AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Rêves de sang [Pam]
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Rêves de sang [Pam]
Se trataba de una noche fría, donde el invierno había arrasado con parte de la población de clase baja parisina, algunos congelados y otros más bien habían sido asesinados para que así la cantidad de personas se redujera en Paris. El exceso de inmigrantes era una gran ventaja para los chupasangres. Y yo me valía de eso para poder alimentarme sin tener que llamar la atención. Las batallas con los D’ Auxerre se habían detenido y ahora la lucha era constante en nuestra intimidad. La familia estaba destruyéndose a sí misma y mis deseos de tener algo que liberara mis opresiones de todo lo demás se hacían mucho más poderosas que antes. Buscaba en cualquier rincón algo que nublara mi mente, que enjuagara mis deseos para así poder disfrutar la inmortalidad que aquella platinada me había regalado. En el bar de sobrenaturales, las lenguas hablaban sobre los esclavos de sangre. Sobre comprar el elixir a otros humanos a cambio de entregar un poco de la propia estirpe. La realidad es que tiempo atrás lo había intentado con una humana, aunque la idea me parecía despreciable. No obstante, ésta había terminado por escapar y yo no pensaba asesinarla. No tenía el calibre para mis deseos y tampoco lo que yo buscaba de una bolsa de sangre constante; mucho más que simples venas. Quería alguien que lograra entretener mi adormilada alma. Que sacara de mi mente a la mujer de sonrisa cínica por al menos unos pocos minutos. Y fue cuando salí del club "The Brotherhood of the Damned" que me decidí a encontrar a quien sería mía. Quizá sonara burdo, pues simplemente me había dejado llenar la cabeza por los demás vampiros que allí se sentaban. Quien atendía no había hecho mención a ello y en realidad no parecía agradarle la idea. Pero a mí, a mí me abría una nueva puerta para poder descubrirme. Tantos siglos y aún no conocía la diversión de beber de un mismo lecho.
En los suburbios de las calles se encontraban los deseosos de muerte y un vino de eternidad, se la intercambiaba en los mercados negros; era sangre por sangre, aunque yo desconocía el origen que tenían. ¿Quién entregaría de su vitalidad realmente? Solo neófitos ilusos. Sin embargo me paseé durante varias noches por allí, indagué hasta encontrar el patrón en donde el elixir rojo era más desgarrador. Y no fue hasta la quinta vigilia que me arrimé a uno de los callejones cortos menos recorridos. Había una mujer singular que había llamada mi atención. La razón era inédita y aunque no solía hacerle caso a mi curiosidad; desde la resurrección de mi hermano gemelo como parte de nuestra familia, todas las cosas se habían hecho diferentes para mí. Y había decidido que me haría con mi propia ración, escapando a todo lo demás para fijar el tormento en un alma diferente. — En las sombras de la noche solo los trillados se quedan esperando. — Susurré en aquel momento, la noche volvía a ser fría, el invierno escarchaba las losas de la ciudad y con una mirada furtiva me hallaba interceptando a la fémina de rubia cabellera. Sí, era una esclava, su aura lo hacía ver, sus rasgos marfilados, producto de la ingesta de particulados vampíricos. Entrecerré los parpados y dejé caer los brazos dentro de los bolsillos de un saco medianamente fino, largo y oscuro que ocultaba la piel de mi cuerpo, ésta era morena y de expresiones duras y algo violentas. Tenía la clara apariencia de un extranjero guerrero y eso era en realidad. Un antiguo germano que había batallado contra el sol miles de veces. — Sé lo que quieres. Y yo puedo dártelo. Los murmullos me llevaron hasta ti. — Añadí al instante, buscando alguna expresión que me abriera el verdadero interés por no mutilarla aquel crepúsculo.
En los suburbios de las calles se encontraban los deseosos de muerte y un vino de eternidad, se la intercambiaba en los mercados negros; era sangre por sangre, aunque yo desconocía el origen que tenían. ¿Quién entregaría de su vitalidad realmente? Solo neófitos ilusos. Sin embargo me paseé durante varias noches por allí, indagué hasta encontrar el patrón en donde el elixir rojo era más desgarrador. Y no fue hasta la quinta vigilia que me arrimé a uno de los callejones cortos menos recorridos. Había una mujer singular que había llamada mi atención. La razón era inédita y aunque no solía hacerle caso a mi curiosidad; desde la resurrección de mi hermano gemelo como parte de nuestra familia, todas las cosas se habían hecho diferentes para mí. Y había decidido que me haría con mi propia ración, escapando a todo lo demás para fijar el tormento en un alma diferente. — En las sombras de la noche solo los trillados se quedan esperando. — Susurré en aquel momento, la noche volvía a ser fría, el invierno escarchaba las losas de la ciudad y con una mirada furtiva me hallaba interceptando a la fémina de rubia cabellera. Sí, era una esclava, su aura lo hacía ver, sus rasgos marfilados, producto de la ingesta de particulados vampíricos. Entrecerré los parpados y dejé caer los brazos dentro de los bolsillos de un saco medianamente fino, largo y oscuro que ocultaba la piel de mi cuerpo, ésta era morena y de expresiones duras y algo violentas. Tenía la clara apariencia de un extranjero guerrero y eso era en realidad. Un antiguo germano que había batallado contra el sol miles de veces. — Sé lo que quieres. Y yo puedo dártelo. Los murmullos me llevaron hasta ti. — Añadí al instante, buscando alguna expresión que me abriera el verdadero interés por no mutilarla aquel crepúsculo.
Lorian de Bordeaux- Vampiro Clase Alta
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Re: Rêves de sang [Pam]
Rêves de sang
Noches sin dormir como cualquiera, retales de papel por todo el escritorio, incluyendo libros que hasta ahora desconocía su existencia, derivando en otras lenguas que no están a mi alcance. Era el momento de dar validez a la información que había obtenido hace un par de semanas, traté de encajar las piezas mínimamente para que fuera coherente, aunque cierto es, que me resultaba extraño que el conjunto en si, condujeran a un sitio como este, también he de admitir que tampoco me importaba la longitud del trayecto, si ello me daba respuestas. Calles vacías y poco iluminadas, alguna de las farolas estaban fundidas y ello daba un ambiente poco seguro para alguien que caminaba sola por los callejones,—debería tener miedo—,suponiendo que existan las criaturas que mencionan, debería estar aterrorizada pero -risas- eso no lo hace sino más intensa y arriesgada la travesía. Me sorprende que la soledad que presenta este otro lado por donde camine, se muestre ahora como la cara opuesta, normalmente a la luz del día los puestos abiertos escasean, y otros tantos están cerrados con cadenas y lonas oscuras, pasando a ser “el callejón fantasma”. Antes de dejarme ver, oculté mi pelo bajo un velo liso de color oscuro, apenas dejara ver un par de mechones rubios a los laterales de la cara, un sencillo complemento para simples ropas como podía permitir,no quería llamar la atención esta vez.Avancé por fin, mostrándome firme, como si supiera a donde me dirigía, mirando de reojo a cada lado, manteniendo la mirada a aquel que me cruzaba, intentando ver ellos una pista que no encontraba.También es cierto, que no supe hallar en que forma se presenta ese elixir del que repetitivamente hablaban los libros,—aquellos que si podía entender—;apuntando los datos que hacían referencia a ello. No encontraba nada, salvo miradas vacías y viandantes que caminaban unos en contra de otros, con trajes mejores al mio,analizaba sus forma de andar y los gestos extraños de su cara al darse cuenta de que les observaba, lo que provocaba en mi una minúscula sonrisa, como si en ella se escondiera una disculpa —ni mucho menos—,tal vez ellos serían los próximos en el juego.Además,-¿para que tenemos los ojos si no es para mirar lo que se nos plazca?—pensé—,incluso al frente que no miré y me hizo tropezar con alguien que no había visto antes, aunque con el tiempo que llevaba en Paris, era difícil quedarme con caras que podrían decirse "conocidas”. Fruncí el ceño después de escucharlo, —¿Cómo dice?¿Cómo puede saber lo que busco, sin haberlo mencionado? —dije mirándole a los ojos y apartándola poco después para aligerar el paso, chocando sin querer con su hombro, le mire de reojo y negué al tiempo que reanudaba el paso lo mas rápido posible, sin miramientos, chocándome con algunos más… | |
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Última edición por Pam Dubois el Lun Dic 28, 2015 12:55 pm, editado 1 vez
Pam Dubois- Esclavo de Sangre/Clase Baja
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Re: Rêves de sang [Pam]
Y por supuesto que lo encontré, hallé aquella característica que me incitaba a no matar, a mantener la flama de la existencia un poco más de tiempo, el suficiente hasta que ésta se marchite y mi atracción vuelva a ser inexistente. Pues simplemente era una la que podía mantener mi mirada por siempre. Suspiré al recordarla, negando con la propia mente, esa noche no era su noche, era la mía. En donde encontraría a mi bolsa de sangre una vez más. Ya había perdido una hacía mucho tiempo, con la misma energía caprichosa y maquiavélica, ahora no volvería a cometer el mismo error. Y frunciendo los labios fue que agarré la muñeca ajena, apretando lo suficiente para que el dolor detuviera su paso, pero no demasiado como para hacerla gritar. ¿Cómo podía saberlo? ¿Y de qué se trataba ello? Era obvio, simplemente que seguía siendo una humana, inocentes mentes que aunque se creían mejores que los demás, no lo eran. Solo podían ser títeres de la sobrenaturalidad que nos dominaba. — ¿Cómo crees? ¿Le temes a la muerte? — Susurré entonces, antes de dejarla ir, de permitir que saliera casi corriendo, chocándose contra los demás. Personas que quizá la querrían para acribillarla o simplemente para beberla entera. Esclavos de sangre, ellos no comprendían lo que eran, seguros de que eran especiales. Confundidos por completo en esas nubes de misericordia que dicen tener. Y casi sentí la sonrisa enmarcarse en mi rostro, no obstante no fue más que una mera ilusión a mí mismo. Aún no recordaba los siglos que habían pasado desde que la máscara se me hubiese caído, desde que una expresión hubiese rondado por mi rostro. Y me giré, caminando directo hacía ella, suspirando en lo que la veía cada vez más lejos, mas nunca lo suficiente como para no poder agarrarla.
La pregunta era, ¿por qué escaparía ella de mí? ¿Un juego? ¿Ella estaba buscando, acaso, que yo me interese, que yo me esfuerce en que se reduzca entre mis palmas? Lo estaba haciendo bien, la búsqueda del ratón siempre me entretuvo, para matar, principalmente. Aunque en ese caso se trataba de un consenso, uno en donde yo no tuviera que salir a cazar por un largo tiempo. Donde no tuviese que preocuparme por mi alimentación pues ésta estaría al alcance de mi mano. Ya había pasado una época desde que me habían magullado en medio de una cacería, la familia enemiga no volvería a agarrarme distraído nunca más. De eso estaba seguro, pero mantendría mi palabra y era aquella mujer la que terminaría por formarla.
Y fue en ese momento en el que me acerqué como si el viento rozara mis entrañas y terminé a su lado, caminando como antes había hecho, solo que ahora en la misma dirección y sentido, emanando un suspiro de lo más casual posible. — ¿Te crees sublime? ¿Te gusta jugar este juego? ¿Acaso no quieres ser hermosa por siempre? No lo repetiré más de una vez; no corras demasiado. — Aseguré entonces, mirándola de reojo, podía ver perfectamente a través del velo, incluso a través de sus ojos, de sus pensamientos. Era un libro completamente abierto. Y me giré, caminando a donde una puerta en medio del callejón se hacía presente, era un lugar de magia, en donde hechiceras creaban grandes ilusiones para hacer pasar desapercibido el lugar, aunque le cumulo de energía era evidente para nosotros. Y yo lo conocía, había sabido de él desde hacía tiempo, aunque dignarme a buscar a la elegida no era cosa fácil. Pero tampoco me haría rogar, pues bien sabía que ella me necesitaba más que yo. Ella deseaba lo que ningún puede conseguir.
La pregunta era, ¿por qué escaparía ella de mí? ¿Un juego? ¿Ella estaba buscando, acaso, que yo me interese, que yo me esfuerce en que se reduzca entre mis palmas? Lo estaba haciendo bien, la búsqueda del ratón siempre me entretuvo, para matar, principalmente. Aunque en ese caso se trataba de un consenso, uno en donde yo no tuviera que salir a cazar por un largo tiempo. Donde no tuviese que preocuparme por mi alimentación pues ésta estaría al alcance de mi mano. Ya había pasado una época desde que me habían magullado en medio de una cacería, la familia enemiga no volvería a agarrarme distraído nunca más. De eso estaba seguro, pero mantendría mi palabra y era aquella mujer la que terminaría por formarla.
Y fue en ese momento en el que me acerqué como si el viento rozara mis entrañas y terminé a su lado, caminando como antes había hecho, solo que ahora en la misma dirección y sentido, emanando un suspiro de lo más casual posible. — ¿Te crees sublime? ¿Te gusta jugar este juego? ¿Acaso no quieres ser hermosa por siempre? No lo repetiré más de una vez; no corras demasiado. — Aseguré entonces, mirándola de reojo, podía ver perfectamente a través del velo, incluso a través de sus ojos, de sus pensamientos. Era un libro completamente abierto. Y me giré, caminando a donde una puerta en medio del callejón se hacía presente, era un lugar de magia, en donde hechiceras creaban grandes ilusiones para hacer pasar desapercibido el lugar, aunque le cumulo de energía era evidente para nosotros. Y yo lo conocía, había sabido de él desde hacía tiempo, aunque dignarme a buscar a la elegida no era cosa fácil. Pero tampoco me haría rogar, pues bien sabía que ella me necesitaba más que yo. Ella deseaba lo que ningún puede conseguir.
Lorian de Bordeaux- Vampiro Clase Alta
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Re: Rêves de sang [Pam]
Rêves de sang
Se me cortó la respiración cuando su fría mano rodeó mi muñeca, haciendo que volviera la mirada en él, viéndome reflejada en sus pupilas, una mueca en mis labios y ligero fruncir de ceño por su fuerza ligera que molesta,a parte de sus modales que no me agradan en absoluto. Tire hacia abajo para quitarme de su agarre, segundos antes él me había dejado libre quedando en el aire como un gesto inútil, reaccionando lo más rápido posible para alejarme de ese extraño, me negué a responder, llegue incluso a pensar que era un ser delirante, — ¿Quién si no formularía esa pregunta?,¿acaso él creía ser aquello que todo el mundo teme? — pensé para mi mientras seguía avanzando, mirando hacia atrás y comprobar que no era perseguida. — Corazón delator, que no deja fingir el miedo que provoca los pasos que entre las sombras me persiguen. No por ello me detendré…—;pensé mientras seguía buscando aquello a lo que vine esta noche, pero aún no hallaba el lugar en concreto y las bocas mudas, extrañas miradas tampoco eran de ayuda, comenzaba a desesperarme,— ¿Dónde diablos está? —hable en alto sin poder remediarlo, al tiempo que aquella voz de nuevo interrumpía mis pasos, dando un vuelco el corazón por tan repentina aparición. Abrí los ojos más de lo habitual, alzando la mirada al tiempo que el velo se deslizaba un poco, fijándome en cada facción de su rostro, tan masculinamente atractivas, que mis mejillas sonrosaron sin poder controlar como podía hacerlo con cualquier otro gesto para disimular que era de mi agrado sin llegar a mas que atracción física. —¿Qué clase de juego?,¿le parece que juego?— dije alzando la ceja, avanzando a la vez que él, tratando de calmarme para no delatar el temor que me provocaba su sola presencia, era extraño en mi y creía ser mas fuerte en situaciones así. Respiré profundo, dando pasos largos a los que me seguía, parándome casi de inmediato en una zona particular de los callejones, donde aparentemente no había nada, sin embargo, me sentía atraída por la idea de cruzar y averiguar el que. Mantuve mi silencio, no quería darle respuesta temprana ante la posibilidad que me ofrecía—….¿así de fácil lo ofrecéis?— dije intentando pronunciar un correcto francés como he procurado hasta ahora, para evitar malos entendidos, no sería la primera vez. — ¿por qué yo y no otro? —añadí tras una pausa, mirándole de reojo—¿Cómo sé, que no hay vacío tras cada palabra que pronuncia, que no miente?—finalice, esperando una respuesta,entretando avancé por el desvío del callejón. | |
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Pam Dubois- Esclavo de Sangre/Clase Baja
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Re: Rêves de sang [Pam]
“¿Por qué yo y no otro?” Los humanos eran demasiado pensativos, lo hacían todo extremadamente largo. Y yo, como una bestia que había peleado en guerras, sabía que tomar el camino sencillo era la mejor decisión. Pues, ¿qué tenía para perder si en realidad podía leerle la mente? Podía olerla, sentir en su sangre, la sangre de vampiro que alguna vez había tenido recorriendo su ser. Su rostro pálido y angustiado, más el deseo inocuo en sus ojos acuosos y de un dulce sabor. Casi estuve a punto de sonreírle, algo así como un regalo para que deje de enloquecer el juego en el que ya había perdido. Sin embargo, me atuve hasta las últimas consecuencias. — ¿Acaso crees que eres especial? Puedo saber lo que piensas con solo mirarte y sé lo que quiero cuando lo veo. — La explicación salía de mi boca tan escasamente, reseca hasta en el último momento que apenas se veía el movimiento de mis labios. No había cosa que molestara más mis puros instintos que tener que dar vuelta en una sola cuestión. Y aun así era justamente aquello lo que me hacía estar parado frente a la fémina de cabellos claros como la plata. La insensatez, la desconfianza y la mirada altiva y socarrona que provocaba que mi mano quisiera estrangular el delgado cuello que sometía su cabeza. Y vi sus pasos, uno tras otro iba dirigiéndose hacia el lugar, no tenía ni un poco de fortaleza interior, se iba a deshacer en mis manos como una túmida flor, desesperada y anhelante del elixir de la eternidad.
— En éste lugar solo hay una cosa que se viene a hacer. Mi tiempo es largo, pero no me interesa desperdiciarlo. ¿Con quién más has estado en ésta vida? Alza tu mano, ¿de dónde eres? — La acerqué de nueva cuenta, sujetando su muñeca cuando sus pasos estuvieron dispuestos y encaminados; cercanos a mí. Arrastrándola hasta la puerta, deleitándome con la estructura física que conllevaba, pensando entonces en qué clase de líquido de la vida estaría en ella. ¿Convertirla en algún momento? No, nunca más podría convertir a alguien, Vibeke había hecho con mi vástago lo que el Sol hacía con cualquiera y no quería permitirle aquel insaciable goce que tenía al verme flaquear de humillación. No obstante no podía decir que no la cuidaría, desde siempre, había tratado a los animales y mascotas como seres de igual importancia, ella no sería la excepción. — No pareces tan entusiasmada, ¿acaso te he decepcionado? Sería una lástima ya que tu aroma parece lo suficientemente amargo como para agradarme. ¿Sabes qué tienes que hacer para ser aceptada? ¿O es que acaso es tu primera vez? — Los esclavos de sangre siempre me habían parecido una cosa inusual en el mundo, pero sumamente prácticos. Por lo que comencé a caminar con ella a rastras hacia el interior del lugar, era prácticamente un hotel y había habitaciones reservadas, con pequeñas mesas que servían para esperar a los amos. Ningún esclavo de sangre era lo suficientemente tonto para andar solo por cualquier lado, aun teniendo la marca de propiedad, que tatuaba a cada uno con su propietario, siempre había neófitos y desconsiderados que se querían robar la comida ajena, aun cuando luego perdieran la vida. No esperaba que me suceda eso, tenía bien claro que no quería volver a quemarme entero por un estúpido error ante la necesidad de alimentarme. — Lorian, me puedes llamar así. Tu mente parece sumamente agonizante, cualquiera podría decir que te verías mejor muerta. — Frente a un pastillo, una nueva habitación estaba esperando la firma de su alma vendiéndose al demonio.
— En éste lugar solo hay una cosa que se viene a hacer. Mi tiempo es largo, pero no me interesa desperdiciarlo. ¿Con quién más has estado en ésta vida? Alza tu mano, ¿de dónde eres? — La acerqué de nueva cuenta, sujetando su muñeca cuando sus pasos estuvieron dispuestos y encaminados; cercanos a mí. Arrastrándola hasta la puerta, deleitándome con la estructura física que conllevaba, pensando entonces en qué clase de líquido de la vida estaría en ella. ¿Convertirla en algún momento? No, nunca más podría convertir a alguien, Vibeke había hecho con mi vástago lo que el Sol hacía con cualquiera y no quería permitirle aquel insaciable goce que tenía al verme flaquear de humillación. No obstante no podía decir que no la cuidaría, desde siempre, había tratado a los animales y mascotas como seres de igual importancia, ella no sería la excepción. — No pareces tan entusiasmada, ¿acaso te he decepcionado? Sería una lástima ya que tu aroma parece lo suficientemente amargo como para agradarme. ¿Sabes qué tienes que hacer para ser aceptada? ¿O es que acaso es tu primera vez? — Los esclavos de sangre siempre me habían parecido una cosa inusual en el mundo, pero sumamente prácticos. Por lo que comencé a caminar con ella a rastras hacia el interior del lugar, era prácticamente un hotel y había habitaciones reservadas, con pequeñas mesas que servían para esperar a los amos. Ningún esclavo de sangre era lo suficientemente tonto para andar solo por cualquier lado, aun teniendo la marca de propiedad, que tatuaba a cada uno con su propietario, siempre había neófitos y desconsiderados que se querían robar la comida ajena, aun cuando luego perdieran la vida. No esperaba que me suceda eso, tenía bien claro que no quería volver a quemarme entero por un estúpido error ante la necesidad de alimentarme. — Lorian, me puedes llamar así. Tu mente parece sumamente agonizante, cualquiera podría decir que te verías mejor muerta. — Frente a un pastillo, una nueva habitación estaba esperando la firma de su alma vendiéndose al demonio.
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Re: Rêves de sang [Pam]
Rêves de sang
►Preparada para vender el alma al diablo,¿que mal podía pasar?◄Pam Dubois De nuevo tenía que fingir, disfrazar la desconfianza ante ese velo sombrío que lo envuelve, manteniéndome en silencio mientras caminaba al callejón que no llegué a cruzar por su intromisión, a la que respondí con el fruncir del ceño y firme mirada a quien toma de mi muñeca para alejarme. — ¿Especial?— me pregunté de nuevo al escucharlo, negando inmediatamente, respondiendo simultáneamente en voz baja— …para nada, que estúpida etiqueta—.Mantuve la mirada el tiempo suficiente como para hacer saber que no temía — mentira, o tal vez no, en estos momentos tan solo una delgada línea me separa del miedo—,espero no cruzarla y ser lo suficientemente fuerte como para no perder el control de mi y lo que me rodea. Traté de deshacerme de su agarre en varios giros, pero los dedos comenzaban a quedarse dormidos y la fuerza disminuía. Al fin respondí, después de escucharle — ¿en esta vida? —Negué— ¿Acaso eso importa ahora?... — dije mientras humedecí los labios para volver a hablar —…Bélga— dije finalmente, pretendía no hablar más, pero tal vez si no lo hacía podría perder en este juego — Si es que ya no lo hice —. Trague saliva con fuerza, parpadee antes de entrecerrar los ojos—…Jamás lo hice, las otras veces tan solo hice uso del hur …— dije sin terminar y rebelar que aquellas otras muestras tomadas , fue sin consentimiento de quien pudiera permanecer y tampoco creo que echen en falta un par de frasquitos. Tampoco sé porque este brote de sinceridad ante un total desconocido. —¿Podríais soltarme? — dije con un tono firme—..Os seguiré sin necesidad de esto…—;volvía a tragar saliva e hice girar de muevo la muñeca entre sus dedos—…Lorian— añadí con retintín, después de escuchar su nombre, sin revelar el mío. Lo que no llegue a entender es por qué me detuvo, estaba dispuesta a atravesar aquello, ¿Qué mal podía ocurrir a la salida de los callejones?. Me mantuve en silencio y pensativa durante el inicio del camino, mientras observaba mi alrededor con curiosidad, a pesar de que no parecer diferente a cualquier otro lugar lujoso de Paris o tal vez si, sobre todo el silencio envuelve el lugar y otros extraños puestos que desconocía, así como también aquello que guardan. —¿Y si acepto? — dije finalmente, cediendo ante el diablo que hoy viste elegantes ropajes, ignorando también en lo que acertó, tampoco iba a darle la razón , guardándome la decisión de morir si todo esto acaba mal. | |
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Pam Dubois- Esclavo de Sangre/Clase Baja
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