The lament of a person is the worst enemy What will you do? || Privado.

Apenas acababa de llegar a la ciudad de los sueños imposibles. París, la soñada e increíble ciudad de la que tanto le advirtieron ni tan siquiera nombrarla. Ahora, la tenía ante sus ojos, las luces de las casas, pintaban el bonito paisaje de la ciudad como el lienzo capaz de alcanzar la perfección absoluta. La imagen que tenía desde su posición, la dejó sin palabras, absorta en sus pensamientos. Le había costado llegar pero valía la pena, ya lo creía que sí.

Esa ciudad fue y sería su perdición hasta el último día de su vida y lo sabía. Si estaba allí era por una razón e iba a aprovechar todo el tiempo al máximo. Nada más amaneciese, se recorrería las calles, buscaría algo a lo que dedicarse, solo para empezar. La laguna, ese lugar más apartado a las orillas de la ciudad, no era un buen lugar para pasar la noche pero no le quedaba otra, apenas tenía para pagar algo que llevarse a la boca, menos para pagar una habitación. Tendría que buscarse la vida igual que venir caminando desde su hogar.

Suspiró, sentándose al lado de sus pertenencias. Llevaba lo justo, ropa, algo de comida y la bolsa con sus adoradas especias. No salía nunca sin ellas, sus compañeras de viaje y lo que le quedaba. El sonido del agua de la laguna, le animó a acercarse y poder beber un poco de agua, le relajaba el sonido del agua, calmada y silenciosa, tachándola hasta de elegante. Bebió un poco de agua, tomándola con la palma de su mano cerrada. Necesitaba despejarse, lavarse un poco y no dudó en introducir ambas manos para mojarse el rostro y un poco el cabello.

La idea de tomar un baño cruzó por su cabeza ¿por qué no? apenas estaba anocheciendo, no había nadie allí y aunque lo hubiese, siempre acababa haciendo lo que le daba la santa gana y en ese momento no iba a ser menos. Se deshizo de todo lazo que la ataban a su vestido, dejándolo caer bajo sus pies en apenas unos segundos. Un placer el poder nadar a la luz de la luna, completamente desnuda y cerca de París.

Antes de entrar en el agua, tocó con los dedos de los pies la temperatura del agua. Estaba fría, mucho pero eso no le impidió meterse, echarse a atrás. Se fue adentrando hasta que no hizo pie. Al salir a flote, sonrió ampliamente con los ojos cerrados, mirando hacia el cielo y aspirar el rico olor a noche, a humo de hogueras cercanas. Nadando, alejándose de sus pertenencias sin percatarse de ello, llegó a otra parte del lago en donde alguien pareció tener la misma idea de ir hacia allí, excepto con la idea de bañarse desnudo.

Chapoteó sin querer, ocultándose bajo el agua, había alguien y ante todo quería evitar problemas, ¿y si era alguien mandado por su familia? Pensaba mucho y no actuaba. Tuvo que salir de golpe del agua, haciendo tanto ruido al chapotear, inevitable que aquella persona tumbada en la hierba no se diese cuenta,  llegó a mojarle por el chapoteo.

No supo que decir, se quedó quieta, metida en el agua, mirando hacia la sombra como si hubiese visto algo increíble. Nunca se disculpaba y ahora debía hacerlo, no solo le mojó y bastante… estaba metida en el agua y desnuda. Rió por lo bajo, una risa cantarina, dulce pero traviesa, su propio juego le divertía y eso era algo con lo que nadie podía luchar.

-Está bien. Disculpe ¿de acuerdo? Me ha asustado, nadie se pone a dormir en medio de la nada y a oscuras a no ser que aceche ¿me estaba acechando? –frunció un tanto el ceño, mirándole desde su posición. Al contrario que él, se le podía perfectamente con la luz de la luna, estaba desnuda y no se avergonzaba de ello- ¿Por qué perder el tiempo durmiendo cuando podemos hacer tantas cosas divertidas? Por ejemplo, salir corriendo de aquí, antes de que me roben lo único que tengo… -hizo un gesto con la cabeza hacia la dirección donde tenía sus cosas, no le importaba ser descarada siempre y cuando saliese ganando…

En medio de la laguna, desnuda  y sus pertenencias lejos de su vista y su posición. No podía irse sin más ahora. Tenía dos opciones: o se acercaba nadando a la orilla y despistaba a aquella persona o… pedirle ayuda, cosa que dudaba…nadie daba algo por nada. Suspiró largamente, moviendo las manos en el agua, como si fuese un pez dorado totalmente visible en agua cristalina. Una imagen perfecta y tentadora, a la vez mostraba desamparo. No sabía dónde ir y cómo actuar en ese caso.

Chasqueó la lengua, aunque esa persona apenas se había movido, sentía como si estuviese acorralada. Marcharse sin más y desaparecer se le daba bien pero ¿qué adelantaba con eso? Ya se hizo notar. Quedó de medio lado al hombre,  pensativa hasta que por primera vez, oyó su voz. Sus ojos azules, parecían centellear en medio de la laguna como esas luciérnagas traviesas que iluminaban el camino nocturno. No pensó que dijese nada, dudaba que la hubiese visto pero se equivocaba…

-¿Disculpe?-lo imitó, mordiéndose el labio inferior de lo más inocente, dando la imagen de esa chica en problemas que necesitaba la salvasen, le quedaba como anillo al dedo y ella lo sabía. -¿Le he asustado? Mejor…le he dejado sin palabras, eso es más divertido.-dejó escapar una risa de lo más traviesa, echando hacia atrás la cabeza y  perderse en la hermosa vista que se le ofrecía.-Tranquilo, no soy peligrosa… según quiera verlo. Está perfecta el agua. Iba a salirme enseguida pero no ayuda que esté ahí, mirándome como si fuese una especie de cosa extraordinaria-

No estaba segura qué haría la otra persona así que siguió nadando, acercándose más a la orilla, intentando ser todo lo amable que pudiese ser. Por cómo iba vestido, lo poco que le dejaba ver la luz de la luna, no tenía la pinta de ser un vagabundo. Alguien así… era extraño que estuviese solo y más raro que tomase como cama un árbol.

-¿Qué hace un hombre como usted en un sitio como este? ¿Qué busca? –lo seguía mirando desde su posición, sin perderle de vista. Un paso en falso y saldría corriendo aunque fuese desnuda, sin un lugar donde ir p ero lejos de que alguien pudiese hacerle daño. La respuesta de ese hombre, cambiaría las cosas.

Tanta disculpa, le advirtió de que había gato encerrado. No era alguien confiado y que se fuese acercando, la alejaba del joven , más se adentraba en el agua, alejándose y volver a la orilla donde dejó sus cosas. El acercamiento , la ponía a la defensiva y el hecho de que hiciese ademán no solo de acercarse al agua, si no tener intenciones de meterse, la alertó a sobremanera.

Siseó para que no se le ocurriese dar un paso más, ese carácter fuerte y decidido, heredado por la parte paterna, salía a flote y muy pocos lo habían catado por el momento, no era tarde. Negó un tanto con la cabeza, le había dado conversación pero ni le había invitado y mucho menos necesitaba a alguien tan cerca.

Inevitable que una risa saliese de sus labios. La conversación se había desviado a un tema más cercano, presentarse y no, no estaban en el lugar más indicado para ello. Suspiró, encogiéndose de hombros sin responderle a su nombre. Solo lo miraba, sin perderle de vista, estudiando cada movimiento, uno en falso y saldría corriendo… o mejor, las piedras le serían más útiles en ese caso, mejor prevenir que curar.

-Quieto-su voz, no sonó nerviosa, más bien autoritaria – No le he invitado a que me acompañe y tampoco le pregunté su nombre. Solo intentaba ser…amable, digamos eso…-se encogió de hombros, nadando hacia atrás, sin dejar que se viese ni siquiera los hombros, solo la cabeza y poco más –Pura casualidad, ya sacié mi curiosidad y puede seguir con sus pensamientos, todos para usted – se iba alejando de la orilla, evitando que él llegase hasta donde estuviese ella, lejos de estar incómoda, se iba enfadando por momentos.

Se enfadaba consigo misma, por haber permitido tal cosa, la culpa era suya y debía emendar su error. Se giró, dispuesta a salir de allí lo antes posible, no tuviese la visión de su cuerpo desnudo y correr tan lejos como le fuese posible, desde que huyó de su hogar no había dejado de hacerlo.

-Buenas noches-no dio tiempo a más, estaba acostumbrada a huir cuando algo no le agradaba o veía peligro y acercamiento, increíble con la velocidad que nadaba, ¿tan lejos había ido a parar? Interminable, un camino que era mejor dejar atrás, con aquel joven y sus pensamientos…