No-Vida Por Vida (Reservado)

* Era noche de luna como siempre. Desde lo alto de algún edificio elevado en la ciudad podía verse aquel lugar como una enorme sombra que rodeaba a la joya luminosa de Paris. Pero los que están inmersos en aquel manto oscuro podían ver mucho más de lo que aquellos que solamente observaban distanciados. Muros de roca fortificada y bosques espesos eran el refugio de muchas acciones clandestinas que iban desde negocios sucios del gobierno hasta la cacería de infortunados viajeros por parte de depredadores de sangre o de carne, vampiros y lobos. La actividad era relativamente normal y era desde hace algunos años un tiempo duro para los cazadores, sobretodo los de sangre ya que con la aparición de los ferrocarriles internacionales se redujeron mucho las caravanas de viajeros limitando estas solo al viaje de personas pobres o contrabandistas obligando a los vampiros a tener que alimentarse de personas impuras con más frecuencia...*

* Otro punto de vista, uno que estaba muerto o adormecido también cobraba importancia al hallarse en búsqueda de un rumor que investigaba en su misión de reducir el acecho indiscriminado y el tráfico de sangre humana en masa, de modo que se mantenía silente entre las sombras con ayuda de la capa telar que le vestía y envolvía casi por completo. Lo que había observado posteriormente era a una mujer joven caminando con apenas la base de la indumentaria de una dama victoriana, solo un folio de lo que alguna vez fue un gran vestido. Se notaba una gran prisa y preocupación en aquella forma viva... Si, podía escuchar sus latidos y la fricción de la sangre fluyente en su ser, un ciclo que era acechado por otra sombra más que con ninguna duda se lanzó con un impulso sobrehumano hacia la dama para cobrar víctima. Momento crucial donde la sombra oculta en la capa reveló el reflejo blanco de una máscara blanca que tenía brillo de porcelana fina con corazón de acero, donde a la misma vez el guante negro diestro tenía un par de piezas plateadas que lanzadas adecuadamente eran letales proyectiles certeros que se desprendieron cuando venía de frente, pareciendo que atacaría a la mujer cuando en realidad habría de darle un día más de vida.*

* La criatura de la noche no tardó en caer aturdida con un filo en su cabeza y el otro cerca de su corazón. Se trataba apenas de un neófito de no más de cinco años con una dieta regular de comerciantes y postres de damas vírgenes o no... El enmascarado puso sus piés en marcha hacia el cuerpo no-muerto pasando por un lado de la afortunada hasta llegar al frustrado atacante.* -Visto mi desnuda Vileza con trozos robados de la sagrada escritura. Y parezco un santo cuando en realidad encarno el papel del diablo- * Pronunciaba aquellas palabras para el vampiro, pero también audibles para la asustada mujer que apenas recuperaba el aliento de aquel acto. El enmascarado solo empuñó la daga incrustada cerca del corazón y le dio la torsión necesaria para desviarla hacia el corazón y hundirla también para completar la perforación que en pocos segundos convertiría en ceniza al monstruo. Luego de ello recogió ambas dagas plateadas y las enfundó de vuelta para disponerse a marcharse de vuelta a la sombra después de la acción caritativa... Aunque era mucho más lo que podría encontrar en esa noche, su búsqueda no habría terminado aún.*

Había un enorme bullicio en la taberna aquella noche. Apoyado sobre la barra observaba distraídamente a los hombres que apostaban en una mala partida de cartas. Las prostitutas que los rodeaban aguardaban a que hubiese un ganador para ofrecerle sus servicios y así poder recibir algo de dinero que les permitiese llenar sus vientres hundidos. Contemplé en silencio a una de ellas; una joven hermosa de bellos rizos dorados y ojos del color del mar cuando está embravecido. Apenas podía contar con quince años y ya había perdido la esperanza de vivir de otra manera.

Suspiré y luego me llevé la jarra de cerveza a la cabeza apurando hasta la última gota. No iba borracho, pero si había conseguido entrar en calor. Dejé unas monedas para el tabernero que me sonrió agradecido con sus dientes de oro, y me levanté para marcharme del lugar atrayendo las miradas de todos cuanto me rodeaban-algunas curiosas, amables otras, llenas de repugnancia y desconfianza la mayoría-. ¿Nunca habían visto un gitano? Me sacudí un poco la camisa y cuando estaba dispuesto a salir del lugar entró otro hombre. Si es que se le podía llamar así.

El recién llegado era alto y agraciado. Su cabello rojizo estaba echado hacia atrás haciendo que su ya de por sí afilado rostro lo fuese aún más. Sus ojos esmeralda observaban el lugar sin demasiado interés. La nariz aguileña olfateba a ligeramente el lugar y se arrugaba todo el tiempo, como si oliese a mierda. Pero, lo más llamativo de su anatomía, era la piel pálida como la de un cadáver.

El caballero se dirigió hacia la joven y hermosa prostituta que había llamdo mi atención antes y le susurró algo al oído. La niña rió coqueta y asintió haciendo que sus rizos rubios se le esparcieran por el rostro. Cuando se hubo apartado el cabello echó a andar siguiendo al cabalero de cabello rojizo hasta el exterior. Una vezhubieron salido el ruio en la taberna se renaudó como si nada hubiese ocurrido. Yo, sin embargo, entrecerré los ojos y decidí seguirlos.

La ventaja que uno tiene de haberse criado en las calles es que aprendes a caminar sigiloso y ser ágil como un felino. En menos que canta un gallo ya me encontraba saltando de tejado en tejado sin perder de vista al ser y la joven y a la banal conversación que mantenían. Cuando él se detuvo en un callejón, ella se le acercó bajándose ligeramente el corsé, juguetona. Él pareció sonreírle y luego se abalanzó sobre ella para fundirse en un voraz beso que me hizo pensar en mi amada Elisabeth. Los observé en silencio temiendo haberme equivocado...Hasta que él le sujetó fuertemente la cabeza y la obligó a mostrarle su cuello. Con un feroz gruñido se abalanzó sobre el blanco cuello de cisne de la ramera haciéndola gritar del dolor. Le tapó la boca con la otra mano mientras seguía succionando la sangre de la muchacha.

-Vampiro-murmuré buscando en mi chaqueta y encontrando una estaca. No era la primera vez que mataba uno; de hecho desde que era un RosaCruz me dedicaba a ello en cuerpo y alma. Los vampiros tenían que ser erradicados, borrados de la faz de la tierra por haberme dejado sin unos padres a los que amar. Me fui dejando caer hasta tocar el suelo y me agazapé listo para saltar. No podía creerme que estuviese teniendo tanta suerte; era un vampiro distraído, una presa sumamente fácil.

Él no lo vio llegar. De repente la espalda había atravesado su espalda hasta llegar a su corazón. Se separó de la joven y se volvió hacia mí, los labios manchados de sangre roja y fresca. Tras mirarme atónito un par de segundos cayó al suelo y se agitó en pequeñas convulsiones. Lo observé con frialdad mientras su vida se extinguía y poco a poco se iba convirtiendo en cenizas que se llevaría el viento. La chica gimió y se tocó el cuello.

-Márchate de aquí. Empieza a trabajar de lavandera o mesonera, pero lárgate de aquí. y jamás le cuentes a nadie lo que has visto.

Ella asintió y echó a correr despavorida. Yo me agaché para recuperar mi estaca. La limpié un poco con el filo de la chaqueta y me la volví a guardar.