Encuentro de caníbales — Elle Lawliet

por **Zack X. Gavrilovic** Lun Ene 25, 2016 8:55 pm

Recuerdo del primer mensaje :

El destino no es más que una ruleta rusa de circunstancias que se lanzan al azar y de las cuales cualquiera de las opciones posibles puede desembocar un dulce o agrio momento, sin embargo, no está en nosotros decidirlo sino simplemente aceptarlo tal cual como es, nos guste o no lo que arrastre consigo.

Luego de tan peculiar dialogo con la anciana del circo gitano, mi cabeza se encontraba aún mas ahogada de dudas e incertidumbre de lo que ya estaba. Tenía que encontrar a alguien, pero no soy yo quien la encontrará sino ella a mí. Puede ser cualquiera, puede ser ahora, puede que nunca ocurra tal encuentro y el discurso de la anciana se pierda en los confines vacuos del horizonte. Quizás el destino de la muerte sea otro, el que sea su emisario o quizás solo una retórica más escrita

Mis pasos me retornaron automáticamente hacia los callejones de París. Andaba por inercia mas no por decisión propia. Lidiaba con mi destino, intentando encontrar el punto de inflexión para erradicar esta pesadez que trajo consigo. Recuerdo que Elise era la loca de los acertijos, una mujer extraña pero que sabía jugar con las palabras y sacar el significa de ellas con solo oírlas unos instantes. Dentro del grupo era la rara de todo el equipo. Aunque no negábamos que era perspicaz, su mente trabajaba diferente que la del resto, pero aún a pesar de ello sabía como armar y desarmar dispositivos explosivos y armas, tenía un amor a ello. Lástima que se la llevó un ser nocturno

Distraído del mundo que me rodeaba, caminaba por las calles de París a la espera de alguna señal de mis compañeros. Aquella ciudad había resultado ser un infierno para nosotros porque nada salió como habíamos planeado. Sumido en mis pensamiento no tomo atención del pequeño toque de un cuerpo el cual hizo detener mis pasos trayéndome nuevamente a la realidad, dejando el pasado de tres semanas atrás.

por **Zack X. Gavrilovic** Sáb Nov 26, 2016 6:43 pm

Aunque el dolor aumentaba conforme los segundos transcurrían en su mente se mantenía el deber ser, el ser de un inquisidor y más de alguien como es que simplemente no acepta la ayuda de nadie ni espera por ello, alguien cuyo valores están más allá de la imaginación humana. Miró a la mujer tratando de respirar, intentando tomar el aire a sus irritados pulmones que se forzaban por llenarse de aquello vital, su fuerza era muy escaza llegando a ser nula, sabía que no podría contradecir palabra alguna pero no quería, no deseaba dejar el deber en manos de alguien más

Chasqueo un poco la lengua mirando a los cielos cuando la mujer pretende lo de la ayuda , algo no le cuadraba en absoluto —Si ve que devoran mi cuerpo o alguna bestia se acerca a mí, entonces con la ayuda huya, huya lo más lejos de lo contrario terminará como un cadáver para hacer compañía a su esposo— los costados le dolían y el sudor se hacía más visible en su rostro y cabellos. Pronto entraría en una etapa de delirio por la fiebre y ahí era donde la consciencia se termina por perder del todo.

Miró a la mujer marcharse chasqueando nuevamente la lengua, podía sentir su respirarción mermar en el conteo que iba realizando, su pulso era débil y eso lo obliga a sonreír —Al menos se dirá que morí intentando terminar como un inquisidor con mis propios inventos— tose mirando al cielo pensando en las palabras de la mujer, preguntándose realmente las razones del fallecimiento de su conviviente, intentando imagina las mil y un explicaciones.

Si, el esperaba a la mujer para preguntarle, pues había despertado su curiosidad, o quizás solo era el hecho de que por vez primera deseaba conversar con alguien que no fuera de su circulo de trabajo

—Espero y no tarde mucho—murmura desviando la mirada hacia un lado.

por **Elle Lawliet** Lun Dic 12, 2016 1:39 pm

Ignorar es una cosa que con el tiempo acabas aprendiendo, quieras o no. Es una acción temida por las víctimas que son ignoradas, y duele tanto como las garras de la locura y la tristeza de la soledad.

Mi paso avanzaba largo, rápido y seguro, temiéndome no llegar a tiempo. No sabía donde ir, y menos sabía si la suerte nos ayudaría en este momento tan crítico.

La bestia que anduve buscando ya murió por causa de la explosión, pero nunca se me acababan los problemas.

De vez en cuando iba mirando hacia atrás. El débil aura del inquisidor fluía con casi mera visibilidad entre otras diversas auras.

-Al final acabaré apartándome a un rincón del bosque -murmuré frunciendo el ceño.

A la lejanía vi un lugar que parecía estar repleto de inquisidores, cosa que me alegró mínimamente. Cuando la distancia fue menguando mi paso desaceleraba.

Quisiera o no seguía siendo quien soy, y era víctima de la masacre inquisidora. Él mismo me habría matado si hubiese utilizado mis poderes o cambiado de apariencia a mi forma canina, mi especialidad.

Me preguntaba qué debía hacer.

por **Zack X. Gavrilovic** Lun Dic 26, 2016 8:50 pm

Miro a los cielos nocturnos, puedo ver lo oscuro que es aunque aún hay rastros de tono de la explosión con el humo negro y las tonalidades naranjas que se mezclan en aquel manto único y es por ello que comienzo a reír escupiendo sangre al suelo del dolor y la agonía del cuerpo que se retuerce entre las manos. La respiración se agita en momentos pero se ralentiza para dar paso a tenues momentos de muerte.

Las ilusiones de las que soy testigo son solo el eco de lo que ha sido mi vida hasta ahora, cada uno de los actos cometidos desde el más inocente hasta el más aberrante. Rio por ello en una fuerte carcajada —Yo soy un inquisidor y como tal no puedo morir así—murmuro tomando el acopio de todas las últimas fuerzas que quedan en mi ser para ponerme de pie ante lo inevitable. Tomo una fuerte bocanada de aire que solo quema mis pulmones para dar el paso lento y tortuoso por donde la mujer había ido —Si dejara todo en manos de una sola persona me odiaría para el resto de mi vida, si voy a morir prefiero hacerlo de esta manera dando hasta el último aliento de mi vida— una fuerte tos por la fiebre llegó y con ello la sangre volvía a arremolinarse por la garganta hasta ser arrojada al suelo.

Quemaba todo mi cuerpo, ardía cada herida pero aun así solo motivaba a mi espíritu en lucha de continuar el camino hasta que divise a la mujer de pie mirando en mi dirección, algo decía que no estaba bien ¿será que estaba en peligro? ¿No hay más inquisidores? ¿Hay cuerpos desangrados? Tantas preguntas y ninguna con respuesta solo una risa ante lo inevitable de la pérdida y la muerte.

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