AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Desmond M. Baines
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Desmond M. Baines
Desmond Baines
Datos
Nombre: Desmond Martin Baines.
Edad: Aparentes: 27 años | Reales: 127 años.
Especie: Vampiro.
Facción: Condenado | Líder de los Tecnólogos.
Tipo de clase social o cargo: Clase Alta.
Orientación sexual: Pansexual.
Lugar de Origen: Londres, Inglaterra.
Habilidades
► HABILIDADES Y ATRIBUTOS INNATOS:
→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
→ Atributos: Colmillos afilados, uñas afiladas (en algunos casos), piel y cuerpo resistentes (aunque suave al tacto y a la vista), e inmortalidad.
► PODERES INNATOS:
→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros vampiros e identificar a los licántropos gracias a su aura colorada y su característico olor.
DESARROLLADOS:
→ Telepatía: Habilidad para sondear los pensamientos superficiales de cualquier sujeto cercano y escucharlos como escucharía hablar a esa persona. Con el tiempo suficiente, puede enterarse casi de cualquier cosa sobre el sujeto.
→ Persuasión: Habilidad para controlar las acciones o el razonamiento de otra persona. Este poder logra que otras personas realicen acciones, sin que éstas puedan negarse o incluso darse cuenta, mediante palabras con entonación imperativa, es decir, ordenándolas.
→ Confusión: El vampiro puede hacer que su víctima se sienta completamente desorientada sin más que mirarle a los ojos y hablar con él. La víctima sólo será consciente de fragmentaos sueltos de sus propios recuerdos. Se sentirá confuso constantemente y vagará de un lado a otro, aturdido y sin saber que hacer exactamente. La confusión es temporal.
→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
→ Atributos: Colmillos afilados, uñas afiladas (en algunos casos), piel y cuerpo resistentes (aunque suave al tacto y a la vista), e inmortalidad.
► PODERES INNATOS:
→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros vampiros e identificar a los licántropos gracias a su aura colorada y su característico olor.
DESARROLLADOS:
→ Telepatía: Habilidad para sondear los pensamientos superficiales de cualquier sujeto cercano y escucharlos como escucharía hablar a esa persona. Con el tiempo suficiente, puede enterarse casi de cualquier cosa sobre el sujeto.
→ Persuasión: Habilidad para controlar las acciones o el razonamiento de otra persona. Este poder logra que otras personas realicen acciones, sin que éstas puedan negarse o incluso darse cuenta, mediante palabras con entonación imperativa, es decir, ordenándolas.
→ Confusión: El vampiro puede hacer que su víctima se sienta completamente desorientada sin más que mirarle a los ojos y hablar con él. La víctima sólo será consciente de fragmentaos sueltos de sus propios recuerdos. Se sentirá confuso constantemente y vagará de un lado a otro, aturdido y sin saber que hacer exactamente. La confusión es temporal.
Personalidad
¿Quién es realmente Desmond Baines? Eso es algo que a primera instancia muchos no querrán saber. Parece un hombre conservador y aferrado a su trabajo, algo que no es del todo mentira. Pero tras esa máscara se esconde lo peor. Desmond está obsesionado con la perfección de la especie, con aquella misión que le encomendó su maestro al morir y por la cual ha destrozado su sensatez. Se ha vuelto un ser hostil, sin ninguna pizca de humanidad en su interior y quien ha dejado que sus propios sentimientos se marchitaran lentamente con el pasar de los años.
Desmond ha creado un monstruo de sí mismo y eso es algo de lo cual se siente realmente orgulloso, sus palabras están cargadas de ironía y el humor negro siempre estará a la orden del día; se ha hecho un tipo ruin, frívolo y muy cruel. Pero esto, en sí, ha resultado beneficioso para la Inquisición tenerlo de su lado, pues la obsesión de Baines por crear al soldado perfecto, les ha dado resultados bastante buenos para el exterminio de aquellos que estén en contra de la Iglesia, pues no presta demasiada atención si se tratan de herejes o no; para Desmond sólo existen dos especies: Los fuertes y los débiles. Los primeros mejoran con el sacrificio de los últimos.
Es excesivamente huraño y suele pasar noches enteras confinado en su laboratorio junto con su hijo, de quien se ha convertido su maestro. Sus prácticas son horribles, le encanta someter a sus víctimas a cualquier clase de métodos para obtener los resultados que beneficien de alguna u otra manera a su investigación. Aquellos que fracasen, serán enviados a exterminio, sin importar quienes sean. Muchos inquisidores han corrido con esa horrible suerte, pues si algo se ha empeñado Desmond, es en manipular a todos los que le rodean, incluyendo a su sire y a sus superiores. Las cosas siempre tienen que hacerse a su manera y lo que el diga es ley para otros. Se considera a sí mismo el instrumento de Dios para la creación del siervo perfecto. Esto lo vuelve en su sujeto egocéntrico, egoísta y muy arrogante, hasta el punto de volverse insoportable para muchos de sus compañeros, de los cuales, varios, han sido eliminados gracias a la notable astucia de Desmond para convencer a otros de que él es el único que tiene la razón.
Como buen científico, es metódico y con un alto sentido del orden. No suele actuar sin analizar bien la situación y muy poco se le ve enfadado o alterado; Desmond ha aprendido a lidiar con sus emociones y sólo podría enojarse cuando algo en sí mismo se salga de control. Con la única persona que ha ocurrido esto ha sido con su sire, pero nadie más, aparte de ella ha causado ese efecto en él. Baines quiere tener el control de todos, eso lo hace un hombre posesivo y dominante, pero cuando pierde el control de aquello que cree que le pertenece, puede volverse un verdadero monstruo. Su maldad, producto de su insana devoción, no tiene límites. Se cree con derecho de exterminar a todo aquel que considere inservible y que deshonre a Dios.
Él cree conocer al cien por ciento lo que es, pero no es así y eso lo ha mantenido bajo llave. Desmond teme que la condición que posee ahora pueda causarle problemas como lo ha presenciado en otros sujetos. Pero más que temor de verse involucrado en situaciones ajenas a sus principios, es temor al fracaso, a cometer errores. Eso es algo que no se perdonaría nunca. Si algo se empeñó en hacer a un lado han sido sus miedos, a no doblegarse ante nada, en ser él quien tomase las riendas de cualquier situación a la que estuviera expuesto. Desmond cree que ha acabado con los demonios de su pasado tras usar una armadura de perversión y maldad.
Desmond ha creado un monstruo de sí mismo y eso es algo de lo cual se siente realmente orgulloso, sus palabras están cargadas de ironía y el humor negro siempre estará a la orden del día; se ha hecho un tipo ruin, frívolo y muy cruel. Pero esto, en sí, ha resultado beneficioso para la Inquisición tenerlo de su lado, pues la obsesión de Baines por crear al soldado perfecto, les ha dado resultados bastante buenos para el exterminio de aquellos que estén en contra de la Iglesia, pues no presta demasiada atención si se tratan de herejes o no; para Desmond sólo existen dos especies: Los fuertes y los débiles. Los primeros mejoran con el sacrificio de los últimos.
Es excesivamente huraño y suele pasar noches enteras confinado en su laboratorio junto con su hijo, de quien se ha convertido su maestro. Sus prácticas son horribles, le encanta someter a sus víctimas a cualquier clase de métodos para obtener los resultados que beneficien de alguna u otra manera a su investigación. Aquellos que fracasen, serán enviados a exterminio, sin importar quienes sean. Muchos inquisidores han corrido con esa horrible suerte, pues si algo se ha empeñado Desmond, es en manipular a todos los que le rodean, incluyendo a su sire y a sus superiores. Las cosas siempre tienen que hacerse a su manera y lo que el diga es ley para otros. Se considera a sí mismo el instrumento de Dios para la creación del siervo perfecto. Esto lo vuelve en su sujeto egocéntrico, egoísta y muy arrogante, hasta el punto de volverse insoportable para muchos de sus compañeros, de los cuales, varios, han sido eliminados gracias a la notable astucia de Desmond para convencer a otros de que él es el único que tiene la razón.
Como buen científico, es metódico y con un alto sentido del orden. No suele actuar sin analizar bien la situación y muy poco se le ve enfadado o alterado; Desmond ha aprendido a lidiar con sus emociones y sólo podría enojarse cuando algo en sí mismo se salga de control. Con la única persona que ha ocurrido esto ha sido con su sire, pero nadie más, aparte de ella ha causado ese efecto en él. Baines quiere tener el control de todos, eso lo hace un hombre posesivo y dominante, pero cuando pierde el control de aquello que cree que le pertenece, puede volverse un verdadero monstruo. Su maldad, producto de su insana devoción, no tiene límites. Se cree con derecho de exterminar a todo aquel que considere inservible y que deshonre a Dios.
Él cree conocer al cien por ciento lo que es, pero no es así y eso lo ha mantenido bajo llave. Desmond teme que la condición que posee ahora pueda causarle problemas como lo ha presenciado en otros sujetos. Pero más que temor de verse involucrado en situaciones ajenas a sus principios, es temor al fracaso, a cometer errores. Eso es algo que no se perdonaría nunca. Si algo se empeñó en hacer a un lado han sido sus miedos, a no doblegarse ante nada, en ser él quien tomase las riendas de cualquier situación a la que estuviera expuesto. Desmond cree que ha acabado con los demonios de su pasado tras usar una armadura de perversión y maldad.
Historia
Hugues Baines era el padre de cinco hijos varones y un completo bastardo. Se la pasaba de taberna en taberna por todo Londres, bebiendo vino y apostando el dinero que ganaba como obrero. Cuando llegaba a casa borracho, lo primero que hacía era pegarle a su mujer en presencia de sus hijos, haciéndoles entender que si se atrevían a desafiarlo, correrían la misma suerte o quizás les iría aún peor. Aunque los hermanos mayores, ya de adolescentes, intentaban ayudar a su pobre madre, Hugues se encargaba de dejarles terribles cicatrices. Los más chicos, solían guardar silencio ante las amenazas de aquel desgraciado.
Desmond tuvo que vivir gran parte de su infancia entre terribles maltratos, tanto físicos, como psicológicos. En su interior, iba creciendo un profundo rencor hacia su padre, pero no le quedaba más alternativa que guardar silencio y evitar hacerlo enfadar lo menos posible.
Vivía en una casa modesta en algún barrio londinense junto con sus padres, hermanos y abuela materna, quien estaba muy enferma. Hugues apenas ganaba para mantenerlos a todos y tampoco le importaba gastarse el misero salario en alcohol y juegos de azar. Tampoco era un hombre muy devoto, siempre se la pasaba criticando a los sacerdotes y a cualquier religioso, tildándoles de ladrones y "maricas". Esto le ocasionó innumerables problemas a la familia y al cabo de un tiempo, tuvieron que mudarse a otro sitio. En realidad, no duraban demasiado tiempo en un mismo lugar, ya que, Hugues se las ingeniaba siempre para ocasionar malentendidos a donde quiera que iba.
Cuando Desmond tenía nueve años, se mudaron a una módica zona de la ciudad, a la propiedad de un vendedor de pergaminos. Los Baines se alojaron en el segundo nivel, mientras que el dueño de la residencia habitaba el tercero y el primero le funcionaba como taller. Para Desmond, aquella casa era bastante grande y el propietario, el señor Graham, le era un hombre misterioso y al que en poco tiempo empezó a espiar, como costumbre de una mente infantil y curiosa. Así fue, como un día cualquiera, cuando su padre no estaba en casa, descubrió a Graham diseccionando una rata. Desmond se quedó boquiabierta y Graham al notar que el chico no sintió temor alguno, lo invitó a su taller y le hizo prometer que no le diría nada a nadie. El chico empezó a interrogar al hombre, quien solía evadir la mayoría de las preguntas y sólo respondía lo más puntual. Pero esto no hizo más que afianzar lazos comunes entre ambos.
Al cabo de unas semanas, Desmond se convertiría en el discípulo y ayudante de Graham. Éste le tomó bastante estima al muchacho y le brindó protección. Así evitaba que Hugues siguiera con los constantes maltratos hacia el infante. Desmond se la pasaba la mayor parte del tiempo en el taller haciendo pergaminos y atendiendo a los clientes de su maestro cuando éste no se encontraba en casa. Para el chico, todas aquellas personas le eran extrañas y despertaron su curiosidad, fue entonces cuando se enteró que aquellos compradores eran miembros de la Iglesia y más específicamente, inquisidores. Esto llevó a Desmond a cuestionar a Graham sobre esas personas y el hombre, resignado ante las preguntas de su discípulo, empezó a influir en la mente de Desmond. Él sabía que Hugues era un completo ateo y blasfemo, aunque le ofendía, no se metía en sus asuntos, pero viendo en el hijo menor de éste un futuro potencial, Graham se empeñó en educar a Desmond como un futuro inquisidor.
Graham Wells, no solamente era un vendedor de pergaminos, en realidad, era un agente inquisitorial. Las veces que le enseñó sobre medicina y le hablaba sobre la ciencia de Dios a Desmond era porque, Graham se había dedicado a la ciencia y a la alquimia durante toda su vida y se encargaba de ayudar a los tecnólogos de la inquisición en su trabajo, convirtiéndose para éstos en un hombre admirable. Los motivos que lo habían llevado a Londres era por ir en busca de un grupo herético que se hallaba en dicha ciudad; al cumplir su labor, Graham tendría que irse y cuando llegara ese momento, se llevaría a Desmond con él.
Y así fue.
Desde los diez años, Desmond fue iniciado en la ciencia por aquel inquisidor. Durante varios años le enseñó sobre medicina y le hablaba sobre las diferentes especies y ya cuando era un adolescente, Graham le reveló su más grande secreto: Crear al soldado perfecto. Aquello lo impresionó tanto que nunca desistió de esa idea. Para algunos resultaba imposible y terrible, pero para un joven como Desmond, lleno de objetivos, todos influenciados por su admiración hacia Graham Wells, era sencillamente magnífico.
Aquel muchachito temeroso, introvertido y curioso, se convirtió en un hombre con una mente oscura y con una extraña obsesión por la perfección de la especie. Desmond incluso desarrolló el machismo de su padre del que se excusaba mediante la religión. Aunque Graham no era un mal tipo, sus creencias lo llevaban a cometer actos insanos dentro de su laboratorio y su discípulo fue aún más terrible. Baines se volvería un sujeto ruin, que siempre negó su pasado y sus muchos temores infantiles. Desarrolló una personalidad frívola y poco le importaba la vida ajena. Él sólo se preocupaba por sus experimentos y en alimentar su locura.
Después de la muerte de Graham, Desmond ocupó su lugar dentro del grupo de tecnólogos en las filas inquisitoriales. Se ganó una reputación impecable y también el temor de muchos, pues decían, que estaba más demente que el mismísimo Wells. Todos aquellos rumores sólo alimentaban más el ego de Desmond. Ego que lo llevo a destacar aún más.
Cuando se topó por primera vez con aquella mujer, Desmond supo que era la oportunidad que tendría para conseguir suficiente poder. Todo lo que había descubierto sobre la Piedra Filosofal resultaba pura mentira, pero en cambio, la ciencia le brindó la respuesta que tanto ansiaba. Desmond quería la inmortalidad para continuar con sus experimentos. Pero no sólo eso, también deseaba poseer un cuerpo joven y resistente. Así fue como dio con una vampiresa a la que ofreció un trato. Él evitaría que cayera en manos de la inquisición a cambio de que lo conviértese en vampiro.
Baines se las ingenió para que su idea obsesiva fuera bien vista y ya que los sobrenaturales eran los más capacitados para convertirse en soldados perfectos, la teoría que Desmond les dio a sus superiores fue bien recibida y así fue como terminó aceptando el vampirismo como parte de su existencia. Una existencia llena de expectativas y sacrificios.
En un principio, la adaptación no fue fácil, pero sus años de estudio sobre los vampiros lo hicieron comprender un poco más su condición. Perséfone, su sire, no tenía la importancia que ella se empeñaba en tener, pues, en un principio, Desmond estaba centrado en sus investigaciones, incluso la usaba a ella, hasta el punto que la vampiresa logró convertirse en su principal obsesión. Ambos desarrollaron una relación masoquista, pero los conflictos que surgieron entre ambos terminaron separándolos. Desmond se volvió más huraño y obsesivo al punto de pasársela siempre encerrado, pues su único interés fuera de su trabajo, ya no estaba.
Ha pasado un siglo desde su conversión. No ha sabido más nada de su sire, tampoco le preocupa demasiado; mucho menos ha llegado quien llene el vacío que ella dejó y en su mente retorcida piensa que sólo su búsqueda por la perfección es la que suplirá ese vacío o al menos eso se ha empeñado en creer.
Desmond tuvo que vivir gran parte de su infancia entre terribles maltratos, tanto físicos, como psicológicos. En su interior, iba creciendo un profundo rencor hacia su padre, pero no le quedaba más alternativa que guardar silencio y evitar hacerlo enfadar lo menos posible.
Vivía en una casa modesta en algún barrio londinense junto con sus padres, hermanos y abuela materna, quien estaba muy enferma. Hugues apenas ganaba para mantenerlos a todos y tampoco le importaba gastarse el misero salario en alcohol y juegos de azar. Tampoco era un hombre muy devoto, siempre se la pasaba criticando a los sacerdotes y a cualquier religioso, tildándoles de ladrones y "maricas". Esto le ocasionó innumerables problemas a la familia y al cabo de un tiempo, tuvieron que mudarse a otro sitio. En realidad, no duraban demasiado tiempo en un mismo lugar, ya que, Hugues se las ingeniaba siempre para ocasionar malentendidos a donde quiera que iba.
Cuando Desmond tenía nueve años, se mudaron a una módica zona de la ciudad, a la propiedad de un vendedor de pergaminos. Los Baines se alojaron en el segundo nivel, mientras que el dueño de la residencia habitaba el tercero y el primero le funcionaba como taller. Para Desmond, aquella casa era bastante grande y el propietario, el señor Graham, le era un hombre misterioso y al que en poco tiempo empezó a espiar, como costumbre de una mente infantil y curiosa. Así fue, como un día cualquiera, cuando su padre no estaba en casa, descubrió a Graham diseccionando una rata. Desmond se quedó boquiabierta y Graham al notar que el chico no sintió temor alguno, lo invitó a su taller y le hizo prometer que no le diría nada a nadie. El chico empezó a interrogar al hombre, quien solía evadir la mayoría de las preguntas y sólo respondía lo más puntual. Pero esto no hizo más que afianzar lazos comunes entre ambos.
Al cabo de unas semanas, Desmond se convertiría en el discípulo y ayudante de Graham. Éste le tomó bastante estima al muchacho y le brindó protección. Así evitaba que Hugues siguiera con los constantes maltratos hacia el infante. Desmond se la pasaba la mayor parte del tiempo en el taller haciendo pergaminos y atendiendo a los clientes de su maestro cuando éste no se encontraba en casa. Para el chico, todas aquellas personas le eran extrañas y despertaron su curiosidad, fue entonces cuando se enteró que aquellos compradores eran miembros de la Iglesia y más específicamente, inquisidores. Esto llevó a Desmond a cuestionar a Graham sobre esas personas y el hombre, resignado ante las preguntas de su discípulo, empezó a influir en la mente de Desmond. Él sabía que Hugues era un completo ateo y blasfemo, aunque le ofendía, no se metía en sus asuntos, pero viendo en el hijo menor de éste un futuro potencial, Graham se empeñó en educar a Desmond como un futuro inquisidor.
Graham Wells, no solamente era un vendedor de pergaminos, en realidad, era un agente inquisitorial. Las veces que le enseñó sobre medicina y le hablaba sobre la ciencia de Dios a Desmond era porque, Graham se había dedicado a la ciencia y a la alquimia durante toda su vida y se encargaba de ayudar a los tecnólogos de la inquisición en su trabajo, convirtiéndose para éstos en un hombre admirable. Los motivos que lo habían llevado a Londres era por ir en busca de un grupo herético que se hallaba en dicha ciudad; al cumplir su labor, Graham tendría que irse y cuando llegara ese momento, se llevaría a Desmond con él.
Y así fue.
Desde los diez años, Desmond fue iniciado en la ciencia por aquel inquisidor. Durante varios años le enseñó sobre medicina y le hablaba sobre las diferentes especies y ya cuando era un adolescente, Graham le reveló su más grande secreto: Crear al soldado perfecto. Aquello lo impresionó tanto que nunca desistió de esa idea. Para algunos resultaba imposible y terrible, pero para un joven como Desmond, lleno de objetivos, todos influenciados por su admiración hacia Graham Wells, era sencillamente magnífico.
Aquel muchachito temeroso, introvertido y curioso, se convirtió en un hombre con una mente oscura y con una extraña obsesión por la perfección de la especie. Desmond incluso desarrolló el machismo de su padre del que se excusaba mediante la religión. Aunque Graham no era un mal tipo, sus creencias lo llevaban a cometer actos insanos dentro de su laboratorio y su discípulo fue aún más terrible. Baines se volvería un sujeto ruin, que siempre negó su pasado y sus muchos temores infantiles. Desarrolló una personalidad frívola y poco le importaba la vida ajena. Él sólo se preocupaba por sus experimentos y en alimentar su locura.
Después de la muerte de Graham, Desmond ocupó su lugar dentro del grupo de tecnólogos en las filas inquisitoriales. Se ganó una reputación impecable y también el temor de muchos, pues decían, que estaba más demente que el mismísimo Wells. Todos aquellos rumores sólo alimentaban más el ego de Desmond. Ego que lo llevo a destacar aún más.
Cuando se topó por primera vez con aquella mujer, Desmond supo que era la oportunidad que tendría para conseguir suficiente poder. Todo lo que había descubierto sobre la Piedra Filosofal resultaba pura mentira, pero en cambio, la ciencia le brindó la respuesta que tanto ansiaba. Desmond quería la inmortalidad para continuar con sus experimentos. Pero no sólo eso, también deseaba poseer un cuerpo joven y resistente. Así fue como dio con una vampiresa a la que ofreció un trato. Él evitaría que cayera en manos de la inquisición a cambio de que lo conviértese en vampiro.
Baines se las ingenió para que su idea obsesiva fuera bien vista y ya que los sobrenaturales eran los más capacitados para convertirse en soldados perfectos, la teoría que Desmond les dio a sus superiores fue bien recibida y así fue como terminó aceptando el vampirismo como parte de su existencia. Una existencia llena de expectativas y sacrificios.
En un principio, la adaptación no fue fácil, pero sus años de estudio sobre los vampiros lo hicieron comprender un poco más su condición. Perséfone, su sire, no tenía la importancia que ella se empeñaba en tener, pues, en un principio, Desmond estaba centrado en sus investigaciones, incluso la usaba a ella, hasta el punto que la vampiresa logró convertirse en su principal obsesión. Ambos desarrollaron una relación masoquista, pero los conflictos que surgieron entre ambos terminaron separándolos. Desmond se volvió más huraño y obsesivo al punto de pasársela siempre encerrado, pues su único interés fuera de su trabajo, ya no estaba.
Ha pasado un siglo desde su conversión. No ha sabido más nada de su sire, tampoco le preocupa demasiado; mucho menos ha llegado quien llene el vacío que ella dejó y en su mente retorcida piensa que sólo su búsqueda por la perfección es la que suplirá ese vacío o al menos eso se ha empeñado en creer.
Datos Extras
• Puede decirse que Desmond fue altamente contaminado por las ideas sobre religión y ciencia que tenía Graham Wells en mente. Consideraba que a Dios sólo le agradan las criaturas perfectas y por eso es que la ciencia el arma para crear al hombre perfecto; no importa cuántos tengan que ser sacrificados, el Creador recompensará a aquellos que sirvan de instrumento para éste fin.
• Está tan obsesionado con hallar a la raza perfecta, que cualquier persona que posea el más mínimo defecto, merece ser sacrificada o convertirse en objeto de estudio para evitar que otros salgan con dichas anomalías. Desmond, incluso, ha ido a lugares de mala muerte para secuestrar a mujeres jóvenes y así usarlas como incubadoras. Las asesina cuando éstas ya no les son de utilidad.
• Es excesivamente cuidadoso y metódico a la hora de diseccionar a sus víctimas. Tiene frascos y frascos llenos con cualquier cantidad de órganos de diferentes animales, incluso de humanos.
• Antes de ser convertido en vampiro, tenía a un hijo de tres años. Éste estuvo bajo los cuidados de su madre hasta que ella enfermó y como Desmond no soportaba que su "perfecto" hijo fuera a contaminarse, mató a la muchacha, que en realidad era su esposa. Según él, porque así ella sufriría menos. Aisló a su hijo de cualquiera que pudiese mancharlo con la imperfección y cuando éste llegó a la adolescencia, Desmond le ofreció la inmortalidad. El jovencito aceptó y desde ese momento ha seguido los pasos de su padre.
• Considera que los vampiros son la mejor raza. No ha desistido de su idea, pero quizás es porque desconoce muchas cosas o simplemente las ignora porque se le antoja.
• Está tan obsesionado con hallar a la raza perfecta, que cualquier persona que posea el más mínimo defecto, merece ser sacrificada o convertirse en objeto de estudio para evitar que otros salgan con dichas anomalías. Desmond, incluso, ha ido a lugares de mala muerte para secuestrar a mujeres jóvenes y así usarlas como incubadoras. Las asesina cuando éstas ya no les son de utilidad.
• Es excesivamente cuidadoso y metódico a la hora de diseccionar a sus víctimas. Tiene frascos y frascos llenos con cualquier cantidad de órganos de diferentes animales, incluso de humanos.
• Antes de ser convertido en vampiro, tenía a un hijo de tres años. Éste estuvo bajo los cuidados de su madre hasta que ella enfermó y como Desmond no soportaba que su "perfecto" hijo fuera a contaminarse, mató a la muchacha, que en realidad era su esposa. Según él, porque así ella sufriría menos. Aisló a su hijo de cualquiera que pudiese mancharlo con la imperfección y cuando éste llegó a la adolescencia, Desmond le ofreció la inmortalidad. El jovencito aceptó y desde ese momento ha seguido los pasos de su padre.
• Considera que los vampiros son la mejor raza. No ha desistido de su idea, pero quizás es porque desconoce muchas cosas o simplemente las ignora porque se le antoja.
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Desmond M. Baines- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 28/10/2015
Re: Desmond M. Baines
FICHA APROBADA
bienvenido/a a victorian vampires
¡ENHORABUENA! YA ERES PARTE DE VICTORIAN VAMPIRES Y TE DAMOS LA MÁS CORDIAL BIENVENIDA.
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¡QUE TE DIVIERTAS!
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