AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
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El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
Camine por el lugar con mi pomposo vestido, mire a las invitados de la reina y sonreí lo que más pude todos tan elegantes y sonrientes, Ámbar sonreía y saludaba a unos cuantos sin presentarme, le había pedido que no lo hiciera ya que no quería dar respuestas y mucho menos entablar conversaciones con gente adulta que me parecía aburrida, camine por el jardín que daba al salón estudiando el lugar, mirando las rosas, las salidas y la enorme cantidad de guardias que había en el lugar, estaba segura que todo era por lo que había ocurrido la última vez que hubo una celebración en aquel lugar, un sirviente me ofreció una especie de brebaje muy dulce y colorido que acepte sin preguntar que era, a lo lejos vi como Ámbar me hacía señas del lugar que nos tocaba, para la cena, era bastante lejos de donde estaba la reina pero lo suficiente para poder observarla una vez más…
La música comenzó a sonar y todos en el salón corrieron hacer el espacio para que la Reina pasara, una reverencia tras otra, yo quería mirarla pero rápidamente sentí el peso de la mano de Ámbar en mi espalda y no tuve más que seguir lo que los demás hacían, rápidamente me levante y los vi, el Guardia con su Reina… o la Reina con su guardia… hice una mueca, no había visto el rostro de ninguno solo sus ropajes y el caminar de ambos parecía armonioso, ensayado tal vez o quizás solo estaban resignados a todo eso, camine hasta llegar a la mesa donde me tocaba junto a mi habían otras personas que no conocía pero al parecer mi guardiana-madre si, sonrieron todos y justo cuando la reina se sentó todos seguimos, realmente mi mente estaba lejos de aquel lugar, mas no podía hacerme la sorda por lo que escuchaba, según entendí los que estaban en la mesa eran o guardias encubiertos por eso Ámbar los conocía, hablaban del jefe de ellos Goar Abadinchi de la sorpresa que les había dado cuando les menciono que sería la “pareja de baile de la Reina” uno de los guardias dijo – No me extraña… la cercanía del jefe con la reina a veces es demasiado . – fruncí el ceño mientras llegaba la comida y aguardaba silencio, gracias a mis sentidos podía escuchar lo que de otras mesas se decía, algunos espantados de que hubiera elegido al guardia como su pareja otros decían que era por protección y pensándolo bien… La reina no se iba a exponer a que hicieran una revuelca el día de su cumpleaños y Goar tampoco lo permitiría, de eso estaba muy segura… seguí escuchando lo que decía otra mesa… sobre que se rumoreaba que ambos eran amantes… también escuche sobre algo de los encapuchados de la coronación… y así cada mesa hablaba de algo con respecto a la Reina… levante mi cabeza para verla y se veía tan perfecta que parecía que nada le interesaba… note las miradas entre ambos el guardia y la reina y recordé la reacción que había tenido Goar al ver el cuadro de la Reina Sophia… estaba un ochenta por ciento segura que a él le gustaba… y un cincuenta por ciento de que la reina sentía algo por el…
La cena termino y todos esperaron que la reina se levantara, pues yo no antes de que ella lo hiciera yo iba caminando directo a los jardines cuando Ámbar me toma del brazo y me dice – Tienes que bailar, es un baile – y me empareja con un joven que tenía mi edad mas menos alegre y simpático supe su nombre, que hacia ahí y lo enamorado que estaba de la reina, me pareció bastante chistoso por que deseaba bailar con ella, el baile continuo y yo seguí de un joven a un caballero luego pase a uno de los guardias que estaba en la mesa, alegre me hizo girar varias veces seguí el paso de la misma forma…. Cambie de pareja tantas veces como la música lo permitió hasta que me tomo un hombre bastante robusto que mantenía los ojos puestos en la reina, hice lo mismo y la vi, alegre por fin con una sonrisa tan amplia que podía escuchar el latir de su corazón mientras Goar la guiaba, ahí ya no me cavia duda… ambos se gustaban… suspire y me detuve el hombre no me quería soltar hasta que Ámbar noto mi incomodidad y se acerco para liberarme, fruncí el ceño enojada y me solté del agarre de mi guardiana mientras caminaba por el lugar las luces se apagaron y vi varios encapuchados… ¡Encapuchados! Tenía que acercarme a Goar y decirle… o Ámbar ella también podría hacer algo… pero ella ya no estaba… me sentí perdida mientras seguí la luz de las velas hasta quedar muy cerca de la reina, en realidad al otro lado de ella todos entonaron la canción y aplaudieron vi sus ojos asustados… y cuando quise acercarme un tipo me jalaba hacia atrás tapándome la boca…
Mi corazón se acelero y no dude un segundo en arañarlo aprovechando la falta de luz… los aplausos opacaban los quejidos del hombre… Ámbar no estaba… y vino otro encapuchado y solo me escurrí entre la gente que se quejada por mi imprudencia… llegue hasta uno de los balcones y sentí como un hombre tomaba mi brazo… mientras mi cuerpo se lanzaba hacia abajo del balcón me encontré en los jardines… y comencé a correr… asustada… tanto que sentía que no podía controlar mi interior…. El hombre me seguía… y entre al laberinto de la rosa donde pude perderlo…
La música comenzó a sonar y todos en el salón corrieron hacer el espacio para que la Reina pasara, una reverencia tras otra, yo quería mirarla pero rápidamente sentí el peso de la mano de Ámbar en mi espalda y no tuve más que seguir lo que los demás hacían, rápidamente me levante y los vi, el Guardia con su Reina… o la Reina con su guardia… hice una mueca, no había visto el rostro de ninguno solo sus ropajes y el caminar de ambos parecía armonioso, ensayado tal vez o quizás solo estaban resignados a todo eso, camine hasta llegar a la mesa donde me tocaba junto a mi habían otras personas que no conocía pero al parecer mi guardiana-madre si, sonrieron todos y justo cuando la reina se sentó todos seguimos, realmente mi mente estaba lejos de aquel lugar, mas no podía hacerme la sorda por lo que escuchaba, según entendí los que estaban en la mesa eran o guardias encubiertos por eso Ámbar los conocía, hablaban del jefe de ellos Goar Abadinchi de la sorpresa que les había dado cuando les menciono que sería la “pareja de baile de la Reina” uno de los guardias dijo – No me extraña… la cercanía del jefe con la reina a veces es demasiado . – fruncí el ceño mientras llegaba la comida y aguardaba silencio, gracias a mis sentidos podía escuchar lo que de otras mesas se decía, algunos espantados de que hubiera elegido al guardia como su pareja otros decían que era por protección y pensándolo bien… La reina no se iba a exponer a que hicieran una revuelca el día de su cumpleaños y Goar tampoco lo permitiría, de eso estaba muy segura… seguí escuchando lo que decía otra mesa… sobre que se rumoreaba que ambos eran amantes… también escuche sobre algo de los encapuchados de la coronación… y así cada mesa hablaba de algo con respecto a la Reina… levante mi cabeza para verla y se veía tan perfecta que parecía que nada le interesaba… note las miradas entre ambos el guardia y la reina y recordé la reacción que había tenido Goar al ver el cuadro de la Reina Sophia… estaba un ochenta por ciento segura que a él le gustaba… y un cincuenta por ciento de que la reina sentía algo por el…
La cena termino y todos esperaron que la reina se levantara, pues yo no antes de que ella lo hiciera yo iba caminando directo a los jardines cuando Ámbar me toma del brazo y me dice – Tienes que bailar, es un baile – y me empareja con un joven que tenía mi edad mas menos alegre y simpático supe su nombre, que hacia ahí y lo enamorado que estaba de la reina, me pareció bastante chistoso por que deseaba bailar con ella, el baile continuo y yo seguí de un joven a un caballero luego pase a uno de los guardias que estaba en la mesa, alegre me hizo girar varias veces seguí el paso de la misma forma…. Cambie de pareja tantas veces como la música lo permitió hasta que me tomo un hombre bastante robusto que mantenía los ojos puestos en la reina, hice lo mismo y la vi, alegre por fin con una sonrisa tan amplia que podía escuchar el latir de su corazón mientras Goar la guiaba, ahí ya no me cavia duda… ambos se gustaban… suspire y me detuve el hombre no me quería soltar hasta que Ámbar noto mi incomodidad y se acerco para liberarme, fruncí el ceño enojada y me solté del agarre de mi guardiana mientras caminaba por el lugar las luces se apagaron y vi varios encapuchados… ¡Encapuchados! Tenía que acercarme a Goar y decirle… o Ámbar ella también podría hacer algo… pero ella ya no estaba… me sentí perdida mientras seguí la luz de las velas hasta quedar muy cerca de la reina, en realidad al otro lado de ella todos entonaron la canción y aplaudieron vi sus ojos asustados… y cuando quise acercarme un tipo me jalaba hacia atrás tapándome la boca…
Mi corazón se acelero y no dude un segundo en arañarlo aprovechando la falta de luz… los aplausos opacaban los quejidos del hombre… Ámbar no estaba… y vino otro encapuchado y solo me escurrí entre la gente que se quejada por mi imprudencia… llegue hasta uno de los balcones y sentí como un hombre tomaba mi brazo… mientras mi cuerpo se lanzaba hacia abajo del balcón me encontré en los jardines… y comencé a correr… asustada… tanto que sentía que no podía controlar mi interior…. El hombre me seguía… y entre al laberinto de la rosa donde pude perderlo…
Serena Di Donatto- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/10/2015
Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
La vida nos muestra la verdad de una manera u otra
Solo en su camino por el pasaje secreto se detuvo a pensar en cómo estaría Sophia respecto a su reacción, resultaba ser la primera vez que le observaba de esta manera, y es que si se trataba de combatir o de defender, Goar se transformaba en el animal salvaje que aparecía en luna llena, solo que sin pelo y sin adoptar un tamaño gigantesco, se podía decir que ahora mismo su lado animal más salvaje se encontrara expuesto, atento a cada detalle, cada sonido, cada imagen que no conociera, dispuesto a destrozar a todo aquel que amenazara la vida de la mujer que ama. Ahora había tanto por decir, por confesar, por asumir, estaba seguro de que en cuanto el miedo y la preocupación de su seguridad se le pasara a Sophia, entonces arremetería contra él por no haber mencionado absolutamente nada de Serena, y si es que las preguntas aún no llegaban para bombardearle es por el simple hecho del shock en el cual probablemente debía encontrarse por todo lo sucedido en general, no podía comprender lo que pasaba en este momento por la mente de su mujer, sin embargo trataría que al final del día todo estuviera saneado de la mejor de las maneras, ¿sería posible? Debía esperar a que el encuentro se diera y entonces lo sabría, tampoco sabía que pasaría en cuanto Sophia y Serena se conocieran, y qué pintaría exactamente él. Debía pensar en tantas cosas, usó la visión compartida para encontrar los ojos de Serena, y la vio, aun corriendo, estaba perdida, y los enormes muros de enredaderas y frondosos arbustos no le iban a dejar escapar de ahí tan fácilmente, al menos estaba tranquilo en que si tenía algún perseguidor, entonces este tampoco la podría alcanzar con facilidad – Cuando lleguemos al laberinto y estemos solos, entonces hablaremos con mayor libertad – Susurró contra la oreja de la reina muy disimulado, no era prudente hablar de todas formas de estos temas frente a los guardias, sería exponer demasiado y no tenías esas intenciones, este pasado, presente lleno de secretos, definitivamente no podía salir más que de sus fauces y en dirección a ella, o de las fauces de Serena hacia ella. Repitió la acción en Ámbar, no pudo reconocer donde estaba, pero estaba en algún lugar del palacio, estaba quieta, tan solo esperaba que se encontrara bien también, aunque sabiendo que se trataba de ella, lo estaba.
El camino secreto era largo, y no fácil, no estaba en las mejores condiciones por razones obvias, en todo momento ayudo a Sophia a moverse entre la oscuridad espesa, solo los guardias tenían las pequeñas antorchas y el poco oxigeno que entraba no lograba encender demasiado la flama de las mismas, en cierto punto las traseras se apagaron y las de adelante se avivaron un poco más. Este camino fue definitivamente el más apabullante para Goar en todos sus años, se estaba por enfrentar a lo inminente, por sus decisiones, no había sentido ya en dar marcha atrás, esos deseos de cumplir con todos le habían llevado a toparse con una realidad, y es que si no le había dicho nada a Sophia, es porque tenía sus razones, pero se aseguraría de exponerlas de la manera adecuada para que al menos su rabia no fuera tanta, aunque tenía fe en que Serena y Sophia se calmaran mutuamente al encontrarse, existía esa posibilidad y entonces la aprovecharía para intentar aflojar las cuerdas que seguramente se postrarían alrededor de su cuello en algún momento del resto de la noche. Tras caminar y caminar finalmente la luz de las antorchas se apagó y el viento empezó a soplar por las hendiduras de una de las paredes falsas. Los guardias tiraron las antorchas y abrieron la salida. Al salir notaron a unas cuantas personas de la fiesta fuera, a otro grupo de guardias y unos cuantos encapuchados muertos también – Esto fue a gran escala… - Uno de sus hombres se acercó para informarle, aparentemente todo estaba controlado ya, pero aquello no detendría en lo absoluto al lupino – Todos a sus puestos, extrema vigilancia, veinticuatros horas de rondas sin descansar desde esta noche, organicen los turnos como mejor les convenga, si veo a alguien dormir y no le toca, pagará por ello, estamos en alerta máxima, infórmalo ya – El superior casi asustado por la severidad del jefe de la guardia asintió y partió como alma que le lleva el diablo. Goar ordenó a dos hombres quedarse en la entrada del laberinto e ingresó llevando a la reina consigo. No fueron cuestionados en sus acciones por los guardias, no se atreverían a hacerlo, no con todo ese humor que el licántropo emanaba, el camino por el laberinto era tan solo el inicio del a incomodidad imposible de evitar – Sophia, perdóname – Fue lo único que pronunció. Se sentía culpable por no haber mencionado la existencia de Serena antes, pero no era el momento exacto, y antes se le había pedido que retuviera la información, lo único que le tranquilizaba levemente, es que había tratado de hacer lo mejor en todo momento.
El camino secreto era largo, y no fácil, no estaba en las mejores condiciones por razones obvias, en todo momento ayudo a Sophia a moverse entre la oscuridad espesa, solo los guardias tenían las pequeñas antorchas y el poco oxigeno que entraba no lograba encender demasiado la flama de las mismas, en cierto punto las traseras se apagaron y las de adelante se avivaron un poco más. Este camino fue definitivamente el más apabullante para Goar en todos sus años, se estaba por enfrentar a lo inminente, por sus decisiones, no había sentido ya en dar marcha atrás, esos deseos de cumplir con todos le habían llevado a toparse con una realidad, y es que si no le había dicho nada a Sophia, es porque tenía sus razones, pero se aseguraría de exponerlas de la manera adecuada para que al menos su rabia no fuera tanta, aunque tenía fe en que Serena y Sophia se calmaran mutuamente al encontrarse, existía esa posibilidad y entonces la aprovecharía para intentar aflojar las cuerdas que seguramente se postrarían alrededor de su cuello en algún momento del resto de la noche. Tras caminar y caminar finalmente la luz de las antorchas se apagó y el viento empezó a soplar por las hendiduras de una de las paredes falsas. Los guardias tiraron las antorchas y abrieron la salida. Al salir notaron a unas cuantas personas de la fiesta fuera, a otro grupo de guardias y unos cuantos encapuchados muertos también – Esto fue a gran escala… - Uno de sus hombres se acercó para informarle, aparentemente todo estaba controlado ya, pero aquello no detendría en lo absoluto al lupino – Todos a sus puestos, extrema vigilancia, veinticuatros horas de rondas sin descansar desde esta noche, organicen los turnos como mejor les convenga, si veo a alguien dormir y no le toca, pagará por ello, estamos en alerta máxima, infórmalo ya – El superior casi asustado por la severidad del jefe de la guardia asintió y partió como alma que le lleva el diablo. Goar ordenó a dos hombres quedarse en la entrada del laberinto e ingresó llevando a la reina consigo. No fueron cuestionados en sus acciones por los guardias, no se atreverían a hacerlo, no con todo ese humor que el licántropo emanaba, el camino por el laberinto era tan solo el inicio del a incomodidad imposible de evitar – Sophia, perdóname – Fue lo único que pronunció. Se sentía culpable por no haber mencionado la existencia de Serena antes, pero no era el momento exacto, y antes se le había pedido que retuviera la información, lo único que le tranquilizaba levemente, es que había tratado de hacer lo mejor en todo momento.
Goar Abadinchi- Licántropo/Realeza
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
¿Quien diablos es Serena?
GOAR - SOPHIA | Laberinto de la rosa | NOVIEMBRE |
Para mí no era necesario esperar más por lo que necesitaba saber, me tenia inquieta la situación en la que nos encontrábamos, rodeada de una tenue oscuridad donde podía observar en los rostro de los guardias que esto no era algo pasajero, ¿Sabían algo? Tal vez, solo se prepararon en caso de que sucediera algo, algo que sencillamente no sabían que. Tome aire profundamente un par de veces, tenía la pregunta en la punta de la lengua justo cuando iba hablar salíamos a un pequeño claro, observe el lugar, escuche los ruidos, gritos, balbuceos, los guardias estaban agitados la voz de Goar sonaba firme pero con un deje de preocupación y eso me revolvía el estomago de una manera sobrenatural. Lo deje hablar dar sus ordenes estudiar la magnitud de lo ocurrido, me cruce de brazos abrumada, inquieta… Ambos entramos al laberinto, ¿Dónde íbamos? Yo conocía las tres salidas que poseía la enorme hectárea donde reposaban aquellos rosales y arbustos dispuestos de manera tan perfecta que formaban un perfecto laberinto en el cual se podía perder cualquier persona que no conociera el lugar, en el centro del laberinto había un claro donde se extendía una meza de piedra con una rosa tallada en ella, además de sillas de mármol talladas en el lugar con el mismo tallado. Pero ese solo era una de las sorpresas que tenía el laberinto, además cada cierto dobleces uno se podía encontrar con alguna pileta de agua todas de mármol, y lo más extraño del laberinto que las rosas todos los años crecían de diferentes colores, nunca el mismo… eso podía confundir… en fin conocer los secretos del laberinto llevaba meses… más de un claro había, mas de una pileta… más de un salida falsa… El se encargo de instrucciones pero yo no me quedaría callada ahí – Si sale alguien que no seamos nosotros lo retienen – hable fuerte y claro y me introduje al lugar donde podía encontrar la paz que necesitaba, apure mi paso de manera que Goar tuviera que aprontarse para alcanzarme, doble en un lugar y luego en el otro - ¿Quién Diablos es Serena? – dije de manera molesta y su respuesta hizo que todo en mi quedara en blanco “Sophia, perdóname” contuve el aliento por unos segundos tratando de digerir aquello que él decía, ¿a caso me había engañado? ¿Era su amante? ¿¡Quien diablos era?! No podía esperar una respuesta en ese momento, no estaba pensando racionalmente, algo le incomodaba a él y claramente algo me molestaba y ese algo ya tenía un nombre… Serena… Detenida ahí fuera de la vista de cualquier guardia le mire a los ojos, no buscando respuestas – Yo puedo encontrarla, nadie mejor que yo conoce este lugar solo tienes que dejarme transformar – estaba a tres pasos de él, no quería su cercanía en ese momento mi cabeza estaba confundida, pero algo sabia, que si le preocupaba al integridad de ella… podría ayudar… luego vendrían las respuestas… los cálculos… todo… - Solo tienes que decirme lo que necesito – apreté la mandíbula al igual que mi puño, el nerviosismo había elevado mis pulsaciones, cerré los ojos intentando controlar lo que sentía dentro… mientras hacía aquello tome aire profundamente y el viento comenzó a soplar con algo de fuerzas… trayendo aromas y ruidos. Abrí los ojos clavándolos directo en su rostro – Hay en el Laberinto un total de cinco personas incluyéndonos – le dije con voz firme… esperando su respuesta. |
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Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
El lupino mostraba su nerviosismo sin desearlo, realmente la situación era límite, no pudo imaginar que estaba pensando la mujer, pero estaba seguro que estaba confundiendo la realidad con su imaginación, ella lucía enojada, pero a la vez recelosa, debía escupir ya la verdad o el problema se agrandaría más aún, sin embargo escucharle tan solo le confundió más - ¿Cinco personas? Somos tres con ella, quizás Ámbar está con la niña… - Aun así quedaba una persona más – Su perseguidor, la vi correr despavorida con mi capacidad lupina… - En el peor de los casos serían dos hombres los que estuvieran detrás de ella, deseaba actuar rápido, pero tenía a Sophia en medio con sus razonables preguntas y exigencias, debía sacrificar unos minutos valiosos, además estaba seguro que aunque no le gustara lo que iba a escuchar, le ayudaría sin dudarlo, a pesar de la rabia que pudiera tener contra él, estaba seguro de que partiría veloz a cuidar la seguridad de la muchacha que él salvó – No sé que estés pensando, Sophia, pero no me mires así, no con esos ojos… - Se acercó a ella y colocó una palma sobre su hombro – Serena es una niña, tiene quince años, Serena está al cuidado de Ámbar su guardiana, así como en un momento se me ordenó que yo sea tu guardián… - Aquello podría ser suficiente pista, o al menos le estaría preparando el terreno, o como se dicen vulgarmente, le estaba haciendo la camita para que pudiera ir aterrizando con tranquilidad – No te puedo pedir que no estés enojada por esto, pero tuve que guardar el secreto. Zarek salvó de la calle a esta niña, es una cambiaformas también, dedicó algo de dinero para su crianza, y le asignó personas que la cuiden, yo la visité antes un par de veces por encargo de Zarek, nunca me mencionó nada de ella respecto a ti, hasta poco tiempo antes de su muerte, fue cuando me dijo que solo te dijera de ella cuando estuvieras bien, es decir, recuperada de todo lo que había sucedido, ciertamente no pensé que lo estuvieras, pero Serena apareció hoy, y estaba a punto de decírtelo, acabando tu cumpleaños, no quería agregar un motivo más para que no lo pudieras disfrutar – Apoyó la otra palma en su hombro – Si pensaste que era otra mujer en mi vida, no lo vuelvas a hacer jamás, tú eres la única – Suspiró, no le alcanzó para darle un beso aunque deseara hacerlo con tanto fervor, temía a ser rechazado.
Y no es que su rostro fuera a cambiar por las palabras que confesaban su secreto respecto al tema, pero prefería mil veces que supiera la verdad a que pensara que le estuviera engañando con una mujer llamada Serena. En realidad debía saber la verdad por motivos más fuerte, pero en ese preciso momento era su motivo más fuerte por razones obvias. No tenía demasiado tiempo para escuchar a Sophia, eso le dolía, pero tenía que velar también por la seguridad de la menor – Te dejaré transformarte, pero que sea en mínimo, si lo haces en una criatura más grande serás fácilmente reconocible, en cambio de aquella manera serás más difícil de ver y de reconocer, no sabemos qué clase de información tiene estos tipos – Hizo una pausa y soltó a la cambiante para observar lo que Serena veía, sin embargo aquello era todo de lo mismo, no tenía suficiente información para poder reconocerla – Está rodeada de flores rojas y moradas, el laberinto posee varios lugares con esas flores, no podría adivinar cuál es – Suspiró una vez más por la angustia – Espera – Se acercó a ella y le abrazó con fuerza – Te amo, y ese era el último secreto, Serena trajo cartas consigo, cartas que al igual que la primera que te intenté dar no quisiste leer, pero la que dejaste en el cementerio la traje, están todas en mi habitación. Es todo lo que sé de este pasado, y espero que cuando seas capaz de leerlas y de conocer a Serena quizás todo mejore y puedas finalmente dar ese gran salto – Le fue soltando con suavidad – Perdóname por esto, pero tenía que cumplir ciertas promesas, no es que sean más importantes que tú, pero simplemente no sabía que hacer – Se separó y sacó su puñal del traje – Sé que estás molesta conmigo, pero por favor, él le tenía aprecio y también prometí cuidarla, ayúdame a encontrarla, ella quería conocerte, espero que si lo haces, se lleven bien – Se acercó de improviso y besó los labios de la reina antes de partir a correr por el laberinto. No se iba a perder, gracias a los paseos que había dado con ella, tenía lo suficiente para salir por su memoria fotográfica perfecta, estaba seguro que ella encontraría en su transformación a Serena antes que él, pero debía verificar la presencia de las otras dos personas y aunque intentó ver lo que veía Ámbar no pudo hacerlo, aparentemente se había agotado por el momento su capacidad. Iba a ciegas y a la vez no, preocupado por perder a Sophia tras lo confesado y preocupado de perder la vida de Serena frente a sus narices. La peor noche, y lamentaba que fuera justamente en su cumpleaños.
Y no es que su rostro fuera a cambiar por las palabras que confesaban su secreto respecto al tema, pero prefería mil veces que supiera la verdad a que pensara que le estuviera engañando con una mujer llamada Serena. En realidad debía saber la verdad por motivos más fuerte, pero en ese preciso momento era su motivo más fuerte por razones obvias. No tenía demasiado tiempo para escuchar a Sophia, eso le dolía, pero tenía que velar también por la seguridad de la menor – Te dejaré transformarte, pero que sea en mínimo, si lo haces en una criatura más grande serás fácilmente reconocible, en cambio de aquella manera serás más difícil de ver y de reconocer, no sabemos qué clase de información tiene estos tipos – Hizo una pausa y soltó a la cambiante para observar lo que Serena veía, sin embargo aquello era todo de lo mismo, no tenía suficiente información para poder reconocerla – Está rodeada de flores rojas y moradas, el laberinto posee varios lugares con esas flores, no podría adivinar cuál es – Suspiró una vez más por la angustia – Espera – Se acercó a ella y le abrazó con fuerza – Te amo, y ese era el último secreto, Serena trajo cartas consigo, cartas que al igual que la primera que te intenté dar no quisiste leer, pero la que dejaste en el cementerio la traje, están todas en mi habitación. Es todo lo que sé de este pasado, y espero que cuando seas capaz de leerlas y de conocer a Serena quizás todo mejore y puedas finalmente dar ese gran salto – Le fue soltando con suavidad – Perdóname por esto, pero tenía que cumplir ciertas promesas, no es que sean más importantes que tú, pero simplemente no sabía que hacer – Se separó y sacó su puñal del traje – Sé que estás molesta conmigo, pero por favor, él le tenía aprecio y también prometí cuidarla, ayúdame a encontrarla, ella quería conocerte, espero que si lo haces, se lleven bien – Se acercó de improviso y besó los labios de la reina antes de partir a correr por el laberinto. No se iba a perder, gracias a los paseos que había dado con ella, tenía lo suficiente para salir por su memoria fotográfica perfecta, estaba seguro que ella encontraría en su transformación a Serena antes que él, pero debía verificar la presencia de las otras dos personas y aunque intentó ver lo que veía Ámbar no pudo hacerlo, aparentemente se había agotado por el momento su capacidad. Iba a ciegas y a la vez no, preocupado por perder a Sophia tras lo confesado y preocupado de perder la vida de Serena frente a sus narices. La peor noche, y lamentaba que fuera justamente en su cumpleaños.
Goar Abadinchi- Licántropo/Realeza
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
Gire a la derecha luego a la izquierda mientras seguía corriendo mi interior ardía, no estaba acostumbrada a esos trotes pero no le di importancia podía escuchar el respirar de quien me seguía muy de cerca sus pasos se acechaban una y otra vez, seguí el camino enredada no sabía hacia donde me dirigía, mi corazón latía con tantas fuerzas que por más que trataba de controlarle no podía, corrí no me detendría, me tope con una pileta hermosa, me puse de cuclillas tratando de recobrar el aliento ya que me faltaba, mi respirar agitado me delataba pero la briza pasaba entre las ramas de los rózales y los arbustos… vi la sombra del hombre acercarse y me arrolle lo mas que pude abrace mis piernas mientras tomaba asiento justo donde daba la sombra, inspire profundamente y el aroma de aquella persona era singular nunca antes lo había sentido pero venía acompañado de otro aroma el del sudor falso… que solo lo tenía una especie… una de la que Ámbar me había hablado demasiado… Vampiros, al igual que Zeta… - Sabias que te puedo encontrar fácilmente – dijo la voz ronca mientras solo seguía la sombra de un lugar a otro, mi cuerpo estaba clavado al suelo… ni siquiera podía concentrarme para transformarme y salir corriendo más rápido que pronto…
Permanecí ahí quieta tratando de pensar y los pasos de aquel hombre se acercaron a mí y lo vi muy de frente… con una sonrisa perfecta en su rostro – Las niñas como tú siempre terminan igual – dijo y estiro su mano para tomarme der cuello, simplemente un impulso mío por los reflejos que tenia por naturaleza me alertaron del movimiento y gire mi cuerpo para levantarme… no podía pronunciar palabras las rosas eran las espectadoras de ese espectáculo, el vampiro sonrió casi disfrutando el momento – Tu nos ayudaras – dijo entre dientes y no vi venir su próximo movimiento, me tomaba por uno de mis brazos con gran fuerza… - Lastima que te necesitamos viva – dijo saboreándose, le mire con cara asustada, no reaccionaba eché mi cuerpo hacia atrás y las espinas de las rozas me clavando la espalda sin causarme daño alguno.. . –Soy una niña no sé nada ¡déjame!- le grite y recibí una bofetada que dejo mi cuerpo tirado en el suelo, el dolor en mi mejilla nunca lo había sentido, sentí una rabia enorme y me levante abalanzándome hacia él para arañarle…. Mientras gritaba, mas el viento opacaba mis gritos…
Se nota que no sabes nada de vampiros ni del mundo niña estúpida – con fuerzas tomo de mis muñecas apretándolas con gran fuerza y levanto mi cuerpo para apoyarlo en la pared de rosas, esta vez rasparon mis brazos causándome una pequeña herida que rápidamente comenzó a sangrar, abrí mis ojos mientras comenzaba a patalear… - No tengo nada que se puedan llevar… - dije mientras sentía como mi mejilla se adormecía, de seguro por el golpe que me había dado… el calor en esa zona se sentía bastante fuerte… una lagrima comenzó a caer por uno de mis ojos – Tienes el mapa… si tan solo supieras – balbuceo el vampiro mientras se saboreaba y se mantenía firme. No sé cuánto tiempo permaneció ahí pero me tomo entre sus brazos casi inmovilizándome para llevarme consigo… tan solo me hice un bulto que… de seguro no pesaba nada…
Permanecí ahí quieta tratando de pensar y los pasos de aquel hombre se acercaron a mí y lo vi muy de frente… con una sonrisa perfecta en su rostro – Las niñas como tú siempre terminan igual – dijo y estiro su mano para tomarme der cuello, simplemente un impulso mío por los reflejos que tenia por naturaleza me alertaron del movimiento y gire mi cuerpo para levantarme… no podía pronunciar palabras las rosas eran las espectadoras de ese espectáculo, el vampiro sonrió casi disfrutando el momento – Tu nos ayudaras – dijo entre dientes y no vi venir su próximo movimiento, me tomaba por uno de mis brazos con gran fuerza… - Lastima que te necesitamos viva – dijo saboreándose, le mire con cara asustada, no reaccionaba eché mi cuerpo hacia atrás y las espinas de las rozas me clavando la espalda sin causarme daño alguno.. . –Soy una niña no sé nada ¡déjame!- le grite y recibí una bofetada que dejo mi cuerpo tirado en el suelo, el dolor en mi mejilla nunca lo había sentido, sentí una rabia enorme y me levante abalanzándome hacia él para arañarle…. Mientras gritaba, mas el viento opacaba mis gritos…
Se nota que no sabes nada de vampiros ni del mundo niña estúpida – con fuerzas tomo de mis muñecas apretándolas con gran fuerza y levanto mi cuerpo para apoyarlo en la pared de rosas, esta vez rasparon mis brazos causándome una pequeña herida que rápidamente comenzó a sangrar, abrí mis ojos mientras comenzaba a patalear… - No tengo nada que se puedan llevar… - dije mientras sentía como mi mejilla se adormecía, de seguro por el golpe que me había dado… el calor en esa zona se sentía bastante fuerte… una lagrima comenzó a caer por uno de mis ojos – Tienes el mapa… si tan solo supieras – balbuceo el vampiro mientras se saboreaba y se mantenía firme. No sé cuánto tiempo permaneció ahí pero me tomo entre sus brazos casi inmovilizándome para llevarme consigo… tan solo me hice un bulto que… de seguro no pesaba nada…
Serena Di Donatto- Cambiante Clase Alta
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
No quiero nada...
Goar-Sophia-Serena | Laberinto de la rosa | NOVIEMBRE |
Una avalancha de confesiones fueron llegando una tras otras, no sabía cuál de todas era peor, no sabía cuál de todas podría ser la mejor mentira… ¿Por qué no había confiado en mí?, lleve mis manos a la cabeza alejándome de él, no me importaba que fuera o no otra mujer en su vida, habían cosas que no perdonaba fácilmente, y las mentiras eran una de ellas, o en su defecto ocultar la verdad… odie en ese mismo momento a Zarek, Goar y a Serena al mismo tiempo casi con la misma intensidad, solté un pequeño rugido casi un gutural muy suave no quería hablar con él en ese momento tenía la cabeza caliente, la mente me traicionaba – No me digas que hacer, soy la reina y tengo la libertad de hacer lo que se me dé la gana – dije molesta tal vez me arrepentiría por lo que había dicho pero una tonelada de sentimientos comenzaban a inundarme por completo, y ningún sentimiento era bueno… Cuando me beso lo aparte de mi no quería oírlo, decir que me amaba, no quería oír decir que era la única… no quería saber nada de nada en ese momento solo grabe lo que había dicho del tinte de las rosas, estaba equivocado y solo en tres sectores se daban esas rosas en tierra acida por el color morado cerca de alguna pileta el salió corriendo y yo comencé hacer lo mismo… perdiéndome de la vista del… mientras corría mis piernas iban flaqueando, quedando en cuatro patas las uñas se enterraron en la tierra húmeda y sentí dolor placentero de la transformación, conocía mi cuerpo los años de transformación me permitían hacer aquello en movimiento, mi corazón latía aun mas rápido y en un abrir y cerrar de ojos, el pelaje cubrió mi cuerpo los bigotes tensos comenzaron a sentir las vibraciones, mis orejas paradas a escuchar y separar los sonidos, un pequeño gato salía de los ropajes reales, gruñí pero sabía que un gato domestico no daba nada de miedo, comencé a correr guiada por mis instintos, por la memoria que poseía ganando tiempo me introduje en las paredes donde existían pequeñas aberturas más fácil de hallar la pileta número uno mientras me acercaba sabía que no había nadie ahí, no se oía ni respiraciones ni corazones latiendo así que cambie de rumbo siguiendo el sendero ya marcado y mientras tomaba una recta vi la sombra de una persona en completo silencio me fui acortando la distancia entre ambos y cuando estuve lo suficientemente cerca el hombre se dio vueltas y engrifada por completo no alcance a moverme cuando su pie fue a dar a mis costillas y por ende mi pequeño cuerpo voló entre los rosales, mientras caía me enterré varias espinas y rugí de dolor y de rabia… aquello simplemente era el detonante que necesitaba y mientras rugía y rugía mi cuerpo fue cambiando rápidamente en el suelo, mi corazón más grande al igual que mis pulmones permitieron oxigenar mi cuerpo para darle la energía para seguir, cobraría una venganza… y en la misma dirección por donde me había lanzado de aquella patada comencé a dar saltos hasta llegar por atrás y echar el cuerpo del guepardo sobre el hombre que no era más que otro como yo que no había tenido la oportunidad de cambiar… su aroma lo delataba a un perro- oso… peligroso pero no letal… le araña con mis pesadas patas dejándole marcas… mientras el golpeaba combos con gran fuerza en mis costillas… pero él no era mi presa… le mordí el hombro apretando mi mandíbula fuertemente su grito fue un cantico para mis oídos y escuche la voz a lo lejos de la niña… rugí en su cara y comencé a correr, no me alcanzaría… era más rápida que cualquiera, y tampoco podría transformarse por lo herido que lo había dejado… corrí, doble a la izquierda tantas veces como podía escuchar la respiración de la niña y el aroma del vampiro… a lo lejos el aroma de Goar llegaba… Llegue en el momento justo cuando el vampiro tenia a la niña en sus brazos por el palpitar de su corazón sabía que estaba asustada y suponía que adolorida, me pare frente al vampiro y rugí con fuerzas... mirándolo con odio… con ira… la adrenalina en mi cuerpo estaba en su tope máximo, opacando el dolor de las costillas que tenia fracturadas a causa de la patada del cambiante que habia dejado mal herido... él no dejaba de ser una de las bestias más letales que conocía todo podía pasar… el vampiro lanzo a la niña a los arbustos, y quedamos frente a frente… |
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Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
Los minutos transcurrían mientras que sus pasos sonaban fuerte por el camino verde del laberinto, el viento soplaba fuerte y los aromas se encontraban a flor de piel, no le constó absolutamente nada, reconocer una vez estando más profundo en el laberinto, los aromas de las personas que Sophia había identificado, tres cambiaformas y un vampiro, se preocupa enormemente del vampiro, sin duda el más letal de ambos enemigos, en ese preciso momento su preocupación por Ámbar aumentó aún más, ¿estaría herida? No podía gastar su tiempo en ese tipo de pensamientos en ese preciso momento. Tuvo que dejar también aquel paso raudo, al tener ya presente el aroma del enemigo pasó a utilizar sus habilidades, llevaba demasiado tiempo sin tener que usar este tipo de habilidades pertenecientes a su raza, sin embargo no se preocupó, confiaba plenamente en sí mismo. Utilizó el sigilo para desaparecer del rada biológico de cada ser dentro del laberinto, en este punto resultaba irrrasteable, con la paciencia que le caracteriza, y que lentamente se apagaba cada vez más debido a la situación tensa en la que se encontraba, avanzó en dirección al aroma, por alguna razón el cambiante desconocido había quedado inerte, y cerca de él. Avanzó tan solo unos pasos largos y al girar a una esquina notó la escena clara de lucha, como si unas bestias hubieran luchado entre sí, Sophia tenía su carácter y su fuerza, y si se le sumaba todo el enojo que él había causado sobre ella, pues tenía más que estímulos para desgarrar a alguien y destrozarle – Te dejaría vivir, no soy un cobarde que ataca a sus enemigos cuando están fuera de batalla, pero eres demasiado peligroso incluso en este estado. Este fue tu último error, y más allá de este mundo te perseguirá – El cambiaformas escupió al lupino y este ni se inmutó al respecto, simplemente colocó sus grandes falanges sobre el cuello ajeno y comenzó a presionar con fuerza, finalmente aquel crujido se escuchó y el animal herido dejó de luchar por su liberación. Debían morir todos al final, amenazar la seguridad de la reina y de sus allegados, todo aquello castigado con la pena marcial, tan solo estaba adelantando estas penas por una clara necesidad. Cerró los ojos del atacante y suspiró para seguir su camino, aquello no había terminado aún y empezaba a preocuparse al sentir como las presencias de las dos cambiantes y el vampiro se juntaban del todo.
Aunque cada gramo de su anatomía indicaba correr, él no lo hacía para mantener su estado, estaba seguro que quizás Sophia podría asustarse por ello, pero no le quedaba de otra, sus habilidades relevantes afectaban a todos y no solo a quien deseara, excepto por la visión compartida y su fuerza. Para su tranquilidad la espera no fue demasiado larga, a la lejanía pudo notar las figuras enfrentadas, la cambiante y el vampiro, una clara desventaja existía, y no iba a permitir que le hiciera daño, además por alguna razón las pisadas de la mujer ahora transformada en bestia, no lucían firmes, acertaba que debía haberse visto dañada en la lucha con el otra cambiaformas, no estaba teniendo cuidado debido a la rabia, debía alejarla de la lucha lo más pronto posible. Una vez se encontró a una posición privilegiada aulló cual lobo salvaje para detener las acciones de ambos, solo un leve aturdimiento que no duraría más de medio minuto, para ganar tiempo, no pudo hacerlo fuerte como hubiera deseado para así romper los tímpanos del lupino, sino de hacerlo, lo hubiera hecho también con los de la cambiaformas. Aprovechó el momento para usar la visión, no falló esta vez, lo usó en el vampiro y cerró sus ojos para de esta manera cegar al cadáver viviente – Llévate a la niña, hazlo ahora, ódiame si quieres, pero obedéceme, no estás en condiciones y lo sabes – Evitó dar información sobre sus nombres aunque ya los supieran y es que aquello ya no se trataba de su ego o su orgullo, de su dolor o de su rabia, tan solo de sobrevivir y la ceguera para el vampiro no sería una solución permanente, menos cuando él debía mantener sus ojos cerrados para mantenerla también. Para su suerte ya tenía el camino trazado para llegar hacia la escena, cuando consideró estar lo suficientemente cerca abrió sus ojos, y miró directamente al vampiro para que este solo tuviera visión de sí mismo – No irás a ningún lado, te quedarás conmigo – Para un ser como él debía explotar todo su fuero, no sabía su edad, pero dudaba de que fuera capaz de hacerle frente por demasiado tiempo, no deberían haber mandado a un ser muy importante para esto, era demasiado arriesgado mandar a un hombre valioso. Con tranquilidad se acercó más, esperaba que los aromas desaparecieran pronto para poder empezar su lucha. Soltó su arma porque no serviría, retiró de su cuerpo el saco del traje y esperó a que el vampiro atacara, adrede le libero de la visión, si este le daba la espalda para ir tras las mujeres cual cobarde, entonces el iría tras su cuello para arrancarlo.
Aunque cada gramo de su anatomía indicaba correr, él no lo hacía para mantener su estado, estaba seguro que quizás Sophia podría asustarse por ello, pero no le quedaba de otra, sus habilidades relevantes afectaban a todos y no solo a quien deseara, excepto por la visión compartida y su fuerza. Para su tranquilidad la espera no fue demasiado larga, a la lejanía pudo notar las figuras enfrentadas, la cambiante y el vampiro, una clara desventaja existía, y no iba a permitir que le hiciera daño, además por alguna razón las pisadas de la mujer ahora transformada en bestia, no lucían firmes, acertaba que debía haberse visto dañada en la lucha con el otra cambiaformas, no estaba teniendo cuidado debido a la rabia, debía alejarla de la lucha lo más pronto posible. Una vez se encontró a una posición privilegiada aulló cual lobo salvaje para detener las acciones de ambos, solo un leve aturdimiento que no duraría más de medio minuto, para ganar tiempo, no pudo hacerlo fuerte como hubiera deseado para así romper los tímpanos del lupino, sino de hacerlo, lo hubiera hecho también con los de la cambiaformas. Aprovechó el momento para usar la visión, no falló esta vez, lo usó en el vampiro y cerró sus ojos para de esta manera cegar al cadáver viviente – Llévate a la niña, hazlo ahora, ódiame si quieres, pero obedéceme, no estás en condiciones y lo sabes – Evitó dar información sobre sus nombres aunque ya los supieran y es que aquello ya no se trataba de su ego o su orgullo, de su dolor o de su rabia, tan solo de sobrevivir y la ceguera para el vampiro no sería una solución permanente, menos cuando él debía mantener sus ojos cerrados para mantenerla también. Para su suerte ya tenía el camino trazado para llegar hacia la escena, cuando consideró estar lo suficientemente cerca abrió sus ojos, y miró directamente al vampiro para que este solo tuviera visión de sí mismo – No irás a ningún lado, te quedarás conmigo – Para un ser como él debía explotar todo su fuero, no sabía su edad, pero dudaba de que fuera capaz de hacerle frente por demasiado tiempo, no deberían haber mandado a un ser muy importante para esto, era demasiado arriesgado mandar a un hombre valioso. Con tranquilidad se acercó más, esperaba que los aromas desaparecieran pronto para poder empezar su lucha. Soltó su arma porque no serviría, retiró de su cuerpo el saco del traje y esperó a que el vampiro atacara, adrede le libero de la visión, si este le daba la espalda para ir tras las mujeres cual cobarde, entonces el iría tras su cuello para arrancarlo.
Goar Abadinchi- Licántropo/Realeza
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
Nadie me dice que hacer
Goar-Sophia-Serena | Laberinto de la rosa | NOVIEMBRE |
Cuando el animal en mi salía a flote, todo lo que tenia reprimido también lo hacía, no era la primera vez que luchaba y ciertamente no sería la última, en ese momento no era más que un animal salvaje que tenia sed de sangre, tal vez mis ojos enrojecidos por la ira eran los que maniobraban mi cuerpo, el fuego que sentía en mi interior era tan poderoso que podría decir que esa noche podría acabar con lo que fuera, si estuviera en mi forma humana una sonrisa victoriosa saldría de mis labios, la niña se quejaba de seguro de dolor pero había que agradecer que la necesitaban viva, mas al parecer no les serbia de ninguna de otra forma – Valla, Valla no pensé que la bastarda del ex rey fuera importante para la Reina de Italia… ¿Sorprendida? – su risa maquiavélica me enfureció mas, no podía hablar en esta forma pero si podía hacer sentir mi malestar, no me rendiría fácilmente… nunca lo hacía… saque las garras de mis patas delanteras y las enterré en el suelo húmedo de aquel pequeño claro, mire de reojo a la niña su corazón latía y el miedo la tenia paralizada volví a mi objetivo y justo cuando iba a dar un paso el aullido nublo meramente mis sentidos aguarde apretando la mandíbula y la voz se hizo presente aun pensaba que podía mandarme… odiarlo… Goar sinceramente no sabía nada como me sentía en ese momento… unas contracciones nerviosas hicieron que mi cabeza procesara todo más lento lo había decidido… dos contra uno es mejor que uno contra uno… Rugí con fuerzas guturalmente primero a lo primero… Salte sobre la niña y como pude con mi hocico la acomode para que quedara sobre mi lomo… los segundos eran cruciales y mis sentidos aun estaba n un poco lentos por el aullido… avance en silencio y con lentitud, perdiendo el claro donde estaba el vampiro…. Inspire fuertemente para oxigenar mi cuerpo y mis pensamientos… La niña se quejaba y pude sentir el aroma de la sangre, su nariz sangraba, sus delgados brazos de igual forma… cerré mis ojos y concentrándome doble las veces que fueran necesarias hasta dejarla en la tercera entrada donde le di una pequeña mordida a la niña sin lastimarla ni dejarle marca alguna para que así los guardias acudieran a su encuentro… no permitiría que me vieran… aun no… Me adentre luego de asegurarme de la protección y corrí mas rápido que pude, el aroma a la lucha se intensificada cada segundo mas y fue cuando sentí la presencia y el aroma de otro vampiro acercarse por detrás apresure mis pasos hasta llegar al claro donde la pelea se llevaba a cabo… me oculte tras la sombra de la pileta medio destrozada y a la espera del otro maldito y no tardo en llegar lo vi correr y me apresure, con mis patas de atrás me di un impulso y salte haciendo notar mi presencia el rugido salió de mis entrañas… ni Goar ni nadie me decía lo que tenía que hacer era la reina y podía defenderme… el vampiro se vio sorprendido ante mi ataque y sentí su golpe directo en las costillas, tal vez crujieron mas, en ese momento la rabia se apodero de mí y me convertí en el monstro que nadie conocía; aun en desventaja di lucha con garras y colmillos quede sobre el intento abrir mi hocico para dislocarlo… pero algo había a mi favor no era un simple animal enterré mis garras en sus piernas y sin pensarlo mordí su cuello con la fuerza de mil demonios y por mas golpes que recibí en mi cuerpo no lo deje… sino hasta que quedo descabezado el asqueroso aroma de su sangre se impregnaba en mi hocico rugí mirando a Goar… sin miedos… sin siquiera pensar… pero no había saboreado su sangre sino mas bien la mía… el cadáver había dado lucha en vida y tenia clavado entre mis costillas una daga con una rosa incrustada… la sangre comenzó a brotar entre mis dientes… y todo se volvió negro… |
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Última edición por Sophia D`Luca el Lun Feb 22, 2016 7:59 pm, editado 1 vez
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
Pocas habían resultado ser las veces que había tenido que preocuparse porque Sophia estuviera en peligro debido a que le hiciera caso omiso a sus indicaciones o sugerencias, o mejor dicho, jamás había pasado aquello y que ahora mismo se esté dando, justo en este preciso instante, sin duda atrofiaba la mente del lupino, porque quisiera o no, empezaba a sentir rabia contra ella, ¿saber por qué? Realmente resultaba difícil, quizás por su orgullo masculino, quizás por simple orgullo o porque tenía la razón respecto a que debía irse y estar a salvo, sin embargo no lo había hecho y aquello resultaba ser más que obvio, y encima un error que podría ser mortal, no tenía tiempo que perder con Sophia fuera de su razonamiento habitual. Resultaba tan difícil utilizar aquí algo como estaca, y el arma que había echado con anterioridad al suelo no resultaba eficiente para cortar la cabeza, el lupino tendría que acabar con el vampiro utilizando métodos poco ortodoxos, avanzó hacia el cadáver viviente tan solo para tirarse sobre él, se encargó de aferrar sus palmas y clavar sus uñas filosas sobre los músculos de los brazos para así evitar el movimiento – Debo acabar contigo, pero estoy seguro que debes tener información importante, no obstante no creo que vayas a soltarla – Incrustó más las falanges para que ahora la piel también ingresara dentro de la carne, de esta manera tan solo haría más efectivo el atrofiamiento de los músculos ajenos y evitaría su curación mientras mantuviera las heridas abiertas – Eres fuerte, debo reconocerlo, no puedo arrancar tus brazos – Y lo estaba intentando, al punto de sacrificar su propia anatomía pues sentía como los brazos propios deseaban dislocarse de sus hombros, sin embargo él tan acostumbrado a la dislocación de huesos por cada luna llena que había gozado durante estos tantos años, aguantaba perfectamente la sensación, ¿el vampiro también? No estaba hablando pero podía notarse un dejo de sufrimiento - ¿Por qué no hablas? Antes escuchaba tu murmuro tan feliz, ¿tienes miedo a dejar de existir? Lo harás – Fue en preciso momento en el cual el ajeno comenzó a sacudirse aún con más fuerza y a intentar rodear el cuello del lupino con sus brazos, fue entonces cuando vio la oportunidad de hacerlo, tendría que ser veliz y utilizar la cuota adecuada de presión para poder perforar el tórax, ¿lo conseguiría? No podría saberlo si no lo intentaba.
Permitió entonces que el vampiro tomara su cuello, para ese momento había capturado una gran cantidad de oxígeno en sus grandes pulmones, de inmediato, casi al mismo tiempo que sentía la presión sobre su cuello su palma se incrustaba en el tórax del vampiro buscando llegar al corazón, la entrada por la piel fue exitosa y veloz, sin embargo en cuanto se topó con las costillas la cosa se ennegreció y poco a poco a poco el agarre en su cuello hacia sus estragos. Tuvo que ejercer toda la fuerza disponible dentro de su brazo para poder así pasar los huesos y en trayecto rasgarse, fueron quizás unos treinta segundos pero pudo apoderarse del corazón y estrujarlo con fuerza, de pronto sintió el alivio en su cuello y como las manos caían, sin embargo el vampiro no se hacía cenizas, se levantó con medio antebrazo atrapado y jaló de vuelta con fuerza, tanta que se volvió a lastimar sobre todo la muñeca y por ende soltó el corazón, sin embargo a los segundos el cuerpo ajeno empezó a desaparecer. Aparentemente en similitud de actos Sophia había sido enfrentada una vez más, pudo sentir el aroma de su sangre y entró el pánico. Se habría dado más tiempo para descansar e intentar ignorar la fuerza ejercida sobre su adolorado cuello sin embargo no lo hizo, sacudió su cabeza un poco y con dolor avanzó hacia la fuente del aroma – Te lo dije, te dije que te fueras – Fue su primera reacción antes de quitar el arma que se había clavado en ella, la tiró por ahí. Sabiendo lo que ocurriría tomó a la mujer que lentamente perdía su transformación, en brazos le llevó. Luchando contra los arbustos frondosos, llenos de ramas empezó a trepar para poder evitar a los guardias, finalmente logró subir con ella encima, apenas las ramas de los arbustos soportaban el peso de ambos. Saltó con fuerza para lograr salir de las paredes verdes del laberinto, sin embargo cayó y prefirió golpear todo su cuerpo antes que el de Sophia, su rostro quedó sobre el cuerpo de la mujer sin embargo se encargó de recibir el impacto con el resto de su anatomía, en vez de retorcerse de dolor simplemente se quedó quieto, agradecía su enorme resistencia al daño, una que había adquirido desde su transformación y aunque sangraba también por varias zonas debido a todo lo acontecido empezó a pegar saltos hasta llegar a la habitación real. Una vez dentro depositó a Sophia que ya estaba desnuda y vuelta humana, no era una herida grave, pero parecía haber tenido algún tranquilizante o algo así. Simplemente succionó la herida varias veces y comenzó a escupir fuera, si era veneno lo sacaría. Una vez consideró adecuado aquello se levantó y fue por vendas y pomadas para tratar la zona en caso de que a su regreso no hubiera sanado, en su trayecto también se encargaría de preguntar por Serena, esperaba que la estuvieran atendiendo también.
Permitió entonces que el vampiro tomara su cuello, para ese momento había capturado una gran cantidad de oxígeno en sus grandes pulmones, de inmediato, casi al mismo tiempo que sentía la presión sobre su cuello su palma se incrustaba en el tórax del vampiro buscando llegar al corazón, la entrada por la piel fue exitosa y veloz, sin embargo en cuanto se topó con las costillas la cosa se ennegreció y poco a poco a poco el agarre en su cuello hacia sus estragos. Tuvo que ejercer toda la fuerza disponible dentro de su brazo para poder así pasar los huesos y en trayecto rasgarse, fueron quizás unos treinta segundos pero pudo apoderarse del corazón y estrujarlo con fuerza, de pronto sintió el alivio en su cuello y como las manos caían, sin embargo el vampiro no se hacía cenizas, se levantó con medio antebrazo atrapado y jaló de vuelta con fuerza, tanta que se volvió a lastimar sobre todo la muñeca y por ende soltó el corazón, sin embargo a los segundos el cuerpo ajeno empezó a desaparecer. Aparentemente en similitud de actos Sophia había sido enfrentada una vez más, pudo sentir el aroma de su sangre y entró el pánico. Se habría dado más tiempo para descansar e intentar ignorar la fuerza ejercida sobre su adolorado cuello sin embargo no lo hizo, sacudió su cabeza un poco y con dolor avanzó hacia la fuente del aroma – Te lo dije, te dije que te fueras – Fue su primera reacción antes de quitar el arma que se había clavado en ella, la tiró por ahí. Sabiendo lo que ocurriría tomó a la mujer que lentamente perdía su transformación, en brazos le llevó. Luchando contra los arbustos frondosos, llenos de ramas empezó a trepar para poder evitar a los guardias, finalmente logró subir con ella encima, apenas las ramas de los arbustos soportaban el peso de ambos. Saltó con fuerza para lograr salir de las paredes verdes del laberinto, sin embargo cayó y prefirió golpear todo su cuerpo antes que el de Sophia, su rostro quedó sobre el cuerpo de la mujer sin embargo se encargó de recibir el impacto con el resto de su anatomía, en vez de retorcerse de dolor simplemente se quedó quieto, agradecía su enorme resistencia al daño, una que había adquirido desde su transformación y aunque sangraba también por varias zonas debido a todo lo acontecido empezó a pegar saltos hasta llegar a la habitación real. Una vez dentro depositó a Sophia que ya estaba desnuda y vuelta humana, no era una herida grave, pero parecía haber tenido algún tranquilizante o algo así. Simplemente succionó la herida varias veces y comenzó a escupir fuera, si era veneno lo sacaría. Una vez consideró adecuado aquello se levantó y fue por vendas y pomadas para tratar la zona en caso de que a su regreso no hubiera sanado, en su trayecto también se encargaría de preguntar por Serena, esperaba que la estuvieran atendiendo también.
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
El aullido penetro en mi cabeza como si quisiera apoderarse de todo lo que pensaba en ese momento, no podía formular palabra alguna mas por el dolor que sentía en mi mejilla y el miedo que me consumía, no estaba preparada para este tipo de situaciones, mis piernas temblaban y mi corazón latía mas rápido de lo normal, tanto que podría transformarme en cualquier momento, pero seguía aturdida, podía ver la sombra del animal esbelto que parecía ser una fiera, estar enojada, era ella, era Sophia la Reina de Italia, estaba frente a mí con una ira que la podía oler en su pelaje… las palabras habían sido claras pero muy dentro de mi sabia que ella no le haría caso, Zeta siempre decía que ella aquella fiera era muy terca y llevada de sus ideas algo que yo aun no era… sentí un calor bajar por mis labios el sabor metálico me despertó de aquel momento de ensoñación, el felino de gran tamaño me cargaba le ayude lo que pude pero los golpes habían sido bastante fuertes y yo seguía siendo muy frágil…
Mientras nos alejábamos sentía que me iría de aquel lugar, me aferre al animal, a la reina… quería decirle gracias, pero tenía adormecida mi lengua… mi alma y mi espíritu… no tardo mucho en encontrar la salida para aquel laberinto sorprendente tome aire y sentí como con una suavidad casi maternal me daba un mordisco, mas parecían unas cosquillas, me queje entre risa y llanto y desapareció…
Mi cuerpo se quedo estático en el umbral de aquella entrada, las pisadas se hicieron más intensas y no lograda diferenciar si eran los guardias reales o los maleantes prontamente me sentí agotada, como si todo se volviera gris, mi respiración se iba pausando lentamente…
-¡Es la niña! – grito uno de los tres guardias que estaban de ronda por el sector sur del laberinto – El jefe fue claro, hay que protegerla con nuestra vida – dijo el más joven de los guardias y dejando a un lado su espada tomo el cuerpo de la jovencita hizo posar la cabeza de ella en su regazo y como si fuera una pluma le levanto – Está sangrando – dijo el joven, mientras emprendía con zancadas largar hacia el castillo, los otros dos guardias lo custodiaban uno delante y otro atrás – Hay que avisar a la guardiana de la niña… y al médico real… es nuestra responsabilidad que cuando vuelva el jefe… ella se encuentre en buenas condiciones… - dijo el mayor con voz cortada observando el perímetro, escuchando en la lejanía la pelea que se llevaba a cabo…
El jovencito llevo a Serena hasta la habitación que le habían asignado a la niña, su guardiana no estaba, la deposito en la cama y fue por un jarro con agua para limpiar la sangre que seguía corriendo por las heridas… no había notado las rasmilla duras de su brazos… extrañas pensó - ¿Veneno? – no lo sabía tan solo limpio el rostro de la niña y espero a que llegara el médico…
Abrí los ojos, me pesaban solo distinguía sombras, figuras… ninguna de ellas era – Ámbar… - dije con suavidad y sentí una cálida mano tocar la mía – Aun no la encontramos – la voz de un hombre se hizo presente, un joven guardia, lo había escuchado en sueños… mi corazón salto con fuerzas… - ¿Goar donde esta Goar… donde está la reina? – necesitaba saber de ellos… necesitaba a mi guardiana… intente mover mi cuerpo y sentí un dolor que cruzo desde la punta de mis dedos del pie hasta mi cabeza… me queje apretando la mandíbula y sentí que alguien entraba – Lady Serena, que bueno que despertó… - parecía ser un medico o alguien importante por la tonalidad de sus palabras… - Le suministrare un sedante para que pueda descansar – termino de decir aun sin poder ver el rostro dije – No, no… - mi cuerpo se relajo… sentí que comenzaba a flotar… a volar….
Mientras nos alejábamos sentía que me iría de aquel lugar, me aferre al animal, a la reina… quería decirle gracias, pero tenía adormecida mi lengua… mi alma y mi espíritu… no tardo mucho en encontrar la salida para aquel laberinto sorprendente tome aire y sentí como con una suavidad casi maternal me daba un mordisco, mas parecían unas cosquillas, me queje entre risa y llanto y desapareció…
Mi cuerpo se quedo estático en el umbral de aquella entrada, las pisadas se hicieron más intensas y no lograda diferenciar si eran los guardias reales o los maleantes prontamente me sentí agotada, como si todo se volviera gris, mi respiración se iba pausando lentamente…
-¡Es la niña! – grito uno de los tres guardias que estaban de ronda por el sector sur del laberinto – El jefe fue claro, hay que protegerla con nuestra vida – dijo el más joven de los guardias y dejando a un lado su espada tomo el cuerpo de la jovencita hizo posar la cabeza de ella en su regazo y como si fuera una pluma le levanto – Está sangrando – dijo el joven, mientras emprendía con zancadas largar hacia el castillo, los otros dos guardias lo custodiaban uno delante y otro atrás – Hay que avisar a la guardiana de la niña… y al médico real… es nuestra responsabilidad que cuando vuelva el jefe… ella se encuentre en buenas condiciones… - dijo el mayor con voz cortada observando el perímetro, escuchando en la lejanía la pelea que se llevaba a cabo…
El jovencito llevo a Serena hasta la habitación que le habían asignado a la niña, su guardiana no estaba, la deposito en la cama y fue por un jarro con agua para limpiar la sangre que seguía corriendo por las heridas… no había notado las rasmilla duras de su brazos… extrañas pensó - ¿Veneno? – no lo sabía tan solo limpio el rostro de la niña y espero a que llegara el médico…
Abrí los ojos, me pesaban solo distinguía sombras, figuras… ninguna de ellas era – Ámbar… - dije con suavidad y sentí una cálida mano tocar la mía – Aun no la encontramos – la voz de un hombre se hizo presente, un joven guardia, lo había escuchado en sueños… mi corazón salto con fuerzas… - ¿Goar donde esta Goar… donde está la reina? – necesitaba saber de ellos… necesitaba a mi guardiana… intente mover mi cuerpo y sentí un dolor que cruzo desde la punta de mis dedos del pie hasta mi cabeza… me queje apretando la mandíbula y sentí que alguien entraba – Lady Serena, que bueno que despertó… - parecía ser un medico o alguien importante por la tonalidad de sus palabras… - Le suministrare un sedante para que pueda descansar – termino de decir aun sin poder ver el rostro dije – No, no… - mi cuerpo se relajo… sentí que comenzaba a flotar… a volar….
Serena Di Donatto- Cambiante Clase Alta
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
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De alguna forma u otra sabía que mi actuar molestaría a Goar pero conociéndolo sabía que no me dejaría en ningún momento, había jurado cuidar mi integridad física y aparte la emocional, lo hacía perfectamente bien, pero el rumbo que habían tomado las situaciones en las últimas horas era suficiente para enfadar a cualquiera, el dolor había causado una especie de ensoñación a mi interior, el dolor de aquella daga había calado en mis sentidos opacándolos lentamente… En la nube que me encontraba sentí mi pesado cuerpo ser levantado del suelo, entre aquellos brazos que perfectamente podía recordar, su aroma entraba por mis fauces de manera embriagadora, pero no solo era su aroma sino la mezcla de la lucha campal que había tenido, mientras mis bellos iban desapareciendo, mi corazón latía con menos fuerzas propio de la transformación inversa… de animal a humano las revoluciones iban bajando… podía escuchar mas no pronunciar palabra alguna… el sabor metálico estaba impregnado en mis papilas gustativas, continúe respirando mientras solo la negrura era mi gran compañía… los saltos de mi Goar removían mi cuerpo, removían todo en mi… La suavidad que me envolvió de un momento a otro fue cogedora, los aromas habían cambiados intente abrir mis ojos y el peso de mis parpados me lo impedían, saboree mi propia saliva que aun tenía un deje del metálico de la sangre ajena, moví mis brazos llevándolas a mis costillas hice presión y me queje de dolor, poseía sanación acelerada, pero nunca había sido tan acelerada… uno o dos días… pensé… abrí los ojos y todo lo que vi estaba distorsionado, imágenes espejismos colores y mis latidos comenzaron a acelerarse, sea lo que haya tenido aquella daga estaba haciendo un efecto alucinante en mi…. Me moví como pude de la suavidad que supuse era mi habitación, clavadas sentía por todo mi cuerpo y en algún momento se me escaparía el corazón – ¡¡Aaaaaaaah Goar!!! – grite de manera gutural el silencio en mi habitación era inmaculado y ensordecedor, nada grato para lo que sentía en ese momento luego del grito mi cabeza estaba a punto de estallas lleve mis manos hacia mi cráneo y lo apreté puse mi cuerpo en posición fetal las costillas me dolían, me clavaban… sentía que mi cuerpo no me pertenecía justo en ese momento… me aferre de una almohada y la puse sobre mi cabeza para gritar quería que el dolor las alucinaciones y todo desapareciera…. Apreté mis ojos con todas las fuerzas y me quede ahí quieta para que no sentir aun con los ojos cerrados podía ver colores en mi cabeza, formas… - ¡Que se detenga esto! – – comencé a darme pequeños golpes con la almohada mientras esperaba que Goar volviera a mi… De un segundo a otro… comencé asimilar en mi cabeza escenas de lo ocurrido, la niña, el secreto… se desfiguraban de manera alucinantes… por más que me concentraba, todo en un punto se volvía distorsión… |
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Última edición por Sophia D`Luca el Mar Mar 01, 2016 12:41 pm, editado 1 vez
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
Tanto por hacer y tan poco tiempo, en asuntos de urgencia extrema como estos era el jefe de la guardia real quien tomaba las decisiones ante la ausencia directa del rey y la imposibilidad de la reina, la mano derecha de la reina y los consejeros, aunque ciertamente estos aparentemente no aparecerían esta noche, seguramente todos estarían escondidos en sus habitaciones. Goar tenía ya todo planeado, definitivamente pensaba en un grupo de intrusos aún en el palacio, no había manera de que no fuera así, este grupo terrorista en definitiva debía ser el grupo responsable de la muerte de Zarek, no podía jugar con esta gente, ¿y la cruzada había comenzado otra vez? Probablemente, este asunto compete a toda Italia pues lo que queda de la familia real está en peligro, un asunto de seguridad extrema, que debía ser atendido con todas las pinzas y guantes del caso. Goar con la severidad que le caracteriza tuvo que tomar variadas decisiones en cortos periodos de tiempo. Encontró al médico real y de inmediato le dio las indicaciones – Veneno, parece ser algún tipo de droga alucinógena, la reina está en su lecho, vaya de inmediato – Confió plenamente en el hombre que conocía desde hace años, prácticamente se había criado en aquel lugar e incluso conocía ciertos secretos que otros no, un anciano versado, un maestre de aquella ciencia humana que en definitiva sería capaz de sanar el malestar de Sophia, no era la única por la cual debía preocuparse. Corrió, algo que no suele hacer, y preguntó a sus guardias de inmediato la locación de Serena, fue hacia ella como alma que se la lleva el diablo, había tenido claro que el objetivo de todo aquello resultaba ser la niña, el porqué, no lo tenía en cuenta. Abrió los portones del lugar con ambas manos, pudo notar el pabellón, las camas, y a Serena tendida, los guardias y un hombre desconocido, de inmediato le reconoció como un intruso, pero no hizo nada, guardó total silencio el jefe de la guardia – Doctor… - Pronunció con toda la tranquilidad del mundo. Se acercó a la niña – Veo que han colocado los ungüentos y las vendas, además le sedaron para que duerma, buen trabajo… - Se giró y de inmediato su puño cerrado fue a parar al estómago del hombre que estaba haciéndose pasar por quién realmente no era, ahí la habían jodido realmente, pensar que Goar no conocía al personal médico y al personal de seguridad, un error gravísimo, esos detalles a él jamás se le escapan, para nada, su memoria fotográfica le permitía recordar rostros, figuras y cuerpos a la perfección. El hombre cayó de golpe y los guardias reaccionaron de inmediato – Es un intruso, llévenlo a los calabozos, una cosa más, reúnan a todas las personas en el salón central del primer piso, invitados, personal, incluso a todos los guardias, sin importar sus rangos u ocupaciones, quiero a todo el mundo reunido y quien no sea reconocido por mi será enviado a los calabozos, ahí tendrán tres meses para ser reconocido por algún familiar que de validez a su estatus, quien pasados esos tres meses no sea reconocido, será torturado para sacar toda la información posible respecto a esta organización delictiva y finalmente castigado con la pena de muerte por atentar contra la reina. Total secretismo a ustedes dos les pido, que son de mi entera confianza, mis dos manos en esto – Dicho aquello sujetaron al hombre y se lo llevaron, por su parte Goar trajo consigo a Serena en brazos, no podía confiar en nadie aún, no estaría aquí tan sola.
Con la muchacha en brazos no perdió tiempo para volver a la habitación de Sophia, realmente con trajín, con la ropa desecha y heridas que recién para ese punto habían dejado de sangrar, sin embargo la sangre quedaba como testigo silencioso del evento. En su trayecto pudo ver a todas las personas reunirse, la excusa resultaba claramente un tema de seguridad para ellos, pero en realidad la seguridad estaba tan solo para Sophia y Serena. Justo cuando estuvo a punto de subir al ala privada vio una escena que no pudo creer – Deténganse… - Ordenó en voz alta, claramente perturbado – Muestren su rostro – El cuerpo femenino, las piernas las pudo reconocer - … - Goar suspiró – Llévenla al cementerio privado, ella sirvió con honores a la familia real, debe ser preparada para su velatorio y entierro – No podía tomar la atribución de enterrarla cerca de las tumbas dictadas para los miembros de la realeza, pero estaba seguro de que una vez todo este primer encuentro se superara, Sophia estaría de acuerdo con esa idea, claro, si lograba primero superar ese repentino odio entendible hacia él. Ahora mismo no podía creer que realmente Ámbar haya muerto, pero los colmillos en su cuello eran tan solo la señal de que ellos resultaban ser los culpables. No tenía tiempo de lamentarse ahora, luego vería a Serena llorar frente a la lápida de su guardiana, y probablemente a Sophia con un traje de luto también en silencio mostrando sus respetos, pero ahora mismo no podía dejarse llevar por sentimentalismos, solamente deseaba verla y esperar que todo estuviera bien. La pequeña simplemente roncaba sobre sus brazos, su corazón latía bien, y no se quejaba del dolor a diferencia de la otra cambiante, eso le daba tranquilidad aunque igualmente pediría que el médico le viera - ¿Cómo está? – El maestre le explicó claramente que la droga suministrada en la herida había ingresado al torrente sanguinio, que le había entregado los medicamentos genéricos para este tipo de casos y que tan solo restaba esperar, lo favorable según el hombre anciano era que no tenía fiebre, eso significaba que los anticuerpos no estaban luchando contra nada que infeste el sistema ajeno de manera agresiva, eso sí que lo sabía Goar – Revise a la niña, uno de los atacantes la sedó, asumo que con algún somnífero, no parece presentar los mismos síntomas que la reina, para nada en lo absoluto – La recostó a un costado de esa gran cama que antes había sido utilizada para actividades completamente diferentes a las de este momento. Goar avanzó por la habitación, observó el laberinto, sus puños apretados, la furia estaba presente, la impotencia también, los guardias se estaban moviendo, tomando a las personas, había exigido no se hiciera ninguna distinción por la clase social esta vez, la historia no podía repetirse, ya habían perdido a alguien importante, y una vez más la mala noticia o la escondida realidad la tenía él, una raya más al tigre, ¿qué mierda importaba ya en este punto? Solo deseaba ver a Sophia despertar, al menos esta ya no se retorcía. Las horas pasaron, el maestre se fue, los guardias acordonaron las zonas reales, Goar hizo lo suyo reconociendo cada invitado, a cada miembro de la realeza, a los empleados, a los guardias, solo un grupo reducido no pudo ser reconocido por él – Cuando la reina esté predispuesta irá a los calabozos a verles, si les reconoce serán libres, espero entiendan que la ley marcial está presente y que estamos en estado de emergencia por lo tanto todos ustedes son sospechosos – Uno de los tantos supuestos duques o lo que sea intentó abofetear al lupino, usualmente no hubiera hecho nada más que recibir el trato o esquivarlo, pero fue raudo y asestó un golpe con el puño en el rostro del tipo claramente acaudalado - ¿Alguien más? – Fueron sus palabras antes de que todos callaran y los guardias recogieran al inconsciente. Con el estrés a flor de piel Goar vio realizada su labor, mucha gente no dormiría hoy, muchos gozarían de una celda fría y asquerosa, de manera injusta o no, no podía simplemente dejarlos ir, luego tendría que comunicarlo todo a ella, ella quien tenía el verdadero poder para reafirmar esas órdenes dadas en un momento de necesidad, sin embargo las considero adecuadas. Regresó a la habitación, antes había ordenado la privacidad de siempre, el lobo tan solo se retiró la camisa que había quedado destruida, el traje que Sophia le había escogido hecho trizas, una mala señal que ignoraría, ahora ambas dormían plácidamente, pero el corazón del lupino no podía irrigar tranquilo, temía, por ella, por la menor, podía perder a Sophia, sea que esta no despierte, o sea que despierte y no desee verle. Con una silla se mantuvo en vela durante varias horas, apretando la mano de la mujer que amaba, llegó un punto, tras largas horas, tras suficiente o quizás demasiada tolerancia que el hombre quebró, pero no le importó, después de todo nadie podría verle, se acercó a las fauces de Sophia y las besó – No te irás… - No pudo notarlo, pero sus lágrimas habían corrido sobre el rostro ajeno, y el tan solo se mantuvo cerca del mismo, con la frente pegada a la ajena y la mano sujeta firme, esperando que reaccionara finalmente. Por instantes observaba tan solo de reojo a la menor que seguía dormida, lo cual era normal según el maestre.
Con la muchacha en brazos no perdió tiempo para volver a la habitación de Sophia, realmente con trajín, con la ropa desecha y heridas que recién para ese punto habían dejado de sangrar, sin embargo la sangre quedaba como testigo silencioso del evento. En su trayecto pudo ver a todas las personas reunirse, la excusa resultaba claramente un tema de seguridad para ellos, pero en realidad la seguridad estaba tan solo para Sophia y Serena. Justo cuando estuvo a punto de subir al ala privada vio una escena que no pudo creer – Deténganse… - Ordenó en voz alta, claramente perturbado – Muestren su rostro – El cuerpo femenino, las piernas las pudo reconocer - … - Goar suspiró – Llévenla al cementerio privado, ella sirvió con honores a la familia real, debe ser preparada para su velatorio y entierro – No podía tomar la atribución de enterrarla cerca de las tumbas dictadas para los miembros de la realeza, pero estaba seguro de que una vez todo este primer encuentro se superara, Sophia estaría de acuerdo con esa idea, claro, si lograba primero superar ese repentino odio entendible hacia él. Ahora mismo no podía creer que realmente Ámbar haya muerto, pero los colmillos en su cuello eran tan solo la señal de que ellos resultaban ser los culpables. No tenía tiempo de lamentarse ahora, luego vería a Serena llorar frente a la lápida de su guardiana, y probablemente a Sophia con un traje de luto también en silencio mostrando sus respetos, pero ahora mismo no podía dejarse llevar por sentimentalismos, solamente deseaba verla y esperar que todo estuviera bien. La pequeña simplemente roncaba sobre sus brazos, su corazón latía bien, y no se quejaba del dolor a diferencia de la otra cambiante, eso le daba tranquilidad aunque igualmente pediría que el médico le viera - ¿Cómo está? – El maestre le explicó claramente que la droga suministrada en la herida había ingresado al torrente sanguinio, que le había entregado los medicamentos genéricos para este tipo de casos y que tan solo restaba esperar, lo favorable según el hombre anciano era que no tenía fiebre, eso significaba que los anticuerpos no estaban luchando contra nada que infeste el sistema ajeno de manera agresiva, eso sí que lo sabía Goar – Revise a la niña, uno de los atacantes la sedó, asumo que con algún somnífero, no parece presentar los mismos síntomas que la reina, para nada en lo absoluto – La recostó a un costado de esa gran cama que antes había sido utilizada para actividades completamente diferentes a las de este momento. Goar avanzó por la habitación, observó el laberinto, sus puños apretados, la furia estaba presente, la impotencia también, los guardias se estaban moviendo, tomando a las personas, había exigido no se hiciera ninguna distinción por la clase social esta vez, la historia no podía repetirse, ya habían perdido a alguien importante, y una vez más la mala noticia o la escondida realidad la tenía él, una raya más al tigre, ¿qué mierda importaba ya en este punto? Solo deseaba ver a Sophia despertar, al menos esta ya no se retorcía. Las horas pasaron, el maestre se fue, los guardias acordonaron las zonas reales, Goar hizo lo suyo reconociendo cada invitado, a cada miembro de la realeza, a los empleados, a los guardias, solo un grupo reducido no pudo ser reconocido por él – Cuando la reina esté predispuesta irá a los calabozos a verles, si les reconoce serán libres, espero entiendan que la ley marcial está presente y que estamos en estado de emergencia por lo tanto todos ustedes son sospechosos – Uno de los tantos supuestos duques o lo que sea intentó abofetear al lupino, usualmente no hubiera hecho nada más que recibir el trato o esquivarlo, pero fue raudo y asestó un golpe con el puño en el rostro del tipo claramente acaudalado - ¿Alguien más? – Fueron sus palabras antes de que todos callaran y los guardias recogieran al inconsciente. Con el estrés a flor de piel Goar vio realizada su labor, mucha gente no dormiría hoy, muchos gozarían de una celda fría y asquerosa, de manera injusta o no, no podía simplemente dejarlos ir, luego tendría que comunicarlo todo a ella, ella quien tenía el verdadero poder para reafirmar esas órdenes dadas en un momento de necesidad, sin embargo las considero adecuadas. Regresó a la habitación, antes había ordenado la privacidad de siempre, el lobo tan solo se retiró la camisa que había quedado destruida, el traje que Sophia le había escogido hecho trizas, una mala señal que ignoraría, ahora ambas dormían plácidamente, pero el corazón del lupino no podía irrigar tranquilo, temía, por ella, por la menor, podía perder a Sophia, sea que esta no despierte, o sea que despierte y no desee verle. Con una silla se mantuvo en vela durante varias horas, apretando la mano de la mujer que amaba, llegó un punto, tras largas horas, tras suficiente o quizás demasiada tolerancia que el hombre quebró, pero no le importó, después de todo nadie podría verle, se acercó a las fauces de Sophia y las besó – No te irás… - No pudo notarlo, pero sus lágrimas habían corrido sobre el rostro ajeno, y el tan solo se mantuvo cerca del mismo, con la frente pegada a la ajena y la mano sujeta firme, esperando que reaccionara finalmente. Por instantes observaba tan solo de reojo a la menor que seguía dormida, lo cual era normal según el maestre.
Goar Abadinchi- Licántropo/Realeza
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
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¿Cuántas vidas habría que vivir para poder aceptar la vida que nos toco vivir? Parecía un cuento jamás contado… las imágenes que comenzaban a aparecer en mi cabeza perturbaban mi corazón, mis pensamientos, mi funcionamiento normal… ¿Dónde estás? Quería hablar, necesitaba salir y buscar a Goar, tenerlo frente e frente buscar a Zarek y poder conversar con ambos. Comencé a caminar y los vi ambos uno frente al otro ¿De qué lado estaba yo? ¿Qué paso? ¿Por qué te mataron? ¿Quién es la niña? ¿Qué tengo que hacer? ¿Alguna vez podre vivir en paz? La mano de Goar tomaba la mía con fuerzas mientras que Zarek nos miraba con recelo, con enojo, con ira – Una orden o un favor… da igual a estas alturas solo te pedí cuidarla… No amarla – sus ojos rojos estaban clavados en los míos no miraba nada más que a mí, podía sentir su mirada sin soltar la mano de Goar estire mi brazo para acariciar su rostro – No te culpo… es imposible no amarla, conocer la verdadera Sophia es un lujo que no cualquiera puede tener… te deje mi joya más preciada Goar… no te culpo – Zarek repitió aquello dos veces y tomo mi mano con fuerzas - Pero hay algo mas… ella es mía y siempre será así… no te puedo dejar ir otra vez… no puedo perderte – beso mi mano con suavidad mientras Goar apretaba con fuerzas mi otra mano – Nunca me vas a perder… Zarek… - sentí como Goar soltaba mi mano – No te irás… - pronunciaba con una pena que inundaba el lugar – No te irás porque nos queda por vivir – dijo con su voz firme una que no titubea – Es mía – Dijo con enfado Zarek atrayendo hacia él, abrazando mi cuerpo tomándolo prisionero los ojos de tristeza de Goar demostraban no una derrota si no una lucha por mi… Zarek me dio vueltas frente con frente beso mis labios con ternura – Te perdí cuando tenía un mundo que darte… ahora que estas junto a mi no lo quieres dejar a él… - una lagrima rodo por mi mejilla de manera lenta, algo me ataba a Goar pero también a Zarek – Es tu momento Sophia… es el momento de que dejes todo atrás y vengas conmigo… el reino nos espera… - sus palabras cálidas retumbaban en mi cabeza, volvió a besarme con esa pasión que recordaba, me dejo ahí en medio mientras el comenzaba a retroceder – Eres la luz de la esperanza, eres quien trajo felicidad a este reino… todo es muy frio sin ti Sophia… tengo un laberinto para ti con rosas purpuras como siempre has querido… - estiro su brazo para alcanzar el mío, gire mi cabeza y vi aquel guardia que daría la vida por mi mil veces si fuera necesario repitiendo – No te irás… solo quiero que te quedes… - y esas palabras me llenaban de gozo… de amor, de cariño… - ¿Qué camino tomaras? - Zarek bajaba el brazo – No es elección… no es falta de amor… no es que ya no te ame Zarek… solo que ahora amo con más intensidad al guardia que daría su vida por mi si fuera necesario… mi camino al parecer siempre fue este – comencé avanzar hacia Zarek me pare frente a él – Te ame en la vida que tuvimos… ahora amo la vida que tengo – le acaricie su rostro y deposite un beso en su mejilla… le di la espalda y vi la vida que tenia, la vida que me esperaba… - Goar… Sentí como un choque electrificante recorría mi cuerpo las imágenes se desvanecían y las sombras se iban aclarando, a mi llegaban los aromas de mi vida, el aroma a él, que me daba la vida que deseaba tener quizás en el anonimato pero era lo que deseaba… apreté su mano con delicadeza – No me iré – las palabras salieron suave de mis labios casi escapándose de mi interior sonreí lentamente mientras todo volvía a su lugar, respire profundamente y sentí un leve dolor a la altura de mis costillas me gire un poco y vi el cuerpo de la niña a un costado – Por favor… llévala a su habitación… no quiero verla… hoy no – Cerré los ojos mientras las lagrimas comenzaban a inundar mi rostro, una mezcla entre dolor, tristeza, angustia y amor me encapsularon agarre la almohada más próxima y cubrí mi rostro para llorar… el grito que lo acompaño vino de mis entrañas… su significado… la perdida… la aceptación… el ciclo se cerraba con esa elección y dolía muy en el fondo… pero sería una última vez… |
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Última edición por Sophia D`Luca el Lun Mar 07, 2016 5:26 pm, editado 1 vez
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
El alivio resultó inmediato, sin embargo el malestar a continuación fue igual de apresurado, las palabras, las primeras palabras simplemente resultaban ser de rechazo, a pesar de entender perfectamente las razones, lo que perturbó su siquis fue que simplemente pensara en alejar a la muchacha en vez de otros aspectos mucho más relevantes. Goar soltó la palma que antes había sujetado y simplemente se levantó, realmente lo consideró ya una pérdida de tiempo insistir en este momento, simplemente se aproximó a la menor y la sujetó en brazos, avanzó fuera de la habitación, con tranquilidad fue caminando hasta su propia habitación, no tenía razones para demorar aquello, simplemente necesitaba de la presencia de su hombre de confianza – Saul – Pronunció el lupino – Quedarás a cargo de la muchacha, en mi habitación, cuidaras fuera, por suerte la habitación no tiene ventanas, así que es la única entrada – Con el guardia real tras su espalda simplemente avanzó por los pasillos hasta llegar al área de empleados, la habitación más grande le pertenecía, aunque el rechazó en un primer momento al final terminó aceptándola solamente por el puesto que ostentaba pues lucía razonable. Ingresó a la menor y la recostó en su cama, la arropó con tranquilidad y le escribió una carta en un pequeño papel con carbón vegetal: “Todo está bien ahora, estás segura. Sal y pídele al guardia que me llame, entonces vendré – Goar”. Y eso fue todo, dejó el papel sobre las palmas de la muchacha y se retiró de la habitación – Luego vendré yo a relevarte, así que pierde cuidado, esperaremos a que se termine de barrer cada zona aleñada al castillo y entonces restauraremos la seguridad interna como primer paso, una vez la reina esté dispuesta a reconocer a los invitados no identificados aún, ya podremos liberar la capital del toque de queda también – Confiaba en que los mensajeros estuvieran haciendo su trabajo, repartiendo las noticias desagradables, pero necesarias. Ahora él tenía un encuentro mucho más complicado que el que sostuvo con el vampiro, un encuentro contra su moral y contra Sophia, un encuentro contra sus secretos y su silencio que había sido roto no por propia cuenta, lo que terminaba resultando ser el peor de todos los detalles. A ese encuentro acudió, cerró la puerta al entrar y observó hacia Sophia, usó la visión compartida unos segundos para observar a Saul, todo en orden, inerte a un lado de la puerta, tranquilo regresó a la habitación y le volvió a observar.
Avanzó hacia la cama y le retiró la almohada del rostro – Sophia, antes de nosotros, cuando te recuperes debes acudir a los calabozos a reconocer a los hombres y mujeres que yo no pude reconocer como invitados o trabajadores, todos pasaran la noche en las celdas por preocupación, se infiltraron dentro del castillo, haciéndose pasar por trabajadores, casi raptan a la niña nuevamente y dentro de estas paredes, no confió en nadie desconocido, así que a quien no reconozcas, pues tendrá que pasar por la guillotina por alta traición – Tomó el asiento el lupino y se sentó frente a la reina – Enojada, sorprendida, pidiendo respuestas, ¿no? Lo entiendo, esta noche pensaba comentarte sobre la niña, esta noche pensaba darte las cartas que nunca quisiste leer, la niña también trajo contigo cartas, no te obligaré a leerlas, ahora lo pensé, es tu decisión, no mía, no importa lo que yo crea como correcto o positivo, si no leerlas o leerlas te ayudan a simplemente dejar lo sucedido atrás, que sea lo que mejor te convenga – Finalmente, luego de todo aquello había llegado a la conclusión de que eso resultaba ser lo mejor, sin embargo aun así no estaba seguro de si sería la solución – Este grupo, es el mismo grupo que acabo con la existencia del rey de Italia – Se levantó – Es por eso aún más primordial acabar con todos ellos, para honrar su partida, y para proteger a los nuestros, no veo otra solución para que finalmente puedas dormir tranquila sin pensar en lo pasado, aunque pase horas pensando en soluciones elocuentes o diferentes, no puedo dar por sentada ninguna de ellas, así que solo me queda tantear con lo que se presenta en el día a día – Y podría decirse que estaba levemente desesperado pues él tampoco podía dejar atrás todo esto, al menos lo intentaría de su lado – No comenté nada sobre la niña con anterioridad porque así me lo pidió él, que no te abordara con esta realidad hasta que estuvieras lo suficientemente fuerte emocionalmente, pero simplemente no encontré el momento donde eso ocurra, porque ya fuera por un motivo o por otro, simplemente no lo encontré, quizás esto fortalezcan el espíritu de todos, estos enemigos ahora con rostro – Se acercó finalmente a Sophia y tomó su palma – Te pido disculpas por haberte herido, pero no me disculpo por haber cumplido la palabra que juré a un fallecido – Fue firme, pues resultaba ser la verdad.
Avanzó hacia la cama y le retiró la almohada del rostro – Sophia, antes de nosotros, cuando te recuperes debes acudir a los calabozos a reconocer a los hombres y mujeres que yo no pude reconocer como invitados o trabajadores, todos pasaran la noche en las celdas por preocupación, se infiltraron dentro del castillo, haciéndose pasar por trabajadores, casi raptan a la niña nuevamente y dentro de estas paredes, no confió en nadie desconocido, así que a quien no reconozcas, pues tendrá que pasar por la guillotina por alta traición – Tomó el asiento el lupino y se sentó frente a la reina – Enojada, sorprendida, pidiendo respuestas, ¿no? Lo entiendo, esta noche pensaba comentarte sobre la niña, esta noche pensaba darte las cartas que nunca quisiste leer, la niña también trajo contigo cartas, no te obligaré a leerlas, ahora lo pensé, es tu decisión, no mía, no importa lo que yo crea como correcto o positivo, si no leerlas o leerlas te ayudan a simplemente dejar lo sucedido atrás, que sea lo que mejor te convenga – Finalmente, luego de todo aquello había llegado a la conclusión de que eso resultaba ser lo mejor, sin embargo aun así no estaba seguro de si sería la solución – Este grupo, es el mismo grupo que acabo con la existencia del rey de Italia – Se levantó – Es por eso aún más primordial acabar con todos ellos, para honrar su partida, y para proteger a los nuestros, no veo otra solución para que finalmente puedas dormir tranquila sin pensar en lo pasado, aunque pase horas pensando en soluciones elocuentes o diferentes, no puedo dar por sentada ninguna de ellas, así que solo me queda tantear con lo que se presenta en el día a día – Y podría decirse que estaba levemente desesperado pues él tampoco podía dejar atrás todo esto, al menos lo intentaría de su lado – No comenté nada sobre la niña con anterioridad porque así me lo pidió él, que no te abordara con esta realidad hasta que estuvieras lo suficientemente fuerte emocionalmente, pero simplemente no encontré el momento donde eso ocurra, porque ya fuera por un motivo o por otro, simplemente no lo encontré, quizás esto fortalezcan el espíritu de todos, estos enemigos ahora con rostro – Se acercó finalmente a Sophia y tomó su palma – Te pido disculpas por haberte herido, pero no me disculpo por haber cumplido la palabra que juré a un fallecido – Fue firme, pues resultaba ser la verdad.
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
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Goar-Sophia- | Calanozos | NOVIEMBRE |
Me quede pensando en aquello que llaman destino, en aquello que todo el mundo cree y lo que yo sabía era que las casualidades no existían simplemente pasaban por que tenían que suceder me quede ahí, deseaba estar sola no quería ver a nadie era como vivir el luto nuevamente, abrace con fuerzas la almohada cerrando los ojos para no pensar, para no imaginar… pero era inútil por más que deseaba no pensar lo único que hacía era aquello… pensar una y otra vez en lo que había ocurrido, en la fiesta, en la coronación todo parecía calzar cada pieza en su lugar, el mismo método, lo habían planeado cuidadosamente algo en mi interior me decía a gritos “Traición” infle mi pecho varias veces, acelerada y escuche la puerta mientras me despojaban de lo único que me daba confort en ese momento, apreté mi mandíbula con fuerzas y le quede mirando seriamente escuchando todo lo que tenía que decir sin interrumpir no quería hacerlo, no quería saber nada en ese momento de él. Seguía pensando lo mismo mejor una verdad que te haga sufrir que ocultar algo que te pueda hacer daño en algún momento, por mas promesa que fuera me lo había ocultado a mí, a la persona que él decía amar… Me levante alejándome de él buscando algo que cubriera mi cuerpo una capa de color negro con capucha para nadie me viera, me dirigí hacia la puerta – Supongo me escoltaras hacia los calabozos – dije con la voz firme y con el corazón apretado ni siquiera lo observe abrí la puerta y note los guardias en el pasillo, me gire – Quiero ver a todos los guardias y a los que murieron igual… sus cuerpos… creo que tu también lo notaste… estoy pensando casi como pensaría el guardia en jefe, mis instintos me dicen que hay un traidor… y así mismo quiero observar a todos los guardias quiero ver a todo quien me da servicios en el palacio… ¿Qué buscamos? – sonreí de manera casi caprichosa – un traidor – avance con paso seguro, herida, dolida en cuerpo y alma queriendo salir corriendo… pero no lo haría, no le daría el gusto a los malditos. Pero primero lo primero, luego habría tiempo para nosotros… comencé a bajar los escalones hacia los calabozos… el momento había llegado… Me gire para que Goar viera el malestar en mi rostro, no era algo que deseara hacer unos guardias hicieron una pasarela y con las antorchas iluminaron mi camino permanecí en silencio mientras gritos, murmullos, podía escuchar al llegar a los calabozos Goar comencé a pasar mirando a cada uno de manera seria, de manera que vieran que estaba viva y que si querían acabar o encontrar lo que andaban buscando les costaría… les costaría la vida… porque un gato como yo tenía más de una vida entre a los calabozos y entre la cantidad de personas que había levante la mano y apunte a un viejo que estaba bien vestido – Ese que está ahí… y las jóvenes que están en las esquinas no se quienes son… - avance – los tres hombres que están allá y aquella señora – trague saliva – Son todos los que no reconozco – ya había terminado… Salí de los calabozos sin mirar atrás… |
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Re: El Baile de los que Sobran - [Sophia-Goar]
La razón del silencio estaba claramente impresa en el rostro de la reina, y en su silencio, realmente no esperaba que ese accionar estuviera fuera de sus reacciones, la contempló entre tantas posibilidades, sin embargo no esperaba que fuera la postura que finalmente la mujer tomaría, sin dudar ante su comentario asintió – Claro que sí, no estarás sola en ningún momento luego de esto, estarás protegida las veinticuatro horas del día, siete días a la semana sin ninguna excepción, tenlo por seguro – Dio el tiempo necesario a la reina a que cambiara sus ropas y estuviera presentable para poder salir, tenían gente esperando, él pensó que esperarían mucho más, sin embargo Sophia demostraba tener una vez más un temple fuerte y un carácter difícil de controlar, no estaba seguro de si estaba en este momento caminando hacia los calabozos, por convicción o por el simple hecho de desear no charlar con él el resto de la noche, pero de una manera u otra, esto beneficiaba a Italia, y por supuesto a ella y a la niña, con tranquilidad escoltó el paso de la reina hasta los calabozos, un lugar que ella no debería realmente visitar y sin embargo la situación así lo ameritaba, todos agradecieron ver la tranquilidad, frialdad y temple que presentó la reina para señalar a quien merecía salir y a quién no, ciertamente hubiera pensando que le costaría mucho más o que incluso en su mente inventaría haber visto rostros encarcelados para preservar su vida, probablemente ya estaba cansada de esto, cansada de los atentados y también molesta por los secretos, con un silencio y un peso encima simplemente podía actuar Goar, porque aparentemente el resto de esta noche mejor sería que lo pasara cuidando a la niña y dando finalmente soledad a Sophia, una consejera que pueda darle motivaciones para actuar o dejar de actuar, respecto al grupo que atenta contra ella y respecto a él, ¿nervioso? No, no estaba nervioso, estaba seguro de que la gran pelea tomaría lugar mañana, pasado, en una semana o quizás en un mes, pero Sophia tenía que descargarse y encararlo por lo sucedido, así que simplemente esperaría preparado, asumiendo en parte y por otra no, pues tal como había expresado, en su situación, no había manera de hacer lo correcto para con todo el mundo, es cierto que su honor no es más valioso que su relación con ella, pero había más que honor masculino en todo esto.
Sin embargo ya se encargaría de explicarlo cuando una vez se de la conversación, por el momento debía simplemente cumplir con sus labores junto al encargado de los calabozos – Por favor, escolten a la reina hasta su habitación y mantengan la vigilancia constante – Fue la única orden que dio, solo vio a Sophia marchar pues no tenía con qué retenerla y probablemente tampoco deseaba ser retenida, su labor aquí sería la desagradable – Que cada uno de los señalados salga, se les brinda las excusas del caso por el trato estricto, pero solo eso – Indicó a media voz a los soldados, estos fueron liberando a los hombres y mujeres importantes, en ese momento preciso cuando se recuerda entonces que ante la máxima autoridad nadie es más o menos que otro, ya sea por su condición social o económica, todos responden ante el poder de la monarquía y sobre todo si es que existe un atentado contra la misma – Respecto al resto de personas, empezaremos con la lista, no quiero ningún abuso de poder, no quiero a gente siendo golpeada para confesar, recuerden que hasta que no probemos lo contrario, siguen siendo personas con derechos y como el peor de males, personas importantes – La travesía comenzó así, interrogando a cada encarcelado, pidiendo sus nombres, apellidos, nombre de los familiares cercanos, su provincia, reino o imperio de origen, para así calcular el tiempo que tomaría una carta en ser enviada y otra retornada, se le explicó a cada uno que debían comunicarse con un familiar que pudiera identificarles, que además estos familiares anexen alguna prueba de relación entre los mismos y demás. Solo así saldrían para no ser presas de la guillotina por alta traición. Los ex invitados y ahora presos, rondaban entre semanas a medio año, a todos se les daría el trato justo e igualitario, y él se aseguraría de que fuera así, tenían “suerte” dentro de lo que cabe, pues si se tratara de otra persona simplemente pasarían la peor experiencia de sus vidas con una notable y sabrosa dosis de sadismo que la mayoría de hombres en estas posiciones poseen, sin embargo Goar se encargaría que esos mismos no hicieran de las suyas. Tras pasadas las horas largas y con casi el alba a cuestas y tras haber agotado bastante energía por estar usando constantemente la visión para vigilar tanto a la menor como al guardia que la custodiaba, decidió finalmente descansar, lo hizo en una habitación vacía, no tuvo tiempo para pensar en su remordimiento, pero sí para soñar con el rostro de la cambiaformas que pronto debería de recuperar, porque se quisiera o no, estaba claro que este golpe para ella resultaba duro y no sería indolente ante su pesar, sino todo lo contrario para con el mismo.
Sin embargo ya se encargaría de explicarlo cuando una vez se de la conversación, por el momento debía simplemente cumplir con sus labores junto al encargado de los calabozos – Por favor, escolten a la reina hasta su habitación y mantengan la vigilancia constante – Fue la única orden que dio, solo vio a Sophia marchar pues no tenía con qué retenerla y probablemente tampoco deseaba ser retenida, su labor aquí sería la desagradable – Que cada uno de los señalados salga, se les brinda las excusas del caso por el trato estricto, pero solo eso – Indicó a media voz a los soldados, estos fueron liberando a los hombres y mujeres importantes, en ese momento preciso cuando se recuerda entonces que ante la máxima autoridad nadie es más o menos que otro, ya sea por su condición social o económica, todos responden ante el poder de la monarquía y sobre todo si es que existe un atentado contra la misma – Respecto al resto de personas, empezaremos con la lista, no quiero ningún abuso de poder, no quiero a gente siendo golpeada para confesar, recuerden que hasta que no probemos lo contrario, siguen siendo personas con derechos y como el peor de males, personas importantes – La travesía comenzó así, interrogando a cada encarcelado, pidiendo sus nombres, apellidos, nombre de los familiares cercanos, su provincia, reino o imperio de origen, para así calcular el tiempo que tomaría una carta en ser enviada y otra retornada, se le explicó a cada uno que debían comunicarse con un familiar que pudiera identificarles, que además estos familiares anexen alguna prueba de relación entre los mismos y demás. Solo así saldrían para no ser presas de la guillotina por alta traición. Los ex invitados y ahora presos, rondaban entre semanas a medio año, a todos se les daría el trato justo e igualitario, y él se aseguraría de que fuera así, tenían “suerte” dentro de lo que cabe, pues si se tratara de otra persona simplemente pasarían la peor experiencia de sus vidas con una notable y sabrosa dosis de sadismo que la mayoría de hombres en estas posiciones poseen, sin embargo Goar se encargaría que esos mismos no hicieran de las suyas. Tras pasadas las horas largas y con casi el alba a cuestas y tras haber agotado bastante energía por estar usando constantemente la visión para vigilar tanto a la menor como al guardia que la custodiaba, decidió finalmente descansar, lo hizo en una habitación vacía, no tuvo tiempo para pensar en su remordimiento, pero sí para soñar con el rostro de la cambiaformas que pronto debería de recuperar, porque se quisiera o no, estaba claro que este golpe para ella resultaba duro y no sería indolente ante su pesar, sino todo lo contrario para con el mismo.
Goar Abadinchi- Licántropo/Realeza
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