Jaime Cortés ID

por **Jaime Cortés** Mar Dic 08, 2015 2:39 pm

DATOS BÁSICOS

▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲

Jaime Cortés, El Cortesillo

▲EDAD▲

20

▲ESPECIE▲

Hechicero.

▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲

~

▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲

Clase Baja

▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲

Homosexual

▲LUGAR DE ORIGEN▲

Barrio de Triana, Sevilla. España.

▲HABILIDADES/PODERES▲

-Hechicería
-Percepción del aura
-Vigoris
-Barrera
-Creación de Ilusiones

DESCRIPCIÓN FÍSICA

Spoiler:

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Jaime es una persona sencilla y humilde de pensamientos justos y nobles. Puede darse el caso en el que tenga algo para él, y que necesite ese algo, que no se lo quedará para él, sino que lo compartirá con los que estén igual o más necesitados que él.
Es taimado, relajado y muy sonriente. No le importa lo que pasara en su pasado, y tampoco le gusta pensar en el futuro. Vive el momento como si fuera el último que fuera a vivir, y lo disfruta como si fuera un niño pequeño. Sus ojos despiden la misma ternura que su sonrisa, y sus actos certifican todo lo anterior. Con respecto a sus poderes, no se cree más que nadie. Para él, Dios, la Esperanza Macarena o la Virgen de Triana le han dado esos poderes para ayudar al prójimo, y lo hace sin rechistar y sin pensar en las consecuencias.
Desde muy jovencito siempre tuvo claro cuáles eran sus gustos para con las personas, y aunque nunca lo aceptaron, él acabó por aceptarse a sí mismo, pues si Dios es una idea de amor, el amor está en el corazón de las personas, no en la forma física.
Por otro lado, a pesar de su incultura general, es muy inteligente. Lo esconde bajo una máscara bobalicona en la que parece que no sabe nunca de qué está hablando, pero está claro que hay muchas facetas en Jaime que poca gente ha descubierto. Esto, por ejemplo, se refleja en su facilidad para aprender idiomas, a los que imprime su fuerte acento sevillano, pero que comprende rápida y eficientemente.

HISTORIA

Sevilla, Puerta y Puerto hacia el Nuevo Mundo durante la primera etapa de la Edad Moderna, cronista de viajeros, recogedora de aventureros y una de las madres de la cultura española, es la ciudad protagonista donde se centrará la vida de Jaime. En España, durante el último tercio del siglo XVIII, en Sevilla llevaba ya cien años en funcionamiento la primera Regia Sociedad de Filosofía y Medicina de Sevilla. Esta sería la primera Sociedad de Medicina de España, y haría que la ciudad gozara de grandes privilegios y prestigios con respecto a las otras importantes ciudades del país. También en Sevilla aparecieron las primeras fábricas españolas de tabaco, y ello enriqueció a la ciudad, que iba perdiendo poco a poco su prestigio por otros muchos factores.
Jaime nació en el seno de una familia muy humilde. Era el séptimo hijo de un trabajador de la fábrica de tabaco y una costurera. Ya desde muy pequeño, ayudaba a traer dinero a casa trabajando como ayudante en cualquier sitio. Algunos de su familia decían que Jaime había aprendido antes a trabajar que a hablar, y en tanto era cierto que parecía que nunca estaba cansado. El trabajo duro empezó con solo seis años, y no paró nunca, ni siquiera a día de hoy.
A la tierna edad de ocho años, un hombre casi ciego y de acento francés ofreció a sus padres una gran suma de dinero por él. Pese a que su madre lo quería, su padre decidió venderlo al enterarse de que era fruto de una infidelidad. Su verdadero padre era un vecino no mucho mejor posicionado que su familia, también padre de seis varones antes que Jaime. Nunca llegó a enterarse, puesto que murió cuando nuestro protagonista tenía dos años. El padre adoptivo se enteró un año antes de la venta, por lo que Jaime asocia directamente sus ganas de deshacerse de él con esa ganancia de dinero.
Vivió prácticamente como un esclavo para su amo. De hecho, su amo tenía tres negros trabajando para él, y algunas veces gozaban ellos de más lujos que el propio Jaime. Lo único que aprendió en ese tiempo fue el idioma natal del hombre. No obstante, todo cambió cuando empezó a manifestar sus poderes. Con solo el tacto de sus manos, curaba a la gente, formaba pequeños campos de fuerza cuando se sentía amenazado y, lo más extraño, era capaz de hacer ver a los demás cosas que no existían, que solo estaban en la mente del niño, pero que salían a la luz si lo deseaba. Consciente de esto, su amo lo quiso llevar a la Inquisición para que lo ajusticiaran, pero hubo otro giro dramático en el transcurso de los acontecimientos.
El joven, que solo tenía diez años, fue encarcelado y se proclamó un edicto por el cual iba a ser ajusticiado. No obstante, un hechicero perteneciente a la Inquisición, los llamados Condenados, salvó al niño y huyó con él. Hubo una intensa búsqueda por los alrededores de Sevilla y por casi todo el país durante un mes. Se escondieron donde jamás buscarían: en una casa dos calles por detrás de la Sede sevillana.
Su nuevo amo lo instruyó y lo enseñó a usar sus poderes. Pasó a llamarse El Cortesillo, para evitar que nadie relacionara su nombre con el niño brujo desaparecido, y su fama como sanador fue creciendo. Ingresó en la Escuela de Medicina con solo 14 años, y estudió hasta los 20, tutorado por ese hechicero que había sido como su padre.
Sin embargo, meses después de cumplir sus 20 primaveras, se vio envuelto en un nuevo problema. La Inquisición descubrió que no todos los métodos de sanación de El Cortesillo eran “limpios”, así que se abrió una investigación y descubrieron su pasado. Este hecho, más el hecho de la pandemia que supuso la fiebre amarilla por la que se culparon a un número considerable de hechiceros, entre ellos él, lo llevó a irse al Puerto de Sevilla, situado entre la Puerta de Triana y la Torre del Oro, y se coló en un barco como polizón. Al principio pensó que el barco iba a Nuevo Mundo, pero cuando desembarcó y se escurrió por entre los empleados y los viajeros, descubrió que estaba en Francia. Al haber salido de un puerto fluvial como era el de Sevilla, entró por otro hasta París, y allí es donde lleva Jaime Cortés los últimos cinco meses viviendo, sin nada que comer y siendo malpagado por cualquier cosa que se le ofrezca. No obstante, su optimismo irradia calor a todos los que lo rodean, su sonrisa sigue tan fuerte como cuando era un bebé que jamás tuvo problemas y sus ganas por ayudar crecen a cada día que sale de nuevo el sol.

DATOS EXTRA

-Jaime Cortés es una persona muy inteligente, aunque a veces se haga el bobo o lo parezca.
-Sonríe a menudo.
-Solo usa sus poderes para ayudar o para defenderse. Nunca ha hecho daño a nadie con ellos.
-Cuando habla tiene un fuerte acento sevillano. Esto lo hace cecear, las consonants finales las hace implosivas y algunas intervocálicas no las pronuncia.
-Tiene amplios conocimientos sobre medicina.
-Siente especial interés por los ángeles, e intenta asociar su magia a ellos. Esto viene de cuando su mentor le enseñó la magia negra, demonología, etc. Él se interesó por la antítesis.
-Ha tenido algunas relaciones sexuales con mujeres, pero siempre para intentar callar a las malas lenguas sevillanas.
-Solo ha mantenido relaciones con un hombre y una sola vez en su vida. Si le preguntan, es la mejor experiencia que jamás haya tenido.
-No tiene hogar. Duerme donde puede o le dejan. Si no encuentra sitio, duerme en la calle.
-Como buen sevillano, no está acostumbrado al frío, y si en verano no se llega a los 40º, se siente más apagado.
-Tiene gran facilidad para los idiomas, sabe algo de inglés, a parte de su fluido francés y, evidentemente, español.
-Lleva su Sevilla en el corazón. Siempre está recordando o contando historias a quien le pregunta sobre su lugar de origen. Piensa que no hay sitio más hermoso en la Tierra que esa hermosa ciudad.
-Es bueno en la lucha cuerpo a cuerpo, sobre todo en la llamada esgrima castellana. También en la pelea cuerpo a cuerpo sin armas, aunque es muy sucio cuando pelea así.
-Su Vigoris está especialmente entrenada, pues, dentro de sus poderes innatos, es el que más le gusta, ya que le permite ayudar a los demás. Es capaz de sanar heridas mortales o casi mortales, así como también enfermedades graves. El procedimiento es costoso, pues él mismo se transfiere parte de la herida, correspondiente con la mitad para así curar al prójimo. Sanarse a sí mismo le cuesta menos, pero aún así necesita un tiempo de recuperación, ya que, a parte del cansancio, también sufre las dolencias ajenas. No suele usarlo si no es completamente necesario, pero no dudará en hacerlo si alguien lo necesita realmente.

por **Tarik Pattakie** Mar Dic 08, 2015 7:42 pm

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