Vuelvo a respirar soledad [libre]

por **Faith Rhoswen** Miér Ago 26, 2015 8:08 pm

La sintonia que respiramos de nuevo Julieta y yo es la de la soledad.

Nadie nos reclama nada de nada ni se fija en nosotras. Al menos tengo o creo tener la confianza para decir que conozco a alguien con el que puedo contar. Ahora esa persona, en el bello dia que hace no puede venir a verme. Es raro como cambian las cosas. En primer lugar crees que estas sola en el mundo y al segundo te ves rodeada de un mundo completamente fuera de tu percepcion y raciocinio. Nunca pensé que existieran las cosas que existen y que él nos ha abierto a ambas un mundo nuevo. Mi hija Julieta que tiene 16 años, tras haber nacido siendo yo una joven muy prematura, concebi a una hermosa joven que ahora tiene casi un cuerpo de mujer y que roba suspiros a los hombres de su edad. La mantengo al margen y la mayoria de las veces dentro de casa. Ya no es una joven que este jugando a las muñecas. Ya se interesa por los jovenes y me aterra sinceramente.

Ahora mismo es de mañana y ando en una tienda en la que Julieta se esta probando un conjunto malva y blanco. La estoy observando y escoge un vestido con algo de escote. No me desagrada la opcion que ha cogido pero le niego con la cabeza, negándome a comprarle ese conjunto. Gracias a mi cliente mas selecto y especial por decirlo de algún modo, puedo permitirle estos caprichos a mi hermosa hija Julieta. Ay, si su padre biologico supiera. Tampoco lo conoci demasiado. Me utilizo para sus planes y me dejó en la interperie, dejandome sola con Julieta hasta que pude salir adelante gracias a la herencia que obtuve de mis abuelos....con un poco de ayuda claro.

Volvi a negarle otro escote que este era escotazo. Suspiré y cuando salimos de la tienda de ropa, tuvimos que pedir un carruaje para que nos pudiera llevar hacia un restaurante en el que reconoci a varias personas de mi "otro" trabajo nocturno, pero estaba tan cansada que no quería moverme del asiento en el que estaba ahora mismo. Suspiré pesadamente, pedí agua de momento para ambas y con una sonrisa, el mesero se fue hasta que nos trajera la carta de la comida. Observé los movimientos elegantes de Julieta.

Es verdad. Soy buena madre al fin y al cabo.