Grandes desilusiones [Sabrina - Priv]

por **Keith Lanington** Sáb Dic 26, 2015 6:20 pm

Recuerdo del primer mensaje :

No estaba preparado seguramente a sentir de nuevo la sensación de estar perdido en los susurros de la oscuridad. La noche se reflejaba en la inmensidad del lago de aquella noche, las almas en pena aguardaban bajo sus lapidas y simplemente no pensaria pasearse por allí mismo, no por el cementerio en estos momentos. Sus pies se encaminaban por los desierticos rincones vacios de Paris, buscando aquel que le robó parte de su infancia, parte de la que ya no puede recuperar debido a que lo mantuvo oculto y siendo un esclavo durante toda su vida hasta que cierto cazador le descubrio y lo llevo de vuelta con sus padres.

Todo aquello paso hace muchisimo tiempo. Ha conocido a personas, a conocido a una persona que dejo marca en él, ha conocido a personas que ahora son feliz juntas y mientras él aún anda en algo que no desearía para nadie. Estaria dispuesto a volver a tener compañia a su lado pero tal y como estaba en estos momentos se disponia a querer mas bien a estar solo y sin nadie a su lado. Queria la soledad por un tiempo, si, eso sería buena idea al parecer, no querria para nada huir de nuevo en un plan que por poco salía mal.

-¡AYUDA! - Un grito escuchó cerca de donde estaba y en cuanto llegó al lugar del grito se descubrio a si mismo alrededor de un teatro al aire libre. Suspirando de repente, él mismo se ajusta la corbata de nuevo y presta atención al teatro libre en la calle. Muchas personas observan entretenidos la interpretación de los actores enmascarados. Una joven se tropieza con el brujo que este la observa detenidamente todo lo que puede y lo máximo que llega a ver son unos ojos azules llenos de pena. La cosa es que el brujo no le hizo mucho caso, él seguía ahi parado viendo la entrenida obra.

Cuando hubo terminado después de un rato largo, se encontro bien a lo lejos la figura de Ragnar entrelazando manos con su amor de infacia, Desari, aunque ahora era la señora Lothbrok. Menuda boda fue aquello. No, sin embargo todo fue a tomar de boca. Desari recordó y Ragnar estaba feliz desde hace mucho tiempo. Aún recuerda como se puso por querer hacerle aquello a Desari cuando estaba hechizada. Solamente quería desaparecer y asi hizo.

Desaparecio de su vista y lo siguiente que encontró fue a la joven de vista de pena. Fue un momento solo hasta que se dio cuenta de algo diferente en ella. Sangre en sus fauces. Keith estuvo un rato pensando en si ir hacia ella o si huir de verdad. No sabía y escogio la primera opción frente a todas las consecuencias que pudieran ocurrir en cuanto se acercara. Bien, ya estaba delante de ella.

¿Que pasaria entonces?

por **Keith Lanington** Vie Ene 27, 2017 9:28 pm

Seguramente lo que pensase Keith en esos instantes no importaria demasiado. Suspiro derrotado y solo podia asentir a lo que Sabrina quisiera de si mismo. Le dio las respuestas que ella le pidio, el se preparo para lo peor cuando sin embargo no sabia que mas hacer.

Tenia en cuenta que nada deberia de haber pasado, lo mismo si no hubiera sido tan capullo ahora mismo seria de desari y ella de él. Tenia en cuenta que ya nada seria igual, que lo que soltaba Sabrina por la boca estaba en lo mas correcto.

Pensando en como sobrevivir, supo o intuyó que no seria sencillo. ¿que mas opciones le quedaban al pobre? Ninguna que de seguir viviendo, encontrar un buen camino para poder sobre llevar redención y el persón de Desari la cual pribablemente no volverá a ver wn su vida. Ahora era el momento de que todo cambiara, de que su vida tomara una euta diferente.

¿Lo conseguiría? Habria un tanto de proabilidades en que fuera alguien solicitado en su nueva forma de vida, en su nueva manera de ver las cosas de la vida, en cosas que lo mismo importaban como ver a la familia y poder estar con ellos hasta el momento que tengas que irte de su lado porque tu eres el único que al final....perdurara en la eternidad, el único que terminará siendo el solitario que acompañara a la eterna vida que seguirá por el resto de los años. Sobre todo si en un principio tenia que estar haciendo caso a Sabrina, quien posiblemente sería su "Ama"? No sabía mucho como iba este tipo de ralciones entre la que le iba a dar una nueva vida, no sé a que está esperando la jovencita para poder transformarle en lo que ella era. Por un lado ya estaba sintiendo esa curiosidad, esa necesidad de tener en sus manos los poderes necesarios para poder deshacerse de todos aquellos que lo trataron mal en el pasado sobre todo a aquella pareja que queria muerta por encima de todo.

por **Sabrina De la Vega** Dom Feb 26, 2017 8:19 pm

La brisa nocturna apañaba el momento en que sus dedos acariciaban el cuello del hombre, esos pequeños dedos que danzaban en la piel cálida acercándose peligrosamente a la herida que dejaron sus colmillos, bajando por el torso marcando los músculos a través de la fina tela de la camisa como si con sus dedos explorara más aquel cuerpo que pronto le pertenecería. Sus labios apenas y se abrieron en un suave susurro pronunciando las palabras que tanto quería oír la pequeña demente –Dime lo que deseas y te complaceré– susurra clavando los ojos en los de su próxima víctima –Si no lo dices no podré hacer nada, vamos habla un poco más para mí, déjame oírte decir todo aquello que espero y deseo con todo mi corazón oír– le mira con esa maldad en los ojos, con ese deseo ardiente de destruir con sus manos y cambiarlo hasta ver como se experimenta en el humano todo.

Su mentira y dulce rostro de inocencia le sirve en aquel momento cuando agarra el cuello del brujo acercándolo a sus labios pero solo a centímetros de esos los cuales emana ese dulce veneno en sus aterradoras palabras –Y entonces, que espera, dime, su nombre, dime lo que quieres o de lo contrario te lo arrancaré yo misma por las malas, arrancaré esa linda lengua y luego la pondré en otro ser a que la use mejor que tu– roba un beso lleno de una dulzura asesina.

por **Keith Lanington** Lun Feb 27, 2017 7:35 pm

El dolor acaba por ser el principio activo de su soledad, las lágrimas el excipiente que las lleva y transporta desbordándose por sus ojos por pura tristeza a lo que una sonrisa de pena en vida lo corrige provocándole un amargo dulzor, aterrador, sincero y honesto como el hálito de una temprana muerte a la que solo puede aspirar en la vida.

No acaba por terminar de llorar cuando escucha las palabras de aquella joven que tenía sobre sus caderas. Un beso amargo, si, la muerte camuflada en rostro de la inocencia le robaba un beso sangriento de sus labios, sus últimos esfuerzos fueron malgastados para poder situarse sobre uno de los muslos de la joven, subiendo la mano hasta donde su corazón maltratado le decía. Su habla estaba en la mudez, no articulaba palabras por el dolor que se sustituía de silencio y más tristeza llegando así a no poder decir demasiado.

¿Cuándo acabaría? Tenía que responder si quería sobrevivir – Conviérteme….hazme como un ser….de la noche, haz que yo mismo cumpla mi vendetta pudiendo revelarte de esa carga tan pesada – Su petición podría no ser validada por la niña que se presentaba delante de ella.

– Mírame ¿crees que merezco una oportunidad así? O si no, mátame que es una tarea mucho más sencilla, tendrás la oportunidad de demostrar a otras personas de tu valía, matando a un despechado que lo ha perdido completamente todo. El amor de mi vida, una amistad consolidada y que se fue a pique porque yo quería haber ganado por una vez – Más tristeza en forma de lágrimas se desbordaban por sus ojos deslizándose por la suavidad de su mejilla impregnada de suciedad y sudor más un poco de sangre de su cuello – No sé a qué estas esperando.

por **Sabrina De la Vega** Dom Mar 26, 2017 11:25 pm

La noche tan fresca como sutil agitaba su nueva vestimente así como sus cabellos llevando su fragancia de maldad y perversión en ese pequeño cuerpo inocente y dulce lleno de una locura mal sana como fingida, su aversión se muestra tan evidentemente ante las palabras y las lágrimas del hombre que solo la enfurecieron pero mostraba una sonrisa –Ouw me pones de un…mal humor– Aseveró con seriedad casi frunciendo su ceño en claro rechazo a todo lo que decía aquel hombre empujando con sus delicadas y finas manos haciéndolo caer, se sentó sobre él a horcajadas tomando el cuello de su camisa para atraer el rostro de él al suyo tan pálido como furioso –Hablas de un amor pero no me has dicho su nombre, aunque te convierta, aunque seas mi orgullo de todos los demás bellos muñecos de entre mis bellos niños pero no, no has dicho ese nombre maldito porque tu irías tras de esa persona para atormentarla ¿bajo qué derecho? Solo por tu maldito mal herido amor, JA estúpido humano, no hay quien merezca ese deseo de venganza si no el mío, el de ver como yo destrozo a esa mujer que te ha emborrachado tanto como para desear mi don de vida– se levanta agitando aquellos cálidos cabellos dorados.

Esa mirada angelical nuevamente se muestra en su rostro junto a la sonrisa y sus fieros colmillos –Te daré una oportunidad más, tráela aquí, a mi, porque así podré destrozarla yo misma para que olvides a esa mujer y pienses solo en servirme a mi, solo a mi eternamente, para toda tu existencia– susurra sonriendo como un dulce jovencita inocente y cálida.

por **Keith Lanington** Lun Mar 27, 2017 6:05 pm

Las palabras aunque más bien eran ordenes tempranas para él le hacían tener mal sabor de boca, las alas con las que su corazón algún día voló ahora no estaban, habían sido cortadas, sin embargo ahora estaba pendiente de que poder hacer. De poder hacer lo que la niña deseaba o repensarse lo de ser alguien como la cría - ¿Sabes? Lo mismo no me quieres convertir porque te sientes inferior o incapaz de poder hacerlo –sonrió de modo ladino.

– Tienes tanto miedo que te refugias en discursos que no llevan a ninguna parte. Estoy tan borracho que ya ni me acuerdo de su nombre, no me acuerdo de su memoria, no me acuerdo de ella apenas pero si de quien es esposo, pero es mucho más fuerte que yo y que tú y yo juntos. Ese hombre ha vivido tantas batallas que se sabe cada manera de superar cada batalla que se le presente – Su voz había salido vacilante pero su habla se calló debido a las pocas fuerzas que le iban quedando. Estaba perdiendo demasiada sangre por la cavidad de su cuello por donde había hincado los dientes la muchacha que decía de traerla a quien ahora odiaría o lo mismo no duraría demasiado.

Era inútil pensar en ella ahora mismo.

Inútil, una palabra que le sitúa perfectamente.

La otra cara del amor, se ha dicho siempre, es el sufrimiento. Enamorarse es comprar boletos para el dolor: duelen las distancias, los celos, y la indiferencia. Las discusiones y los desacuerdos. Duele esperar un gesto de cariño y saber que quien deseamos no es capaz de dárnoslo. A veces pienso que el cerebro tiene envidia del corazón. Lo maltrata y lo ridiculiza y le niega lo que anhela y lo trata como si fuera un pie o el hígado. Y en ese enfrentamiento, en esa batalla, siempre pierde el dueño de ambos.

por **Sabrina De la Vega** Vie Mayo 26, 2017 4:32 am

La herida que dejó en el cuello del humano producto de sus palabras solo incrementaba en ella el deseo de arrancarle la tráquea, de tomar entre sus manos ese débil cuello y romperlo hasta no dejar nada, pero se detuvo. Contuvo su deseo de enloquecerse por unos instantes, su sonrisa apareció, una tan cruel y nefasta, sus dedos cogieron las mejillas del infame brujo juntándolas con fuerza, sus ojos tomaron el tono rojizo de la ira como de su demencia y se clavaron en los ojos del muchacho –¿Crees que puedo perder? ¿Crees que soy tan débil como tu, mortal?– preguntó y agarrándolo de la camisa lo levantó arrojándolo lejos a unos tres metros de distancia, mientras ella daba un paso que fueron varios sentándose a horcajadas encima de él deteniéndole el paso.

Soltó una risa, una estruendosa risa abrazando el cuerpo debilitado del joven –Eres tan gracioso cuando hablas, que solo me provoca arrancarte la lengua y ponerla en un frasco para decoración personal– abre una pequeña herida de su muñeca, lo suficiente como para dejar que unas cuantas gotas caigan cerca de la mandíbula del hombre –Si quieres vivir y vengarte, ya sabes que hacer, se mi esclavo y con ello te vengarás de esa ingrata mujer, no te convertirás como yo pero te dará algunas de mis habilidades, al menos hasta que me dejes de agradar, que quizás sea mañana porque eres tan aburrido– ríe acercando su herida hacia los labios de él para que recupere algo de su fuerza perdida. Ella sabe que su sangre lo desmayará y eso es lo que busca, busca tenerlo inconsciente y luego en silencio llevarlo a su hogar.

por **Keith Lanington** Sáb Mayo 27, 2017 10:02 pm

¿Que mas podria hacer Keith? Prácticamente sebtir nauseas de lo que caia en sus labios, aparto la mano de Sabrina y este la miró con unos ojos aun apesadumbrados como pensando realmente lo que estaba a punto de suceder ¿realmente quería él ello? ¿su corazón estaba listo para terminar de esa forma? no, paro todo en ese momento mirando a la vampira un poco contrariado - lo siento pero no quiero vivir de este modo - de una manera poco delicada Keith aparto a Sabrina de encima suya, como si esta lo hubiera querido asi.

No podria moverse del todo, no, estaba debil como un beodo pero el estaba lleno de tristeza, borracho de soledad y traición, en donde habia vida, ahora hay tristeza y ganas de convertirse en un criminal con tal de completar su plan - no creo que este sea el camino, sabes? - estando preocupado de si podria moverse o no, intentaba moverse a muy a su pesar. Era bastante cabezota. Sabía que eso enojaría a la vampira y con su debilidad no podria hacer mucho pero esperaba que ella lo comprendiera ¿podria hacerlo? -espero me entiendas no quiero aun ser como tu no asi y con lo que me pides es algo dificil creo- rasco su cabeza algo pesada y cansina por la debilidad

Cuando era pequeñin, recordo una tarde en la que estaban él, Ragnar, Dissy y sobretodo los padres de los susodichos observando como los pequeños jugaban al corralito, pero aquel recuerdo se disipo cuando escucho pisadas desde el interior del callejon y que parecia venir hacia ellos, pero estaba oscuro y apenas podia ver nada de nada.

por **Sabrina De la Vega** Miér Jun 28, 2017 6:11 pm

Su cabeza estallaba en una furia que se estaba por descontrolar y quien la pagaría sería el primer pobre diablo que se cruce en ese momento y para mala suerte sería el hechicero; primero mostró una sonrisa muy inocente, comprensible y de alguien amorosa y amable pero solo era la treta que estaba formando, se levanto pero no por mucho porque volvió a sentarse sobre el brujo, ya no a horcajadas, sino como una pequeña damina impidiendo que se moviera más el hechicero. Apoyo su carita sobre sus manos y sus codos sobre sus rodillas, sus pies en puntas metiendo los talones por las costillas y estómago del chico.

Suspiró como quien asimila el sentimiento, pero había una parte de ella que lo asimilaba, pero fue borrada por su ira, miró al joven por encima de su hombro sonriéndole –¡Oh, claro que entiendo! Creíste que no lo haría– su rostro cambio algo más serio hasta deformarse en una mirada de maldad, psicópata total y pura, pero con una serenidad y pasividad que asombraba siempre a sus víctimas, su sonrisa se ensanchó y sus dedos se clavaron en las mejillas del muchacho lastimándole –Crees que voy a entender tus estúpidas excusas, acaso creíste que te haría como yo, un dios de la noche estas equivocado tu serías mi sirviente hasta que encuentre a esa muchacha que te ha enamorada y le haga lo mismo que a ti para tenerlos a los dos juntos, eres idiota si creíste que te mataría para darte mi don– un ruido la alertó, sus ojos fueron al callejón próximo mirando con sus ojos rojos que se iluminaron en tono ámbar y de la nada una flecha paso atacándola, pero ella dio un salto hacia atrás cayendo contra el suelo.

Su mano tocó el suelo medio agachada, su pierna estirada y la otra recogida contra su pecho, sonrió mirando al callejón y al brujo –¡Oh mi pequeño tuviste suerte! Esta vez quien tendrá tu fin será otro– más flechas salieron del callejón contra ella que se movía de manera grácil como si bailara en movimientos que ante la vista humana sería imposible de ver pero para ella era como dar solo un medio paso. Su treta de locura se estaba cayendo con el nuevo integrante, un inquisidor.

por **Keith Lanington** Jue Jul 27, 2017 7:09 pm

La suerte del brujo estaba echada.

Inquisidores que estaban de guardia, consiguieron encontrar a la vampiresa y al brujo, pero este, al no poder moverse en la inmensidad de la noche como el quisiera, se quedó inmóvil esperando a que la muerte le recogiera en brazos, a que su alma por fin descanse en alguna parte en la que si fuera recibido, pero sin embargo, al parecer su momento de morir no había llegado todavía.

No.

Cuando llegaron los inquisidores dos, se pusieron a pelear con la vampira mientras que un tercero se agachaba al lado de Keith para tomarle el pulso el cual estaba muy débil. Rápidamente Keith se sintió solo de nuevo cuando le dejo el inquisidor pero que al rato volvió con otro inquisidor y ambos sujetaban una camilla en la que enseguida y con cuidado transportaron a Keith a un carruaje para poder ser llevado al hospital y que pudiera ser atendido con urgencia.

Los otros dos inquisidores luchaban sin tener la menor oportunidad de poder dejar que la vampira tuviera su momento para poder atacar. Lanzando flechas de plata bendecidas con una ballesta automática, intentaban acertarle a la vampira, lo hicieron un par de veces, en el hombro y en la pierna, pero la vampira parecía inmune a los ataques.

- Acaba de comer – Dijo molesto uno de los inquisidores – Será difícil dominar a esta pequeña puta escoria pero no imposible amigo – Dijo este animando a ambos para el bien y para no desanimarse a que alguna distracción pudiera acontecer en aquella pelea del callejón.

- Si ha comido del hombre que hemos encontrado a su lado y lo más probable que este sea un brujo, esta zorra ha tomado una bomba de vitaminas – Supuso el otro inquisidor, palabras que no le agradaban a su compañero pero tenían que verse con todo tipo de obstáculos para así poder enfrentarse a tal criatura.

- ¿Qué tal una bomba solar? – Pregunto el otro.

- ¡NO! ¡HOMBRE NO! Ese tipo de bombas son más para un grupo o un nido entero – quien se negó a utilizar el artefacto miro a la vampira con oído infinito – Solo dispara y acierta de una vez – Con la charla terminada, ambos inquisidores comenzaron nuevamente a disparar contra la vampira hasta que alguno de los dos pudiera acertarle de lleno.

por **Sabrina De la Vega** Dom Oct 08, 2017 7:14 pm

Entre los pasos con los que esquiaba con gracia aquellas flechas, que apenas y la tocaban, que apenas la rasguñaban sin hacerle daño algo, ella seguía de pie mirando a los inquisidores como corrían a socorrer a aquel estúpido brujo. Comenzó a reírse en aquel momento al dar piruetas y saltos entre los flechazos; se burló de la conversación de los inquisidores con palabras sueltas que solo los enojaban más y más, a uno de ellos se le trabó la ballesta y ella aprovechó para acercarse a él por la espalda sacándole su espada y clavándola desde la espalda al atravesarle el corazón completamente.

El cuerpo cae salpicándole sangre, pero su sonrisa se ensancha –Espera por mi Cherie, iré a rescatarte de las manos de ellos– el otro inquisidor con furia la ataca y suelta la ballesta disparándole balas ahora, las esquiva y otras las desvía con la espada, el hombre se acerca a ella peligroso pensando que ella ha bajado la guardia, pero solo lo finge y le arrebata la espada de él. Con dos espadas en mano los mira a todos –Empecemos el baile– comienza a moverse como si un baile se tratase agitando las espadas contra las cabezas que salen volando así como los filos que se atraviesan por los cuerpos de los inquisidores.

Los que quedan de pie la miran con miedo –¿Qué eres tu?– le preguntan pero ella solo sonríe cual cándida señorita –Soy una pequeña dama, tan frágil e inocente– susurra acercándose al brujo con seriedad. Está llena de sangre de nuevo y alguna que otra herida que le han dejado, pero con un hambre voraz que hace su todo su cuerpo lata por completo como un recuerdo o deja vu de algo. Mira a los inquisidores y al brujo –Ustedes o él– pregunto limpiándose las manos al lamer la sangre de los inquisidores caídos sonriendo con un rostro muy demencial.

por **Keith Lanington** Vie Oct 27, 2017 6:02 pm

Keith quería huir de aquel lugar.

Habia visto morir a los inquisidores a sangre fría. La idea de volverse vampiro no le hacía tan llamativa ahora. Él no quería asesinar por vivir, él quería vivir en paz siendo siempre joven. ¿Por qué llorar entonces si nunca le abrieron el corazón? ¿Por qué si nunca le miraron como algo más? ¿Por qué llorar si no entendía del amor? Pero, ¿Por qué estaba ahí todavía? Keith quería quitarse la vida en aquel instante, pero se dio cuenta de que un conocido de él se acercó lo suficiente para retirarlo de la escena, llevárselo herido hacia un carruaje que estaba bien lejos de la escena donde la vampira quería tener todo el espectáculo montado.

Dicho inquisidor, se llamaba Rolf, sabía las consecuencias de estar con un vampiro desquiciado, sobre todo cuando Raisha tenía sus ataques de locura que él acostumbraba a controlar y ella se lo agradecía, pero dicho inquisidor puso un amuleto de los inquisidores que permitía curar o retener hemorragias internas de cualquier persona herida, hecha de plata, imposible para que los vampiros los tocaran y además de que fueran controlados los humanos con dicho amuleto.

El caso es que Keith fue movido por otro inquisidor, quedándose Rolf en el campo intentando detener a la vampira. Keith fue movido hacia el interior del carruaje, rodearon a la vampira, el carruaje se puso en marcha hacia la sede inquisitorial para que fuera examinado, la vampira estaba rodeada mientras por miembros de la inquisición. Esperaban que la vampira fuera lista y se rindiera pues de repente, refuerzos llegaron al encuentro y eran demasiados para la vampira, una batalla comenzó en aquel instante, los inquisidores contra la vampira, pero enseguida cuando creían que estaban perdiendo, uno demasiado espabilado clavó una estaca larga de plata por detrás de la vampira en un sitio que solamente la debilitara, vio como la vampira se retorcía, vieron la oportunidad de atraparla y en aquel momento ya pudieron hacerlo.

Atrapando a la vampira en una argolla de cuello de plata la doblegaron ante el poder del metal que tiene contra los vampiros, la debilitaba, pero la dejaba lo suficiente sumisa como para poder ponerle a su vez los grilletes en las manos por detrás de la espalda. Cinco o seis inquisidores la sujetaron con fuera mientras era por fin llevada o sería llevada a la sede inquisitorial para justificar sus pecados.

por **Sabrina De la Vega** Dom Nov 12, 2017 9:37 pm

La pelea que se llevó a cabo entre los dos fue tan letal como desgastante para aquellos mortales que comenzaban a cansarse de la energía de la vampira y cuando los veía tan cansados atacaba de manera mortal y letal al punto de arrancarles las cabezas a los que se ponían frente a ella, sus risas se escuchaban por todo el parque y no había nada que ellos pudieran hacer para controlarla al contrario solo iban perdiendo y perdiendo más de sus miembros hasta que le líder lanzó una cuerda de plata alrededor del cuello de la vampira lanzándola contra el suelo dando oportunidad a sus compañeros para colocarle cadenas a sus manos y tobillos atándola completamente a la plata debilitándola a cada segundo.

Las cadenas sonaron en ese momento entre el forcejeo de la vampira con los inquisidores, aquel líder la golpeo en el rostro y en el estómago con fuerza como para obligarla a arrodillarse de dolor, escupió sangre al suelo y alzo su mirada roja y turbia hacia aquel inquisidor y en un descuido atravesó con la cadena que le sostenía alrededor al cuello atrapándolo tan fuerte como para cortarle el oxígeno. Y arrojarlo con fuerza contra aquel que la atrapó. Riéndose con fuerza se alejó de ahí pero antes de desaparecer por completo se alejó siguiendo al brujo hasta estar junto a él, susurrándole al oído –Si realmente quieres cambiar tu vida entonces ve a la playa mañana al anochecer, te daré algo con lo que te puede ayudar en algún momento cuando encuentres a alguien y no sepas que decir.– susurró la vampira alejándose directo hasta su hogar en aquella casa cerca de la costa, en las playas de París.

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