5 días y dos para recordarte (privado)

por **Darius Von Hauf** Lun Ene 16, 2017 7:46 pm

Mucho tiempo atrás mis padres esperaban algo de mi persona, pero simplemente no me quedaba claro cual era mi posición en este mundo. Conocí a un joven italiano, Hermes en la fiesta de mi prima cuando consiguió por fin aprobar dicha prueba que en realidad me daba mucha envidia verla ahi, feliz porque le daban su primera arma, su primer traje de inquisidora mientras yo me quedo en el banquillo que rompo mi copa de champang de la rabia.

Veo que mi madre nota mi rabia y ve mis cortes en la mano que enseguida me lleva a la cocina para curarme las heridas de la mano recientes. Entonces ese joven, Hermes entra preocupado en la cocina y sustituye a mi madre que estaba bastante al borde de los nervios. Hermes terminó el vendaje y nos hicimos buenas migas que en estos instantes mantengo una amistad con él.

Noches después me secuestran pero rápidamente me encuentran y me rescata un grupo de soldados que precisamente estaban en la fiesta. Ahora me encuentro en mi alcoba leyendo....o leía ya que mis pensamientos me sacaron de la lectura. Estaba distraido ya que una carta habia llegado a mi residencia y mi madre me la dio corriendo. Azorada estaba que pensé en violarla, es que estaba tan joven que podria pasar por mi hermana, por lo que ignore sus emociones y tomando la carta la abrincon tranquilidad.

¡Sorpresa!

¡Era una carta de una vieja conocida a la que nonhabía olvidado todavia aunque pense que se habría mudado pero no, al parecee estaba en el mismo de siempre desde que no se volvieron a ver. Sonriente y recordando esos buenos recuerdos, mire a mi madre y me dirigi hacia mi escritorio dispuesto a responder con regocijo, pero mi madre no queria, queria que quemara la carta.

De mala gana mande a paseo a mi madre diciendo que me dejase en paz, que ya que tengo esta amorfa enfermedad, a lo único que puedo aspirar era a una vida tranquila, una vida sin agobios ni que me perjudicasen la salud. Le respondería, pero ¿Como debia de comenzar?

por **Felicity Dittmar** Miér Feb 22, 2017 6:50 pm

La pelirroja llevaba poco tiempo en París, lo cual volvía realmente sorprendente el que en tan poco tiempo diera con la residencia de su querido amigo de la infancia; aquel muchacho del que siempre estuvo ferozmente enamorada a pesar de que todos le dijeran que amar a alguien comprometido con otra era mala idea. Felicity lo amaba y nada ni nadie podría hacer que dejara de hacerlo y como prueba de ello es que se decidió a viajar a París. De hecho, tan grande era su amor por aquel joven que se había atrevido a hacer algo arriesgado, algo que quizás haría que la madre de Abe la odiara más de lo que aparentemente ya lo hacía.

Con la mirada fija en la enorme puerta de la mansión Weisser, Felicity se encontraba entusiasmada y nerviosa. Hacía tanto que no veía a Aberforth que le resultaba sencillamente imposible calmar los desbocados latidos de su corazón, en especial después de haber depositado en el correo una carta, una en la que se le expresaba al joven Weisser que pronto recibiría un regalo, claro que lo que se omitía en la carta era que el regalo era la presencia de Felicity. Tomando aire de manera profunda, la Lovelace se atrevió a tocar entonces la puerta, esperando que alguna de las sirvientas la recibieran y pudieran darle a Aberforth la “maravillosa” noticia de su llegada. Tenía tanto que hablar y hacer con él, eso si es que no se había casado ya.

El poco tiempo de espera le pareció a ella una eternidad, por eso quizás fue que apenas aparecía una doncella a atender a su llamado, ella soltó de golpe el motivo de su presencia.
– He venido a visitar a Aberforth, ¿Puedes informarle que Felicity Lovelace esta aquí? – y tras decir esas palabras una enorme sonrisa apareció en sus labios.

por **Darius Von Hauf** Jue Mar 16, 2017 6:48 pm

Estaba completamente nervioso, no sabía cómo reaccionar o cuales podrían ser las primeras palabras de la carta, pero mi alma se cayó a los pies cuando una sirvienta entro a prisa en el interior de mi habitación, avisándome de que si esperaba visita. Yo le dije que no pero la doncella no parecía querer moverse del umbral de la puerta hasta que yo fuera abajo – Esta bien – dije entre dientes, dejando la carta para después pero algo me distrajo en el pasillo - ¡Ah! –Esquive por poco un porrazo que la loca de mi madre quería reprimirme - ¿Pero qué haces cacho loca? –Pregunte asustado y rápidamente queriendo ir hacia abajo a ver quién era, pero mi madre parecía querer retenerme, ahora de la camisa.

-No vayas hacia abajo hijo, ignórala! –Suplicaba mi madre – Solo te traerá desgracias!

-¿Pero de quién hablas? –Estaba confuso, mire a mi madre y entonces me di cuenta de algo, de algo que me hizo mirar hacia la izquierda, hacia la puerta escaleras abajo y la sorpresa que me di en cuanto la vi en la puerta de mi casa - ¡FELICITY! ¡QUE SORPRESA! –Dije con alegría que el corazón iba a salirme del pecho, pero poco a poco fui bajando las escaleras con cuidado de no tropezarme - ¡FELICITY! –Dije cual retrasado pero finalmente llegué hasta el umbral de la puerta y achuche a mi amiga de la infancia - ¿Qué tal estás? –Me quede un poco mudo por cómo iba vestida Felicity comparada a como la vi vestida la última vez que la vi, llena de harapos ¿Qué habrá pasado para que ahora destaquen tanto esos ojos negros y quiera perderme en ellos?

Me peiné rápidamente hacia atrás el cabello – Ya está Amanda, puedes dejarnos y prepárale un té a la señorita – Dije mientras tomaba de la mano a Felicity y le besaba el dorso de su mano, observando como ahora era toda una mujer, pero ¿Seguiria siendo la mujer de paladar afilado y gestos elegantes o simplemente la chica pueblerina que dejé atrás en el pasado? Había tantas cosas que quería contarle también…que no sabría por dónde empezar – Bueno Felicity, por aquí, entremos al salón –Dije sonriendo, ofreciéndole el brazo como el caballero que era.

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