Gaspard Berthier

→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
→ Atributos: Colmillos afilados, uñas afiladas (en algunos casos), piel y cuerpo resistentes (aunque suave al tacto y a la vista), e inmortalidad.
→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros vampiros e identificar a los licántropos gracias a su aura colorada y su característico olor.
→ Telepatía: Habilidad para sondear los pensamientos superficiales de cualquier sujeto cercano y escucharlos como escucharía hablar a esa persona. Con el tiempo suficiente, puede enterarse casi de cualquier cosa sobre el sujeto.
→ Inflingir dolor por medio de la mente: Capacidad que consiste en infringir dolor a una persona. Esto sólo funciona por medio de la concentración mental y el contacto visual.
→ Fortaleza: Capacidad de resistencia extrema al dolor físico.

Su complexión es la de un hombre atlético avocado al esfuerzo físico extremo. Mide un metro con ochenta y ocho, muy cerca del metro noventa y es simétrico. Sus labios son algo carnosos y afilados, que cuando sonríe deja ver una hilera perfecta de dientes blanquecinos como si se tratara de las teclas de un piano. Sus ojos antes eran azules océano, profundos e intimidantes, aunque ahora su iris es roja, la intimidación sigue en ellos. La nariz es afilada y proporcionada y quizás el aspecto más relevante de su rostro son sus cejas, aunque algo pobladas y alargadas le proporcionan humanidad y personalidad.

Tiene unas manos de palma algo ancha y dedos largos, una manicura perfecta y un porte reseñable, siempre pulcro como casi todos los militares. Luce siempre la vestimenta acorde a su estatus, raras veces va vestido como civil, pero cuando lo hace sigue impecable. Le gustan los colores oscuros, los estampados geométricos.

En cuanto al pelo, lo lleva corto, sin patillas. Es castaño y siempre está tocándoselo. Raras veces está peinado con severidad sino que su pelo es bastante rebelde y cae a su propio gusto.

Ávido lector, excelente estratega y muy buen negociador. Aunque su especialidad es la logística, es bueno con el rifle a largas distancias y con el sable de caballería francesa a corta distancia. El mosquete ni los arcabuces le gusta. El olor a pólvora le desagrada y prefiere el tabaco exótico que el europeo. Tiene una pipa de marfil para fumar que raras veces utiliza.

De impecable presencia y carrera militar, Gaspard es uno de los oficiales más jóvenes de Francia, tiene un exitoso y largo linaje militar en la historia de Francia y un gran sentido del honor y el deber con los ciudadanos franceses y con Francia.

De palabras mordaces, galantería caballeresca y de apetencias claras, Gaspard es un vampiro más al que la inmortalidad le ha enseñado que lo mejor de ello es disfrutar de todo lo que puedas, el exceso es bueno puesto que no te mata.

Es un hombre al que le gusta estar con sus camaradas, beber alcohol con ellos, saciar su apetito sexual y visual con las mujeres y cuya meta es la de tener éxito y poder.
Fiel a sus principios y el mismo, nunca cambiará de idea, castiga la grosería y el delito. Castiga la insubordinación y la falta de patriotismo y por supuesto es cruel con sus enemigos.

" Empecé sin nada y acabé con todo"
Príncipe de Neuchâtel, Mariscal de Francia, Vice-Connétable de France y Jefe de Estado Mayor del Ejército de Francia, nacido en Versalles.

Fue un niño atento e inteligente. Simpático y de buen trato con los demás a pesar de su condición de pobre. Tenía mucho ingenio para robar o encontrar trabajo de recadero o de ayudante de mozo de cuadra.  Siempre fue muy servicial y generoso haciendo todo lo que le ordenaban sin rechistar, era bastante adorable y desconsiderado. Pero también era rencoroso y vengativo, aunque a menudo controlaba los impulsos de serlo, poco podía hacer si alguien lo trataba injustamente o era acusado falsamente.

Quizás el rasgo distintivo de Gaspard es la lealtad, siempre intentaba evitar hacer daño a aquellos que estaban cerca de él. Pero a cambio de su entrega, el pedía lo mismo que entregaba, reciprocidad justa. Porque si algo era Gaspard es que es justo.

Con el tiempo y cumpliendo los 16 años, considerado ya más que capaz para ejercer un buen oficio le inscribió en la academia militar para servir a su patria.  Se labró una buena reputación, liderando campañas y no dejando a nadie atrás. Diestro con la espada sufrió un repentino ascenso que le hizo cambiar por completo, siendo orgulloso, arrogante y vanidoso por igual. Odiaba ser reprendido o castigado y a menudo se revelaba contra sus superiores siendo incorregible su conducta y más de una vez sentenciado a flagelación o prisión. Aunque aquello lo único que hacía era que su popularidad se hiciera más ferviente, llamó la atención de un general, llamado Jaques Berthier, un hombre de intachable carrera militar y presencia perceptible por todos. En él encontró Gaspard una fuente de cumplidos más reconfortante que la de sus superiores o camaradas que intentaban escalar en la carrera militar siendo unos soplones.
Empezó a desarrollar un anhelo de ser apreciado y amado, acaparaba toda la atención y se convirtió en la mano derecha de aquel hombre, el cual le tomó bajo su tutela para más tarde, darle su apellido.  Su arrogancia creía al igual que su popularidad, empezaba a creerse el mejor de todos los militares, mientras tanto los demás oficiales reprendían al joven su mentor Jaques, le convenció de que tarde o temprano acabarían con ambos y que todos se alinearían contra ellos, pues creían que los intereses de ambos estaban por encima de la patria y el honor.  Para entonces Gaspard y su mentor ya habían previsto aquella confabulación y utilizaron además de su influencia en las tropas, su fuerza y destreza para amotinarse y hacer creer a todos los demás que ellos habían confabulado contra Francia y el rey. Así pues, el anterior rey algo paranoico por la pérdida de su trono y las revueltas, Hijo a Jaques Jefe del Estado Mayor y le otorgó el puesto de General del ejército francés. Y Jaques a su vez recompensó a  Gaspard con algo mucho más importante, el don de la inmortalidad. Aunque al principio era escéptico recibió aquel don con sumo gusto y aquello hizo que su personalidad potenciara todos sus rasgos entre ellos, el orgullo y la prepotencia. Más ahora que su atractivo se hacía patente y no pasaba desapercibido.

Sin embargo ebrio de poder, siendo un neófito sintió un colapso al no poder saciar su apetito, acabó con todo un regimiento enemigo y con parte de su regimiento. Jaques enfadado por aquel talante de monstruosidad al evidenciar su condición en público probó a castigarle, durante más de 5 años. Encerrado en un pozo de piedra quemado por la luz del sol que había por las grietas. Gaspard se sintió traicionado por la única persona en la que confiaba y su autodestrucción y sed acabarían con Jaques costase lo que le costase. En 1780 Jaques seguía en la misma posición de siempre, se había de nombre y se había dejado barba y patillas, cambiando su aspecto para burlar cualquier atadura con el pasado.

Durante todos esos años, Gaspard estuvo maquinando su venganza y rencor en el perfecto asesinato. En las sombras y lejos de París, consiguió marcharse a Norte América bajo el mando del Marqués La Fayette y participo en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.

A su regreso, habiendo logrado el ascenso a coronel, sirvió en varios puestos de Estado Mayor y en una expedición en Prusia. En 1784 se encontró de nuevo con Jaques y finalmente acabó con su vida.
Actualmente reside en Versalles y es Mariscal y Jefe del Estado Mayor del Ejército Francés.