AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A Current Obsession || Privado
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A Current Obsession || Privado
Se alejó completamente de todo, del bullicio que la artificialidad en las calles parisinas crece al caer la noche. Cerró su mente a todo posible contacto con seres de su misma especie, en la espesura del follaje otoñal que crecía alrededor sus ojos divagaban de un lado a otro. Los matices ocres prevalecían en el fondo del paisaje y un cálido aroma era aspirado en las corrientes del aire que la estación mostraba. Las cicatrices que aquellos bastardos habían provocado en su cuerpo ahora lozano estaban maquilladas por la oscuridad de las finas telas, el cabello ébano apenas alisado hacia atrás y una ligera mueca de nostalgia mostraban una fachada común a últimas fechas en el porte del neófito.
Una turbulencia bañaba los callejones polvorientos de su mente. Daba igual, el hecho de recrear una y otra vez la escena de la muerte de su hermano no lo iba a traer de regreso, observó las palmas de sus manos, las manos de un asesino. Bajo ninguna excusa dejaría de sentir ese remordimiento lacerando su interior. En la lejanía las cigarras emitían sus sórdidos cantos desde los matorrales crecidos, gigantescos vigías que derramaban sus suaves sombras sobre el follaje espeso, creando una bella simbiosis que se antojaba una eternidad. El neófito permaneció recargado en aquella rama, a lo alto, oculto en la copa de algún árbol.
Contuvo el aliento y sonrió, cerró los ojos y aguardó un par de minutos antes de vislumbrar el paisaje nuevamente, el astro argento que flotaba sobre la quietud del paraje grisáceo emanaba un destello que mostraba cada detalle. Irguió su anatomía para deambular de rama en rama, jugando quizás un poco antes de regresar a su realidad. Fue entonces cuando lentamente una presencia ajena a los elementos se aproximaba sobre la tierra blanda, el joven vampiro parpadeó e intentó asimilar el cambio que se suscitaba. Un ente insoportable se reveló en el claro. Era un varón de tez clara, muy atractivo y distinto de todo lo que le rodeaba. Experimentó sensaciones conflictivas que le dejaron paralizado, curiosidad tal vez, ¿Temor?
No podía ser posible, ningún ente tenía la capacidad de amedrentarlo de tal forma, pero había algo en ese halo maldito que rodeaba al recién llegado, sofocaba el lugar, la belleza del paisaje se había posado sobre él, no era como ningún otro personaje que había encarado antes, durante su errante camino tiempo atrás no había cruzado palabra con alguien así. Estaba absorto contemplándolo, pues su aura mostraba una tonalidad muy diferente a la suya. Experimentó sensaciones contradictorias, pues la curiosad por develar aquella diferencia le obligó a permaecer quieto entre las ramas. Como una bestia al acecho una presa desprevenida.
Una turbulencia bañaba los callejones polvorientos de su mente. Daba igual, el hecho de recrear una y otra vez la escena de la muerte de su hermano no lo iba a traer de regreso, observó las palmas de sus manos, las manos de un asesino. Bajo ninguna excusa dejaría de sentir ese remordimiento lacerando su interior. En la lejanía las cigarras emitían sus sórdidos cantos desde los matorrales crecidos, gigantescos vigías que derramaban sus suaves sombras sobre el follaje espeso, creando una bella simbiosis que se antojaba una eternidad. El neófito permaneció recargado en aquella rama, a lo alto, oculto en la copa de algún árbol.
Contuvo el aliento y sonrió, cerró los ojos y aguardó un par de minutos antes de vislumbrar el paisaje nuevamente, el astro argento que flotaba sobre la quietud del paraje grisáceo emanaba un destello que mostraba cada detalle. Irguió su anatomía para deambular de rama en rama, jugando quizás un poco antes de regresar a su realidad. Fue entonces cuando lentamente una presencia ajena a los elementos se aproximaba sobre la tierra blanda, el joven vampiro parpadeó e intentó asimilar el cambio que se suscitaba. Un ente insoportable se reveló en el claro. Era un varón de tez clara, muy atractivo y distinto de todo lo que le rodeaba. Experimentó sensaciones conflictivas que le dejaron paralizado, curiosidad tal vez, ¿Temor?
No podía ser posible, ningún ente tenía la capacidad de amedrentarlo de tal forma, pero había algo en ese halo maldito que rodeaba al recién llegado, sofocaba el lugar, la belleza del paisaje se había posado sobre él, no era como ningún otro personaje que había encarado antes, durante su errante camino tiempo atrás no había cruzado palabra con alguien así. Estaba absorto contemplándolo, pues su aura mostraba una tonalidad muy diferente a la suya. Experimentó sensaciones contradictorias, pues la curiosad por develar aquella diferencia le obligó a permaecer quieto entre las ramas. Como una bestia al acecho una presa desprevenida.
Última edición por Vittorio Cacciardi el Mar Abr 26, 2016 11:49 am, editado 1 vez
Michael Sundqvist- Hechicero Clase Alta
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Re: A Current Obsession || Privado
“A cold wind was blowing from the north, and it made the trees rustle like living things.”
― George R.R. Martin, A Game of Thrones
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—Vas a dormir con los peces —dijo con su voz de mafioso más convincente mientras arrojaba al río a un pobre diablo, vendado de pies y manos, amordazado y con una pesada roca pendiendo de sus pies. Una vez que, ayudado por su fuerza obtenida tras la mordida, terminó de hacerlo, se sacudió las manos—. Siempre quise decir eso. Pero con quién demonios estoy hablando —estaba solo, más ahora que el sujeto aquel estaba en el fondo del río. Un pobre iluso que quiso aprovecharse de su padre y el cual fue mandado a ejecutar en cuanto antes, tarea de la que se encargaba Hugo.
Echó a andar de regreso a la ciudad sin prisa alguna. Meditando sobre su costumbre a últimas fechas, desde que había regresado al negocio, de ejecutar a sus víctimas en el bosque. Algo en el agreste embrujo lo llamaba y eso lo ponía incómodo, aun negando lo que era. Costándole trabajo hacerse a la idea, a pesar de que sacaba provecho de la situación. Antes hubiera necesitado ayuda con aquel hombre, para cargarlo al menos y la labor solitaria le sentaba más. Sobre todo desde que había optado por la languidez tras su transformación.
Se puso a silbar una vieja canción letona que todavía podía escucharle a su madre a veces cuando bordaba. Pero se calló de golpe cuando una fuerza descomunal lo golpeó. Pero no era algo físico, sino una presencia. Maldijo a todos los santos, desde que era licántropo sentía esas cosas con una intensidad que aún no controlaba. Ese simple hecho, le recordaba que ya no era un simple humano, que la luna dictaba sus movimientos, que él envejecería diferente a los demás y que vería morir a los suyos mientras él continuaba aquí.
Se detuvo entre altos árboles que osaban tapar el cielo nocturno con sus tupidas ramas, que se mecían con el viento. El tenue sonido del viento llegaba a sus oídos con nitidez abrumadora. No se movió, estudió con cuidado la situación. Midió el peligro pero no era tonto; todo lo contrario y sabía que estos casos eran difíciles de sopesar. Al fin oteó el lugar y no vio nada. Justo cuando se dispuso a caminar de nuevo, levantó la vista, y ahí estaba. Sonrió como si hubiera cumplido otra de sus misiones exitosamente.
—Hey, tú. Basta de la teatralidad, ¿qué es lo que quieres? Me pones los nervios de punta ahí, mirándome —Puso los brazos en jarra, retador como era. Se podía decir incluso que era temerario de manera imprudente—. No te voy a hacer nada, si prometes hacer lo mismo —y sólo a Hugo se le ocurría lanzar tal ofrecimiento.
Hugo Dārziņš- Licántropo Clase Alta
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Re: A Current Obsession || Privado
Sumergido en la espesura del bosque, contempló con delicadeza la fisonomía del extraño, aunque no fue eso lo que realmente había llamado su atención, sino el matiz singular que le rodeaba. Significaba un peligro inminente eso era cierto y con toda certeza podía asegurar que su captura le podría valer un buen lugar dentro del organigrama inquisitorial aunque no tuviese la orden, después de todo lo que se buscaba era erradicar por completo esas manchas existentes en los expedientes. Resultaba mucho más fácil para el inmortal creer que sus servicios significaban algo, pues el mismo era parte de esas maculas que deambulaban los terruños parisinos. No estaba de humor para cazar, simplemente se aventuró a conocer que había detrás de esa pose retadora que el otro mostraba, que le empujaba a sostener su mirada con tanto arrojo. Ambos se rechazaban por sus condiciones sobre naturales y contrariamente compartían el hambre atroz por la destrucción de la raza opuesta. Faltaba solo una chispa, un incentivo que empujara a ambos a enfrascarse en una pelea sin sentido. No obstante fue el otro quien alejó la pólvora mostrando una tregua momentánea con tal garantía.
Vittorio sonrió divertido.
–¿De ti? Nada en realidad, sólo me causó un poco de incomodidad tu presencia de pie ahí en medio de mí vista que solía ser perfecta hasta tu llegada–
Tomó asiento recargado sobre el robusto árbol y dirigiendo su mirada al extraño confirió al viento.
–Es un trato–
Los orbes del vampiro se distrajeron momentáneamente en la espesura del lugar, donde cada criatura como ellos dos, salía a dar un paseo por un par de horas, cubiertos con la inmensa oscuridad que a esas horas se cernía sobre la capital. No estaban lejos de ser tan distintos, salvo por la cruz forjada en la indumentaria del italiano, cosa que no necesitaba mostrara necesariamente en cada una de sus presentaciones ya que aunque le costara trabajo aceptarlo no lo hacía diferente al resto de los neófitos que habían muerto bajo el yugo de sus armas.
–¿Qué hace alguien como tú deambulando en estos terrenos? podrías ser presa fácil para cualquier cazador–
Poco le importaba en realidad la integridad ajena, tan solo quería asegurarse de la propia, pues normalmente los de su especie suelen estar acompañados de vez en cuando y ese detalle, significaría un riesgo. Al lanzar tal cuestionamiento retomó pensamientos de antaño, cuando el mayor de los Cacciardi, le pedía no ser tan ingenuo. Se perdió en esa época involuntariamente por unos instantes. ¿Qué habría sido de él?
Vittorio sonrió divertido.
–¿De ti? Nada en realidad, sólo me causó un poco de incomodidad tu presencia de pie ahí en medio de mí vista que solía ser perfecta hasta tu llegada–
Tomó asiento recargado sobre el robusto árbol y dirigiendo su mirada al extraño confirió al viento.
–Es un trato–
Los orbes del vampiro se distrajeron momentáneamente en la espesura del lugar, donde cada criatura como ellos dos, salía a dar un paseo por un par de horas, cubiertos con la inmensa oscuridad que a esas horas se cernía sobre la capital. No estaban lejos de ser tan distintos, salvo por la cruz forjada en la indumentaria del italiano, cosa que no necesitaba mostrara necesariamente en cada una de sus presentaciones ya que aunque le costara trabajo aceptarlo no lo hacía diferente al resto de los neófitos que habían muerto bajo el yugo de sus armas.
–¿Qué hace alguien como tú deambulando en estos terrenos? podrías ser presa fácil para cualquier cazador–
Poco le importaba en realidad la integridad ajena, tan solo quería asegurarse de la propia, pues normalmente los de su especie suelen estar acompañados de vez en cuando y ese detalle, significaría un riesgo. Al lanzar tal cuestionamiento retomó pensamientos de antaño, cuando el mayor de los Cacciardi, le pedía no ser tan ingenuo. Se perdió en esa época involuntariamente por unos instantes. ¿Qué habría sido de él?
Última edición por Vittorio Cacciardi el Mar Abr 26, 2016 11:50 am, editado 1 vez
Michael Sundqvist- Hechicero Clase Alta
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Re: A Current Obsession || Privado
“A beautiful battle is one you don't have to fight.”
― Robert Jordan, Knife of Dreams
― Robert Jordan, Knife of Dreams
Recién había sido atacado, sus padres, con todos esos recursos de los que gozaban gracias a los negocios ilícitos, llamaron expertos para ver a su hijo, brujas y gitanos principalmente y todos habían coincidido en algo que le repitieron al joven hasta el cansancio mientras se recuperaba postrado en una cama: sus enemigos, desde ese día, serían los vampiros. Una guerra ancestral a la que no podía darle la espalda. Hugo preguntó por qué, y nadie supo responderle. Con el tiempo, el instinto lobuno lo condujo a sentir el ímpetu de la batalla, pero seguía sin entender la razón y la mayoría de las veces, sólo daba la espalda y se marchaba.
Pudo oler en el ambiente en ese instante, como esporas que se riegan con el viento, la esencia del sujeto frente a él. Tensó la espalda, ¿por qué iba a contender con alguien que, hasta ahora, no le había hecho nada? Avanzó con cautela y recelo —no le gustaba ser tan desconfiado, pero lo era desde que lo habían mordido— e inclinó la cabeza como un perro cuando escucha algo que llama su atención. Asintió después. Era un trato.
—Quizá no soy una presa tan fácil, no me subestimes. Tú bien lo sabes… —fue precavido en sus palabras, pero le quedaba claro que ambos estaban al tanto de sus respectivas naturalezas. Si de algo servía su maldición, era para alimentar su arrogancia—. ¿O qué? ¿Vas a intentar cazarme tú? —Aunque el gesto en el letón fue altanero, hubo cierto temblor en su voz. Estaba cansado tras haber dado muerte a aquel sujeto como para enzarzarse en un nuevo enfrentamiento.
—Sólo estaba tirando la basura, no debes preocuparte por mí —habló con un dejo de sarcasmo, torciendo los labios en una sonrisa socarrona, que no burlona. Más bien como la que haría algún dios olvidado dedicado a las trampas y a las bromas—. ¿Debo yo preocuparme por ti? —Y no se refería si estaba perdido o algo. Aunque había cerrado el trato, sus estigmas pesaban en la oscuridad. Los conducían a lo inevitable. No debía bajar la guardia.
Hugo se llevó una mano a la parte posterior del cuello y movió la cabeza de modo que sus vértebras tronaron. Hizo lo mismo después con sus nudillos y dedos, primero apretando sus puños y después entrelazando las manos y estirándolas al frente.
—Mira, no sé qué busques, pero te dejo, estoy cansado y debo regresar —señaló con el pulgar sobre su hombro—. Tal vez no estaría mal que hicieras lo mismo, hay muchas personas a las que les gusta… bueno, los que son como nosotros, ¿me entiendes? —Lanzó como consejo vago, sin imaginarse que el hombre que tenía frente a él pertenecía a esas filas.
Aprendió sobre cazadores e inquisidores temprano en los primeros días tras su ataque. Lo mejor era evitarlos, ya tenía suficiente con los asuntos turbios de los Dārziņš como para enfrascarse en algún tipo de juego del gato y el ratón. Se quedó mirando al otro hombre, entornando la mirada, con un pie a punto de moverse, para emprender el regreso a la ciudad.
Hugo Dārziņš- Licántropo Clase Alta
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Localización : París
Re: A Current Obsession || Privado
Una curva se dibujó en los labios del vampiro. Los años en el exilio le valieron una actitud un poco arrogante y fría, no obstante también sabía divertirse a su manera y aquel joven de actitud retadora resultaba sin lugar a dudas algo digno de admirar. Si había lanzado aquellas aseveraciones era porque ambos estaban conscientes de las consecuencias que acarrearía un enfrentamiento sin sentido, si uso de razón como lo acostumbraban hacer la mayoría de las bestias que dominan la noche. Los había visto durante su estadía fuera de la capital gala, aquellos monstruos caminaban de un lado a otro sin propósito alguno. Encaminados hacia tierras inhóspitas sedientos de sangre humana, destruían toda creación que osara enfrentarles devorando cada partícula de ese elixir carmesí. Otros tantos disfrutaban torturar y jugar con sus víctimas poco antes de vampirizarles por gusto o asesinarlos disfrutando de su sufrimiento. No había pasado mucho tiempo desde que encaró a aquel bastardo en su natal Florencia quien se había encargado de marcarle por una eternidad con el estigma de la inmortalidad.
La sed de venganza que corría por sus venas era tan despreciable como la de la mujer que había provocado su desgracia. Lo que Vittorio conocía sobre los de su especie era gracias a esa habilidad que poco a poco se desarrollaba en él, trataba de clasificarles para así aprender poco a poco. Estaba claro que el sujeto de pie en medio del claro no encajaba en ninguna de las descripciones previamente elaboradas.
–Eso lo sé de antemano, sólo sugiero que no es conveniente quedarse por estos terruños por un tiempo prolongado–
Encogió los hombros y centró su atención en aquel ser, intentando descifrar que ocultaba tras esa fachada de cinismo. ¿En cuál categoría de las anteriores podría encasillarlo? La forma en que sus comisuras se delineaban cada vez que articulaba una palabra, los ademanes, el aroma o el halo maldito que le coronaba, nada le daba un indicio ¿Acaso habría cerrado su mente del mismo modo que el italiano? Nada. Era simplemente imposible penetrar en su misterio.
Rió un poco divertido por aquella oración susurrada al viento.
–Descuida, no tengo el mínimo interés en jugar contigo y suponiendo que eres un joven astuto, también te habrás dado cuenta que muy existen muy pocas posibilidades de que yo resulte herido esta noche–
Recargó su espalda sobre el robusto árbol que le sostenía.
–Sólo disfrutaba de la vista, como bien lo había mencionado con anterioridad y es por ese mismo peligro que acabas de mencionar que prefiero mantener esta postura, donde el campo visual resulta una mayor ventaja–
Chasqueó la lengua y señaló hacia la espesa maleza. Un par de pisadas les advertía de un peligro para ambos.
–Mantén los ojos abiertos, no estamos solos–
La sed de venganza que corría por sus venas era tan despreciable como la de la mujer que había provocado su desgracia. Lo que Vittorio conocía sobre los de su especie era gracias a esa habilidad que poco a poco se desarrollaba en él, trataba de clasificarles para así aprender poco a poco. Estaba claro que el sujeto de pie en medio del claro no encajaba en ninguna de las descripciones previamente elaboradas.
–Eso lo sé de antemano, sólo sugiero que no es conveniente quedarse por estos terruños por un tiempo prolongado–
Encogió los hombros y centró su atención en aquel ser, intentando descifrar que ocultaba tras esa fachada de cinismo. ¿En cuál categoría de las anteriores podría encasillarlo? La forma en que sus comisuras se delineaban cada vez que articulaba una palabra, los ademanes, el aroma o el halo maldito que le coronaba, nada le daba un indicio ¿Acaso habría cerrado su mente del mismo modo que el italiano? Nada. Era simplemente imposible penetrar en su misterio.
Rió un poco divertido por aquella oración susurrada al viento.
–Descuida, no tengo el mínimo interés en jugar contigo y suponiendo que eres un joven astuto, también te habrás dado cuenta que muy existen muy pocas posibilidades de que yo resulte herido esta noche–
Recargó su espalda sobre el robusto árbol que le sostenía.
–Sólo disfrutaba de la vista, como bien lo había mencionado con anterioridad y es por ese mismo peligro que acabas de mencionar que prefiero mantener esta postura, donde el campo visual resulta una mayor ventaja–
Chasqueó la lengua y señaló hacia la espesa maleza. Un par de pisadas les advertía de un peligro para ambos.
–Mantén los ojos abiertos, no estamos solos–
Última edición por Vittorio Cacciardi el Mar Abr 26, 2016 11:52 am, editado 1 vez
Michael Sundqvist- Hechicero Clase Alta
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Re: A Current Obsession || Privado
“Forests should not be walked on, they should be walked under and through.”
― Courtney M. Privett, Mayfly Requiem
― Courtney M. Privett, Mayfly Requiem
Hugo parecía siempre dispuesto a pelear. Quizá por esa sonrisa maliciosa, ese porte pendenciero o por ese cinismo que brotaba de su boca como sangre de una herida, eso parecía pero no era así. Conocía bien sus fortalezas, e incluso sus debilidades a pesar del enorme ego que destilaba por sus poros, se jactaba de no presionar lugares que no debía, y de hacerlo con los que sí, para provocar reacciones. Era un sujeto que apreciaba mucho más la acción que las palabras y las promesas. Tal vez por eso, cuando sus padres les hablaron de lo que hacían para vivir, en lugar de mostrarse horrorizado o decepcionado, reveló una avidez por aprender el negocio que pareció inusitada pero les vino bien a todos. Por eso, esta ocasión, aunque llamado por su instinto, el de lobo y el de asesino, era raro que no actuara. Parecía estar midiendo al otro, allá arriba en el árbol: sus intenciones, sus alcances.
—Lo sé —respondió—, de hecho, si no estuviéramos aquí conversando tan plácidamente, yo ya hubiera regresado a casa —echó los brazos al aire y dijo con sarcasmo, torciendo la boca en una sonrisa maliciosa que no obstante, dadas las facciones y la personalidad de Hugo, se antojaba más bien traviesa.
—Entonces estamos en el mismo canal —guiñó un ojo y chasqueó la lengua al tiempo que lo señalaba como si le apuntara con una pistola escuadrada con sus dedos. Un gesto demasiado informal dada la situación. Pero el joven letón no era de los que entendieran cuándo ciertas circunstancias merecían más seriedad de su parte.
Apenas las palabras ajenas llegaron a sus oídos, un sonido nuevo lo hizo también a sus espaldas. Movió las orejas como si estuviera en su forma canina y tensó la espalda. Entornó la mirada y la dirigió a su inusitado acompañante nocturno. En ese instante estaba en desventaja, a nivel del suelo y sin encarar a la amenaza que se acercaba. Sin embargo, su trabajo significaba un riesgo constante y siempre había salido bien librado.
—Esto de pronto se puso interesante —de todas las cosas que pudo haber dicho, esa sin duda era la más absurda pero la que más iba con él—. ¿Qué propones? —Por él, no había problema en tratar de neutralizar al intruso él solo, entre ambos o dejarle el trabajo al hombre en el árbol y él dar media vuelta e irse. Aunque bravucón, no era de los que buscara el enfrentamiento sólo para saciar algún tipo de instinto primitivo.
Al fin se movió. Se acercó más al árbol que servía de atalaya a su interlocutor y se giró. Rebuscó en la oscuridad de la maleza, pero el ruido había cesado; eso no auguraba nada bueno. Desde esa posición ya no podía ver al otro, era un riesgo, pues podrían estarlo engañando para acorralarlo. Sin embargo, con el tronco a sus espaldas, al menos esa parte la tenía cubierta.
—Hey, si bajaras del árbol sería más fácil —agregó en voz alta, pero no esperaba que fuera a hacerle caso—. Así ambos estaríamos al mismo nivel, y no sé, sería más cómodo conversar —continuó de ese modo, como si aún no se hubiera percatado de la amenaza latente en la espesura. En parte quería distraer la atención de esa parte, engañar a quien quiera que estuviera ahí, y por otro lado, en verdad deseaba que su acompañante bajara de la maldita rama.
Hugo Dārziņš- Licántropo Clase Alta
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Re: A Current Obsession || Privado
Trató de apartar sus orbes de la silueta ajena por unos instantes, para centrar su atención en los murmullos que la noche acarreaba hasta sus oídos. ¿Qué era aquello que les rodeaba? No lograba deducir completamente el origen de esas señales, de ese jalón que enchinaba su piel, incluso un monstruo como él ¿Podría temer? Aquello que se ocultaba en el espeso follaje de aquel lugar de mala muerte significaba un distractor y frente a su interlocutor, un sobre natural como él, no podía permitirse el titubear. No obstante cuando Vittorio regresó su rostro al punto donde el licántropo se encontraba, sonrió con una picardía notoria ante aquella oración. La tregua entre ambas razas por ahora estaba pactada con señalamientos tenues, sin decirlo de forma tácita ambos podrían salir bien librados si cooperaban en ciertos aspectos. Sin cruzar muchas palabras, sus experiencias les dictaminaban ser precavidos, conocían de antemano por experiencias las debilidades del otro, un movimiento impulsivo derivaría seguramente en una inusitada catástrofe.
Asintió.
Haciendo uso de sus habilidades, se permitió flotar ligeramente y permitir que las corrientes le condujeran hasta donde su interlocutor. En un abrir y cerrar de ojos se hallaba a su altura.
–Concedido–
Susurró, a lado de él, volvió a intentar penetrar en la oscuridad sin resultados positivos.
–Lo que sea que intente aproximarse, está al tanto de nuestra posición, por eso se ha detenido, quién lo diría ¿Cierto? Que soldados de bandos opuestos tuvieran que cooperar en un contexto como este –
No era algo que realmente pudiera sobrellevar, pues los preceptos del vampiro se basaban en la eliminación de jóvenes como el que ahora escuchaba sus discursos, había aprendido que la misericordia no tenía cabida en ese plano, pero era ese lado humano que aún se aferraba a creer que poseía, que le pedía confiar en la palabra de su compañero. Actuar con cordura antes de dar rienda suelta a sus instintos. De no haber sido por la acertada intervención de Zlatan, el italiano hubiera procedido de forma distinta.
–Propongo echar un vistazo ¿Vienes? Ah por cierto, soy Vittorio–
Respondió al cuestionamiento previo mirándole de soslayo con su presentación precaria.
Inicio una inspección entre el follaje, el aire estaba impregnado del perfume propio de la flora que ahí crecía, no obstante trataba de no darle importancia. Se detuvo en seco cuando notó a un sujeto limpiando su arma. Había terminado su trabajo asesinando a aquella chica, una cambiante aparentemente. No era ese hecho lo que revolvió el estómago del vampiro, sino el rostro del asesino ahora convertido en un sobre natural al igual que él. Se habían topado anteriormente y aunque en ese entonces Vittorio no poseía el auto control logró hacerle frente saliendo bien librado. Se mantuvo a la expectativa instantes previos que aquella frase le tensara el cuerpo.
–Cacciardi, sal de ahí maldito bastardo–
Mordió su labio inferior. Aquella riña que evitó desarrollar con el licántropo se presentaba una vez más con ese sujeto. Era la oportunidad de terminar aquello que no pudo hacer un par de años atrás.
Asintió.
Haciendo uso de sus habilidades, se permitió flotar ligeramente y permitir que las corrientes le condujeran hasta donde su interlocutor. En un abrir y cerrar de ojos se hallaba a su altura.
–Concedido–
Susurró, a lado de él, volvió a intentar penetrar en la oscuridad sin resultados positivos.
–Lo que sea que intente aproximarse, está al tanto de nuestra posición, por eso se ha detenido, quién lo diría ¿Cierto? Que soldados de bandos opuestos tuvieran que cooperar en un contexto como este –
No era algo que realmente pudiera sobrellevar, pues los preceptos del vampiro se basaban en la eliminación de jóvenes como el que ahora escuchaba sus discursos, había aprendido que la misericordia no tenía cabida en ese plano, pero era ese lado humano que aún se aferraba a creer que poseía, que le pedía confiar en la palabra de su compañero. Actuar con cordura antes de dar rienda suelta a sus instintos. De no haber sido por la acertada intervención de Zlatan, el italiano hubiera procedido de forma distinta.
–Propongo echar un vistazo ¿Vienes? Ah por cierto, soy Vittorio–
Respondió al cuestionamiento previo mirándole de soslayo con su presentación precaria.
Inicio una inspección entre el follaje, el aire estaba impregnado del perfume propio de la flora que ahí crecía, no obstante trataba de no darle importancia. Se detuvo en seco cuando notó a un sujeto limpiando su arma. Había terminado su trabajo asesinando a aquella chica, una cambiante aparentemente. No era ese hecho lo que revolvió el estómago del vampiro, sino el rostro del asesino ahora convertido en un sobre natural al igual que él. Se habían topado anteriormente y aunque en ese entonces Vittorio no poseía el auto control logró hacerle frente saliendo bien librado. Se mantuvo a la expectativa instantes previos que aquella frase le tensara el cuerpo.
–Cacciardi, sal de ahí maldito bastardo–
Mordió su labio inferior. Aquella riña que evitó desarrollar con el licántropo se presentaba una vez más con ese sujeto. Era la oportunidad de terminar aquello que no pudo hacer un par de años atrás.
Michael Sundqvist- Hechicero Clase Alta
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Re: A Current Obsession || Privado
“A man with no enemies is a man with no character.”
― Paul Newman
― Paul Newman
A pesar de lo que ya había visto al pasar de los años y tras su transformación sobre todo, Hugo en muchos aspectos seguía siendo como un chiquillo curioso, y más que eso, con una capacidad de asombro casi intacta. No había que confundirse, el letón distaba mucho de ser ingenuo; era difícil engañarlo, tomarle el pelo, pero cuando veía muestras de habilidades como la que ejecutó su acompañante para llegar a su lado, no podía evitar sentirse intrigado y fascinado a partes iguales. Evidentemente no lo externó con palabras, a pesar de su impertinencia usual, el contexto lo detuvo.
—La verdad, no entiendo por qué se supone que deberíamos pelear —confesó con ligereza, casi como si no importara. Y era cierto; se le dijo, leyó luego y hasta la fecha seguía sin comprenderlo. El instinto desde luego, a veces lo jalaban de manera poderosa, pero tampoco era que no pudiera controlarse. No sabía si otros simplemente se dejaban llevar o esa parte no permeó en él como se supondría debió hacerlo. Chasqueó la lengua y soslayó a su compañero que era un poco más alto.
—Hugo —respondió, sin encontrar motivos para mentir sobre su nombre. Asintió luego y siguió de cerca de Vittorio. Italiano, adivinó, o al menos así lo delataba su nombre de pila. Volvió a mirarlo por el rabillo del ojo y sus facciones apuestas hicieron sentido con esa conclusión.
Distraído en eso, casi choca con su inusual aliado cuando éste se detuvo. No entendió de entrada qué pasaba y escuchó. «Cacciardi» dijeron. Él no era y supuso que le hablaban a Vittorio, a quien miró intrigado, como esperando una reacción. Después de todo, supuso que lo estarían buscando a él.
Se quedó meditando sus opciones. Creyó que la amenaza ni siquiera había reparado en él, era una sombra, otro árbol en el bosque sin importancia, era evidente que su objetivo era Vittorio. Sopesó los caminos a tomar; por un lado podía aprovechar esa situación y neutralizar al tercero de ellos, dejarlo fuera del juego. Por el otro lado, había deudas que trascendían lo monetario, deudas de honor y eran tema delicado, no podía simplemente involucrarse en algo así, pues eran cosas personales, con historias bien delineadas y él, un actor incidental, no podía simplemente querer tomar protagonismo.
Se dio cuenta que el hombre, con el cadáver a sus pies, era sobrenatural, como él y como Vittorio… más como Vittorio. Se preguntó a dónde y cuándo se remontaban sus rencillas, sin embargo, también estuvo consciente que muy probablemente nunca lo sabría.
—Creo que te conoce —al fin reaccionó y dio un corto paso al frente y le dijo al otro muy cerca del oído, aunque sin intención alguna de no ser escuchado—. Aunque no parece que te quiera mucho —regresó a su posición, ligeramente detrás de Vittorio, atento. Si bien no planeaba meterse en peleas ajenas, tampoco era que no fuera a meter las manos si lo atacaban.
Era Hugo, por todos los cielos, un asesino limpio y con reflejos que muchos colegas le envidiarían, no iban a tomarlo con la guardia baja.
Hugo Dārziņš- Licántropo Clase Alta
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