Para recordarte

El sol apenas ha salido proveniente del oriente, iluminando suavemente por el pequeño espacio que permiten las cortinas y proyectándose directamente en el suelo de la vivienda relativamente humilde, una mujer joven permanece sentada sobre su muñida cama, el cabello negro azabache cayendo sobre su pecho hasta su cintura, y sus ojos mirando fijamente los colores en el suelo, desde cierta distancia, incluso podría parecerse a una muñeca de tamaño real, con la notable diferencia de que su pecho se expandía a intervalos de tiempo regulares, salvo eso, no parecía muy diferente a un cascaron vació.

Podría pensarse imposible que la joven permaneciera mucho más tiempo en la misma posición, pero el sol estaba ya completamente en lo alto del cielo cuando pareció reaccionar, parpadeando un par de veces, con esas pestañas inmensas que hacían sombras sobre sus ojos, y sus mejillas, de un color pálido como el mármol adquirieron un tenue color rosado y un suave bostezo abrió sus labios en un gesto infantil, mientras sus brazos se estiraban hacia el cielo.

UA

Ubicada a las afueras, donde la urbe da tregua a la flora, la casa Väyrynen ha ocupado los mismos cimientos desde hace más de 300 años. Su estilo gótico/conservador da fe del paso del tiempo, pero su impecable condición delata la meticulosidad y mimo con que se ha cuidado constantemente.

El suntuoso interior cuenta con más exquisita y despampanante decoración. Con cuatro niveles (incluido el subsuelo), cuenta con más de 30 habitaciones entre los que se cuentan ocho salones, tres cocinas, 10 habitaciones con su correspondiente servicio en suite, un vasto observatorio entre incontables pasillos y pasadizos ocultos que hacen a la casa un verdadero laberinto.

Cuenta con casi tres hectáreas de cuidados jardines. Una flora basta, frutales, coníferas, gran variedad de flores y arbustos entre pérgolas y caminitos de piedra, delimitada con ladrillo y metal.

Su acceso está restringido, la seguridad es constante y los intrusos no son bien recibidos.

Bienvenidos a la Casa Väyrynen

Es la tercera vez, esta noche, que me despierta el rumor cantarín que proviene de los árboles del jardín. Esto se repite a diario desde hace cuatro días y la insistencia del canto no solo me irrita, comienza a ser sospechoso.

Miro el reloj antes de dejar la cama cuidando de no despertar a mi hermano, no sé porque no se despierta, tal vez el hada que vive en el jardín encontró la frecuencia exacta para llegar a mi oído sin perturbar a mi hermano, o simplemente Änthi se hace el dormido. Como fuera, sospecho que el hada tiene algo que decir, no puede ser casualidad que me despierte cada cambio exacto de turno, cuando rotan los guardias de la casa.

Me asomo al balcón y miro el jardín, no espero encontrar la delicada figura de una señorita flotando en el aire, la condenada hadita es escurridiza, por más que intenté darle caza varias veces, ni siquiera logré verla una sola vez, sé de su existencia por el canto, y lo que cuentan de ella los viejos. Pero algo encuentro, una sombra entre las hojas de los arbustos cercanos a la medianera, una sombra con cuerpo pues, aunque sutilmente, mueve las ramitas a su paso, una sombra bastante más grande que un perro.

Treceava noche, doceavo mes, 1799


Desperté de nuevo en un lugar completamente desconocido, en un momento estaba en el taller tomando la bastilla de la de un elegante vestido de seda color melocotón, con bastante vuelo y una caída de varios metros para un importante baile, la joven a la que atendió parecía ilusionada, demasiado joven y demasiado crédula, ha venido un par de veces, no porque lo recuerde mas bien por la dueña de la tienda me lo ha dicho y ha dado exactos detalles ya que he sido yo quien ha estado confeccionando su vestido… pero… no era eso lo que quería escribir… yo…

Yo desperté en un lugar extraño, un bosque a media noche son saber como llegue a ese lugar, sin comprender o tener un hilo de coherencia… ¿Hasta cuándo seguirá pasando esto? Mis pensamientos son tan caóticos, tan borrosos… dios ayúdame.

***


Frio… he tenido un suvenir extraño, había nieve cayendo por todo mi alrededor, el frio viento que sopla calaba por todo mi ser adentrándose por debajo de mi ropa, acariciando mi piel desnuda, sonrojando mis mejillas y coloreando un poco mis labios de un ligero tono violáceo, el cruel clima impregna de una forma en la que mi cuerpo parecía estar acostumbrado, es realmente extraño, ya que en ninguna parte de España el blanco manto del invierno azotan con tal ferocidad. La flora estaba cubierta de un blanco espectral, el lago frente a mi está completamente congelado… solo hay frio… un frio blanco, pálido y mortal… me recuerda algo, algo importante, algo que se aferra en el fondo de mi mente.

Pálido, mortal y frio… las blancas cuchillas desgarrando la carne perforando con una facilidad increíble. Decimado simple, demasiado fácil ¿Quién eres? ¿Qué eres? ¿Qué le aras a ella? ¿Su destino…? Completamente certero. Adiós pequeña “Maika”…

… mi rostro es su rostro y el rostro de él es el mismo del demonio que atormenta mi vida.

***


… No se que día es, no se que año, no se ni como es que escribo, mi mente navega entre aguas pantanosas, recursos o sueños, en verdad no tengo idea. No se si lo que vivo es real o solo es una ilusión una vaga y extraña realidad que desaparecerá en cualquier momento.

Mientras escribo sentada en una de las esquina miro a una pareja pelear, ella abofetea al chico y él le toma de la cintura sosteniendo con fuerza sus manos evitando otro golpe, ella forcejea, se mueve molesta, los cabellos le vuelan pero él la besa, apasionado, deseoso, callando sus reclamos demostrando que puede doblegarla con un poco de … … …

… … … a vuelto a pasar, no se que tanto tiempo perdí la conciencia, mis notas me permiten saber que hacia aquí pero los amantes ya no están y yo solo logro acurrucarme mas en el piso tapándome con la manta intentando dormir hasta que el sr. Sol me despierte y deje de saber quien son una vez mas.

Grandes se abren los ojos de la joven al ver el enfado atroz del hombre que le toma de la muñeca y han estado a punto arrancarle el brazo, la toma del mentón lastimándola - Yo no le conozco, no se quién es usted ya se lo dije!! Suélteme se lo ruego - pide sin miedo en la mirada ni la voz. Un dejo de memoria se desliza en su mente recordándole. Si es verdad le ha visto y todo aquello que ha pasado desde hace minutos convirtiéndose en horas, todo llega como un golpe sobrecogedor demasiado difícil de comprender. Todo su cuerpo se marea, llegando a dejar de tener conciencia propia - Eres Jose Alfonso de Castilla, rey de España, aquel que dicen que perdió todo y volvió su reino un país empobrecido lleno de muerte. ¿Qué he hecho majestad? Porque cree que soy aquella mujer… hay dolor en sus ojos cuando la a nombrado, lo e visto… hay muchas facetas de mi pero no creo ser lo que usted busca.- de alguna forma él la suelta o ella logra zafarse rompiendo aquella ropa vieja dejando caer su bolso y comenzando a correr lejos.

¿Le servirá de algo aquella acción? ¿Servirá de algo huir de un ser que sabe es imposible? Les conoce, cree que es un inmortal, y un inmortal tan poderosos como es aquel rey… es demasiado para ella. Corre, corre tan rápido como puede alejándose de todo, absolutamente todo. Los recuerdos llegan a su cabeza como balazos, casi puede escuchar el BUM BUM, pero solo es su corazón.

Dobla la esquina y se mete entre callejones, ¿Cuánto tardara en encontrarla, en sorprenderla, en atraparla?... se detiene recargándose en una de las paredes de las empobrecidas casas, la lluvia emerge como la violenta ira del gobernante. Se deja caer llorando, pegándose en la cabeza. Detesta esto, detesta esta memoria y estas atolondradas reacciones...

… ¿Qué es lo que la espera en un futuro próximo? Teme… teme mucho su futuro.