When you think nothing could be worst, he arrives [Libre]

El atardecer comenzaba a colarse en las calles de París, las cuales parecían ir abandonando los ciudadanos, escapando de los últimos rayos del sol. Me quede mirando el cielo unos instantes. Había dejado a Yiola, la pequeña de la cual me ocupaba, sola. No porque yo quisiera, era sencillamente que me había exigido sin ninguna oportunidad a protesta que fuera a buscar su vestido nuevo. ¿No podría haberlo hecho antes? Por supuesto que sí, pero era condenadamente retorcida y quería verme correr a por uno de sus caprichos a última hora. Tras mi ensoñación, decidí continuar andando. Mis pasos eran rítmicos y sonaban sobre el pavimento, llevándolos por los callejones en los que ahora me encontraba. ¿Era acaso un laberinto ideado para retrasarme aún más?. Seguí andando a pesar de todo, intentando ubicarme, antes de ver una figura pasos más allá de mi misma. Venía en dirección contraria, por esto pude verle el rostro. Era una muchacha y parecía preocupada o por lo menos pensativa.
Un presentimiento me hizo llevar la vista un poco más atrás. Me costó verlo, para que negarlo, pues últimamente andaba más distraída de lo normal, sin ayudar que el hombre parecía fundirse por las sombras que dejaban paso a la noche.
Era una figura masculina, bien vestida, por lo que supuse que no debía ser ningún pobre, eso o había asaltado a cualquier borracho rico que se hubiera quedado dormido en una de las tabernas. Seguí avanzando, observando más de cerca los rasgos de la muchacha. Lo cierto es que no me pare a pensar hasta que doble la esquina de uno de los callejones en los cuales tenía que pasar la chica, o debería si no quería ir por el que daba a los burdeles. Mal sitio. Me escondí en un pequeño hueco de la pared que dejaba espacio para dos cuerpos. Curiosidad, eso fue lo que sentí ante aquella escena. Podía meterme en líos por lo que iba a hacer a continuación pero lo cierto es que ya estoy acostumbrada. ¿Qué más daba?. Justo en el momento en que los pasos llegaron hasta mis oídos, lo supe. Asome disimuladamente la cabeza sin que me viera y justo cuando paso por mi lado ¡Zas!. Tire de ella, que pareció sorprendida en primer momento, y la arrastré al interior de el pequeño callejón conmigo. Se removió. ¿Iba a tener que darle un golpe en la cabeza para que se estuviera quieta? La idea me motivó por un momento y juro que iba hacerlo pero... le tape la boca con fuerza, eso fue lo que hice. ¿Después? La aprisione más contra la pared mientras la miraba con mis ojos casi transparentes, alzando una ceja. Tenía que estarse quieta, ese era el mensaje. Momentos después, a pesar de oír su corazón latir tan rápido y mi necesidad de acelerar su ritmo hasta que parara.. me quede quieta, a tiempo para que las dos oyéramos lo que el hombre pronunciaba tras haber perdido a la chica que ahora yo tenía atrapada. "Maldita sea ¿Dónde se habrá metido? ¡Estaba frente a mi hace unos segundos!"