre mi existencia, y aunque tuve ganas infinitas de llorar, todo lo reprimí lo mejor que pude.
Quede mirando fijamente la mancha lechosa y borrosa que tenía por delante, esta se movía y aunque no la apreciaba bien había algo más allá de su estatura corpulenta, de su vestimenta oscura y de su silencio que lograba trastabillar mis adentros, era imponente e intimidante con tan solo sentir su presencia, era extraño y juro que ni por mis creadores que eran tan antiguos había sentido tal fascinación y curiosidad, si era al parecer lo que sentía y ni siquiera llevaba una hora de conocerlo ¿Que demonios era eso?
Pero había algo que me inquietaba todavía más, su entendimiento, sin siquiera decir más nada él sabia con certeza lo que me estaba preguntando, no tenia que externar lo que pensaba por que ese hombre ya tenia la respuesta indicada para mi, además de mis creadores los había mencionado en forma plural ¿Como lo supo? -¿Puedo hacerle una pregunta?- dije con mucha timidez -¿Como sabe que mi creador no fue un solo vampiro?- me encogí de hombros -No lo sé, siempre me he disculpado por lo que digo, por lo que pienso- conteste sin dejar de intentar contemplar, sin querer se esbozo una sonrisa en el rostro, era la primera vez que sonreía desde la catástrofe en la Galería -¿Catalán?- interrogue con curiosidad -No, no lo sabía- conteste con fascinación, prestando atención a sus palabras, tal y como había puesto total atención en la pronunciación de mi nombre, se acuchaba diferente y extrañamente interesante en su voz gruesa y lúgubre aderezada con su acento antiguo, era interesante, en verdad un vampiro interesante -Usted sabe demasiado, ojalá lo hubiese conocido mucho antes de…- todos mis errores, de quedar por propia iniciativa más ciega que un murciélago -No sé- proseguí -Quizás de que un vampiro como usted me acompañará en mi inducción en vez de caer en manos equivocadas- por ejemplo las de The Phantom, pensar que alguna vez quise ser como él, que equivocada estaba, lo que yo quería era seguir unos pasos como estos -Jamás lo supe, creo que mis padres no se ponían de acuerdo en cual de los dos apellidos quería que llevará, al ser hija única los dos riñeron porque el apellido era como una marca de pertenencia para ellos, terminaron compartiéndome “La mitad Shapplin, la mitad Brightman” solía…- inspire -Eso solía decir mi madre- conteste con melancolía, ahora ya no era ninguna de los dos -¿Puedo preguntar porque le nombraron Darkness?- dije escuchando de él algo parecido a un gruñido, ojalá tuviese la vista sana, para saber como es y que es lo que su rostro demuestra al contestar.
-Mis creadores- retome la palabra después de un prolongado silencio -No fueron los mejores- una risa melancólica reverbero en medio de todo aquel discurso -Siempre preocupados por si mismos, por sus problemas con el pasado que interferían directamente con lo que yo les inspiraba, tal fue el conflicto que uno de ellos termino por echarme de Venecia donde residían trayéndome aquí, Alessandro…- me dolía siquiera pronunciar su nombre -Alessandro era un hombre muy influyente- “era”, que dolor decir que fue, que ya no esta, pero extrañamente mi corazón ya lloraba su muerte ni anhelaba si calor y confort de su amor, era más el duelo por una ausencia de alguien cercano -Él logro persuadir a mi padre ofreciéndole un trabajo con mayor remuneración en París, como era de esperarse mi padre no pudo rechazar tal oferta y una vez que ellos me devolvieron a su techo en Inglaterra me mude y jamás los volví a ver, al menos por un año… durante ese lapso de tiempo lo poco que sé con respecto a esto lo aprendí por mi cuenta, desesperadamente busque a alguien que me guiará pero todo fue un rotundo fracaso, como desde que era una mortal no encajo en ningún sitio- asentí -Mi destino es estar sola supongo- me encogí de hombros, cuanta era lo que me había equivocado en el camino, con tan solo volver la vista al pasado podía ver cada error marcado por un recuerdo devastador o doloroso, hasta con el mismo Leviathán todo lo había echado a perder… "Y de pensar que alguna vez una corazonada parecía decirme que finalmente iba a hallar la paz a su lado, que era con él mi destino, que estaríamos juntos para siempre" pensé, pero ese para siempre en realidad fue una solo noche, igual que lo fue con Stefano, dos hombres a los que me entregue sin medida creyendo eran los indicados y en aquel torrente de pensamientos una advertencia pareció asaltarme, había hablado sobre Alessandro pero no de la manera en que siempre lo había hecho, nunca me atreví a cuestionarlos hasta hoy, trataba de hallar un explicación sobre mi reacción en mi cabeza, que no dejaba de pasarme de un pasaje a otro sobre mi existencia, y aunque tuve ganas infinitas de llorar, todo lo reprimí lo mejor que pude.
Quede mirando fijamente la mancha lechosa y borrosa que tenía por delante, esta se movía y aunque no la apreciaba bien había algo más allá de su estatura corpulenta, de su vestimenta oscura y de su silencio que lograba trastabillar mis adentros, era imponente e intimidante con tan solo sentir su presencia, era extraño y juro que ni por mis creadores que eran tan antiguos había sentido tal fascinación y curiosidad, si era al parecer lo que sentía y ni siquiera llevaba una hora de conocerlo ¿Que demonios era eso?
Pero había algo que me inquietaba todavía más, su entendimiento, sin siquiera decir más nada él sabia con certeza lo que me estaba preguntando, no tenia que externar lo que pensaba por que ese hombre ya tenia la respuesta indicada para mi, además de mis creadores los había mencionado en forma plural ¿Como lo supo? -¿Puedo hacerle una pregunta?- dije con mucha timidez -¿Como sabe que mi creador no fue un solo vampiro?- me encogí de hombros -No lo sé, siempre me he disculpado por lo que digo, por lo que pienso- conteste sin dejar de intentar contemplar, sin querer se esbozo una sonrisa en el rostro, era la primera vez que sonreía desde la catástrofe en la Galería -¿Catalán?- interrogue con curiosidad -No, no lo sabía- conteste con fascinación, prestando atención a sus palabras, tal y como había puesto total atención en la pronunciación de mi nombre, se acuchaba diferente y extrañamente interesante en su voz gruesa y lúgubre aderezada con su acento antiguo, era interesante, en verdad un vampiro interesante -Usted sabe demasiado, ojalá lo hubiese conocido mucho antes de…- todos mis errores, de quedar por propia iniciativa más ciega que un murciélago -No sé- proseguí -Quizás de que un vampiro como usted me acompañará en mi inducción en vez de caer en manos equivocadas- por ejemplo las de The Phantom, pensar que alguna vez quise ser como él, que equivocada estaba, lo que yo quería era seguir unos pasos como estos -Jamás lo supe, creo que mis padres no se ponían de acuerdo en cual de los dos apellidos quería que llevará, al ser hija única los dos riñeron porque el apellido era como una marca de pertenencia para ellos, terminaron compartiéndome “La mitad Shapplin, la mitad Brightman” solía…- inspire -Eso solía decir mi madre- conteste con melancolía, ahora ya no era ninguna de los dos -¿Puedo preguntar porque le nombraron Darkness?- dije escuchando de él algo parecido a un gruñido, ojalá tuviese la vista sana, para saber como es y que es lo que su rostro demuestra al contestar.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
Por supuesto que la pregunta le resultaba incomoda, Darkness no era muy partidario ni afín de hablar sobre si mismo o sobre su pasado con absolutamente nadie,era solo de él el conocimiento de la razón, de decirlo se estaría cayendo una parte de la barrera que lo protegía, estaba en una encrucijada, más luego reflexiono que de no contestar nada pasaría, después de todo no ofendería a la muchacha por la sencillez y invalidez de la pregunte en algo más importante que la pudiera enfadar, si acaso lo único que el antiguo tenia que cuidar era el tono en que respondería, normalmente él no era un hombre armado de paciencia que respondiera de forma educada cuando de si mismo se trataba -Con todo el respeto que vos merecéis, las razones de mi nombre deseo reservarlas para mi si no os molesta, lamento no corresponderos de la misma forma a vuestra cortesía de la cual estoy agradecido- respondió cortante.
No tenia ni siquiera que preguntar sobre el paradero de sus progenitores, su mente arrojo imagines de los sucesos mientras la vampiresa hablaba sobre ellos, la habían abandonado como el resto de los mortales a los que había conocido, al menos en ese sentido Darkness sintió que compartía algo en común con Montserrat, él al igual que ella siempre había creído que su destino era estar completamente solo, vagando por los siglos sin compañía alguna más que los fantasmas que cada noche regresaban a su mente torturándolo hasta el alba.
Aun no podía comprender en que estaban pensando los dos vampiros cuando decidieron convertirla, al parecer su acción constataba lo que la joven narraba sobre su egocentrismo, nadie en su sano juicio hubiera convertido a esa niña en un inmortal, al menos no hasta que resolviera su solidez mental, su madurez y de cualquier forma debieron haber previsto que alguien con sus características necesitaría instrucción creciente sobre su nueva naturaleza y un acompañamiento más que eterno, de cualquier forma él no podía siquiera formar parte de un juicio en el que los acusados habían hecho algo similar a él en tiempos mas remotos.
Otras imágenes hicieron acto de presencia, encuentros amorosos, sábanas de satín, pedazos de recuerdos que la muchacha parecía haber invocado, un sentimiento embargo al antiguo, sensaciones de tristeza, de confusión y de vacío, sensaciones que eran como las suyas pero no con la misma intensidad, la vampiresa parecía tener un don único para transmitir las emociones con los pensamientos o los recuerdos sin siquiera estar consciente de ello o quizás solo era porque muy en fondo comprendía que los actos cometidos por ella no fueron deliberadamente de su elección, las circunstancias la obligaron y la confusión sobre quien era y a quien debía seguir la doblegaron por completo, pero no debía dejar llevarse por la primera impresión, no podía hacer sentencias de pronto como lo había hecho con los creadores de ésta, aunque lo dudará debido la inexperiencia demostrada, todo podía ser un truco, una ilusión venida de ella o venida de él, aunque no quisiera reconocerlo… jamás había tenido frente a él a un inmortal como ese, al menos que durará cinco minutos cerca de él, Darkness tenia algo distinto a los otros vampiros, su presencia era demasiado imponente, su estatura ataviada de negro siempre y su rostro inflexible y de gesto duro alejaba a los demás de él, la mayoría lo esquivaba si se lo llegaba a encontrar en su camino o incluso los propios mortales corrían despavoridos cuando le veían acechar por los callejones pero ella, se había quedado, su silencio no le resulto desesperante como con otros incluyendo Cetanu -Quizás no haya huido porque esta ciega- pensó viéndola de reojo desde las alturas que su estatura imponía -En cuanto a lo que os preguntáis- intervino el vampiro -Debéis tener presente que vos tenéis capacidad para transmitir pensamientos y que cualquier inmortal puede escucharos, veros o ambas cosas de lo pensáis, recodáis o imagináis, se puede mantener el control de esto si alguien os enseña correctamente como debéis cubrir vuestra mente de invasores indeseados, además esto no ayuda si queréis pasar desapercibida por otros de nuestra estirpe- sentenció y la mano metálica provoco un leve sonido al entrelazarse con la mano de carne y mármol blanco, lo que estaba apunto de decir iba en contra de todo lo que él pensaba sobre la soledad y el tiempo, pero tenia que hacerlo, tenia que cumplir los mandatos de Cetanu, si quería ver a The Phantom vivo y con su familia en santa paz -Quizás yo pueda hacer algo por vuestra situación, si me lo permitís puedo enseñaros, es lo mínimo que puedo hacer después de haberos agredido y ahora mismo no tengo otra criatura bajo mi custodia, además… me… sentiría más tranquilo si sé que vos es capaz de defenderos completamente sola de lunáticos como vuestro servidor- dijo con un toque de humor -Claro esta, solamente si sos capaz de seguir instrucciones-.
No tenia ni siquiera que preguntar sobre el paradero de sus progenitores, su mente arrojo imagines de los sucesos mientras la vampiresa hablaba sobre ellos, la habían abandonado como el resto de los mortales a los que había conocido, al menos en ese sentido Darkness sintió que compartía algo en común con Montserrat, él al igual que ella siempre había creído que su destino era estar completamente solo, vagando por los siglos sin compañía alguna más que los fantasmas que cada noche regresaban a su mente torturándolo hasta el alba.
Aun no podía comprender en que estaban pensando los dos vampiros cuando decidieron convertirla, al parecer su acción constataba lo que la joven narraba sobre su egocentrismo, nadie en su sano juicio hubiera convertido a esa niña en un inmortal, al menos no hasta que resolviera su solidez mental, su madurez y de cualquier forma debieron haber previsto que alguien con sus características necesitaría instrucción creciente sobre su nueva naturaleza y un acompañamiento más que eterno, de cualquier forma él no podía siquiera formar parte de un juicio en el que los acusados habían hecho algo similar a él en tiempos mas remotos.
Otras imágenes hicieron acto de presencia, encuentros amorosos, sábanas de satín, pedazos de recuerdos que la muchacha parecía haber invocado, un sentimiento embargo al antiguo, sensaciones de tristeza, de confusión y de vacío, sensaciones que eran como las suyas pero no con la misma intensidad, la vampiresa parecía tener un don único para transmitir las emociones con los pensamientos o los recuerdos sin siquiera estar consciente de ello o quizás solo era porque muy en fondo comprendía que los actos cometidos por ella no fueron deliberadamente de su elección, las circunstancias la obligaron y la confusión sobre quien era y a quien debía seguir la doblegaron por completo, pero no debía dejar llevarse por la primera impresión, no podía hacer sentencias de pronto como lo había hecho con los creadores de ésta, aunque lo dudará debido la inexperiencia demostrada, todo podía ser un truco, una ilusión venida de ella o venida de él, aunque no quisiera reconocerlo… jamás había tenido frente a él a un inmortal como ese, al menos que durará cinco minutos cerca de él, Darkness tenia algo distinto a los otros vampiros, su presencia era demasiado imponente, su estatura ataviada de negro siempre y su rostro inflexible y de gesto duro alejaba a los demás de él, la mayoría lo esquivaba si se lo llegaba a encontrar en su camino o incluso los propios mortales corrían despavoridos cuando le veían acechar por los callejones pero ella, se había quedado, su silencio no le resulto desesperante como con otros incluyendo Cetanu -Quizás no haya huido porque esta ciega- pensó viéndola de reojo desde las alturas que su estatura imponía -En cuanto a lo que os preguntáis- intervino el vampiro -Debéis tener presente que vos tenéis capacidad para transmitir pensamientos y que cualquier inmortal puede escucharos, veros o ambas cosas de lo pensáis, recodáis o imagináis, se puede mantener el control de esto si alguien os enseña correctamente como debéis cubrir vuestra mente de invasores indeseados, además esto no ayuda si queréis pasar desapercibida por otros de nuestra estirpe- sentenció y la mano metálica provoco un leve sonido al entrelazarse con la mano de carne y mármol blanco, lo que estaba apunto de decir iba en contra de todo lo que él pensaba sobre la soledad y el tiempo, pero tenia que hacerlo, tenia que cumplir los mandatos de Cetanu, si quería ver a The Phantom vivo y con su familia en santa paz -Quizás yo pueda hacer algo por vuestra situación, si me lo permitís puedo enseñaros, es lo mínimo que puedo hacer después de haberos agredido y ahora mismo no tengo otra criatura bajo mi custodia, además… me… sentiría más tranquilo si sé que vos es capaz de defenderos completamente sola de lunáticos como vuestro servidor- dijo con un toque de humor -Claro esta, solamente si sos capaz de seguir instrucciones-.
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
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Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
Por unos instantes no escuche nada, pero el seguía ahí y lo sabía, estaba pensando o al memos eso creía, supongo que no debí de preguntar acerca de nada, la cuestión no le cayó nada en gracia y puedo entenderlo o eso creo… es que simplemente no puedes llegar, presentarte y preguntar cosas tan privadas, para algunas personas hasta la historia de su mismo origen representa un secreto muy arraigado en ellos -Lo siento- conteste desanimada, supongo porque siempre pasaba lo mismo, nunca ni siquiera en mi tiempo mortal fui capaz de decir algo inteligente -No fue mi intención incomodarle, puedo entenderle, no se preocupe- en realidad no le entendía ni un ápice en otros sentidos, su actitud por ejemplo, eso seguía teniendo cambios tan drásticos y repentinos de manera brusca, primero había actuado con violencia, luego parecía portarse de forma amable y ahora simplemente era cortante, sin embargo nada de eso me asusto, era la primera vez que una persona tan autoritaria no lograba inhibirme del todo, mi madre se había encargado de semejante trauma desde que tenia uso de razón.
Solo sentí que la poca sangre que había ingerido de la primera víctima en el callejón de París se me había subido al rostro, estaba consciente de lo que pasaba por mi cabeza en cuanto se hablaba de Alessandro, Stefano o Leviathán, no era algo que quisiese mostrar, mi intimidad era algo de lo que no estaba muy orgullosa, inexperta, torpe e inocente con todos ellos en las situaciones que había invocado y ahora saber que cualquier inmortal veinte kilómetros a la redonda podía haber visto eso me llenaba de vergüenza -¿Es en serio lo que me esta diciendo?- interrogue a la sombra borrosa -¡Ay no!- espete -Pero que pena si alguien lo percibió, Por Dios, pero porque nadie me lo advirtió- exclame acongojada llevándome las manos al rostro, negué más de una vez y camine sobre la triple oscuridad que cernía en mi, la de la noche, la que lograba obtener de mis manos y por supuesto la que yo misma me había ocasionado en los ojos, un par de ocasiones me había topado con vampiros en el camino, jamás les había hablado y sin embargo había veces que se quedaban minutos observándome, creí que era por defender su territorio o por la aparente melancolía que todos insisten traigo a rastras, eso a la mayoría de los vampiros suelen molestarles, por eso consideraba que a mi me esquivaban o no se acercaban, pero ahora resulta que no fue ni la tristeza ni el territorio, era por mis pensamientos o al menos eso podía resolver, por mis sueños plagados con la divina salvación que traería mi muerte, con los recuerdos de pasiones inconclusas o envueltas en sabanas o mi madre golpeándome con tal brutalidad hasta quedar inconsciente en el piso de mi habitación -Debo dejar de recordar, de pensar- golpee mi cabeza con las palmas de las manos como si con eso fuera a conseguir que las ideas salieran de inmediato, pero allí seguían y ahora parecían ser más intensas, como odiaba darme cuenta de las cosas, mi cuerpo siempre se encargaba de duplicarlas, era simplemente espantoso y ante el extraño más me moría de la vergüenza como si fuese la humana del ayer.
De pronto el torrente se detuvo, escuche su ofrecimiento y no pude evitar en mi rostro la sorpresa aun estando ciega y dandole la espalda -¿Que? ¿Acaso escuche bien?- me vi interrogándome, me gire bruscamente, al abrir los ojos todo seguía igual, figuras distorsionadas, el distorsionado y toda su actitud iba por el mismo camino, otro cambio… ¿Era así o realmente estaba jugando? -Yo…- respondí con timidez -¿Esta hablando en serio, o me esta tomando el pelo?- dije arisca -Apenas me acaba de conocer, no soy de su sangre, ni fue de su mano que recibí el don de la noche ¿Porque quiere ayudarme ahora?- Si, había escuchado que era una excelente forma de recompensar por la manera en que se había portado conmigo, pero no podía creerlo… nadie se había preocupado por eso y ahora un extraño del que solo sabia su peculiar nombre y su inestable sentido del humor pretendía ayudarme, un antiguo ayudando a un neófito a sobrevivir en infierno salvaje de las sombras no podía ser verdad.
Solo sentí que la poca sangre que había ingerido de la primera víctima en el callejón de París se me había subido al rostro, estaba consciente de lo que pasaba por mi cabeza en cuanto se hablaba de Alessandro, Stefano o Leviathán, no era algo que quisiese mostrar, mi intimidad era algo de lo que no estaba muy orgullosa, inexperta, torpe e inocente con todos ellos en las situaciones que había invocado y ahora saber que cualquier inmortal veinte kilómetros a la redonda podía haber visto eso me llenaba de vergüenza -¿Es en serio lo que me esta diciendo?- interrogue a la sombra borrosa -¡Ay no!- espete -Pero que pena si alguien lo percibió, Por Dios, pero porque nadie me lo advirtió- exclame acongojada llevándome las manos al rostro, negué más de una vez y camine sobre la triple oscuridad que cernía en mi, la de la noche, la que lograba obtener de mis manos y por supuesto la que yo misma me había ocasionado en los ojos, un par de ocasiones me había topado con vampiros en el camino, jamás les había hablado y sin embargo había veces que se quedaban minutos observándome, creí que era por defender su territorio o por la aparente melancolía que todos insisten traigo a rastras, eso a la mayoría de los vampiros suelen molestarles, por eso consideraba que a mi me esquivaban o no se acercaban, pero ahora resulta que no fue ni la tristeza ni el territorio, era por mis pensamientos o al menos eso podía resolver, por mis sueños plagados con la divina salvación que traería mi muerte, con los recuerdos de pasiones inconclusas o envueltas en sabanas o mi madre golpeándome con tal brutalidad hasta quedar inconsciente en el piso de mi habitación -Debo dejar de recordar, de pensar- golpee mi cabeza con las palmas de las manos como si con eso fuera a conseguir que las ideas salieran de inmediato, pero allí seguían y ahora parecían ser más intensas, como odiaba darme cuenta de las cosas, mi cuerpo siempre se encargaba de duplicarlas, era simplemente espantoso y ante el extraño más me moría de la vergüenza como si fuese la humana del ayer.
De pronto el torrente se detuvo, escuche su ofrecimiento y no pude evitar en mi rostro la sorpresa aun estando ciega y dandole la espalda -¿Que? ¿Acaso escuche bien?- me vi interrogándome, me gire bruscamente, al abrir los ojos todo seguía igual, figuras distorsionadas, el distorsionado y toda su actitud iba por el mismo camino, otro cambio… ¿Era así o realmente estaba jugando? -Yo…- respondí con timidez -¿Esta hablando en serio, o me esta tomando el pelo?- dije arisca -Apenas me acaba de conocer, no soy de su sangre, ni fue de su mano que recibí el don de la noche ¿Porque quiere ayudarme ahora?- Si, había escuchado que era una excelente forma de recompensar por la manera en que se había portado conmigo, pero no podía creerlo… nadie se había preocupado por eso y ahora un extraño del que solo sabia su peculiar nombre y su inestable sentido del humor pretendía ayudarme, un antiguo ayudando a un neófito a sobrevivir en infierno salvaje de las sombras no podía ser verdad.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
No pensaba que ella fuera a reaccionar así, en ninguna de las dos formas, el blanco mortecino de su rostro no le ayudo a ocultar su vergüenza, Severaux quedo impasible y anonadado ¿Quien era esta criatura que se portaba como humano y que mostraba lo que sentía como cualquier enclenque vampiro?, ser un neófito no justificaba tal comportamiento, el antiguo no pudo evitar enarcar la ceja a modo de una discreta expresión de sorpresa, pero tampoco hizo nada para detener las auto agresiones de la vampiresa, ¿Quien era él para impedírselas?
Él también estaba de acuerdo que era demasiado pronto involucrarse, pedirle permiso para enseñarle e interferir en su vida no era algo que se debía decir o proponer a la ligera, más viniendo de uno de su clase y Severaux lo tenia sumamente claro, pero para ellos, para los que estaba ayudando en esta farsa no tenían tiempo que perder, necesitaban encontrar al vampiro asesino de vampiros y la única llave era ella.
Sin importar aquello Darkness desataba en su interior una furia incontenible, parecía ser una antorcha encendida, destilaba fuego por donde se pudiera y poco estuvo por sacar humo, nadie le había gritado desde que dejo a sus padres en el feudo, ni siquiera a Cetanu o su amado maestro Miguel Angel les había concedido semejante ofensa y ahora una neófita cualquiera le gritaba solo por un ofrecimiento que estaba justificado -¡Tonta!- bramó contrayendo el puño que se había separado del metal -¿Acaso no escuchasteis lo que os dije?- gruño el vampiro con el ceño completamente fruncido, marcando aun más esas ligeras arrugas en el entrecejo -¡Te dije que lo hacia por lo que acababa de suceder, no podéis andar por la inmortalidad contando a todos lo que vos pensáis o recordáis, vos te convierte en un blanco fácil para cualquiera! ¡En esta existencia como en la mortal existe de todo tipo de personas, los que están en contra de vampiros como vos no dudaran en destrozarte en la primera oportunidad!- por supuesto que se refería a Cetanu y los Eternos, el líder rubio acertó en todo y para él ella era una abominación e insulto a la especie, por eso no se hizo cargo personalmente del asunto, Cetanu sabía perfectamente que entablar comunicación o un simple encuentro “casual” como este, lo llevaría a matarla y para sus intereses eso no convenía, ahora entendía todo y la vez nada ¿Porque mandarlo a él que también tiene la mala fortuna de repeler a los demás con su presencia?, se había equivocado de vampiro, no la mataría pero era un hombre de poca paciencia.
-Tenéis que hacer un esfuerzo Darkness, tenéis que hacerlo por vuestro hijo, por su familia, por vuestra vida- se dijo y tuvo que hacer un doble esfuerzo por recobrar la calma, debía dejar la agitación de su respiración y la hostilidad de lado -Escuchadme bien, no ha sido mi intención gritaros, pero debéis entenderme que no soy un vampiro común y corriente… ayudo a los que puedo sin pedir nada a cambio- mentía, ni en sus sueños más profundos extendería la mano para sacar a otro del infierno mismo de la ignorancia, los débiles debían morir según su perspectiva, pero ella por el momento debería vivir -Cuando estéis lista desapareceré sin dejar rastro, eso es importante que lo entendáis, no es un compromiso, podéis hacer lo que queráis aun siendo mi aprendiz al igual que cuando todo haya concluido-explico con más calma, más no obtuvo respuesta -Bien- volvió a explotar en cólera -Si tanto os molestáis mi presencia, puedo mantenerme alejado, es más allí esta la noche, podéis aprender sola- respondió con tono brusco, dio media vuelta y comenzó a caminar de vuelta por donde había venido -Que Cetanu busque a otro que haga esto, ¡Me rindo, me largo!- pensó furioso -¡Lo que os tenéis de belleza lo tenéis de imposible y tonta!- exclamo en lo recóndito de su cabeza.
Él también estaba de acuerdo que era demasiado pronto involucrarse, pedirle permiso para enseñarle e interferir en su vida no era algo que se debía decir o proponer a la ligera, más viniendo de uno de su clase y Severaux lo tenia sumamente claro, pero para ellos, para los que estaba ayudando en esta farsa no tenían tiempo que perder, necesitaban encontrar al vampiro asesino de vampiros y la única llave era ella.
Sin importar aquello Darkness desataba en su interior una furia incontenible, parecía ser una antorcha encendida, destilaba fuego por donde se pudiera y poco estuvo por sacar humo, nadie le había gritado desde que dejo a sus padres en el feudo, ni siquiera a Cetanu o su amado maestro Miguel Angel les había concedido semejante ofensa y ahora una neófita cualquiera le gritaba solo por un ofrecimiento que estaba justificado -¡Tonta!- bramó contrayendo el puño que se había separado del metal -¿Acaso no escuchasteis lo que os dije?- gruño el vampiro con el ceño completamente fruncido, marcando aun más esas ligeras arrugas en el entrecejo -¡Te dije que lo hacia por lo que acababa de suceder, no podéis andar por la inmortalidad contando a todos lo que vos pensáis o recordáis, vos te convierte en un blanco fácil para cualquiera! ¡En esta existencia como en la mortal existe de todo tipo de personas, los que están en contra de vampiros como vos no dudaran en destrozarte en la primera oportunidad!- por supuesto que se refería a Cetanu y los Eternos, el líder rubio acertó en todo y para él ella era una abominación e insulto a la especie, por eso no se hizo cargo personalmente del asunto, Cetanu sabía perfectamente que entablar comunicación o un simple encuentro “casual” como este, lo llevaría a matarla y para sus intereses eso no convenía, ahora entendía todo y la vez nada ¿Porque mandarlo a él que también tiene la mala fortuna de repeler a los demás con su presencia?, se había equivocado de vampiro, no la mataría pero era un hombre de poca paciencia.
-Tenéis que hacer un esfuerzo Darkness, tenéis que hacerlo por vuestro hijo, por su familia, por vuestra vida- se dijo y tuvo que hacer un doble esfuerzo por recobrar la calma, debía dejar la agitación de su respiración y la hostilidad de lado -Escuchadme bien, no ha sido mi intención gritaros, pero debéis entenderme que no soy un vampiro común y corriente… ayudo a los que puedo sin pedir nada a cambio- mentía, ni en sus sueños más profundos extendería la mano para sacar a otro del infierno mismo de la ignorancia, los débiles debían morir según su perspectiva, pero ella por el momento debería vivir -Cuando estéis lista desapareceré sin dejar rastro, eso es importante que lo entendáis, no es un compromiso, podéis hacer lo que queráis aun siendo mi aprendiz al igual que cuando todo haya concluido-explico con más calma, más no obtuvo respuesta -Bien- volvió a explotar en cólera -Si tanto os molestáis mi presencia, puedo mantenerme alejado, es más allí esta la noche, podéis aprender sola- respondió con tono brusco, dio media vuelta y comenzó a caminar de vuelta por donde había venido -Que Cetanu busque a otro que haga esto, ¡Me rindo, me largo!- pensó furioso -¡Lo que os tenéis de belleza lo tenéis de imposible y tonta!- exclamo en lo recóndito de su cabeza.
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
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Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
Quede petrificada ante su reacción, cualquiera en su sano juicio que se hubiese pasado en ese momento por allí aseguraría que era una completa estatua de mármol, no me movía por mucho que el resto de mi cuerpo lo intentará, mi mente estaba tan contrariada que no era capaz siquiera de dar una orden sensata, las palabras no salían de la boca por el enorme nudo que de repente se había formado entre mis cuerdas vocales, el hombre era un complejo manojo de emociones que parecían trastabillar ante cualquier rechazo o cuestión a sus designios, de los tres estados en los que le había visto por mucho media hora creí que el peor de ellos era el frío, el seco y cortante… me había equivocado por encima vez, su estado colérico y fuera de si daba más miedo, podía sentir como algo se alteraba en aquella energía que destilaba su presencia, era una amenaza muda y sorda, su voz de acento extraño realmente podía reventarte los oídos si subía su tono, quien lo diría, con un estado “normal” sus palabras eran más pausadas, arrastradas y un poco más elevadas que un susurro.
Me hubiera encantado ver su rostro, me hubiese gustado ver su expresión, aunque no sabia porque, supuse que era la fascinación la responsable de todo esto, no sé que era lo que sucedía, simplemente mi mente al poco tiempo de reponerse tras el sobresalto insistía en que debía disculparlo -Quizás así es su forma de ser- me dije, palabras inesperadas que no creí saldrían de mi para alguien como él, si algo no toleraba era que me alzaran la voz sin haber hecho nada que lo justificara como era ese el caso, pero en vez de refutar, mínimamente de acercarme y darle una boceta tras sus desplantes no hice absolutamente nada, por el contrario con el giro brusco que di en el intento de verle estaba dando tiempo suficiente para que quizás recobrara la calma, situación que no duro mucho tiempo, de nuevo allí estaba su aire arisco y defensivo sobre si mismo, agrediendo como forma de defensa ante algo que ni siquiera sabia que era, no sabia si se trataba por el momento o por la ceguera que cargaba, pero el paisaje borroso me dejaba ver a la enorme sombra oscura alejarse de allí, no quería que se fuera por que la mente insistía, el pensamiento al igual que la intuición me decían que pese a todo, a ese aire hosco y esa seriedad permanente que expresaban sus silencios me sentía cómoda con él, sensación que no había tenido ni siquiera con los hombres o mi propia familia con quienes había compartido mis temores, solo Solomon parecía hacer exactamente lo mismo que Darkness aunque el sentimentalismo era diferente de uno a otro, aunque del vampiro parecía ser solo lastima y remordimiento por el rechazo y los daños ocasionados.
-¡No espere!- grite lo más fuerte que pude tratando de detenerle -No fue mi intención insultarle o tan siquiera rechazarle- no sabia bien si se había detenido, supongo que si, su presencia todavía podía sentirla cerca de allí -Es solo que…- inspire profundamente -Es solo que no hay muchos que tengan ese tipo de atenciones conmigo, eso es todo- repuse con más calma -En ningún momento quise rechazarlo a usted, creo que ha malinterpretado las cosas, yo ni siquiera dije si o no a su ofrecimiento , mi pregunta era en base de lo primero, nada más- el silencio era asfixiante, no sabia si tan siquiera escuchaba o ya se había marchado tan misteriosamente como llego -Escuche- insistí esperando que algo de lo que dijera le hiciera tan siquiera gruñir como instantes atrás -Voy a aceptar su oferta monseuir- asentí cerrando las orbes, introyectándome con todo lo que se arremolinaba y casi destruía mi ser interior o al menos lo quedará de el -Como se habrá dado cuenta soy un completo vampiro ignorante que apenas si sabe como se llama, hay muchas dudas y pocas respuestas, me gustaría que alguien con experiencia suficiente y con pulcritud en la cabeza me señalase el camino a seguir por esta senda maligna y…- tenia que confesarlo, después de los traumas sufridos con Leviathán y The Phantom, destrucción y sectas eran las palabras que con seguridad me daban más temor, quería morir sí pero en manos de cualquiera de ser así quería hacerlo con dignidad, aquella podía ser una oportunidad positiva -Yo no conocía vagamente sobre ellos- negué -Muy vagamente, ¿Usted cree que pueda reconsiderar la oferta?- pregunte sin estar muy segura de saber la respuesta, el carácter cambiante y amargo del antiguo no me daba muchas esperanzas -Yo acepto si usted aun quiere- advertí, prestando atención alrededor, allí delante mío veía una sombra aunque no sabia si en realidad se trataba de un bendito árbol, entre los dos casi no había casi diferencia, los dos estaban igual, petrificados, en silencio y de negro, camine un poco más entonces y torpemente como desde ahora eran mis pasos en los lares donde no sabia muy bien la ubicación de las cosas me fui acercando, pero entonces sentí que el zapato se atoro con la falda del vestido, mi destino, el suelo.
Me hubiera encantado ver su rostro, me hubiese gustado ver su expresión, aunque no sabia porque, supuse que era la fascinación la responsable de todo esto, no sé que era lo que sucedía, simplemente mi mente al poco tiempo de reponerse tras el sobresalto insistía en que debía disculparlo -Quizás así es su forma de ser- me dije, palabras inesperadas que no creí saldrían de mi para alguien como él, si algo no toleraba era que me alzaran la voz sin haber hecho nada que lo justificara como era ese el caso, pero en vez de refutar, mínimamente de acercarme y darle una boceta tras sus desplantes no hice absolutamente nada, por el contrario con el giro brusco que di en el intento de verle estaba dando tiempo suficiente para que quizás recobrara la calma, situación que no duro mucho tiempo, de nuevo allí estaba su aire arisco y defensivo sobre si mismo, agrediendo como forma de defensa ante algo que ni siquiera sabia que era, no sabia si se trataba por el momento o por la ceguera que cargaba, pero el paisaje borroso me dejaba ver a la enorme sombra oscura alejarse de allí, no quería que se fuera por que la mente insistía, el pensamiento al igual que la intuición me decían que pese a todo, a ese aire hosco y esa seriedad permanente que expresaban sus silencios me sentía cómoda con él, sensación que no había tenido ni siquiera con los hombres o mi propia familia con quienes había compartido mis temores, solo Solomon parecía hacer exactamente lo mismo que Darkness aunque el sentimentalismo era diferente de uno a otro, aunque del vampiro parecía ser solo lastima y remordimiento por el rechazo y los daños ocasionados.
-¡No espere!- grite lo más fuerte que pude tratando de detenerle -No fue mi intención insultarle o tan siquiera rechazarle- no sabia bien si se había detenido, supongo que si, su presencia todavía podía sentirla cerca de allí -Es solo que…- inspire profundamente -Es solo que no hay muchos que tengan ese tipo de atenciones conmigo, eso es todo- repuse con más calma -En ningún momento quise rechazarlo a usted, creo que ha malinterpretado las cosas, yo ni siquiera dije si o no a su ofrecimiento , mi pregunta era en base de lo primero, nada más- el silencio era asfixiante, no sabia si tan siquiera escuchaba o ya se había marchado tan misteriosamente como llego -Escuche- insistí esperando que algo de lo que dijera le hiciera tan siquiera gruñir como instantes atrás -Voy a aceptar su oferta monseuir- asentí cerrando las orbes, introyectándome con todo lo que se arremolinaba y casi destruía mi ser interior o al menos lo quedará de el -Como se habrá dado cuenta soy un completo vampiro ignorante que apenas si sabe como se llama, hay muchas dudas y pocas respuestas, me gustaría que alguien con experiencia suficiente y con pulcritud en la cabeza me señalase el camino a seguir por esta senda maligna y…- tenia que confesarlo, después de los traumas sufridos con Leviathán y The Phantom, destrucción y sectas eran las palabras que con seguridad me daban más temor, quería morir sí pero en manos de cualquiera de ser así quería hacerlo con dignidad, aquella podía ser una oportunidad positiva -Yo no conocía vagamente sobre ellos- negué -Muy vagamente, ¿Usted cree que pueda reconsiderar la oferta?- pregunte sin estar muy segura de saber la respuesta, el carácter cambiante y amargo del antiguo no me daba muchas esperanzas -Yo acepto si usted aun quiere- advertí, prestando atención alrededor, allí delante mío veía una sombra aunque no sabia si en realidad se trataba de un bendito árbol, entre los dos casi no había casi diferencia, los dos estaban igual, petrificados, en silencio y de negro, camine un poco más entonces y torpemente como desde ahora eran mis pasos en los lares donde no sabia muy bien la ubicación de las cosas me fui acercando, pero entonces sentí que el zapato se atoro con la falda del vestido, mi destino, el suelo.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
El escarlata satinado del vestido resultaba bastante llamativo a la vista de cualquiera inclusive la del antiguo, que no dejaba de preguntarse como con semejante ceguera aquella vampiresa podía caminar por el mundo con un vuelo tan largo y amplio en sus faldas y encima llevar zapatillas para dama con tacones pronunciados, mientras, también se daba a la tarea de escuchar con atención cada palabra dicha por la joven, en su silencio inescrutable se lamentaba por su propia desgracia, vaya paquete que Cetanu le había asignado, la neófita era todo un caso que él apostaba como perdido, en los recovecos de su imaginación solo una imagen daba vueltas de manera hostigante y el pensamiento la secundaba, se veía asistiendo a la reunión próxima con Cetanu en la taberna exigiéndole un retribución mucho mayor que la acordada, debía exigir más por los servicios obligados a ofrecer a la inglesa.
Aunque Darkness estaba consciente de que no serían muchos los meses de esa infeliz tortura, sabia que debía tener demasiada paciencia para con ella, cualidad de la cual el vampiro dejaba mucho a desear, debía moderar su forma de hablar, situación casi imposible, Severaux podía ser el hombre con la lengua más afilada y hostil si se le provocaba con muy poco y lo más importante para él que debía sacrificar era el tener que compartir su soledad y derribar un poco las barreras que acostumbraba poner en medio de cualquier ser no importando su naturaleza, el hombre de cuarenta años por fuera y milenario por dentro debía hacer un esfuerzo a sobremanera para poder conllevar la situación y no arrastrar con esto a The Phantom y su familia a un fatídico final, solamente por un descuido suyo provocado por el mal carácter que poseía.
-¿Sabe sobre ellos?- interrumpió de pronto la fluida conversación de la mujer -¿En serio usted sabe sobre ellos?- espeto con sorpresa, mientras empezaba a sentir algo extraño dentro de si, no podía distinguir muy bien lo que sentía y tampoco era muy fidedigno de mostrarlo, pero su expresión y su ceja alzada, intuyo que era curiosidad, en el fondo reconocía que nunca había conocido a un espécimen tan extraño como ese que observaba hacia el frente fingiendo lo mejor que podía su nueva debilidad, una hija del nuevo siglo con lo que Darkness no estaba acostumbrado a lidiar, el viejo inmortal estuvo rehuyendo del tiempo, al final una de las razones por las que se había confinado a una absoluta soledad era por que su razón no alcazaba a comprender que el mundo al que perteneció y conoció hacia mucho que había muerto, simplemente no se resignaba, porque llegado ese momento probablemente perdería el juicio fácilmente.
-¡Yo tomo las cosas como se vengan en gana!- dijo de pronto, cuando iba recordando todo lo que sus sentidos captaron, pero más allá, su exclamación furiosa se debía al desespero que provoco su silencio, Darkness no tuvo armas, la mente de su escucha parecía quedarse en blanco, desairado era poca la descripción en como se sentía -"¿Porque me preocupo por lo que piensa?"- se dijo, pero no profundizo más que lo necesario, bastante era ya el desconcierto ante la curiosidad que ella despertó bruscamente en él -De acuerdo madame, os vuelvo a pedir disculpas- reverenció, olvidando por un momento que la vista de ella estaba completamente imposibilitada, pero nada lo haría acercarse, nada… su propio espacio era lo único que le quedaba por conservar en bóveda de oro -Debéis saber que no estoy muy familiarizado a socializar, cuando envejecéis y vagáis por la eternidad, parece instinto inmortal el que te incita a aislaros- explico cargado de toda la paciencia que podía poseer -Supongo que por eso también me he acercado a vos, necesito un poco de compañía y una conexión con la época a la que no he dado paso en mi vida, vos es de esta era… quizá el aprendizaje resulte ser mutuo- asintió -Y al no haber creado a ningún otro, siento que llegado el momento de que toda esta eternidad llegue a fastidiarme, invitando a irme hacia la segunda muerte, mi legado, mi conocimiento, mi era… todo se habrá perdido- replico pensativo, independientemente de que le dolía renegar de Mulehim, aquel pobre gitano al que le fastidio toda la vida que le quedaba por delante, el vampiro sabia reconocer que la soledad le había traído un confín de problemas que apocaban su pensamiento recién develado, no había herederos suyos y a nadie le importaba lo que pasará con él a la noche siguiente, si moría o continuaba con vida a nadie le importaría, nadie sabría de Darkness Severaux, nadie sabría que existió un hombre que fue de los últimos medievos en sobrevivir al declive del oscurantismo, esa verdad también destrozaba -Puedo reconsiderar la oferta- hablo con su acostumbrada voz lúgubre -Sin embargo, no hay que pensar más nada, mi mano sigue extendida hacia vos- inspiro cuando percibió que ella caería, el antiguo se apresuro lo más rápido que daban sus fuerzas, la tomo del antebrazo y evito la caída -Cuidado o vos va a lastimarse- sentenció -Seria prudente que la próxima vez use sus sentidos restantes para deambular por terrenos como estos- dijo para separarse inmediatamente de ella una vez que se aseguro de que la caída no se produjera, siglos había tenido sin tocar a nadie, menos a una mujer de la estirpe que fuere, el suceso y su acción al respecto fue extraño incluso para él.
Aunque Darkness estaba consciente de que no serían muchos los meses de esa infeliz tortura, sabia que debía tener demasiada paciencia para con ella, cualidad de la cual el vampiro dejaba mucho a desear, debía moderar su forma de hablar, situación casi imposible, Severaux podía ser el hombre con la lengua más afilada y hostil si se le provocaba con muy poco y lo más importante para él que debía sacrificar era el tener que compartir su soledad y derribar un poco las barreras que acostumbraba poner en medio de cualquier ser no importando su naturaleza, el hombre de cuarenta años por fuera y milenario por dentro debía hacer un esfuerzo a sobremanera para poder conllevar la situación y no arrastrar con esto a The Phantom y su familia a un fatídico final, solamente por un descuido suyo provocado por el mal carácter que poseía.
-¿Sabe sobre ellos?- interrumpió de pronto la fluida conversación de la mujer -¿En serio usted sabe sobre ellos?- espeto con sorpresa, mientras empezaba a sentir algo extraño dentro de si, no podía distinguir muy bien lo que sentía y tampoco era muy fidedigno de mostrarlo, pero su expresión y su ceja alzada, intuyo que era curiosidad, en el fondo reconocía que nunca había conocido a un espécimen tan extraño como ese que observaba hacia el frente fingiendo lo mejor que podía su nueva debilidad, una hija del nuevo siglo con lo que Darkness no estaba acostumbrado a lidiar, el viejo inmortal estuvo rehuyendo del tiempo, al final una de las razones por las que se había confinado a una absoluta soledad era por que su razón no alcazaba a comprender que el mundo al que perteneció y conoció hacia mucho que había muerto, simplemente no se resignaba, porque llegado ese momento probablemente perdería el juicio fácilmente.
-¡Yo tomo las cosas como se vengan en gana!- dijo de pronto, cuando iba recordando todo lo que sus sentidos captaron, pero más allá, su exclamación furiosa se debía al desespero que provoco su silencio, Darkness no tuvo armas, la mente de su escucha parecía quedarse en blanco, desairado era poca la descripción en como se sentía -"¿Porque me preocupo por lo que piensa?"- se dijo, pero no profundizo más que lo necesario, bastante era ya el desconcierto ante la curiosidad que ella despertó bruscamente en él -De acuerdo madame, os vuelvo a pedir disculpas- reverenció, olvidando por un momento que la vista de ella estaba completamente imposibilitada, pero nada lo haría acercarse, nada… su propio espacio era lo único que le quedaba por conservar en bóveda de oro -Debéis saber que no estoy muy familiarizado a socializar, cuando envejecéis y vagáis por la eternidad, parece instinto inmortal el que te incita a aislaros- explico cargado de toda la paciencia que podía poseer -Supongo que por eso también me he acercado a vos, necesito un poco de compañía y una conexión con la época a la que no he dado paso en mi vida, vos es de esta era… quizá el aprendizaje resulte ser mutuo- asintió -Y al no haber creado a ningún otro, siento que llegado el momento de que toda esta eternidad llegue a fastidiarme, invitando a irme hacia la segunda muerte, mi legado, mi conocimiento, mi era… todo se habrá perdido- replico pensativo, independientemente de que le dolía renegar de Mulehim, aquel pobre gitano al que le fastidio toda la vida que le quedaba por delante, el vampiro sabia reconocer que la soledad le había traído un confín de problemas que apocaban su pensamiento recién develado, no había herederos suyos y a nadie le importaba lo que pasará con él a la noche siguiente, si moría o continuaba con vida a nadie le importaría, nadie sabría de Darkness Severaux, nadie sabría que existió un hombre que fue de los últimos medievos en sobrevivir al declive del oscurantismo, esa verdad también destrozaba -Puedo reconsiderar la oferta- hablo con su acostumbrada voz lúgubre -Sin embargo, no hay que pensar más nada, mi mano sigue extendida hacia vos- inspiro cuando percibió que ella caería, el antiguo se apresuro lo más rápido que daban sus fuerzas, la tomo del antebrazo y evito la caída -Cuidado o vos va a lastimarse- sentenció -Seria prudente que la próxima vez use sus sentidos restantes para deambular por terrenos como estos- dijo para separarse inmediatamente de ella una vez que se aseguro de que la caída no se produjera, siglos había tenido sin tocar a nadie, menos a una mujer de la estirpe que fuere, el suceso y su acción al respecto fue extraño incluso para él.
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/04/2015
Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
El detuvo mi caída y el contacto que tuve con él, aunque fuese su mano en mi regazo, resulto extrañamente indescriptible, llevando mi curiosidad hacia un grado más latente y casi insoportable, era una ajena fascinación de la que jamás había sido consciente que podía llegar a sentir, advertí su lejanía y yo también me aparte inmediatamente -Gracias- pronuncie tímidamente, después de que pensaba confrontarlo con furia por haberme gritado -¿Así son todos los antiguos de amargados?- me pregunte sin llegar a expresarlo en voz alta, aunque en el fondo sabia que quizás ese vampiro haya percibido mis palabras sin esfuerzo, el único consuelo que me quedo por entonces es que no terminará por arrancarme la cabeza, en breve nada de eso sucedió, su carácter inestable se mantenía en aparente calma -Es un tipo raro- confirme al no ver agresión o comentario ofensivo de su parte.
Ahora entendía su ofrecimiento que yo creía sincero a sus enseñanzas, él no tenía herederos y yo era la única salida supuse, también entendí su punto de vista y el dolor de su voz al expresarme toda su verdad, era extraño… pero era la primera vez que podía entender a uno de los míos sin necesidad de preguntar cosas absurdas o portarme literalmente como un mortal del común -Cosas de antiguos- considere como una explicación a las sensaciones que me albergaban en ese momento y me encogí de hombros, sobre la oferta expuesta en la mesa endeble de la noche no dije nada, había otras cosas que quizás se deberían aclarar primero.
Hace mucho había escuchado algo al respecto sobre esa supuesta Secta, leyendas se contaban sobre ellos y eran múltiples los rumores de que habían sido vistos a ultimas fechas, Alessandro por su parte siempre hacia referencia a ellos como los que se encargaban del mundo de las tinieblas y que habían sido ellos mismos los que se habían atribuido ese puesto, nunca pidieron voz ni voto de ningún otro inmortal, incluso el decía que había tenido tratos con uno de ellos… “el que sería cabecilla después”, me recordaba cada que volvía a contar a historia como una respuesta rápida ante la insistencia mía de que me contara más acerca de las épocas pasadas “Cetanu Vasili, el modelo por excelencia del maestro Miguel Ángel” fue lo último que supe sobre ellos ya que la noche siguiente mi creador me había echado de Venecia y devuelto con mi familia.
Empece a hilar los cabos sueltos entre aquellos recuerdos y lo que tenia por delante -Él es un antiguo- pensé en total silencio -Alessandro me dijo que esa comitiva de vampiros estaba conformada por ellos, por los que habían pasado milenios entre los hombres- asentí sin prestar más atención a lo que sucedía alrededor, ni siquiera a ese hombre que por alguna extraña razón era más cerrado que una tumba del cementerio Montematre y más silencioso que el mismo envoltorio misterioso con que la noche abrigaba a sus hijos -Además- agregue para convencerme a mi misma -Dijo que tenia dos mil ciento catorce años… tendría sentido si fuese uno de ellos, su edad, su aire de época distinta, su advertencia y su experiencia- lleve mi mano a la barbilla, acariciaba aquel pedazo de mármol, el sustituto de la piel viva que alguna vez cubrió mi rostro siendo aún una joven confundida y dolida por las calamidades del destino -¿Y tu eres uno de ellos?- pregunte curiosa cuando otros relatos sobresaltaron mi mente, conversaciones que tuve con Stefano, él también sabia muchas cosas sobre esos que volvían a la luz mortecina de muerte después de un año de haberlos guardado en lo más profundo de mis recuerdos, quizás había borrado toda huella porque mi amante también aseguro que Alessandro fue uno de los suyos durante un tiempo, que había sido obligado por el tal Cetanu solo por conocer que De vani, apellido de Alessandro, sabia manejar en algún grado la magia que fue de Merlin en épocas del Rey Arturo -Si usted es uno de ellos le suplico me deje en paz- susurre apenas pude dejar de viajar en el pasado tan bruscamente -He oído hablar de ellos… créame, mis creadores hablaban sobre ellos, me decían que durante siglos torturaron y asesinaron en pos supuesto de mantener nuestro mundo en orden y alejado del conocimiento de los mortales- retrocedí unos pasos atrás, era más torpe de lo normal entre el espanto, mis faldas largas y mi imposibilitada vista -Usted es un antiguo y ellos lo eran o… lo son- asegure por entonces -He tenido ya suficientes problemas monseuir como para acarrearme más- levante la mano incoando con gesto sordo que no diera ni un solo paso más como lo había hecho desde que su drástico cambio de humor lo volviera ligeramente más amable, de pronto el terror hizo presa de mi piel, erizando cada parte de ella- ¿Y si era por lo que sucedió entre The Phantom y V? ¿Si venia a castigarme a mi, si venia por los otros?- reaccione e intente callar mi mente, el los oía, los leía o lo que hiciera, si seguía así lo más probable es que terminará por enterarse del paradero de todos, menos el de ese infernal hombre de los sótanos del teatro de París del que no sabia más que había regresado con más sed de sangre que nunca.
-Estoy completamente consciente de que no he sido una santa- continúe exponiendo -Pero no merezco un final así- desvíe la mirada mientras me decía que merecía uno mucho peor -Ni tampoco deseo aprender como torturar y como matar a otros de formas poco amables, si alguna vez lo desee era porque estaba loca- fruncí el ceño y deje que el silencio nos inundara con su presencia mediante su soplido, ligero y frío que jugaba con mis cabellos y acariciaba mi piel, eso hizo tranquilizarme aún más… mucho más de lo que había imaginado, en fondo algo me incitaba a pensar que él no me haría daño alguno, me fastidiaba sentir cerca de esa persona que apenas había conocido la seguridad de la que nunca me había hecho sentir alguien ¿Podría estar manipulándome?
Ahora entendía su ofrecimiento que yo creía sincero a sus enseñanzas, él no tenía herederos y yo era la única salida supuse, también entendí su punto de vista y el dolor de su voz al expresarme toda su verdad, era extraño… pero era la primera vez que podía entender a uno de los míos sin necesidad de preguntar cosas absurdas o portarme literalmente como un mortal del común -Cosas de antiguos- considere como una explicación a las sensaciones que me albergaban en ese momento y me encogí de hombros, sobre la oferta expuesta en la mesa endeble de la noche no dije nada, había otras cosas que quizás se deberían aclarar primero.
Hace mucho había escuchado algo al respecto sobre esa supuesta Secta, leyendas se contaban sobre ellos y eran múltiples los rumores de que habían sido vistos a ultimas fechas, Alessandro por su parte siempre hacia referencia a ellos como los que se encargaban del mundo de las tinieblas y que habían sido ellos mismos los que se habían atribuido ese puesto, nunca pidieron voz ni voto de ningún otro inmortal, incluso el decía que había tenido tratos con uno de ellos… “el que sería cabecilla después”, me recordaba cada que volvía a contar a historia como una respuesta rápida ante la insistencia mía de que me contara más acerca de las épocas pasadas “Cetanu Vasili, el modelo por excelencia del maestro Miguel Ángel” fue lo último que supe sobre ellos ya que la noche siguiente mi creador me había echado de Venecia y devuelto con mi familia.
Empece a hilar los cabos sueltos entre aquellos recuerdos y lo que tenia por delante -Él es un antiguo- pensé en total silencio -Alessandro me dijo que esa comitiva de vampiros estaba conformada por ellos, por los que habían pasado milenios entre los hombres- asentí sin prestar más atención a lo que sucedía alrededor, ni siquiera a ese hombre que por alguna extraña razón era más cerrado que una tumba del cementerio Montematre y más silencioso que el mismo envoltorio misterioso con que la noche abrigaba a sus hijos -Además- agregue para convencerme a mi misma -Dijo que tenia dos mil ciento catorce años… tendría sentido si fuese uno de ellos, su edad, su aire de época distinta, su advertencia y su experiencia- lleve mi mano a la barbilla, acariciaba aquel pedazo de mármol, el sustituto de la piel viva que alguna vez cubrió mi rostro siendo aún una joven confundida y dolida por las calamidades del destino -¿Y tu eres uno de ellos?- pregunte curiosa cuando otros relatos sobresaltaron mi mente, conversaciones que tuve con Stefano, él también sabia muchas cosas sobre esos que volvían a la luz mortecina de muerte después de un año de haberlos guardado en lo más profundo de mis recuerdos, quizás había borrado toda huella porque mi amante también aseguro que Alessandro fue uno de los suyos durante un tiempo, que había sido obligado por el tal Cetanu solo por conocer que De vani, apellido de Alessandro, sabia manejar en algún grado la magia que fue de Merlin en épocas del Rey Arturo -Si usted es uno de ellos le suplico me deje en paz- susurre apenas pude dejar de viajar en el pasado tan bruscamente -He oído hablar de ellos… créame, mis creadores hablaban sobre ellos, me decían que durante siglos torturaron y asesinaron en pos supuesto de mantener nuestro mundo en orden y alejado del conocimiento de los mortales- retrocedí unos pasos atrás, era más torpe de lo normal entre el espanto, mis faldas largas y mi imposibilitada vista -Usted es un antiguo y ellos lo eran o… lo son- asegure por entonces -He tenido ya suficientes problemas monseuir como para acarrearme más- levante la mano incoando con gesto sordo que no diera ni un solo paso más como lo había hecho desde que su drástico cambio de humor lo volviera ligeramente más amable, de pronto el terror hizo presa de mi piel, erizando cada parte de ella- ¿Y si era por lo que sucedió entre The Phantom y V? ¿Si venia a castigarme a mi, si venia por los otros?- reaccione e intente callar mi mente, el los oía, los leía o lo que hiciera, si seguía así lo más probable es que terminará por enterarse del paradero de todos, menos el de ese infernal hombre de los sótanos del teatro de París del que no sabia más que había regresado con más sed de sangre que nunca.
-Estoy completamente consciente de que no he sido una santa- continúe exponiendo -Pero no merezco un final así- desvíe la mirada mientras me decía que merecía uno mucho peor -Ni tampoco deseo aprender como torturar y como matar a otros de formas poco amables, si alguna vez lo desee era porque estaba loca- fruncí el ceño y deje que el silencio nos inundara con su presencia mediante su soplido, ligero y frío que jugaba con mis cabellos y acariciaba mi piel, eso hizo tranquilizarme aún más… mucho más de lo que había imaginado, en fondo algo me incitaba a pensar que él no me haría daño alguno, me fastidiaba sentir cerca de esa persona que apenas había conocido la seguridad de la que nunca me había hecho sentir alguien ¿Podría estar manipulándome?
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
La vampiresa guardo silencio largo rato,Darkness estaba empezando a sentir que que la poca paciencia con la que contaba se estaba acabando a borbotones, si la joven hubiese podido ver su mirada y su expresión quizás otra seria la historia, cualquiera saldría corriendo de allí con semejante mirada seca y asesina.
El vampiro la observa detenidamente, cuando de pronto quiso encontrar algo en lo cual recargarse, los pensamientos de su interlocutora iban de un lado a otro de manera poco amable, eran enredados, sin aparentes pies ni cabeza, le mareaban, le transmitían también dolor y fatalidad y ella ni siquiera estaba consciente, estaba hablando de más con él y de eso se dio cuenta minutos más tarde cuando con mucho esfuerzo intento frenar todo tipo de fluido mental, hablaba de él, de su hijo de sangre maldita, reconoció en sus recuerdos aquellos ojos carmín con los que tantas veces había soñado, vio la máscara de tela que en algún momento utilizo en vez de la de porcelana, estaba hablando mal de él frente a su propio creador, eso le irrito y sin embargo era por ese mismo hombre que tuvo que mantenerse bajo control, sino quería que Cetanu le pusiera fin.
Y ese rubio también estuvo presente en los recuerdos de la mujer, aunque no de manera visible, solo el nombre retumbaba en cada resquicio de su memoria, las voces de dos hombres distintos hacían mención de él y solo uno aludió sobre las costumbres de los Eternos, aquellos eran sus creadores… esos habían conocido a Cetanu en un pasado renacentista del que hoy solo quedaban los vestigios en las catedrales y los museos -Que pequeño parece ser el mundo- reflexionó -¿Me pregunto si Cetanu sabrá que la persona a la que piensa utilizar es nada más y nada menos que la creación de uno de sus más fieles siervos- el antiguo también conoció a De Vani en otros tiempos, estaba aun con Cetanu cuando todo comenzaba, jamás intercambio una palabra con ese hombre pero todos sabían que alguna vez fue aprendiz de Merlin y que ello despertó en el rubio un interés por integrarlo a los Eternos, sirvió junto a ellos hasta que se entero de lo que Vasili era capaz de hacer, exactamente lo mismo que haría Darkness medio siglo después.
La joven retrocedió a la par que esas historias le atormentaban de manera constante, si ese caballero de cabellos largos azabaches quería alejarla de Alessandro lo había logrado magníficamente, eran demasiados los relatos atroces dibujados por la imaginación y guiados por la voz masculina de un hombre despechado y rechazado por la mujer de su vida, Darkness intento acercarse un poco más pero ella lo detuvo y para su sorpresa era su cuerpo viejo el que había acatado la orden, sus piernas se habían detenido en seco -No soy uno de ellos- respondió cortante y medio ofendido ¿Como demonios aquella mujer pensaba que se lo iba a confesar?, solo un tonto podía hacer ese tipo de preguntas, Darkness negó rotundamente con la cabeza de lado a lado y sus cortinas de cabello negro moviéndose con ella -Niña tonta- gruño en voz alta -No porque sea un milenario quiere decir que soy de ellos, si os lo advierto madame es por experiencia con la que creo vos no contáis ¿O me equivoco?- bramo irritado y su lengua filosa parecía hacer acto de presencia -Bueno ¿va a querer mi ayuda, si o no?- cuestiono después de un suspiro prolongado y silencioso con lo que esperaba recobrar la calma, cada vez se convencía más de que él no era el hombre indicado para la misión que Cetanu le había encomendado, la paciencia recobrada era escasa -¡Que indecisa es!- reclamo para si, poniendo los ojos en blanco, apreciando el silencio e irritándose por el viento que no dejaba de juguetear con su pelo, comprendió que si eso debía proseguir y quería funcionar era momento de usar otras artimañas para convencerle -Mientras se decide ¿Porque no me acompaña a a cazar?- estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para haber hecho semejante sugerencia, estaba sacrificando la soledad de la que tanto gozaba y alababa, The Phantom debía ser demasiado importante o ¿seria acaso aquello que no sabia descifrar que era lo que le había incitado a aquello?, ¿Seria lo que lo mantenía pendido a su mirada y a su figura, a la presencia de la dama ingenua? ¿O los años le estaban pasando factura y se estaban volviendo rematadamente loco para compartir un momento diabólicamente sagrado que durante siglos ejecuto solo?, sin importar que y sin dar respuestas a estas cuestiones se acerco un poco más, lento, pidiendo permiso en silencio, su mano separada de su costado titubeo antes de tocar ligeramente su antebrazo, el primer contacto en mucho tiempo donde no implicaba a la muerte, Darkness parecía sentirse incomodo con ello y sin embargo prosiguió -Vamos, os prometo que no os haréis daño alguno- insistió y sintió el sobresalto de la mujer al sentir su tacto, retiro su mano rápidamente -Lo siento no debí tocaros- se disculpo ¿Doloridamente?
El vampiro la observa detenidamente, cuando de pronto quiso encontrar algo en lo cual recargarse, los pensamientos de su interlocutora iban de un lado a otro de manera poco amable, eran enredados, sin aparentes pies ni cabeza, le mareaban, le transmitían también dolor y fatalidad y ella ni siquiera estaba consciente, estaba hablando de más con él y de eso se dio cuenta minutos más tarde cuando con mucho esfuerzo intento frenar todo tipo de fluido mental, hablaba de él, de su hijo de sangre maldita, reconoció en sus recuerdos aquellos ojos carmín con los que tantas veces había soñado, vio la máscara de tela que en algún momento utilizo en vez de la de porcelana, estaba hablando mal de él frente a su propio creador, eso le irrito y sin embargo era por ese mismo hombre que tuvo que mantenerse bajo control, sino quería que Cetanu le pusiera fin.
Y ese rubio también estuvo presente en los recuerdos de la mujer, aunque no de manera visible, solo el nombre retumbaba en cada resquicio de su memoria, las voces de dos hombres distintos hacían mención de él y solo uno aludió sobre las costumbres de los Eternos, aquellos eran sus creadores… esos habían conocido a Cetanu en un pasado renacentista del que hoy solo quedaban los vestigios en las catedrales y los museos -Que pequeño parece ser el mundo- reflexionó -¿Me pregunto si Cetanu sabrá que la persona a la que piensa utilizar es nada más y nada menos que la creación de uno de sus más fieles siervos- el antiguo también conoció a De Vani en otros tiempos, estaba aun con Cetanu cuando todo comenzaba, jamás intercambio una palabra con ese hombre pero todos sabían que alguna vez fue aprendiz de Merlin y que ello despertó en el rubio un interés por integrarlo a los Eternos, sirvió junto a ellos hasta que se entero de lo que Vasili era capaz de hacer, exactamente lo mismo que haría Darkness medio siglo después.
La joven retrocedió a la par que esas historias le atormentaban de manera constante, si ese caballero de cabellos largos azabaches quería alejarla de Alessandro lo había logrado magníficamente, eran demasiados los relatos atroces dibujados por la imaginación y guiados por la voz masculina de un hombre despechado y rechazado por la mujer de su vida, Darkness intento acercarse un poco más pero ella lo detuvo y para su sorpresa era su cuerpo viejo el que había acatado la orden, sus piernas se habían detenido en seco -No soy uno de ellos- respondió cortante y medio ofendido ¿Como demonios aquella mujer pensaba que se lo iba a confesar?, solo un tonto podía hacer ese tipo de preguntas, Darkness negó rotundamente con la cabeza de lado a lado y sus cortinas de cabello negro moviéndose con ella -Niña tonta- gruño en voz alta -No porque sea un milenario quiere decir que soy de ellos, si os lo advierto madame es por experiencia con la que creo vos no contáis ¿O me equivoco?- bramo irritado y su lengua filosa parecía hacer acto de presencia -Bueno ¿va a querer mi ayuda, si o no?- cuestiono después de un suspiro prolongado y silencioso con lo que esperaba recobrar la calma, cada vez se convencía más de que él no era el hombre indicado para la misión que Cetanu le había encomendado, la paciencia recobrada era escasa -¡Que indecisa es!- reclamo para si, poniendo los ojos en blanco, apreciando el silencio e irritándose por el viento que no dejaba de juguetear con su pelo, comprendió que si eso debía proseguir y quería funcionar era momento de usar otras artimañas para convencerle -Mientras se decide ¿Porque no me acompaña a a cazar?- estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para haber hecho semejante sugerencia, estaba sacrificando la soledad de la que tanto gozaba y alababa, The Phantom debía ser demasiado importante o ¿seria acaso aquello que no sabia descifrar que era lo que le había incitado a aquello?, ¿Seria lo que lo mantenía pendido a su mirada y a su figura, a la presencia de la dama ingenua? ¿O los años le estaban pasando factura y se estaban volviendo rematadamente loco para compartir un momento diabólicamente sagrado que durante siglos ejecuto solo?, sin importar que y sin dar respuestas a estas cuestiones se acerco un poco más, lento, pidiendo permiso en silencio, su mano separada de su costado titubeo antes de tocar ligeramente su antebrazo, el primer contacto en mucho tiempo donde no implicaba a la muerte, Darkness parecía sentirse incomodo con ello y sin embargo prosiguió -Vamos, os prometo que no os haréis daño alguno- insistió y sintió el sobresalto de la mujer al sentir su tacto, retiro su mano rápidamente -Lo siento no debí tocaros- se disculpo ¿Doloridamente?
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
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Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
Cuando lo escuche responder de esa manera tan poco amable supe que sus famosos e inestables cambios de humor habían hecho su aparición nuevamente, puse los ojos en blanco lo más discreto que me fue posible, aunque después de reflexionarlo varios minutos comprendí lo tonto de mi pregunta, si era un de ellos y viniera por mi dudo que lo anunciara con tanto cinismo, no me extraño para nada que después me dijera en el mismo tono que era una tonta, sin embargo creí que me enfadaría como al principio y le agrediera de una manera muy primitiva e inexperta, pero no lo hice, mi cuerpo no obedeció la orden ni yo tampoco hice el esfuerzo suficiente para aumentar algo que nunca sentí desde el primer momento, empezaba a creer que estaba demente o que me gustaba que me trataran con hostilidad… -Ninguna de las dos opciones- pensé -Fascinación por un antiguo Montserrat, eso es todo… fascinación- suspire lo más profundo posible y observe con lo poco que quedaba de visión hacia todas direcciones, todo seguía igual, oscuro entre neblinas, manchas ocres ocultas entre el azul de la noche y el hombre enfrente sin dar un paso como se lo había ordenado más que pedírselo encarecidamente.
-Si- asentí después te tiempo -No cuento con la experiencia suficiente- añadí tan fríamente como pude aparentar -Y antes de que diga otra cosa al respecto puedo comentarle que sé lo que esto implica- asegure sin moverme del lugar donde estaba, no pretendía caminar más, la distancia considerable entre ese vampiro y yo me hacia sentir más segura y a la vez con más curiosidad de poderlo tocar, me llegue a preguntar si la piel de un vampiro con esa edad encima podía ser aun más suave o mas dura que la de un simple neófito, o si había una diferencia entre la piel de Alessandro y Stefano con la de él, que con seguridad les lleva más años de existencia en este mundo, como seria la textura de su cabello y el color de sus ojos, si lo tenia suficientemente cerca era casi seguro que pudiera apreciar sus orbes aunque no tan bien definidas como quisiera, cuanto anhelaba ver de nuevo, pero para eso ya no había retorno y a veces en situaciones como esta me costaba el doble de esfuerzo entenderlo -Sé que puedo morir en cualquier momento- exprese sin mucho gozo, algo sorprendente porque hasta ese momento me había dedicado a buscar una manera de morir, pero la cobardía a menudo era más fuerte y al respecto no pude hacer nada -Y más con esto acuestas- desvíe la mirada hacia otro punto igual de borroso en el piso -Estoy ciega monseuir ¿Entiende?, completamente ciega- exprese con frustración -No espero que lo entienda de acuerdo, pero lo único que quería era ver el amanecer, estaba consciente de que implicaba si yo tenia contacto con el sol, sabia que podía convertirme en cenizas y eso no me detuvo, buscaba la muerte… la segunda muerte, pero ella no me busco a mi- guarde un momento de silencio, mientras recordaba aquel fatídico día en que nada volvería a ser como antes y por el contrario sería más tortuoso y complicado para mi continuar con este viaje sin rumbo establecido -Estoy atada a la oscuridad completamente sola- retome segundos después, intente devolverle la mirada, observar a la mancha oscura que tenia por delante pero por primera vez desde aquello y con una persona tan ajena a mi el hecho me estaba llenando de vergüenza -Y la luz lo dejo todo aclarado- entrelace mis manos, sentí mis dedos fríos entre los otros, sentí su dureza y la piel lisa con que estaban forrados, no había marcas, no había arrugas y jamás volvería a ver su perfecta belleza, me deshice de ellos, regresando mis manos a los costados -No sé porque se lo aclaro, lo más probable es que ya deba saberlo- me dije y entonces la cuestión me fue inviable pensarla, si muy seguramente ya sabia de mi ceguera ¿porque estaba empeñado a ayudarme?, volqué en mi mente un trillón de posibilidades y lo único que vino a mi fue aburrimiento en el mayor o de verdad aun conservaba los viejos valores de antaño y debiera darme una compensación por su ofensa, no lo sabia y tampoco tenia la más remota idea de que hacer con su propuesta hasta que él me interrumpió de mi pensar -¿Yo, cazar?- pregunte con sorpresa en voz alta y sin siquiera meditar en como simular las sensaciones que venían en ese momento -¿Esta seguro?- pregunte con desconfianza, volvía a suponer que si hubiese bebido sangre fresca ahora estaría toda en mi rostro, volví a bajar la mirada, dejando de prestar atención por todo alrededor de ese bosque noctambulo, no supe, ni escuche en que momento estuvo lo suficientemente cerca de mi para tocarme, una acción que no esperaba por parte del antiguo y que como era de esperarse me hizo retroceder ante su toque, me sujeto con más delicadeza que cuando iba a caerme por el piso lleno de hojarasca, por vez primera sentí que algo me dictaba que ese camino junto a él era lo que tenia que seguir para sobrevivir.
Apenada por mi actitud y percibiendo en su voz algo de fragilidad alcé la vista para encontrarme con la imagen incompleta y opaca de unos ojos color marrón oscuro que me dejaron desarmada, era una mirada tan… triste, vacía y amargada que me fue imposible dejar de verla con la indiscreción de ese momento, podía suponer que un hombre bello era el que se encontraba en su interior, no sé porque lo sabia pero allí estaba el conocimiento latente en mí -No tiene porque disculparse- dije a la figura que me sobrepasaba bastante en altura, al buscar su mirada mi cabeza debía inclinarse demasiado como si viese directamente al firmamento -No mal entienda mi reacción, es que no le vi venir, me asusto eso es todo- explique con un tono de voz comprensivo y ameno, su forma en como se disculpo me había enternecido, no sabia si era sincero, pero tomaría el riesgo de una nueva aventura, quizás algo bueno tenia finalmente el destino preparado para mi después de tanto sufrimiento y yo por miedo lo estaba rechazando -¿Sabe?- agregue después de un prologado silencio y aun con mucho esfuerzo el instinto cedió a dejar de verle a los ojos -Será un placer cazar con usted ahora que no he bebido mucho, como también las noches siguientes en que pueda aprender todo lo posible de su experiencia- sonreí para él, aunque ni siquiera sabia por que lo había hecho, cortesía quizás, una de mis manos quiso asirse de la suya, la buscaba en el imperioso aire de la nada, hasta que finalmente él la tomo con una de las suyas, mi vista borrosa se poso en la unión de estas que hacían una sola mancha lechosa ante mí, no dije nada ni tampoco me inmute, solo guarde silencio intentando descifrar que fue lo que sentí al estrechar su mano pero me fue imposible llegar a una conclusión clara -Monseuir Severaux- le llame con sumo respeto, olvidándome de la idea anterior -Solo espero no defraudarlo- asentí firme, esperando ser guiada por él a partir de esta noche.
-Si- asentí después te tiempo -No cuento con la experiencia suficiente- añadí tan fríamente como pude aparentar -Y antes de que diga otra cosa al respecto puedo comentarle que sé lo que esto implica- asegure sin moverme del lugar donde estaba, no pretendía caminar más, la distancia considerable entre ese vampiro y yo me hacia sentir más segura y a la vez con más curiosidad de poderlo tocar, me llegue a preguntar si la piel de un vampiro con esa edad encima podía ser aun más suave o mas dura que la de un simple neófito, o si había una diferencia entre la piel de Alessandro y Stefano con la de él, que con seguridad les lleva más años de existencia en este mundo, como seria la textura de su cabello y el color de sus ojos, si lo tenia suficientemente cerca era casi seguro que pudiera apreciar sus orbes aunque no tan bien definidas como quisiera, cuanto anhelaba ver de nuevo, pero para eso ya no había retorno y a veces en situaciones como esta me costaba el doble de esfuerzo entenderlo -Sé que puedo morir en cualquier momento- exprese sin mucho gozo, algo sorprendente porque hasta ese momento me había dedicado a buscar una manera de morir, pero la cobardía a menudo era más fuerte y al respecto no pude hacer nada -Y más con esto acuestas- desvíe la mirada hacia otro punto igual de borroso en el piso -Estoy ciega monseuir ¿Entiende?, completamente ciega- exprese con frustración -No espero que lo entienda de acuerdo, pero lo único que quería era ver el amanecer, estaba consciente de que implicaba si yo tenia contacto con el sol, sabia que podía convertirme en cenizas y eso no me detuvo, buscaba la muerte… la segunda muerte, pero ella no me busco a mi- guarde un momento de silencio, mientras recordaba aquel fatídico día en que nada volvería a ser como antes y por el contrario sería más tortuoso y complicado para mi continuar con este viaje sin rumbo establecido -Estoy atada a la oscuridad completamente sola- retome segundos después, intente devolverle la mirada, observar a la mancha oscura que tenia por delante pero por primera vez desde aquello y con una persona tan ajena a mi el hecho me estaba llenando de vergüenza -Y la luz lo dejo todo aclarado- entrelace mis manos, sentí mis dedos fríos entre los otros, sentí su dureza y la piel lisa con que estaban forrados, no había marcas, no había arrugas y jamás volvería a ver su perfecta belleza, me deshice de ellos, regresando mis manos a los costados -No sé porque se lo aclaro, lo más probable es que ya deba saberlo- me dije y entonces la cuestión me fue inviable pensarla, si muy seguramente ya sabia de mi ceguera ¿porque estaba empeñado a ayudarme?, volqué en mi mente un trillón de posibilidades y lo único que vino a mi fue aburrimiento en el mayor o de verdad aun conservaba los viejos valores de antaño y debiera darme una compensación por su ofensa, no lo sabia y tampoco tenia la más remota idea de que hacer con su propuesta hasta que él me interrumpió de mi pensar -¿Yo, cazar?- pregunte con sorpresa en voz alta y sin siquiera meditar en como simular las sensaciones que venían en ese momento -¿Esta seguro?- pregunte con desconfianza, volvía a suponer que si hubiese bebido sangre fresca ahora estaría toda en mi rostro, volví a bajar la mirada, dejando de prestar atención por todo alrededor de ese bosque noctambulo, no supe, ni escuche en que momento estuvo lo suficientemente cerca de mi para tocarme, una acción que no esperaba por parte del antiguo y que como era de esperarse me hizo retroceder ante su toque, me sujeto con más delicadeza que cuando iba a caerme por el piso lleno de hojarasca, por vez primera sentí que algo me dictaba que ese camino junto a él era lo que tenia que seguir para sobrevivir.
Apenada por mi actitud y percibiendo en su voz algo de fragilidad alcé la vista para encontrarme con la imagen incompleta y opaca de unos ojos color marrón oscuro que me dejaron desarmada, era una mirada tan… triste, vacía y amargada que me fue imposible dejar de verla con la indiscreción de ese momento, podía suponer que un hombre bello era el que se encontraba en su interior, no sé porque lo sabia pero allí estaba el conocimiento latente en mí -No tiene porque disculparse- dije a la figura que me sobrepasaba bastante en altura, al buscar su mirada mi cabeza debía inclinarse demasiado como si viese directamente al firmamento -No mal entienda mi reacción, es que no le vi venir, me asusto eso es todo- explique con un tono de voz comprensivo y ameno, su forma en como se disculpo me había enternecido, no sabia si era sincero, pero tomaría el riesgo de una nueva aventura, quizás algo bueno tenia finalmente el destino preparado para mi después de tanto sufrimiento y yo por miedo lo estaba rechazando -¿Sabe?- agregue después de un prologado silencio y aun con mucho esfuerzo el instinto cedió a dejar de verle a los ojos -Será un placer cazar con usted ahora que no he bebido mucho, como también las noches siguientes en que pueda aprender todo lo posible de su experiencia- sonreí para él, aunque ni siquiera sabia por que lo había hecho, cortesía quizás, una de mis manos quiso asirse de la suya, la buscaba en el imperioso aire de la nada, hasta que finalmente él la tomo con una de las suyas, mi vista borrosa se poso en la unión de estas que hacían una sola mancha lechosa ante mí, no dije nada ni tampoco me inmute, solo guarde silencio intentando descifrar que fue lo que sentí al estrechar su mano pero me fue imposible llegar a una conclusión clara -Monseuir Severaux- le llame con sumo respeto, olvidándome de la idea anterior -Solo espero no defraudarlo- asentí firme, esperando ser guiada por él a partir de esta noche.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
El vampiro se disculpaba con una mujer que acaba de conocer y eso ni él mismo se lo podía creer, era un hombre que además de palabras cortas, no solía pedirle perdón absolutamente a nadie, ni tampoco le gustaba hablar de un pasado que intentaba por todos los medios de borrar sin éxito alguno, al menos esa era la única consigna de sus ideales que no había quebrantado… aún.
No sabia a que se debía semejante comportamiento, seria probable que en ella viera reflejado a Mulehim, supuso que así debieron de haber sido sus inicios por la senda del jardín oscuro, como él le decía a la vieja maldición de la inmortalidad a la que están condenadas todas las criaturas de la noche, además la veía en desventaja, estaba ciega y eso lo supo desde mucho antes de habérsela encontrado finalmente en el camino, Severaux no era precisamente un hombre que se llevará por las medias tintas que alguien le daba al respecto de alguna persona, días después del encuentro con Cetanu vino a París dispuesto a conocer el paradero de la joven y explorar el terreno que iba a pisar, durante varias noches busco en vano hasta que los pensamientos profundos de una mujer inmortal en descontrol se hicieron latentes cerca del cementerio, allí oculto en la sombra de un ala de árbol la observo detenidamente y la escucho entablar una amena conversación con otro de su misma estirpe, recordaba perfectamente el talle de figura y el sonido de su voz, los pensamientos difusos y el dolor a cuestas, bien podía ser confundida por una de las almas en pena que vagaban por el Campo Santo, después de ese primer encuentro sucedieron otros sin que ella se diera cuenta, Darkness se dedico a seguirla pero nunca hasta el amanecer, hasta ese entonces en su interior solo sentía un repudio y un odio que podían más que su autocontrol para evitar asesinarla antes de tiempo, esa mujer era de Cetanu y no podía hacer justicia por propia mano.
La noche en la que no le siguió por ir a ver con sus propios ojos a Mulehim fue el día en que todo sucedió, lo que Darkness tanto sospechaba que haría debido al cumulo de pensamientos autodestructivos que emanaba la mente de la vampiresa se cumplido, dos noches después cuando regreso a verla para seguir estudiando sus posibles debilidades se percato que su andar ahora era torpe, y que para cazar era una completa inútil o eso pensaba hasta que vio sus orbes detenidamente, estas habían cambiado de color notablemente, las pupilas quemadas era como las que poseían los invidentes mortales y eso era lo que tenia su enemiga, ahora estaba ciega, indago el como sucedió leyendo su mente sin gran esfuerzo, la mujer era un libro abierto a donde fuera, Darkness visito el lugar donde se quito la vista y solo encontró los rastros de madera quemada que formaron una gran fogata en el pasado, ese fue al menos el primer intento por morir, supo que el fuego era el que menos daño le hizo porque ni siquiera la toco, en cambio el sol… el astro Rey podía hacer mucho más que cualquier otra cosa contra vampiros que haya inventado la iglesia en pos de vencerlos, lo sabía porque Cetanu se lo había explicado y también por que ante sus ojos, los Eternos castigaban de esa manera a los que consideraban traidores a la causa, él había apreciado como los colocaban durante las últimas horas de la madrugada atados con la magia que Alessandro les había instruido a los magos de la Secta, indefensos al aparecer el Sol sus cuerpos se quemaban, se incineraban y eran sus ojos y su rostro los primeros en recibir las consecuencias de un toque tan luminoso, quizás desde entonces su perspectiva cambio aunque le costará reconocerlo. La sintió tan frágil como ahora y podía entender lo que ella sentía con respecto de la soledad, el antiguo largo tiempo ha llegado a pasar completamente solo, al menos diez siglos de los que conformaban su verdadera edad.
Severaux no podía dejar de sorprenderse, aunque en su rostro no hubiese huella alguna de ello, la vampiresa le estaba sonriendo y de pronto le veía buscando su mano, le estaba mostrando su debilidad y estaba confiando en él como nunca alguien lo había hecho, el hombre medievo estaba completamente desconcertado, la mujer no veía y sin embargo cuando su mirada se cruzó con la de él, sintió que lo desnudaba por dentro, era una comunicación silenciosa en donde las palabras estaban demás, la sensación era como si se conocieran desde mucho antes y por eso mismo no quiso seguir escuchando sus pensamientos, puso una barrera rechazándolos inmediatamente, no quería enterarse que en realidad su presencia le resultaba tan desagradable como muchos otros se lo habían hecho saber, su aspecto, su carácter amargo y su mano de hierro daba poco a desear con respecto de los de su misma estirpe -Es imposible- se dijo -Soy una paria entre los míos, ella no puede estar hablando en serio- asintió convencido -Si lo hace es solo por miedo, sabe de lo que soy capaz y tiene sospechas sobre mi al respecto de los Eternos- inspiro -Nunca le he importado a nadie, o lo hace porque necesita una maldita mascota que pueda guiarla ahora que esta ciega- se decía a si mismo, sin dejar de perder de vista la mano femenina que con tino esperaba encontrar la suya.
-Tampoco debéis malinterpretar mis intenciones, yo no os deseo ningún mal y tampoco pretendo haceroslo- dijo con voz suave, el tono más tenue del que podía emitir su voz -Cometí una falta con vos, ¿Entendéis?- entonces juntando todo el valor de que podía poseer estiro la mano y atrapo a la ajena con la suya -Necesito recompensaros, soy un caballero y cometí una falta muy grave agrediendo a vos de ese modo- advirtió, mientras ambas manos no dejaban de tocarse y Severaux la tomaba con más fuerza sin llegar a lastimarla, seria quizás porque tenia siglos de no estrechar una mano y menos una femenina lo que hacia desear que el momento no culminará -Y además, advertí desde un principio que algo no estaba bien con vuestra visión… experiencia de antiguo supongo- se encogió de hombros y al igual que la joven seguía atento a sus manos -No os preocupéis que os aseguro vos no me defraudará- asintió sintiendo por un momento una completa satisfacción al conocer que la misión que se le había encomendado había sido puesta en marcha y al siguiente momento algo empezaba a incomodarle respecto a ella, le costo trabajo separase de su mirada tan penetrante y embelesadora -Vamos- dijo con voz cortante, tomando la mano ajena y recargándola en su antebrazo hecho de metal con ligera brusquedad -A partir de hoy seré vuestra guía- dijo y ambos caminaron por el sendero del bosque al mismo ritmo entre paso y paso, Darkness cuidaba de ella, explicándole desde ya las nuevas reglas a seguir y los trucos de caza que pondrían en práctica al llegar a las calles más vulnerables de París que solo él conocía a la perfección.
No sabia a que se debía semejante comportamiento, seria probable que en ella viera reflejado a Mulehim, supuso que así debieron de haber sido sus inicios por la senda del jardín oscuro, como él le decía a la vieja maldición de la inmortalidad a la que están condenadas todas las criaturas de la noche, además la veía en desventaja, estaba ciega y eso lo supo desde mucho antes de habérsela encontrado finalmente en el camino, Severaux no era precisamente un hombre que se llevará por las medias tintas que alguien le daba al respecto de alguna persona, días después del encuentro con Cetanu vino a París dispuesto a conocer el paradero de la joven y explorar el terreno que iba a pisar, durante varias noches busco en vano hasta que los pensamientos profundos de una mujer inmortal en descontrol se hicieron latentes cerca del cementerio, allí oculto en la sombra de un ala de árbol la observo detenidamente y la escucho entablar una amena conversación con otro de su misma estirpe, recordaba perfectamente el talle de figura y el sonido de su voz, los pensamientos difusos y el dolor a cuestas, bien podía ser confundida por una de las almas en pena que vagaban por el Campo Santo, después de ese primer encuentro sucedieron otros sin que ella se diera cuenta, Darkness se dedico a seguirla pero nunca hasta el amanecer, hasta ese entonces en su interior solo sentía un repudio y un odio que podían más que su autocontrol para evitar asesinarla antes de tiempo, esa mujer era de Cetanu y no podía hacer justicia por propia mano.
La noche en la que no le siguió por ir a ver con sus propios ojos a Mulehim fue el día en que todo sucedió, lo que Darkness tanto sospechaba que haría debido al cumulo de pensamientos autodestructivos que emanaba la mente de la vampiresa se cumplido, dos noches después cuando regreso a verla para seguir estudiando sus posibles debilidades se percato que su andar ahora era torpe, y que para cazar era una completa inútil o eso pensaba hasta que vio sus orbes detenidamente, estas habían cambiado de color notablemente, las pupilas quemadas era como las que poseían los invidentes mortales y eso era lo que tenia su enemiga, ahora estaba ciega, indago el como sucedió leyendo su mente sin gran esfuerzo, la mujer era un libro abierto a donde fuera, Darkness visito el lugar donde se quito la vista y solo encontró los rastros de madera quemada que formaron una gran fogata en el pasado, ese fue al menos el primer intento por morir, supo que el fuego era el que menos daño le hizo porque ni siquiera la toco, en cambio el sol… el astro Rey podía hacer mucho más que cualquier otra cosa contra vampiros que haya inventado la iglesia en pos de vencerlos, lo sabía porque Cetanu se lo había explicado y también por que ante sus ojos, los Eternos castigaban de esa manera a los que consideraban traidores a la causa, él había apreciado como los colocaban durante las últimas horas de la madrugada atados con la magia que Alessandro les había instruido a los magos de la Secta, indefensos al aparecer el Sol sus cuerpos se quemaban, se incineraban y eran sus ojos y su rostro los primeros en recibir las consecuencias de un toque tan luminoso, quizás desde entonces su perspectiva cambio aunque le costará reconocerlo. La sintió tan frágil como ahora y podía entender lo que ella sentía con respecto de la soledad, el antiguo largo tiempo ha llegado a pasar completamente solo, al menos diez siglos de los que conformaban su verdadera edad.
Severaux no podía dejar de sorprenderse, aunque en su rostro no hubiese huella alguna de ello, la vampiresa le estaba sonriendo y de pronto le veía buscando su mano, le estaba mostrando su debilidad y estaba confiando en él como nunca alguien lo había hecho, el hombre medievo estaba completamente desconcertado, la mujer no veía y sin embargo cuando su mirada se cruzó con la de él, sintió que lo desnudaba por dentro, era una comunicación silenciosa en donde las palabras estaban demás, la sensación era como si se conocieran desde mucho antes y por eso mismo no quiso seguir escuchando sus pensamientos, puso una barrera rechazándolos inmediatamente, no quería enterarse que en realidad su presencia le resultaba tan desagradable como muchos otros se lo habían hecho saber, su aspecto, su carácter amargo y su mano de hierro daba poco a desear con respecto de los de su misma estirpe -Es imposible- se dijo -Soy una paria entre los míos, ella no puede estar hablando en serio- asintió convencido -Si lo hace es solo por miedo, sabe de lo que soy capaz y tiene sospechas sobre mi al respecto de los Eternos- inspiro -Nunca le he importado a nadie, o lo hace porque necesita una maldita mascota que pueda guiarla ahora que esta ciega- se decía a si mismo, sin dejar de perder de vista la mano femenina que con tino esperaba encontrar la suya.
-Tampoco debéis malinterpretar mis intenciones, yo no os deseo ningún mal y tampoco pretendo haceroslo- dijo con voz suave, el tono más tenue del que podía emitir su voz -Cometí una falta con vos, ¿Entendéis?- entonces juntando todo el valor de que podía poseer estiro la mano y atrapo a la ajena con la suya -Necesito recompensaros, soy un caballero y cometí una falta muy grave agrediendo a vos de ese modo- advirtió, mientras ambas manos no dejaban de tocarse y Severaux la tomaba con más fuerza sin llegar a lastimarla, seria quizás porque tenia siglos de no estrechar una mano y menos una femenina lo que hacia desear que el momento no culminará -Y además, advertí desde un principio que algo no estaba bien con vuestra visión… experiencia de antiguo supongo- se encogió de hombros y al igual que la joven seguía atento a sus manos -No os preocupéis que os aseguro vos no me defraudará- asintió sintiendo por un momento una completa satisfacción al conocer que la misión que se le había encomendado había sido puesta en marcha y al siguiente momento algo empezaba a incomodarle respecto a ella, le costo trabajo separase de su mirada tan penetrante y embelesadora -Vamos- dijo con voz cortante, tomando la mano ajena y recargándola en su antebrazo hecho de metal con ligera brusquedad -A partir de hoy seré vuestra guía- dijo y ambos caminaron por el sendero del bosque al mismo ritmo entre paso y paso, Darkness cuidaba de ella, explicándole desde ya las nuevas reglas a seguir y los trucos de caza que pondrían en práctica al llegar a las calles más vulnerables de París que solo él conocía a la perfección.
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
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Re: Choque <Darkness Severaux> (Los eternos, C. Le due maschere della notte)
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Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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