A kick in the butt (Brandon)

Recuerdo del primer mensaje :

Había salido relativamente poco desde su llegada a París años atrás, no porque fuera particularmente uraño o antisocial, sino porqué su trabajo como doctor le dejaba poco tiempo libre. Erkki llevaba más de 300 años ejerciendo esa profesión, había comenzado como Sanador (así era como lo llamaban en su época) cuando aún estaba vivo en Finlandia y había continuado en el campo de la medicina durante todos esos años, a veces pensaba que su trabajo era el único motor en su vida, era su forma de hacer valer su eternidad.

Aquella noche de domingo había salido temprano del consultorio, rondaban las 8 de la noche, cuando decidió dar una vuelta por la ciudad antes de regresar a su casa. La noche estaba bastante fría, el invierno ya estaba golpeando con su gélida mano la superficie del país y las nubes en el cielo anunciaban una posible nevada. Por suerte llevaba la sombrilla pensó el vampiro mientras se acomodaba el sombrero de copa, Vestía un largo abrigo negro que cubría sus demás prendas, a lo lejos debía de parecer una especie de cuervo gigante en vez de un ser humano,

Recorrió las calles que estaban bastante concurridas a pesar del frío, parejas tomadas de la mano se cruzaban constantemente en su camino, a Erkki le pareció que era una excelente noche para cazar. Estaba pensando pasarse por la plaza, cuando una voz masculina llamó su atención en la entrada a un callejón un tanto oscuro. Con curiosidad caminó por el callejón siguiendo la voz que decía “Esto te enseñará a no meterse con la Señorita Denveraux”, a estas alturas Erkki ya intuía que se iba a meter en problemas si continuaba acercándose, pero la curiosidad fue mucho más grande y terminó girando en una pared de ladrillos corroídos por el tiempo, para encontrar a un malhechor de gran envergadura de pie frente a algo que parecía más como un bulto en el suelo.

El rufián, que llevaba un gorro de lana y un bastón de madera en la mano derecha, le dio una última patada al bulto, que resultó ser un hombre, antes de decir – ¡Que te quede claro, malnacido! - Erkki no comprendió la situación de momento pero su instinto de doctor le dijo que debía ayudar a ese pobre desgraciado. Se dejó ver completamente por el rufián quien dió un respingo pues no le había escuchado llegar – ¡Si llamas a la policía te patearé el culo a ti también! - Gritó el hombre y se alejó corriendo hacía el lado opuesto del callejón perdiéndose en la neblina.

- ¿Se encuentra bien? - Se apresuró a decir Erkki mientras se agachaba para revisar al hombre herido en el suelo. El pobre hombre tenía el cabello revuelto y un ojo amoratado, un hilo de sangre había comenzado a bajar por la comisura de sus labios.

Le gustó saber que Brandon pensaba en su futuro, a veces los jóvenes subestimaban el pasar del tiempo y olvidaban que esa juventud era efímera. Había visto a más de uno ser alcanzado por los años y encontrarse en bancarrota, viviendo en las calles luego de haber tenido riquezas y buenos negocios.

Era cierto que hacer 'justicia' era complicado en ese país y aunque las leyes habían mejorado en los últimos años (Erkki recordaba épocas más barbáricas en su juventud) la clase alta y la monarquía seguían controlando a la policía y a los jueces, alguien que se dedicara al oficio de la carne tenía pocas probabilidades de ganar un juicio en contra de un burgués, inclusive existiendo evidencias para comprobar los hechoS.

Era mucho más prudente quedarse callado como había dicho Brandon e intentar pasar desapercibido, sin embargo el Vampiro se preguntó ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que un nuevo marido de una cliente, se saliera de control? La historia se repetiría inevitablemente.

-Concuerdo con eso, he visto muchas injusticias a lo largo de mi vida y creo que estás en desventaja teniendo en cuenta la situación – Asintió y se quedó unos momentos en silencio cuando Brandon había hecho hincapié en la frialdad de su piel, rápidamente buscó en su mente una excusa para ello, como siempre lo hacía.
- Me temo que no he usado abrigo suficiente – Mintió y fingió tener frío frotándose las manos – Creo que debo usar guantes, ya vez, olvido mi propia salud por estar pendiente de mis pacientes – Esto último no era del todo mentira, él a veces olvidaba alimentarse por estar ocupado en el hospital y la sed de sangre de repente lo tomaba por sorpresa.

- Por cierto ¿Y estás interesado en casarte y tener hijos? - La pregunta había salido de la nada en un intento por cambiar el rumbo de la conversación.

A pesar de que Erkki le había transmitido confianza al principio, ahora se sentía un poco asustado. Ya había tenido un problema con ciertas criaturas en el burdel intentando salvaguardar las espaldas de Adriel… aunque aquel hombre no le había parecido amenazante en ningún caso, todo había que decirlo. Sonrió cuando lo vio frotarse las manos, ahora algo más tranquilo.

—A veces la justicia es la antítesis directa de la misma justicia. Quiero decir… la gente debería de ser un poco más imparcial, pero es cierto que rara vez se puede ser objetivo. Por eso intento evitar los problemas. Cuanto más lejos, mejor —puso una sonrisa de medio lado —. Y deberías de cuidarte más. ¿Qué clase de médico que se precie se resfría por descuidos así? —su tono era bromista, desde luego. No pensaba que fuera mal médico, al contrario.

Después se quedó mirando a Erkki. Seguía sonriendo, aunque ahora apenas era una sombra. Había pensado mil veces en formar una familia… claro que sí. De hecho, le daba igual hacerlo con una mujer o con un hombre. Pero tenía miedo a que sus hijos pasaran por lo mismo que él. Temía hacer de ellos unos desgraciados, que no se quisieran entre ellos… no obstante, recompuso esa sonrisa tan característica suya y se pasó la mano por el pelo.

—No voy a negar que no lo haya pensado muchas veces. Solo necesito encontrar a la mujer perfecta —se mordió el labio inferior —, y con mi trabajo, te aseguro que ninguna es especialmente buena —dijo guiñándole un ojo—. ¿Y tú, tienes hijos?

Echó un pequeño vistazo a la habitación. No había nada que le dijera que los tenía, pero quién sabía… un hombre de su edad lo más probable es que tuviera dos o tres, y tal vez ya trabajaran y todo.

La broma de Brandon le hizo reír, fue una pequeña risa corta y modesta, pero lo siguiente le hizo pensar por unos instantes como responder sin revelar más de la cuenta, por supuesto para Brandon resultaba bastante complejo conseguir esposa, las mujeres no iban a encontrar a un hombre que se acostaba por dinero (inclusive con otros hombres) un buen material de marido.

Buscó las paradas adecuadas en su cabeza para poder referirse a su único hijo que en realidad era otro vampiro más joven a quien había convertido. No era un hijo propiamente dicho, es decir no era biológico, sino más bien era un hijo simbólico a quien veía como a un chiquillo, aún cuando estuviera a punto de cumplir 300 años.

-Tengo un hijo – Dijo al fin luego de su corta reflexión – Tiene la misma edad que tu... supongo ¿Cuantos años tienes? ¿25? ¿26? - Preguntó pero continuó sin esperar una respuesta a ello – Pero... estoy divorciado, estoy separado de su madre, perdí contacto con ella hace mucho tiempo – Agregó, esta parte era por supuesto la mentira, Erkki si se había casado en el pasado, pero Soren no era el fruto de ese matrimonio. Soren gozaba de un apellido distinto al suyo al haber sido el hijo del Barón Kaarkarogf de Suecia, 300 años atrás.

- Hoy por hoy es difícil para un hombre conseguir una buena esposa – Continuó en un largo suspiro – Especialmente en las clases más acomodadas, los matrimonios siempre van de la mano con el dinero, si no tienes una fortuna, no eres un buen partido, sin embargo, ser padre es otro cuento – Le explicó con una voz que denotaba mucha más experiencia que la que aparentaba – Si algún día tienes la oportunidad de tener un hijo, ya sea tuyo o adoptado... que no te detenga el hecho de no estar casado, ser padre y esposo son dos cosas distintas y si realmente deseas ser padre, puedes serlo estando soltero -

A Brandon, que rara vez se le había pasado todo aquello por la cabeza, empezó a sopesarlo con verdadero interés. Era verdad que había sentido ciertas punzadas de melancolía cuando veía a los niños jugar en las calles, y él era una persona buena y bondadosa, seguro que criaba bien a un niño sin muchas dificultades. No obstante, siempre tuvo eso en mente: la falta de una madre. No quería que su hijo se criara sin una, aunque lo que oyó de Erkki le dio cierta esperanza.

—Tengo veinticinco, sí —asintió levemente —. Me sorprende que estando divorciado haya decidido irse con usted. Quiero decir... los niños siempre tienden a irse con las madres, ¿no?

Tampoco hablaba desde la experiencia, por lo que no pudo evitar sonrojarse un poco. Bebió otra vez de su té, casi acabado por completo, y se pasó, de nuevo, la mano por su pelo en un gesto típicamente suyo cuando se ponía nervioso y quería tranquilizarse a sí mismo.

Algo así como una punzada de esperanza surgió en su corazón. Podía ser un buen padre él solo. Uno que se encargara de todo, y que si no podía con esas pequeñas cosas del día a día, siempre podía contratar personal para que lo ayudaran. Poco a poco, todo iba cobrando un sentido... aunque estaba el tema de Adriel y todo lo que le acontecía. No sabía si, por culpa de eso, iba a poder ser ese padre del que Erkki hablaba.

—No te voy a negar que, ahora que lo has dicho, no tenga ganas... —lo miró con una radiante sonrisa —. Tengo dinero suficiente como para mantenerlo... ¿tú crees que yo sería un buen padre? ¿Que merecería la pena?

Miró en el fondo de su taza. El líquido apenas le devolvía un reflejo muy superfluo y que, para verlo, había que fijarse muy bien. La pregunta la había formulado precisamente por esa profesión que tenía... ¿cómo sería su paternidad si la criatura se enteraba de quién era y lo que realmente hacía? ¿Estaría seguro en una sociedad tan oscura? Miles de respuestas que, en verdad, le hacían pensar seriamente si merecía o no la pena.

Cada vez resultaba más difícil continuar respondiendo a las preguntas de Brandon sin revelar su verdadera naturaleza y aunque Brandon resultara agradable y aparentemente de confianza, la verdad sobre su inmortalidad no era algo que podía poner en juego tan a la ligera, sobre todo con alguien a quien apenas conocía.

- Si... la mayoría de veces prefieren quedarse con la madre - Comentó, el tema ya era engorroso de hablar aún cuando se omitiera la verdad - Pero mi hijo ya está lo suficientemente grande como para tener su vida propia - Le explicó y agregó - No vivimos juntos ni nada, aunque nos llevamos bien y nos vemos de vez en cuando para tomar un café y hablar de nuestras vidas - En realidad su relación con Soren era más como una amistad teniendo en cuenta de que llevaban tantos años juntos, habían llegado a un punto en el que podían dejar de verse por décadas sin que esto afectase el lazo que les unía.

Lo siguiente le hizo pensar con detenimiento su respuesta, apenas si conocía a Brandon como para asegurar que sería un buen padre si se lo proponía, la paternidad no era para todo el mundo, Erkki había conocido a hombres durante su larga vida, que a pesar de tener una esposa dedicada y amorosa en casa, terminaban buscando prostitutas y abandonando a sus propios hijos, ser padre no era tan fácil como parecía.

- Primero que todo, no es una desición que puedas tomar de un día para otro, no es como adoptar un perro o un gato, si decides tener un hijo, serás responsable de él, por lo menos por 20 años y es algo a considerar, además también debes pensar en como vas a explicarle tu tipo de trabajo cuando haya crecido lo suficiente - Comentó y al notar que el té de Brandon estaba a punto de acabarse, le preguntó - ¿Cómo te sientes del dolor? Ese té tiene efecto calmante, deberías sentirte menos adolorido y mucho más tranquilo... pero si no te sientes del todo bien, puedo servirte un poco más... eso si, te recomiendo irte directo a la cama a dormir, el té también te dará sueño y es peligroso que hagas alguna actividad estando en ese estado -

Brandon suspiró y volvió a beber un poco más de su té mientras veía cómo, al fondo de la taza, los posos bailaban con suavidad. Siempre le había gustado eso del té, y no solo por los sabores y por las texturas, sino por la tranquilidad que le transmitía el hecho de sentarse en algún lugar con su bebida y observar la gente pasar, mientras calentaba su garganta con ese elixir de los dioses.

—Supongo que será un hijo genial —dijo cuando él lo describió.

Después sonrió cuando se refirió a su trabajo. No tenía pensado trabajar de eso si tenía un hijo, aunque sí que quería ahorrar, puesto que ganaba mucho dinero, y dejarlo cuando tuviera lo suficiente como para poder mantenerlo sin tener que recurrir nunca más a eso. Se encogió de hombros y miró de nuevo su taza, valorando el contenido mientras repasaba mentalmente sus dolencias.

—Tal vez no me vendría mal un poco más —la extendió hacia Erkki —. No te preocupes, aguanto bien el sueño… además, estoy bien descansado de estos días atrás.

Volvió a lanzar un pequeño suspiro mientras observaba de nuevo el fuego. Se sentía un poco mal consigo mismo, no solo por la paliza recibida, sino también por la situación, en la que entendía lo que le había pasado. Movió los brazos con lentitud, para no forzar demasiado su musculatura y valorar si, al menos, podría trabajar a la noche siguiente.

-Un poco torpe y lento para entender como funciona el mundo, pero si se podría decir que es un buen chico – Respondió con una media sonrisa, pensar que podría decirle 'chico' a alguien que ya casi llegaba a los 300 años le seguía pareciendo una locura a pesar del paso de los años.

El tema de los hijos era bastante engorroso, sin embargo a Erkki se le ocurrió otra pregunta y mientras le servía un poco más de té a Brandon quien parecía estarse recuperando relativamente bien, decidió que ya que estaban en confianza podría preguntarle.

-¿Y ha estado enamorado o en una relación... monógama? - Le preguntó sin más – Quiero decir... por su trabajo, imagino que si tiene pareja esta pensará que le está traicionando cada que está con un cliente – Explicó, aquella sería la reacción normal de cualquier persona, pues la ley Cristiana dictaba que una relación, especialmente un matrimonio era una comunión sagrada entre dos personas y claramente el trabajo de Brandon le hacía cometer el pecado del adulterio, por lo que tener una relación como Dios manda le sería imposible, a no ser por supuesto que dejara su trabajo.

Spoiler:

Brandon sonrió cuando el otro dijo que su hijo era algo lento. Todo niño tenía un proceso de crecimiento que, más tarde o más temprano, acababa completando y, por ende, acabaría madurando. El cuándo era solo cuestión de tiempo. Sin embargo, él pensaba que si un crío tardaba en crecer, era porque se sentía a gusto consigo mismo, y en ello influían sus padres… Erkki tenía que ser un buen padre si ese niño aún no había crecido del todo. De todos modos, no dijo nada, pues la siguiente pregunta lo mantuvo dubitativo unos segundos.

—En verdad, Erkki, creo que nunca he estado enamorado realmente —suspiró —. En más de una ocasión he intentado sentir eso que los demás llaman amor, pero creo que nunca ha llegado por mi culpa. Creo que me encentro bloqueado por mi situación familiar y personal… y muchas veces me amenaza el fantasma de la duda, pues quiero hacerlo bien, pero no conozco la manera para llevar a cabo esa enmienda —bebió un sorbo del nuevo té —. Quisiera poder encontrar primero una respuesta a todas las dudas que tengo… tal vez así llegue todo eso que dices. Y, en ese caso, dejaría mi trabajo e intentaría dedicarme a algo que la sociedad no condene, sería lo correcto, ¿no?

Sonrió levemente. Era evidente que su trabajo estaba mal visto, condenado y, por encima de todo, penado por la Santa Madre Iglesia. Desde luego, no era algo que seguir haciendo si se enteraba su supuesta mujer. De hecho, no era seguro seguir haciéndolo si alguien lo descubría dentro de un círculo social determinado, puesto que ponía en peligro su integridad. De todos modos, por el momento sus dudas eran más grandes que su determinación, por lo que en su cabeza aún no concebía el hecho de dejarlo.

Spoiler:

Le escuchó con atención y aunque no sabía exactamente cuales eran las situaciones que lo habían llevado a tener todas esas dudas, en cierta forma sintió empatía por el chico, él también había experimentado dudas sobre el amor en el pasado, cuando era mucho más jóven e inexperto, le costaba relacionarse con la gente, especialmente entablar una conexión sentimental, abrir su corazón y entregarse sin miedos a una mujer. No era tan fácil como parecía y muchas veces la gente asumía que sólo porque eras hombre, nunca debías de sentir miedo o tener dudas.

- Comprendo - Murmuró con expresión pensativa - No estás en una situación sencilla y hay muchas cosas a considerar - Se llevó una mano al mentón y continuó - Yo también he tenido ese tipo de dudas en el pasado, cuando tenía tu edad, me dedicaba completamente a mi trabajo como doctor dejando de lado la parte sentimental, me decía a mi mismo que no tenía tiempo, que era mucho más importante curar enfermos y salvar vidas que casarme y tener hijos... - Hizo una pausa para dejar escapar un corto suspiro y meneó la cabeza - Pero en el fondo eran mentiras que me decía a mi mismo para no aceptar la verdad... en realidad sentía miedo de enamorarme - Le confesó.

Quizás sonaba extraño que un hombre de su edad hablara de esa forma sobre el amor, pero Erkki llevaba demasiado tiempo en ese mundo como para sentirse avergonzado de esas cosas, cuando se era viejo como él, se aprendía a conocerse a uno mismo, a entender y aceptar sus debilidades y defectos. Además no sentía como si debía aparentar algo que no era frente a Brandon.

- Hablo como una doncella sentimental ¿Verdad? -  Bromeó y una risa baja salió de sus labios - Pero creo que puedes entender a que me refiero, no es miedo en si a los aspectos sexuales de la relación, sino... miedo a perder el control y estar a la merced de esa persona ¿Sabes? cuando uno se enamora se convierte en otra persona, cuando dicen que el amor es ciego, están completamente en lo cierto - Concluyó.

Las palabras que Erkki estaba diciendo calaron en Brandon muy profundamente. Todas esas cosas que el médico decía también las pensaba el inglés, aunque nunca había tenido el valor de reconocerlo en voz alta. Era como si lo hubieran mandado para envalentonarse y atreverse a decir todo lo que llevaba por dentro. Sus ojos se quedaron durante un momentos fijos en el otro, escuchando la ternura con la que soltaba todas y cada una de sus palabras.

Cuando dejó de hablar, Brandon no dijo nada. Simplemente sonrió de forma muy leve y dio otro sorbo de su té, algo que el otro tal vez malinterpretaría. Pero, sin lugar a dudas, eran una de las cosas más bonitas que había escuchado en su vida. Y lo había dicho un desconocido… ni amigos, ni familiares, ni nadie que le fuera allegado. Tal vez por eso caló más profundamente.

—Para nada eres una doncella sentimental —dijo sonriendo —. Creo que tienes razón en todo lo que has dicho… en cierta manera, tengo miedo a cambiar, y dejar de ser yo mismo. Hay cosas que estaría bien poder olvidar, pero eso haría que yo dejara de ser yo —se pasó la mano por el pelo, gesto que siempre hacía cuando se encontraba pensativo —. Tengo cierto miedo a mostrarme débil ante alguien más, o a tener un hijo y que, de repente, sea mi debilidad más grande, que puedan usarlo contra mí por el simple hecho de que yo lo he engendrado. No sé, pero tengo miedo de demasiadas cosas… y tal vez todas sean tonterías, pero no puedo evitar pensar en todo ello —lo miró con una ligera media sonrisa en su rostro —. Pensarás que estoy mal de la cabeza.

Había notado hace rato que el corazón de Brandon había dejado de latir acelerado y había tomado un ritmo tranquilo, llevaban más de una hora sin ser interrumpidos ni siquiera por alguna enfermera, a esa hora el hospital estaba por lo general muy tranquilo e inclusive solitario. Mientras le escuchaba hablar notó que el té estaba a punto de terminarsele y que las heridas y magulladuras visibles en su cuerpo estaban cerrando apropiadamente. A veces había que dejar que el cuerpo se curara a su ritmo y una mente tranquila ayudaba muchísimo a que el cuerpo pudiera repararse.

-Se a lo que te refieres, especialmente con lo del hijo – Comentó y pensó de nuevo en su vástago Vampiro Soren – Si alguien le hiciera algo malo a mi hijo... no sabría como reaccionaría – Era una debilidad y parte de sentir amor por otra persona, fuera una pareja o un familiar, era sentirse impotente frente a una situación en la que estuvieran en peligro.

-Pero no dejes que ese miedo a ser débil te detenga – Agregó luego de una pausa – Si dejas pasar mucho tiempo quizás sea demasiado tarde y cuando voltees a mirar atrás te darás cuenta de que has vivido una vida llena de remordimientos – Había sabiduría en sus palabras, hablaba desde la experiencia, en vida nunca se caso ni tuvo hijos , lo más cercano a ser padre había sido convertir a otro hombre en Vampiro y aún así en lo más profundo de su corazón el anhelo de haber engendrado un bebe en el vientre de una mujer y poder decir que compartían su sangre y apellido seguía latente a pesar de los años.

Se levantó meneando la cabeza intentando alejar esos pensamientos, no quería que su expresión se volviera muy taciturna, como doctor siempre debía hacer sentir mejor a sus pacientes y eso incluía tener una actitud tranquila y alegre en todo momento. Un par de golpes se escucharon en la puerta seguidos por una de las enfermeras que le habían ayudado con las medicinas cuando recién había llegado con Brandon.

-Doctor Aliranta, el hospital va a cerrar en 10 minutos, son casi las 10 de la noche – Le indicó la enfermera con una expresión de agotamiento innegable - ¿El paciente va a pasar aquí la noche? - Le preguntó y Erkki volvió su mirada al humano, sabía que de quedarse en el hospital, las enfermeras de turno tendrían que estar pendientes de él y eso significaría trabajo extra, sabía que habían pacientes mucho más delicados en otros consultorios que necesitaban la atención constante de ellas por lo que negó con la cabeza.

-Monsieur Amnell se encuentra mucho mejor, así que no será necesario – La enfermera asintió y el vampiro se dirigió a su mesa para tomar un formulario el que firmó con una pluma, especificando la hora de entrada y la hora de salida de Brandon así como sus síntomas y el tratamiento que le había dado. Le entregó el papel a la enfermera y esta se retiró con un gesto cortés.

- Hoy es mi noche libre, así que no me quedaré más tiempo en el hospital, si quieres puedo acompañarte a conseguir un coche para que regreses a tu hogar – Le ofreció con voz amable.

Poco a poco, Brandon se iba encontrando mejor. Las heridas no dolían, no sabía si era a causa del té o si la conversación que había sanado en parte su mente había actuado en ellas. Aquel hombre le había abierto los ojos en muchos sentidos, pero tal y como veía las cosas Brandon, en aquel momento era difícil poder formar una familia, sentar la cabeza… no mientras su profesión fuera aquella. Y, por el momento, no sabía qué otra cosa podía hacer, ya que lo había intentado todo en el pasado y había fracasado.

—Supongo que tienes razón —dijo al escuchar las palabras del otro —. Debería enfocarme en el lado positivo de las cosas, y no en el negativo. De todos modos, primero tendría que encontrar un buen trabajo. Uno decente… y entonces empezar con un proyecto de futuro.

Le sonrió y se pasó, de nuevo, la mano por su pelo. Era un gesto que hacía a menudo, daba igual si estaba nervioso, tranquilo, tenía miedo o estaba alegre. Era algo así como un acto reflejo. Se terminó de nuevo el vaso de té mientras una enfermera hablaba con el doctor, y él mismo supo que no podía pasar allí la noche. En principio porque quería pasarla en su casa, y en segundo lugar, porque sabía que sus heridas no eran tan sumamente graves.

—Ciertamente me encuentro bien como para ir a casa caminando —dijo él incorporándose un poco —. Pero si usted cree que es mejor que vaya en coche, no declinaré su oferta, doctor.

Le sonrió de forma amigable, ya que no esperaba un gesto así por parte del otro. Si bien era cierto que aquello no “costaba” mucho, sí que tendría otras cosas mejores que hacer, y él le estaba regalando parte de su tiempo para asegurarse de que llegaba pronto a casa. Para qué negarlo, Erkki era todo un galán a ojos de Brandon.

PD: siento la demora, los exámenes me han tenido un poco baldado

Ciertamente podía regresar caminando, pero como Doctor sabía que el frío de la noche por mucho tiempo no le haría bien a sus heridas y sus músculos maltrechos, era mejor cuidarse para poder recuperarse completamente sin tener recaídas.

Le condujo escaleras abajo hasta el primer piso donde estaba el lobby del hospital, aún cuando era tiempo de cerrar, se podía ver que el hospital seguía tan activo como cuando habían llegado, enfermeras y doctores que estaban en el turno nocturno, caminaban de un lado para otro con camillas y pacientes, varias personas esperaban en asientos de madera esperaban noticias de sus familiares, pero las puertas serían cerradas al publico y sólo se atenderían emergencias.

Caminó hasta la calle y se detuvo en el borde observando de lado a lado, habían unos cuantos carruajes estacionados a un lado de la calle, muchos cocheros sabían que el hospital siempre tenía clientes potenciales ya fuera gente que salía del sitio o doctores, por lo que no tardaron en encontrar uno vacío.

- Bien... creo que es todo por ahora, si sientes alguna molestia en las heridas durante las siguientes semanas ya sabes donde buscarme - Comentó con una sonrisa amable y estiró la mano para estrechársela. - Espero que no vuelvas a meterte en problemas de este tipo... no es bueno tentar a la suerte - Agregó, no quería sonar como un abuelo dando consejos y patronizando a la gente más joven, pero París era una ciudad peligrosa especialmente en las noches y el trabajo que ejercía Brandon le exponía a todos esos peligros.

Off Rol: Creo que con tu post podemos cerrar el tema ^^