AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Indicios [Goar]
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Indicios [Goar]
Subí acompañada de Ámbar No me había gustado para nada lo que había visto ¿Acaso ella no respetaba el luto? Ámbar hablaba de Sophia como si la conociera de mucho tiempo y eso también me incomodo, ¿Qué sabia ella? Y el Guardia seguía transmitiendo lo mismo ese poder y seguridad pero lo que más me había molestado esa cercanía, parecía que ocultaban algo esos dos… pero algo era muy cierto Sophia era tal cual como Zeta la había descrito y mucho mas, se notaba a la humildad de la reina, se notaba que no pertenecía a ese lugar, el almuerzo había sido bastante agradable, la comida perfecta, los invitados todos tenían sus historias y ese tal Guardia nunca había tenido la oportunidad de agradecerle que fuera a visitarme, sabía que era su obligación o al menos tal vez un favor para ver el bienestar de mi persona. Continué subiendo las escaleras seguida de Ámbar y de una doncella que la reina como anfitriona había ofrecido para satisfacer mis gustos… Una buena anfitriona.
En el interior de la habitación que era más espaciosa de lo necesario habían cosas que Zarek me había prometido que estarían ahí, como el taburete para que me transformara y durmiera ahí, Zeta… Zarek… Rey… mi padre… Tenía los registros de apellido mas siempre me dijo que tenía que adoptar los apellidos de Ámbar que era mi doncella, mi amiga, mi hermana mi cómplice, que sabía más de lo debido. –Tengo que hablar con ese guardia, entregarle el cuadro que dejo Zeta, el regalo para su amada, necesito saber si la reina leyó la carta, necesito hacer preguntas Ámbar, busca al signore Abadinchi - camine dando saltitos por la habitación y llegando al ventanal aprecie el laberinto del cual me había hablado Zeta, era tal cual… ¿Me aceptaría? ¿Me podría quedar? Necesitaba hablar con la reina, pero nadie sin previa audiencia podía hacerlo, difícil seria…
La doncella real puso en varios colgadores los vestidos que podría escoger para esa noche, todos muy bellos, mire cada uno intentando seleccionar uno a la altura de la situación. - ¿Te dejan jugar con los invitados? – le pregunte a la doncella, pareció sorprenderse, pero parecía no tener más edad que la mía y la verdad quería ir a recorrer el palacio, y buscar todo de lo que me había hablado Zeta. Ámbar tardaría, necesitaba buscar a Goar, según lo que tenía entendido ambos se habían conocido desde mucho tiempo atrás, comencé a dar vueltas por la habitación mientras pensaba en como escurrirme de ahí, ver a la reina, espiarla, saber que vestido ocuparía… - Lady Di Donatto, usted tiene un parecido a la Reina… ¿No son familia? – La doncella real había preguntado y me detuve en seco busque un espejo y me observe por largos momento negando con la cabeza ¿Y si Sophia era mi madre? ¡NO! Zeta me lo hubiera dicho y la reina no parece ser una mujer que abandonara a su sangre… levante los hombros negando con la cabeza y me lance de un salto a la cama – ¡Sera mi primer baile! - dije en un pequeño grito, tenía que aprovechar que Ámbar no estaba, porque un regaño me llegaría si me viera actuando de esa forma, necesitaba mi diario que lamentablemente se había quedado en mi casa – Conseguirme un diario en donde pueda escribir – le pedí a la doncella y quede ahí tirada en la cama observando el lugar…
El cuadro estaba en el gran armario detrás de la pared y mi propio regalo ya había sido llevado al cuarto donde todos llevaban sus ofrendas por la festividad… me apresure en abrir el armario y observar la belleza reflejada en esa arte que estaba firmada por el mismo Rey – Le gustara… es perfecto… - dije mirando aun con asombro la pintura…
En el interior de la habitación que era más espaciosa de lo necesario habían cosas que Zarek me había prometido que estarían ahí, como el taburete para que me transformara y durmiera ahí, Zeta… Zarek… Rey… mi padre… Tenía los registros de apellido mas siempre me dijo que tenía que adoptar los apellidos de Ámbar que era mi doncella, mi amiga, mi hermana mi cómplice, que sabía más de lo debido. –Tengo que hablar con ese guardia, entregarle el cuadro que dejo Zeta, el regalo para su amada, necesito saber si la reina leyó la carta, necesito hacer preguntas Ámbar, busca al signore Abadinchi - camine dando saltitos por la habitación y llegando al ventanal aprecie el laberinto del cual me había hablado Zeta, era tal cual… ¿Me aceptaría? ¿Me podría quedar? Necesitaba hablar con la reina, pero nadie sin previa audiencia podía hacerlo, difícil seria…
La doncella real puso en varios colgadores los vestidos que podría escoger para esa noche, todos muy bellos, mire cada uno intentando seleccionar uno a la altura de la situación. - ¿Te dejan jugar con los invitados? – le pregunte a la doncella, pareció sorprenderse, pero parecía no tener más edad que la mía y la verdad quería ir a recorrer el palacio, y buscar todo de lo que me había hablado Zeta. Ámbar tardaría, necesitaba buscar a Goar, según lo que tenía entendido ambos se habían conocido desde mucho tiempo atrás, comencé a dar vueltas por la habitación mientras pensaba en como escurrirme de ahí, ver a la reina, espiarla, saber que vestido ocuparía… - Lady Di Donatto, usted tiene un parecido a la Reina… ¿No son familia? – La doncella real había preguntado y me detuve en seco busque un espejo y me observe por largos momento negando con la cabeza ¿Y si Sophia era mi madre? ¡NO! Zeta me lo hubiera dicho y la reina no parece ser una mujer que abandonara a su sangre… levante los hombros negando con la cabeza y me lance de un salto a la cama – ¡Sera mi primer baile! - dije en un pequeño grito, tenía que aprovechar que Ámbar no estaba, porque un regaño me llegaría si me viera actuando de esa forma, necesitaba mi diario que lamentablemente se había quedado en mi casa – Conseguirme un diario en donde pueda escribir – le pedí a la doncella y quede ahí tirada en la cama observando el lugar…
El cuadro estaba en el gran armario detrás de la pared y mi propio regalo ya había sido llevado al cuarto donde todos llevaban sus ofrendas por la festividad… me apresure en abrir el armario y observar la belleza reflejada en esa arte que estaba firmada por el mismo Rey – Le gustara… es perfecto… - dije mirando aun con asombro la pintura…
Serena Di Donatto- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/10/2015
Re: Indicios [Goar]
Goar tenía un serio problema, no podía ocultarlo más, el día donde ellas se saludarían al menos llegó y Sophia no tenía intención alguna de leer la carta al menos no en bastante tiempo, lo comprendía, sabía que se debía a que hacerlo simplemente iba a revivir el dolor, desde su óptica más fría Goar podía anteponerse mejor que ella a todo aquello, de no hacerlo no hubiera podido hasta la fecha ocultar a Serena y a su guardiana, también a no hablar de la carta y esperar a que Sophia la lea, era una labor difícil, y no deseaba que nadie comprendiera su sacrificio tampoco, ¿para qué decirle a la niña y a la adulta que era un mártir? No tenía intenciones algunas de que sintieran pena por él, y no por ese estúpido machismo tácito que la sociedad explaya indicando que los hombres deben aguantar todo lo duro de la vida y anteponerse, Goar se anteponía porque en el fondo además de tener la fuerza para hacerlo, tenía la clara idea de que podía conseguir que Serena y Sophia fueran felices cada una por su lado o juntas también, lo único problemático de lo segundo es que al estar juntas debían estar con él también y estaba seguro de que la niña mostraría cierto rechazo en cuanto se entere de la relación que hoy por hoy mantiene con la persona que fue la esposa de quién es para ella su padre. Sin embargo no se lo iba a comentar como introducción, tenía en mente otras realidades mucho más relevantes e importantes que le concernían a ella en especial. Por eso se dio un tiempo a solas aprovechando que Sophia se encontraba ocupada con todos los preparativos para ir a visitar entonces a Serena, él llevaba puesto aún el uniforme de la guardia, sabía que no tenía demasiado tiempo para gastar pues debía cambiarse y estar presentable para ser la pareja de la reina quién le había pedido de manera oficial que lo sea para esa ceremonia en concreto. Sin más fue hacía el ala de invitados y de inmediato observó a la mujer en cuestión – Buenos días, Ambar. Necesito hablar con Serena, a solas, y no, no es una orden de la reina, es un pedido personal, que sé que sabrás corresponder dado el tiempo que les ofrecí y que no deseo sacar en cara, pero me veo obligado a mencionar por lo urgente de la situación. Solo te pido que confíes en que es para un bien – Estaba seguro que aquello no le gustó para nada a la guardiana, sin embargo no es que tuviera más opción, después de todo Sophia tenía la sartén por el mango y él era su patrocinado, uno que claro no mentiría para obtener algo.
Así que en realidad no tenían de que temerle, tan solo quería ser honesto con la muchacha. Pasados unos minutos la vio salir, por lo que simplemente avanzó y golpeó la puerta antes de entrar, una vez dentro observó a la niña, si había crecido y bastante, se le notaba sana y con energía en la mirada, aquello no necesariamente debía ser bueno o malo – Buenos días, Serena, supongo que tienes muchas preguntas por hacer, y también muchas dudas respecto a tu futuro, sin embargo yo también. No sé si me recuerdas exactamente, pero soy Goar Abadinchi, Zarek me puso a cargo de ti un tiempo, luego me delegó a otras labores, fui su amigo, y no tuve la oportunidad de extenderte mi pésame, así que lo hago ahora, debes saber que han pasado muchas cosas que no podrían haberse previsto, y debes saber también que me hubiera gustado poder estar ahí para cuidar la vida de él, pero todo aquel mes estuve luchando contra un grupo de rebeldes en las provincias. Una vez volví todo ya estaba hecho y solo me quedaba cumplir con una de las voluntades de él, proteger a la reina. Sí, no a ti, y sin embargo lo hice, por ello quiero que sepas que aquí también estarás a salvo, y yo te protegeré, no es que Ámbar no lo haga a la perfección, pero solo debes tenerlo presente. Antes de que me preguntes cualquier cosa, solo quiero preguntarte algo ahora que sabes todo esto y es; ¿por qué han venido sin mi autorización? ¿Fue idea tuya o lo decidió así Ámbar? – Hizo silencio, él debía comunicarle a la guardiana que Sophia estaba lista y que ya podía encontrarse con la niña en cuestión. Tampoco estaba molesto, la situación no era la más adecuada, sin embargo al final el resultado iba a ser el mismo, solo que más adelante, de cualquier manera ahora mismo solo le quedaba esperar y escuchar, la comprensión era siempre la mejor manera para poder solucionar cualquier disyuntiva y Goar se iba a mantener fiel a eso siempre.
Así que en realidad no tenían de que temerle, tan solo quería ser honesto con la muchacha. Pasados unos minutos la vio salir, por lo que simplemente avanzó y golpeó la puerta antes de entrar, una vez dentro observó a la niña, si había crecido y bastante, se le notaba sana y con energía en la mirada, aquello no necesariamente debía ser bueno o malo – Buenos días, Serena, supongo que tienes muchas preguntas por hacer, y también muchas dudas respecto a tu futuro, sin embargo yo también. No sé si me recuerdas exactamente, pero soy Goar Abadinchi, Zarek me puso a cargo de ti un tiempo, luego me delegó a otras labores, fui su amigo, y no tuve la oportunidad de extenderte mi pésame, así que lo hago ahora, debes saber que han pasado muchas cosas que no podrían haberse previsto, y debes saber también que me hubiera gustado poder estar ahí para cuidar la vida de él, pero todo aquel mes estuve luchando contra un grupo de rebeldes en las provincias. Una vez volví todo ya estaba hecho y solo me quedaba cumplir con una de las voluntades de él, proteger a la reina. Sí, no a ti, y sin embargo lo hice, por ello quiero que sepas que aquí también estarás a salvo, y yo te protegeré, no es que Ámbar no lo haga a la perfección, pero solo debes tenerlo presente. Antes de que me preguntes cualquier cosa, solo quiero preguntarte algo ahora que sabes todo esto y es; ¿por qué han venido sin mi autorización? ¿Fue idea tuya o lo decidió así Ámbar? – Hizo silencio, él debía comunicarle a la guardiana que Sophia estaba lista y que ya podía encontrarse con la niña en cuestión. Tampoco estaba molesto, la situación no era la más adecuada, sin embargo al final el resultado iba a ser el mismo, solo que más adelante, de cualquier manera ahora mismo solo le quedaba esperar y escuchar, la comprensión era siempre la mejor manera para poder solucionar cualquier disyuntiva y Goar se iba a mantener fiel a eso siempre.
Goar Abadinchi- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 25/06/2013
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Re: Indicios [Goar]
No era la primera vez que veía aquella pintura pero siempre lograba sorprenderme, no sé cuánto tiempo me quede ahí observando mas para cuando me di vuelta la Doncella miraba curiosa el cuadro – Es igual a la Reina – me dijo anonadada, sonreí y asentí con la cabeza, le hice un gesto de que me dejara sola, de seguro tenía algo que hacer o Ámbar la enviaría por mis accesorios para la noche, deje el cuadro al descubierto. No paso ni cinco minutos y escucha la voz del hombre, tome asiento en un sofá que daba hacia el balcón de la habitación alcance a girar mi cuerpo cuando lo vi dentro del lugar y comenzó hablar y hablar, asentí a cada oración que el pronuncio, se me encogió el pecho cuando oí el nombre del difunto rey, mi padrastro y amigo, mi cuidador… abrí mis ojos muy grandes cuando termino de hablar, las ideas quedaron dando vueltas en mi cabeza, y supe que él no estaba del todo informado y no sabía que era todo esto pero Zeta había planeado esto desde mucho tiempo, me cruce de brazos suspire con fuerzas y al cabo de unos segundos, mientras intentaba saber que decir – Tu hablas mucho, espero te lo hayan dicho antes – deje caer mis brazos y avance – Si se quién eres, aunque no lo creas… se mas cosas de las que puedas imaginar – o al menos eso esperaba, Zeta era bueno hablando igual así que siempre me contaba historias y en varias había mencionado a Goar.
Por mi integridad no tiene que preocuparse, usted a lo suyo – levante la mano y la moví como si lo estuviera corriendo del lugar pero solo era un gesto sin importancia – Entiendo que eres el guardia de la Reina por mandato de Zeta, no cuestionare aquello – levante los hombros de manera ingenua – A mi no me compete eso – me acerque a un baúl que daba al borde de la cama y saque un sobre que estaba abierto – No tengo que pedir autorización de ti para venir – mencione mientras sacaba la carta, la extendí y busque entre líneas – Préstame un poco de atención, esta carta me la dejo Zeta, temo que el sabia que lo iban a matar en algún momento- dije con un toque de melancolía – Esta es una de las tantas cartas que me dejo, cada una con una indicación, con fechas y con nombres… - puse mis ojos en la carta y en la bella caligrafía.
Normalmente me costaba leer las cartas de él, lo extrañaba, pero cada vez que leía una de sus cartas podía sentir que estaba cerca, muy cerca – Como has de suponer, me llego la invitación días después de que me llego esta carta, solo he seguido las instrucciones que me dejaron – levante mis hombros de manera inocente – Y te dejo varias cartas a ti, pero esta es la que te tengo que pasar ahora, la número uno – extendí la carta hacia el guardia y con una suave voz – ¿No estás molesto o sí?
Por mi integridad no tiene que preocuparse, usted a lo suyo – levante la mano y la moví como si lo estuviera corriendo del lugar pero solo era un gesto sin importancia – Entiendo que eres el guardia de la Reina por mandato de Zeta, no cuestionare aquello – levante los hombros de manera ingenua – A mi no me compete eso – me acerque a un baúl que daba al borde de la cama y saque un sobre que estaba abierto – No tengo que pedir autorización de ti para venir – mencione mientras sacaba la carta, la extendí y busque entre líneas – Préstame un poco de atención, esta carta me la dejo Zeta, temo que el sabia que lo iban a matar en algún momento- dije con un toque de melancolía – Esta es una de las tantas cartas que me dejo, cada una con una indicación, con fechas y con nombres… - puse mis ojos en la carta y en la bella caligrafía.
Serena, Mi pequeña gatita.
Sabes que te deje muchas cartas que de apoco llegaran a tus manos, precisamente esta es muy importante así que junto a Ámbar quieran que sigan los siguientes pasos.
Si no estoy vivo, para el cumpleaños próximo de la reina se hará una celebración, cincuenta años no se cumplen todos los días y Sophia Merece algo especial. Te llegara – Si no te ha llegado – la invitación a su cumpleaños, este yo o no, tienes que ir, estas en la lista por qué me encargue de que todo fuera calculado, soy un planificador de guerras… puedo planificar muy bien.
Cuando llegues al Palacio le das a la Doncella una carta para Sophia, tiene que leerla, No te puedo decir su contenido, es algo entre ella y yo.
Lo más seguro que tenga al mejor guardia a su lado, Goar, a él le tienes que pasar el otro sobre y si no lo quiere leer, se lo lees tu, el hará caso y lo leerá.
Serena se que estas en buenas manos, Goar y Ámbar son lo mejor y cada uno tiene una misión diferente, si las cosas no salen como yo deseo… nunca te faltara nada.
P.D. El regalo para Sophia tiene que ser el cuadro que te mostré, fue pintado para ella.
Adiós, Zeta.
Sabes que te deje muchas cartas que de apoco llegaran a tus manos, precisamente esta es muy importante así que junto a Ámbar quieran que sigan los siguientes pasos.
Si no estoy vivo, para el cumpleaños próximo de la reina se hará una celebración, cincuenta años no se cumplen todos los días y Sophia Merece algo especial. Te llegara – Si no te ha llegado – la invitación a su cumpleaños, este yo o no, tienes que ir, estas en la lista por qué me encargue de que todo fuera calculado, soy un planificador de guerras… puedo planificar muy bien.
Cuando llegues al Palacio le das a la Doncella una carta para Sophia, tiene que leerla, No te puedo decir su contenido, es algo entre ella y yo.
Lo más seguro que tenga al mejor guardia a su lado, Goar, a él le tienes que pasar el otro sobre y si no lo quiere leer, se lo lees tu, el hará caso y lo leerá.
Serena se que estas en buenas manos, Goar y Ámbar son lo mejor y cada uno tiene una misión diferente, si las cosas no salen como yo deseo… nunca te faltara nada.
P.D. El regalo para Sophia tiene que ser el cuadro que te mostré, fue pintado para ella.
Adiós, Zeta.
Normalmente me costaba leer las cartas de él, lo extrañaba, pero cada vez que leía una de sus cartas podía sentir que estaba cerca, muy cerca – Como has de suponer, me llego la invitación días después de que me llego esta carta, solo he seguido las instrucciones que me dejaron – levante mis hombros de manera inocente – Y te dejo varias cartas a ti, pero esta es la que te tengo que pasar ahora, la número uno – extendí la carta hacia el guardia y con una suave voz – ¿No estás molesto o sí?
Serena Di Donatto- Cambiante Clase Alta
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Re: Indicios [Goar]
Siempre escuchar resultaba muy gratificante, seguro que muchos adultos no perderían el tiempo escuchando a una mocosa que está mostrando ciertos aires de superioridad o autosuficiencia que no debería tomar y menos siendo mujer. Lo cierto es que Goar se permitía aprender y observar la verdad de cualquier boca que valiera la pena ser escuchada y definitivamente esta muchacha tenía la atención del lupino, no solo por sus palabras, sino por la manera en la cual las usaba, respetaba sus afirmaciones y sin duda haría el mayor esfuerzo porque todo estuviera en paz y pudieran llevar a cabo toda la celebración y la estadía de ellas en los mejores términos. Pero debía dejar en claro ciertas cosas también. Tomó la carta y observó con cierta curiosidad su rostro tras la última pregunta, ciertamente el rostro de Goar resultaba estar tranquilo como siempre – Lo primero que debo mencionar tras escucharte es bastante predecible, sin duda alguna no estoy enterado de una parte de la historia que ciertamente me gustaría tener en conocimiento, pero debo aclararte dos puntos de todo lo que me has comentado, el primero es: No debes cuestionar absolutamente nada, no es que sea adecuado que un visitante empiece un juicio moral o valorativo desde su punto de vista, de lo que es adecuado o no, respecto al ambiente que está visitando y algo es cierto, no mando ni pretendo mandar sobre ti o tu guardiana, pero la consulta es tácita puesto que Sophia no sabe de tu existencia – Hizo una pausa – Así es, se negó a leer la carta y lo cierto es que se me indicó que no mencionara absolutamente nada sobre tu existencia hasta que la reina estuviera preparada emocionalmente, sólida para poder llevar cargas sobre sus hombros y no me refiero por ello a que resultes una molestía, sino me refiero a la carga emocional de conocer ciertas verdades, y como es evidente, ella no está preparada aún para saberlo, menos teniendo en cuenta que no es capaz de leer la carta que le envió Zarek, sus motivos debe de poseer y no soy yo quien tampoco para cuestionarla, nadie en realidad, simplemente continuaré tratando de hacer mi mayor esfuerzo porque ella se encuentre en los mejores términos, por eso te voy a pedir extremada cautela al momento de actuar – Goar podía notarlo, no es que nunca hubiera sido adolescente, en algún momento de su vida fue un joven lleno de energía.
Lleno de ímpetu y deseo por actuar, por ende debía actuar respecto a eso – No te pienso prohibir decir quién eres a la reina, estás en tu completa libertad de hacerlo, simplemente espero que pienses por todos y no solo por ti si lo haces y en la manera que lo haces también – El lupino caminó hacia la ventana y observó por unos segundos, quedaba en realidad muy poco para que todo comenzara, giró hacia la muchacha – Hablo mucho, porque usualmente siempre es necesario hablar mucho para ser escuchado y para transmitir todo lo que urge comunicar. Un consejo que te puedo otorgar es que no juzgues lo que escuches sin haber pensado realmente en ello y lo que quería aclarar, es que soy el jefe de la guardia real, todo miembro de la realeza, invitados, familiares y amigos están bajo mi cuidado, y nadie en este mundo podría contradecir que tú cabes perfectamente en casi todas estas categorías, por ende no permitiré que indiques que es “lo mío” y que no lo es, porque si vamos a la matriz de ello, tampoco te compete determinarlo, tan solo a la reina quién ordena sobremanera sobre mi guardia y mis hombres – En ese preciso momento Goar estaba lanzando aquella mirada que si bien demostraba seriedad, también aquella determinación. Ni la molestia ni la arrogancia estaban rebosantes en sus frases, ciertamente su paciencia y su sobriedad resultaban efectivos para alejar todo aquello – Leeré la carta en soledad, siempre será agradable volver a toparme con palabras de alguien sabio, así que puedes estar tranquila al menos por esa carta – Se acercó a ella para verle desde arriba por la diferencia de tamaños – Fuera de todas las complicaciones o imprevistos que puedan generarse a raíz de tu llegada, debo confesar que me alegra y me tranquiliza que estés aquí, puedo tener así la seguridad de que estarás a buen recaudo y en un ambiente saludable – Sonrió – Ahora que hemos aclarado los puntos relevantes a lo discutido, me gustaría poder dedicar algo de tiempo a lo que sea que desees comunicarme o preguntar, estaré encantando de responder lo que esté en mis manos y como ya mencioné en un principio, si bien mi tiempo no es extenso pues debo cumplir con ciertas labores diferentes a las que usualmente realizaría, me gustaría también escuchar que es lo que tienes que contar sobre Zarek, sobre tus intenciones y también sobre las tuyas – Aparentemente para él aquello resultaba ser una nueva incógnita que debía resolver. Por ahora esperaba que la cambiante pequeña entendiera que no iba a pasar sobre él puesto lo dicho y aclarado. Y se ahorró en mencionar que emitía aquella aura salvaje, diferente a la suya pero igual a la de Sophia y que por ende conocía su condición sobrenatural, pero quizás en algún momento de la conversación le daría alguna recomendación sobre transformarse sin verificar antes si está siendo observada, aquí en el palacio la privacidad es lo más importante y bien lo sabía.
Goar Abadinchi- Licántropo/Realeza
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Re: Indicios [Goar]
Definitivamente el guardia hablaba mucho y eso me molesta tome aire y solo le quede mirando, me entusiasmaba la idea de que él pudiera ayudarme, pero su forma de ser me atemorizaba, Ámbar era más cuidadosa al trato conmigo y claramente a él le faltaba pensar que no todos éramos unos soldados hechos y derechos, nada quitaba de mi ser que seguía siendo una niña de quince años, le puse atención a cada una de sus palabras me moví por la habitación pensando en que decir para que el guardia no se molestara, algo me había mencionado Ámbar que los guardias no toleraban a los niños y yo precisamente sabía que no era la persona más fácil de llevar, pero siempre daba oportunidades de conocerme. Aguarde silencio cuando el termino de hablar, pero NO el continuo hablando ¿No me dejaría hablar? Ya me estaba fastidiando sus aires de “Yo Soy el Guardia Real… Solo la Reina me da Órdenes” mi rostro permanecía sereno, mientras como gato caprichoso me movía en la habitación, escuche, entendí y comprendí cada oración – ¿Sabes que lo que dije no era para que te molestaras, cierto? Lo digo solo para dejarlo en claro, se que eres el guardia real de confianza de la Reina D’ Luca y no hare nada para pasar a llevar ni a ella ni a ti, estoy ansiosa por conocerla en persona prácticamente varios años me han hablado de ella, la conocía aun antes de que ella fuera reina, la vi en las calles de Paris, Zeta me llevaba de paseo por Paris siempre que iba a cortejar a la Reina, observe como ha crecido como persona… es una mujer luchadora y humilde de corazón que no le gustan las etiquetas… detesta la realeza y tengo por seguro que siente el peso del mundo sobre sus hombros… Sé que eso no significa conocerla, Zeta me hablo muy bien de ella… también se que cabe la posibilidad que no me acepte como lo que él deseaba y estoy preparada para el rechazo… desde que nací me han rechazado, uno más solo ira para el pasado, no será mi madre pero si anhelo en el fondo de mi corazón que se pueda convertir en mi amiga. No pido nada mas, no quiero irrumpir en su vida ni tampoco alborotarla – levante mis hombros de manera inocente, baje la mirada y me dirigí hacia el balcón, la ansiedad me consumía y muy dentro dolía aquello ser una rechazada una recogida con un poco de suerte. – Mis intenciones no van más allá de eso… en una de las cartas Zeta me explica que para acercarme a ella tengo que pedir una prorroga… una reunión en la cual claramente tú tienes que estar presente, porque eres parte de este enredo… quiero que entiendas que sigo siendo una niña a la que le han enseñado muchas cosas en poco tiempo… gracias por cuidarme o por al menos hacer que te interesa… mi estadía será breve, pero sé que no pasara desapercibida, lamento no haberte avisado pero seguí instrucciones .
No me sentía pasada a llevar, si no un poco confusa, tenía muchas cosas en la cabeza que daban vuelta – Y no suelo hacer prejuicio sin conocer la verdad… ya he escuchado bastante cosas del castillo, de la reina, de los guardias hasta del laberinto de la rosa… hay muchas cosas que no comprendo… y tal vez nada me compete. – no tenía planes de hacer daño, ni tampoco de quedarme más de lo que decía la invitación, sería una semana larguísima Ámbar me había explicado muchas cosas tanto de Goar y de cómo era la vida en el Palacio tenía dudas muchísimas pero tenía miedo que Goar pensara equivocadamente de mis intenciones. Tome aire infle mis cachetes y me dirigí al gran armario abrí las puertas de par en par para dejar al descubierto el Cuadro de Sophia – Este es el regalo de Zeta para Sophia… lo mando hacer hace muchísimo tiempo y me dejo el encargo de pasártelo para que en nombre de él se lo regales para su cumpleaños – En el cuadro salía la reina tendida mirando directo al frente y de fondo el ojo de un felino que no había que suponer para saber que se trataba de ella misma en sus dos de sus formas… me quede mirando el cuadro que era bastante grande, no lo tome ya que era muy pesado lo deje ahí a vista de Goar - ¿Crees que podamos ser amigas con la Reina? – pregunte sin tanto animo, sin entusiasmo… la verdad que tenía miedo. Pero tenía que seguir las instrucciones… todo por Zeta.
No me sentía pasada a llevar, si no un poco confusa, tenía muchas cosas en la cabeza que daban vuelta – Y no suelo hacer prejuicio sin conocer la verdad… ya he escuchado bastante cosas del castillo, de la reina, de los guardias hasta del laberinto de la rosa… hay muchas cosas que no comprendo… y tal vez nada me compete. – no tenía planes de hacer daño, ni tampoco de quedarme más de lo que decía la invitación, sería una semana larguísima Ámbar me había explicado muchas cosas tanto de Goar y de cómo era la vida en el Palacio tenía dudas muchísimas pero tenía miedo que Goar pensara equivocadamente de mis intenciones. Tome aire infle mis cachetes y me dirigí al gran armario abrí las puertas de par en par para dejar al descubierto el Cuadro de Sophia – Este es el regalo de Zeta para Sophia… lo mando hacer hace muchísimo tiempo y me dejo el encargo de pasártelo para que en nombre de él se lo regales para su cumpleaños – En el cuadro salía la reina tendida mirando directo al frente y de fondo el ojo de un felino que no había que suponer para saber que se trataba de ella misma en sus dos de sus formas… me quede mirando el cuadro que era bastante grande, no lo tome ya que era muy pesado lo deje ahí a vista de Goar - ¿Crees que podamos ser amigas con la Reina? – pregunte sin tanto animo, sin entusiasmo… la verdad que tenía miedo. Pero tenía que seguir las instrucciones… todo por Zeta.
Serena Di Donatto- Cambiante Clase Alta
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Re: Indicios [Goar]
No entendí por qué la muchacha insistía en ello, Goar no se encontraba molesto, simplemente estaba dejando ciertas cosas claras, supuso que de alguna manera la muchacha no le lograba entender del todo por la diferencia edades, así que no tenía manera ya de solucionar el impase, tan solo simplemente escucharla y buscar un punto de quiebre favorable para todos. Ahora la charla se estaba tornando desde cierto punto ambigua, estaba hablando de Sophia, de Zarek y de sus intenciones, una mezcla bastante potente se vea por donde se vea, Goar iba a tener que procesar detalladamente cada palabra, simplemente prestaba atención y no interrumpía así como a él no le interrumpieron. El respeto es siempre fundamental para cualquier tipo de relación y planea mantenerlo. Se encontraba sin duda más tranquilo al escuchar todo aquello, en ningún momento considero que ella pudiera resultar ser un enemigo o un aspecto negativo, no es lo que deseaba dar a entender a la muchacha, es que simplemente trataba de mostrar que en este momento había llegado cuando la situación se encontraba algo tensa, pero quizás estaba exagerando demasiado, como es usual, siempre toma medidas exageradas por más sencilla que pueda resultar ser una situación, es parte de la naturaleza del guardián, ser extremadamente exigente, pulcro y detallista para que evitar así la mayor cantidad de daños posibles. Incluso en esta situación se encontraba con la guardia arriba – La reina seguramente te aceptará y te querrá proteger, pero sigo pensando que es mejor que todo se hable después de la celebración, cuando las aguas estén más calmadas, no necesitan irse del palacio, pueden y quizás deberían vivir aquí, en tranquilidad y en comodidad, solo estoy tratando de que tú misma tuteles la magnitud y el efecto de tus acciones, en la vida todo debe tener un control y un equilibrio, tratar de ser mesurados es sin duda lo más adecuado. Tus ideales son fuertes y debes mantenerlos, y tampoco debes permitir que el pasado carcoma tu futuro, pero tienes que tener cuidado sobre donde pisas, y así evitar pisar a otros en el camino. Es mi mejor consejo, Serena – Pensó que había terminado de hablar, pero en cuanto continuó su atención se desvió del todo hacia aquello que había mencionado. ¿Un regalo? Definitivamente él estaba seguro de que Zarek había estado al tanto de lo que sucedería y aun así no lo se lo comunicó.
No tenía idea de lo que era hasta que ella caminó frente al armario, ¿quizás un vestido? No estaba seguro, cuando las puertas se abrieron Goar se quedó en completo silencio por un largo rato, inclusive ignoró la pregunta sobre la amistad de la menor y Sophia. En ese momento ignoró por completo a la muchacha no con el afán de ser grosero, sino porqué simplemente se encontraba cautivado, se acercó al cuadro, se paró de frente y observó atentamente el rostro de la mujer que amaba, no dudo un segundo en estirar el brazo y acariciar la mejilla dibujada, el cuadro estaba perfecto, el gran pintor nunca dejó de serlo, ese arte reconocido sin duda valía muchísimo. Pasado un largo rato despertó de aquel letargo, giró su cuello un par de veces y volteó a ver a la muchacha – Haré que lo cuelguen en el gran salón y se lo comunicaré a la reina personalmente si es que no deseas hacerlo tú, es una obra digna de ser admirada, que realza la belleza de la reina, aunque no sé si pudiera levantar alguna sospecha su aspecto felino en el cuadro, es tu decisión, si deseas que todos lo admiren díselo a tu guardiana, en caso contrario luego podremos encontrar un espacio de tiempo para que se lo muestres a a ella – Se acercó a la puerta de la habitación pero sin intenciones de retirarse – Deberías considerar todas las posibilidades para tu vida desde ahora, puedes ser amiga de la reina, su doncella, su acompañante, o lo que tú desees ser, pero todo dependerá del trato que vayas a tener con ella y los terminemos en los que comiencen, déjame decirte solo una cosa, yo no abogaré en nada, no es un tema de mi competencia, y es una decisión y una vivencia que les pertenece a las dos exclusivamente, como termine su historia, dependerá exclusivamente de los cimientos que le entreguen a la misma – No había vuelta que darle, tampoco temores insensatos por los cuales retenerse, madurar es parte de la vida, y a Serena como a cualquier adolescente debía de tocarle aquello, enfrentar los retos de la vida, aquellos que te pueden tumbar o endurecer, descarrilarte o embarcarte en el viaje adecuado, por supuesto que si pedía su opinión o consejo se lo daría, pero no debía vivir por ella, aquello no estaba bien para nadie, ninguna figura de superioridad frente a un menor debería.
No tenía idea de lo que era hasta que ella caminó frente al armario, ¿quizás un vestido? No estaba seguro, cuando las puertas se abrieron Goar se quedó en completo silencio por un largo rato, inclusive ignoró la pregunta sobre la amistad de la menor y Sophia. En ese momento ignoró por completo a la muchacha no con el afán de ser grosero, sino porqué simplemente se encontraba cautivado, se acercó al cuadro, se paró de frente y observó atentamente el rostro de la mujer que amaba, no dudo un segundo en estirar el brazo y acariciar la mejilla dibujada, el cuadro estaba perfecto, el gran pintor nunca dejó de serlo, ese arte reconocido sin duda valía muchísimo. Pasado un largo rato despertó de aquel letargo, giró su cuello un par de veces y volteó a ver a la muchacha – Haré que lo cuelguen en el gran salón y se lo comunicaré a la reina personalmente si es que no deseas hacerlo tú, es una obra digna de ser admirada, que realza la belleza de la reina, aunque no sé si pudiera levantar alguna sospecha su aspecto felino en el cuadro, es tu decisión, si deseas que todos lo admiren díselo a tu guardiana, en caso contrario luego podremos encontrar un espacio de tiempo para que se lo muestres a a ella – Se acercó a la puerta de la habitación pero sin intenciones de retirarse – Deberías considerar todas las posibilidades para tu vida desde ahora, puedes ser amiga de la reina, su doncella, su acompañante, o lo que tú desees ser, pero todo dependerá del trato que vayas a tener con ella y los terminemos en los que comiencen, déjame decirte solo una cosa, yo no abogaré en nada, no es un tema de mi competencia, y es una decisión y una vivencia que les pertenece a las dos exclusivamente, como termine su historia, dependerá exclusivamente de los cimientos que le entreguen a la misma – No había vuelta que darle, tampoco temores insensatos por los cuales retenerse, madurar es parte de la vida, y a Serena como a cualquier adolescente debía de tocarle aquello, enfrentar los retos de la vida, aquellos que te pueden tumbar o endurecer, descarrilarte o embarcarte en el viaje adecuado, por supuesto que si pedía su opinión o consejo se lo daría, pero no debía vivir por ella, aquello no estaba bien para nadie, ninguna figura de superioridad frente a un menor debería.
Goar Abadinchi- Licántropo/Realeza
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Re: Indicios [Goar]
No sé quien realmente quedo mas absorto o él cuando observo la perfección del cuadro, que simplemente era lo más realista que había visto en mi vida o yo al ver la reacción del guardia, aquella reacción que me causo espanto, miedo, me corrí varios pasos hacia atrás, gire mi cuerpo por completo para darle la espalda al guardia, que parecía haber sido encantado con una extraña magia y yo… ahí pensando uniendo las piezas de un puzle que no encajaban, contuve la respiración por algunos segundos, y expulse el aire al mismo tiempo que sus palabras salían de manera pausada. Volví a girarme en completo silencio, ensimismada, como un gatito que le han quitado su juguete fruncí el ceño y me acerque al cuadro abrí mi boca pero no salió ninguna palabra apreté mi mandíbula con fuerzas y cerré mis ojos, tal vez el no entendería y no quería que lo hiciera, a final de cuentas el tenia una misión y yo no estaba en ese camino – a ti te gusta ella – dije lo más bajo que pude, con una sutileza que no la podía explicar, su actuar lo había visto antes, no era el primer hombre que hacia el mismo gesto, casi con la misma mirada, no me interesaba la respuesta no era de mi incumbencia - Ella tiene que decidir donde colgar su cuadro, porque es para ella no para el resto, si la Reina desea que se cuelgue en el salón será así… pero – repetí – es de la Reina D´Luca – moví con cuidado el cuadro – tienes que llevártelo - levante los hombros y mire por un momento más el cuadro – No hay obra más perfecta que aquella que muestra la realidad de las cosas… la primera vez que vi este cuadro sentí envidia de ella… porque es perfecta… es todo lo que yo anhelo ser algún día… - sonreí levemente.
No te preocupes que ni hoy ni mañana me presentare ante ella… tal vez ni lo haga - camine por el lugar alejándome del cuadro, que por largo tiempo paso colgado en la sala de estar de mi hogar – algo aprendí de Zeta… que nada se tiene que forzar… porque si se hace las cosas no podrían salir del todo bien, vivir aquí o vivir en mi hogar no le veo la diferencia… pero algo me dice que no es necesario que me quede más tiempo del que se me fue invitada – ahora tenía muchas dudas en mi cabeza, con respecto a lo que decía una de las cartas, Sophia no sabía de mi existencia, El guardián estaba enamorado de la reina, Ámbar tenía que hacer su vida y yo… yo necesitaba escapar quizás seguir mi destino, no el que Zeta quería para mi, nada era certero. No tenía muchas más cosas que decir, las interrogantes que habían en mi cabeza tendría que responderlas sola… buscar en mi forma felina el modo de agradarle a la Reina… o tal vez convertirme en gato e irme sin que nadie, ni él ni Ámbar puedan encontrarme… al final la única persona que notaria mi ausencia seria Ámbar… - La historia no tendrá final si no se comienza a escribir… - dije mientras comenzaba a dar vueltas por la habitación un poco inquieta, incomoda… con ganas de salir… de correr… de llorar… de gritar… todos teníamos una carga en nuestros hombros, quizás la mía era una pequeñísima parte de la que los demás… pero pesaba… y en ese momento me estaba aplastando, me detuve a mirar al Guardia y solo aguarde silencio.
No te preocupes que ni hoy ni mañana me presentare ante ella… tal vez ni lo haga - camine por el lugar alejándome del cuadro, que por largo tiempo paso colgado en la sala de estar de mi hogar – algo aprendí de Zeta… que nada se tiene que forzar… porque si se hace las cosas no podrían salir del todo bien, vivir aquí o vivir en mi hogar no le veo la diferencia… pero algo me dice que no es necesario que me quede más tiempo del que se me fue invitada – ahora tenía muchas dudas en mi cabeza, con respecto a lo que decía una de las cartas, Sophia no sabía de mi existencia, El guardián estaba enamorado de la reina, Ámbar tenía que hacer su vida y yo… yo necesitaba escapar quizás seguir mi destino, no el que Zeta quería para mi, nada era certero. No tenía muchas más cosas que decir, las interrogantes que habían en mi cabeza tendría que responderlas sola… buscar en mi forma felina el modo de agradarle a la Reina… o tal vez convertirme en gato e irme sin que nadie, ni él ni Ámbar puedan encontrarme… al final la única persona que notaria mi ausencia seria Ámbar… - La historia no tendrá final si no se comienza a escribir… - dije mientras comenzaba a dar vueltas por la habitación un poco inquieta, incomoda… con ganas de salir… de correr… de llorar… de gritar… todos teníamos una carga en nuestros hombros, quizás la mía era una pequeñísima parte de la que los demás… pero pesaba… y en ese momento me estaba aplastando, me detuve a mirar al Guardia y solo aguarde silencio.
Serena Di Donatto- Cambiante Clase Alta
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Re: Indicios [Goar]
Definitivamente la muchacha tenía cierta picardía y resultaba perceptiva, sin embargo ignoró completamente aquel comentario que tan solo reflejaba una verdad, una que no podía contarle, ni tenía qué, ni debía de, aquello resultaba de todo menos de relevancia para ella, no era su asunto y no podía confiar en que nadie más supiera de esa relación, tan solo ellos dos y nadie más por el momento. Probablemente Serena estaba contrariada por el destino que Zarek le había impuesto sobre sus hombros, pero debía entender que tenía que vivir su vida sin faltarle el respeto, o al menos no ser un títere de lo que se había dicho. De ser así él no estaría con Sophia ahora y tan solo la seguiría protegiendo únicamente, los que seguimos en píe tenemos esa facultad única llamada libertad, aquella que nos da la capacidad de discernimiento, así saber qué hacer y qué no hacer, o por último, hacer y qué no hacer pero dar pasos que nos hagan avanzar hacia lo que consideramos que deseamos para nosotros – Tu objetivo final no tiene porqué ser la imagen de otra persona, por más bella, y perfecta que esta pueda ser a los ojos, el secreto de la vida es vivirla, no puedes seguir un camino ya escrito, tampoco pisar sobre las huellas ajenas, tienes un nombre y un apellido que te pertenecen, y un cerebro capaz de pensar, un cuerpo sano, es tu obligación darle uso todo aquello, aplicar bien lo que se te dio, la cobardía está en el conformismo, tú crea tu propia idea de lo que deseas en tu cabeza y hazla realidad, si intentas vivir imitando o tratando de alcanzar a otro, créeme, no serás feliz, tenlo presente – Ya que ella insistió se acercó al cuadro y lo tapó con varias telas, lo retiró sin ningún problema a pesar de su gran tamaño y lo colocó sobre la cama – La reina está ocupada ultimando ciertos detalles, pero dejaré el cuadro en un lugar seguro hasta que ella pueda verlo después, no te preocupes, prometo que lo verá esta misma noche y antes de que empiece la ceremonia, a la cuál deberías asistir, después de todo, estás invitada por diferentes razones, así que deberías pensar ya en prepararte para asistir, puedes pedir ayuda a alguna doncella y pedir ropa también si algo no te gusta – Colocó el cuadro cerca al marco de la puerta para que no ocupara espacios utilizables de la habitación.
Ella tenía razón en que no debía forzar a Sophia, tampoco imponerse, pero habían otras maneras de llegar a ella, sobre todo teniendo en cuenta lo bondadosa que resultaba ser a pesar de todos sus problemas personales, ella tenía tiempo de preocuparse del resto y probablemente de conocer la existencia de Serena estaría muy pendiente de ella, es lo mínimo que ella haría, eso lo tenía claro, solo le preocupaba como lo tomaría justo ahora, una sorpresa más, de la que por supuesto él sabía, quizás en el fondo también le preocupaba su reacción respecto a él por no haberle contado, tenía la respuesta ese tema, un pedido expreso, sin embargo no podía aun así eximirse de culpas con esa justificación – Si dejas de preocuparte exageradamente por los detalles y abordas tranquilamente tu deseo de presentarte ante la reina, ten por seguro que se llevaran bien, al menos será amable contigo, ya que no son de la misma edad, no creo que sea tu amiga de juegos, pero si la amiga de una señorita en desarrollo, si te comportas de una manera adulta para quedar con ella, probablemente quiera que explotes eso y crezcas, quizás que consigas un buen marido y seas feliz, le conozco y estoy seguro de que no va a pensar en ningún momento en echarte de aquí, así tampoco veo la necesidad de que repitas el hecho de que deseas irte, debes estar calmada sobre ello, es lo único que te puedo decir ya sobre aquello. Las historias están hechas para ser vividas y luego ser contadas, es injusto no darles cabida, al menos eso creo yo – Se quedó observando a la muchacha con tranquilidad, el silencio estuvo presente un par de minutos, ella tenía que pensar por sí misma y sacar sus conclusiones finales, definir qué haría o dejaría de hacer – Bien, Serena, ¿necesitas saber algo más? ¿O yo necesito saber algo más? ¿Hay más cartas que debamos leer o son las únicas? Te pido amablemente que no te dejes nada en el tintero para más tarde, ya que a mí me gusta tener las cosas claras desde el inicio, solo de esa manera el desarrollo y el desenlace traen consigo fortuna agradable – Estaba preocupado de no saber cosas que ella sí, pero no podía obligarla tampoco a contar todo lo que sabe respecto o lo que desea.
Ella tenía razón en que no debía forzar a Sophia, tampoco imponerse, pero habían otras maneras de llegar a ella, sobre todo teniendo en cuenta lo bondadosa que resultaba ser a pesar de todos sus problemas personales, ella tenía tiempo de preocuparse del resto y probablemente de conocer la existencia de Serena estaría muy pendiente de ella, es lo mínimo que ella haría, eso lo tenía claro, solo le preocupaba como lo tomaría justo ahora, una sorpresa más, de la que por supuesto él sabía, quizás en el fondo también le preocupaba su reacción respecto a él por no haberle contado, tenía la respuesta ese tema, un pedido expreso, sin embargo no podía aun así eximirse de culpas con esa justificación – Si dejas de preocuparte exageradamente por los detalles y abordas tranquilamente tu deseo de presentarte ante la reina, ten por seguro que se llevaran bien, al menos será amable contigo, ya que no son de la misma edad, no creo que sea tu amiga de juegos, pero si la amiga de una señorita en desarrollo, si te comportas de una manera adulta para quedar con ella, probablemente quiera que explotes eso y crezcas, quizás que consigas un buen marido y seas feliz, le conozco y estoy seguro de que no va a pensar en ningún momento en echarte de aquí, así tampoco veo la necesidad de que repitas el hecho de que deseas irte, debes estar calmada sobre ello, es lo único que te puedo decir ya sobre aquello. Las historias están hechas para ser vividas y luego ser contadas, es injusto no darles cabida, al menos eso creo yo – Se quedó observando a la muchacha con tranquilidad, el silencio estuvo presente un par de minutos, ella tenía que pensar por sí misma y sacar sus conclusiones finales, definir qué haría o dejaría de hacer – Bien, Serena, ¿necesitas saber algo más? ¿O yo necesito saber algo más? ¿Hay más cartas que debamos leer o son las únicas? Te pido amablemente que no te dejes nada en el tintero para más tarde, ya que a mí me gusta tener las cosas claras desde el inicio, solo de esa manera el desarrollo y el desenlace traen consigo fortuna agradable – Estaba preocupado de no saber cosas que ella sí, pero no podía obligarla tampoco a contar todo lo que sabe respecto o lo que desea.
Goar Abadinchi- Licántropo/Realeza
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Re: Indicios [Goar]
No era la primera vez que escuchaba aquello de seguir su propio camino, Zeta me lo había mencionado muchas veces, me había preparado para todos los escenarios que podía yo elegir, en el caso de que no quisiera esto o esto otro, pero la verdad escuchando las palabras de Goar, me daba un deje de inseguridad, ya que él hablaba de libertad pero él no era libre, ¿Quién lo era? Si ni la misma reina podía hacer su vida como ella quisiera, todo tenía una doble cara, el parecía tan seguro de sus palabras, hasta creía que se las creía… pero al final siempre éramos un títere de algo más grande Dios tal vez, o la reina, o un esclavo que era títere de su dueño, las doncellas de alguien y así sucesivamente, lo deje hablar, el guardián hablaba bien bonito, tanto así como lo hacía Ámbar que le repetía diariamente “Serena, tienes todo para hacer tu vida como quieras, no te ates a un pasado que no volverá… Zeta se fue… Sophia tal vez nunca sepa de ti… si te acepta o no tu vida tiene que seguir” Pero como podía seguir mi vida si Ámbar no podía hacer la suya, había sido condenada a cuidarme y yo… tenía que escapar, tal vez esa misma noche luego del baile dejar una nota para ella, de alguna u otra forma Goar se enteraría, al final eran lo mismo. – Cada uno escribe su propia historia… espero tu también escribas la tuya – gire en mis talones y me aleje del cuadro, esa sería la última vez que lo vería, algún día tendría uno similar hecho para mí.
La Reina… - dije y aguarde silencio – Hoy es su día, no hay que molestarla con asuntos que tal vez no entienda… ni siquiera sé que hago aquí, llegue con la esperanza de conocerla pero de a poco se me han quitado las ganas, le traje un regalo esta junto a todos los otros regalos en el salón Alelí*, Va en mi nombre… algún día me conocerá lo sé, no perderé la esperanza en aquello. – Sonreí de medio lado. Tenía que pensar como espaciar esa noche, tal vez convertida en gato seria más fácil nadie notaria mi ausencia hasta mañana, Ámbar solía dejar que durmiera sola, así que por ahí no había problemas.
Me acerque al baúl y tome tres cartas y las estire hacia Goar – Estas son para ti… dicen tu nombre con de puño y letra de Zarek, estas apurado lo noto en tus palabras no te entretengo mas… si quieres las lees, si no irá en ti. La instrucción que tenia era dártelas después del cumpleaños de la Reina, pero como veo no quieres más sorpresas y no pretendo ser yo la que ande sorprendiendo de mala forma a la Reina o a ti, Gracias por venir a verme, ya sea por una u otra cosa, siempre tienes algo bueno que decir – no estaba mintiendo, pero tampoco estaba siendo cien por ciento sincera, a él ya no le competía lo que sucediera conmigo, sus actos, su forma de mirar su todo tenía un nombre y un apellido por el cual velar, no quería ser una carga… una que nadie quería… como él lo había dicho buscaría que hacer, mi inteligencia, o mi condición de cambia formas me ayudaría…
Tengo todo listo para esta noche, cosas de niñas – levante mis hombros inocentemente – Ámbar consiguió un bello vestido para esta noche tanto para mí como para ella… nos vemos en la fiesta Goar, prometo no acercarme a la reina. – Aquello ultimo era muy cierto, no lo haría… era una invitada mas.
*Salon Alelí - salón destinado a los regalos
La Reina… - dije y aguarde silencio – Hoy es su día, no hay que molestarla con asuntos que tal vez no entienda… ni siquiera sé que hago aquí, llegue con la esperanza de conocerla pero de a poco se me han quitado las ganas, le traje un regalo esta junto a todos los otros regalos en el salón Alelí*, Va en mi nombre… algún día me conocerá lo sé, no perderé la esperanza en aquello. – Sonreí de medio lado. Tenía que pensar como espaciar esa noche, tal vez convertida en gato seria más fácil nadie notaria mi ausencia hasta mañana, Ámbar solía dejar que durmiera sola, así que por ahí no había problemas.
Me acerque al baúl y tome tres cartas y las estire hacia Goar – Estas son para ti… dicen tu nombre con de puño y letra de Zarek, estas apurado lo noto en tus palabras no te entretengo mas… si quieres las lees, si no irá en ti. La instrucción que tenia era dártelas después del cumpleaños de la Reina, pero como veo no quieres más sorpresas y no pretendo ser yo la que ande sorprendiendo de mala forma a la Reina o a ti, Gracias por venir a verme, ya sea por una u otra cosa, siempre tienes algo bueno que decir – no estaba mintiendo, pero tampoco estaba siendo cien por ciento sincera, a él ya no le competía lo que sucediera conmigo, sus actos, su forma de mirar su todo tenía un nombre y un apellido por el cual velar, no quería ser una carga… una que nadie quería… como él lo había dicho buscaría que hacer, mi inteligencia, o mi condición de cambia formas me ayudaría…
Tengo todo listo para esta noche, cosas de niñas – levante mis hombros inocentemente – Ámbar consiguió un bello vestido para esta noche tanto para mí como para ella… nos vemos en la fiesta Goar, prometo no acercarme a la reina. – Aquello ultimo era muy cierto, no lo haría… era una invitada mas.
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Serena Di Donatto- Cambiante Clase Alta
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Re: Indicios [Goar]
Si seguía así entraría en una postura difícil, aquel terreno no le competía más, definitivamente tenía que dejarle hacerle y dejarle decidir, si ella realmente no deseaba hablar con Sophia al fin, pues así debía ser, probablemente en algún punto vivir alejada de todo esto resultaba igual favorable para ella, hasta incluso una idea inteligente, después de todo la vida de libertad que posee es siempre más placentera que estar sometido al peso de un cargo o de una responsabilidad y aquello lo supo bien desde que entró al ejército y empezó siempre a tener una misión, un motivo por el cual luchar. Proteger al rey, a la realeza, a todo Italia, a sus miembros, definitivamente ella se ahorraba demasiado escapando de la vida de ambos, sin embargo no se confiaba del todo respecto a si realmente terminara haciéndolo, sin embargo, no tenía demasiado tiempo para saciar las dudas, aquello resultaba ser una realidad bien expuesta por la muchacha. Siempre corriendo, el lupino estaba noche probablemente terminaría más agotado que luego de sus primeros entrenamientos con la milicia, sin embargo estaba completamente sabido para él que valdría la pena en todo sentido cualquier tipo de esfuerzo, sea cual sea el resultado final por los mismos - Te agradezco por todas las cartas, Serena, lo más adecuado es que te deje tranquila ahora, tienes mucho en lo que pensar, decisiones que tomar y nada fáciles, para un adulto no sería fácil, no quiero pensar lo que significa para ti, sin embargo creo que tomarás las decisiones adecuadas finalmente, sea que te vuelva a ver o no, debes tener en cuenta que siempre podrás confiar en mí y que no solo puedes, sino, debes acudir a mi o aquí cuando tengas un problema, no hay manera de que pueda dejar que algo te pase, si aquello sucede probablemente la conciencia me mate o él regrese una segunda vez de la muerte y reclame por ello – Se acercó a la joven y le palmeó la cabeza, un gesto amigable, cariñoso para Goar, que simplemente no resulta ser de los que toman confianza con facilidad ni se acercan con la misma. Lentamente separó su palma – Si quieres una opinión personal, me gustaría que te quedaras, pero aquello significa mucho drama, también para ti, sin embargo, si estás dispuesta a vivir esta vida de mentiras, engaños, poses e intereses, ten por seguro que te apoyaremos todos en ello – Y tras lo dicho se retiró a realizar lo que tenía que.
Guardó todas las cartas que se le habían otorgado dentro de su uniforme y tomó el gran cuadro con una facilidad totalmente natural, una que podría generar sospechas sino fingía al menos que se esforzaba en llevarlo, aquello por suerte no tenía que hacerlo aquí, ya cuando se topara con otros seres lo haría – Espero verte en el baile, después de todo tienes derecho también a divertirte, y asumiré, ¿es tu primer baile, no es así? Dicen que las mujeres son siempre frecuentadas ahí – Por un momento pensó en Sophia – Quizás encuentres un joven mozo que se fije en ti y quiera proponerte matrimonio y caigas rendida ante él – Aquello resultaba ser una broma también, aunque de pasar, sería feliz y por supuesto que haría una investigación enorme para saber qué clase de familia y de personas resultaban ser los allegados a ese hombre interesado en la muchacha – Me gustaría quedarme mucho más, pero no puedo, si llego tarde probablemente la reina quiera cortar mi cabeza, jamás le fallé, pero no deseo tampoco tentar a la suerte y buscar reacciones desconocidas, así que me marcho ya, cuídate y no me voy a despedir de ti para siempre, porque algo me dice finalmente que te volveré a ver – Dicho aquello se retiró de la habitación con el cuidado respectivo del cuadro. En ala de invitados por suerte resultaba tener pasillos anchos, y no fue ningún inconveniente pasar con el cuadro, a los pocos minutos de estar caminando se toparon con él otros guardas – Necesito un favor, ya que no llegaré a tiempo si lo hago yo mismo, por favor, coloquen este cuadro junto a todos los demás regalos, no debe tener nombre, no es necesario y algo más – Se volteó para observar a sus hombres – Que nadie lo destape, lo quiero sellado y en una posición privilegiada, solo la reina deberá verlo cuando así lo desees – Y dicho aquello partió rumbo a su habitación, tenía retraso y estaba al tanto del mismo, sin embargo ya nada podía hacer, después de todo Serena había consumido parte de su tiempo, pero esperaba que el mismo le sirviera a la muchacha para orientarse en el rumbo adecuado respecto a su vida, las palabras en saco roto jamás le agradaron a Goar, pero al menos tenía conciencia de que ella le había escuchado.
Guardó todas las cartas que se le habían otorgado dentro de su uniforme y tomó el gran cuadro con una facilidad totalmente natural, una que podría generar sospechas sino fingía al menos que se esforzaba en llevarlo, aquello por suerte no tenía que hacerlo aquí, ya cuando se topara con otros seres lo haría – Espero verte en el baile, después de todo tienes derecho también a divertirte, y asumiré, ¿es tu primer baile, no es así? Dicen que las mujeres son siempre frecuentadas ahí – Por un momento pensó en Sophia – Quizás encuentres un joven mozo que se fije en ti y quiera proponerte matrimonio y caigas rendida ante él – Aquello resultaba ser una broma también, aunque de pasar, sería feliz y por supuesto que haría una investigación enorme para saber qué clase de familia y de personas resultaban ser los allegados a ese hombre interesado en la muchacha – Me gustaría quedarme mucho más, pero no puedo, si llego tarde probablemente la reina quiera cortar mi cabeza, jamás le fallé, pero no deseo tampoco tentar a la suerte y buscar reacciones desconocidas, así que me marcho ya, cuídate y no me voy a despedir de ti para siempre, porque algo me dice finalmente que te volveré a ver – Dicho aquello se retiró de la habitación con el cuidado respectivo del cuadro. En ala de invitados por suerte resultaba tener pasillos anchos, y no fue ningún inconveniente pasar con el cuadro, a los pocos minutos de estar caminando se toparon con él otros guardas – Necesito un favor, ya que no llegaré a tiempo si lo hago yo mismo, por favor, coloquen este cuadro junto a todos los demás regalos, no debe tener nombre, no es necesario y algo más – Se volteó para observar a sus hombres – Que nadie lo destape, lo quiero sellado y en una posición privilegiada, solo la reina deberá verlo cuando así lo desees – Y dicho aquello partió rumbo a su habitación, tenía retraso y estaba al tanto del mismo, sin embargo ya nada podía hacer, después de todo Serena había consumido parte de su tiempo, pero esperaba que el mismo le sirviera a la muchacha para orientarse en el rumbo adecuado respecto a su vida, las palabras en saco roto jamás le agradaron a Goar, pero al menos tenía conciencia de que ella le había escuchado.
Goar Abadinchi- Licántropo/Realeza
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Re: Indicios [Goar]
De alguna manera todo lo que me habían dicho por largo tiempo se veía derrumbado con ese acontecimiento o mejor dicho con la muerte de Zarek, si bien siempre me dijo que existían muchas posibilidades esta era una… que no estuviera junto a mí, que Sophia no me aceptara, o que así fuera y viviera feliz… pero Ámbar sabía muy bien un poco de todo, y me había preparado para las peores situaciones, y bien le había prestado atención a cada uno de sus consejos y más si se trataba de Goar, ella sabía de él, lo conocía tal vez solo de nombre o de rango, pero ellos compartían los mismos dones como yo con la reina… Goar me causaba entre cariño y miedo, era un hombre muy correcto y me costaba seguirle con lo mucho que hablaba, pero cada una de sus palabras quedaban grabadas en mi cabeza.
Consejos para seguir o solo para escuchar, era realmente difícil tomar una decisión certera en ese momento, sonreí con sus palabras, pero tenía una idea de lo que haría esa noche, asistirá al baile para que Goar me viera, comería, aplaudiría a la reina los miraría por una última vez y en el momento que saquen a bailar a Ámbar me escabulliría a los jardines y luego a algún lugar donde ya no moleste a nadie, si me buscan tal vez me encuentren pero me iría lo más lejos que podría, convertida y de humana, todo seria en conjunto. – No me acercare a la Reina lo Prometo… pase lo que pase… el destino cada uno lo hace así que… nos vemos Goar – me gire en mis talones y me fui hacia el balcón, abrí las ventanas y me quede ahí mirando…
Consejos para seguir o solo para escuchar, era realmente difícil tomar una decisión certera en ese momento, sonreí con sus palabras, pero tenía una idea de lo que haría esa noche, asistirá al baile para que Goar me viera, comería, aplaudiría a la reina los miraría por una última vez y en el momento que saquen a bailar a Ámbar me escabulliría a los jardines y luego a algún lugar donde ya no moleste a nadie, si me buscan tal vez me encuentren pero me iría lo más lejos que podría, convertida y de humana, todo seria en conjunto. – No me acercare a la Reina lo Prometo… pase lo que pase… el destino cada uno lo hace así que… nos vemos Goar – me gire en mis talones y me fui hacia el balcón, abrí las ventanas y me quede ahí mirando…
No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.
Serena Di Donatto- Cambiante Clase Alta
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