Un Picnic a media noche / Privado

por **Suzette Vaillant** Lun Oct 19, 2015 9:42 pm

La función del cabaret había terminado más tarde que de costumbre y las piernas y la garganta clamaban por un descanso necesario. Era una de esas noches que no querrías que se repitiese jamás en la vida. El olor a tabaco y las manos "vivaces" de los hombres ricos acostumbrados a salirse con la suya, le tenían completamente asqueada y sumamente molesta: "Tienes que sonreír, ser amable" ¡patrañas¡ lo único que deseaba era cantar y bailar, demostrar su talento, y quizás sólo quizás, dentro de todo aquel mar de gente pudiente que frecuentaba el lugar, algún empresario se diera cuenta de que ella era un auténtico diamante en bruto, capaz de lograr grandes y maravillosas cosas. Pero hasta el momento, nada parecía salir bien, y la desesperación y la frustración se hacían presentes, día con día, mes tras mes.

Sentada frente al espejo del escueto camerino, despintaba su rostro juvenil evitando derramar alguna lágrima. No era su intención dar otra clase de espectáculo a sus compañeras de trabajo, al menos unos tres años más grande que ella - quienes centraban su plática en cuál de todos los hombres iban a llevarse a la cama - mientras trataba a toda costa de apurar y salir de ahí cuanto antes, o hasta que el corsé dejara de ponerse terco.

Una vez libre de falsas máscaras de carmín y polvo, huyó de ahí hacia su modesta casa, asaltando un par de manzanas, dos piezas de pan, medio queso y un vino barato que nadie echaría de menos, como su presencia. Todo lo enrolló perfectamente en un reboso que colgó a sus espaldas y salió de prisa por la puerta trasera, rumbo al callejón, donde le esperaba alguien especial. Había quedado con él dos noches atrás, y la cita por fin habia llegado.

Una vez llegado al callejón, silvó un par de veces - era su "señal" - y si recibía una respuesta similar, es que todo marchaba en orden, tal y como sucedió. Cuando divisó su figura moverse entre la oscuridad, una afable y deslumbrante sonrisa se plasmó en su rostro. Ahí estaba esperándole su mejor amigo, el único que podía arrancarle una sonrisa, cuando todo lo demás parecía derrumbarse.

-¡Cailen! - corrió y se le echó encima para abrazarlo, apretarle y estrujarlo. - ¡Qué bueno que estás aquí¡

por **Cailen Gowan** Jue Oct 22, 2015 6:07 pm

Había esperado con impaciencia a que la noche llegara, por los últimos días sentí que el tiempo pasaba más lento y las ansias crecían dentro de mí. Hacía ya bastante tiempo que no veía a Suzette y un día, sin previo aviso, se apareció en el callejón con motivo de organizar un encuentro entre ambos, yo estaba emocionado al recibir la noticia y desde entonces el tiempo pareció alentarse a propósito para poner a prueba mi paciencia. Los últimos días habían pasado más o menos de la misma forma, me sentaba en el suelo y con mi mano pedía limosna, así, sin moverme, sin hablar, ignorando todos los insultos y nombres despectivos que me eran dirigidos, ya estaba acostumbrado a ellos pero no por ello dejaban de ser indignantes.

Mis días los pasaba sin compañía, sin algo con qué entretenerme, trataba de dejar de recurrir al robo pero al final, el hambre y la necesidad podían más que yo. Hoy no había sido la excepción, de pura casualidad había pasado frente a una carnicería y el dueño había estado muy distraído, obviamente no iba a desaprovechar una oportunidad como aquella y tomé un papel para, con un movimiento ágil, tomar un buen trozo de carne y salir huyendo de la escena. Luego de eso me senté en el lugar indicado a esperar la señal que llegó poco después de que se ocultara el sol. Escuché los dos silbidos y se me ocurrió responderle pero de tal forma que pareciera una tonada en vez de una clave y salí de entre las sombras riendo. -¡No sabes cuánto me alegra verte! -Dije feliz respondiendo al abrazo. -¿Cómo te fue, tuviste problemas para venir?

Suzette era la única persona que me entendía en verdad, la que me miraba a los ojos si hablaba, no se apartaba de mí, aún si a veces olía repugnante, ella tampoco me juzgaba por mi ropa ni nada. -Te tengo una sorpresa. -Dije mientras me apartaba y volvía a la sombra a buscar la comida. -¿Recuerdas la última vez que comiste carne? porque yo no. -Y terminando esto, le mostré el paquete. -Esta noche cenaremos como los reyes que somos. -Dije bromeando. Con Suzette (o Sue como le llamaba) hacía bromas de esas, pues solo ella se reiría.

por **Suzette Vaillant** Jue Nov 05, 2015 2:16 pm

Lo estrujó, lo despeinó y más tarde le regaló una mordida cariñosa en la espalda. Esos eran sus cariños, su manera muy particular de demostrarle afecto a Cailen. Suzette era una chica muy juguetona y sabía que no se molestaría, además no era la primera vez que lo hacía.

-Me fue... - puso cara de asco -. Simplemente me fue. Me escapé por cierto-. Realizó la clásica cara de niña buena e inocente que nunca se portaba mal-. Pero antes de darme a la fuga, robé esto- le mostró el resultado de su "acto vil e indiscriminado" el fruto de su hurto, con una gran sonrisa-. ¡Tarán! tenemos vino casero y pan y.... Algunas chucherías más-. Pero cuando Cailen le dijo que había carne para la cena, prácticamente se la arrebató de las manos.- ¡Por Dios, carne, carne de verdad! -dejó olvidado el botín sobre una caja de madera apostada en un rincón y olfateó la carne-. Hace tanto tiempo desde la última vez, que casi creí que fue un sueño. -la destapó con cuidado, como si de oro se tratase-. Eres un pequeño genio bribón. ¡Vamos a cenar! pronto, ¡que tengo muchísima hambre!

Improvisó un tendido en el piso. Colocó estratégicamente la botella, el pan, el queso, la carne y algunos dulces que esperaba no estuviesen rancios.

-¡Buen provecho! pero antes... Demos gracias a Dios por los alimentos-. juntó sus manos y rezó una pequeña plegaria-. Diosito, te damos gracias por los alimentos que vamos a comer, te pido por favor que no vayas a castigarnos, pero es que teníamos muchísima hambre. Amén. -se persignó -. Bien ahora dame el honor de abrir la botella y servirme - le alcanzó la botella-. Haz favor de hacer el honor, siendo tú el primero que la pruebe. -le animó.

por **Cailen Gowan** Vie Nov 06, 2015 10:23 pm

Suzette era la única persona a quien no tenía miedo de que se me acercara, hasta me daba algo de gracia que me mordiera, aunque en realidad era más un roce. Había entendido ya hacía mucho que aquella era su forma de jugar.

-Ya veo. -Dije mientras veía la mueca que ponía al responderme el cómo le había ido. -¿Otra vez esos idiotas? -Solté un bufido de malestar. -Algún día Suzette, algún día todo será diferente y tú yo seremos los que reirán. Porque ¡Vamos! Esto no puede durar por siempre. -Dije tratando de levantarle el ánimo. Al ver entonces el botín que había traído, se me hizo agua la boca. Teníamos todo lo necesario para celebrar un banquete entre nosotros, no había comido hacía ya ¿dos días? y esa noche, podría irme a dormir con un estómago satisfecho. -Sí, mira el color. La carne está más que fresca. -Comenté esbozando una sonrisa.

Fui al otro lado de aquél callejón y busqué algo que sirviera como leña, encontré una silla de madera que había sido tirada a la basura. La mostré victorioso, -Mira lo que encontré por aquí. -Dije mientras la colocaba en el suelo, a unos considerables metros de Sue y comenzaba a encenderla. La dejé cocinando y me uní a la joven quien dijo unas cuantas plegarias y al terminar, opté por decir unas cuantas mías. -Dios todopoderoso. Agradecemos que nos hayas dejado saciar nuestra hambre esta noche que se hacía infinita. Te pedimos perdón de nuestros pecados y oramos porque en el futuro no tengamos que seguir robando. Amén. -Terminé y al igual que ella me persigné.

Tomé la botella entre mis manos y traté de abrirla, depositando toda mi fuerza en la tarea hasta que finalmente cedió. -Muchas gracias. -Dije mientras mi vaso quedaba medio lleno, entonces le serví en su vaso la misma cantidad del líquido. -Qué bueno que pudimos vernos, por poco y no venía.

por **Suzette Vaillant** Sáb Dic 05, 2015 10:28 am

-Sí, otra vez esos idiotas. ¡Me tienen harta! -bebió un poco de vino, mismo que la hizo toser - Creen que por trabajar como bailarina y cantante en el cabaret, soy una chica fácil. Tú sabes que eso no es cierto...Cailen. -de pronto se puso nostálgica al escuchar las palabras de su mejor amigo. ¿Y si ese día no llegaba? ¿Estaban destinados a ser pobres y a la vagancia? ¿Ser sobajados hasta el final de sus dìas? Sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos derrotistas de su cabeza. Ella siempre albergaba la esperanza de ser descubierta por alguien importante, mostrándole lo que era capaz de hacer. - Algún día saldremos de ésta miseria, es una promesa de mejores amigos. - chocó su vaso contra el ajeno. - Tendremos una casa hermosa, inmensa, con muchos criados para atendernos. Ropa ¡comida a raudales! Y... Caballos y perros, ¡y muchas flores y patios inmensos! Pero lo mejor de todo: Una gran biblioteca.- sus ojos se iluminaron imaginando la clase de vida que podrían tener. La ventaja de soñar, es que nadie podía arrebatarles ese momento; pero lo mejor de todo, es que era gratis.

-Dime Cai ¿cuál es tu sueño más grande? tomó un pedazo de queso y lo partió a la mitad. -¿Qué te gustaría hacer cuando seamos ricos y poderosos?

por **Cailen Gowan** Miér Dic 09, 2015 8:36 pm

-Claro que no. Solo piensan eso porque no se toman la molestia de conocerte. -Y dicho aquello di un sorbo al dulce néctar. -El escuchar cómo la trataban en el cabaret siempre me hacía sentir iracundo, enfermo ¿cómo era que había personas tan ciegas? Y eran así porque ellos mismos lo decidían, preferían ver el exterior y prestaban la más mínima atención a las cualidades que uno poseía. Si la gente tan solo abría los ojos, el mundo podía ser diferente. Decidí que mis pensamientos terminaran ahí o corría el riesgo de enfurecerme aún más y no quería pasar una noche tan bella como aquella sumido en mi propia miseria.

-Vale, es una promesa entonces. -Y los vasos chocaron provocando un "clang" que sonó similar a la victoria. La manera en la que su imaginación comenzaba a tomar rienda suelte me enternecía y no pude evitar soltar una risilla. -¿Una casa? ¿Qué te parece un castillo? -Dije sonriente, honestamente dudaba que algún día estuviésemos tan cerca de aquellos sueños, a fin de cuentas eran solo eso, sueños, productos de la imaginación pero... a fin de cuentas ¿qué tenía de malo soñar? sonreí ante el pensamiento.

La pregunta me tomó por sorpresa y el vino estuvo a punto de irse hacia la dirección equivocada. -No lo había pensado... de hecho es una muy buena pregunta. -Pensé en voz alta. -Bueno, sabes que siempre he querido aprender a leer y a escribir pero... Un sueño, uno grande... -Dejé la frase en el aire por varios minutos mientras me lo planteaba bien. -Estudiar. Definitivamente. -Hice una pausa mientras me imaginaba a mí mismo sentado tras un escritorio con una pila de libros y yo con una pluma en mano. -Si tuviera dinero, si supiera hacer todo eso, me gustaría estudiar algo, lo que sea.

por **Suzette Vaillant** Sáb Dic 26, 2015 10:35 am

Pensó que Cailen tenía razón. Leer y escribir era primordial para aspirar a ser alguien en la vida. Indiscutiblemente era uno de sus seños más grandes, pero dado su estilo de vida, tenía pocas posibilidades por el momento. Pero jamás de los jamáses se vendería al mejor postor. De esas ofertas malsanas ya estaba completamente harta.

-He seguido entrando a la biblioteca a hurtadillas -confesó con la boca llena - He estado así de que me pesquen. Pero es que hay un libro que me fascina. ¡No puedo dejar de verlo! Tiene unos lindos dibujos, y... Hay dragones y princesas. Además, hay un chico que siempre está ahí leyendo. Es Muy buen mozo. -un ligero rubor encendió sus mejillas. El hablar de éstos temas siempre era una eterna pesadilla. La timidéz pidía con ella, no obstante con Cailen tenìa la suficiente confianza para explayarse. -Pero antes que me hagas más preguntas, he de decirte que... No es que me interese. Bueno si...- se sirvió un poco más de vino para darse valor - Parece un príncipe. Su forma de caminar, de hablar... Pero, somos tan diferentes. El es un muchacho de muy buena posición y yo... Pues soy yo. -bajó la mirada, intentando no parecer demasiado afectada. El tema siempre le producía una profunda tristeza y no estaban ahi para lloriquear, sino para pasar un rato agradable.

por **Cailen Gowan** Mar Ene 19, 2016 9:27 pm

No pude evitar soltar una risilla. Me levanté para darle vueltas a la carne, no quería que se quemara, si eso llegaba a ocurrir sería en verdad una tragedia, aunque claro, con el hambre seríamos capaces de comerla aunque estuviese carbonizada.- Sue tienes que tener cuidado, últimamente ha aumentado el número de policías. ¿Te mencioné que casi me arrestan ayer? Al parecer ahora mendigar también está prohibido, tuve que darle todo lo que había ganado ¡Fueron 50 francos! -Solté un bufido y con ayuda de un pedazo de alambre doblado verifiqué que estuviese bien cocida. El olor despertaba mi apetito.

-Y ese chico que mencionas ¿tiene nombre? -Pregunté curioso- ¿Es el mismo que mencionaste la última vez que nos vimos? Ya sabes, el que casi choca contigo. -Hacía una semana, que fue la última vez que pudimos vernos antes de aquella noche, había mencionado algo muy vago acerca del mismo tema.- Mira, si es, como dices, un caballero, no le va a importar cómo luces ni nada parecido, en eso consiste el tener educación ¿o no?.

Cuando mencionó el libro me giré hacia ella sorprendido. -¿El libro es de color café, pequeño pero pesado?¿Tiene letras de color dorado?... Que no se queme la carne, ahora vuelvo. - Me alejé entonces para ir a buscar algo a una caja de madera, en esa pequeña caja guardaba todas mis cosas, busqué y rebusqué en el fondo, moviendo todo, sacando cosas. -Tiene que estar por aquí. -Dije en voz alta, por fin encontré lo que buscaba.

Volví a donde estaba Sue y le mostré el libro que sostenía en mis manos. -Me lo arrojaron a la cabeza el otro día, los dibujos creo que son los mismos que dices. -Extendí la mano. -Te lo obsequio, a mí no me llamó mucho la atención.

por **Suzette Vaillant** Jue Feb 18, 2016 11:15 am

-Lo sé, lo sé - acomodé un rizo de su cabello detrás de la oreja. -¡Pero no puedo evitarlo! Yo sería tan feliz viviendo ahí, creéme, que no me importaría dormir en un rinconcito-. Volví a apurar un sorbo de vino y un poco de queso-. Además, como ya te dicho, ese caballero es hermoso. Es como un príncipe y... Me ha salvado de la bibliotecaria. Pero... No me atreví a pedir su nombre - pasó el bocado- Sólo es amabilidad. Es por su educación, yo debí de haberle dado lástima y por consecuencia se vio en la necesidad de ayudarme. Porque mírame - se levantó y comenzó a caminar y a dar vueltas, bailando un poco y cantando como en el cabaret-. Es lo único que se hacer. No tengo clase, no tengo bonitos vestidos, soy pobre y no tengo educación... No Cai, sé cuál es mi lugar en ésta vida.

Tomé asiento, haciéndome ovillo. Pero reaccioné de inmediato al escuchar que había perdido cincuenta francos. Era foda una fortuna para personas de nuestra condición.

-¡Pero eso fue un robo! Debíste haberte defendido o...Haberlos vuelto a robar después.- era un muy mal consejo de mi parte. Pero ladrón que robaba a ladrón tenía cien años de perdón. Cailen no sería el primero ni el último en reaccionar de la forma en la que se acostumbraba vivir en los barrios bajos de París. -Ese dinero era tuyo, habrías estado en todo tu derecho. La próxima vez, llévame contigo y entre los dos le damos su merecido.

La carne que Cailen estaba cocinando, olía demasiado bien y esperaba que pronto estuviese a punto para quitarle su porción. Las tripas estaban haciendo de las suyas y vino y queso no eran precisamente una buena cena para alguien que no estaba acostumbrada a beber. Ya sentía sus mejillas ardiendo por el alcohol.

Su mejor amigo entonces se levantó rapidamente hablando cosas. Una tras otra. Al parecer se refería al libro que tanto me gustaba y cuando lo puso delante de mí, no puede evitar mi grande sorpresa. ¡Era el mismo libro que siempre me robaba el sueño!

-Pero... ¡Cómo es posible que te lo hayan arrojado en la cabeza! Cailen... Esto es casi como un milagro. -me apresuré a abrirlo y a admirar nuevamente todas aquellas ilustraciones que me hacían vivir en un mundo de cuentos de hadas. -¡Todavía no puedo creerlo! ¿En verdad me lo obsequias? -mis ojos se pusieron acuosos, estaba profundamente emocionada-. Tú eres el único en quien puedo confiar - le di un beso en la frente. -El único que me entiende, te quiero mucho zarrapastroso. -le regalé un gran y apretado abrazo al mejor amigo de toda mi vida.

por **Cailen Gowan** Lun Feb 29, 2016 8:55 pm

Dejé que me abrazara. Ella era (hasta donde podía recordar) la única persona que dejaba que se acercara tanto a mí, que eso por sí solo era todo un logro. Encima me abrazaba y le correspondía. -Sí. Estaba caminando por ahí, ya sabes, haciendo lo mío. Pasé frente a la librería y me detuve. -Dejé escapar un suspiro mientras retiraba la carne del fuego y la llevaba a nuestra mesa improvisada.

El aroma era demasiado tentador, apenas pude contener las ganas de devorar el trozo ahí mismo. -Solo estaba observando los libros, no hice nada malo y ¡Zas! algo me golpeó la cabeza. -Dije señalando el libro que sostenía la joven. -Siempre he querido un libro. ¿Te lo había dicho ya? Pero... en cuanto llegué corriendo hasta acá y quise abrirlo caí en la cuenta de que no me sirve porque no puedo leerlo. No aún...

Me dediqué a cortar la carne, tratando de que estuviera dividida a la mitad. -No podía hacer eso y lo sabes. ¡Era un policía! ¡Un policía! Y aunque no tuviera el uniforme en ese momento, de todas formas andan armados por las calles. Te lo digo, vivimos entre hipócritas y... es irónico. Porque nos acusan de timadores a personas como tú y como yo pero... míranos. Si a humildad se refiere, nosotros deberíamos darles clases. - Dejé los utensilios improvisados, hablar de esos temas me causaba una frustración inmensa, y era porque me sentía impotente ante todo.

Decidí dejar el tema ahí o la frustración me haría perder los estribos como hace un momento. -Perdona, es solo que… estoy molesto pero. No podía hacer nada o quien pagaría sería yo. Y... cambiado de tema. Con respecto al chico. Dudo que le des lástima. ¿Te has puesto a preguntarte si tal vez existe la posibilidad de que le... intereses? No te rías, es posible.

por **Suzette Vaillant** Dom Mar 20, 2016 8:48 am

Acaricié el cabello de que Cai. El punto de la plática había llegado a un tema escabroso, del que queríamos salir todos los días. Siempre llegábamos a ese punto, porque no podíamos hablar de otra cosa, que no fuere de nuestra condición de pobres. La clase más baja de todo el mundo. Ese era el motivo por el cuál, entre nosotros mismos, acabásemos consolándonos mutuamente, y apoyándonos también, ¿por qué no?

Eche una última ojeada al libro, y lo cerré estrujándolo contra mi pecho con fuerza.

-A veces me da miedo, que llegue al grado, en el cuál tenga que hacer cualquier cosa para poder comer. Tengo miedo de caer en ese hoyo oscuro y profundo del cual no pueda salir nunca más.

Me refería en específico, a la situación de muchas de las bailarinas del cabaret. Terminaban vendiéndose al mejor postor, por algunas monedas. Las más afortunadas continuaban bailando todas las noches, pero las más débiles de carácter, ocupaban su tiempo actualmente en cualquier burdel de París o en alguna esquina oscura ofreciendo su cuerpo como mercancía, expuestas a cualquier clase de peligro y enfermedades. Conocía al menos un par de chicas, que ahora mismo podrían estar en problemas, siendo asesinadas, o muriendo de alguna enfermedad, para la cual no había cura actualmente.

Deseché la idea en mi cabeza. Decidí hablar de cosas más agradables, como el chico aquel de la biblioteca. El pálido chico rubio, que me hacía sonreír cada vez que cerraba los ojos y recordaba su rostro.

- Su mundo es muy diferente al mío. Pero la educación existe todavía en la clase alta, hacia los de la clase menos afortunada. Eso me da la ilusión de que no todas las personas son malas, y que aún tienen esa chispa de bondad en su corazón. - Suspiré.- -De cualquier forma te doy las gracias por hacerme un presente tan bello, ya me encargaré yo de retribuirte el detalle. Será una sorpresa ya lo verás y te va encantar. -Lo despeiné jugando. -Por cierto, nunca me has dicho si tienes interés por alguna persona. ¿Te gusta alguien ? si no hay nadie por el momento, ¿como te gustaría que fuese esa persona?

El olor a carne cocida, ya me estaba dando más hambre que en principio. Pero la acayé tomando un sorbo más de la botella, y un poco más de queso, esperando su respuesta.

por **Cailen Gowan** Miér Abr 27, 2016 5:48 pm

Dejaba que me revoloteara el cabello,tras todo el abuso que se vivía en las calles las caricias o juegos eran más que bienvenidos, además de que hacía tiempo que había aprendido que podía confiar en ella, por lo que la incomodidad inicial que había tenido cuando hacía contacto conmigo se había perdido hacía mucho tiempo -No Sue, no pienses así. Sé que eres más fuerte que eso, no te dejes caer en eso. No lo necesitas, y si te llega a pasar algo no me lo perdonaría. Piensa en las veces que hemos pasado frente al hospital de beneficencia, ¿te das cuenta de que la mayoría son mujeres? -Tampoco quería enfocarme mucho en esas horrendas imágenes que aturdían nuestra mente cuando pasábamos. -No quiero que termines así, no sé qué haría si te pasara algo. -Acabando de decir aquello, retiré la carne del fuego y usé trozos de madera como platos y procedí a tomar asiento al tiempo que tomaba un poco de queso.

De repente acudió a mi un recuerdo cercano, los primeros días de cuando llegué a París, terminé en el hospital por deshidratación y junto a mi camilla yacía una joven hermosa usado solo la bata del hospital, al verla pensé que era un ángel pero a medida que desperté me di cuenta de la horrenda realidad. Ella había fallecido, y los doctores no se habían dado cuenta y no lo hubieran hecho hasta que pegué un grito y caí de la cama. Por los comentarios de otras personas junto a mí supe la historia de la mujer, tenía veinte años apenas y un hijo que trajo al mundo, fruto de los servicios que ofrecía. Pudo haber sido cualquiera y la idea me causaba un dolor inmenso. -Si pudiera, te sacaría del cabaret… -Murmuré en voz baja.

-No tienes que hacerlo, es un obsequio, no se supone que pagues de regreso o algo así, te lo quise dar. -La siguiente pregunta me tomó desprevenido y no pude evitar sonrojarme, traté de distraerme sirviendo la comida pero la excusa no funcionó por mucho. -Pues… sé que está mal ¿te he hablado de lo que hacía mi padre? sabes que estoy en contra de todo lo que hizo. De hecho cuando nos encontramos me atrapó en una red, pensaba que era un sobrenatural, es una cazadora pero… no lo sé. No olvídalo, es una tontería.

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