Labyrinths || Carlos de Tucapel

por **Mimi Drummond** Miér Dic 02, 2015 8:52 pm

El sabio es quien quiere
asomar su cabeza al cielo;
y el loco es quien quiere
meter el cielo en su cabeza.
-Chesterton-

La mañana trae consigo los apurados pasos de las almas que se hayan bajo la gracia divina de aquel ser al que nombran como “Dios” y salvador de sus pecados, cada uno sigue un ritmo diferente y se puede oír a varios kilómetros el correr de aquellos pies por las empedradas calzadas de la ciudad, sobre todo en el mercado que se ve abarrotado de hombres y mujeres que no dejan pasar oportunidad de gritar, mostrar, vender y comprar.

Las campanas de la centellante catedral no dejan de resonar a altas horas llamando a los feligreses a que inclinen sus cabezas y se arrepientan de los pecados, sin saber que le mismo demonio acecha por las puertas de la santa iglesia a que las almas más inocente caigan pronto entre sus garras para devorarlas con suma ambición, verlas quebrarse y corromperse es su mayor diversión. Y de eso se ríen quienes conocen la verdad.

La mirada fija en aquel metal que no para de tocar y resonar a lo lejos, como es mecida por la mano de alguien que espera con desesperación atraer al rebaño, recuerdos de pastores que guían a sus pequeñas ovejas por los caminos; una sonrisa se muestra sobre el rostro jovial, sus dedos sostienen con fuerza una cesta de mimbre, sus pasos van demasiado lento adentrándose al mercado de la ciudad, observa cada puesto, cada persona. Todo lo que a su alrededor se halla.

Espero no tocar a nadie piensa
¿y por qué no tonta? Su mente le contesta entre risas

La risa que cree escuchar solo está en su cabeza, los problemas de su mente inquieta la llevo a a tomar la decisión de equivar a todos los que por el lugar se encontraban, a cualquier costo. Miraba de puesto en puesto pero cuando se comenzaba a llenar y la gente se amontonada o se juntaba contra ella, lo que hacía era evitarlos alejándose o simplemente negando con la mano para de esta forma evitar que la toquen, sobre todo hombres.

Se sentía sin aire cada vez que alguien se acercaba a ella o cuando cruzaba por la calle para ir a otro puesto y habían más personas, cerca. Comenzaba a desesperarse por no poder terminar sus compras.

-No me gusta esto, me gustaría ser normal-

En sus desesperación murmura viendo a las demás personas actuar naturalmente.

-Si no te tuviera dentro nada de esto pasaría-
Entonces es mi culpa que seas tan tonta

Sus labios son los que se mueven contestándose pero la voz ella la escucha como si estuviera alguien hablándole junto al ella, la ve, pero su mente es la que la crea.

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por **Carlos de Tucapel** Mar Dic 15, 2015 6:17 am

"Quien perdido yace entre pensamientos confusos, debe ver un árbol y abrazar su corteza, posiblemente el viento y las ramas ayuden a una mente distraída a buscar el camino entre sus ramas."

Una vez saliendo de la taberna me dispuse a conocer los alrededores, todos decían que hoy viajaba el mercado ambulante. Las "ferias" como le decían en Temuco no eran otra cosa que grandes espacios comunitarios de venta de frutas y verduras, ni me imaginaba que aquellas calles se vendiera más que un simple tomate o melocotón pero aquí era diferente; Entre los puestos podía uno ver desde carne envuelta en sal, especias traídas desde todas partes del mundo, atuendos de las culturas más variadas... ¿a que a llegado el mundo donde el comercio se a vuelto nomade?

También, por si fuera poco habían pequeños espectáculos circenses de todo tipo, pero me causaba curiosidad como el europeo, en su arte callejero se burlaba de la aristocracia de todas partes... era quizás, una forma de protesta y que era justificada... era cosa de ver la miseria solamente en Francia para entender porque se burlaban con marionetas, antes que tomar la antorcha y las guadañas para hacer revolución y librarse de la muchedumbre acaudalada...

Quede un momento observando y riendo ante tales graciosas actuaciones, rato antes había comprado unas frutas, acostumbraba a comerlas de mañana y nada mejor que una naranja para saciar el apetito...

- Uhm... lo siento... -

Se había cruzado una despistada señorita, se notaba viajaba en su mundo interno y la realidad revoltosa, no sabia si ella o yo nos habíamos sonrojado en mayor medida...
Cayeron unos francos y algunos niños se apresuraron como ratas escurridizas a tomar lo ajeno, lastima era las monedas que daría a los actores que me habían sacado una risa entre la critica social...

- ¿Se encuentra bien?... la noto algo despistada... -

Seguía sin tomar mucha atención aquella señorita, como si sus pensamientos fuesen tan fuertes que un golpe no la sacaría de sus casillas...

- ¿Perdón?... no le entiendo... -

Murmuraba una que otra frase incomprensible... me provocaba curiosidad en que pensaba, pero claramente no estaba entre nosotros... al menos, su mente no.

por **Mimi Drummond** Sáb Ene 02, 2016 7:30 pm

La locura es la única reacción sana para una sociedad enferma.
-Thomas Szasz-

La suave melodía de los niños que sonríen alegremente cuyas miradas angelicales reciben con agrado los rayos del sol, agitando sus manitas contra el viento para elevarse como ángeles, aquellos niños inocentes que juegan entre las calles corriendo y tomando lo que encuentran y que otros han perdido, aquellos a los que gritan y regañan pero que igual arrancan sonrisas a los demás, aquellas almas puras que todos tienen algún vez hombres y mujeres antes de convertirse en la dualidad del mal, dándose pie solo a la sombra.

Los gritos del mercado pasaron a segundo plano, incluso las risas y conversaciones ajenas, para aquella muchacha solo estaba presente el que todas la miraban apuntando con sus dedos, señalando su extrañes y locura, mostrando que ella era una bruja; no tuvo más opción que cerrar sus ojos atormentados y cubrir sus oídos negándose a oír las risas y las falsas acusaciones que aquella que reside en su mente le muestra, que no es otra que ella mismo.

Su respiración se agita cuando sus ojos se abren ante la calma, una calma que le aterroriza aún más que el bullicio, sus ojos muestran lo aterrorizada que se encontraba, van subiendo observando a unas botas, luego unos pantalones y por último el rostro de un joven que le miraba confundido

NO piensa
Vaya, vaya es mi oportunidad de salir En su mente se oyen las risas

Da unos pasos hacia atrás, evitando así el contacto con el caballero en cuestión, su pulso se agita más y más, al punto de llegar a no saber si echar a correr o terminar de una vez con todo, que todos la observen y la acusen nuevamente de bruja como ha sucedido otras veces.

Se sentía pesada a causa de su miedo que la paralizaba lentamente, la consumía al grado de temblar

-No, no-

Murmura lentamente tomando con fuerza aquella cesta propia

-NO SE ACERQUE, estoy bien-

Grita más de la cuenta sonrojándose completamente al ver las risas de las personas, al ver la cara de asombro de todos y sobre todo al ver que murmura de su locura.

Cuantas veces te he dicho, estúpida. Compórtate adecuadamente.
-To esto es tu culpa, que no lo ves-

Tartamudea hablando a alguien que no está, alguien que le habla pero nadie oye y solo ella es quien puede ver a aquella persona, aunque son sus propios labios los que se mueven lentamente.

Una mente atormentada por si misma.

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por **Carlos de Tucapel** Jue Ene 07, 2016 4:16 am

"Los sabios solían tomar unas piedras pesadas, eran brillantes, según ellos por obra de los dioses, a quienes su mente atormentaba los hacían meditar golpeando cada una de ellas entre si durante horas, así quitaban los demonios del cuerpo, lo curioso es que siempre funcionó..."

...todo se habia tornado dificil, que la gente la mirase y que uno sabia que no estaba bien, que posiblemente tenia problemas, que los niños se cruzaran frente a uno y lo chocasen, que las risas me pusieran nervioso...
- ¡Basta! -
Un silencio inmuto que me recordaba a los heridos por la guerra, muchas veces la guerra dejaba secuelas de este tipo y que no era normal en mi pueblo, los códigos cambiaban y finalmente no se encontraba ningún honor en pelear frente a frente, que violaran a todas las mujeres de una familia y dejaran a los niños vivos quienes habían sido testigos mudos de tales atrocidades, trajo la locura a cientos de hermanos... todo por culpa del hombre blanco y sus intereses por sobre la dignidad de los pueblos.

Tenia el problema de que solía ser demasiado empatico con lo que no me correspondía, era un grave problema, el hecho de involucrarme en temas que no me incumbían me había traído más de algún problema solo por querer obrar bien pero era notorio el problema que tenia aquella winca y tenia dos opciones... dejar que se burlaran de ella o tratar de ayudarla de algún modo, era lógico que trataría de ayudarla...
¿Pero como?...

- No la puedo dejar sola asi señorita, necesita ayuda... -

No parecía muy dispuesta a recibir ayuda de ningún tipo, sospechaba que ni siquiera me escuchaba porque se alejaba cada vez más de mi, mientras seguía murmurando cosas en voz baja.

- Ez baduzu, laguntza onartu, saiatu ez beharra dagoela erakuste... significa, si ud. no acepta la ayuda de nadie, procure no demostrar que la necesita, no la dejaré sola en ese estado, todo el mundo la esta mirando... -

Sabia que era extraño que me acercara a ella murmurándole en voz baja aquellas palabras, pero caminé junto a ella como si la conociera de algún lado, al menos eso calmaría el susurro escandaloso de la gente.

- Soy Carlos o Nehuén, como le parezca más fácil, mucho gusto... -

Mi madre siempre nos decía, que si alguien su mente lo atormenta era necesario entablarle conversación, quizás de esa manera se calmara y entrara en razón...
Era curioso como el viento soplaba fuerte a pesar del sol que golpeaba las sombras o quizás simplemente trataba de calmarme, no tenia muy buenos recuerdos de situaciones similares y tampoco sabia como me contestaría ella... a fin de cuentas todo era igual de extraño, como que un desconocido se acerque en ayuda de una persona atormentada... ni yo mismo me convencería de aquello.

por **Mimi Drummond** Mar Feb 02, 2016 8:21 pm

Si lo miro ella lo verá también, no debo oír su voz, no debo repetir su nombre, sin embargo lo hago. Desgracio a todo a aquel que se me acerca

El canto enigmático de los sonidos extraños con palabras que aquella alma atormentada jamás había escuchado, unas que salían del desconocido que la ofrecía la mano ayuda, una a la cual la duda evita que aquella desdichada pueda tomar, mira al hombre pero cierra sus ojos abruptamente evitando que la otra pueda memorizar a quien delante tiene.

Los labios se mueven emulando aquellas palabras de sonidos extraños, aquellas que hacen que se pierda completamente entre los laberintos de su mente, unos que son más profundos de los que se puede imaginar. Deja de oír los reclamos de su otra parte, de aquella oculta y que ahora está enfurecida como un mar en una tormenta; puede sentir los estragos de ello, su corazón se acelera pero su mente está tranquila repitiendo una y otras vez aquellas palabras.

Cohibida camina lentamente pero a una distancia prudencial del joven, su mirada al suelo que viaja a las personas que le rodean, viendo cómo se van callando las risas y comentarios. Se detiene un poco con la mirada perdida completamente, dejando de emular aquel mantra que le ha ayudado a caminar.

-No-

Susurra por lo bajo, el temor latente en su corazón noble es grande.

-No, es así. No puedo explicarlo sin sonar como una demente, pero si aceptara la ayuda de todos estarían todos en peligro. No me muestro como alguien que requiera la ayuda por eso, pero no puedo controlarla, no puedo controlar que ustedes se me acerquen y ella salga-

Sus nudillos se vuelven blancos al sujetar con fuerza aquella cesta de mimbre, ocultando los gritos que oía, las risas que se presentaban dentro de su cabeza y se exteriorizaban solo para sus ojos.

-Usted tampoco lo entendería, y haría lo que ellos hacen-

Alza la mirada observando al caballero, una mirada cargada de culpa y sinceridad.

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