Sacrifice >Imogen Giry< (Los eternos C. de Le due maschere della notte)

por **Klarion Svevo** Lun Jul 27, 2015 8:24 pm

Una mujer muerta con la mirada fija en la nada estaba dispuesta a la entrada de los bastidores del teatro de París y esta vez el que había hecho la maldad no era precisamente The Phantom, el vampiro que junto con el ex cazador llevo a la corte en que pertenecía a la ruina total, ese hombre que por más esfuerzos implementados por Klarion no había podido ubicar -El teatro no puede ser tan reverentemente grande- pensaba, dejando su pequeña obra maestra atrás, el asesinato había sido de su autoría.
Esa ingenua bailarina fue su llave para poder introducirse en los recovecos más profundos del teatro, después de varias copas de vino, toqueteos, entre otras cosas que conlleva el alcohol había sacado información precisa de como moverse por esos lares, se había enterrado que solo había una persona en todo ese lugar que resultaba ser más allegada al fantasma que cualquier otro miembro del personal y también había averiguado en la misma calurosa conversación de que manera podría amedrentarla. una niña que tenia consigo y que habitaba de igual manera en el famoso recinto artístico seria su único objeto de negociación.
Camino tras bambalinas sin hallar a Imogen Giry por ningún sitio, la joven que asesino momentos antes pareció haberlo engañado, pero era su voz y su actitud al intentar encontrar un escondite los que contradecían la versión más lógica y por sentido común que penetraban en su cabeza, la mujer se la pasaba deambulando durante las primeras horas de la noche, acomodando el palco número cinco “por si el Fantasma regresa”, le advirtió la joven -¿Cual es el maldito palco ese?- susurro con fastidio, subiendo escalera tras escalera, caminos iluminados por una sola vela entre cada pasillo a recorrer, su traje oscuro se confundía con las sombras de su alrededor y su cabeza platina brillaba intensamente con el flameo de las llamas, sus ojos celestes fueron posándose de puerta en puerta intentando encontrar con desespero el lugar prometido.
Cuando estaba apunto de darse por vencido, ante él una puerta roja y un número cinco ribeteado en color dorado hizo acto de aparición justo al final de su último recorrido en el lado izquierdo del anfiteatro, desde su interior se percibían los sonidos que para otro supersticioso fuesen en realidad los de una alma en pena, pasos marcados y acallados levemente por la alfombra roja que forraba cada uno de los filos, un bastón que iba de un lado a otro y la voz femenina que tarareaba una canción con el mayor silencio que le era posible de emitir.
Sus manos de extremada blancura sin ser necesariamente pertenecientes a un inmortal pretendieron abrir las puertas, pero aquello era incluso para él un acto sumamente cortés para la actitud que iba tomar una vez que le tuviera enfrente, supo por una extraña razón que el picaporte del palco estaba colocado -Neok- conjuro y las puertas se abrieron por si solas para él, si bien ese recinto no era muy grande ni lujoso si podía disfrutarse hermosa la vista hacia el escenario y el resto del publico presente, contaba con enormes y pesadas cortinas de terciopelo rojo en las orillas que rodeaban a la puerta principal, allí el joven rubio permaneció en silencio, observando a su próxima víctima desde ellas, la señora parecía tener un poco de intuición y le era casi imposible no sentir su presencia, vigilando de manera constante el punto donde Klarion observaba, semejante acción incremento el ego del adolescente, sonriéndole divertido.
La acomodadora y jefa del cuerpo de Ballet se apuro con sus deberes, buscando salir a toda costa de lo que fuese la presencia que tanto le desconcertaba -Secloc- pronuncio las palabras una vez que su dedo señalo la puerta cerrándola completamente acompañada con una ráfaga que la dejo helada por unos instantes -No soy él que piensas- advirtió -Necesitamos hablar de negocios.-clamo el joven que solo a la vista de la mujer dejo sus orbes visibles.

por **Imogen Giry** Mar Jul 28, 2015 1:31 am

Los días a partir de la tragedia marchaban a lentas marchas, muchas cosas habían cambiado gracias al revuelo causado por las investigaciones del detective Sherlock Holmes y el doctor Watson, ambos hombres de corte inglés no dudaron en desentrañar absolutamente todos los misterios que encerraba cada trabajador del teatro y la primera señalada por ellos y los detectives londinense fue Imogen.
Ella era privilegiada y todo el mundo lo sabía, había llegado al teatro como refugiada y fue contratada inmediatamente por los administradores en turno gracias a una misteriosa carta donde las exigencias de Fantasma de la ópera de París estaban escritas en tinta color malva, semejante a la sangre fresca.
Los administradores que acababan de adquirir el local y siendo novatos y miedosos decidieron seguir al pie de la letra las recomendaciones de todos los trabajadores y también de la policía, si bien jamás pudo ser demostrada la complicidad de Imogen en los asesinatos dentro del teatro alrededor de treinta años, los dueños no quisieron correr riesgos, pensaron en un momento despedirla definitivamente, pero los dos hombres que hasta eso momento solo eran compradores de basura, se enternecieron con la pequeña niña que llego al teatro al menos dos años antes del incidente, como todos caballeros de la época y enternecidos por la pequeña decidieron destituirla del cargo de jefa del cuerpo del ballet y dejarla únicamente como acomodadora, perdiendo los beneficios y el salario que había mantenido hasta entonces.
Giry indignada trato de rechazar la oferta, pero sabia que la necesidad era tanta y las oportunidades de conseguir trabajo con esa edad una y pequeña niña de ese entonces tres años eran prácticamente imposibles, además por aquellas épocas y siendo diciembre cuando se dio cierre al caso hacia frío suficiente y nevadas torrenciales para exponer a la pequeña y encontrar un techo decente en donde cobijarla, la mujer de mediana edad se tuvo que devorar su orgullo a puños cerrados y con toda la vergüenza acepto el empleo ofrecido.
Si renegó, solo fue en un principio, la partida definitiva del misterio sanguinario que ocultaba el teatro y de la cual Imogen sabia que tenia cuerpo y voz había quitado en ella una aparente venda de los ojos que no le había permitido contemplar con detenimiento sus errores y que había también matado en mayor o menor medida su corazón, ella misma se recordaba como una persona humilde y bondadosa que poco le importaba el dinero y que tampoco era muy partidaria de traicionar a otros por ello, para la entonces joven Giry lo único importante era el arte y la danza, sino había riquezas ni nada de lujos deparado por el destino era porque así lo había dispuesto Dios, después en su camino no hubo más ser Supremo, no hubo cielo, no hubo infierno, salvo el ángel de la música que se albergaba en el teatro y que falsamente le había dicho que la bendeciría con el trabajo que ella se había merecido, a partir de allí ganaba ovaciones, amantes y flores después, tanto fue el reconocimiento y atención que se olvido de todo escrúpulo y valor, su hermana también fue víctima de su ceguera parcial y al entrenarla la forzó tanto para que el tobillo se lastimara y jamás volviera a bailar, esa pequeña niña, más pequeña que ella tenia un talento prometedor que amenazaba con robarle la atención del ángel y todo a lo que ya se había acostumbrado a recibir, incluyendo la cabecilla del cuerpo de Ballet.
La niña que ahora estaba a su cuidado era lo único que le quedaba de la persona a la que más le arruino la vida, a la que corto sus alas sin ningún tipo de piedad, la pequeña era la viva imagen de su hermana y solo por ella ahora se encontraba limpiando los palcos, pero en especial en número cinco.
Quizás era la costumbre o en el fondo aquello que alguna vez vibro dentro de su pecho al conocer de vista al falso “ángel de la música”, como también podía ser simplemente la obligación que ahora implicaba su nuevo empleo que lo hacia con cuidado. Esa noche Imogen escucho ruidos en la parte trasera de los telares pero advirtió en que quizás se tratara de unos cuantos tramoyistas completamente ebrios por lo que restó importancia y continuo reacomodando ese reducido y oscuro espacio.
Tarareaba entonces una vieja canción para callar el resto de los fastidiosos sonidos de allí abajo, gemidos primero y luego un grito atroz terminaban poco a poco con la paciencia de la acomodadora, paso quizás un tiempo considerable antes de que se percatará que en ese lugar reinaba la paz y el silencio, continuando con su labor mucho más tranquila, su bastón iba de aquí a allá junto con ella, hasta que esa molesta sensación se hizo insoportable, alguien la veía por detrás en silencio absoluto hacia buen rato -¿Debria?- llamó a la su pequeña pensando que podía ser ella, pero nadie contesto, el acontecimiento la descontrolado radicalmente e hizo el resto de la limpieza lo más pronto que le fue posible, para cuando volvió la vista, un par de ojos coloreados de celeste claro se hicieron presentes, Imogen aterrada y preocupada por la pequeña Debria trato de correr hacia la puerta, pero esta se cerró de manera brusca -¿Quien es usted?- cuestiono con el temor surcando cada sílaba pronunciada -¿Que desea?- pero la voz de ese hombre no respondió, por el contrario solo percibió su dentadura al sonreír -¿Como entro aquí? exijo una explicación- sentencio -Yo no le conozco y no se de que negocios habla… esta borracho o a perdido el juicio- espeto, chocando la base de su bastón oscuro contra la alfombra que amortiguo el verdadero y fuerte sonido del que se había potenciado la protesta silenciosa de Giry.

por **Klarion Svevo** Lun Ago 10, 2015 1:35 am

-Usted no está en disposición de exigir madame- amenazo con una sonrisa irónica, avanzando lentamente mientras el resto de su energía parecía mantenerse bajo control por el momento, la brisa que emanaba todavía era muy tibia como para referir que el joven rubio estaba más que furioso -Lo que deseo, sino mal recuerdo ya se lo he mencionado- respondió mientras sus ojos celestes iban de lado a lado en tan elegante palco, desde el punto donde se había refugiado parecía un completo cuartucho escueto que solo era cuidado por si acaso algún día se dignaba a regresar el fantasma de Erik Destler -¿La senilidad no la deja recordar claramente o es la música de este asqueroso lugar lo que le ha hecho perder el oído?- interrogo divertido, deteniéndose súbitamente en uno de los jarrones del costado derecho, este era una artesanía fina venida probablemente de la cultura islámica, interesante para cualquiera, menos para el rubio que lo tiro al suelo a propósito –Lo siento, tenía que hacerlo- se encogió de hombros con todo cinismo posible de su parte –Era horrible, lastimaba mis ojos y solo incomodaría mi estancia, que créame de acceder será corta y podrá limpiar esta porquería con calma- entrelazo sus manos dando leves masajes entre la longitud de sus dedos hasta hacerlos tronar de uno a uno, volvió la mirada hacia la acomodadora y su expresión no cambio ni un ápice, el hechicero quería parecer intimidante y tal parecía que trabajo no le costó realmente –No voy a hacerle daño si coopera con la causa- señalo divertido, acercándose cada vez más, sus pantalones de tela costosa le hacían ver más grande y su cabello relamido solo enarcaba más cada facción de su rostro y su frente amplia que se iluminaba apenas con la luz tintineante de las velas que estaban en los candelabros pegados a las paredes y una más en la mesa del centro que Klarion había encendido con un hechizo simple.
-Como sabrá solo hay dos razones para estar en este lugar de baja categoría- señalo discriminativo el joven hechicero –El primero sin duda es que seas alguien de la policía londinense o Parisiense, dependiendo que apellido lleves Holmes o Dupin- siseo y busco tomar asiento en uno de los sillones mullidos y confortables con que contaba el modesto palco –Y la segunda opción solo puede deberse a Erik… o mejor conocido por nosotros como The Phantom- asintió con media sonrisa dibujada en sus labios rosados y suaves que de pronto tenían presa la boquilla de una pipa –Pues bien madame yo no soy Dupin, mucho menos el imbécil de Holmes, por tanto sabrá que vengo por The Phantom- la pipa empezó a destilar humo del tabaco puesto en su lugar, el humo pronto envolvió el rostro pálido del hombre sin molestarle por su penetrante olor –A los que yo represento resulta ser que el hombre no les agrada mucho que digamos, hay ciertos secretos que por su culpa fueron develados en un momento no tan propicio para la escoria mortal… sin ofender por supuesto- río apenas el rubio, viendo entre el humo y sus múltiples formas grisáceas en el aire la expresión de la mujer, sin saber a bien que pensar, el hechicero no tenía mucho contacto con el mundo al que despreciaba tanto, solo se codeaba y se hacía rodear con personas de su misma calaña, tipos que pudieran ser de beneficio a sus propios intereses, hablar con esa mujer casi era un milagro y representaba un sacrificio que valdría la pena solo porque el par de enmascarados le debían varias –Vamos madame no se sorprenda- señalo el rubio con su dedo señalando el rostro de la mujer -¿No sabe que el regreso y está próximo a retornar a este teatro?- pregunto venenoso –Pensé que la bailarina de allí abajo le menciono algo al respecto- desvió su mirada, como para invitarla a que echara un vistazo a la parte de abajo, el cuerpo lo dejo allí sin ningún pudor –Fue una exquisita llave para entrar debo decir-inspiro profundo, cruzando la pierna –Lo siento no se mucho de modales- se defendió por si acaso la mujer se atrevía a fulminarlo con la mirada, al fin y al cabo era bailarina suya, alguien valioso para ella, una rata insignificante para el hechicero cuya muerte no representaba absolutamente nada –Ahora, volviendo a las memorias de la difunta, ella me informó que él ha regresado y usted sabe algo sobre su pasado- amenazo insistenmente.

por **Imogen Giry** Jue Ago 20, 2015 10:03 pm

Imogen había escuchado algo con respecto del regreso de Erik Destler aunque muy poco caso hacía de las habladurías de los trabajadores ebrios tras el término de cada función, sus pequeñas ratitas, sus bailarinas le advirtieron que se oían cosas de nuevo pasada la media noche y que los tramoyeros habían visto una sombra oscura deambular por entre los muros del recinto, pero ella insistió en que eso no era más que leyendas antiguas de los hombres para engatusar a las artistas y a su vez las mujeres usaban semejantes historias para aterrorizar a otras solo por molestar o bien por la creciente rivalidad que de vez en cuando florecía entre todos ellas, por supuesto los mencionados habían sido la excepción, los nuevos administradores la habían acosado con hostigante alarma, ellos dos estaban más que angustiados con el hervidero de chismes que había causado revuelo entre los trabajadores y la recién desaparición de uno de los mejores equinos con los que contaba la recién renovada compañía teatral, nadie se había explicado como un animal de semejantes proporciones había desaparecido de la noche a la mañana sin que nadie se diera cuenta, para muchos el hecho era inaudito mientras que para Imogen por imposible que le pareciera solo alguien podía hacer semejante acto y todavía poner en discusión unos contra otros en las inmediaciones del teatro.
Y aunque era lo único probable, que el regreso del fantasma era el factible, Imogen trata de ser lo más imparcial posible y realista había determinado que nadie sobrevivía a una catástrofe como aquellas de las que el recinto había resurgido, ni siquiera él en su afán de creerse ángel y demonio, por eso deshecho toda hipótesis y continuo con el nuevo trabajo que le habían asignado, incluyendo el ser la madre sustituta que su sobrina Dabria necesitaba al quedarse completamente huérfana.
Observo al hombre rubio que yacía frente de ella despreocupadamente, con su pipa en la boca y su comportamiento arrogante y poco moral, ese adolescente era una joya perfecta para referirse a un ser que faltaba también de caballerosidad, no pudo evitar aborrecerlo en un principio como tampoco el tenerle pavor suficiente para retroceder cuando observo con sumo detenimiento de lo que iban sus talentos para encender ceras sin necesidad de llamas intensas de otras, se preguntó si su sobrina podría hacer lo mismo, la pequeña tenía una historia interesante para ser solo una niña, no quería ni siquiera pensar que por sus dones ávidos pero faltos de control ella fuera un retrato de lo que veía y tenía como oyente, se estremeció cuando vio a su bailarina muerta en el escenario, su mano fue al pecho, negando con la cabeza lo que estaba percibiendo, después de un año veía un cadáver nuevamente… y este no era la obra de su malvado benefactor.
Ese benefactor, del que muy en el fondo su corazón se regocijaba al saber que aún estaba vivo y dispuesto a regresar, alegría que no se debía a lo que esto podría significar para su empleo y puesto en el teatro sino por lo que más de una vez profeso con fe ciega, rezar a el ángel de la música, amar al hombre detrás de aquella efímera especulación –Muchos son los curiosos que he tenido que correr a diario, cada noche por el famoso fantasma- respondía la mujer con una actitud torva y firme de acuerdo como el miedo le dejaba en libertad – Todos en algún momento se han inventado distintas cosas para poder quedarse… lo que usted acaba de inventar es sin duda lo más original que mis oídos han podido captar- comento divertida y media sonrisa de triunfo en su rostro que pese a los años seguía siendo tan terso como el de un joven –Pero no es lo suficiente bueno para permitirle indagar ni una pizca de lo hay en este lugar- vio levemente al costado donde el cuerpo de la chica reposaba boca abajo –Por lo que veo usted parece ser un gran ilusionista y probablemente mi rata se prestó para su juego, personas como ustedes resultan ser charlatanes o caza fortunas y si en mí se fio de que podía sacar algo valioso está muy equivocado, tan equivocado como Dupin y Holmes- bramo furiosa, golpeando el suelo con su fino bastón, el único objeto valioso que le restaba de esos tiempos de glorias sin fin –Retírese de aquí- amenazo con un solo gesto de su fina mano, por el momento no deseaba ser tan desagradable como las calles alguna vez la obligaron a ser.

por **Klarion Svevo** Vie Sep 04, 2015 1:04 am

-¿O qué?- cuestiono con arrogancia sin mover ni un solo musculo de donde permanecía sentado hacía rato, escuchando atentamente o al menos eso aparentaba, con una sonrisa burlona en su rostro blanco, los pliegues a las orillas de sus ojos apenas eran notables, pero denotaban lo divertido que le estaba resultando todo ese asunto –¿Llamará a esos administradores que hasta para ir a su caso tienen que recurrir al detective Dupin, o alertará a todo el personal que no le cree media palabra de lo que dice?- soltó una fría carcajada sosteniendo su pipa humeante con una de sus inquietas manos que no paraban de tocar el fino terciopelo rojo con que el asiento estaba forrado –No me haga reír madame, no amenace sino tiene con que defenderse- refunfuño el rubio sin darle mucha importancia a la pose retadora de al acomodadora –Ni siquiera tiene la fuerza suficiente para mantenerse en pie por si sola ¿O me equivoco?- señalo al ver que las faldas amplias del vestido gris de la mujer se hallaban deformes por el sillón que sostenía el resto de su cuerpo –Parece que su bastón ya no le ayuda de mucho- señalo volviendo su mano hacia su barbilla, mientras sus ojos se entrecerraron, dos rendijas que ocultaban dos canicas celestes, pensativas y brillosas –Lo mejor será que se siente- chasqueó los dedos y el sillón se dio vuelta para recibir a la acomodadora que se había librado de caer en el suelo gracias al mueble que se colocó en dirección a él –Así está mejor- asintió tranquilamente –Sé que la magia en estos días es todo menos lo que fue en sus comienzos madame, sé que hay charlatanes por allí y por acá, que los mugrientos gitanos tienen la primicia y la fama mientras los que no parecemos pordioseros nos timan de estafadores- sonrió ampliamente –Me alegra informarle que todavía habremos algunos que no pertenecemos a esos mequetrefes repugnantes de los circos, que hay gente de la real burguesía que usamos magia como recurso y que conservamos la línea del buen gusto- dijo mientras llevaba su espalda al acojinado y espacioso respaldo de su asiento –No creo madame- se dio permiso de agregar–Que los hechizos simples que usted ha presenciado los haya preparado con antelación incluyendo el sillón en el que usted está sentada ahora, sería absurdo pensarlo… aunque sinceramente podría hacerlo sin que nadie se diera cuenta pero para eso también requeriría de la magia real, debería aparecerme en bruma y odio ese método, marea de verdad- comento el joven rubio encogiéndose de hombros –Pero no es de magia ni de burgueses dentro de ella que la usan para propio beneficio por lo que he venido a hablar, por lo menos hoy no- aclaro el joven, poniéndose aún más cómodo en su sitio, abriendo sus ojos en su totalidad para poder escrutar con mejor visión a su interlocutora -Le he dicho que vengo en plan de negocios y tampoco me compare con odioso mortal común y corriente cuya ambición lo lleva a ser hostigante y bastante molesto sin motivo realmente importante- comento con desprecio, arrojando al suelo recién limpio las cenizas desprendidas del tabaco consumido hasta ese momento –Yo voy a ser un reverendo dolor de cabeza por motivos validos como los que Holmes y Dupin sugirieron sobre usted porque sé que son verdaderos- interrumpió su fluido discurso en elegante francés –No se tome la molestia de negarlo, lo sé… las personas para las que trabajo tienen oídos aquí en China, tienen informantes confiables y espías indetectables con los que se habrá topado en más de una ocasión y ha tenido el placer de servirlos, han dado con los sótanos incluyendo el que usted cuida con tanto esmero- el joven rubio sonrió complacido al advertir la sorpresa de la acomodadora -¿Se sorprende usted por eso?- enarco la ceja –Si supiera todo lo que sabemos- señalo haciendo alarde de una victoria asegurada –Como por ejemplo que usted tiene una pequeña aquí alojada, que ha quedado huérfana la pobre y que tiene ciertas circunstancias que nos pueden ser beneficiosas a los miembros de la Secta si la reclutamos y educamos a nuestro estilo… claro que como es mujer tiene que complacer de algún modo nuestros sádicos instintos y más grande no sé… somos hombres, usted sabe- insinuó dibujando para la mujer una expresión perversa y lujuriosa.

por **Imogen Giry** Vie Sep 04, 2015 5:34 pm

Fue más de una ocasión las que intento refutar para callar al rubio y sin embargo él siempre encontraba la forma de callarla antes de que abriera la boca, era una serpiente venenosa que hacia tragar a las otras su mortífero ataque a la fuerza, al parecer el joven que tenía enfrente lo había subestimado y era más que un adolescente con graves problemas de moral y arrogancia, entendió que era con otro tipo de fuerzas con las que estaba tratando aunque Imogen en sus primeros tiempos había carecido de toda fe en Dios y temas nacidos de lo sobrenatural, su perspectiva cambió ligeramente cuando conoció al ángel de la música y luego conoció al vampiro falso tras su ídolo sagrado, a partir de entonces cultivo cierto sentido religioso y místico con el que se rige la mayoría de los seres sobre el planeta tierra pero no fue hasta la adopción de su sobrina que todas las barricadas de ateísmo se vinieron abajo esporádicamente, la niña le mostraba sin querer que poderes más allá de la comprensión humana radicaban en la tierra y dentro de algunos seres que vivían en ella, no pudo evitar ver en ese joven de porte arrogante a su pequeña, se estremeció por dentro al ver con poco lo que ellos podían hacer y su niña sabia manejar a la perfección.

Para ese momento la vieja bailarina de alas rotas pensaba únicamente en su sobrina y en su propia integridad, por eso lograba fingir en la medida de los posible que sus palabras no lograban afectarle en demasía, hasta entonces Imogen como toda líder de un cuerpo de ballet conformado por casi niñas había mantenido la cabeza fría y la suficiente entereza en rostro y espíritu que denotaban en su postura firma y erguida en el sillón donde se le obligo a sentarse a la fuerza, miraba por encima del hombro y nada ni el humo del tabaco en la pipa oscura parecían hacer trastabillar en la lucha del terreno que ya llevaba ganado, escucho con más atención mostrando su dominio en la lucha de diálogos y fuerzas invisibles que rodeaban a ambos, pero el hombre supo jugar bastante sucio y las imágenes mientras el hechicero narraba iban sucediendo de una en uno con uso de una imaginación prodigiosa como la de cualquier artista como lo era Imogen, su niña… su pequeña sirviendo como aquel con todo el aire de malicia y la bondad apagada y luego como una vil mujerzuela haciendo favores cuando fuese mayor le helaba la sangre y le paralizaba el corazón, fue más la sorpresa y el espanto provocado por el comentario hacia Dabria que el secreto del sótano más profundo en los cimientos del teatro.

-No meta a mi niña en esto- salió en defensa de la que estaba ausente durmiendo entre el grupo de bailarinas con las que había hecho conexión inmediatamente, ellas se encargaban de mantenerla limpia, alimentada y sobre todo mimada, no había capricho que sus ratitas no le complaciesen, a veces bailaba entre todas con un pequeño tutu que entre el personal de vestuario habían zurcido para ella especialmente, Imogen tenía que correrla de allí en cuanto las emociones de la niña comenzaban a desbocarse, le costó mucho trabajo descubrir que ese era el motor principal de sus peculiares dones, aunque lo que sintiese fuera negativo o positivo –No voy a permitir que ningún asqueroso hombre ponga sus manos encima de ella ni ahora que suficientemente inocente y niña como en el futuro cuando sea toda una dama- sentenció –No se quienes sean, ni cómo es que saben tanto sobre mí, ni me interesa conocer la peligrosidad de sus espías o lo que sea, no van a tocarle ni un solo cabello ¿Me entendió?- puso los ojos en blanco y prosiguió –Si, yo mantengo limpio el espacio de él… pero lo hago por simple costumbre nada más ¿De acuerdo?- inspiro –Yo no sé en donde pueda estar, nadie ni yo misma lo sabía con seguridad, no se les puedo decir algo de lo que no sé, ni siquiera sabía que estaba vivo- espeto y toda su postura se derribó contra el respaldo del sillón, su niña estaba en peligro y esta vez no podía amenazar con que The Phantom se haría cargo, él no está allí y el adolescente no era cualquier ordinario, no podía mentir porque quizás sería descubierta en infraganti sino pensaba algo sensato y astuto bien podían matarla e ir por Dabria, ella se estremeció.

por **Klarion Svevo** Dom Sep 27, 2015 11:15 am

El joven se echó a reír –No madame no sea tonta, no eche a perder toda la imagen que su muchacha me hizo ver- negó con la cabeza mientras la pipa reposo en sus mano que permanecía relajada en regazo del mueble –Ella la describió como una mujer que pese a todo era demasiado astuta y sagaz en situaciones de peligro como estas, que poseía la cabeza fría a pesar de que los asuntos involucraban a los que más querían, asunto que constate en el accidente de su hermana Sarah- levanto la mano señalando al cielo –Su bailarina que en paz descanse también me hablo sobre el incidente- clamo con orgullo, viendo sobre el hombro como minutos atrás lo hiciera ella antes de derrumbarse en el asiento contiguo -¿Desde entonces está enamorada de ese pérfido demonio?- replico victorioso y sus ojos se volvieron a centrar en el costado donde el telón carmín del teatro podía verse completamente –Pobre, mire yo he hecho cosas similares pero yo… ¡Yo soy yo!- exclamo con total diversión –Usted que se supone era una santa hasta ese entonces, ¿Cómo pudo jugar tan sucio?, parece que la pasión por la sangre en The Phantom es demasiado contagiosa si se mantiene mucho tiempo un contacto más comprometedor entre ambas partes- insinuó sin verle aun a los ojos, el juego le estaba resultando divertido después de todo, había obtenido alcohol y sexo, después un cómodo asiento y para terminar el miedo de una pobre mujer que por dentro estaba quizás tan podrida como él, además estaba dominando el campo de batalla verbal entre los dos y le gustaba, disfrutaba de torturar psicológicamente al oponente, era mucho mejor que una muerte lenta con o sin magia.

-Creo que usted no ha entendido bien lo que le he dicho, parece que Dabria nubla todo pensamiento ¿Sentimentalista es usted?- ignoraba cual era las expresiones que denotaban en la faz de la mujer pero de cualquiera manera serian con seguridad exquisitamente entretenidas -Madame sabemos dónde está, pero por órdenes del superior tal parece quererlo completamente solo, si lo emboscamos en donde se resguarda es muy probable que tengamos que matar a los otros también, por el momento el líder no lo considera pertinente- suspiro mientras acariciaba su barbilla –Además quiere privacia… para… digamos… torturarle y solo en este lugar lo podremos conseguir al parecer, ninguno de los que le aman se atreverán a encontrarlos aquí, sin contar que la Secta determino que donde fue la tumba de muchos será su propia tumba- sonrió con malicia, absorbiendo el aroma del tabaco que cada vez estaba más próximo a consumirse –Quizás usted si se atrevería a interponerse pero es lo que menos le conviene si quiere seguir conservando la vida de Dabria a salvo- siseo volviendo la mirada hacia la mujer –Y no solo va a tratar de no intervenir cuando eso ocurra, usted nos lo va a entregar en bandeja de plata en el mismo refugio que cuida con tanta perseverancia- sentencio en una orden estricta e inquebrantable.

por **Imogen Giry** Dom Sep 27, 2015 3:03 pm

Los ojos de Imogen se abrieron como dos platos de tan solo escuchar lo que el infeliz le había insinuado –Al demonio como usted osa en llamarle jamás me pidió el cuerpo a cambio de mi puesto en este lugar- refuto al entender la insinuación del extraño que esta vez parecía estar más concentrado en el telón que en ella y sus distintas expresiones –Al maestro solo le importaba una cosa… el talento y la pureza del arte- bramo mientras el bastón marco con profunda fuerza cada palabra dicha entre sus labios que se tensaban más con un nuevo comentario del indeseable invitado que tenía al frente, la faz que poseía ahora era una mezcolanza entre miedo y valor del que jamás Imogen fue consciente de poseer, siempre había sido una o la otra, no más, no con sentimientos divididos.

-En ese entonces- prosiguió –Era tan ingenua y tonta como tú, ambicionaba reconocimiento y dinero como nunca antes lo había poseído, tenía la atención que las calles me negaron, yo no estaba enamorada él, si mis acciones lo hacen pensar, en su momento lo hice por mi propio beneficio, amor propio si insistes en meter sentimientos en todo este asunto- espeto con violencia, confiada en cada palabra y con su cuerpo esbelto separado del mueble que hace unos minutos la detenía de forma completa –Cometí errores, dañe a muchos en el camino y creo Monsieur que ya lo estoy pagando suficientemente caro, no necesito más castigos- expulsaba furia entre silabas y sus impulsos se vieron detenidos por la gran fuerza de voluntad que imperaba en ella, además una parte de su razón todavía estaba en funcionamiento dictándole con sabiduría que la cautela seria su única aliada en aquella mascarada –Dabria no es un castigo pero si es mi responsabilidad mantenerla con bien en nombre de lo que mi hermana sufrió por mi soberbia, si debo morir para protegerla lo hare… lo hare- asintió sin decir más, su mirada se hubo perdido en la inmensidad del ocre de la alfombra, tomo su trenza en las manos y la acaricio hasta que finalmente parecía que se la arrancaría de un solo tajo, solo el batón que caía le detuvo, todo el temor posible volvió a cimbrarse en su interior, el corazón dio vuelcos y por primera vez desde que empezó aquella conversación la angustia le invadió miembro por miembro incluyendo su cerebro que hasta ese último momento lucho para no perder la cordura –Usted quiere que yo… pero… no puedo… él…- nada de sus palabras tuvo sentido, era la primera vez en años que no supo que más decir para llevarse las de ganar –Me está pidiendo algo imposible… ¿Cómo voy a traicionar al hombre que me dio techo y comida? ¿Qué me dio fama? ¿Qué inspiro cada paso de baile en el escenario cuando joven? ¿Cómo?- cuestiono sintiendo que le faltaba el aire, sus piernas temblaban y la voz de pronto se quebró como el jarrón que yacía hecho añicos en el piso, su alma podría ser como la tierra regada y fragmentada -¡No puedo! ¡Si tú y los tuyos van a asesinarlo entonces háganlo con los que está, a mi déjame en paz! ¡Déjame en paz!- exclamo absorbiendo de él, ese color celeste que ahora brillaba con malicia, esa nitidez que aumentaba conforme sus ojos llorosos se ponían cada vez más irritados, Imogen detestaba en gran medida que la vieran llorar, sus razones muy propias y arraigadas tenia, así que sin hacer más caso a la razón se levantó del asiento, dejando el bastón en el piso, olvido que la puerta había sido hechizada, trato de correr pero algo lo impidió entre sus pies.

por **Klarion Svevo** Miér Sep 30, 2015 12:41 pm

-La fiesta todavía no termina hasta que yo lo diga Giry- advirtió el rubio visiblemente molesto al ver que sus órdenes no fueron respetadas y que la dama trato de correr despavorida a la puerta –Ekans vivre- invoco palabras de hechicería antigua mientras su energía transformaba el bastón en una enorme serpiente que se aferró a los pies de la mujer haciéndola caer al piso –Yo no quería llegar a esto Imogen pero no me dejas alternativa alguna- dijo indiferente a las lágrimas de su víctima –Pero nadie deja a un Black con la palabra en la boca- sentencio, sonriendo al ver como el animal terrestre se envolvía más a las piernas largas de la acomodadora, mientras su lengua rozaba apenas las telas del vestido sencillo con el que estaba cubierto el cuerpo de su presa –Te hable amablemente y no me hiciste caso, trato de amenazarte y quieres salir corriendo por una puerta que no se abrirá al menos que yo mismo pronuncié el encantamiento correcto, sigo insistiendo eres tonta como todas las mujeres y sentimentalista a más no poder- sonrió con una amplia sonrisa, resaltaba su atractivo con ella y su actitud amenazante se veía aún más intimidatoria que de costumbre, tiempo tenia de no hacer uso de otro tipo de magias más elaboradas y peligrosas como la transformación de objetos a animales mortíferos, estaba complacido de haber manejado el hechizo de forma correcta, cada vez se convencía que lograría superar a su eterno enemigo que llevaba por nombre Constantine, aunque el joven no reconociera abiertamente, se disgustaba recordar la manera en que lo humillo en aquel duelo de magia un año atrás en la Galería de las sombras, desde aquel momento prefirió hacer uso de las artes más oscuras que pudo encontrar sin importar el precio al final de su existencia, su linaje no sería puesto en tela de juicio por un don nadie del que además de arrogante como él nadie sabía con certeza de dónde demonios había salido, eso resultaba vergonzoso para su propio ego que exigía venganza llegado el momento –Puedo ser ambicioso Imogen pero no ingenuo como me señalas y eso me hace llevarme a preguntar qué demonios te sucede, Eres capaz de dañar a tu propia sangre, llevarla a la locura, a la ruina, a la muerte misma con una agonía lenta y funesta sin haberte hecho absolutamente nada pero… pero no puedes llevar a The Phantom a nuestras manos solo porque él te dio techo, comida, fama y pulió tu talento- negó poniéndose frente a ella que seguía sin poderse mover, no levantaba la mirada para nada, estaba llorando en silencio -¿Acaso se te olvida que asesinó a medio Paris aquí adentro hace un año, cada actor y actriz, músico o tramoyero que tú misma le ayudaste a conseguir, sinceramente no te entiendo mujer… pero no importa- dijo agachándose hasta su altura –Lo harás porque no creo que quieras destruir la vida de un niño de la misma edad de tu famosa Dabria y él sí que no tendría oportunidad de supervivencia, no tiene gracia ni poder, no nos sirve para nada, ni siquiera por ser hijo del asesino del teatro de París- tomo su rostro con fuerza, dejando marcada la forma de sus dedos en las mejillas de la vieja bailarina –Escúchame bien idiota, la paciencia se me está agotando, lo vas hacer te guste o no- sentencio mientras le obligaba a verle cara a cara –El fantasma vendrá a ti seguramente, te pedirá ayuda para volver a integrarse a sus dominios y tú con tus reacciones habituales lo harás al final, después nos notificarás cuando vuelva a presentarme ante tu presencia y finalmente después de haber planificado contigo se lo entregarás a los Eternos para que reciba su castigo- la abofeteo de pronto -¡Mírame cuando te habló!- bramo furioso -O lo haces y me dices que si en este momento o mi linda mascota te morderá hasta que mueras y entonces cuando eso sucede me llevare a la niña en brazos- trono la boca, dibujándose media mueca en sus labios –Y ya sabes cuál será su destino ¿Eso es lo que quieres para ella Imogen Giry? ¿Eso es lo que quieres después de jurar que darías hasta la vida por ella?-.

por **Imogen Giry** Sáb Oct 03, 2015 10:09 pm

La mujer intento dar un paso cuando cayó al piso boca abajo bruscamente, sintió un peso considerable en sus pantorrillas, algo frio y liso se deslizaba por ellas y las sujetaba con suficiente fuerza, Imogen ahogo un grito al volver la mirada y ver una serpiente de considerable tamaño sujetándole los pies como si en realidad se tratase de una presa más para ser devorada por ese animal, un indefenso ratón de campo a merced de la bestia venenosa más peligrosa que el universo o Dios mismo pudo haber creado.

Escucho todo con atención interrumpida por el miedo de aquel reptil encima de ella, por su siseo incesante sobre de ella, cerró los ojos cuando no podía soportarlo más, se imaginó al pequeño aunque no tuvo una idea clara de cómo su antiguo maestro y benefactor podría haber procreado a un niño si los de su estirpe no podían o al menos eso fue lo que escucho alguna vez entre bastidores, se le figuro ver a una pobre criatura muriendo de mil formas distintas incluso devorado por el mismo animal que siseaba y con su fuerza empezaba a obstruir el fluido de su sangre en las piernas, se le figuro oír su llanto y el sentido de madre que nuca pudo desbordar hasta hace poco tiempo despertó obligándola a sollozar en silencio con más fuerza cada vez, hasta que las lágrimas se hicieron tantas en sus ojos que tuvo que parpadear para expulsarlas y ver al hombre a sus ojos, luego se imagino a Dabria corriendo con la misma suerte que el pequeño aunque se le había aclarado desde un principio que seria utilizada como un juguete de tortura y luego como un esclava sexual cuando fuera mayor ¿Qué vida le esperaba si eso sucedía? ¿Si sus poderes eran utilizados y entrenados para ser tan mortíferos como los que el joven rubio de cabello relamido utilizaba con ella?, la imagen que le resulto era algo que apenas si podía tolerar, no era un gran futuro para la pobre, ni el pago justo por no haber hecho absolutamente en ese asunto, los pequeños tanto el hijo de The Phantom como su sobrina eran inocentes y limpios de toda culpa, lo que hicieron los adultos en su momento y les enfurecio tanto a esos desconocidos no tenía absolutamente nada que ver con ellos.

Imogen sollozo cerrando los ojos, le dolían las piernas, las mejillas y el cuello, le dolio la cachetada en su mejilla, el ardor era latente -¡Lo hare!- exclamo en un grito forzado -¡Lo hare, yo se los entregaré si lo quieren, pero deja a Dabria en paz y al hijo de ese demonio también!- las lágrimas se derramaron cayendo en la alfombra, pronto habían formado un charco considerable –Esperen mi señal- clamo entre sollozos –Lo hare… ven a verme cuando sea el momento- asintió y la presión desapareció –Mi Dabria, debo ponerla a salvo no importa el precio que me cueste- pensó y luego al volver la vista hacia sus pantorrillas la alimaña había desaparecido y el picaporte de la puerta había cedido, ahora estaba abierta para ella, examino todo el lugar allí ya no había nadie, más que ella y sus sollozos.

Una nota yacía en la mesa donde se recargo para ponerse en pie, la llama de la vela volvia estar en calma como todas las otras que estaban en la pared, el aroma penetrante del tabaco seguía invadiendo cada rincón y el jarrón seguía en el piso para entonces, con temor y viendo que el bastón volvió a hacer su apoyo de lúgubre color como siempre se puso en pie con dificultad, incorporándose en el sillón

-“Si no cumples con lo pactado la niña sufrirá las consecuencias, eres una infeliz mortal que no podrá protegerla de las garras de los vampiros, si juegas sucio antes de tiempo ella desaparecerá de la misma manera, anticipadamente y verás cómo es torturada antes de que te quitemos la vida”-

Releyó la nota una y otra vez, las lágrimas brotaron de sus ojos y la imagen de entereza que siempre reflejara se desmorono sin más –Mi niña- se dijo –Debo protegerla y solo existe una manera, entregarlo…- susurro llevando el rostro a sus manos cuando otra vez la puerta se abrió de golpe, Imogen volteo alarmada era Dabria, la pequeña que venía abrazada de un oso de felpa gastado y sucio –“¿Estas bien?”- pregunto ella –“Puedes abrazar a mi oso si quieres y tienes miedo”- Imogen extendió los brazos para que ella se acercara, cuando la pequeña estuvo acurrucada en su regazo, le beso en la frente y recogió parte de los mechones de sus cabellos sueltos –Tu eres mejor que un oso de peluche, abrázalo si te apetece, duerme aquí conmigo- le dijo, se recostó en el sillón, abrazándola con todas sus fuerzas, la niña se quedó dormida al cabo de unos minutos con el arrulló de una canción que Giry tarareaba –Aprende a estar solo, aprende amar la vida a solas- decía la canción que el mismo a quien va atraicionar entonaba por las noches –Lo siento maestro- se disculpó, llevando a la niña de nuevo a la habitación, el desastre ocasionado podía limpiarlo sin dificultad al amanecer del día siguiente.

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