La mia routine quotidiana - [+18] Goar

por **Sophia D'Luca** Vie Mar 11, 2016 8:12 pm

MI RUTINA

Las infusiones para conciliar el sueño hacían su trabajo había pasado ya tres días de lo ocurrido había creado una rutina para mantener todo al margen, no era que lo necesitaba si no más bien era lo que quería, aquellos mismos tres días llevaba evitando a Goar limitando nuestros encuentros solo en el gran despacho, lo oía hablar sobre lo que había descubierto, me dedicaba a escuchar daba mi opinión y daba mi consentimiento para lo que el necesitara hacer, luego de eso me dirigía a mi habitación, por las mañanas justo ante las primeras luces del sol llegaba a mi puerta el desayuno… lo hacía entrar y pedía que nadie me molestara y ese nadie incluía a Goar, me alimentaba y alistaba para ver las entrevista de los empleados, solamente escuchaba, observaba y prestaba atención a las acciones que todos presentaban, luego de eso me tomaba un momento para salir a caminar siempre escoltada, el guardia en jefe tenía muchos problemas y ciertamente no lo deseaba cerca, me encargaba que la niña y yo no nos cruzáramos le enviaba mensajes y mantenía vigilada a final de cuentas conocía el palacio mejor que nadie, a hurtadillas nadie me seguía, y así pasaba mi día con escoltas, que me vieran tan recta, tan seria, menos preocupada, preocupándome de lo que había ocurrido… pero en el fondo necesitaba lo que me habían arrebatado mi soledad.

Había pedido expresamente yo prepararme las infusiones así no tenia que preocuparme de atentados ocultos ni mucho menos poner la vida de alguna doncella probadora de mis platos en peligro, a final de cuentas ya habían varias que probaban antes que yo cada bocado que llegaba a mi boca. El agua caliente llego como siempre a la hora dicha los guardias se preocupaban de vigilar aquel proceso yo simplemente le abría la puerta a la doncella y dejaba que pasara en completo silencio, ella ya había sido interrogada, ella precisamente me conocía desde la primera vez que había llegado al castillo, cuando andaba perdida preparándome para lo que me deparaba el futuro, uno incierto en ese momento. Espere a que se fuera y me acerque a los ventanales corrí las cortinas y deje entraR el frío era mi gran invitado al menos por las noches… y así terminaba mi día tratando de no pensar en nada, pero eso era imposible, la niña Serena era un tema, que me lo haya ocultado Goar era otro casi el mismo que me lo haya ocultado Zarek y ahora estaban las cartas… las había leído todas y cada una me había dado el tiempo de colgarlas en el biombo que usaba para cambiarme de ropa… el frio calo en mi rostro y sonreí - Nada mejor que la soledad - me acerque a la mesita del té y en la tetera vacié tres cucharaditas de alguna hierba que inducia el sueño uno profundo, sin pesadillas solo en ese momento era donde dejaba de pensar, de imaginar en mi cabeza que decir a Goar, ¿Cuándo sería un buen momento? La verdad era una sola, no tenia palabras en mi cabeza, no quería estar frente a Goar y no saber qué decir, ni siquiera podía hablar con la niña ¡Con una Niña!

De algo estaba segura me gusta el silencio, me gusta la soledad… pero no podía estar para siempre así, mi cabeza estaba tranquila, mi interior un poco inquieto, tal vez sería un buen momento para hablar, pero mi orgullo estaba ahí impidiendo que avanzara…

Abrí los ojos mire hacia mi alrededor, otra noche inducida al sueño uno profundo y vacio aun faltaba por que amaneciera y necesitaba mi momento aquel entre el desayuno y aparentar que la vida sigue… día cuatro tome aire profundamente y me cubrí hasta la cabeza… y el golpeteo de la puerta me tomo de sorpresa habiendo que saltara de la cama, mi corazón se acelero podía sentir mi pecho vibrar, la vena de mi cuello palpitaba con fuerzas, me aferre a las colchas de la cama aun no era la hora del desayuno, y los guardias que custodiaban mi puerta seguían en silencio… les dejaría decidir a ellos si dejaban o no entrar a quien estuviera ahí golpeando, me quede ahí en silencio esperando ni siquiera fingiría que dormía mis ojos estaban clavados en la puerta a la espera…

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por **Goar Abadinchi** Dom Mar 20, 2016 10:25 am

Los días y las noches se habían modificado desde su inicio hasta su final, luego del renovado atentado la situación en el palacio y también en Italia se había vuelto tensa, no solo por las decapitaciones públicas a los traidores de la corona, las cuales tuvo que presenciar, cada una de ellas, aunque no fuera una labor obligada, igualmente hubiera asistido a todas las ejecuciones, no por un morbo asqueroso de satisfacer alguna necesidad por ver rodar cabezas, sino por el simple hecho de estar realmente seguro de que tenía menos seres de los cuales preocuparse, menos seres a los cuales señalar, aún quedaban los miembros importantes que habían podido justifica con veracidad la existencia de sus familiares, aún en las cárceles, tratamos no con buenos tratos, pero tampoco con desagradables, pues ante su presunción de inocencia y su importante estatus no podía permitirse que la corona tolerara abusos, aunque fueran posibles traidores para Italia, evitarse cualquier abuso será una manera bastante agradable de no entrar en algún conflicto internacional, un conflicto que no sería para nada provechoso con el reino, al menos ahora mismo no, su mente militar, señalaba claramente que cualquier conflicto bélico interior debilita enormemente cualquier batalla contra el exterior, por ende debían mantenerse perfil bajo aunque esto fuera casi imposible debido a la enorme cantidad de cartas internacionales que se estaban enviando con el sello real de Italia a diferentes puntos de Europa, unos más cercanos que otros, pero al final todos llegarían a su destino, y tarde o temprano una vez más se sabría que hubo un ataque en este lugar, por esa razón, definitivamente debía solucionarse todo lo más pronto posible, mostrar debilidad no es una sabia decisión política y menos militar, y aunque ciertamente no fueran débiles pues él mismo se había encargado de verificar varios aspectos al menos de la capital, la sola idea de que otros lo pensaran ya resultaba ser un problema. En esta oportunidad estaba libre el lupino, libre entre comillas, pues su vida se había tornado enormemente agotadora incluso para él, llena de quehaceres, estresantes por naturaleza, y ahora mismo debía enfrentar un aspecto interno de su vida personal, enfrentarla a ella, a lo que se hizo, y a lo que no se hizo, a lo que pudo decir y a lo que dijo quizás no debiendo hacerlo, tenía Goar no solo solucionar su problema amoroso, sino también hacer una solicitud que probablemente no le fuera a gustar a ella.

Deseaba obtener el control del ejército italiano, una petición que realmente no resultaba fácil de complacer, debido a todo el sistema militar que de por sí tiene un reino, además, estaba el punto de que él se había retirado por su naturaleza lupina, la que le hace envejecer lento, quizás los más veteranos puedan recordarle aún, pero debía arriesgarse, alguna idea para solucionar ese problema ya se le vendría durante la marcha, ahora mismo necesitaba millones de ideas para simplemente no volver a sentir un rechazo de parte de la mujer que ama, y por la cual hace y deshace desde lo sucedido, aquello mismo lo torna difícil y tan relevante. Para cualquier mortal o inmortal dentro del palacio, hubiera resultado una labor casi titánica, sin embargo se trataba de él, los hombres le dejaban pasar sin siquiera decir algo, simplemente le saludaban con aquel saludo militar y eso resultaba ser todo, los rumores respecto a ellos habían aumentado luego del incidente, sin embargo como siempre, nada podía comprobarse, y agradecía a los pocos cautos que se limitaban a simplemente no opinar del tema, por el simple hecho de tener que escuchar menos susurros respecto a él o a ella. Ya frente a la puerta simplemente respiró con profundidad, antelaba una discusión que no podría evitar, sabía que tampoco iba a poder calmar a Sophia, por ello con anterioridad había alejado a los guardias de las zonas cercanas a la habitación, con la clara finalidad de que no se escuchara nada si la otra pensaba en levantar la voz, o si la levantaba sin pesar, ese sería el termino más adecuado. Abrió la puerta, ingresó a la habitación real, había silencio, y esa aura triste en la que no deseaba verla más, pero esa obstinación mataba, no solo a ella, sino a él también – Buenas, Sophia – Fue lo que pronunció antes de posarse delante de ella, en cualquier momento la otra explotaría, así que tomaría un simple pazo inicial antes de que la otra dejara salir su verborrea – No puedes seguir actuando de esta manera, no lo merecemos. Y no mereces enterrarte una vez más bajo tierra, así que hazlo, suéltalo, dime todo lo que tengas que decir, es ahora la oportunidad de dejarlo todo atrás, todo lo que ya no está ni es relevante. Lo único que debemos afrontar es a la niña, de hoy en adelante, y a nosotros mismos – No tomó asiento pues no tenía sentido, dudaba de que la reina se mantuviera recostada luego de escuchar sus frontales argumentos.

por **Sophia D'Luca** Mar Abr 05, 2016 5:57 pm

MI RUTINA

No me dejo tiempo si quiera para pensar en que decir, su saludo inicial sonó tan, tan diferente quizás el mismo se estaba conteniendo, como lo hacía yo desde hacía días, ¿Quién tenía la culpa más que yo misma por pensar que podría estar bien así? Había vuelto a esa rutina que tuve durante meses cuando había ocurrido el primer siniestro… y quien había estado para mí todo ese tiempo, aquel hombre que parecía tener una voluntad de oro, un carácter fuerte, pero una pasión inigualable, suspire fuertemente escuchando las palabras que parecían salir atropelladas de sus labios, sus ojos no quitaban de encima mi lecho, y mi corazón parecía estrujarse en ese momento cuando sentí , aquella necesidad de poner en pausa todo y borrar lo que había ocurrido, pero claro estaba que eso no se podía hacer, era el destino que me había tocado vivir, y lo había aceptado con todos los puntos suspensivos que tenia esta historia, aquel hombre que parado frente a mi cama había sido el nuevo comienzo pero ya sabía yo que no podía ser completamente feliz por que el pasado bien atrás lo podíamos dejar pero siempre… siempre volvía de alguna forma u otra para traernos aquella desdicha… a veces creía que estaba maldita, que no lograría ser nunca feliz…

¿Por qué dejamos que esto nos alejara unos días? ¿Acaso el amor que profesamos es tan frágil que cualquier percance nos puede separar? A veces creo que estoy maldita que no existe la felicidad para mi… y sabes porque lo digo… no solo por esto que ocurrió hace días ni mucho menos por la muerte de Zarek… desde que era un bebe siempre me han dejado sola… y todas las veces que he podido ser feliz hay algo que opaca todo… - acomode una sabana para cubrir mi torso mientras me sentaba mirándolo casi como una estatua parada frente a mi – Me da miedo ser feliz y que de un segundo a otro todo se desvanezca… y estos días he vuelto a caer en la oscuridad de mis pensamientos… una oscuridad que no se aleja por completo… y tu… no debiste dejarme aun cuando pedí expresamente que no vinieras a molestarme… ¿Por qué esperaste tanto? – el nudo en la garganta se comenzaba apretar un poco más, haciendo una pausa tome aire suficiente – No quiero que me veas como una mujer indefensa, porque no lo soy… tengo fuerza exterior quizás aquí adentro – apunte a mi corazón – soy frágil pero por fuera no, pueden dañarme pero mi condición me mantiene a salvo… no quiero que me subestimes… porque no soy tan frágil como parezco ¿Qué sería de una reina si demuestra su debilidad? Si acepto que me oculto en estas cuatro paredes pero… no he permitido que nadie me vea así… - volví a suspirar de manera fuerte – No sabes la falta que me has hecho… y me siento culpable de alejarte, pero no puedo permitir que esto vuelva a pasar… te he evitado para no correr hacia ti y pedir que me sostengas entre tus brazos porque quiera o no es ahí en el único lugar donde me siento completamente segura y a salvo… he tenido para pensar bastante y he escuchado los rumores… de lo que hay entre tú y yo… ¿y sabes? Algo tienen de razón… volví a sonreír… volví a vivir me diste esa esperanza de que todo podía ser perfecto… pero nada es así… hay que luchar… y si seguiremos adelante será entre tú y yo, que sepa todo el reino que tú me perteneces… que la reina no está sola… que te tiene a ti – me levante completamente aun cubriendo mi cuerpo con la sábana – si tenemos que seguir adelante ocultándonos lo haremos… si tenemos que decir la verdad también lo haremos, que hablen y que me condenen… nada de eso me quitara lo único que realmente siento que es mío… y eso eres tu… porque te amo Goar y quiero que todo entre nosotros esté en armonía… ya me dijiste toda la verdad, creo que tenías tus razones por ocultar lo que ocultaste… no quiero ni siquiera pensar en eso… - tomé asiento en el borde de la cama. – La niña no es un problema… es solo lo único que esta resentido en mi interior… hay cosas que no entiendo… y no quiero buscar respuestas tampoco, pero he descubierto cosas… que a la brevedad te mostraré… - baje la mirada mientras buscaba las palabras – Quiero… te quiero Goar… ya ni siquiera me quedan ganas de seguir con mi rutina diaria… me enloquece… sé que es pronto, pero no quiero ser una prisionera en mi propio castillo… solo quiero ser prisionera de tu corazón, de nada mas… de nada mas – termine por decir… - las mañanas siempre han sido nuestro tiempo… nuestro momento… - aguarde silencio.

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por **Goar Abadinchi** Miér Abr 27, 2016 4:27 pm

Sophia siempre tiene ese espíritu mezclado, ese que no le permite verla como una mujer indefensa, pero tampoco como una ruda mujer, podría catalogarla simplemente como la valiente doncella de la que está enamorado y ama como jamás en sus largos años amó, duela a quien le duela, vivos, muertos o en algún limbo extraño. El lupino observó desde su lugar a la cambiante y finalmente se dispuso a comentar lo que tendría que haber comentado hace mucho - No me considero un experto, pero existen veces en las que un hombre debe darle el espacio a su mujer y esta fue una de esas veces. Debo confesar que dentro de mi algo no estaba calmo, pero tampoco puedo mencionar que estaba preocupado, simplemente es natural extrañar a la persona que amas, solo te puedo decir que jamás pensé que esto fuera a terminar, porque por alguna razón siempre voy a pensar que vas a estar conmigo, todas las parejas tienen discusiones y encontronazos, unos más fuertes que otros, algunos provocados por lo cotidiano, y otros como nuestro caso, provocado por lo sobrenatural y lo pasado, pero estamos vivos los dos, frente a frente - Con tranquilidad y luego de un tiempo que hacía añoranza tocó la mejilla ajena y la acarició con suavidad – O quizás solo soy un cobarde, aunque en otro tipo de actividades siempre esté dando la cara, quizás tienes razón y es todo mi culpa por no haber reaccionado con anticipación – En realidad la culpa ya poco corroía en él, no porque su corazón se tornara oscuro o su moral se sacudiera distraída, sino porque ya no podía hacer nada respecto a esa culpa por aquel tema en particular, lo que le daba la clara señal de que simplemente debía pasar la página, pasar la página con ella y que juntos puedan vivir en el presente, pero claro, enfrentando los estragos del pasado que ponían en peligro la vida de las dos cambiantes y probablemente ahora la suya pues al enfrentarse abiertamente a este grupo se había auto declarado enemigo acérrimo de los mismos, matando a su gente y frustrando aparentemente sus planes maquiavélicos – Te amo – La palma que antes reposaba sobre la mejilla, muy astuta, se había desplazado hacia la nuca femenina para así atraer las fauces ajenas hacia la boca del lobo, sin aquel sentido literal de la frase.

Finalmente el beso esperado llegó, podría haber seguido comentando mucho más sobre el porqué, sobre porque hizo esto y no lo otro, porque se dejó hacer o porque no se hizo tal como se debía, porqué, porqué. ¿Para qué? Si las acciones pueden transmitir mucho más que las palabras. El otro brazo se aproximó para capturar la cintura ajena y aferrarla contra el cuerpo masculino – Una vez averiguamos como mantener esta relación y salir airosos con la misma, como gozarla sin que otros miren y sin meternos en problemas de índole superior. Bien, pues ahora debemos aprender como convivir con eso y como convivir con estas amenazas externas, ¿injusto? ¿Complicado? ¿Estresante? ¿Agobiante? ¿Insoportable? Sí, sí, y sí, pero es nuestra realidad, así como la que tu acusas cuando indicas no ser débil, todo es verdad, no eres débil, pero aunque seas el ser más poderoso de este universo jamás dejaría de protegerte o se me ocurriría ponerte delante de mí, eso jamás cambiará, y no tienen que ver con tus habilidades, sino con lo que yo creo adecuado para mi forma de pensar, ya fuiste lastimada, es algo que debes comprender, cuando una persona que amas está en ese estado o se está yendo, no se repetirá – Le elevó el mentón para que le mirara – Ya todo está organizado casi a la perfección, mi ausencia no será tan extensa en tus días a partir de ahora, es una promesa que te hago ahora mismo, no tendrás que volver y yo tampoco, ansiar compañía – Teniendo el licantropo tanta información que brindar, de los recluidos, de los investigadores que habían sido enviados para empezar a indagar una vez más sobre aquel grupo, poder preguntar también sobre la niña, o indicar sobre la misma, pero lo cierto está en que no compete, ¿verdad? Ahora mismo, este tiempo es de ambos, exclusivo de uso para entregar entre sí – Ahora mismo quiero desconectar de todo aquello que mencioné antes, simplemente quiero yacer con mi mujer y gozar de la dicha que significa tenerla entre mis brazos siquiera, ¿crees poder concederme ese deseo? Es uno de tantos, como el querer arrancarte la ropa y hacerte el amor pues no solo mi mente te extraña, sino también mi cuerpo, o también poder pasear como siempre por los jardines, no hablo de recuperar el tiempo perdido porque no se perdió nada, simplemente las cosas se dieron así – Un beso más impactó a la fémina, este más apasionado, pero igual de cargado de emoción que el anterior.

por **Sophia D'Luca** Jue Mayo 05, 2016 11:08 am

MI RUTINA

Siempre me había causado un placer inexplicable un deleite escucharle hablar, siempre tenía tantas cosas que decir que no podía siquiera pensar con claridad cuando el comenzaba hablar, teníamos tanto que decirnos pero había tiempo, los días no habían pasado en vano para ninguno y ambos estábamos al tanto que en nuestra ausencia mutua habíamos aprendido lo necesario para sentir que nuestro camino era estar juntos, luchar por un fin en común, para caminar uno al lado de otro… El con sus formalidades reales, con su ímpetu de guerra y yo con la política que se veía lejana en esa habitación, su beso no fue más que el mejor hincapié del desayuno, le seguí con la misma ansiedad que parecía el tener, pero aun habían cosas por decir… - Nada en nosotros es considerado normal, y por esa misma razón es por la que debemos seguir yo no pensé que se había terminado si bien sabia que pasaríamos un tiempo alejados… quizás eso nos ayudo a amarnos más… hay cosas que tenemos que hacer solos y muchas otras que las haremos como pareja, como el guardia y la reina… como novios… este es el principio de un camino tenebroso en el que muchos obstáculos se nos presentan, pero nadie dijo que la vida era fácil y con todos los enredos que tenemos que pasar… quiero que sepas que te quiero a mi lado, en todas tus formas, como el amor de mi vida, como el guardia correcto, como el confidente, protector, amigo y una infinidad más que representas en mi vida… no te quiero lejos, pero acepto que cada noche vengas y duermas junto a mi… acepto verte por las mañanas sabiendo que durante el día ambos tenemos que hacer… paseos por los jardines, viajes para tratados… no los hare en soledad y con nadie más que no seas tú… porque entre tus brazos es el único lugar donde me siento segura… y mi medida de tiempo será cuando estoy contigo y cuando estoy sin ti… - me levante un poco más para pasar mis brazos sobre su cuello y volver a probar de sus labios que tanto había añorado por estos días…

Escuchando sus últimas palabras y lo que deseaba tanto como yo me aferre con fuerzas a su pecho dejando caer la sabana que me cubría pase mis piernas alrededor de su cintura – Ya lo he dicho antes las mañanas son nuestro mejor momento – comencé a besar su cuello de manera lenta rodeando su barbilla para llegar a sus oídos – Tus deseos son ordenes – dije de manera sensual para depositarle un beso en el lóbulo del mismo y acercarme a sus labios donde antes de besar mordí con suavidad atrayendo su rostro hacia el mío, podíamos ser uno mismo en cualquier momento, pero precisamente en ese momento era donde más lo deseaba, no tan solo carnalmente sino que también en lo sentimental, me completaba en todas las formas posibles.

Solté el agarre de mis piernas para quedar un poco suspendida mi porte no me acompañaba mucho pero era ideal, apoye mis pies en el borde de la cama y deje caer mis manos sobre su pecho para quitar lo que llevaba puesto, dejando al descubierto su piel tan ardiente como la recordaba… bese su torso de manera suave mientras subía para morderle el mentón y luego juguetear en sus labios, besándolo con pasión y deseo incitándolo a seguir adelante con nuestro acto de amor, desenfrenado…

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por **Goar Abadinchi** Dom Mayo 08, 2016 9:27 pm

Estaba realmente agradecido por esas palabras, en definitiva resultaban reconfortantes, su lugar, al lado de ella, ese resulta ser su lugar predilecto, al lado de ella, siempre, lo que su mente y corazón le ordenan siempre y si no cumple pues entonces quema, una quemazón difícil de explicar puesto que no es física, sino más bien psicológica – No volveré a incumplir con mi deber, o a descuidarlo, después de todo, eres tú quién juzga si lo hago bien o no, mi opinión no es la relevante – Eso fue lo último que dijo respecto al problema. Ahora el lupino no podía jactarse de ser un erudito respecto a esta materia, pero aparentemente su proceder había resultado satisfacer el problema que había nacido entre ellos dos, los besos y caricias que recibía de la cambiante ahora mismo confirmaban aquello – Pensé que esto simplemente era un cliché social y algo que solo se podía apreciar en los teatros, pero al sentirte sobre mi debo afirmar sinceramente que es realmente efectivo – Se refería justamente a eso de utilizar el sexo como reconciliación, dicen que es la actividad que une dos seres y dos almas hasta lo más profundo pues es una de las tantas maneras de consumar el amor, no podía darles la contra aún en su sorpresa, pues Sophia siendo tan activa e incitando al acto o dando pie al mismo de propia cuenta, tras todo lo sucedido, definitivamente agregaba algo de sorpresa al final de todo este drama destructor - ¿Es una forma de demostrarme lo mucho que me has extrañado? Una diferente, debo decir, a las palabras – Lentamente se fue acomodando sobre ella para besarle con suavidad, hablar del tema parecía ser una torpe pérdida de tiempo, los cuerpos parecían pasar toda la información necesaria a través de las hormonas que una contra otra se alborotaban, cualquier duda sobre cuanto se echan de menos se estaba solucionando al sentir piel contra piel, claro, menos de ella pues el camisón blanco, levemente transparente impedía que disfrutara del cuerpo de la reina – Me gustaría que me demostraras cuanto me has extrañado en tu cama – Así como el demostraría lo mucho que extrañó estar sobre la misma, retozando con ella, un compromiso implícito puesto que siempre le ha comentado que todo en su relación ha de ser reciproco o de lo contrario se volvería injusta. No fue demasiado el tiempo que perdió, sus palmas subieron el vestido ajeno lentamente, dejando expuesto de la cintura para abajo la anatomía ajena – Amo besar tus labios suaves y descansar entre tus mulsos perfectos, sería demasiado hipócrita negarlo, aunque me guste siempre aparentar mesura, ahora mismo no existe aquel adjetivo – Así como tomó los labios ajenos, con suavidad y deseo que se habían estado acumulando con los días, sus palmas hicieron también la tarea, acariciando sugestivamente las caderas y la pelvis, pero sin llegar al punto donde la otra tiende a explotar, solamente aquel roce de su miembro emergente, pero retenido por las prendas inferior e interior que llevaba. Pronto sus labios dejaron de deleitar los ajenos pues los abandonaron, tan solo para pasearse por el cuello, dejando húmedas redondéelas visibles sobre la piel, en definitiva la temperatura caliente de cada parte sobrenatural del par ayudaba bastante para estos casos, pues el contraste de sus temperaturas incluso siendo alto podía notarse y aquello tan solo amplificaba la sensación. El guardia abarcó hasta donde la tela le permitió – Debería desnudarte del todo – Susurró - ¿O debería de esperar un poco más para alargar la injusta tortura? – Volvió a susurrar antes de subir a los labios ajenos y besarlos.

Las palmas, contrarías a sus palabras que dejaban ver una cierta travesura, continuaron elevando el camisón esta vez dejándolo por debajo del busto ajeno – En realidad, tomarme mi tiempo para recorrer tu cuerpo aunque jamás lo vaya a olvidar y lo conozca al detalle, es algo que disfruto de hacer – Comentó con honestidad antes de retroceder para quedar justo frente a su ombligo expuesto, sus manos ingresaron dentro de la tela para tomar los senos entre sus falanges y las palmas, dando un estrujón suave, pero firme sobre las redondéelas carnosas. Dando suaves besos sobre el abdomen liso que tenía de cerca, aspirando el aroma que endulza sus fosas, se perdió ahí unos cuantos segundos, gustoso de perder finalmente la idea del tiempo y la idea de aquellas responsabilidades que siempre están latentes sobre sus hombros. Sin caer en cuenta pronto se vio acariciando con sus yemas el clítoris de la cambiante, ayudando con sus dedos, la palma izquierda había dejado descubiertos los senos y pronto los labios masculinos los avasallaron, succionando las pequeñas carnosidades erectas de manera aleatoria, sin un intervalo exacto entre las succiones que otorgaba. Nadie podría acusarle de ser un amante holgazán, definitivamente esforzado sería el mejor adjetivo, pues evidentemente de su parte se ponía para que su pareja disfrutara del acto tanto como fuera posible, aunque claro, tenía también aquel deseo propio de que le hiciera sentir bien, ¿y por qué no aplicarlo justo ahora? – Hay tres cosas que me encanta que hagas con tu boca – Ya había dejado lo anterior para colocarse sobre las rodillas en la cama, dejando los huesos a los costados del cuerpo ajeno. Elevó la figura ajena y le terminó de retirar el camisón hasta desnudarle del todo – Que me hables – Le elevó el mentón – Que ya lo hiciste – Se inclinó y le besó un periodo bastante largo – Que me beses y bueno. Lo que podría servir de indicador respecto a cuánto me extrañaste en este ámbito en específico – Sonrió antes de acariciar su mentón y sonreír con una marcada picardía. Acomodó las palmas ajenas justo sobre su cinturón negro de grueso cuero, nada complicado de manejar en realidad, no llevaba el uniforme de la guardia, así que resultaba tener la ventaja en facilidad por ello, ya que lidiar con el uniforme entero para con el arte amatorio, realmente resultaba ser una tarea tediosa, que en momentos como estos definitivamente podía ser levemente mata pasiones, o bajar la efusividad del momento.

por **Sophia D'Luca** Lun Mayo 09, 2016 9:24 am

MI RUTINA

Existía un idioma universal, uno que hasta la persona que nunca en su vida hubiera experimentado lograría descifrar; las caricias solo podían significar un par de cosas: que existía la necesidad de entrar en contacto con la persona a quien se acariciaba o que nacía esa necesidad de sostener un contacto físico que iba más allá de solo una caria, un tacto que llamaba a la lujuria del momento. Goar tenía la capacidad de someter mi cuerpo al deseo, al disfrute de la intimidad a desear con ganas que el acto sexual fuera llevado a cabo, pero eso no era todo ya que existía algo llamado amor entre ambos, con eso el deseo mutuo latiendo entre ambos cuerpo no podía pedir más que solo sentir y hacer sentir… -Desearía que pudieras leer mis pensamientos… por cada caricia que me das hay un sinfín de palabras que tengo para ti – mi cuerpo era un templo en ese momento y Goar era su único devoto, uno fiel, uno que lograba entender la sutileza de lo que deseaba.
Cada vez que sus fuertes manos recorrían mi piel mis vellos se erizaban estremeciendo mi interior y humedeciendo mí entrepiernas que parecía arder y necesitar su voluptuosidad. Mis senos se endurecían al tacto, mas mis pezones duros demostraban que todo mi cuerpo recibía de manera jubilosa lo que él proporcionaba. – NO sé bien quien sufre mas con esta placentera tortura – arqueé mi espalda apretando mis muslos – Si yo deseosa de ti o tú con tu hombría tan abultada – porque no podía negar que aun cuando su vestimenta impedía sentir la piel, era evidente su erección escondida por telas que a esas alturas se encontraban de más. Mis pulmones respiraban de manera profunda intentando controlar mis actos que por el momento eran pocos, ya que solo era en ese instante el templo del placer… Sus labios desbordan deseo ¿Acaso me necesitaba tanto como yo en ese momento? Ambos teníamos ese rol de satisfacer lo que el otro necesitará…

El tiempo para nosotros puede ser eterno mientras nuestros cuerpos sigan en armonía… en lujuria – había alcanzado el lóbulo de su oreja susurrando mis palabras, bese su cuello mientras mis manos acariciaban su rostro y seguido a lo que me había pedido mis manos acariciaron su pectoral firme y ardiente y mi cabeza bajaba besando su pronunciada musculatura, mis dedos llegaron a la hebilla de su cinturón sonreí de medio lado mientras mis ojos buscaban de manera seductora los ajenos, sin mucho trabajo desabroche el pantalón y antes de hacer cualquier movimiento introduje mi mano palpando su erección de manera ligera, baje su pantalón mientras y su ropa interior para dejarlo al descubierto – Hay muchas maneras de extrañar – tome su virilidad con una de mis manos intentando rodearlo por completo apreté suavemente mientras masajeaba – Una con la mente – humedecí mis labios – y otra con el cuerpo – acerque mi cabeza hacia su miembro erecto y aun sosteniéndolo con una mano pase mi lengua por su glande para dar cabida al interior de mi boca donde no me limite, introduje lo mas que pude y succione de manera fuerte aquel musculo, mi lengua proporcionaba masajes lentos mientras lo alejaba de mi boca apretando con mis manos repetí aquello reiteradas veces hasta lamer una y otra vez la cabeza de su virilidad. Me detuve lentamente – Yo te extrañe con ambas – musité mientras me alejaba de su virilidad, me acomode de tal manera que mis senos quedaron a esa altura y tomando su hombría la acomode entre mis pechos los cuales apreté con ayuda de mis manos y masajee reiteradas veces para luego repetir lo que había comenzado hacer anteriormente con mi boca, deje que mi lengua lamiera y jugueteara en armonía mis manos masajeaban la dureza de su tronco viril.

Cuando se trata de ti… no tengo limites – me mordí el labio mientras me alejaba completamente de su pelvis y acomodándome me sentaba sobre él, sin llevar a cabo la penetración tome sus manos y las dirigí a mis pechos donde en conjunto le ayude a apretarlos al ritmo en que mis caderas se mecían sobre él, sintiendo la dureza de su miembro y dejándolo sentir la humedad de mi entrepiernas, roces que no podían evitar escapar pequeños gemidos de mi interior.

Mis brazos se apoyaron a cada lado del cuerpo del hombre que amaba y mi rostro quedó sobre el de él, sin decir una palabra mordí sus labios y los bese dándome el tiempo que mi lengua se deleitará nuevamente, pero ahora en su boca un beso eterno mientras mi vaivén seguía sobre el – Solo hacemos que el deseo crezca para deleitarnos del otro – susurre llevando una de mis manos a su miembro, dejándolo estático, no podía aguantar más sin sentir la penetración que más que cualquier cosa la necesitaba ahora ¡ya! Mi cadera comenzó a bajar mientras mi interior le daba el espacio suficiente para que entrara en mi, un gemido se me escapo… un alivio diría yo para esa larga tortura lujuriosa – Solo tienes una opción – me acomode sentada sobre el, moviendo mi cuerpo de tal forma que su virilidad entrara y saliera – Darme todo lo que no me has dado en estos días – contraje mis músculos para apretar su miembro y así me quede moviéndome, deleitándome, dejando que nuestros cuerpos hablaran por si solos.

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por **Goar Abadinchi** Sáb Mayo 28, 2016 3:31 pm

No podría hacer una balanza justa sobre los diferentes ámbitos que abarcaban el extrañarle, quizás por el simple hecho de que aunque podamos nosotros exponerlo en palabras para darle un juego previo que estimule a los sentidos, no podemos realmente separar aquello que por naturaleza resulta ser indivisible, no importa el método que se intente para llevar acabo aquella imposibilidad, tanto el estrato sentimental como el estrato sexual, físico, o la simple tranquilidad mental que te puede otorgar la persona con la que resultas estar en pareja, aquello para el lupino aparentemente resultaba ser hoy y gracias a ella, un núcleo fundamental que no adolece de grieta alguna. Su mente se tornaba distraída por causa del accionar ajeno, el que lentamente satisfacía aquella necesidad de sentirle nuevamente, el placer naciente por gracia de la muñeca femenina, el contacto directo y el contacto visual, probablemente Sophia podría notar que en el guardia existía algo más que lujuria en ese momento, un sentimiento enorme de paz se alberga también, algo que no se podría explicar bien con palabras, la única explicación que se daba a todo aquello resultaba ser el hecho de que nuevamente la mujer que completa su vida está con él. Cierto es que no sería enormemente expresivo al respecto, pero probablemente sus acciones, sus reacciones y sus confesiones imprevistas, las cual no suele pensar cuando se trata de asuntos referentes al querer de Sophia, terminarían delatando la algarabía intensa que experimenta de la mano con el placer generado por su lengua húmeda, y después las fauces calientes que ejercen opresión sobre su falo. Las palmas masculinas fueron prestas a los cabellos ajenos, aferrando los mismos con cierto dejo de pertenencia, cuando más profundo llegaba es cuando sus parpados se mostraban y los labios dejaban escapar un pequeño suspiro que automáticamente y en cualquier idioma puede traducirse como reflejo del placer. Atentamente le escuchó aquella confesión - ¿Sin límites? – Susurró al notar los senos ajenos que dispuestos le masturbaban gracias a la presión que ella ejercía – Quizás esta mañana debamos explotar un poco más nuestros ámbitos referentes a la sexualidad – Fue lo único que mencionó antes de recibirle, lo que seguía estaba claro y también denotaba la necesidad de Sophia por ser invadida finalmente, aquella iniciativa que bien significa deseo, el lupino le rodeó con tranquilidad, capturó sus labios con deseo mientras la otra se penetraba con ayuda de su erección.

Cada encuentro resulta inolvidable al menos en el aspecto visual gracias a las habilidades naturales de su condición, sin embargo este encuentro sería recordado también por esa carga emocional que trae consigo, lo cual lo colorea importante – Espero que no dejaras de contemplar en tu mente ni un segundo del tiempo que estuvimos distanciados, el hecho de que te amo – Algo más poderoso que la confianza o la necesidad de tenerse uno del otro, es sin duda el hecho de saber que ambos latidos siguen intactos, que a pesar de las dificultades el lazo que se creó no se ha desanudado, la única eficaz manera de tener completa seguridad de la fortaleza del mismo a su vez, y claro, no una buena excusa para volver a tensarlo esperando que dé el mismo resultado, aquello sería tan solo imprudente y poco noble de parte de cualquiera por más seguridad que se pueda tener. Le había dado ya suficiente tiempo a ella para ser quien comande la penetración, o al menos así lo sentía él, o esa parte dominante, probablemente impulsada por aquella parte animal que posee, el lobo macho que debe llevar el control, instinto puro entonces, uno que ciertamente no viene mal entre las sabanas si es que uno no pierde la cordura del todo. Las palmas y falanges firmes se apoderaron de los glúteos de la cambiante, de inmediato el cuerpo ajeno empezó a sacudirse con una fuerza superior a la que anteriormente ostentaba, definitivamente la fricción entre su miembro y las paredes hirvientes de la intimidad ajena empezó a desbordar, amplificando más aún la sensación que la penetración generaba, dejando probablemente que ambos se empiecen a perder en el acto puramente sexual, siempre pensó Goar que al tratarse de dos seres que poseen un aspecto animal dentro de sí, el sexo podía tornarse muy visceral, algo sin duda favorable para su óptica – Quiero ocupar cada acceso de tu anatomía – Susurró contra ella en una de las posiciones más altas que el cuerpo ajeno ocupaba gracias al vaivén al que le tenía sometido. Aquellas palabras que estaban completamente encadenadas a las que anteriormente habían mencionado respecto a explotar los alcances de la sexualidad. Sin aviso previo se posicionó encima de ella, acomodando las palmas a los costados ajenos, a la altura de la cabeza, bien acomodado con las piernas firmes para mantener separadas y elevadas las ajenas, degustando así del acceso cómodo y pleno a la intimidad ajena. Una embestida tras otra, aumentando aún más la temperatura de ambos cuerpos si resultaba posible. Por suerte para ambos había pedido privacidad absoluta, el ruido no sería escuchado, o eso resultaba ser lo predecible, su pedido no fue exactamente para evitar aquello, sino gritos de una posible discusión, pero si no fue eficiente para ello, para esto otro sí.

por **Sophia D'Luca** Sáb Jun 04, 2016 7:42 pm

MI RUTINA

Dudar que Goar me amaba nunca había estado en mi cabeza ni aun cuando me sentí traicionada, por la simple razón que ambos poseíamos un sentido extra a lo que nos ocurría, si podía enojarme con él no hablarle por días, evitarlo pero jamás dejar de amarlo, ya que el amor era soportar a tu pareja, entre otras cosas, que sería de lo nuestro sin amor verdadero. – Te amo y tendría que matarme para dejar de hacerlo y aun cuando mi cuerpo yaciera inerte te seguiría amando… por siempre – era un voto de amor, algo en lo que creía fervientemente lo amaba de una manera sin igual, de una forma inusual, donde no podía pensar en otro que no fuera él. La relación que teníamos no era un digno ejemplo pero con el tiempo quizás lo sería.

El amor se podía expresar de diferentes formas y el acto sexual era una de ellas, ambos compartíamos el deseo carnal por el otro como el sentimiento que nos unía más allá de lo que se pudiera imaginar, una relación era dar y recibir, entregarse por completo al ser amado y así era en ese momento, una entrega total, llena de deseo, pasión, sentimientos, lujuria. Éramos unos animales en la cama dejábamos a un lado todos aquellos tabúes que existían en la sociedad tan conservadora que nos rodeaba - El único límite que tenemos es… el límite mismo – un juego de palabras que desahogaban mis pensamientos mientras las embestidas eran fuertes y profundas, había comenzado con pequeños gemidos que a medida que se intensificaban los movimientos se iban incrementando como gritos de placer, poco me importaba quien pudiera oír, me sentía libre entre sus brazos, era una prisionera de cuerpo. Cada movimiento que ambos hacíamos estaban sincronizados, no necesitábamos saber quien dominaba a quien, ambos éramos un dominante, yo había partido y ahora le dejaba el trabajo al guardián de mi corazón, que encendía un fuego en mi interior que no se podía apagar, mi cuerpo destilaba sudor, calor, pasión el libido subía y mis gemidos parecían pequeños rugidos, que me extasiaban.

Mi cuerpo te pertenece y puedes ocupar cada centímetro de el cómo más lo desees – le abría las puertas de mi cuerpo y de mi alma, mientras me embestía con fuerzas intentaba apretar el interior de mis muslos para así mi cavidad produjera cierta presión a su miembro que entraba y salía de manera incesante. Mis manos comenzaron a tocar sus costados de manera delicada mientras mis ojos se dirigían a los suyos mi boca permanecía abierta ante los gemidos y mis labios secos buscando el elixir de los suyos. Luego de acariciar su espalda o lo que alcanzaba de ella, apreté mis pechos que endurecidos se encontraban ante la excitación que sentía en ese momento, levante mi cadera lo mas que me permitió la posición en la que me encontraba. - ¿Eso es todo lo que tienes? - todo lo que podía darme ya lo había hecho, un pequeño desafío para prender aun más el acto sexual, porque la reconciliación tenía que ser con todo, sin ataduras, sin tabúes, sin vergüenza, ser solamente dos cuerpos que se complementan mas allá de caricias y gemidos algo que se llamaba hacer el amor… eso era lo que hacíamos en esa habitación.

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por **Goar Abadinchi** Mar Jun 07, 2016 8:43 am

La muerte suele extinguirlo todo, pero cuando esta llega difícilmente ya algo pueda importar, si Sophia juraba por ese amor duradero, él tan solo podía encontrar la tranquilidad y por supuesto desear la longevidad más generosa posible para que en ambos ese mutuo sentir se mantenga vivo junto a ellos – Me aseguraré de que llegue de forma natural, luego de que hayas disfrutado de una vida que realmente te hiciera feliz, no podría sentirme satisfecho si no abandonas este mundo sin ver tus temas y tus deseos complacidos - ¿Los propios? Probablemente se resumen en hacerle feliz y poco más, hace mucho había abandonado sus deseos personales anteriores a todo esto, el ejército había quedado en segundo plano con esta responsabilidad mayor, y no se quejaba en lo absoluto, porque desde el inicio lo disfrutó y lo que aconteció después, esta relación, probablemente un evento que jamás podría haber imaginado, mostrar un ápice de ingratitud sería incorrecto puesto que hoy se encontraba feliz a su lado – No podemos morir arrepentidos por lo que dejamos de hacer, debemos morir recordando todo lo que hicimos y no dejamos de hacer, eso me parece lo más adecuado – Susurró el lupino contra los labios ajenos para después plantar un beso y detener levemente las acciones, no porque hubiera perdido el deseo o se hubiera molestado tras ese último comentario que resulta ser una coqueta provocación usualmente efectiva – El tiempo que estuvimos alejados te ha vuelto un poco más atrevida o tan solo te está permitiendo sacar ese lado atrevido, ambos están bien – Culminó su pequeño dialogo mordiendo el labio inferior de la cambiante, despegándose de estos finalmente para recorrer su cuello en leves mordidas que marcaban constantemente la piel. Vertidos tantos comentarios, el lupino no deseaba perder tiempo, pero tampoco perderse del goce de cada detalle por ir demasiado rápido. Con total tranquilidad despegó sus cuerpos para girar a la reina, colocándola boca abajo – No es todo lo que puedo ofrecer, ni todo lo que puedes resistir, eso ambos lo sabemos – Le susurró desde atrás, dejándole sentir su pesada respiración en la nuca, las palmas masculinas atraparon a las ajenas desde arriba, los pectorales presionaron los omoplatos ajenos obligando así al busto femenino oprimirse suavemente contra el agradable colchón – Pero si hay exagerado dolor coméntalo – No deseaba que el acto sexual que debe consistir puramente en gozo se tornara desagradable para ella y en consecuencia, desagradable para él.

Con lentitud el miembro se fue acomodando entre los glúteos ajenos, la humedad ajena que se había impregnado en su miembro se encargaba de forma natural, de humedecer y lubricar aquel otro orificio, aunque claro, no lo más eficazmente que se podría desear, y eso lo tenía claro él, por eso mismo iría con cautela en este viaje – Amansaré a la pequeña fierecilla – Susurró de la misma manera en que ella había hecho aquella pregunta, lentamente el falo ingresó en la zona trasera, la resistencia no se hizo esperar, la opresión del esfínter que claro dejaba que era una salida y no una entrada, el inicio caliente de su falo empezaba a mostrarle a él las sensaciones, mucho más marcadas y notables debido a la estrechez, lo que simplemente le incitó por inercia a empujar un poco más, fue una labor minuciosa, pero bien lograda, solo cuando tuvo más de la mitad de su miembro siendo presa de las paredes rectales se detuvo - ¿Sophia? – Susurró a la par que dejaba suaves besos sobre su nuca como si fueran una especie de consuelo, los dedos que antes ya apretaba ahora estaban casi amarrados a los ajenos, podría decirse que la sensación por sí sola generaba cierta desesperación por moverse ya dentro de ella, cierto es que podría ignorar la falta de humanidad de ambos cuerpos y finalmente dejarse vencer por ese deseo salvaje de empezar a embestir las duras nalgadas que tenía tan cerca, pero el cuidado por ella jamás se perdía, aunque al terminar todo se curara o si doliera menos, cualquier forma de evitar su plañir sería acatada por él – Si lo demoro más perderé la razón – Volvió a susurrar para finalmente comenzar a moverse, apenas aplastando los glúteos con su propia pelvis, una penetración lenta y torpe, no porque lo estuviera haciendo mal, sino por las propiedades de aquella parte de su anatomía. Con el pasado de los minutos la anatomía humana hizo lo suyo y aflojó el musculo, lo fue sintiendo él y mediante ocurría, sus movimientos aumentaban, el placer también. Pronto una pequeña queja grave de satisfacción fue emitida de los labios del lupino, directo a los oídos de la cambiante. En cuanto sintió que podía mostrar lo que ella le había pedido, pegó el rostro y la nariz del todo contra la caballera ajena, la cual ya mostraba cierto rastro de humedad, entonces embistió una y otra vez a un ritmo considerable y tortuosamente placentero.

por **Sophia D'Luca** Mar Jun 07, 2016 5:58 pm

MI RUTINA

Sus palabras llegaron a mí como de una proposición se tratara, eche hacia atrás mi cabeza y sus palabras rebotaron en mi interior “No es todo lo que puedo ofrecer, ni todo lo que puedes resistir, eso ambos lo sabemos” ¿cuáles eran nuestros límites a esa hora de la mañana? Al menos yo no conocía límites a la hora de una relación sexual, ambos poseíamos algo más que nuestra simple humanidad eso nos ayudaba a ser más versátiles, brutos, bruscos, pasionales y una infinidad de adjetivos mas. ¿Qué era lo que yo podía resistir?... deje en blanco mi cabeza para permitir que solo la excitación de mi cuerpo dejara a mi amado hacer lo suyo, sentí como mis músculos se contraían al tacto ajeno, la suavidad de su virilidad masajeaba mi entrada y eso perturbaba mi cuerpo, un leve quejido salió de mis labios, no era de dolor sino más bien de placer, mi respiración se volvió lenta y mis músculos comenzaron aflojar para dar paso a su virilidad que dura ingresaba en mi interior, cada nervio se contrajo sentí un dolor inimaginable que se combinaba con el placer que aquello se sentía, cuando se detuvo y escuche mi nombre reaccione ante la sed pasional que sentía en ese momento – No es un buen momento para detenerse – dije conteniendo la respiración, necesitaba que se moviera, que me estimulará aún más de lo que ya lo hacía. Sentir como las embestidas comenzaban hicieron que se acelerará mi corazón mis manos agarraron las sabanas con fuerzas y deje que el gozo de la penetración siguiera su curso natural.

Éramos dos bestias que se controlaban ante el placer carnal que sentíamos en ese minuto, los límites no existían para nosotros, porque ello sería no avanzar... mis gemidos se intensificaron a medida que las embestidas eran más profundas, el placer inimaginable descontrolaba mi cabeza y mi cuerpo a la vez. Su respiración en mi nuca me estremecía aún más con cada movimiento, moví mi cabeza hacia atrás dejando escapar gemidos placenteros – Goar – dije su nombre reiteradas veces, no con el afán que se detuviera sino al contrario que continuara con lo que estaba haciendo, mi cuerpo lo pedía, mi cavidad se humedecía, mis nervios aflojaban y se contraían causando un efecto perturbador pero placentero. ¿Cuánto más podía aguantar? Eso no lo sabía era una experiencia tortuosamente excitante. La humedad en mi parecía crecer podía sentir como mi cuerpo emanaba un sudor lleno de gozo, mis piernas firmes no daban tregua, mis músculos soportaban yo lo hacía, porque el placer que recibía era más que lo que pudiera imaginar - ¡oh! Goar – salió de mis labios casi como una súplica que ni yo misma podía entender, mi cuerpo estaba agitado y entregado al éxtasis que sentía como oleadas de satisfacción.

Sus gemidos eran como alabanzas de la danza erótica que estábamos teniendo, la excitación era mutua como todo lo que compartimos, porque el trabajo era de a dos, el y yo unidos en cuerpo y alma, dejando que nuestros demonios se conocieran, se amaran tal y como lo hacíamos, porque nuestras pesadillas podrían ser peores pero en este mundo nos teníamos y carnalmente sentía la satisfacción que él sentía. Era como la misma gloria hecha un acto sexual. El tiempo se había ido y nosotros con el… teníamos la vida en ese lugar…

Mi espalda se arqueó aún más y mis brazos aflojaron solo un poco, deje mi pecho apoyado en la cama con la cola en lo alto, mis piernas ardían por las embestidas pero inexplicablemente aquello me causaba aún más gozo, más placer… Goar siempre tenía más que dar y yo mucho porque recibir. – Ambos debemos perder la razón – en realidad ya la habíamos perdido…

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por **Goar Abadinchi** Lun Jun 20, 2016 9:25 pm

La cambiante tenía toda la razón, no existía momento prudente para darle fin a esta faena, sin embargo el inexorable momento en el cual tendría fin por supuesto que ya estaba dictado, ese punto en el cual ambas anatomías no puedan resistir más lo que es natural y dejaran fluir lo que contienen, para suerte y gracia de ambos, aquel momento no llegaría demasiado pronto para un par de seres sobrenaturales. El lupino aprovechó que la reina elevó sus posaderas para embestir con mayor soltura, en vez de hacerlo en dirección inferior, ahora podía empujar su pelvis hacia adelante con mayor comodidad, amplificando tan solo la agradable sensación de estimulación constante a la cual resultaba sometido su falo. Goar se deleitó unos segundos con la curvatura ajena, al final terminó aprovechando esta para pasar las palmas hacia el busto ajeno y capturar ambos senos entre sus falanges, enredando los pezones erectos entre los huesos de sus dedos grandes. Mientras la cadera le sacudía una y otra vez, sus dedos le frotaban los endurecidos con las zonas resaltantes de los dedos, esas delineadas por las rayas del centro, si se observa el interior de la palma, Goar era capaz de sentir como la porción de carne se frotaba contra esos pequeños huesillos debido a la presión y a su capacidad mejorada para sentir cualquier estimulo – Sophia, solo contigo me permito hacerlo – Y pues resultaba ser la única persona en la que podría confiar como para tener al lado y dejar que sus instintos florezcan, dejando atrás a la razón y a la total celeridad que siempre le caracteriza, las excepciones con su mujer no podía no tener lugar, debían de, y disfrutaba siempre rompiendo sus reglas mientras se tratara de ella, pero lo más dichoso, sin ningún miedo de que esto termine pasándole factura después, confianza, tranquilidad, son dos palabras que no puede cualquier pronunciar, al menos no alguien como el lupino que durante todos sus años de vida y sobre todo los últimos, poco a gozado de ellas, es la cambiante la fuente de ese privilegio, razón fundamental por la cual le cuida y le ama, poseedora de un valor que ni todos los tesoros perdidos de la tierra pudieran igualar. Las palmas dejaron de abusar de los senos ajenos, no deseaba dejarle con un dolor constante luego del acto, así que busco un punto de apoyo cómodo para los dos.

Finalmente terminó postrando a la cambiante sobre sus rodillas y sus palmas quedando él perfectamente bien acomodado detrás de ella. Las palmas masculinas se dirigieron a la cadera ajena y se aferraron bien. Ahora sí podría decir la cambiante que la situación no estaba como para detenerse, pues la pelvis propia comenzó a embestir con fuerza los glúteos ajenos, un fuerte y constante sonido se apoderó de la habitación, la respiración propia no demoró nada en notarse agitada y remarcada por los constantes embistes que sometían el cuerpo de su amante, y que inevitablemente causaban estragos también en él, tanto en su miembro, en su mente y en el resto de su cuerpo, ahora sí que Goar estaba fuera de sí como le había pedido la otra, y confiando en que la zona trasera de la reina ya estaba acostumbrada al trajín, simplemente se dejó llevar, disfrutando de la sensación de estreches que el recto le generaba. Apenas un poco inclinado el cuerpo del guardia real, una clara señal del placer que estaba sintiendo y a la vez ese afán de no dejarse caer y no bajar ni un solo segundo el ritmo de las embestidas - ¿Es suficiente descontrol? – Pronunció con el tono alterado en su voz, su palma derecha se pasó a los cabellos de Sophia y los sujetó en una especie de cola que él mismo creo al apretar los cabellos, sin tironear demasiado, pero sí lo suyo, mantuvo las embestidas y por la pose, generando un pequeño quiebre en esa espalda perfecta que degustaba en todo momento el lupino. Su mano izquierda se hizo con toda la carga de sostener la anatomía ajena en esa posición que le había terminado agradando, aunque su mano derecha terminó cediendo y sin soltar los cabellos se apoyó también entre los omoplatos ajenos. Esta sería probablemente la primera vez que ambos habían llegado a este nivel, sí, se les podía acusar de pecar de recatados en el sexo, pero esta ocasión resultó ser el desencadenante perfecto para que finalmente dieran ese paso a ciegas que en la cama necesitaban, atreverse es una palabra adecuada para ello. Goar no debía excusarse o escudarse en su personalidad, pero lo cierto es que pasando sobre ella estaba teniendo buenos resultados, pues quitando de en medio este pequeño detalle, este reencuentro solo podía catalogarse como perfecto para él y realmente esperaba que lo fuera también para ella.

por **Sophia D'Luca** Jue Ago 25, 2016 6:11 pm

MI RUTINA

Físicamente ambos éramos unos seres normales y perfectos por donde se nos mirara, pero si uno ahondaba más allá de la simple vista encontraba a dos bestias que se guiaban de los instintos más salvajes y ocultos que poseían, ambos era aquello que nadie podría definir, llámese naturaleza animal ambos deseábamos al otro de una manera sobrehumana, nuestros cuerpos se conocían a la perfección y no había acto que pudiera rechazar porque mis sentidos aumentados hacían de las suyas en mi cabeza, cada movimiento era un verdadero estímulo para mi central nerviosa que proporcionaba una oleada de placeres inexplicables, mi cuerpo perdía el control con facilidad ante las manos de mi gran amor, del lobo que buscaba a la pequeña fierecilla.

Mi cavidad parecía contraerse con cada embestida y solo Dios podía saber que el placer… aquel placer era el pecado más delicioso que podía existir, sentir su cuerpo húmedo, su respiración tan cerca de mi cuerpo, todo temblaba a medida que las embestidas aumentaban, sus gemidos me enloquecían y no podía aguantar… no podía guardar silencio y un grito placentero salió de mis labios que fueron en aumento mientras sus manos sostenían mis cabellos sentía como poseía cada centímetro de mi cuerpo, no podía negarme a sentir la explosión de sensaciones – Oh! Goar! – dije en un grito que se escapó de mis labios mientras el descontrol se apoderaba de mi mente que se nublaba lentamente.

No lo podía negar, era la primera vez que me sentía poseída de aquella manera, Goar había logrado algo que nadie… ya me había descontrolado por completo no podía sentir un razonamiento lógico en aquel momento que sentía su virilidad vibrar de una manera inexplicable en mi interior mis manos cedían poco a poco y si no fuera porque el sostenía mi cabellera de seguro había flaqueado mi cuerpo por completo. Sus palabras salieron fuertes y profundas estremeciendo cada espacio de mi cuerpo – sí… más que suficiente – dije aun con energía, que parecía llegar al punto exacto donde el libido puede llegar, estaba completamente húmeda y no podía distinguir con claridad si mis propios pensamientos, - Goar – dije en un susurro moviendo mi cabeza para que soltara los cabellos sentí como mi pecho tocaba las sabanas quedando con el trasero levantado hacia él, no dejando que se detuviera con sus embestidas que lentamente iban disminuyendo su velocidad, pero seguían siendo profundas, estremecedoras, llenas de deseo carnal.

La reina necesitaba de ciertos placeres y el placer carnal era algo del que no se escapaba… no me escaparía de aquello, mi corazón golpeaba mi pecho y mi respiración intentaba buscar un ritmo que se perdía por la ansiedad y el esfuerzo físico que no dejaba de ser placentero en medida que el acto sexual… el acto de amor seguía su propio descontrol, cuerpo y mente buscaban el equilibrio y aquel reencuentro para mí era un buen comienzo, donde siempre se podía perder el control, no habían explicaciones que dar, ni tampoco había que detenerse… en ese momento entendí que lo único que realmente me mantenía viva era el, su amor, su fidelidad, su presencia, lo amaba aún más de lo que hacía antes… y deseaba que el mundo supiera aquello, que era mío, quería que toda Italia supiera de él, como amante, como guardia y como el amor de la reina.

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por **Goar Abadinchi** Vie Ago 26, 2016 1:36 am

Muchos han atestiguado durante años y años indicando que no existe real diferencia entre hacer el amor y tener sexo, que los sentimientos no influyen para nada en el disfrute, que al final es la fornicación o el sexo matrimonial lo mismo, que una condición social o emocional no altera absolutamente en nada como los seres captan de sus sentidos las características del sexo, y hasta antes de conocer a Sophia, él resultaba ser parte de ese grupo que con astucia se animaba a entregar ese tipo de afirmaciones sin ver más allá, aunque fuera él uno de los menos indicados para hablar de sexo con amor pues hasta la fecha no lo había poseído jamás, aun así se animaba el lupino a mencionar aquello. Ahora con pruebas fehacientes podría, si lo deseara, desacreditar a todos esos seres humanos con los que alguna vez compartió opinión, no para alardear de lo que hoy posee y de lo que hoy goza, sino para sacarles de su engaño y para indicarles que existen algo mejor más allá, que si quisieran explorar un poco más y abrirse a querer como él había hecho, entonces quizás en algún punto gozarían de esto como él ahora mismo, no obstante este ideal que pasó por su mente como un relámpago dentro de su mente mientras penetraba a la cambiante pronto desaparecieron al escuchar las respuestas de su amante. Goar agradeció enormemente lo dicho por ella, aunque solo una sonrisa se mostró, y cuando le vio caer no se detuvo en lo absoluto, estaba usando el cuerpo de Sophia a su placer y otorgarle a ella lo mismo, no sería la primera vez que ella se quedara sin energía para seguir con el acto sexual, por eso mismo tampoco lo consideraba desconsiderado el seguir embistiéndole aunque ella se encuentre claramente agotada, es más, se podría animar a mencionar que Sophia hasta se molestaría con él si no deja de moverse hasta el momento en el cual queda satisfecho, lo último que ella le permitiría a él es salir de encuentro sexual alguno sin haber quedado totalmente cubierto por el placer – Solo un poco más, vamos… - Animó a su compañera cuando solamente tuvo la visión de su cuerpo desnudo y sometido boca abajo en la cama. Soltó sus cabellos del todo para tomarle por los hombros con notable suavidad. Las embestidas pararon momentáneamente, solo para acomodarse en una pose nueva con ella.

Tras lo que fue quizás un minuto o minuto y medio de acomodar ambos cuerpos por voluntad masculina, terminó sentado en el borde de la cama, con Sophia aún encajada a su miembro y él bien profundo dentro de ella. La diferencia estaba en que ahora podía tocar a su amada reina con mayor libertad y de aquello se encargaría. Tomó el mentón de la mujer y le observó tan de cerca – Te amo, por un momento pensé en que perdía mi humanidad al poder soportar tanto tiempo alejado de ti – No fue broma, por un momento lo pensó, en que podría volver a acomodarse frío e insensible, y aquello el aterraba no por la sensación de lo que eso significa ser, sino por la idea de perderle a ella para siempre y no tener algún medio de como volver a acercarse a ella. Para este punto toda duda se había disipado. Mientras más tocaba a su mujer, más alejado se sentía de todo pensamiento negativo que pudiera en algún momento, durante estos días, haberle invadido la cabeza. Sus palmas fuertes fueron estrujando los senos de la cambiante mientras su pelvis hacia el trabajo de mover no solo su propio cuerpo, sino también el ajeno al elevarse hacia arriba con todo el uso de la fuerzasobrehumana que le otorgaba su condición, en definitiva un detalle para agradecer, que pudiera levantar ambos cuerpos solo con la reflexión de sus rodillas y la presión de sus plantas sobre el suelo – Demuestra que me has extrañado, Sophia – Susurró en el oído de la reina como una clara petición para que esta usara su siguiente aire para hacerle acabar finalmente dentro de ella, esta ocasión se podría decir, que no traía peligro u alegría, todo dependiendo desde que punto se le mirara. Al final terminó separando las piernas ajenas lo suficiente para poder estimular el clítoris, y su mano izquierda quedó firme al busto ajeno. Le estaba dando el tiempo prudente, lo necesario para hacer despertar una vez más a la fiera que siempre duerme dentro de la reina, esa que solo conocen pocos en diferentes aspectos, pero específicamente a la fiera salvaje y sexual que se muestra cuando él la toma, justamente a esa estaba invocando no solo al masturbarle, sino también al morderle el cuello de manera insinuante una y otra vez – Muévete para mí – Volvió a susurrar el lupino un pedido para ella.

por **Sophia D'Luca** Miér Ago 31, 2016 8:31 pm

MI RUTINA

Reconciliación… que palabra más larga… y seductora con un matiz de querer recuperar el tiempo perdido y poder entregar lo que uno tiene para dar, pero para la reconciliación se necesitan dos y en ese momento aquellos dos no son ni más ni menos nosotros, evidentemente solo necesitaba un respiro una pequeña pausa para seguir, la fierecilla que habitaba en mi en conjunto con mi enorme orgullo no me permitían detenerme por completo, el acto sexual no podía terminar sin que mi hombre se sintiera completamente satisfecho… porque eso era aquel guardia real… mi hombre… sus palabras con aquella entonación que mezclaba la agitación con la excitación me incitaban a seguir… - Para ti siempre hay un poco mas - dije entre dientes mientras mi cuerpo se dejaba llevar por los movimientos que el imponía para una nueva posición, que me permitía mas libertad de movimiento, sonreí cuando me hablo tan de cerca, con tanto sentimiento dejando todo atrás, era momento de comenzar de nuevo.

Yo perdía la vitalidad y las ganas de vivir… de seguir – porque con él había descubierto otro mundo, uno donde se me permitía ser yo misma y no fingir ser alguien que no lo era, al sentir la estimulación que me proporcionaba mi cuerpo se tenso de una manera casi inmediata mordí mi labio cuando la mordida en mi cuello era proporcionada ¿Demostrar que lo extrañaba? No era necesario el debía saber que lo amaba y si las palabras sobraban era momento de actuar el aire en un segundo pareció faltar en mis pulmones y apreté mis músculos interiores mientras me apoyaba en el borde de la cama para comenzar a mover mi cadera hacia arriba y abajo produciendo un vaivén entre cada movimiento para producir una dureza aun mas extasiarte, no podía hablar en ese momento que él me pedía mas, porque ya estaba en eso… mi respiración se acelero al igual que mi corazón entre el vaivén, las contracciones vaginales me fui moviendo sin detenerme sin dejar tiempo a pensar o que aquello llegara a su fin, aun faltaba su gran final.

Una de mis manos se poso sobre la que estaba en mi clítoris y le di presión para que mantuviera ahí, mientras yo me movía apoyando mi espalda en su pecho y montando su virilidad me quede dejándome llevar por los movimientos, prontamente vendría aquello que se hacía llamar culminación, orgasmo, clímax… contraje mis músculos lo mas que mi cuerpo permitió, dándole presión al tronco de su miembro, mientras mi cabeza comenzaba a irse, a ver todo en blanco, a entregar el cuerpo y el alma una vez más a la persona que se había robado mi corazón, no podía gesticular palabra alguna, ya que mi respiración agitada no me lo permitía… los gemidos habían aumentado y continuaba en medida que mi cuerpo lo pedía… una y otra vez… hasta que todo desapareció y sentí mi cuerpo volar, mis piernas se tensaron, mi vientre se contrajo, mi corazón se detuvo y volvió a golpear con fuerzas, mis pulmones ardían por la fala de aire que me llenaba de excitación total un respiro el ultimo de la mañana era la culminación, el gran final, para un acto de amor desenfrenado…

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por **Goar Abadinchi** Jue Sep 01, 2016 12:08 am

Goar estaba seguro de que un nuevo alejamiento no se daría, ya no tendrían motivos reales para hacer aquello, lo único que había preocupado la mente del lupino respecto a hacerle mal a Sophia ya no estaba más, todo se había revelado, los secretos, cartas, ya no quedaba ninguna huella del pasado que manchara la conciencia y la estampa de Goar. Si fuera solo por él, jamás lo hubiera habido, sin embargo hubo responsabilidades que cumplir no solo con Sophia, le hubiera gustado que en una parte el pasado no se hubiera suscitado como se suscitó, sin embargo aquello probablemente hubiera significado también no poder estar compartiendo en este momento con ella, no haber establecido ese vínculo con ella tampoco, no haber tenido la chance de haber compartido tanto tiempo a su lado, y ser lo que son hoy por hoy, quizás no existen historias felices sin nulo esfuerzo o sacrificio de por medio, quizás aún tenían ambos mucho por sufrir y sacrificar para obtener la ansiada tranquilidad, la situación reciente resultaba ser una clara muestra de aquello, no obstante Goar no teme a esto, tampoco piensa huir de la situación, así como disfrutaba de estos buenos momentos junto a su mujer, tendría que enfrentar con ella los peligros que se mostraban oscuros y tenebrosos en un futuro cercano, aunque ahora mismo en su cabeza esto resultaba ser un detalle sin importancia, algo que no podría ahorrar el buen momento y menos la reconciliación, todo estaba escrito ya para el lobo en este aspecto, debía proteger con uñas y dientes a la reina, a la reina de su corazón no de Italia, a la mujer que comanda dentro de su corazón y de su mente también, en definitiva un puesto que en lo personal no se puede superar por nada más – Me quedaré contigo toda la mañana – Afirmó el guardia antes de empezar a sentir los efectos de lo inevitable, aquella inexorable sensación de culminación, el momento cumbre, su momento cumbre ya estaba cerca y por lo que estaba escuchando aparentemente también el de su musa. En ningún momento Goar dejó de estimular a la cambiante, pero sí que amplificó sus movimientos al sentir que finalmente todo acababa, había sido un encuentro digno, apasionado y lleno de energía, algo que no olvidarían para bien supuso, pues no es propio de él hacer borrón y cuenta nueva, pero sí superar los acontecimientos adversos.

Lo estaba haciendo junto con ella en esta ocasión. Llegó el punto sin retorno, el cuerpo del lupino tan caliente y sudado por el acto en sí implosionó dejando salir todo lo que su hombría llevaba dentro, eyaculó tres chorros de lleno en el interior de la zona trasera de la reina, un quejido ahogado de parte del rubio se hizo presente en la escena, el cual quedó claramente opacado por las reacciones sonoras de su hembra. Goar no continuo su simiente, simplemente se dejó llevar por los efectos del satisfactorio orgasmo mientras que sus brazos ahora simplemente sostenían a la reina de manera posesiva, casi en un abrazo. Se quedó quieto sin salir de su interior y sin hacer movimiento alguno durante unos largos segundos hasta que terminó por dejar caer las piernas ajenas con suavidad a los costados y se animó también a rodearle dejando ambas palmas encerrarse sobre la pelvis de su amada – Estuvo delicioso, Sophia – Besó con suavidad sus labios para después calmar su respiración contra la boca que segundos antes besó. No le tomó demasiado hacerlo, una de las tantas ventajas de su condición. Las palmas acariciaron con suavidad el vientre de su mujer, en silencio aun estando conectada a ella – Tal vez lo repitamos de esta forma alguna vez – Dejó su mentón en el hombro ajeno con suavidad, sin clavar esa parte de su anatomía en el hueso ajeno. Se quedó quieto con ella, por el simple placer de sentirle cerca por unos minutos hasta que terminó saliendo de ella con lentitud y notando como evidentemente todo iba cayendo. Lo ignoró y simplemente se fue acomodando en las sabanas maltrechas hasta quedar abrazando recostado a Sophia – Espero que ya todo esté perdonado, o podría repetirlo en unos minutos – Soltó una broma bastante animado, algo inusual, un detalle que demuestra el buen estado anímico que ostenta en estos momentos. Le besó una vez más, esta vez buscando que le abrazara y frente a frente – Me quedaré contigo todo el día – Se corrigió a sus palabras, ¿hoy debía, verdad? Un día que no estuviera encerrado entre la paranoia y la situación de peligro, o en preocuparse de tomar medidas de defensa, unas horas largas de paz y tranquilidad, deseaba poder compartir eso con ella, después de tanto se lo merecían y eso estaba claro. Pegó su frente a la ajena y cerró los ojos – Una excusa debo inventar – Susurró.

por **Sophia D'Luca** Lun Sep 19, 2016 9:25 pm

MI RUTINA

Mi rutina diaria había cambiado, o ahora sería mi nueva rutina, lentamente nuestros cuerpos comenzaron a separarse, aun cuando la cercanía era extrema, dedique mi tiempo para apreciarlo, para acariciar su cabellera, sus mejillas, le di varios besos en sus labios mientras escuchaba cada palabra que el pronunciaba de una forma tan pausada y alegre, solo significaba una cosa, estaba satisfecho y feliz, pero sería egoísta decir que solo uno sentía aquello… porque la verdad era que ambos nos sentíamos así. Bese por unos segundos sus labios – La mañana es muy corta y el día entero es para nosotros… miento la semana… el mes… los años siempre serán así – sonreí mientras le contaba aquello - y no quiero que tengas más excusas, inventar alguna historia – me acomode entre sus brazos – si tengo el poder es necesario ocuparlo, bese su frente con delicadeza – Tienes que ser parte de la realeza Italiana, de esa forma tendrás más respeto en la alta sociedad… quizás unos trajes de entalle y eso bastara… aunque tengo que decir antes de que digas cualquier cosa… a mí me da lo mismo, clase y condición social… pero te quiero para siempre en mi vida y si eso implica usar mi poder… por ti y por mí lo hare… - apoye mi cabeza en su regazo mientras el reloj que colgaba en la pared comenzaba a sonar, dando aviso que prontamente el desayuno llegaría.

La excusa del día de hoy es… que tienes asuntos pendientes con la niña – no me olvidaría de la niña tan fácilmente ese era un punto que aún estaba pendiente entre nosotros… por ahora no se me ocurría nada – mejor hay que difundir que la reina pidió tu custodia personal por una amenaza que llego al amanecer, creo que es más creíble – bese la punta de su nariz - ¿o no? Aquí tu eres el estratega yo simplemente doy aceptación o negación de actos, con respecto al ejército, en otros aspectos tengo más poder – mis dedos pasaban por el abdomen de Goar que bien marcado estaba… cerré unos segundos mis ojos mientras escuchaba su corazón palpitar.

Mande hacer un calendario lunar para mi… necesito estar pendiente a tus estados, a esos momentos de libertad – apoye un codo en la cama para sostener mi tronco mientras mi otro brazo, quedaba posado en el pecho de mi Guardián – desde hoy ya no volverás a tu habitación, por mientras estaremos escondidos pero no será por siempre- me acurruque a su costado en tranquilidad, había hablado de más y tal vez de sobra pero era necesario.

Como cada mañana la puerta sonó y di la orden que dejaran el desayuno afuera de la puerta y aproveche de pedir un poco más. – Hay algo que tenemos que arreglar – mire directo a sus ojos y no dije más… tiempo al tiempo mientras que no se nos escapara… tendríamos una vida por delante.

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por **Goar Abadinchi** Sáb Oct 08, 2016 5:37 pm

Goar se sorprendió bastante por todo lo que estaba escuchando, no estaba sin embargo en contra de aquello que se estaba diciendo, desde cualquier óptica estaba bien lo que ella decía, aunque compartían el hecho de no tener interés o darle relevancia a los rangos de la nobleza italiana, él había sido parte del ejercito como uno más, después escalado a comandante y al final se retiró para servirle a ella, lo único que estaba común en la vida de Goar, lo repetitivo. Es que siempre ha servido a Italia y ahora tras todos estos eventos fue claro que su servicio hacia la corona ha sido más fiel que cualquier otra cosa, realmente no había mucho problema respecto a entregarle algún cargo de la realeza a él, aunque fuera para que de alguna manera ellos pudieran estar juntos, nunca había imaginado sentir una espada sobre su hombro y ser nombrado por decreto real, que se le entregaran tierras ni nada parecido, y no es que quisiera algo así, es que se sentiría tan extraño, por eso es que el silencio reinaba entre las fauces de Goar, al ser nombrado noble tendría una clara puerta abierta para vivir con Sophia sin tener que esconderse, pues para el resto de la gente si bien no “estaría a su altura”, tendría el estatus suficiente como para poder codearse con ella, pretenderla en público, tocarla, incluso tomarle del brazo. Aquello generaba en él una clara expectativa natural, más por Sophia que por otra cosa, seguro que muchos hombres también merecían tal honor por sus proezas, pero él no se sentía mal obteniendo este rango pues realmente se lo había ganado, no es algo que le estaría otorgando Sophia solo para poder tenerlo cerca, si fuera un bueno para nada que jamás movió un dedo entonces sí que se sentiría mal al tener algún cargo de la realeza a cuestas – No me iré, no te preocupes, te prometí estar contigo – La excusa ya se podría dar, una explicación lo suficientemente adecuada como para no levantar revuelo ni sospecha alguna. Goar besó por intención propia a la reina y le acarició el mentón, la mejilla, la nuca, los cabellos, estaba satisfecho con todo esto, aunque su último comentario le hizo pensar, ¿el qué? – Nunca había pensado aquello, en ser nombrado algo de algo, a pesar de que en realidad sea la mejor manera de poder expresar lo nuestro de manera pública y sin tapujos, quizás porque eso sería de alguna manera abusar o algo similar – Le recostó del todo contra su pectoral y le observó ladino - ¿Qué asunto tenemos que atender, Sophia? ¿Ha pasado algo más o es que deseas hablar de lo ocurrido aquella noche? Son varias noticias que asimilar para mi ahora mismo, pero hablemos – Besó su frente con suavidad y le estrujó, si algo le quitaba la tranquilidad aún él estaba en obligación de buscar apaciguarla pues realmente no quería verle más en posición precaria alguna o insatisfecha con su día a día, se le veía a Sophia sin duda feliz, más radiante, pero no todo es perfección en sus vidas y lo sabe bien, incluso ahora que iba a “ganar algo”, el problema seguía ahí afuera, esos asesinos, aquella intriga que a él no le dejaría descansar tranquilo hasta haberla solucionado completamente.

por **Sophia D'Luca** Dom Oct 09, 2016 11:37 pm

MI RUTINA

Me acurruque a su lado dejando mi cabeza en su pecho, acariciando su torso con mis dedos de manera suave, sin apuros, con suavidad, mientras escuchaba sus latidos y sus palabras, sentía ese confort que tanto me gustaba, habían tantas cosas por hacer, por discutir, por proclamar y aun el pasado nos seguía y teníamos que dejar las cosas atrás para poder avanzar – Tenemos que avanzar juntos, dejar que el pasado se quede atrás… sacar los secretos a flote… es la única forma que tenemos para que algún día seamos completamente felices, sin nada que esconder el uno del otro – apoye mi menos en su pecho y lo quede mirando por unos instantes en completo silencio. Aquel era el hombre que se había ganado mi corazón de una forma muy singular, me había protegido en primeras instancias por compromiso… ¿en qué momento me comenzó amar?, era el momento de hacer nuevamente aquellas preguntas, era el momento de escuchar y volver a conquistar a ese corazón que parecía ser tan frio.

Sonreí y me acerque a él para besarlo con ternura en los labios – Esta mañana es nuestra, no es momento de hablar de lo que viene, es momento de hablar de nosotros… - Volví a mi antigua posición haciendo lo mismo con los dedos, pasándolos por sus abdominales formados dejando pequeñas caricias – Pronto vendrá el desayuno… espero sea contundente – dije desviando el tema por un segundo, solo por uno. – Goar ¿Cuándo te diste cuenta que me amabas? – a veces era necesario oír aquello para recordar buenos momentos, o simplemente para inflar los sentimientos que poseía por él, nuestra historia no era del común de la sociedad, estaba llena de secretos que hacían de todo más excitante, éramos unos salvajes buscando el amor…

Aún recuerdo aquella vez que nos besamos por primera vez, fue antes de una celebración de una salida… me salvaste como de costumbre… para esos momentos no sabía lo que realmente sentía por ti… me sentía confundida… pero debo admitir, que el beso fue tan sincero y apasionado que logro llenar todos los vacíos que en mi alma tenia… esa noche con la forma en que me miraste comencé amarte, y de una forma que no puedo explicar, pasaste a ser un todo… todo lo que necesitaba… y no quiero que pienses que cualquiera que me hubiera besado hubiera sentido lo mismo… eres tu simplemente que me mantenía así expectante… siempre te observe de manera discreta, tan correcto, tan valiente, tan… guardián… tan serio… esas cosas me llamaban a querer saber que escondías… y vaya sorpresa que he tenido… eres – me acomode mientras le arreglaba su cabellera – eres un hombre magnifico… - deposite un beso en su pecho y al terminar me quede a un lado del apoyada en mi codo mirando… esperando sus respuestas… sus palabras… su historia.

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por **Goar Abadinchi** Mar Oct 11, 2016 12:42 am

Goar se sorprendió un poco por el tema que se estaba abordando, sin embargo no se puso incómodo ni nada por el estilo, no tenía problema alguno sobre pensar en ello, hacer memoria y después expresarle a Sophia la respuesta a sus inquietudes, aunque claramente lo haría muy fiel a su estilo pues Goar no suele ser un hombre simple. Disfrutó en todo momento las caricias y los mimos que la cambiante ejercita sobre él, un poco de tiempo íntimo donde solo se intercambian roces cariñosos e inocentes pueden llegar a ser tan gozador como el sexo mismo. El lupino rodeó a la cambiante con su brazo izquierdo que era el más cercano a ella, sobre el desayuno pues supuso que Sophia iba a necesitarlo después del atenuante ejercicio físico que había realizado con él, evidentemente como una manera de simplemente compensar el espíritu pues entre dos seres animalescos como ellos dos es bastante difícil que el físico les juegue en contra como para verse abatidos por una sola ronda amorosa. Pero bueno, esos detalles podían hacerse a un lado, tenía que centrarse ahora en lo realmente importante, en solventar las dudas que la cambiante había dejado sueltas para con él. Goar ya había escuchado su parte de la historia, y agradecía que fuera así, en realidad el lupino jamás cambiaría ni un solo hecho de los que les llevó a estar donde están ahora, la vida y el destino se dieron así, ¿para qué pensar en lo que pudo ser o lo que no pudo ser? Simplemente su presente estaba ahora y el pasado no es para lamentarse sino para realmente rememorar los momentos realmente buenos - ¿Cuándo empecé a amarte? Es una pregunta interesante, difícil de contestar sin duda, ¿cuándo? ¿Puede ser cuándo te ofrecí de mis castañas en París? ¿O cuándo te juré lealtad? ¿Cuándo comenzamos a compartir el lecho? Cualquier opción podría ser buena respuesta, ¿no crees? – Goar tenía la verdad respuesta, simplemente se la estaba guardando un poco más, aquel momento en que supo que le amaba, fue un momento claramente mezclado entre varios matices, probablemente Sophia entendería el porqué, pero evidentemente no había nada que decir al respecto de ella en temas de negatividad, la mezcla de sentires realmente no tiene nada que ver con ella, sino con él mismo, incluso aún quedan estragos de aquello, no obstante Goar se puede decir que aprendió.

Aprendió a vivir con ello. El lobo tomó los labios de Sophia y le atrajo con suavidad por la pierna para hacer que la subiese por su cuerpo, acarició la misma lentamente y al detalle, tratando de abarcar lo máximo con sus falanges y yemas, al final soltó los labios de la cambiante, tras un largo e intenso beso – Reconocí que te amaba cuando dejaba de levantarme en las mañanas pensando que debía protegerte porque era mi labor y la promesa que le hice a mi amigo, te empecé a amar cuando me empecé a despertar pensando en si podría hacerte sonreír o al menos no dejar que te quedaras encerradas entre cuatro paredes, te comencé a amar cuando empecé a sentirme culpable por amarte siendo lo que tú pasado y el mío es, y lo que nos unió a fin de cuentas. Te comencé a amar cuando llegue a la clara conclusión de que sin ti mi vida poca chispa tendría, cuando empecé a imaginar un futuro contigo y a preocuparme por lo que pasaría más adelante – Esos eran los mejores signos para él, los delatores de sus sentimientos honestos y férreos hacía con ella, si Goar no le amara tanto, no estaría en estos momentos con ella, las razones son sabidas, no necesitan ser mencionadas, lo importante al final es que el lobo siempre estará con la felina, algo que no va a cambiar a menos que en algún punto ella lo deseara, aunque dadas las circunstancias difíciles, realmente parecía improbable y eso dejaba tranquilo a Goar, la reina se estaba animando con él, ahora hablaba de darle mayor relevancia, las intenciones resultaban claras – Te traeré el desayuno – Le susurró antes de besar sus labios una vez más, las doncellas ya se habían retirado, no había peligro. Abrió la puerta y tomó la bandeja, la cerró y regresó a la cama, se tomó unos minutos para observar con detenimiento la desnudes de la cambiante y al final terminó acercando la bandeja hacia ella – Yo he desayunado ya, espero lo comas todo – Pues es sabido que la falta de apetitivo es algo que en ella ha hecho mella muchas veces, aunque ahora mismo estaba seguro de que no tenía motivo alguno para no desear bocado. El lobo se acomodó a un costado y besó su frente antes de acercarle más los alimentos, una clara muestra de siempre su deseo de cuidarle y darle lo mejor respecto a atenciones.

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