Mavra C. Bulgàkov ID

Mavra Czarina Bulgàkov

2180 años • Vampiro • Condesa de Inglaterra • Heterosexual • Rusa

HABILIDADES DESTACADAS:

Descripción Física

¿Cuántas veces se ha escuchado la frase "La encarnación del mal"? ¿Cuántas veces ha sido simplemente decepcionante? Quizá esto se deba a que no puede existir la maldad como una conformación del todo, en la psicología humana debe -aunque re torcidamente- haber una balanza entre la definición de lo bueno y lo malo, esto depende de las percepciones de cada individuo, es por ello que clasificar a las personas bajo un perfil lleno de semejanzas, resulta ridículo porque así como el descubrimiento de nuevas ciencias va sorprendiendo a los investigadores, la mente en su basto universo puede desdeñar innumerables pensamientos que dejará extasiado al incrédulo y sin fe al más fiel de los corderos...

Cierra tus ojos, indaga en tu imaginación y visualizan a una Diosa de piel blanca, bailando bajo la luz de la pálida luna, en medio de un lago rojo con cadáveres adoquinando las orillas. Sus ojos son la esmeralda perdida en el fondo del océano, esa que se hundió junto con Atlantis y es buscada para saciar la ambición de los mortales. Reposa tu atención en sus labios, son perfectos, aunque posean un color blanco, casi anímico, se puede reconocer que son la fuente del delirio, el lugar donde nace y muere cada maldito sueño infernal con el que se desviste su cuerpo por las noches pasionales. Retrocede, toma aire… Baja la vista hasta sus torneadas piernas, perfectos senderos que conducen a la cueva de la muerte, donde la sabia es alcoholizada por la avaricia, la lujuria y la demencia. Sube por sus caderas, delinea su vientre y ahógate en el oasis de su ombligo. Continúa ascendiendo, te encontrarás con su diminuta cintura y como talud de tu camino, las costillas que realzan débilmente su esbelta figura; tras ellos, dos gigantescas montañas se abren paso, y en la cima, te espera el sabor de la victoria. Seguimos con sus hombros, quienes se alzan con imponencia. Su cuello se arquea, luciendo un tono marmóreo, apetecible, delirante e irresistible. Su cabello se mueve a favor del viento que olisquea cada rincón de su cuerpo. Te la imaginaste desnuda, lo sé… Pero su intimidad es cubierta por ella misma, su pose es la de Eva, con una manzana roja en su mano derecha y cubriendo su Altar de Venus con la izquierda. Su belleza es indescriptible, su inmortalidad incalculable. Toca su piel, la seda muere ante ella, pero está tan fría como la más estoica piedra.

Escucha su voz, el coro de ángeles en el paraíso le queda corto, es que su dulce voz es el acorde ideal para todo tipo de melodía, desde aquella que proclama la divinidad y la pureza, hasta esa que te hace sucumbir ante los placeres del tártaro en su depravada promiscuidad. Abre tus sentidos, deja que tus ojos continúen deleitándose con su perfecta visión, mientras tu olfato se embriaga de pasiones con el perfume de su aliento. Gélido, amargo e irrevocablemente adictivo. Desgarradora e infernal, mano derecha del mismísimo Lucifer, no ella es él. Acércate, el rocío de la madruga está besando sus poros, parecen pequeños cristales tornasol destellando de envidia, de celos. Las estrellas del cielo han perecido ante su belleza. Ahora aléjate lo más que puedas y enfócate en sus labios ¿Qué hay allí? Una sonrisa ¿Y detrás de ella? Carmín, siempre hay carmín.

Ese es el cuerpo de un demonio atrapado en la aparente fragilidad de una mujer. Que tu vista no te engañe, que las ilusiones de tu mente no te mientan. Esa dama si existe, pero no te recomiendo que vayas en busca de ella.

Descripción Psicológica

Para entender lo qué es Mavra, habría primero que dejar en claro, lo que no es y, en definitiva, ella no es la encarnación del mal. ¿Decepcionante? Oh, sólo aguarda.

No puede existir la maldad como una conformación del todo, en la psicología humana debe -aunque re torcidamente- haber una balanza entre la definición de lo bueno y lo malo, esto depende de las percepciones de cada individuo, es por ello que clasificar a las personas bajo un perfil lleno de semejanzas, resulta ridículo porque así como el descubrimiento de nuevas ciencias va sorprendiendo a los investigadores, la mente en su basto universo puede desdeñar innumerables pensamientos que dejará extasiado al incrédulo y sin fe al más fiel de los corderos... No es que ella sea un demonio vagando entre la escoria de la humanidad, porque a decir verdad, ella sería la podredumbre que acojona al demonio y, lo peor de todo, es que lo sabe.

Es indiferente al entorno que le rodea, para ella sólo existe una persona en este mundo que merece su atención y su nombre es, Czarina. En la antigüedad, así es como se le conocía, una mujer siniestra y encantadora, que logró enmudecer el rugir del trueno, pero que ahora se dedica a invocar el apocalipsis con tan solo un coqueteo.

Se dice que la lujuria es un anagrama de su nombre, es el abismo en donde todos los hombres caen tras la palabra adecuada.  Ella sabe como hacer que el hombre caiga inmerso en su infernáculo, dedica hermosos versos impregnados de mortíferos venenos, y sin saberlo, su víctima perece lentamente ante sus encantos femeninos. Puede leer los pensamientos ajenos. Observa cada parte del cuerpo, no se le escapa absolutamente nada, cada latido, cada respiración, cada golpe del corazón y cada corriente de la sangre en las venas, ella las escucha. Tiene cierto  vínculo con su sexo que sobrepasa los límites de la cordura, la moral y lo físico, tampoco se trata de una sensación trascendental ni mucho menos divina, pero en definitiva, está completamente hambrienta por satisfacerse. Lástima que su egocentrismo le haga creer que nadie le merece.Hasta hace poco, sólo uno pudo convencerla de ello,  pero para su desgracia (la de él, no la de Czarina), hubo una separación. La ruptura y lejanía provocó que su ausencia le asfixiara, quemara, y consumiera…

Es una mujer enferma, embelesada por la violación hacia su propia especie, hipnotizada por la zángana idea de la depravación a la carne de su carne. Pecadora, desinhibida y absolutamente consciente de su perversión. ¿Qué hace una mujer insatisfecha en la cama? Busca reventar sus ansias hasta que no le quede nada.

Paciencia, es otra palabra que no la describe. No soporta la ignorancia y las personas estúpidas.  Es  cierto que no tiene todas las preguntas, mucho menos conoce todas las respuestas, pero le altera tener conversaciones con personas que presumen altanería  y sarcasmo sin saber la definición o su etimología. La necedad es uno de los crímenes que comente este tipo de gente, caer junto a ellos, es algo que intenta esquivar, sin embargo, en ocasiones se da el lujo de ensuciarse las manos, pues estudia y admira la sociedad, logrando captar el porte, el léxico y los ademanes de las diferentes razas y clases sociales, lo cual ha facilitado su engaño.

¿Elegancia? ¿Orgullo?. Comenzamos a hablar su idioma y, evidentemente esta es su marca distintiva. Los hombres caen fácilmente en sus juegos. Su mirada, sus hábiles palabras y las gráciles caricias, son la trampa mortal. Su semblante es, como el de cualquier otra dama; una doncella en peligro a la espera de su noble caballero, un trofeo para exhibir en el muro de la habitación de aquel libertino, un enigma e incluso una guerrera intachable. Tiene una faceta, una máscara, para cada una de sus víctimas y goza al interpretar su papel como ninguna otra lo haría.

Presume del exquisito gusto por el arte, la literatura y la filosofía, fascinaciones que lograron desarrollarse tras siglos y siglos de existencia. Un poco huraña y en exceso perfeccionista, es uno de esos rivales difíciles en los juegos de estrategia y, por ello, siempre debe tener más de un modo de ganar. Al fijar la vista en su siguiente presa, calcula hasta el último detalle.

Prudente. El autocontrol es una virtud que desarrolló con el paso de los años, aún le cuesta bastante trabajo no correr y decapitar al enemigo, pero como ya se explicó, prefiere pensarlo dos veces antes de cometer alguna estupidez.

Hermética. Quien asegure conocer a alguien de pies a cabeza y sin ocultar ningún secreto, que arroje la primera piedra. Czarina aprendió por las malas a no se mostrarse ante nadie, sus sentimientos son el polvo que flota entre los vivos y porqué no, también entre los muertos; sus emociones son algo que no se pueden ver pero que están allí, y lo respiramos sin comprender la composición de este, sin interesarnos de lo que se trata. ¿No somos todos así? Siempre habrá algo que ocultar ante los demás y para Czarina es sencillo, su adicción a él.

No cree en el amor y por el infierno que tampoco el odio es algo que sienta por todo el mundo. Del primero se autoproclama inmune, del segundo dice conocer que es el sentimiento más puro de todos, aquel que no se confunde con ningún otro por más avasallador que sea. Entiende que sólo podría existir una persona a la cual odiar con toda la extensión de la palabra y esa, señores, aún no la conoce… o ¿Sí? No, tal vez pueda sentir, irritación, discordia y hostilidad hacia alguien, pero odio, no eso sería admitir su destrucción, nunca pasará.

Historia

La habitación se encontraba demasiado oscura, sólo había una pequeña antorcha derrumbada en la esquina más aledaña. Su llama estaba al borde de la extinción, pues el viento que corría por los pasillos resultaba gélidamente asfixiante. El hombre cuyas intenciones eran bondadosas, según su propia creencia, había servido como la rencarnación de la propia Pandora en mitología antigua. El había desatado el mal en la tierra, sólo por abrir una caja.

Los muros, cuya majestuosa arquitectura se veía opacada por la penumbra, fueron manchados completamente con sangre. Un desperdicio sin duda alguna, pero con el hambre que poseía la criatura, no había tiempo para los modales. Al probar un poco de la sangre humana, sólo un par de gotas para mantenerle despierta,  cegaron su racionalidad, y sólo el primitivo deseo de supervivencia controló sus movimientos. Pero la sangre de ese hombre no bastó para saciarle.
La momia se arrastró por los pasadizos, buscando qué comer, encontrando sólo ratas. Guiada por el viento que se escapaba a su persecución, logró dar con la salida del castillo bajo el prominente mausoleo. Afuera, la luz de la luna creciente, golpeó sus pupilas y pareció cegarle; inmersa durante más de cinco siglos en la total oscuridad, le hicieron olvidar la forma y brío que esta poseía. Aspiró profundamente el olor de la noche, dejó que humedad y el frío se entrometieran en sus pulmones y exclamó su rugir en el silencio. El demonio había regresado.

Sus fuerzas se veían exánimes a falta de alimento, pero no tardó demasiado en encontrar al velador del cementerio y beber, aunque amargamente, su fructuosa sangre. Los escasos litros drenados, sólo sirvieron para que sus movimientos fuesen rápidos, pues no fueron suficientes para regenerar la carne que perdió por lo seco de su cuerpo. Y cómo un cadáver en estado de putrefacción, deambuló hasta llegar a su antiguo palacio y lo que encontró ahí, no fue para nada de su agrado.

La gloria, la majestuosidad que alguna vez tuvo, se había esfumado y en sus entrañas, sólo quedó el polvo y un centenar de alimañas y, al final, posado en un enorme cuadro, en el muro más grande, se topó cara a cara con el retrato de su némesis, el hombre que le había encerrado en aquel sepulcro hace quinientos años, Thanos.

Las memorias galoparon una a una, enmarañándose al igual que su larga, desaliñada y rojiza cabellera. Había traición y, hasta un punto ciego, no lograba concretar en qué lado se generó. Sus garras, largas, descuidadas y frágiles, se deslizaron por lo largo de la pintura, desgarrando parte de la belleza que aquel retrato poseía. Al igual que el cuadro oculto de Dorian Gray, los trozos de tela que se desprendieron, eran las marcas de fealdad que el verdadero rostro del hombre poseía. Aquel despojo de carne vivo, le conocía a la perfección, sin máscaras, sin ninguna otra ilusión más que su repugnante y jactancioso deseo de poder. Terminó los detalles de la obra, mostrando un rostro igual al que se reflejaba en las esquinas de los vidrios rotos, sólo un estúpido y vengativo cadáver. Sin embargo, en los ojos de la criatura parada en medio de la habitación, había algo más que fealdad. En sus orbes podía apreciarse el color rojo de toda la sangre derramada siglos atrás, y todas almas que perecerán a causa del engaño. Había hambre y odio, un apetito tal, que no pararía hasta culminar saciarlo, o llenar el tártaro de sacrificios, lo que sea que sucediese primero.

Debido a su esquelética condición, tardó siglo y medio para recuperar el total de sus fuerzas. Bebió y se arrastró como una miserable serpiente en la oscuridad. Atrajo cuerpos por demás decrépitos,  sucios y enfermos. En los primeros años, fue incluso capaz de olvidar su excéntrico paladar y beber cualquier sangre, sin distinción de razas, género y edad. Pasó de ser una momia hambrienta a un roñoso  pepenador de sangre. No le fue fácil mantenerse oculto bajo la imagen de una anciano pueril, no cuando lo que recordaba era la gloria, el poder y la belleza insana que en antaño poseía. La vanidad había sido su pecado y ahora paga con creces tal simpleza mundana.

Bajo las sombras, haciendo uso de su experiencia, inteligencia y habilidades, consiguió apropiarse lentamente de un territorio que consideraba perdido. Al parecer, la lealtad está con quien tiene el poder, no con quien cree tenerlo. Mientras su cuerpo se regeneraba, la mente corrompida por el rencor, se hundía cada vez más en la obsesión y en la venganza. Así que esperó y esperó…Fue tan paciente al igual que el sueño que le otorgó su antiguo amante.

Sin que nadie pudiese sopesar la idea, sin que el propio enemigo se diese cuenta, forjó un nuevo imperio bajo la dirección de un extraño. No daría la cara, no hasta que sus fuerza, soberanía y dominio regresaran a ser lo de antes.  Y, una vez recuperado el territorio perdido, envió a su verdugo un ultimátum, algo sutil y sin remitente, pero que fácilmente pudiese decirle a él, que sus demonios se habían desatado. Así fue como la cabeza pelirroja de una doncella, llegó hasta Ethan.

Pero, ¿Cuál fue la traición que los separó? Al parecer, ellos son los Capuleto y los Montesco del Medievo. Amantes condenados por su sangre, ambición y podredumbre.

Datos Extra: