Angeli di pietra mistica/Libre/Vampiros

Hacia décadas que había estado sepultado miles de metros bajo tierra en la profundidad de una cueva de los montes Carpatos, alejado de todo el bullicio de las ciudades nacientes, de los pueblos y sus supersticiones, de toda criatura viviente, descansando entre el silencio y el olor de la muerta piedra, con la tierra fría por cobijo, con mi mente aletargada asimilando cada momento y recuerdo de mi vida hasta ese momento, con mi psique asentándose y terminando con una parte mas de aquella inservible moral humana que en vida me habia servido y en mi muerte era impractica. Con el olor del agua de algún rió cercano inundando mis sentidos, con la sed latiendo constante, silenciosa mientras mi cuerpo utilizaba gota a gota el vital liquido que se consumía con lentitud en mi sueño. Impasible, imperturbable en aquella eterna noche que simplemente me permitía soñar, dormir, recordar, pasar del azul del cielo al negro de la nada...del azul a la negrura.

Y desperté, cuando finalmente mi cuerpo agoto la sangre que consumí antes de mi letargo, desperté por el frenesí del hambre, la necesidad del liquido tibio que debia manar de un humano, no sabia cuanto tiempo paso ni me importaba, solo deseaba beber...y eso hice, baje a un campamento gitano que corría por los montes y agoste las vidas de cada humano saciando mi sed, antes de iniciar mi camino nuevamente y observar nuevamente lo que el mundo me ofrecía, nueva vida, nuevos hechos, mas cosas que observar y aprender, un nuevo sitio para adaptarme...y así...retomando mi fortuna enterrada conmigo, baje a las ciudades...

De eso ya un par de años en los que había vagado, y unos meses de que me estableciera en la ciudad en aquella rentada residencia, sabia que en mi ciudad había mas no-muertos...pero no había visto a ninguno, y deseaba conocerlos personalmente, pues al final yo era un recién llegado en sus territorios, y no quería establecer enemistades...aliados y contactos buscaba, algo que me ayudara a adaptarme aun mejor a aquel mundo o simplemente alguien con quien charlar...décadas en letargo era un largo tiempo y yo deseaba volver a socializar.

Eso era lo que al final me había llevado a aquel momento en el que usando mis habilidades seguí a algunos vampiros que residían por la zona y envié a mis esclavos de sangre a entregar invitaciones para aquella discreta velada, para aquel baile que representaría un refrescante momento para todos, que permitiría que conociera a mis congéneres y al final me permitiría darme a conocer como uno mas de ellos en quien podían confiar, o al menos a quien podrían ver merodear por la ciudad que habitaban durante algunos años al menos.

Traduccion:

Amélie se había sorprendido cuando recibió una invitación para ir a un pequeño baile organizado pro un tal Magnus Maximoff solo para vampiros. Y eso la había atraído hacía allí.

Llevaba mucho tiempo sin asistir a un baile, o a una fiesta o a algo parecido. No podía permitirse ver mucho en fiestas, eso podía provocar que la gente se preguntara porque no cambiaba a pesar del pasar de los años, aunque no salir también provocaba sospechas. Su esposo o esclavo de sangre decía que tenía una extraña enfermedad en la piel que evitaba que pudiera salir de día, y que el motivo por el que no asistía a los bailes y fiestas nocturnos era que no le gustaba socializar. Aun así, las sospechas nunca acababan, era un autentico dolor de cabeza, o los amigos de su esposo que querían conocer a la esposa de su amigo, o sus familiares. Podía hacerlo un par de veces, pero no muchas, porque si la veían todos los años les resultaría raro que ella fuera eternamente joven y hermosa.

El baile era en un comedor, y no había mucha gente. Le pareció raro saber que todos los que la rodeaban eran vampiros, seres de la noche, gente que se alimentaba de sangre humana para vivir. Era la primera vez que estaba con varios vampiros, era extraño, los vampiros eran lobos solitarios, cazadores sin manada, que no solían estar juntos en grupos grandes.

Ella había venido sola, sin ese molesto esclavo de sangre al que llamaba esposo. Vio en el centro del comedor al hombre que debía haber organizado el baile, Magnus.

- Buenas noches, señor Magnus, es un placer asistir a este baile y conocerlo. Mi nombre es Amélie, Amélie Bouwer-dijo cuando se acercó a Magnus.