AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Método Intimidatorio [Priv] Morgan Strauss
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Método Intimidatorio [Priv] Morgan Strauss
De nuevo las intenciones de madre me traen de cabeza, tanto que incluso creo que como consecuencia estoy mal usando el don de hechicería, puedo notarlo en mi rendimiento, sobre todo estas últimas semanas donde creo sospechar que ha buscado una nueva forma de hacer que ceda ante el compromiso que según ella, está escrito hace años y que debió darse en mi encuentro con Jaelyn y al verse frustrado su plan ha hallado otra manera de hacerme ver que es lo mejor para mí, sin ni siquiera preguntarme lo que pienso al respecto , aunque claro a quién le importa lo que piensen los otros ,si realmente solo piensan en si mismos para obtener lo que desean —tierras y títulos por doquier— y no descarto que un futuro también lo haga después de que ellos perezcan y sus beneficios queden a manos de sus hijos, de nosotros, pero no será algo con lo que me obsesione, cada tierra y así como cada nombramiento a su debido tiempo.
Mientras observare a otros que como yo acudían, independientemente si eran manipulados o voluntaria su presencia en el evento, con motivo del aniversario de un Duque a quien la mitad conoce, haciendo la excepción de mi persona, que si no fuera por interés de conocer a aquellos del círculo de las diferentes casas reales, pondría atención en otros asuntos.
Entre miradas indiscretas, empecé a sentirme algo incómodo, por una en especial a la que intentaba esquivar entre pasos, unos minutos tal vez y entre conversaciones con los varones y alguna que otra fémina a la que me dirigía con halago, ciertos todos ellos y sin ninguno otra intención salvo esa.
Acabe deteniéndome frente a uno de los ventanales mientras que quien por último hablaba, pasaba a buscar al mismo Duque para presentarme a él, pues no sabía si quiera de su aspecto y lo que madre decía apenas describía su personalidad, a la que me tomaría la libertad de juzgar como así hacían de mi y los que me rodean. Por fin llegan los dos, me sorprende la apariencia pues es un par de años mayor que yo o tal la misma, su barba crecida no me deja saber con exactitud. Estreche su mano después de la reverencia que muestra y corresponde como debo.
—…El Duque de Saltaire, Eric— dijo al tiempo que ambos nos reincorporábamos, y al mismo también que tras de él veía pasar de nuevo esos cabellos rubios y esa clara mirada; —…El Baron de los Paises Bajos,Adrians Blancquart…— ,trague saliva después de ser presentado y comenzar a hablar para conocer el número a celebrar de su nombramiento entre otras cosas.
Última edición por Adrians Blancquart el Sáb Mar 05, 2016 1:41 pm, editado 1 vez
Adrians Blancquart- Hechicero/Realeza
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Re: Método Intimidatorio [Priv] Morgan Strauss
Aquel era el primer gran evento de la Strauss en tierras parisinas, evento que aprovecharía para presentarse como la hermana de Alessa y ver si existía la posibilidad de encontrar información sobre su muerte. A Morgan no le interesaba que ante los ojos de su familia y los conocidos, estuviera completamente obsesionada con el asesinato de su hermana, de hecho, hacía cerca de dos semanas que recibió una carta de su padre donde le pedía que volviera a Alemania y dejará el asunto de su hermana por la paz. ¿Qué demonios pensaban? Cierto era que los Strauss eran criados para aceptar la muerte pero con todo y eso, Alessa abandonó aquel mundo en circunstancias sospechosas y ella no descansaría hasta descubrir la verdad, con todo y que pudiera significar simplemente aceptar el resultado y no tomar la venganza que deseaba.
Decidida pues a darse a conocer y ampliar su circulo social, Morgan Strauss asistía a aquel aniversario. Usaba un vestido del color rojo vino y los cabellos los llevaba recogidos a un lado. Su apariencia como siempre, llamaba la atención de los hombres de manera bastante favorable y de las mujeres todo lo contrario, tal y como lo había esperado al momento de seleccionar cuidadosamente la vestimenta para aquel evento. Con una sonrisa de satisfacción en el rostro al ver a varias féminas mirarle molestas, Morgan comenzó a andar por el salón aquel, saludando a algunas personas (sin olvidarse de hacerlo primero con el Duque) y presentándose debidamente ante ellas, sin mencionar que coqueteaba tanto como podía con cuanto hombre la miraba, siendo uno en particular que parecía rehuir a su mirada el que de todos, le atrajo.
La intención de Morgan de presentarse con varias personas quedó hecha a un lado cuando de manera deliberada comenzó a seguir a aquel hombre esquivo. En su persecución, se topo con personas a las que en contra de sus deseos del momento debió saludar pero de quienes pudo obtener información sobre el ejemplar masculino a quien perseguía.
Adrians Blancquart, Barón de los países bajos. ¿No había escuchado algo de que alguien pagaba por su muerte? No podía recordarlo del todo así que debería investigar un poco más antes de decidir si lo convertía en su siguiente victima, o en un hombre que deseaba perseguir de otra manera. Siguiéndolo, topando su mirada de forma “accidental” con él, estuvo muy cerca de él durante bastante tiempo. Una vez que el joven se detuvo a saludar al Duque, Morgan aprovecho para quedarse a una distancia prudente pero mirarle con intensidad, siendo el momento donde él la observo cuando ella avanzó hasta donde se encontraban.
– Duque, la Baronesa de Inglaterra esta buscándole para felicitarle y se encuentra muy desesperada por hallarle – aquella mentira inocente llevó al Duque a excusarse, dejando a los dos jóvenes juntos – No voy a morderlo sabe – mencionó Morgan a manera de broma, sin alejar su mirada de aquel a quien había estado siguiendo y con quien finalmente podía tener una conversación.
Decidida pues a darse a conocer y ampliar su circulo social, Morgan Strauss asistía a aquel aniversario. Usaba un vestido del color rojo vino y los cabellos los llevaba recogidos a un lado. Su apariencia como siempre, llamaba la atención de los hombres de manera bastante favorable y de las mujeres todo lo contrario, tal y como lo había esperado al momento de seleccionar cuidadosamente la vestimenta para aquel evento. Con una sonrisa de satisfacción en el rostro al ver a varias féminas mirarle molestas, Morgan comenzó a andar por el salón aquel, saludando a algunas personas (sin olvidarse de hacerlo primero con el Duque) y presentándose debidamente ante ellas, sin mencionar que coqueteaba tanto como podía con cuanto hombre la miraba, siendo uno en particular que parecía rehuir a su mirada el que de todos, le atrajo.
La intención de Morgan de presentarse con varias personas quedó hecha a un lado cuando de manera deliberada comenzó a seguir a aquel hombre esquivo. En su persecución, se topo con personas a las que en contra de sus deseos del momento debió saludar pero de quienes pudo obtener información sobre el ejemplar masculino a quien perseguía.
Adrians Blancquart, Barón de los países bajos. ¿No había escuchado algo de que alguien pagaba por su muerte? No podía recordarlo del todo así que debería investigar un poco más antes de decidir si lo convertía en su siguiente victima, o en un hombre que deseaba perseguir de otra manera. Siguiéndolo, topando su mirada de forma “accidental” con él, estuvo muy cerca de él durante bastante tiempo. Una vez que el joven se detuvo a saludar al Duque, Morgan aprovecho para quedarse a una distancia prudente pero mirarle con intensidad, siendo el momento donde él la observo cuando ella avanzó hasta donde se encontraban.
– Duque, la Baronesa de Inglaterra esta buscándole para felicitarle y se encuentra muy desesperada por hallarle – aquella mentira inocente llevó al Duque a excusarse, dejando a los dos jóvenes juntos – No voy a morderlo sabe – mencionó Morgan a manera de broma, sin alejar su mirada de aquel a quien había estado siguiendo y con quien finalmente podía tener una conversación.
Morgan Strauss- Humano Clase Alta
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Re: Método Intimidatorio [Priv] Morgan Strauss
Retire la mano con la que estrechaba la ajena e instintivamente la mentí en el bolsillo, sin dejar de hablar con él, confirmando así su título y el recién nombramiento de su cargo como Duque de Saltaire, una pequeña población de Inglaterra, que casi pasa desapercibida como me reveló, de hecho hasta ahora no había oído hablar de aquellas tierras. Aunque soy de los que piensan que quien empieza con pequeñas tierras, algún tiempo después, acabaría sumando territorios que lo rodean para conseguir mayor adquisición y beneficio, siempre por el bien común de sus habitantes.
Intercambiamos información de nuestras tierras, sin hacer hincapié en como lo habíamos obtenido, estaba supuesto que por herencia ya fuese por muerte del portador del cargo o por efecto rebote si el anterior rechazaba dicha obligación a representar, cierto es también que en ningún caso me importaba saberlo, sacando a flote solo aquello que a cada uno nos interesaba.
Poco después fuimos interrumpidos, parpadeé antes de fruncir el ceño al ver de nuevo y más cerca a la joven de rubios cabellos y clara mirada a quien intentaba esquivar desde que llegue, por la extraña sensación que causaba su presencia, volviendo a la idea de que tras de ella estaba mi queridísima madre– nótese la ironía–, frené las palabras con las que pretendía acusarla de manera prematura, sin ni siquiera antes saber su nombre u tan siquiera observar y saber si estaba en lo cierto.
– ¿a no, y quien me asegura de que no sea así? – dije, dejando escapar una escueta risa después de una sonrisa, mientras observaba a la joven, para la posterior reverencia que dedique, ateniéndome al protocolo de recibimiento ante una noble dama y sin desviar la mirada de los ojos de ella ,– ¿...y, cuál es vuestro nombre ,belle dame…? – dije midiendo las palabras ante ella, por ahora. Mientras y por detrás de ella observe como alguna que otra dama acompañada mientras se desentendía de la conversación que le daban, miraba por encima del hombro a la rubia, gesto que desaprobaba y que como consecuencia fruncí el ceño, tal vez se podría mal
interpretar…
Adrians Blancquart- Hechicero/Realeza
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Re: Método Intimidatorio [Priv] Morgan Strauss
Las presentaciones con los asistentes a la celebración habían terminado para la alemana, quien cambiaba su objetivo por lo único que podía alejar de sus pensamientos a su hermana asesinada, un hombre. Para su deleite y gracias a otras personas, descubría que no era cualquier hombre, sino uno que ostentaba un cargo de importancia para los países bajos, volviendo así su persecución mucho más entretenida para ella.
Morgan disfrutó durante buena parte de la velada la manera en que él huía de ella, mirándola con desconfianza cada vez que sus ojos se encontraban. Con todo y que sabía que no sería muy bien recibida por él, se acercó a interrumpir la charla que llevaba el Barón con el Duque, logrando mediante una hábil mentira que el Duque los dejará a solas de una buena vez. El hombre aquel no tenía ya más escapatoria, pues hubiera sido mal visto que dejará a la Strauss ahí sin responder a sus palabras.
Astuto y ciertamente receloso. Eso le gustaba a ella; que los hombres simbolizaran un reto y no se la pusieran sencilla, aunque de vez en cuando se dejaba sucumbir a las facilidades de los hombres. Con una enorme sonrisa en el rostro tras escuchar aquella pregunta, Morgan devolvió la reverencia. Ambos eran educados con el otro por mero protocolo, pero eso no importaba ya que era su primer encuentro aunque ella esperaba no fuese el último.
– Bueno, yo le aseguró que no muerdo… a menos que usted me pida que lo haga – agregó de manera divertida. Aquellas palabras bien podían sonar como una mera broma, un intento por romper la tensión inicial y sin embargo, en labios de la alemana, esas bromas siempre cargaban más verdad que mentira – Mi nombre es Morgan Strauss, Barón – mencionando su puesto en la realeza, iba a hacerle notar que ya sabía quien era él o al menos que conocía su cargo y por ende, su nombre; sin embargo, la atención masculina pareció más bien centrada lejos de ella y con curiosidad, Morgan giró el rostro, descubriendo así algunas mujeres que la miraban de manera un tanto descarada – Mis admiradoras no me han dejado en paz toda la noche – mencionó con fingido pesar, volviendo la mirada al Barón – y ahora que estoy a su lado, le aseguró que me dejaran menos – dicho eso, un destello de malicia brillo en sus ojos y una sonrisa le fue dedicada al ejemplar masculino frente a ella – al menos debería hacer que verdaderamente hablen de mi por algo, darles un motivo, ¿No lo cree? – y apenas preguntaba eso cuando con total libertad lo tomó del brazo, iniciando así la marcha por el salón aquel.
Aquel acto provocó que más miradas se posaran ahora no solo en ella, sino además en el Barón, cosa que le provocó una risita divertida a la alemana.
– Quería preguntarle, ¿Tan desagradable le parezco que trato de evitarme durante toda la noche? – soltó aquella duda sin más, esperando por saber que sería lo que él respondería.
Morgan disfrutó durante buena parte de la velada la manera en que él huía de ella, mirándola con desconfianza cada vez que sus ojos se encontraban. Con todo y que sabía que no sería muy bien recibida por él, se acercó a interrumpir la charla que llevaba el Barón con el Duque, logrando mediante una hábil mentira que el Duque los dejará a solas de una buena vez. El hombre aquel no tenía ya más escapatoria, pues hubiera sido mal visto que dejará a la Strauss ahí sin responder a sus palabras.
Astuto y ciertamente receloso. Eso le gustaba a ella; que los hombres simbolizaran un reto y no se la pusieran sencilla, aunque de vez en cuando se dejaba sucumbir a las facilidades de los hombres. Con una enorme sonrisa en el rostro tras escuchar aquella pregunta, Morgan devolvió la reverencia. Ambos eran educados con el otro por mero protocolo, pero eso no importaba ya que era su primer encuentro aunque ella esperaba no fuese el último.
– Bueno, yo le aseguró que no muerdo… a menos que usted me pida que lo haga – agregó de manera divertida. Aquellas palabras bien podían sonar como una mera broma, un intento por romper la tensión inicial y sin embargo, en labios de la alemana, esas bromas siempre cargaban más verdad que mentira – Mi nombre es Morgan Strauss, Barón – mencionando su puesto en la realeza, iba a hacerle notar que ya sabía quien era él o al menos que conocía su cargo y por ende, su nombre; sin embargo, la atención masculina pareció más bien centrada lejos de ella y con curiosidad, Morgan giró el rostro, descubriendo así algunas mujeres que la miraban de manera un tanto descarada – Mis admiradoras no me han dejado en paz toda la noche – mencionó con fingido pesar, volviendo la mirada al Barón – y ahora que estoy a su lado, le aseguró que me dejaran menos – dicho eso, un destello de malicia brillo en sus ojos y una sonrisa le fue dedicada al ejemplar masculino frente a ella – al menos debería hacer que verdaderamente hablen de mi por algo, darles un motivo, ¿No lo cree? – y apenas preguntaba eso cuando con total libertad lo tomó del brazo, iniciando así la marcha por el salón aquel.
Aquel acto provocó que más miradas se posaran ahora no solo en ella, sino además en el Barón, cosa que le provocó una risita divertida a la alemana.
– Quería preguntarle, ¿Tan desagradable le parezco que trato de evitarme durante toda la noche? – soltó aquella duda sin más, esperando por saber que sería lo que él respondería.
Morgan Strauss- Humano Clase Alta
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Re: Método Intimidatorio [Priv] Morgan Strauss
Trate de relajar el gesto e incluso hacer la gracia con la habilidad de titiritero que dicho gen me proporciona, pero era demasiado arriesgado su uso, pues ya se sabía que lo rumores se propagan como una plaga y pueden enterarse aquellos que no quieres, así como lo hizo mi madre para esta nueva encerrona en la que saldré sin llegar si quiera a hablar de fiesta de compromiso y mucho menos de una boda. No estaba listo y por ello debo respetarme a mí y mis principios, sin importarme en absoluto la opinión de mi madre por mis actos, sabiendo de antemano su respuesta que ya había sido expuesta numerosas veces y más desde que padre está ocupado con la política, ella también sabía de opinión al respecto pero le gustaba tirar de la cuerda todo lo que podía como haría el domador de bestias para hacer rendir al otro, pero si conociera bien a su hijo, yo, sabría que no cedería tan pronto.
Sorprendente fue la actitud de la rubia, ante aquellas miradas de indiferencia por encima del hombro, se desenvolvió de tal manera que incluso reí por lo bajo antes de que volviera a mirarme, dejando de lado aquél otro ofrecimiento que bien pude interpretar como una broma, dado que no conocía de nada, salvo su nombre sin rango o parentesco de sucesión que revelara más allá del seudónimo, Morgan.
Tomado del brazo, caminamos mientras el murmullo se hacía grande tras nosotros y los ojos de algunos curiosos se posaban en nosotros, causando incomodidad en cierto modo por ellos y por el improvisado movimiento de la dama que ciertamente me descuadra pues se supone que debía ser al contrario. Tampoco le di importancia y afiance su agarre, añadiendo el detalle en el que mi mano libre reposara sombre la ajena, no sé qué pudieron cuchichear y tampoco me importaba, tal vez incluso fuera a mi favor y llegara oídos de mi madre que había conseguido por fin tal compromiso, después del intento fallido con Jaelyn.
— Debería saber que no sois desagradable vos, pero si incomoda que alguien esté en constante movimiento, detrás de ti, sin ni siquiera saber por… — hice una pausa para saludar aquellos que venían de frente, también de la realeza. Claire y George de algún lugar cercano a Francia de similar personalidad a Martha y con la que se llevaría bien si estuviera aquí conmigo.
Después de irse continué, — como decía,…es la incomodidad de que alguien te siga, que encuentres cada vez que miras al frente sin saber por qué… —fruncí ligeramente el entrecejo— …pero ahora que respondí a vuestra pregunta. Responda a la mía…¿Por qué ese interés por seguirme?¿qué es lo que busca?, séame sincera, hay cosas que no tolero y el rodeo está entre ellos —dije con cierta rigidez siendo varias preguntas y no una, parando casi de inmediato al llegar al salón donde anuncian un baile.
Adrians Blancquart- Hechicero/Realeza
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Re: Método Intimidatorio [Priv] Morgan Strauss
Con el afán de crear más habladurías a su alrededor y de esa manera impedir que se alejará el Barón de un momento a otro, la alemana le tomó del brazo y le arrastró a caminar a su lado. La educación del caballero era ejemplar pues aún a pesar de haberla observado como a una molestia durante gran parte de la velada, no le demostraba ahora que la quería lejos, aunque claro, Morgan podía notar la incomodidad que su presencia generaba en el hombre. ¿Qué era lo que había hecho para que él actuara de tal manera? La respuesta no se hizo esperar mucho, pues una vez que Morgan le cuestiono, el Barón respondió con total sinceridad. Claro que se vieron interrumpidos por los deberes de la alta sociedad, siendo el momento donde llegaban hasta una pareja el que la alemana aprovecho para observar a su alrededor y ver todas las miradas que se posaban sobre ellos. Una sonrisa apareció en su rostro por lo que generaba su presencia y actos en un lugar como aquel, aún así, con total educación saludo a la pareja y permitió que su forzado acompañante tuviera con ellos una pequeña charla.
Terminando los saludos, las cortesías y los comentarios políticos, los jóvenes reiniciaron la marcha y el Barón, continuo con su respuesta.
– Vaya – tomó algo de aire y le miro de reojo – así que le incomoda ser observado sin razón – rió por lo bajo – pero yo lo observo con razones – aseguró en el instante en que las preguntas iban ahora en dirección a la germana – A mi tampoco me gusta la falta de sinceridad, así que puede estar seguro de que responderé con total franqueza – su llegada al salón donde se anunciaba el baile la incomodo ligeramente. Resultaba casi una obligación para todos los que charlaban en pareja danzar, así que la Strauss estaba segura de lo que ahora vendría y tras un suspiro comenzó a dar su respuesta a las preguntas masculinas – La verdad es que no hubiera tenido motivo alguno por seguirlo de no ser usted el único hombre que no me miró como los demás – sonrió mirándole – de hecho fue el único que rehuyó de mi mirada, por eso la busque con insistencia – la música entonces daba inicio y lentamente las parejas se incorporaban a la danza – y no busco nada importante, solo conocerle un poco más – recordó entonces su nombre e hizo una pequeña pausa – aunque… existe un pequeño detalle sobre usted que deseo confirmar – la seriedad inundo su rostro y sus palabras – creo que he escuchado su nombre dentro de un circulo donde lo mejor es no ser mencionado, aunque puede que sea una simple confusión… no lo sé – sus palabras podían sonar misteriosas, pero eso era mucho mejor a decirle que probablemente escucho su nombre en una lista de personas importantes a asesinar.
Terminando los saludos, las cortesías y los comentarios políticos, los jóvenes reiniciaron la marcha y el Barón, continuo con su respuesta.
– Vaya – tomó algo de aire y le miro de reojo – así que le incomoda ser observado sin razón – rió por lo bajo – pero yo lo observo con razones – aseguró en el instante en que las preguntas iban ahora en dirección a la germana – A mi tampoco me gusta la falta de sinceridad, así que puede estar seguro de que responderé con total franqueza – su llegada al salón donde se anunciaba el baile la incomodo ligeramente. Resultaba casi una obligación para todos los que charlaban en pareja danzar, así que la Strauss estaba segura de lo que ahora vendría y tras un suspiro comenzó a dar su respuesta a las preguntas masculinas – La verdad es que no hubiera tenido motivo alguno por seguirlo de no ser usted el único hombre que no me miró como los demás – sonrió mirándole – de hecho fue el único que rehuyó de mi mirada, por eso la busque con insistencia – la música entonces daba inicio y lentamente las parejas se incorporaban a la danza – y no busco nada importante, solo conocerle un poco más – recordó entonces su nombre e hizo una pequeña pausa – aunque… existe un pequeño detalle sobre usted que deseo confirmar – la seriedad inundo su rostro y sus palabras – creo que he escuchado su nombre dentro de un circulo donde lo mejor es no ser mencionado, aunque puede que sea una simple confusión… no lo sé – sus palabras podían sonar misteriosas, pero eso era mucho mejor a decirle que probablemente escucho su nombre en una lista de personas importantes a asesinar.
Morgan Strauss- Humano Clase Alta
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Re: Método Intimidatorio [Priv] Morgan Strauss
Mantuve mi mano sobre la ajena un rato más hasta que creí conveniente, mirando a mí alrededor mientras las parejas que bien podían ser forzadas, fingidas o porque no también podía darse el caso que no fuera ninguna de las dos opciones. Tenía varios puntos de vista respecto a ese tema, aunque en ningún caso me importa la relación entre ellos si no está relacionado con el interés propio o de la familia Blancquart, sinceramente no creo vaya a cambiar de parecer.
Escuche a Morgan, mientras seguía mirando alternativamente el salón y a ella, pensativo hasta que escuche que solo me siguió por que no miré como el resto y tal vez sea porque al contrario de otros hombres mi intención no era hacer notoria mi presencia e ir detrás de una dama forzando una conversación que entre risas y falsos halagos llegaran a algo más que un encuentro íntimo, no era necesario y tampoco puedo fingir por tanto tiempo como aquellos que fueron criados de manera que parecía su día a día.
No digo tampoco que la belleza que portaba la rubia no era digna de admirar al contrario había incluso que destacar que su gracia era mayor que otras damas que hacían el esfuerzo de destacar sin éxito, al menos antes mi ojos, tampoco soy el tipo de hombre que exige demasiado, pero tampoco puedo hacerme el ciego y ver donde no hay. Fue entonces cuando hablé, coincidiendo con la sonrisa en sus labios — Debo reconocer que es original el motivo por el que decidió seguir mis pasos… — Reí antes de continuar, cambiando mi gesto a uno de total intriga, curiosidad por ese detalle que reveló después. Dejando de lado que la música ya sonaba y algunos comenzaban a situarse en el centro — ¿Qué, cual circulo, dame? — dije frunciendo el ceño, la intriga rozaba la preocupación más aun con todo esto de querer comprometerme y la búsqueda de “El Cuervo” con mi mejor amigo Mariano de Gaudí.
Me deshice de su agarre, mirándole en todo momento mientras colocaba al frente y ofrecía mi mano para esta pieza, siempre y cuando ella aceptara, claro — ¿Hablamos de ello mientras bailamos? — dije mientras mantenía mi postura,sonriéndola con naturalidad.
Adrians Blancquart- Hechicero/Realeza
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Re: Método Intimidatorio [Priv] Morgan Strauss
Al igual que en el salón que acababan de abandonar, eran observados de nueva cuenta en el salón donde se desarrollaba el baile. Aparentemente ver al Baron y a la alemana era algo extraño, tanto como para atraer las miradas donde quiera que fueran, algo que de hecho no le desagradaba del todo a Morgan. Los ojos de la fémina iban a los diversos tipos de parejas que se unían a la danza, mientras que Morgan respondía con cierto grado de incomodidad a las preguntas del Barón. A la alemana no le agradaba mucho la idea de bailar ya que le parecía que al hacerlo se perdía importante tiempo que podía ser usado en una charla mucho más interesante, justo como la que creía estar desarrollando con el Adrians en aquellos instantes.
– Bueno, es que mis motivos no suelen ser como los de la mayoría de las damas – y eso era una realidad. La mayor parte de mujeres de su edad trataban de lograr compromisos con hombres importantes y adinerados, por el contrario ella ahora solo estaba interesada en encontrar a los asesinos de su hermana; aunque en aquellos momentos trataba de recordar si era el nombre del Barón aquel que escuchó en una reunión llevada no hacía tanto tiempo por un grupo de asesinos. La duda ante sus palabras inundo la mente del hombre, algo que Morgan sabía que sucedería – No sé si sea prudente que lo hablemos – confesó, después de todo no se encontraba del todo segura de que fuera la cabeza de Adrians la que tuviera un precio, quizás simplemente se trataba de alguien con un nombre y apellido similar.
En un instante el brazo al que se mantenía aferrada se alejó y Morgan observo al Barón. La alemana había hecho el comentario sobre su nombre a sabiendas que él bien podía pensar que sus palabras eran de mal gusto, llevándole quizás a actuar de la manera en que lo hacía ahora, abandonándola a la vista de todos, detalle que si bien no la molestaba le haría sentir ligeramente humillada y entonces, vino lo inesperado. Cuando ella creyó que él se alejaría, hizo completamente lo contrario. Adrians de hecho estiro su mano en dirección a ella, pidiendo un baile.
– Espero no vayas a arrepentirte de esto – respondió al tiempo que tomaba la mano masculina y una sonrisa asomaba a sus labios. Bailar no era lo que más deseaba pero con aquel hombre, quizás no fuese tan malo.
Caminaron ambos hasta un punto donde era prudente comenzar a danzar y Morgan se acercó a él, sujetándose de manera firme al hombre e iniciando la conversación una vez más.
– Primero que anda quiero dejar en claro que no estoy del todo segura si es su nombre el que he escuchado, pero de serlo, tengo que decir que tu vida esta en peligro y en uno muy grave – la alegría de la danza contrarrestaba con la seriedad de sus palabras así como son su gesto y la falta de contacto visual para con Adrians.
– Bueno, es que mis motivos no suelen ser como los de la mayoría de las damas – y eso era una realidad. La mayor parte de mujeres de su edad trataban de lograr compromisos con hombres importantes y adinerados, por el contrario ella ahora solo estaba interesada en encontrar a los asesinos de su hermana; aunque en aquellos momentos trataba de recordar si era el nombre del Barón aquel que escuchó en una reunión llevada no hacía tanto tiempo por un grupo de asesinos. La duda ante sus palabras inundo la mente del hombre, algo que Morgan sabía que sucedería – No sé si sea prudente que lo hablemos – confesó, después de todo no se encontraba del todo segura de que fuera la cabeza de Adrians la que tuviera un precio, quizás simplemente se trataba de alguien con un nombre y apellido similar.
En un instante el brazo al que se mantenía aferrada se alejó y Morgan observo al Barón. La alemana había hecho el comentario sobre su nombre a sabiendas que él bien podía pensar que sus palabras eran de mal gusto, llevándole quizás a actuar de la manera en que lo hacía ahora, abandonándola a la vista de todos, detalle que si bien no la molestaba le haría sentir ligeramente humillada y entonces, vino lo inesperado. Cuando ella creyó que él se alejaría, hizo completamente lo contrario. Adrians de hecho estiro su mano en dirección a ella, pidiendo un baile.
– Espero no vayas a arrepentirte de esto – respondió al tiempo que tomaba la mano masculina y una sonrisa asomaba a sus labios. Bailar no era lo que más deseaba pero con aquel hombre, quizás no fuese tan malo.
Caminaron ambos hasta un punto donde era prudente comenzar a danzar y Morgan se acercó a él, sujetándose de manera firme al hombre e iniciando la conversación una vez más.
– Primero que anda quiero dejar en claro que no estoy del todo segura si es su nombre el que he escuchado, pero de serlo, tengo que decir que tu vida esta en peligro y en uno muy grave – la alegría de la danza contrarrestaba con la seriedad de sus palabras así como son su gesto y la falta de contacto visual para con Adrians.
Morgan Strauss- Humano Clase Alta
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