AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Noon of the Solstice [Privado]
2 participantes
Página 1 de 1.
Noon of the Solstice [Privado]
Listening,
To the twinkling of stars.
Glistening,
In all that we are.
—Woodland..
To the twinkling of stars.
Glistening,
In all that we are.
—Woodland..
En París, la gente era tonta, según Loreena. En París, la gente pensaba más en las apariencias y en sus ridículas modas que en otra cosa, según Loreena. Habían demasiadas cosas de la ciudad que le disgustaban y también la aburrían monumentalmente. Si algo extrañaba de su querida Irlanda eran las extensas planicies y los paisajes de todos los rincones del país; recordaba cuando era una chiquilla y se la pasaba metida en los bosquecillos, encontrando cosas que sólo para ella eran maravillosas. Claro, en ese entonces, no sabía que era una bruja, pero ya luego de un tiempo, esas palabras cobrarían sentido.
Fue exactamente cuando llegó a París.
Para Loreena, saber que su familia descendía de un linaje de antiguos hechiceros elementales, era, sin duda, la mejor cosa que le había pasado. Quizás, era esa naturaleza inquieta, la que la impulsaba a inventar cualquier clase de cosas; tenía un espíritu aventurero e inquieto y sencillamente no podía sentirse del todo cómoda cuando estaba en la ciudad, así que, de vez en cuando, decidía escaparse a las zonas boscosas, a ver qué tanto podía encontrar. Aquellos lugares estaban habitados por seres nada comunes, con los cuales podía comunicarse sin ningún problema. Esos paseos eran parte de su rutina diaria y desde luego, también se incluían en su formación como miembro de la hermandad a la que había pertenecido su familia desde hacía muchos siglos atrás; cuando los galos habitaban aquellas tierras.
Aunque el invierno estuviera iniciando, aún no empezaba a nevar, por lo que, pudo detenerse a recoger algunas hojas secas del suelo. Con éstas, armó una corona, la cual terminó usando, creyéndose una ninfa de los bosques.
—¿Qué tal se me ve? De seguro mejor que las plumas de gallina que llevan las viejas en la ciudad —se burló, mientras caminaba teatralmente.
Estaba de más decir que Loreena no estaba sola, iba acompañada, como de costumbre, de su séquito de espíritus. Por lo que no se sentía sola, ni mucho menos intimidada. Una cosa que la caracterizaba, era su seguridad. Los bosques no eran un peligro, sino, su refugio.
Mientras caminaba, llevó una ramita a su boca y guardó las manos en los bolsillos de su abrigo. Odiaba usar vestidos, por lo que, era usual que vistiera como un chico. Loreena consideraba un pantalón más cómodo que un armador. Era la cosa más horrible jamáss inventada, pensaba. De vez en cuando se detenía a curiosear dentro de los troncos de los árboles y sólo un par de veces, fue atacada con pequeñas piedras por andar de fisgona.
—Pero que genio se cargan estos gnomos... —dijo encogiéndose de hombros y sólo detuvo sus pasos cuando uno de sus espectros le mencionó algo al oído—. ¿Qué nos siguen?
¡Shhh!
—Bah, ni que fuera la gran cosa. Hay cosas que siguen otras cosas, como a brujas atolondradas como yo, por ejemplo —replicó— ¡Cosa que nos sigues! ¿Estás ahí? ¿Traes comida? Porque me está rugiendo la tripa... Andar de aventurera tiene sus desventajas y yo como más que un tiranosaurio rex en tiempos de crisis.
Sus espíritus la miraron y luego se miraron ellos. A continuación, cubrieron sus pálidos rostros con las manos y negaron con la cabeza. Loreena era un caso perdido.
Loreena Mckennitt- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 609
Fecha de inscripción : 17/06/2013
Localización : Por aquí, por allá... Por ajullá.
Re: Noon of the Solstice [Privado]
Tiempo y oportunidad. Melancolía y felicidad. Eran quizá dos caras de una misma moneda, así como la manía y la depresión, pero todas ellas, monedas separadas, ¿no? ¿Y qué pasaba realmente cuando las caras se mezclaban y todo parecía ser un hexágono sin variabilidad? Pues claro, un trastorno en el universo, imposible de poder ser razonado. ¡Eso era exactamente lo que tenía en ese momento! Mi sonrisa iba de un costado hacia el otro, dándole pie al momento de euforia de la semana, con los ojos tan brillantes y emocionados que nadie podría pensar que tenía mil caras por dentro. Estaban tan bien escondidas que siquiera yo mismo podía verlas o creer en su existencia. Mantenía una brillante piel perlada, con los cabellos negros a los costados, perfectamente peinados para que el diminuto gorro de terciopelo rojo entrara, junto a un conjunto de igual belleza y comodidad. El saco elegantemente bordado con dorados, hacía notar todo el dinero que mi padre había gastado en mí. ¡Ah! Ese señor que había hecho tantas cosas buenas. “Claro, si te olvidas que mató a todos e hizo contigo las cosas más atroces” La voz en mi cabeza golpeaba las capas de mi cerebro, haciéndolas resonar y buscando tambalearme en mi misma demencia. Sin embargo chisté y negué con uno de mis dedos. — Sht, sht. No quiero escucharte más, ya tuve suficiente de tus mentiras. — Alardeé cobardemente contra el otro yo que rondaba por mí alrededor, en una completa y estúpida soledad.
Hacía poco había disfrutado de la cena, en la entrada del bosque siempre solía haber personas. Al no tener colmillos me acomodaba para clavarles la daga, beberles un poco y luego volver a cerrarles las heridas con mi propia sangre. ¡Pasar desapercibido era la mejor forma de sobrevivir! Y eso, obviamente, implicaba no matar personas y menos si éstas eran gente inocente. Aun así tenía hambre, la suficiente como para querer buscar otra presa en algún lugar. Al fin y al cabo estaba silencioso y cuidado como siempre, no por saber cazar, sino por miedo a ser cazado por inquisidores, cazadores o cualquier tipo de malvada alimaña que quiera hacer de mí un tapado o un collar nuevo con los dientes reales que me quedaban.
— ¡¿Un hado?! ¿Elfo? ¿Acaso eso existe? Oh, es una mujer, ¿eres una mujer? ¡Ah! ¡¿Por qué?! — Apunté alzando uno de mis dedos, justo a donde una muchacha de extraña corona se encontraba, estaba rodeada de muerte, de hilarantes fantasmas que la recorrían como si fuesen a devorarla, aunque eso no sucedía, sino que por lo contrario, parecían querer protegerla o avisarle de alguna intromisión. ¡Claro! Era por mí, me moví a los dos costados y silbé como si no hubiese visto nada, mirando a la muchacha de cabellos naranjados y revoltosos de reojo. — ¿Comida? Tengo la comida que iba a llevarle a Mina, pero puedo volver y hacerle más si tú la quieres. ¿Acaso eres una niña del bosque perdida que necesita alimentos porque se está desnutriendo? No lo parece. Te ves cachetona. — La miré, tantas veces que no supe cuando me giré para agarrar la bolsa de tela oriental que tenía dentro una caja con bocadillos perfectamente alineados, decorados y amasados. Por supuesto, cocinar nunca se había extinguido de mis habilidades y era una de las mejores. — ¿Tienen miedo? No me gusta alimentarme de gente rara como tú, así que no te haré nada, promesa. ¿Qué es un ‘tiranoauriom’? — La mala pronunciación, junto con un desconocimiento total de la historia me hizo abrir los orbes estirados, aún sin saber su nombre o quién era, todo mi rostro irradiaba curiosidad. Levanté mi mano, mostrando que ninguno de mis dedos estaba cruzado, por la promesa anterior, y reí mostrando cada uno de los dientes romos que había en mi boca. Miré hacia las alturas entonces, inspeccionando el lugar, esperando que ningún aroma de la iglesia se sintiera en absoluto. No había nada peor que ser traicionado por mis propios instintos.
Hacía poco había disfrutado de la cena, en la entrada del bosque siempre solía haber personas. Al no tener colmillos me acomodaba para clavarles la daga, beberles un poco y luego volver a cerrarles las heridas con mi propia sangre. ¡Pasar desapercibido era la mejor forma de sobrevivir! Y eso, obviamente, implicaba no matar personas y menos si éstas eran gente inocente. Aun así tenía hambre, la suficiente como para querer buscar otra presa en algún lugar. Al fin y al cabo estaba silencioso y cuidado como siempre, no por saber cazar, sino por miedo a ser cazado por inquisidores, cazadores o cualquier tipo de malvada alimaña que quiera hacer de mí un tapado o un collar nuevo con los dientes reales que me quedaban.
— ¡¿Un hado?! ¿Elfo? ¿Acaso eso existe? Oh, es una mujer, ¿eres una mujer? ¡Ah! ¡¿Por qué?! — Apunté alzando uno de mis dedos, justo a donde una muchacha de extraña corona se encontraba, estaba rodeada de muerte, de hilarantes fantasmas que la recorrían como si fuesen a devorarla, aunque eso no sucedía, sino que por lo contrario, parecían querer protegerla o avisarle de alguna intromisión. ¡Claro! Era por mí, me moví a los dos costados y silbé como si no hubiese visto nada, mirando a la muchacha de cabellos naranjados y revoltosos de reojo. — ¿Comida? Tengo la comida que iba a llevarle a Mina, pero puedo volver y hacerle más si tú la quieres. ¿Acaso eres una niña del bosque perdida que necesita alimentos porque se está desnutriendo? No lo parece. Te ves cachetona. — La miré, tantas veces que no supe cuando me giré para agarrar la bolsa de tela oriental que tenía dentro una caja con bocadillos perfectamente alineados, decorados y amasados. Por supuesto, cocinar nunca se había extinguido de mis habilidades y era una de las mejores. — ¿Tienen miedo? No me gusta alimentarme de gente rara como tú, así que no te haré nada, promesa. ¿Qué es un ‘tiranoauriom’? — La mala pronunciación, junto con un desconocimiento total de la historia me hizo abrir los orbes estirados, aún sin saber su nombre o quién era, todo mi rostro irradiaba curiosidad. Levanté mi mano, mostrando que ninguno de mis dedos estaba cruzado, por la promesa anterior, y reí mostrando cada uno de los dientes romos que había en mi boca. Miré hacia las alturas entonces, inspeccionando el lugar, esperando que ningún aroma de la iglesia se sintiera en absoluto. No había nada peor que ser traicionado por mis propios instintos.
Invitado- Invitado
Re: Noon of the Solstice [Privado]
Find the rhythm in the wind
Through the wavering trees,
Wash your sorrows
In the river of memories...
—Woodland..
Through the wavering trees,
Wash your sorrows
In the river of memories...
—Woodland..
No era la primera vez que se topaba con un vampiro, ya había lidiado con algunos un par de veces y le eran completamente indferentes. Loreena no solía aferrarse mucho a ciertas teorías que giraban en torno a las diferentes criaturas sobrenaturales que le rodeaban. Es más, el vampiro que ahora estaba frente a ella, le parecía bastante divertido, en especial, por la manera en que actuó cuando la encontró en ese bosque. Así que, sólo les hizo señas a sus espíritus para que bajaran la guardia, aunque éstos, igual, intentaban protegerla. Y pese a la insistencia de los espectros, ella se sentía a gusto con las energías de aquel muchacho, de rasgos bastante peculiares; aparte, de que sus gestos se le hacían muy graciosos. La bruja sonrió y movió la cabeza de un lado a otro, mientras se acercaba al vampiro y olfateaba la comida como si se tratara de un sabueso.
Loreena tampoco era tan normal como aparentaba serlo. Vestía como un chico, hablaba con fantasmas y llevaba una corona de hojas en la cabeza, ¿qué se podía esperar de alguien así?
—¿Eso qué es? Huele bien —preguntó en lo que señalaba con el dedo índice la cajita cubierta con una tela de un fino decorado—. ¡Oye! No soy tan rara... Tú lo eres más. ¿Eres chino? Por tus ojos así —se estiró los párpados, imitando la forma de los ojos del joven y dejó de hacero cuando uno de los espíritus le pinchó el costado para que dejara de hacerlo—. ¿Qué? Ah... No me digan que Vladmiri les pegó su decencia. No me dejen expresarme libremente. ¡Tiranos todos!
Se cruzó de brazos como una niña recién regañada y volvió a mirar al vampiro, poniéndose a su lado y empujándolo con el codo. Loreena no solía tenerle mucha confianza a las personas, pero cuando alguien le agradaba desde un principio y percibía en esa persona algo con lo que ella pudiera estar bien, era difícil no poder contener sus excesos de confianza y bromas.
—Y sí, esas cosas existen. Viven en los bosques y en Irlanda van a las casas a robar semillas y cereales. Pasa que en la ciudad no suelen estar, la contaminación los desvanece. Y París es la cosa espantosa, junto con Londres —mencionó, asintiendo con la cabeza, para darle mayor énfasis a sus palabras—. Por eso me gusta estar en los bosques, así puedo verlos. Pero tampoco voy sola, estos señores horribles de acá, me acompañan, entonces el viaje se hace entretenido.
Los fantasmas se miraron y luego hicieron una leve reverencia, no gesticularon palabra alguna, con aquel gesto, era más que suficiente para presentarse ante el joven vampiro.
—Y no, no tienen miedo... No les agradan los vampiros, pero contigo veo que han hecho una excepción, hasta ya te corrigieron y dicen que no es "tiranoauriom", sino, ti-ra-no-sau-ri-o —colocó una mano sobre el hombro del muchacho con mucha confianza—. ¿Y tú a dónde ibas? ¿Me darás de comer? Mira que estos cachetes no se mantienen solos. Necesito alimento o me volveré una criatura salvaje de las montañas... Como Pie Grande.
Sonrió ampliamente, haciendo al mismo tiempo una mueca chistosa. Los espíritus miraron con curiosidad al vampiro y luego a la bruja. Al parecer, Loreena había encontrado otra persona con la que andar inventando cosas y eso ironicamente era bueno.
Loreena Mckennitt- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 609
Fecha de inscripción : 17/06/2013
Localización : Por aquí, por allá... Por ajullá.
Re: Noon of the Solstice [Privado]
La noche apenas había empezado a asomar por la bóveda celeste cuando Amethyst abandono su hogar.
Había optado para aquella misión, tomar la forma de un elegante Saluki y aunque quien la conociera podría afirmar que aquella no era su forma favorita, lamentablemente le tomaría toda la noche salir de la ciudad si utilizaba las minúsculas y rechonchas patitas de los corgis No tanto por un problema de la velocidad, porque era indudablemente rápida para huir de los problemas, pero porque se cansaba relativamente rápido y ello significaba hacer una infinidad de paradas para recuperar el aliento y como toda buena empresaria, la cambiante sabía que el tiempo era oro y raramente lo desperdiciaba. Así que, aunque como un elegante galgo perdía su estatura graciosa, lo compensaba con un corazón el doble de grande que le permitía atravesar la ciudad a un paso veloz sin siquiera esforzarse
¿Y a donde iba con tanta prisa en plena noche? Bueno, Amethsyt nunca tenia le menor idea de a dónde demonios se dirigía así que daba igual que le preguntaras o intentaras leer su mente, la respuesta cambiaria a conveniencia…si es que tenía una respuesta para dar. Simplemente avanzaba y se detenía donde sus sentidos le decían que debía hacerlo y así, sin camino ni destino, había llegado al linde del bosque en donde se detuvo unos segundos para observar con escepticismo a los árboles que le daban la bienvenida. Ella raramente visitaba zonas naturales y fuera de ser un cambiante “domestico”, la principal razón es que no le resultaban interesantes o podía sentir ese “llamado” hacia lo salvaje que lograse combatir con su curiosidad antropológica por entender el hombre, sus costumbres y porqués que la llevaban a recorrer de arriba abajo las ciudades alrededor del mundo, hablando con las personas o estudiándolas desde la pasiva forma de un perro. Aquello era imposible en lugares como aquel, no solo porque no había personas para observar pero porque tampoco había secretos que le interesaran o fueran a variantes, una vez que había descubierto los secretos del bosque, podría replicarlos en otros sin importar las especies autóctonas que afectasen el lugar y si eso era así entonces podía imaginar y predecir qué sería de aquella noche.
O tal vez no.
Voces humanas hicieron que levantara las orejas con atención y decidiera rápidamente cambiar de forma por una más discreta que le permitiera avanzar por entre las raíces de los arboles como una sombra que nadie, jamás, podría imaginar se trataba de un pequeño envase de desastres y caos que alcanzo a acercarse lo suficiente para notar que sus objetivos de aquella noche era nada mas que una bruja y un vampiro que parecían encontrarse en una distendida conversación sobre comida y ojos que ella intento rápidamente reorganizar en su mente ¿Seria que la bruja comería los ojos? No sería la primera que tendría esa desagradable costumbre, así que la corgi no presto demasiada atención al detalle si no que se concentró exclusivamente en la canastita de delicioso olor que sostenía el vampiro ¿le habría robado a la bruja? De otro modo no entendía porque demonios la cargaría aquel que no podia disfrutar del azúcar o de ningún otro sabor que no fuera el de la sangre. Y aquello le dio pena porque, pobre vampirito! Robaba comida de los humanos para atiborrarse sin importarle vomitar si con eso podía volver a sentir el VERDADERO sabor de la comida.
Enternecida por una historia inventada que no se fundaba nada mas que en su greca necesidad de hacer de todo una tragedia, se acercó reptando cual serpiente hacia ambos y emergió de golpe entre la hojarasca, como si fuera un topo que pronto se fue a sentar a los pies del vampiro, estableciendo una coneccion telepatica – Buenas noches, damas y caball.. –entrecerró los ojos mirando al vampiro, de cerca no estaba muy segura de que fuera hombre y aunque se acercó para olfatearlo, no logro identificar ningún olor que lo señalara como un genero u otro así que, para ocultar su error, simplemente estornudo para disimular
-¿van a cazar gnomos? Yo vi gnomos! Como por…alla – dijo señalando arbitrariamente con la pata y subiendo de un salto a la canasta –ustedes vayan, yo me estaré aquí, protegiendo los bocaditos– asintió con convicción, sin dudar de sus palabras como si con ello pudiera convencer a los otros dos de dejarla a solas con la comida….
*Dado que no esta en contacto con Loreal, ella solo escucha warf warf guau guau warf(?
Había optado para aquella misión, tomar la forma de un elegante Saluki y aunque quien la conociera podría afirmar que aquella no era su forma favorita, lamentablemente le tomaría toda la noche salir de la ciudad si utilizaba las minúsculas y rechonchas patitas de los corgis No tanto por un problema de la velocidad, porque era indudablemente rápida para huir de los problemas, pero porque se cansaba relativamente rápido y ello significaba hacer una infinidad de paradas para recuperar el aliento y como toda buena empresaria, la cambiante sabía que el tiempo era oro y raramente lo desperdiciaba. Así que, aunque como un elegante galgo perdía su estatura graciosa, lo compensaba con un corazón el doble de grande que le permitía atravesar la ciudad a un paso veloz sin siquiera esforzarse
¿Y a donde iba con tanta prisa en plena noche? Bueno, Amethsyt nunca tenia le menor idea de a dónde demonios se dirigía así que daba igual que le preguntaras o intentaras leer su mente, la respuesta cambiaria a conveniencia…si es que tenía una respuesta para dar. Simplemente avanzaba y se detenía donde sus sentidos le decían que debía hacerlo y así, sin camino ni destino, había llegado al linde del bosque en donde se detuvo unos segundos para observar con escepticismo a los árboles que le daban la bienvenida. Ella raramente visitaba zonas naturales y fuera de ser un cambiante “domestico”, la principal razón es que no le resultaban interesantes o podía sentir ese “llamado” hacia lo salvaje que lograse combatir con su curiosidad antropológica por entender el hombre, sus costumbres y porqués que la llevaban a recorrer de arriba abajo las ciudades alrededor del mundo, hablando con las personas o estudiándolas desde la pasiva forma de un perro. Aquello era imposible en lugares como aquel, no solo porque no había personas para observar pero porque tampoco había secretos que le interesaran o fueran a variantes, una vez que había descubierto los secretos del bosque, podría replicarlos en otros sin importar las especies autóctonas que afectasen el lugar y si eso era así entonces podía imaginar y predecir qué sería de aquella noche.
O tal vez no.
Voces humanas hicieron que levantara las orejas con atención y decidiera rápidamente cambiar de forma por una más discreta que le permitiera avanzar por entre las raíces de los arboles como una sombra que nadie, jamás, podría imaginar se trataba de un pequeño envase de desastres y caos que alcanzo a acercarse lo suficiente para notar que sus objetivos de aquella noche era nada mas que una bruja y un vampiro que parecían encontrarse en una distendida conversación sobre comida y ojos que ella intento rápidamente reorganizar en su mente ¿Seria que la bruja comería los ojos? No sería la primera que tendría esa desagradable costumbre, así que la corgi no presto demasiada atención al detalle si no que se concentró exclusivamente en la canastita de delicioso olor que sostenía el vampiro ¿le habría robado a la bruja? De otro modo no entendía porque demonios la cargaría aquel que no podia disfrutar del azúcar o de ningún otro sabor que no fuera el de la sangre. Y aquello le dio pena porque, pobre vampirito! Robaba comida de los humanos para atiborrarse sin importarle vomitar si con eso podía volver a sentir el VERDADERO sabor de la comida.
Enternecida por una historia inventada que no se fundaba nada mas que en su greca necesidad de hacer de todo una tragedia, se acercó reptando cual serpiente hacia ambos y emergió de golpe entre la hojarasca, como si fuera un topo que pronto se fue a sentar a los pies del vampiro, estableciendo una coneccion telepatica – Buenas noches, damas y caball.. –entrecerró los ojos mirando al vampiro, de cerca no estaba muy segura de que fuera hombre y aunque se acercó para olfatearlo, no logro identificar ningún olor que lo señalara como un genero u otro así que, para ocultar su error, simplemente estornudo para disimular
-¿van a cazar gnomos? Yo vi gnomos! Como por…alla – dijo señalando arbitrariamente con la pata y subiendo de un salto a la canasta –ustedes vayan, yo me estaré aquí, protegiendo los bocaditos– asintió con convicción, sin dudar de sus palabras como si con ello pudiera convencer a los otros dos de dejarla a solas con la comida….
*Dado que no esta en contacto con Loreal, ella solo escucha warf warf guau guau warf(?
Amethyst C. Tsartsaris- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 04/02/2014
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Noon of the Solstice [Privado]
¡Podría haber suspirado mil veces si hubiese sido humano! Exhalando e inhalando, intentando dejar en paz mi compostura, es que la simple vista me hacía mal a los ojos, en varios sentidos. Esa ropa de barón no combinaba en absoluto con el rostro dulce de la chica de pelo rojo. Y obviamente, yo le envidiaba la cabellera. Había teñido mis cabellos más de una vez, pero nunca quedaba tan natural como lo era el de la joven, ¿bruja? Sí, olía a bruja por todos lados, los espíritus que bien podía distinguir, ya que a lo largo del tiempo había visto a varios de ellos, la rodeaban y, debía aceptarlo, me sentía tan incómodo como siempre. Intentaba calmar aquella parte de mi interior que enloquecía, moviendo los ojos para todos lados. Y apreté los dientes romos que tenía al tiempo que moví la canasta a un costado, alzando las cejitas sorprendido por la manera en la que se acercaba a olisquear. — ¡Esa nariz! ¡A-ah! Pues, más o menos, soy de la Dinastía Joseon. La tierra que está a un lado, más abajito, ¿conoces el mapa? ¿Acaso entonces quieres que te agarre de cena? Rara, rara. Ayer en la noche me levanté con cenizas en el rostro, creo que hay una fábrica que me está contaminando la casa porque se me han muerto las flores del jardín. ¡Pobres criaturas esas que dices! — Respondí, al igual que ella habló, todo de un solo jalón. Unos segundos más tarde me quedé dando el vistazo a las auras ancestrales, fantasmas que parecían “renacer” para una misión en común, tal como lo había hecho una mujer cuando La Alianza intentaba buscar la liberación de los sobrenaturales. Esperaba que no tuvieran el mismo fin que nosotros. Pasé los dedos por mis cabellos y con recelo fue que di un par de pasos hacia delante.
— Sí, sí. Hay muchos peligros en éste bosque, siempre andan cazadores, vampiros, gente mala que quiere matar por diversión. ¡¡No sé qué le pasa a la gente!! Deberían vivir felizmente sin hacer daño a los demás. ¿Tirano…qué? ¿Pie… grande-qué? ¿Quién es ese? ¡Ah! Solo me haces estresar y atrasar. — Murmuré y de repente me di cuenta que en realidad nunca le había avisado a Mina que iría a su morada, simplemente me aparecía, como siempre, en donde nadie me había llamado. Así que observé a la pelirroja con los morros algo inflados y entre molesto y divertido asentí a darle de comer, había estado toda la tarde dentro de la casa horneando y aireando con miedo a que el sol pudiera agarrarme siquiera un dedito. Y las ánimas parecían todo, menos seguras de lo que estaba pasando. Y les devolví el gesto de saludo deslumbrantemente enamorado de la excentricidad que nos estaba rodeando en ese momento. — Tendríamos que sentarn- ¡Ah! ¡AH! — Sentirme asaltado era poca cosa ante lo sucedido. Tenía un perro, un perrito chiquito sucio y peludo entre brazos y mi rostro se desfiguro por un instante. ¿De repente mi corazón había bombeado sangre, quizá? Probablemente, con un poco más del elixir rojo en mí interior me hubiese sonrojado de la vergüenza. Pero solo fruncí el entrecejo, sin soltar al animal que se me había inmiscuido. ¡Un cambiante! Que oportuno, mis cejas se alzaron y parecían que se me saldrían del rostro. — ¿Estás enferma? ¿G-gnomos? ¿Qué? ¡¿Por qué me hacen esto?! N-no, no te subas arriba de eso, ¡Ah! — Algo frustrado fue que tomé al pequeño perrito entre manos, sujetándolo de ambos lados de su “cintura” dejándole con las patas en el aire. En tanto mis piernas se dispersaban una a cada lado. Observé entonces a Loreena y con una mueca entre endemoniada y enternecida fue que dejé salir un bufido histérico. — ¿Acaso nadie les da de comer? Uno no puede pasar con comida tranquilo. ¿Cambia formas? Oh, oh… Es muy linda ésta raza. Mírale las patitas. — Moví entonces al animalito un tanto hacía arriba para mostrarle a la bruja las diminutas patas escondidas entre el pelo y no pude evitar dejar salir una risita por demás de graciosa y avergonzada. Pronto me digné a bajarle agarrando la canasta y yéndome hacía atrás. — Pues bien, soy una persona sumamente modesta, así que les compartiré de mi exquisita comida. Traje para hacer té, pero se suponía que iba a una casa y no tengo manera de calentar agua. Así que me temo que se tendrán que atragantar. A menos que la ‘mucha…cha’, pueda hacer “abracadabra”. — Obviamente hablaba de magia, de un “cabum” para calentar agua y poder comer un delicioso bocadillo de noche sentados en la oscuridad con solo un candelabro de aceite que tenía en mi mano. Parecía ser el único que se había traído cosas. ¿No se suponía que eso lo hacían las damiselas para servir de algo para los hombres? Negué ofuscado. ¡Sí que eran raras esas dos cosas sobrenaturales que tenía en frente!
— Sí, sí. Hay muchos peligros en éste bosque, siempre andan cazadores, vampiros, gente mala que quiere matar por diversión. ¡¡No sé qué le pasa a la gente!! Deberían vivir felizmente sin hacer daño a los demás. ¿Tirano…qué? ¿Pie… grande-qué? ¿Quién es ese? ¡Ah! Solo me haces estresar y atrasar. — Murmuré y de repente me di cuenta que en realidad nunca le había avisado a Mina que iría a su morada, simplemente me aparecía, como siempre, en donde nadie me había llamado. Así que observé a la pelirroja con los morros algo inflados y entre molesto y divertido asentí a darle de comer, había estado toda la tarde dentro de la casa horneando y aireando con miedo a que el sol pudiera agarrarme siquiera un dedito. Y las ánimas parecían todo, menos seguras de lo que estaba pasando. Y les devolví el gesto de saludo deslumbrantemente enamorado de la excentricidad que nos estaba rodeando en ese momento. — Tendríamos que sentarn- ¡Ah! ¡AH! — Sentirme asaltado era poca cosa ante lo sucedido. Tenía un perro, un perrito chiquito sucio y peludo entre brazos y mi rostro se desfiguro por un instante. ¿De repente mi corazón había bombeado sangre, quizá? Probablemente, con un poco más del elixir rojo en mí interior me hubiese sonrojado de la vergüenza. Pero solo fruncí el entrecejo, sin soltar al animal que se me había inmiscuido. ¡Un cambiante! Que oportuno, mis cejas se alzaron y parecían que se me saldrían del rostro. — ¿Estás enferma? ¿G-gnomos? ¿Qué? ¡¿Por qué me hacen esto?! N-no, no te subas arriba de eso, ¡Ah! — Algo frustrado fue que tomé al pequeño perrito entre manos, sujetándolo de ambos lados de su “cintura” dejándole con las patas en el aire. En tanto mis piernas se dispersaban una a cada lado. Observé entonces a Loreena y con una mueca entre endemoniada y enternecida fue que dejé salir un bufido histérico. — ¿Acaso nadie les da de comer? Uno no puede pasar con comida tranquilo. ¿Cambia formas? Oh, oh… Es muy linda ésta raza. Mírale las patitas. — Moví entonces al animalito un tanto hacía arriba para mostrarle a la bruja las diminutas patas escondidas entre el pelo y no pude evitar dejar salir una risita por demás de graciosa y avergonzada. Pronto me digné a bajarle agarrando la canasta y yéndome hacía atrás. — Pues bien, soy una persona sumamente modesta, así que les compartiré de mi exquisita comida. Traje para hacer té, pero se suponía que iba a una casa y no tengo manera de calentar agua. Así que me temo que se tendrán que atragantar. A menos que la ‘mucha…cha’, pueda hacer “abracadabra”. — Obviamente hablaba de magia, de un “cabum” para calentar agua y poder comer un delicioso bocadillo de noche sentados en la oscuridad con solo un candelabro de aceite que tenía en mi mano. Parecía ser el único que se había traído cosas. ¿No se suponía que eso lo hacían las damiselas para servir de algo para los hombres? Negué ofuscado. ¡Sí que eran raras esas dos cosas sobrenaturales que tenía en frente!
Invitado- Invitado
Re: Noon of the Solstice [Privado]
—¿Qué? ¿Mi nariz qué? ¡No me hables en chino que no entiendo! Luego me estallarán las neuronas por pensar tanto —le replicó, entrecerrando la mirada que no apartaba de la figura del vampiro—. ¿Dinastía de José? ¿Eso existe? —Escuchó a uno de los espectros llamándole la atención por aquel comentario absurdo, pero sólo le hizo un ademán con la mano—. Ya, ya. Es como si le hablara a él sobre los tuatha y pensara en otra cosa. Ay, pero es que ustedes... tienen el humor añejado.
Loreena frunció el ceño y volvió a observar al vampiro, tratando de organizar todo lo que él le había dicho. Hizo demasiados comentarios; prácticamente respondió a todas sus preguntas sin detenerse. Eso hizo que ella se sintiera con exceso de información en su cabeza. Pero sabía controlar estas cosas, ya estaba acostumbrada; ahora sólo le tocaba responder a cada una con calma, para que él pudiera entender y no hubieran demasiadas confusiones. Aunque era evidente que, con ella, sería casi imposible.
—El mapa es demasiado grande para aprendérselo. Aunque mi abuelo sabe más de eso que yo; apenas soy una bruja novata y en mi cerebro no se guarda mucha información —dijo, prestando atención a la canasta y queriendo extender el brazo y quitársela. De verdad tenía hambre—. Y si yo soy rara, tú me ganaste. Hasta te faltan colmillos. —Hizo una mueca y le pinchó una mejilla con un dedo, como si lo conociera de toda la vida—. Y acostúmbrate, estamos en plena era industrial. Bueno, no es como si necesitaras respirar y te preocupes por la contam... ¡Deshonrado tú y deshonrada tu..! ¿Tienes una vaca? Digo, así la deshonro también.
Ya a estas alturas nadie sabía lo que decía. Bueno, Loreena nunca estaba consciente de lo que decía, sólo escuchaba a los espíritus refunfuñando o los veía cuando entornaban los ojos, y hasta hubo un momento en donde se llevaron la mano al rostro. Incluso para ellos era un dolor de cabeza tutoriar a la menor de los Mckennitt. Pero aparte de ellos, apareció alguien más; un ser de patas cortas emergió entre la hojarasca. La presencia ya la habían sentido los espectros minutos antes, en lo que los otros dos discutían. Apenas vieron las acciones del animal, se volvieron invisibles para cualquier criatura, hasta para la misma Loreena, quien se descuidó un poco de los dramas de su nuevo conocido, para buscar a sus acompañantes espectrales. Al no poder verlos, alzó los hombros y siguió en lo suyo.
—Yo sólo tengo una duda y es que no entiendo —su mirada fue a parar a las patas del can—, ¿cómo le hace para correr con esas patas tan cortas? A mí me diera flojera hasta caminar. —Parpadeó varias veces y luego viró los ojos, mientras chasqueaba la lengua—. ¿Qué crees? A un aventurero le da hambre mientras aventurea por el bosque. Ni creas que voy a cazar bichos y me... ¿Acaso me ves cara de estufa, eh? Ains, pero es que ustedes. No me pagan por estar haciendo brujería. Pero, como soy una persona amable, veré qué puedo hacer.
Obviamente, Loreena no estaba acostumbrada a usar la magia para tareas comunes. Aparte, tampoco era tan experta y existían ocasiones en donde metía la pata. Se quedó observando el suelo, buscando algunas ramas con los ojos. Al menos recordaba como hacer una fogata. Recolectó todas las ramas necesarias, algunas piedras de diferentes tamaños y las acomodó en un pequeño círculo, en donde, tanto ramas como hojas secas, estaban acumuladas en el centro. Miró con el ceño fruncido lo que había hecho y rogó porque los fuegos fatuos hicieran caso a su llamado, pues al estar acompañada de otros seres, podían volverse introvertidos.
Soltó unas frases en voz baja, concentrándose lo suficiente en el calor de sus manos y en el calor del ambiente. Al cabo de unos minutos, quizás largos, una pequeña esfera de luz pareció flotar alrededor de la figura de la bruja; parecía danzar y soltaba pequeñas chispas al girar. Loreena, en trance, le pidió que le regalara un poco de su fuego, a lo que ésta lanzó un chispazo que terminó incendiando las ramas secas que hacían de fogata. Después de esto, la esfera se desvanecíó y de las llamas del fuego se crearon figuras como de lagartijas por unos segundos. La cabeza de Loreena daba vueltas, pero se sintió orgullosa de que su invocación hubiera resultado.
—Gracias —susurró, haciendo una leve reverencia—. No se queden callados, digan gracias también. —Bostezó y se masajeó el estómago—. No sé a qué te referías con calentar, pero sólo pensé en una fogata... Y fuego, obviamente. Espero te sirva. Ahora dame comida.
Loreena frunció el ceño y volvió a observar al vampiro, tratando de organizar todo lo que él le había dicho. Hizo demasiados comentarios; prácticamente respondió a todas sus preguntas sin detenerse. Eso hizo que ella se sintiera con exceso de información en su cabeza. Pero sabía controlar estas cosas, ya estaba acostumbrada; ahora sólo le tocaba responder a cada una con calma, para que él pudiera entender y no hubieran demasiadas confusiones. Aunque era evidente que, con ella, sería casi imposible.
—El mapa es demasiado grande para aprendérselo. Aunque mi abuelo sabe más de eso que yo; apenas soy una bruja novata y en mi cerebro no se guarda mucha información —dijo, prestando atención a la canasta y queriendo extender el brazo y quitársela. De verdad tenía hambre—. Y si yo soy rara, tú me ganaste. Hasta te faltan colmillos. —Hizo una mueca y le pinchó una mejilla con un dedo, como si lo conociera de toda la vida—. Y acostúmbrate, estamos en plena era industrial. Bueno, no es como si necesitaras respirar y te preocupes por la contam... ¡Deshonrado tú y deshonrada tu..! ¿Tienes una vaca? Digo, así la deshonro también.
Ya a estas alturas nadie sabía lo que decía. Bueno, Loreena nunca estaba consciente de lo que decía, sólo escuchaba a los espíritus refunfuñando o los veía cuando entornaban los ojos, y hasta hubo un momento en donde se llevaron la mano al rostro. Incluso para ellos era un dolor de cabeza tutoriar a la menor de los Mckennitt. Pero aparte de ellos, apareció alguien más; un ser de patas cortas emergió entre la hojarasca. La presencia ya la habían sentido los espectros minutos antes, en lo que los otros dos discutían. Apenas vieron las acciones del animal, se volvieron invisibles para cualquier criatura, hasta para la misma Loreena, quien se descuidó un poco de los dramas de su nuevo conocido, para buscar a sus acompañantes espectrales. Al no poder verlos, alzó los hombros y siguió en lo suyo.
—Yo sólo tengo una duda y es que no entiendo —su mirada fue a parar a las patas del can—, ¿cómo le hace para correr con esas patas tan cortas? A mí me diera flojera hasta caminar. —Parpadeó varias veces y luego viró los ojos, mientras chasqueaba la lengua—. ¿Qué crees? A un aventurero le da hambre mientras aventurea por el bosque. Ni creas que voy a cazar bichos y me... ¿Acaso me ves cara de estufa, eh? Ains, pero es que ustedes. No me pagan por estar haciendo brujería. Pero, como soy una persona amable, veré qué puedo hacer.
Obviamente, Loreena no estaba acostumbrada a usar la magia para tareas comunes. Aparte, tampoco era tan experta y existían ocasiones en donde metía la pata. Se quedó observando el suelo, buscando algunas ramas con los ojos. Al menos recordaba como hacer una fogata. Recolectó todas las ramas necesarias, algunas piedras de diferentes tamaños y las acomodó en un pequeño círculo, en donde, tanto ramas como hojas secas, estaban acumuladas en el centro. Miró con el ceño fruncido lo que había hecho y rogó porque los fuegos fatuos hicieran caso a su llamado, pues al estar acompañada de otros seres, podían volverse introvertidos.
Soltó unas frases en voz baja, concentrándose lo suficiente en el calor de sus manos y en el calor del ambiente. Al cabo de unos minutos, quizás largos, una pequeña esfera de luz pareció flotar alrededor de la figura de la bruja; parecía danzar y soltaba pequeñas chispas al girar. Loreena, en trance, le pidió que le regalara un poco de su fuego, a lo que ésta lanzó un chispazo que terminó incendiando las ramas secas que hacían de fogata. Después de esto, la esfera se desvanecíó y de las llamas del fuego se crearon figuras como de lagartijas por unos segundos. La cabeza de Loreena daba vueltas, pero se sintió orgullosa de que su invocación hubiera resultado.
—Gracias —susurró, haciendo una leve reverencia—. No se queden callados, digan gracias también. —Bostezó y se masajeó el estómago—. No sé a qué te referías con calentar, pero sólo pensé en una fogata... Y fuego, obviamente. Espero te sirva. Ahora dame comida.
Loreena Mckennitt- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 609
Fecha de inscripción : 17/06/2013
Localización : Por aquí, por allá... Por ajullá.
Temas similares
» Solstice ID
» Tú y yo [Privado]
» again & again[Privado]
» Never Enough | Privado |
» See you again [Privado]
» Tú y yo [Privado]
» again & again[Privado]
» Never Enough | Privado |
» See you again [Privado]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour