AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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MI/TU ESENCIA {Lorraine}
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MI/TU ESENCIA {Lorraine}
Una copa de vino tinto descansa pacientemente sobre una mesa de madera tallada desde la época del renacimiento, una digna reliquia que adorna la inmensa habitación. Un suspiro que viaja a través del viento derrochando melancolía, escapa desde una garganta cansada de beber. Los ojos más negros y enigmáticos que nunca se han visto, atraviesan el vacío para perderse en el campo abierto tras una ventana llena del más hermoso de los cristales. La luna reposa en lo alto del firmamento, menguando como siempre los más alocados sueños de quien le mira meditando. Una neblina cubre finamente el rededor, entregando a los brazos de la penumbra una noche perfecta…
¿Cuánto tiempo llevo perdido en la nada? Una copa vacía acompaña con ironía mi soledad, mi camisa blanca abierta hasta la mitad de los botones permite que mi pecho quede al desnudo, sintiendo el frío que me arropa. Ya estaba acostumbrado a este tipo de sensaciones que terminan como iniciaron, en nada, pero es que allá afuera hace más frío que dentro de la mansión. ¿Dónde está? En esta ocasión me siento tan debilitado e impotente, no sé a donde fue, no sé nada de ella. Es tarde, ya debería estar de regreso con algún cadáver entre sus manos, un humano que tuvo la desventura y la fortuna de toparse en su camino, ese que me llevo a mí hasta lo que soy ahora.
Mis dedos están impacientes del mismo modo en que todo mi cuerpo, se mueven intranquilos, desesperados y un tanto torpes ¡Como la extraño! Apenas hace un par de horas que no está a mi lado, pero mi corazón siente como si se tratase de una eternidad, una eternidad que estaría dispuesto a pagar si me asegurasen el volver a mirar su perfecto rostro pétreo. Y siento ahora como el gélido soplo de mi soledad me asfixia lentamente, trato de erguir mi cuerpo pero mis pies no reaccionan, mi agonía aumenta, la copa cae de la mesa, mi cabeza se precipita al vacío para detenerse en un estruendo contra la fina madera de dicho mueble. Me siento terriblemente fatal, como si la muerte me avisase justo ahora que es hora de partir, no puedo soportarlo… ¡No un segundo más!
El respaldo de la silla en donde me encontraba sentado, hace un estruendo al quebrarse por mi puño una vez que logré ponerme de pie. Los cristales fragmentados de mi copa descansan en el suelo al lado de mis pies desnudos y lacerados, pero no existe dolor que se compare con el que siento en el pecho, ese maldito espacio vacío en mi interior. La servidumbre ya no se pasea por los callejones de la residencia, la luz no se escabulle entre las cortinas y esquinas, estoy sumergido en una tétrica obscuridad, pero no es eso lo que me preocupa ¿Dónde está?
Como un hechizo al muerto, soy controlado por los rayos plateados de la luna, llego hasta el ventanal que desnuda mi alma con su paisaje espléndidamente, salido de un sueño de antaño. Reposo mi mano sobre el vidrio, mi mirar, mi mirar… No veo nada más que mi reflejo en la tiniebla, solo espero su regreso, el instante en que escuche su voz susurrarme al oído ó el momento en el cual los estridentes aullidos de sus víctimas me indiquen su paseo por los calabozos; y es así, ensimismado en mis propios pensamientos cuando una cálida brisa se escurre por mi cuerpo en forma de caricias veraniegas, es así como un destello a mis ojos regresa al sentir su piel tocando mi frágil ser – Madame, a regresado. No sabéis cuanta falta me hiciste – Comento sin girarme para ver su rostro, susurro y en el vidrio se plasma el vapor de mis labios por el frío que se cierne afuera sobre la tierra. Agradezco a la luna por regresarla a mi lado.
¿Cuánto tiempo llevo perdido en la nada? Una copa vacía acompaña con ironía mi soledad, mi camisa blanca abierta hasta la mitad de los botones permite que mi pecho quede al desnudo, sintiendo el frío que me arropa. Ya estaba acostumbrado a este tipo de sensaciones que terminan como iniciaron, en nada, pero es que allá afuera hace más frío que dentro de la mansión. ¿Dónde está? En esta ocasión me siento tan debilitado e impotente, no sé a donde fue, no sé nada de ella. Es tarde, ya debería estar de regreso con algún cadáver entre sus manos, un humano que tuvo la desventura y la fortuna de toparse en su camino, ese que me llevo a mí hasta lo que soy ahora.
Mis dedos están impacientes del mismo modo en que todo mi cuerpo, se mueven intranquilos, desesperados y un tanto torpes ¡Como la extraño! Apenas hace un par de horas que no está a mi lado, pero mi corazón siente como si se tratase de una eternidad, una eternidad que estaría dispuesto a pagar si me asegurasen el volver a mirar su perfecto rostro pétreo. Y siento ahora como el gélido soplo de mi soledad me asfixia lentamente, trato de erguir mi cuerpo pero mis pies no reaccionan, mi agonía aumenta, la copa cae de la mesa, mi cabeza se precipita al vacío para detenerse en un estruendo contra la fina madera de dicho mueble. Me siento terriblemente fatal, como si la muerte me avisase justo ahora que es hora de partir, no puedo soportarlo… ¡No un segundo más!
El respaldo de la silla en donde me encontraba sentado, hace un estruendo al quebrarse por mi puño una vez que logré ponerme de pie. Los cristales fragmentados de mi copa descansan en el suelo al lado de mis pies desnudos y lacerados, pero no existe dolor que se compare con el que siento en el pecho, ese maldito espacio vacío en mi interior. La servidumbre ya no se pasea por los callejones de la residencia, la luz no se escabulle entre las cortinas y esquinas, estoy sumergido en una tétrica obscuridad, pero no es eso lo que me preocupa ¿Dónde está?
Como un hechizo al muerto, soy controlado por los rayos plateados de la luna, llego hasta el ventanal que desnuda mi alma con su paisaje espléndidamente, salido de un sueño de antaño. Reposo mi mano sobre el vidrio, mi mirar, mi mirar… No veo nada más que mi reflejo en la tiniebla, solo espero su regreso, el instante en que escuche su voz susurrarme al oído ó el momento en el cual los estridentes aullidos de sus víctimas me indiquen su paseo por los calabozos; y es así, ensimismado en mis propios pensamientos cuando una cálida brisa se escurre por mi cuerpo en forma de caricias veraniegas, es así como un destello a mis ojos regresa al sentir su piel tocando mi frágil ser – Madame, a regresado. No sabéis cuanta falta me hiciste – Comento sin girarme para ver su rostro, susurro y en el vidrio se plasma el vapor de mis labios por el frío que se cierne afuera sobre la tierra. Agradezco a la luna por regresarla a mi lado.
Lucian Danvers- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: MI/TU ESENCIA {Lorraine}
“Conjuros de media noche”
Caído el crepúsculo solo hay una cosa que hacer. El tiempo para alguien de su naturaleza no pasa en vano, las noches que ha estado adormecida por los más locos detalles que escrudiña sin sentido alguno para encontrarle coherencia a su existir, poco a poco consumen su cuerpo. La piel que bajo la luz de la luna llena es de un pálido diamantino ahora es más parecida al color de las cenizas caídas de un volcán. Su rostro después de las últimas semanas se ve tan demacradamente hermoso que da miedo, ternura y lástima al verle. Pero en los aposentos más denigrantes de su propio ser no concierne aún la razón verdadera de su por que, aunque según las malas lenguas no desea aceptarlo.
Perdida entre el bosque, durmiendo sus pesadillas, vocalizando una misteriosa melodía, imaginando tierras lejanas, soñando mundo extraños; deambula sin rumbo fijo, cruzando el lago y arrastrando la muerte a su paso. Los animales que cruzan su camino no se atreven a mirarle por una sola razón, la rabia que se escurre entre sus dientes y escupe blasfemias. No, no puede verse con una mirada tan simple como la superficial, su estado anímico es percibido por los animales ya que sus instintos les advierten el peligro que les asecha, no hay mejor asesino que aquel que aparenta hacer daño, pero no lo hace y cuando lo hace, no lo aparenta. Un perfecto camaleón.
Y sus tétricos alaridos resuenan por doquier, no hay cosa alguna que no huya de su presencia, se siente tan malditamente sola fuera de la protección que le brinda su maldita cárcel de diamantes, que una vez llegada la media noche gira su cuerpo sobre sus talones admirando la luna por encima de ella, esa luna sonriente que le observa desde lo alto, ese satélite que ha sido testigo de todos y cada uno de sus pecados. Comprende el mensaje secreto que su brillantez guarda, emprendiendo el camino de regreso a su hogar, sus pies flotan, se desplaza por el bosque sin siquiera tomarse la molesta de admirar el hermoso paisaje amarillo fúnebre que le rodea.
Su mansión desde lejos parece tan normal, con un par de luces titilantes en las habitaciones, luces creadas por candelabros con velas en cada uno de sus apartados. Y entonces siente una miseria incontenible en su ser por admirar las cosas desde una perspectiva diferente, para ser más exactos desde los ojos de alguien más. Sin consultar nada, sin ver nada, sin sentir nada… Llega hasta su habitación y encuentra allí a su acompañante, su muñeco personal, su títere, su juguete, su ¿Todo? Como cual fantasma acorralando a su amante vivo atraviesa el cuarto y se instala en la espalda del muchacho. Sus manos acarician delicadamente su pecho desnudo y su gélido aliento choca contra su cuello ¿Hambre? No, pese a que no ha bebido nada no siente deseos de hacerlo ahora. – Me he perdido en las oraciones sacrílegas de mi locura. Y no, no sé cuan adictiva soy, pero algún día lo averiguaré con exactitud – Sonríe sin dejar de dibujar círculos en el pecho del humano, un mortal con una suerte tan extrañamente conveniente.
Abriga entre sus brazos el cuerpo del joven sirviente, del paria, de su esclavo sexual, de su compañero temporal. Se divierte cuando este hace las muecas de escalofríos por la diferencia de temperaturas. Desliza sus manos sobre la espalda del muchacho y lo deja con la mirada hacia la ventana, en donde la neblina cubre todo a su paso y donde la luna se encarga de admirar sus obras. – ¿Habéis visto una noche más hermosa que esta? Seguro las brujas disfrutan su aquelarre bajo ese manto de la diosa lunar – Comenta enfocando sus pupilas en los espacios más obscuros que posee la luna.
Perdida entre el bosque, durmiendo sus pesadillas, vocalizando una misteriosa melodía, imaginando tierras lejanas, soñando mundo extraños; deambula sin rumbo fijo, cruzando el lago y arrastrando la muerte a su paso. Los animales que cruzan su camino no se atreven a mirarle por una sola razón, la rabia que se escurre entre sus dientes y escupe blasfemias. No, no puede verse con una mirada tan simple como la superficial, su estado anímico es percibido por los animales ya que sus instintos les advierten el peligro que les asecha, no hay mejor asesino que aquel que aparenta hacer daño, pero no lo hace y cuando lo hace, no lo aparenta. Un perfecto camaleón.
Y sus tétricos alaridos resuenan por doquier, no hay cosa alguna que no huya de su presencia, se siente tan malditamente sola fuera de la protección que le brinda su maldita cárcel de diamantes, que una vez llegada la media noche gira su cuerpo sobre sus talones admirando la luna por encima de ella, esa luna sonriente que le observa desde lo alto, ese satélite que ha sido testigo de todos y cada uno de sus pecados. Comprende el mensaje secreto que su brillantez guarda, emprendiendo el camino de regreso a su hogar, sus pies flotan, se desplaza por el bosque sin siquiera tomarse la molesta de admirar el hermoso paisaje amarillo fúnebre que le rodea.
Su mansión desde lejos parece tan normal, con un par de luces titilantes en las habitaciones, luces creadas por candelabros con velas en cada uno de sus apartados. Y entonces siente una miseria incontenible en su ser por admirar las cosas desde una perspectiva diferente, para ser más exactos desde los ojos de alguien más. Sin consultar nada, sin ver nada, sin sentir nada… Llega hasta su habitación y encuentra allí a su acompañante, su muñeco personal, su títere, su juguete, su ¿Todo? Como cual fantasma acorralando a su amante vivo atraviesa el cuarto y se instala en la espalda del muchacho. Sus manos acarician delicadamente su pecho desnudo y su gélido aliento choca contra su cuello ¿Hambre? No, pese a que no ha bebido nada no siente deseos de hacerlo ahora. – Me he perdido en las oraciones sacrílegas de mi locura. Y no, no sé cuan adictiva soy, pero algún día lo averiguaré con exactitud – Sonríe sin dejar de dibujar círculos en el pecho del humano, un mortal con una suerte tan extrañamente conveniente.
Abriga entre sus brazos el cuerpo del joven sirviente, del paria, de su esclavo sexual, de su compañero temporal. Se divierte cuando este hace las muecas de escalofríos por la diferencia de temperaturas. Desliza sus manos sobre la espalda del muchacho y lo deja con la mirada hacia la ventana, en donde la neblina cubre todo a su paso y donde la luna se encarga de admirar sus obras. – ¿Habéis visto una noche más hermosa que esta? Seguro las brujas disfrutan su aquelarre bajo ese manto de la diosa lunar – Comenta enfocando sus pupilas en los espacios más obscuros que posee la luna.
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/02/2010
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Re: MI/TU ESENCIA {Lorraine}
Había percibido a la perfección su embriagante esencia que no sentí la necesidad de verle, su rostro ya esta grabado en mi rostro en todas y cada una de facciones que puede llegar a tener. Nadie conoce a esa mujer tanto como mi persona, tal vez no sepa cuales son los verdaderos motivos por los cuales aún continúo con vida, sin embargo, sus prioridades deber ser mucho mejor que las mías ¿Quién en su sano juicio sería el esclavo eterno de una dama como ella? Seguramente la respuesta es nadie, y es que muy probablemente ningún humano se atrevería a escuchar los alaridos de espanto que hacen eco en las paredes de esta inmensa mansión, no creo que un humano común entre la multitud se arriesgaría a ser un juguete de Lorraine con la esperanza de una muerte inminente cuando no controle su sed ó peor aún, terminar convertido en un ángel caído al igual que ella.
Sus manos se desenvuelven con una infinita delicadeza sobre mi pecho y espalda ¡Oh que gélido abrigo tan lleno de fogosidad! Una ironía completa, pero es precisamente eso lo que mi Lady despierta en mis mas fueros pensamientos. El estridente silencio me cautiva por completo con su melodía muda resaltando aún más la hermosura en el tono de su voz y es cuando mis piernas flagelan, tiemblan como el bambú acariciado por la ventisca del medio día. Mi vista aún posa en la nada pues no quiero que la noche pierda su sentido, su hermosura cuando mis pupilas se posen en su cuerpo, su silueta, su envenado y adicto cuerpo.
Escucho la cantata de sus labios una vez más con una pregunta un poco prudente, Lorraine no es de las mujeres que admiran la belleza del exterior y las comenta. Siempre tan callada sintiendo la poesía más hermosa en su alma pero sin poder expresarla a los demás ¡Es su maldito y congelado corazón! Una arruga atraviesa mi frente, retiro un poco el rostro de la ventana, sacudiendo mi cabeza, confundido por no saber como catalogar su comentario, su cuestión. Pero no importa, responda lo que responda Lorraine siempre ignora mis comentarios, por muy filosófico que me porte, por muy fúnebre que me vea, por muy sádicomasoquista que trate, para ella soy un juguete más de entre tantos, pero eso sí… El consentido.
– Si madame, si he visto una noche más hermosa que esta… una gélida noche en diciembre del año 1792. Una mortífera experiencia que tengo grabada en la memoria y en la piel… - No pude evitar disminuir el volumen de mi voz poco a poco hasta convertirlo en un susurro, que en los oídos de Lorraine es como conversar normalmente. Justo después que terminé de hablar ladeé el cuello y mostré una cicatriz en forma de media Luna, una marca de eternidad, una muestra que ya soy suyo. – Mi señora, perdone que me entrometa pero ¿Qué demonios le sucede? – Esa no es forma de dirigirse a un amo, lo sé, pero cuando tu dueño es Lorraine es la única forma en la que te preste atención.
Sus manos se desenvuelven con una infinita delicadeza sobre mi pecho y espalda ¡Oh que gélido abrigo tan lleno de fogosidad! Una ironía completa, pero es precisamente eso lo que mi Lady despierta en mis mas fueros pensamientos. El estridente silencio me cautiva por completo con su melodía muda resaltando aún más la hermosura en el tono de su voz y es cuando mis piernas flagelan, tiemblan como el bambú acariciado por la ventisca del medio día. Mi vista aún posa en la nada pues no quiero que la noche pierda su sentido, su hermosura cuando mis pupilas se posen en su cuerpo, su silueta, su envenado y adicto cuerpo.
Escucho la cantata de sus labios una vez más con una pregunta un poco prudente, Lorraine no es de las mujeres que admiran la belleza del exterior y las comenta. Siempre tan callada sintiendo la poesía más hermosa en su alma pero sin poder expresarla a los demás ¡Es su maldito y congelado corazón! Una arruga atraviesa mi frente, retiro un poco el rostro de la ventana, sacudiendo mi cabeza, confundido por no saber como catalogar su comentario, su cuestión. Pero no importa, responda lo que responda Lorraine siempre ignora mis comentarios, por muy filosófico que me porte, por muy fúnebre que me vea, por muy sádicomasoquista que trate, para ella soy un juguete más de entre tantos, pero eso sí… El consentido.
– Si madame, si he visto una noche más hermosa que esta… una gélida noche en diciembre del año 1792. Una mortífera experiencia que tengo grabada en la memoria y en la piel… - No pude evitar disminuir el volumen de mi voz poco a poco hasta convertirlo en un susurro, que en los oídos de Lorraine es como conversar normalmente. Justo después que terminé de hablar ladeé el cuello y mostré una cicatriz en forma de media Luna, una marca de eternidad, una muestra que ya soy suyo. – Mi señora, perdone que me entrometa pero ¿Qué demonios le sucede? – Esa no es forma de dirigirse a un amo, lo sé, pero cuando tu dueño es Lorraine es la única forma en la que te preste atención.
Lucian Danvers- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: MI/TU ESENCIA {Lorraine}
“Delirio, locura, muerte, deseo, pasión y después ¡NADA!”
Su memoria se transporta hasta la noche descrita por su muñeco personal. Los recuerdos son tan terriblemente ávidos que aún puede percibir esa arrogancia intacta en su humano, en su mortal, en su mascota, en su… ¿Cómo poder olvidar lo que aquella noche encontró debajo del alcohol y la mugre? Palpa con la yema de sus dedos la maldita cicatriz que se ha quedado grabada sobre la piel morena de su insignificante adquisición. La suavidad de su piel junto con ese calor natural por su vida, por su respirar; hacen que la mujer sienta el estremecimiento total y completo, desde la punta de sus pies hasta el último cabello. Retira rápidamente sus dedos fríos, girando la cabeza hacia otro lado, mirando la nada, evadiendo la pregunta que Lucian se atrevió a realizarle.
Maldice mil veces y otras mil veces mal el punto que se rompió entre ellos cuando el maldito y miserable mortal desarrolló la capacidad suficiente para reconocer algo extraño en la dama. El interior de la mista se retuerce como víboras sobre la tierra tratando de huir de algún depredador, la convulsión en sus entrañas es tan devastadora que las nauseas llegan hasta su estómago, expresándose en la mueca de su rostro – Me he perdido, eso es lo que pasa… Un infeliz me mostró un camino diferente y me perdí dentro de su laberinto… - Responde con una voz perfectamente audible, clava sus enormes ojos fijos en la mirada de su mascota, sonríe de medio lado creyendo y subestimando la mentalidad de su estúpido juguete, ya olvidó el por que lo dejo con vida. Por su mente una nueva forma de distracción se cruza, sí, una alocada idea que puede ocupar su atención durante un periodo largo de tiempo. Un pensamiento que involucra la sangre del humano frente a ella y una muerte inesperada.
Un par de pasos colocan su delicado pero peligroso cuerpo tras la espalda del joven, sus manos suben hasta los hombros del mismo dando un pequeño masaje en el músculo, sin embargo, sus intenciones no son buenas, nunca lo han sido y jamás lo serán. Muerde con fiereza el músculo que preparó haciendo emanar la sangre de la herida. Bebe, bebe sin detenerse ni un segundo, traga el líquido carmesí como si de una droga deleitante se tratará hasta que siente el ardor en su garganta y se detiene en seco para golpear la mejilla del mortal – ¿Decidme como carajo os perdoné la vida y por qué habéis bebido de mi veneno? – La sangre escurre en sus labios hasta alojarse en su barbilla, los dientes al igual que sus colmillos brillan de un tono escarlata, la tenue luz que ilumina la habitación es el toque perfecto para una noche de pesadillas, pero ¿Por qué no se siente completa y aún sigue estando vacía?
Maldice mil veces y otras mil veces mal el punto que se rompió entre ellos cuando el maldito y miserable mortal desarrolló la capacidad suficiente para reconocer algo extraño en la dama. El interior de la mista se retuerce como víboras sobre la tierra tratando de huir de algún depredador, la convulsión en sus entrañas es tan devastadora que las nauseas llegan hasta su estómago, expresándose en la mueca de su rostro – Me he perdido, eso es lo que pasa… Un infeliz me mostró un camino diferente y me perdí dentro de su laberinto… - Responde con una voz perfectamente audible, clava sus enormes ojos fijos en la mirada de su mascota, sonríe de medio lado creyendo y subestimando la mentalidad de su estúpido juguete, ya olvidó el por que lo dejo con vida. Por su mente una nueva forma de distracción se cruza, sí, una alocada idea que puede ocupar su atención durante un periodo largo de tiempo. Un pensamiento que involucra la sangre del humano frente a ella y una muerte inesperada.
Un par de pasos colocan su delicado pero peligroso cuerpo tras la espalda del joven, sus manos suben hasta los hombros del mismo dando un pequeño masaje en el músculo, sin embargo, sus intenciones no son buenas, nunca lo han sido y jamás lo serán. Muerde con fiereza el músculo que preparó haciendo emanar la sangre de la herida. Bebe, bebe sin detenerse ni un segundo, traga el líquido carmesí como si de una droga deleitante se tratará hasta que siente el ardor en su garganta y se detiene en seco para golpear la mejilla del mortal – ¿Decidme como carajo os perdoné la vida y por qué habéis bebido de mi veneno? – La sangre escurre en sus labios hasta alojarse en su barbilla, los dientes al igual que sus colmillos brillan de un tono escarlata, la tenue luz que ilumina la habitación es el toque perfecto para una noche de pesadillas, pero ¿Por qué no se siente completa y aún sigue estando vacía?
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/02/2010
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Re: MI/TU ESENCIA {Lorraine}
Esa maldita mujer es tan hechizante que me enloquece el simple hecho de creer y soñar que sus sentimientos son reales y no tan solo un maldito espejismo que se perderá el día en que se aburra completamente de mí. Sí, estoy loco, también desahuciado, la muerte para mí esta tan cerca al igual que para quienes ya se encuentran agonizando en su lecho de muerte, la diferencia es que yo tendré la bandita oportunidad de morir en los brazos de una hermosa mujer. ¡Bendita sea mi suerte! No existe para mi mente una forma mejor que despedirse de la vida en el último suspiro acompañado por orgasmo, gritos y jadeos, el sutil placer de todos los infiernos.
Sacudí la cabeza, no comprendía ni un ápice lo que me había dicho. Lorraine, su esencia no pudo haberse perdido tan fácilmente, tantos años con ella mi lado no daban crédito a lo que había escuchado de sus labios. - ¿Qué? – Fue lo único que logre articular, justo después me vi envuelto en el vicio que su cuerpo ejerce sobre mí, esa maldita adicción vampírica de la cual soy preso hasta la muerte. Su masaje hace que mi cuerpo arda en el deseo, soy una bestia enjaulada frente a una mujer que muestra su delicada figura, mis instintos piden a gritos las caricias de sus manos por todo mi ser y yo… Yo lo único que puedo hacer ante mi lady y el placer.
Sentir sus colmillos clavarse en mi piel es doloroso, un dolor tan fuerte que acalambra mi brazo por completo, únicamente puedo sentir y escuchar como es que mi sangre es succionada por ella en un vaivén de dientes, lengua y labios. El ardor en mi piel es masoquistamente delicioso, no me pude resistir, tome sus cabellos con la mano libre y la atraje hasta mí para profanara una vez más en mi piel, más la vampiresa se me escapa de las manos para meterme una bofetada. ¡Maldición lo había olvidado! – Eso, mi querida amante… es para no saciéis la sed por completo con mi sangre ¡Matadme, si así lo deseáis! Por otra parte… - Sonreí de medio lado acercándome hasta ella, mis manos buscaron encontrarse con su anatomía y una de ellas se escapó hasta su cuello en un estúpido intento por ahorcarle – Sabéis perfectamente que eres tan estúpidamente vulnerable a mí como yo a la fuerza de vuestra raza – La solté de un golpe, me gire sobre los talones dando unos cuantos pasos en dirección opuesta.
Retomando el tema anterior recordé que una crisis se estaba aventurando en la Lorraine por la cual deliro todas las noches. La mesa que sostiene sobre ella una copa y una botella es arrojada al otro extremo de la habitación - ¡¿Quién demonios hiso esto?! – Grité – ¡Vos sois Lorraine! La pesadilla de los humanos, el terror de los niños, la adicción de los vampiros y el enemigo del demonio… - Giré el cuello para permitirle a mi cabeza observar el cuerpo de mi mujer, penetrando sus ojos con los míos – Vos sois un asesino, alguien que mata no solo por sobrevivir si no también por el placer encontrado en ese acto desenfrenado, sois resultado de violaciones y malos tratos. Matáis a los niños por que os recuerdan al hermano que tenía el amor que os negaron, acribilláis a los adultos por que somos el reflejo de vuestros padres, aquellos que ayudaron a embriagar el alma de maldad… ¡ESA SOIS VOS! ¿Cómo carajo os perdiste? – Perdí la cabeza y como acto suicida corrí hasta ella para herirla con mi débil fuerza.
Sacudí la cabeza, no comprendía ni un ápice lo que me había dicho. Lorraine, su esencia no pudo haberse perdido tan fácilmente, tantos años con ella mi lado no daban crédito a lo que había escuchado de sus labios. - ¿Qué? – Fue lo único que logre articular, justo después me vi envuelto en el vicio que su cuerpo ejerce sobre mí, esa maldita adicción vampírica de la cual soy preso hasta la muerte. Su masaje hace que mi cuerpo arda en el deseo, soy una bestia enjaulada frente a una mujer que muestra su delicada figura, mis instintos piden a gritos las caricias de sus manos por todo mi ser y yo… Yo lo único que puedo hacer ante mi lady y el placer.
Sentir sus colmillos clavarse en mi piel es doloroso, un dolor tan fuerte que acalambra mi brazo por completo, únicamente puedo sentir y escuchar como es que mi sangre es succionada por ella en un vaivén de dientes, lengua y labios. El ardor en mi piel es masoquistamente delicioso, no me pude resistir, tome sus cabellos con la mano libre y la atraje hasta mí para profanara una vez más en mi piel, más la vampiresa se me escapa de las manos para meterme una bofetada. ¡Maldición lo había olvidado! – Eso, mi querida amante… es para no saciéis la sed por completo con mi sangre ¡Matadme, si así lo deseáis! Por otra parte… - Sonreí de medio lado acercándome hasta ella, mis manos buscaron encontrarse con su anatomía y una de ellas se escapó hasta su cuello en un estúpido intento por ahorcarle – Sabéis perfectamente que eres tan estúpidamente vulnerable a mí como yo a la fuerza de vuestra raza – La solté de un golpe, me gire sobre los talones dando unos cuantos pasos en dirección opuesta.
Retomando el tema anterior recordé que una crisis se estaba aventurando en la Lorraine por la cual deliro todas las noches. La mesa que sostiene sobre ella una copa y una botella es arrojada al otro extremo de la habitación - ¡¿Quién demonios hiso esto?! – Grité – ¡Vos sois Lorraine! La pesadilla de los humanos, el terror de los niños, la adicción de los vampiros y el enemigo del demonio… - Giré el cuello para permitirle a mi cabeza observar el cuerpo de mi mujer, penetrando sus ojos con los míos – Vos sois un asesino, alguien que mata no solo por sobrevivir si no también por el placer encontrado en ese acto desenfrenado, sois resultado de violaciones y malos tratos. Matáis a los niños por que os recuerdan al hermano que tenía el amor que os negaron, acribilláis a los adultos por que somos el reflejo de vuestros padres, aquellos que ayudaron a embriagar el alma de maldad… ¡ESA SOIS VOS! ¿Cómo carajo os perdiste? – Perdí la cabeza y como acto suicida corrí hasta ella para herirla con mi débil fuerza.
Lucian Danvers- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: MI/TU ESENCIA {Lorraine}
Lucian quien en su estúpida conciencia sabe perfectamente como atar de manos a Lorraine, no se da cuenta que todas y cada una de las palabras gritadas desde sus pensamientos y habladas por sus labios, se encajan en la dama como las estacas de una turba iracunda. Las heridas que dejan interiormente en la mujer significan la destrucción y el despertar de una nueva etapa en su vida. Se retuerce en medio de su dolor interno, busca en los aposentos de su ser, alguna patética habitación que le regrese la dicha de asesinar, de sentir el regocijo en actos llenos de barbarie… ¿Pero como lograrlo cuando se cree perdida completamente? Él, Lucian tiene la respuesta…
Clava sus ojos sedientos de nada en los marrón de su humano, este se deja ir en su contra en un escuálido intento por lastimarla Jah! ¡Es un imbécil! La situación se tiñe de un escarlata profundo cuando el reto que Lucian le implanta a la dama es aceptado por la misma, fue una situación estúpida de su parte al subestimarla. Lorraine no es una mujer débil, aún cuando aparente otra cosa. – No me hagas reír, sabes que puedo arrancar tu cabeza como desgarre tu brazo justo ahora – Las uña de Lorraine se bañaban en tinta carmesí, un fluido viscoso corría por ellas, goteando y manchando la alfombra de la habitación con su apetecible tono. El tiritar de las luces alrededor obscurecieron durante un efímero segundo la escena, ocultando en la penumbra los movimientos de la mujer quien acechaba a su presa, se saboreaba su dulce elixir y lentamente sin que pudiese impedirlo, lo laceraba.
Una carcajada espectral retumba en las cuatro paredes, los cristales del ventanal chillarlo en un estruendo cuando las voces del viento y las palabras de las ramas chocaron contra ellos. De pronto, todo se oscureció… - Infeliz, bazofia decrepita… Paria de mi locura, arte de mi demencia y sin duda alguna… - Enmudece, no puede ni desea terminar la frase que inicio, su voz es más lenta, calmada que la de hace minutos atrás. En medio de esa terrible penumbra, la gata salvaje, abraza con sus gélidas manos al mortal, arañando con despiadados movimientos su pecho, cuello y vientre. – Eres mío, no me retes a cometer un asesinato más… Sería una pérdida bastante trágica para el mundo de los humanos perder a alguien que de verdad valga la pena entre los suyos… Bien, repasemos… - Acaricia el cabello del moreno con sus manos mientras que sus piernas se levantan hasta su ingle, la rodilla de la dama danza en un vals de profanas intenciones, desvergonzada y sin límites para su propia locura, incita con infernales mimos al varón ¿En qué terminara todo esto?
Clava sus ojos sedientos de nada en los marrón de su humano, este se deja ir en su contra en un escuálido intento por lastimarla Jah! ¡Es un imbécil! La situación se tiñe de un escarlata profundo cuando el reto que Lucian le implanta a la dama es aceptado por la misma, fue una situación estúpida de su parte al subestimarla. Lorraine no es una mujer débil, aún cuando aparente otra cosa. – No me hagas reír, sabes que puedo arrancar tu cabeza como desgarre tu brazo justo ahora – Las uña de Lorraine se bañaban en tinta carmesí, un fluido viscoso corría por ellas, goteando y manchando la alfombra de la habitación con su apetecible tono. El tiritar de las luces alrededor obscurecieron durante un efímero segundo la escena, ocultando en la penumbra los movimientos de la mujer quien acechaba a su presa, se saboreaba su dulce elixir y lentamente sin que pudiese impedirlo, lo laceraba.
Una carcajada espectral retumba en las cuatro paredes, los cristales del ventanal chillarlo en un estruendo cuando las voces del viento y las palabras de las ramas chocaron contra ellos. De pronto, todo se oscureció… - Infeliz, bazofia decrepita… Paria de mi locura, arte de mi demencia y sin duda alguna… - Enmudece, no puede ni desea terminar la frase que inicio, su voz es más lenta, calmada que la de hace minutos atrás. En medio de esa terrible penumbra, la gata salvaje, abraza con sus gélidas manos al mortal, arañando con despiadados movimientos su pecho, cuello y vientre. – Eres mío, no me retes a cometer un asesinato más… Sería una pérdida bastante trágica para el mundo de los humanos perder a alguien que de verdad valga la pena entre los suyos… Bien, repasemos… - Acaricia el cabello del moreno con sus manos mientras que sus piernas se levantan hasta su ingle, la rodilla de la dama danza en un vals de profanas intenciones, desvergonzada y sin límites para su propia locura, incita con infernales mimos al varón ¿En qué terminara todo esto?
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/02/2010
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Re: MI/TU ESENCIA {Lorraine}
Un tormento es estar a su lado, pero el infierno sería no encontrarla entre mis brazos, ya lo sé. Lorraine es su nombre y pese a todos mis intentos por desaparecer su terrible imagen de mi cabeza o su sabor de mis labios no puedo evitarlo, ella está tan metida dentro de mi persona que aunque caiga muerto en sus manos algún día jamás la olvidaré y mi fantasma merodeará cada lugar en el que sus pies hayan estado.
Sabía a la perfección que cualquier tentativa de mi parte por lastimarla sería completamente inútil, pero aún así trate de hacerle ver que no es la única con fuertes arrebatos de desesperación o imprudencias. Fue en vano, completa y totalmente en vano, en un solo movimiento que mis ojos jamás observaron ella ya se encontraba frente a mí, torturándome como siempre y tan igual que ya me era costumbre, pese al dolor en las heridas de mis hombros no grite, tampoco gemí por la sensación en mi piel, muy por el contrario sonreí de lado y festejé su regreso.
Mi sangre brotaba de mi cuerpo, podía darme cuenta del camino que dejaban en mis brazos y las gotas que pintaron el suelo bajo mis pies y los de ella. La poca luz no me dejaba ver más allá que las palmas de mis manos, me sentía encarcelado y completamente ciego, es verdad ya me había convertido en su esclavo pero no por que así fuese la voluntad de Lorraine, fue decisión propia y ella debería saberlo muy bien.
Carraspee al sentir sus arañazos en mi pecho, sus uñas rasgaban mi piel como una daga rompe la delgada tela de un atavío. Y entre cada palabra que me escupía yo me sentía en el mismísimo tártaro. Retiré mi cabeza de sus manos antes que pudiese tocar mi cabello perfectamente, con un ademán de mis brazos me zafé de sus ataduras, pero es sabido que las fieras son más rápido de lo que aparentan y antes de que mis pies salieran corriendo de allí, ya me tenía atrapado bajo su influjo asesino. Su pierna me rodeo para después incitarme ¡Miserable! Ella estaba consiente que eso me volvería completamente loco.
Empotre su cuerpo contra la pared más cercana, al lado del ventanal. Los cristales retumbaron al mismo tiempo en que su espalda choco contra el muro y yo me sumergí en su mirada desencarnadamente adictiva. Mi brazo ahorco su cuello, mis dientes enfurecidos por lo que mi mente estaba pensando, se retorcieron dentro de mi boca. ¿Acaso no tenía voluntad propia? Me preguntaba una y otra vez, pero la respuesta era siempre la misma y jamás cambiaría, Lorraine poseía mi alma, me había contaminado.
No hagáis eso, hoy no tengo ganas de hacerlo contigo
Sabía a la perfección que cualquier tentativa de mi parte por lastimarla sería completamente inútil, pero aún así trate de hacerle ver que no es la única con fuertes arrebatos de desesperación o imprudencias. Fue en vano, completa y totalmente en vano, en un solo movimiento que mis ojos jamás observaron ella ya se encontraba frente a mí, torturándome como siempre y tan igual que ya me era costumbre, pese al dolor en las heridas de mis hombros no grite, tampoco gemí por la sensación en mi piel, muy por el contrario sonreí de lado y festejé su regreso.
Mi sangre brotaba de mi cuerpo, podía darme cuenta del camino que dejaban en mis brazos y las gotas que pintaron el suelo bajo mis pies y los de ella. La poca luz no me dejaba ver más allá que las palmas de mis manos, me sentía encarcelado y completamente ciego, es verdad ya me había convertido en su esclavo pero no por que así fuese la voluntad de Lorraine, fue decisión propia y ella debería saberlo muy bien.
Carraspee al sentir sus arañazos en mi pecho, sus uñas rasgaban mi piel como una daga rompe la delgada tela de un atavío. Y entre cada palabra que me escupía yo me sentía en el mismísimo tártaro. Retiré mi cabeza de sus manos antes que pudiese tocar mi cabello perfectamente, con un ademán de mis brazos me zafé de sus ataduras, pero es sabido que las fieras son más rápido de lo que aparentan y antes de que mis pies salieran corriendo de allí, ya me tenía atrapado bajo su influjo asesino. Su pierna me rodeo para después incitarme ¡Miserable! Ella estaba consiente que eso me volvería completamente loco.
Empotre su cuerpo contra la pared más cercana, al lado del ventanal. Los cristales retumbaron al mismo tiempo en que su espalda choco contra el muro y yo me sumergí en su mirada desencarnadamente adictiva. Mi brazo ahorco su cuello, mis dientes enfurecidos por lo que mi mente estaba pensando, se retorcieron dentro de mi boca. ¿Acaso no tenía voluntad propia? Me preguntaba una y otra vez, pero la respuesta era siempre la misma y jamás cambiaría, Lorraine poseía mi alma, me había contaminado.
No hagáis eso, hoy no tengo ganas de hacerlo contigo
Lucian Danvers- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/09/2010
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