AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Баюшки-баю ~ Privado
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Баюшки-баю ~ Privado
El níveo tono que guarnecía el paisaje a su alrededor era muy distinto al que estaba habituado a ver todos los días en la capital gala. Existía un aire de nostalgia apenas impregnado en sus facciones pueriles, quizás, debido a que tan solo un par de veces había escuchado a los mayores hablar de sus orígenes. Cada detalle de esa historia se había mantenido oculto ante el resto de los soldados. Para el mundo, Yuri era tan solo un niño con bienes materiales a raudales, no obstante pocos dentro del organigrama sabían que ese pequeño era solo la prueba viviente de tantos pecados atroces cometidos en contra de los menos afortunados. Aunque su madre hubiese sobrevivido al parto, seguramente tendría que desaparecer del mapa por bienestar propio y para beneficio de la organización santa.
Ni hablar de su padre. El verdadero. Quien en su momento había sido considerado el mejor de los inquisidores en su rango, ahora considerado un traidor. Ninguna decisión se tomaba a la ligera, se había enviado al pequeño soldado a su lugar de origen con la intención de deshacerse del él por un par de días. Hartos estaban de cargar con él y tener que dar explicación a cada uno de sus cuestionamientos. Después de muchas horas de viaje, finalmente había arribado a Rusia, a sus raíces, aunque él lo desconociera. Un carruaje aguardaba para conducirlo directamente a la zona boscosa donde se internaría con un inquisidor más a realizar una investigación de campo. El otro seguramente había llegado horas previas. El semblante de Yuri se mantuvo sereno, más de lo normal durmiendo gran parte del trayecto.
¿Escapar? No podría. No siendo un crío aún, las historias de ver a sus padres regresar algún día aún proporcionaban ese vínculo de obediencia con los clérigos, así que muchas opciones no las tenía. Despertó apenas sosteniendo la respiración mientras abría los ojos completamente. Se encontraba desganado, la luz de la luna indicaba que apenas era media noche, hora perfecta para que todos los niños descansaran plácidamente en una mullida recamara pero para Yuri ese “privilegio” habría que ganarlo antes, tenía que dar prueba de su maestría en el arte del uso del fuego para poder reclamar dicho descanso. En su mente suponía que el resto de los pequeños trabajaban a altas horas de la noche también. Que ingenuo.
Bajó de la carroza apenas cobijado por una pequeña gabardina que llegaba a sus rodillas, un par de vigías charlaban planeando la estrategia para iniciar la caza de aquella bestia que había estado rondando a últimas fechas cuando de pronto, un felino de tamaño descomunal y pelaje oscuro se arrojó sobre uno de aquellos hombres, en un intento por luchar contra esta el pequeño abrió los ojos sobresaltado, ¿Qué se hacía en estas ocasiones? Todo siempre estaba calculado, trabajar bajo presión nunca había hecho falta. El otro sujeto le gritó al chiquillo, ordenándole hacer algo para salvar sus vidas, Yuri apenas pudo reaccionar.
–In protego–
Gritó, mientras abría los brazos a los costados, esperando dicho movimiento fuese suficiente para resguardarles.
Yuri Alekséyevich- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/06/2014
Edad : 36
Re: Баюшки-баю ~ Privado
“How often have I lain beneath rain on a strange roof, thinking of home.”
― William Faulkner
― William Faulkner
Había llegado un día antes de lo previsto para ver a su padre. El hombre que hacía su voluntad con él. Regresaba al hogar como hijo pródigo, pero al contrario que la parábola de Lucas, Igor no era un padre generoso; al contrario. Sin embargo, Vasiliy sintió la necesidad de verlo ahora que todo estaba arreglado, ahora que estaba más cerca que nunca su boda con Ivka, como él lo había deseado. Ambos, de pocas palabras, apenas si hablaron a volverse a ver y durante la madrugada el más joven tuvo que emprender de nuevo su viaje al sitio donde llevaría a cabo la misión.
Aún no estaba contento con su compañero de aquella vez. Le sorprendía que la Inquisición fuera tan negligente como para aceptar a un chiquillo en sus filas y que ahora lo quisieran a él de niñera. Había escuchado demasiado sobre el niño, pero nada completo como para hacerse un juicio o saber lo que realmente sucedía. Como era su costumbre, obedeció sin apenas cuestionar. Vasiliy era letal, un guerrero nato, pero si era valioso para la organización, era por esa incapacidad suya de cuestionar. Acataba sin chistar como pocos, condicionado a ejecutar con prontitud toda orden. Si quería vengar a su madre, pensaba, no había otro camino.
Algunas horas después estuvo en el sitio acordado. Stribog, su halcón, sobrevolaba el área chillando de vez en cuando. Vasiliy se mantuvo de pie junto a un árbol cuyas ramas se encontraban vencidas bajo el peso de la nieve. Extrañaba eso, por todos los espíritus del bosque a los que había renunciado, juraba que lo extrañaba. El frío, el silencio, la belleza de un paisaje nevado. Era hijo de la nieve y nunca iba a dejar de serlo.
Entonces el ave bajó en picada hacia él y se posó en su brazo, algo iba mal. Le estaba avisando.
—Llévame —le ordenó al halcón quien pronto emprendió vuelo nuevamente.
Se deslizó por el bosque con una facilidad casi sobrenatural. Como si fuera un animal que habita entre sus troncos y ríos, y no un humano. Ese era su elemento. Al llegar al lugar donde Stribog se había detenido, se topó con la escena. Paró en seco. Enfocó su vista en el chico… era más joven de lo que había pensado, notó que él solo contenía a la bestia. Pero no era momento de dudar. De una pechera sacó una avancarga y apuntó. Su puntería era sin igual, pero esto era complicado por lo tumultuoso de la escena. Al fin, con el brazo estirado y desde la lejanía, apretó el gatillo y el estallido de la chispa y la pólvora llenó el bosque entero, espantado a algunas aves. Un chillido sin forma cruzó la noche y el animal cayó haciendo crujir la nieve. Se acercó.
—¿Todos bien? —Preguntó sin mirar a ninguno y se agachó ante el cuerpo sin vida del felino. Lo estudió—. Cambiante —fue su diagnóstico—. Pero intuyo que no es lo que estamos buscando —se envaró de nuevo y finalmente prestó atención al jovencito. Yuri, sabía que se llamaba.
—¿Cómo es posible que dejaran toda la responsabilidad a él? —Regañó a los otros dos, pero no importaba—. Desde aquí me encargo yo —anunció. En todo caso aquellos hombres no eran inquisidores, sólo guardianes que habían enviado para cuidar de Yuri, hasta ese momento.
Miró a Yuri como si se tratara de una criatura extraña. Lo era, era un niño, para empezar, y un hechicero. Aún no se sentía del todo cómodo trabajando con Inquisidores Condenados, pero esto era mejor que un licántropo; el motivo de su encarnizado odio. No sabía cómo tratar a una persona tan joven, así que optó por poner una mano en su espalda y empujarlo ligeramente para adentrarse en el bosque.
—Vamos, entre más rápido terminemos será mejor —le dijo con tono totalmente neutro mientras se guardaba el arma, todavía caliente. La sola idea de estar con Yuri le traía como consecuencia la realidad de las cosas. Si se casaba con Ivka, como estaba planeado, tarde o temprano tendrían hijos y no sabía cómo demonios iba a ser eso.
Última edición por Vasiliy Korsakov el Dom Feb 21, 2016 12:17 am, editado 1 vez
Vasiliy Korsakov- Inquisidor Clase Media
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Localización : París
Re: Баюшки-баю ~ Privado
El sonido estrepitoso del arma le provocó un ligero sobresalto. Sin embargo esto no significó mayor problema mientras el conjuro de protección fluía con efectividad alrededor de él y los otros dos huestes protegiéndoles de la amenaza que se cernía sobre ellos. La bestia se derrumbó de inmediato ante la mirada atónita de los presentes quienes retrocedieron un par de pasos para evitar ser alcanzados por el peso del animal. Poco a poco un par de convulsiones devolvieron la forma semi humana del ahora occiso. Nada extraño para el pequeño y quien a corta edad había sido testigo de esa escena más de una ocasión, sus ojos contemplaban con benevolencia la muerte ajena. Y es que, aunque poseía un adiestramiento y los conocimientos sobre el tema de los sobre naturales, su inocencia le impedía comprender del todo porque de la noche a la mañana un ser común y corriente puede transformarse en un adminículo que acarrea peligro y destrucción. Suspiró con desgano y apenas pudo susurrar.
–Lo siento–
Rápidamente se enfocó al hombre que había salvado sus vidas y antes que pudiera agradecerle irguió su pequeña anatomía para presentarse correctamente, tal y como le habían indicado debía proceder con integrantes de mayor rango que el suyo.
–Sí señor, todos estamos bien y me temo que está en lo correcto, no era lo que estábamos buscando–
Miró a los otros dos soldados esperando secundaran su presentación, pero lo único que encontró en ellos fue un semblante de pocos amigos, como era costumbre.
–Descuide, también es mi responsabilidad, puedo cuidarme solo– dijo muy seguro.
Se aproximó al hombre quien no tardó en dar marcha nuevamente a la búsqueda por la cual habían sido enviados en un inicio.
–Mi nombre es Yuri– soltó instantes previos a ser conducido por el ligero golpe en su espalda. Asintió y marchó a lado de su nuevo compañero de cacería. El crujir de la maleza entorpecía en parte su trabajo, dado que alertaba a cualquier criatura que moraba en las penumbras aledañas. Así que trató de abrirse paso entre las mismas con la mayor cautela posible.
–¿Te han enviado también para cazar al licántropo que asedia a los aldeanos? Los reportes que leí indicaban que este es el lugar donde usualmente aparece, pero no puedo encontrar nada hasta ahora–
No recibió respuesta alguna por parte del otro quien con pasos firmes se adentraba en lo espeso del bosque. Apresuró el paso para alcanzarle. Pues aunque estaba acostumbrado al carácter frio del señor Carvajal no quería que esta nueva presentación terminara en algo aburrido o tedioso para ambos.
–Señor ¿Sabe? Si vamos a trabajar juntos debo saber cómo se llama, en caso necesite de mi ayuda– Aguardó paciente una respuesta.
Yuri Alekséyevich- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/06/2014
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Re: Баюшки-баю ~ Privado
“It would seem from this fact, that man is naturally a wild animal, and that when taken from the woods, he is never happy in his natural state, 'till he returns to them again.”
― Benjamin Rush, A Memorial Containing Travels Through Life or Sundry Incidents in the Life of Dr. Benjamin Rush
― Benjamin Rush, A Memorial Containing Travels Through Life or Sundry Incidents in the Life of Dr. Benjamin Rush
Cuando él era niño, fue alejado de otros chiquillos de su clan para comenzar su entrenamiento como futuro jefe. La cacería y el chamanismo nunca le fue indiferentes, pero vivió una infancia condenadamente solitaria, ¿para qué? Si nunca logró tomar el puesto que por derecho le tocaba, pues su padre, desconsolado tras la muerte de su esposa, había decidido dejarlo todo, unirse a las fuerzas zaristas de occidente, darle la espalda a todo lo que era. Vasiliy, movido por la corriente, se vio envuelto en aquel vórtice sin oportunidad de oponer resistencia. Y al mirar ahora a su compañero, sintió una punzada de dolor y lástima, el niño no debía sufrir el mismo destino que él, alienado de otros, forjado para algo que no le tocaba a su edad; sin embargo tampoco era como si él pudiera hacer demasiado.
Le sorprendió la educación con la que Yuri se dirigió a él y se manejaba en general, pero le agradó, creyó que de ese modo sería más sencillo para él lidiar con alguien tan joven. Asintió y continuaron su camino. Miró por sobre su hombro a los otros dos que se quedaron junto al cuerpo del cambiante caído, ahora convertido en un hombre desnudo y muerto. Si tenían suerte y como todos los indicios climatológicos que Vasiliy sabía leer, indicaban, caería una tormenta de nieve esa noche suficiente para cubrir el cuerpo del pobre diablo. Sólo esperaba poder terminar el trabajo antes.
—Yuri —repitió bajo aunque él ya sabía su nombre. Fue sacado de sus pensamientos por el pequeño. Lo observó unos segundos batallar con la nieve que estaba bastante alta—. Mi nombre es Vasiliy, y sí, ambos estamos aquí por lo mismo. No te preocupes, Yuri, tu trabajo será sólo localizarlo, yo me encargaré del resto —trató de sonar lo más comprensivo que pudo, que no era demasiado. Lidiar con niños era algo que nunca había hecho aunque este parecía más maduro que el resto.
Siguió avanzado, pero las pequeñas pisadas del chico hacían crujir la nieve con fuerza. No se explicaba cómo un cuerpo tan pequeño conseguía hacer tanto ruido. Él también provocaba un estrépito similar, pero era más hábil para detectar los lugares correctos para pisar. Si seguían así serían descubiertos en un santiamén. Sabía que perder un compañero de misión no era tan raro, pero por Dios, ¿cuántos años tendría Yuri? ¿7 u 8 años?
—Ven —dijo de pronto y sin esperar respuesta, tomó al niño con ambas manos por debajo de sus brazos, lo levantó con relativa facilidad—. Sostente con fuerza, ¿de acuerdo? —Le pidió mientras lo acomodaba en su espalda, pasando las pequeñas piernas por sus hombros—, y si ves o detectas algo, avísame de inmediato —le pidió y ahora que lo cargaba, que no tenía que espéralo debido a sus cortas zancadas, apresuró más el paso.
—Lo que hiciste allá atrás… tienes mucha fuerza Yuri, estuviste muy bien —debía admitirlo, aunque no tolerara del todo lo sobrenatural. Además creyó que le haría bien al chiquillo escuchar algunas palabras de aliento. De todos modos, no sabía por cuánto tiempo caminarían, así que lo mejor era hacer un poco de charla.
Vasiliy sabía a dónde se dirigía, a los al rededores de la aldea asediada por el licántropo, pero no tenía certeza de nada, ahí era donde su compañero debía obrar con esos poderes que lo hacían tan diferente.
Vasiliy Korsakov- Inquisidor Clase Media
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Fecha de inscripción : 07/10/2015
Localización : París
Re: Баюшки-баю ~ Privado
La educación de Yuri, estaba rigurosamente basada en los preceptos que la orden imponía sin importar su edad. Se le trataba como a cualquier otro vasallo del sector cinco y tomando en cuenta el expediente donde se hacía énfasis en la capacidad de producir fuego de sus manos cuando se mostraba alterado eran pocos los inquisidores que aceptaban o mejor dicho no contradecían la orden de trabajar a su lado. La gran mayoría se excusaba diciendo que el tenerlo bajo su cuidado solo les significaba una molestia, sin embargo el secreto para encontrar en él un excelente aliado era solo un poco de paciencia. Con pasos mesurados el pequeño trataba de seguir el ritmo de su semejante, pues no quería quedarse atrás o significar una carga. Sus orbes se mantenían alerta a los silbidos naturales de las criaturas que se ocultaban bajo el cobijo de las penumbras, de vez en cuando se perdía enfocando su atención en las formas burdas del espeso follaje o en la cantidad de nubes que se aglomeraba en lo alto de la nocturna.
Despertó de su distracción cuando la voz grave del hombre susurró su nombre.
–Mucho gusto señor Vasiliy– respondió con voz segura mientras asentía –Tenga por seguro que daré lo mejor de mí para ayudarle en lo que necesite–
Sonrió con naturalidad pues dicho ofrecimiento era sincero.
Continúo su marcha aunque el manto níveo se hacía cada vez más espeso, obligándole a dar zancadas un poco más grandes pero lentas.
–Ya…casi, ya casi– murmuró tratando de igualar el ritmo del hombre que al parecer sabia como moverse en esas condiciones.
Las misiones previas a esta habían resultado relativamente fáciles. No había que preocuparse por las inclemencias del clima, no obstante cualquier soldado sabía que los bosques rusos en esa temporada del año aguardaban un sinfín de peligros. Consciente de esos detalles, el inquisidor mayor detuvo su marcha para subir al pequeño en su espalda quien se mostró maleable ubicándose en una nueva posición sobre la robusta anatomía ajena.
–De acuerdo– respondió sujetándose con firmeza de sus hombros.
Nuevamente Vasiliy tomó la palabra y ante los elogios una mueca de júbilo se plasmó en la carita pecosa del pequeño.
–Muchas gracias señor Vasiliy, aunque solo estaba cumpliendo con mi deber–
Espetó con seguridad bajo esa idea infundada por sus superiores, la egolatría no tenía cabida en ese oficio. Se adentraban ya en la espesura de los árboles y fue hasta ese entonces que Yuri se aventuró a realizar un cuestionamiento directo, curioso como era su costumbre.
–Señor Vasiliy usted es ruso al igual que yo, bueno, en realidad sólo sé que esa es mi nacionalidad por mi nombre pero poco recuerdo de mi hogar dígame ¿Usted extraña el suyo?–
Una aparente calma les rodeaba permitiéndoles entablar una singular charla.
Yuri Alekséyevich- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/06/2014
Edad : 36
Re: Баюшки-баю ~ Privado
"Snow was falling,
so much like stars
filling the dark trees
that one could easily imagine
its reason for being was nothing more
than prettiness.”
― Mary Oliver
so much like stars
filling the dark trees
that one could easily imagine
its reason for being was nothing more
than prettiness.”
― Mary Oliver
Era una peculiar vista. Desde lejos y en las sombras, parecía que el mismísimo yeti estaba deambulando por los bosques nevados de Rusia. Una criatura altísima y que se movía con cierta lentitud pero aplomo. No eran más que ellos dos, Yuri encima de Vasiliy quien trataba de no perder el ritmo, pero tampoco tirar a su pequeño compañero. Entonces el mayor se dio cuenta de algo. De algo muy claro que no concernía en absoluto al jovencito.
Algún día iba a tener hijos, eso se esperaba de él y de Ivka, ¿no? ¿Qué iba a hacer? ¿Sería buen padre? La verdad era que le aterraba un poco la idea pero en ese instante, con Yuri en su espalda, se dijo que, aunque no amara a su futura esposa, querría a sus hijos, y jamás, bajo ninguna circunstancia, los obligaría a seguir un camino como el que él había sido obligado a tomar. La reflexión le vino bien, fue como si inyectara nuevo ímpetu en él.
—Oh, no me llames señor. Dime sólo Vasiliy —«señor» lo hacía sentir demasiado viejo. Y aunque definitivamente podría ser padre del chiquillo, tampoco era un anciano—. ¿No… no recuerdas tu hogar? —Hacerse a esa idea le costó un poco de trabajo, le horrorizó incluso. Aunque no supo qué era peor, si no recordar como Yuri o tener sólo memorias aciagas como él—. ¿Desde cuándo estás en la inquisición? —Preguntó entonces pero se dio cuenta que no era asunto de su incumbencia.
—Yo… yo recuerdo perfectamente mi hogar, sin embargo… Yuri, yo no soy de ninguna ciudad del Imperio, no soy de San Petersburgo, ni Moscú. Yo nací muy al norte, donde el frío es tan intenso que quema la piel y las noches duran meses. Era un lugar… es un lugar —corrigió. Él había abandonado ese sitio, no quería decir que hubiera desaparecido de la faz de la tierra—. Un lugar increíble, lleno de leyendas. Lo extraño cada día —continuó hablando, sus palabras se hicieron más dificultosas, no por fatiga, sino por se atacado por los recuerdos. Siguió su marcha también, cuidando que el niño no fuese a golpearse en la cabeza con alguna rama baja.
—¿Quién te unió a la inquisición, Yuri? ¿Quién se hace cargo de ti? —Preguntó. Seguía creyendo que no eran asuntos que le concernieran, no obstante quiso saber. Porque era claro que habían despojado de cosas muy valiosas al mocoso.
¿Qué diablos estaba pasando? ¿Acaso sentía simpatía por Yuri? Era un sobrenatural, y Vasiliy repudiaba a todo lo que no pudiera ser considerado humano. Pero esa parte en la que se identificaba con él trascendía esa barrera y era más fuerte que todo el odio infundado. El niño, como él a esa edad, no estaba teniendo la infancia que se suponía debía tener.
Entonces se detuvo y se ocultó detrás de un grueso tronco de alerce. Hizo una señal con el dedo indicando silencio, aunque no estuvo seguro de que Yuri lo hubiera visto. Se asomó entre el espeso follaje que vestía las ramas vencidas por la nieve. A lo lejos se veía una fina columna de humo, que indicaba chimeneas; estaban cerca del poblado asediado. Pero lo que lo hizo ocultarse fueron las huellas en el terreno y la repentina calma, que no augura nada bueno.
Vasiliy Korsakov- Inquisidor Clase Media
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Fecha de inscripción : 07/10/2015
Localización : París
Re: Баюшки-баю ~ Privado
Los pasos acompasados del mayor les conducían con suma cautela a través de la espesa nieve que solo añadía un poco más de dificultad el camino, pareciera ser una de las misiones más arduas que jamás hubiese imaginado vivir, soportar el frío y entablar “charla” con un extraño como lo eran todos aquellos soldados que en su momento compartieron alguna vivencia con el niño. Y sin embargo ahí estaba, en los hombros de Vasiliy, dando lo mejor de sí para no entorpecer la investigación, trataba de ser lo menos invasivo en sus cuestionamientos pues se lo habían reprochado más de una vez. Callarse y limitarse a trabajar. Pero ¿Cómo se intenta controlar la mente de un pequeño de 8 años la cual es inquieta por naturaleza? Esa parecía ser una labor aún mucho más ardua para el inquisidor mayor quien con asombro trataba de hallar lógica en lo expuesto por Yuri. Carraspeó la garganta y con un tono cantarín se disculpó.
–De acuerdo Vasiliy– se detuvo uno par de segundos antes de continuar explicando –En realidad mi hogar siempre ha sido el gran salón dentro de la inquisición, ahí me alimentan, entreno y me asean, pero de Rusia no recuerdo nada–
Era triste en parte saber que el niño consideraba aquella rutina como algo normal dentro de su vida. La inquisición trabajaba de diferentes formas, insanas a su conveniencia y una de ellas era sembrar esta ideología en los menores. Utilizó sus dedos para indicar el recuento de los años vividos.
–1 2,3… 8 años Vasiliy– rió con cierto dejo de nostalgia –Desde que tengo uso de razón sólo conozco Paris y los grandes salones y pasillos que se conectan uno con otro dentro de la organización–
Se sujetó nuevamente de los hombros del hombre mientras se mostraba atento a su relato y con suavidad regaló un par de paladas sobre la espalda ajena cuando le escuchó hablar de esa nostalgia que le embargaba al verse lejos de su tierra natal.
–Quizás después de esta misión puedas volver un par de días Vasiliy, has sido un buen soldado y si pides el permiso podrían dártelo seguramente y entonces cuando te vea otra vez, me contarás sobre aquellas grandes leyendas que se relatan en tu aldea–
Dijo admirado y con la esperanza puesta en que sucedería de ese modo. Se quedó callado después, tratando de recordar con mayor claridad lo que ahora le preguntaban.
–No fui reclutado Vasiliy, yo nací ahí mismo, pero al poco tiempo mamá y papá se fueron de viaje a una misión, una que ya demoró mucho tiempo– rió un poco más natural –Seguro que regresan uno de estos días y me relataran todo lo que les pasó, yo me porto bien para que dejen verlos al menos unas horas a su regreso–
Se frotó la pequeña nariz debido al clima.
–Oh, a veces alguna niñera Vasiliy o mi compañero de misión–
Y cesó de tajo su escueta explicación al ver a su camarada ser más precavido. Sabía que tarde o temprano debería hacer lo propio una vez más. Suspiró un poco desganado ante aquel innegable hecho y asintió ante la petición muda del mayor.
–¿Puedes bajarme por favor?–
Sonrió una vez que sus pies tocaron el suelo, susurró un conjuro sencillo pero que resguardaría sus identidades en las sombras.
–Clamare Umbra–
Y en cuestión de segundos se vieron rodeados de espesa niebla oscura.
–Adelante Vasiliy, podemos avanzar encubiertos hasta el punto donde se origina el humo–
Yuri Alekséyevich- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/06/2014
Edad : 36
Re: Баюшки-баю ~ Privado
“The world is full of obvious things which nobody by any chance ever observes.”
― Arthur Conan Doyle, The Hound of the Baskervilles
― Arthur Conan Doyle, The Hound of the Baskervilles
Nada de lo que decía el pequeño Yuri cuadraba para él. Es decir, sabía que era verdad, no sólo porque, de pronto, sintió que podía confiar en el niño, sino porque conocía también los modo de actuar de la Inquisición, mismos con los que estaba en desacuerdo la mayoría del tiempo. Si continuaba en la organización era porque veía en ella el camino más seguro y rápido de completar su venganza, aunque los últimos pasos de la misma fueran más bien difusos, por no decir imposibles.
No dijo nada, por supuesto, no quería angustiar un chico. Ahora mismo no podía alterarlo, pero sopesó la posibilidad de hablarle con la verdad una vez que regresaran a Francia, ya que al parecer nadie lo hacía. Sin embargo, descartó la posibilidad, ¿quién era él para decirle que sus padres probablemente ya estuvieran muertos y que sólo los usaban para manipularlo? Dentro de lo terrible que le pareció todo, al menos proveían al chiquillo de educación, comida y un techo. La verdad, podía ser peor. Quizá más adelante estuviera listo para la verdad, pero ahora era muy joven. ¡Ocho años! Y todos vividos en la reclusión de la Inquisición.
—Tal vez puedas acompañarme, cuando regrese a casa —le ofreció al tiempo que lo bajaba como le había pedido. Era tan educado y correcto. Tan fuerte en todo aspecto.
Lo observó primero con curiosidad y luego asombro al verlo actuar. No era la primera vez que Vasiliy veía los verdaderos beneficios de tener compañeros con poderes sobrenaturales. Sin embargo, la impresión de ver a alguien tan joven y frágil como Yuri, ser capaz de obrar obras de esa magnitud puso en perspectiva absolutamente todo. Se quedó pasmado, tanto que fue el propio niño que tuvo que explicarle que ahora era más seguro seguir.
—Gracias —al fin pudo decir algo y ofreció su mano para reanudar su marcha juntos—. Vayamos. No bajes la guardia, ¿de acuerdo? —Le pidió y se dispuso a avanzar. Las columnas de humo poco a poco se hicieron más grandes, y eran más. No se trataba de chimeneas, sino de casas en ruinas. Vasiliy se detuvo a la entrada de la aldea, observando la devastación a su alrededor.
—Ven —apuró a su acompañante y fue hasta los restos de una casa. Se agachó y con los dedos tocó las cenizas. Estaban frías por el clima, pero no estaba cubiertas por la nieve. Aquello debió haber pasado la noche anterior. Aunque entonces descartaba que hubiera sido el licántropo que buscaban el causante. Las cosas comenzaban a complicarse.
—¿Puedes sentir algo diferente el ambiente? —No dudaba que en todo el embrollo tuviera que ver con el hombre lobo, pero debía haber algo más. Rara vez Vasiliy se había enfrentado a hechiceros, pues éstos eran más difíciles de localizar y eran más discretos. Algo en su interior le dijo que esto era obra de uno, quizá en alianza con el lobo, o quizá como hecho separados que simplemente estaban azorando la misma aldea en la estepa rusa.
—¿Escuchas eso? —Se irguió y miró al niño. En la lejanía se escuchaban pasos y un silbido. Uno humano, una melodía—. Esto que estás haciendo, de cubrirnos, mantenlo. Tenemos que ir hacia allá —señaló a lo lejos, donde una iglesia derruida se apreciaba en el paisaje.
Vasiliy Korsakov- Inquisidor Clase Media
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Fecha de inscripción : 07/10/2015
Localización : París
Re: Баюшки-баю ~ Privado
No era la primera vez que el pequeño soldado conjuraba un hechizo en medio de un campo de guerra, pero si la primera que no resultaba del todo desastrosa, pues a pesar de poseer un talento nato para el dominio de las artes oscuras, aún no estaba del todo listo para llevar la batuta en una misión como esa. Se había acostumbrado a recibir órdenes y nada más. Y sin embargo, en Vasiliy veía un cierto aire paterno, algo más que una simple figura de autoridad, así que la respuesta positiva del hombre en acompañarle a su tierra natal le dio una esperanza de que este viaje desembarcara en algo positivo para ambos.
–Entendido– respondió presuroso al tiempo que avanzaba con cautela como el mayor se lo indicaba para evitar ser vistos.
La situación solo parecía empeorar conforme se iban adentrando a la aldea y a pesar de que los elementos de muerte y destrucción que les rodeaban jugaban un papel completamente en su contra ninguno de los inquisidores daría marcha atrás. Estaban ahí, sumergidos en la espesa nube que minutos atrás había brotado de las manos pequeñas del niño. Escuchó con detenimiento el cuestionamiento de Vasiliy y trató de recordar todo lo aprendido en sus misiones previas. En Paris, la nieve no era tan espesa y el frio no calaba demasiado como en la tundra rusa. Parpadeó un par de segundos, tratando de calmar su mente agitada y de hallar lógica en ese escenario de caos.
–Estoy casi seguro que hay más de dos personas aquí, pero…– pausó para tratar de concentrarse –Una de ellas no es…del todo humano, debemos ser precavidos–
La identificación de auras era un don que aún no desarrollaba del todo, le costaría trabajo acertar de una.
–Si– respondió por lo bajo mientras avanzaba a lado del hombre hacia el punto que le indicaron. Aquel silbido solo podía significar una cosa. Un hechicero quizás, uno que había hallado la manera de manipular al otro ser sobrenatural y el cual, Yuri aun no descifraba del todo en su naturaleza. O bien, una ilusión para distraerles del verdadero peligro. Tomando esto en cuenta, alertó a su compañero.
–No creas todo lo que veas de acá en adelante Vasiliy, los hechiceros se valen de cualquier temor tuyo para usarlo en tu contra, podría ser una ilusión, debemos estar juntos y así…–
Su frase quedó incompleta cuando el horrido estruendo de un rugido que se abría paso entre las ruinas les embestía. En efecto, se trataba de un lobo de dimensiones inconmensurables.
–¡Vasiliy cuidado!– gritó el pequeño con todas su fuerzas empujando al inquisidor humano para evitar que se viese afectado del todo.
Con dificultad buscaba al otro en medio de la confusión. Aquella bestia de pelaje oscuro gruñía, imponiéndose ante ambos inquisidores. El pequeño se puso inmediatamente de pie y al estar un poco más cerca de la bestia notó que su olor estaba demasiado lejos de ser el que un verdadero licántropo poseía.
–Vasiliy– espetó con fuerza –Yo me encargo de esto, estoy seguro que al fondo de la casa se encuentra el hechicero que está produciendo todo esto–
La única manera de contrarrestar ese hechizo era mediante los mismos medios y aunque sería un gran riesgo separarse no había otra solución viable en ese instante.
–¡Inmobilus!– clamó con energía el pequeño inquisidor, mientras un pequeño pentagrama se trazaba bajo la bestia que parecía inmovilizarlo, el conjuro no perduraría mucho tiempo pero, esperó que fuese lo suficientemente fuerte para que Vasiliy avanzara.
Yuri Alekséyevich- Condenado/Hechicero/Clase Alta
- Mensajes : 295
Fecha de inscripción : 01/06/2014
Edad : 36
Re: Баюшки-баю ~ Privado
“Whoever fights monsters should see to it that in the process he does not become a monster. And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you.”
― Friedrich Nietzsche
― Friedrich Nietzsche
Con cautela, siempre atento de Yuri. Así estuvo hasta que eso ya no importó más. Estaba a punto de responderle al chiquillo, felicitarlo como había venido haciendo desde el principio de la misión, y es que pensó en sí mismo cuando inició sus entrenamientos de inquisidor, cuánto hubiera deseado palabras de apoyo, y eso que era bastante mayor cuando dio inicio. No quería imaginarse cómo sería ser como el niño. Tan joven y no conocer otra cosa que no fuera la batalla, la guerra, la muerte.
—Desde… —«luego», pero la frase tuvo que quedarse incompleta en su boca. No creería nada de lo que iba a ver de ahora en adelante. Hizo muy suyo el consejo, aunque ya no pudo hacérselo saber. En cambio, se sintió sumamente sorprendido de la fuerza y agilidad del niño.
Tropezó y cayó al suelo cuando Yuri lo quitó del peligro. Desde su lugar pudo ver la escena. Sus ojos negros se llenaron con la imagen de aquel lobo descomunal. Era tan parecido al que había matado a su madre… ¡no! ¡Momento! Era idéntico. Jamás iba a olvidarlo y no podían timarlo con eso. ¿Esto era a lo que el niño se refería? Tensó las mandíbulas y desenvainó una de sus armas. Un khopesh con mango bruñido en bronce y con una hoja de plata y acero.
A pesar de las instrucciones de Yuri, se quedó sin moverse. Vio entonces con claridad lo que el niño era en realidad capaz de hacer y sintió una aprehensión muy grande en el pecho. Era demasiado poder para alguien tan pequeño. Se puso de pie casi de un salto, blandiendo la espada y dejó la escena atrás. Hizo lo que le había pedido, fue hasta el final de la casa, donde, como Yuri había dicho, había un hombre de pelo entrecano y cubierto en pieles de oso y marta. La orilla de sus ropajes estaba bordada con extraños símbolos que Vasiliy no pudo identificar con su lenguaje natal, ni con el cirílico ruso. Era algo diferente.
—Con que tú eres quien ha estado provocando todo esto —Vasiliy lo señaló con la punta del khopesh—, ¿qué demonios quieres aquí?
Pero por toda respuesta obtuvo una risa burlona, lo que hizo hervir la sangre del inquisidor. Dio un paso al frente, aún sabiendo que el otro, siendo hechicero, podía matarlo con mover un dedo.
—Está bien, no me digas. No me importa. Esto se acaba… —«ahora» pero una vez más, fue incapaz de terminar la frase. Una lazo invisible salió de la mano de hombre y se ciñó a su cuello, asfixiándolo de a poco. Eso provocó que cayera de rodillas al suelo de piedra, pero ni así soltó su arma, que en ese momento era su única esperanza.
Soslayó para ver su Yuri no había tenido más problemas con el lobo. Pues más allá de su arma, el único con posibilidades reales de enfrentar a ese hombre, era el chiquillo y algo le dolió en la consciencia, sabía que no era justo que cargara con ese peso. Pensando en ello, mientras luchaba con eso que no podía ver y lo ahorcaba, el sujeto habló, llamando su atención.
—Sé que reconociste al lobo. ¿Qué se siente enfrentarte a tu pasado? Como a tu madre, no podrás salvar a ese niño —sentenció con crueldad.
—Hijo de puta —Vasiliy musitó mientras luchaba por liberarse.
Vasiliy Korsakov- Inquisidor Clase Media
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 07/10/2015
Localización : París
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