Hopeless [Priv]

por **Benvolio D'Argouges** Miér Ene 27, 2016 9:45 am

¿Qué hacía tener a los muertos tanto atractivo? ¿Qué similitud habría después de la muerte? ¿Qué misterios hay de los que nadie conoce y de los que a la vez quieren ser interpretados por los ojos mortales?

Lágrimas de carmesí el vampiro deja caer por su pálida piel mientras observa con detalle la tipografía gastada del recuerdo del pasado. Marie…aquella mujer que en su tiempo él quería llenarla de paz y felicidad, formar una familia, ser alguien con quien ambos poder envejecer, sintiendo en su corazón maltratado que aquello ya no va a poder ser verdad, que jamás podrá realizar su sueño más deseado. Su misteriosa vida era entonces un enigma al que solamente dos personas habían podido acceder, su princesa perdida y Louis Bouquet.

¿Pero ahora cual sería el precio a pagar si estaba en lo más oscuro de su soledad? ¿Quién estaría para detenerlo? Nadie.

Había acabado con todo aquel que le abandonó en aquella torre, pero, ¿Por qué sentía aún esa inquietud bajo su piel? Era como si aún la maldición de aquella noche aun estuviera persiguiéndole bañado en culpa de más sangre y destrucción. Probablemente la inquietud jamás se irá si no la encontraba y acababa con ella, como si el infierno aun estuviera mandando criaturas malvadas en busca de su destrucción, en busca de destruirle, en busca de ajustar cuentas con el vampiro.

-Oh, Marie…Si pudieras escuchar mi lamento del cual exprimen mis sentimientos…-Benvolio estaba dispuesto a acabar con ese mal en su interior. Quería sentirse libre, demostrar al mundo que no estaban en peligro de una criatura como él. La iglesia en cambio le concedió una segunda oportunidad al vampiro. Demostrando la poca pureza de su bondadoso corazón contra cualquier amenaza que diezmase las fuerzas eclesiásticas, Benvolio podría llevarse el perdón completo de Dios y la misericordia hacia el portador de las llaves de las puertas del Edén.

En cambio, ahí estaba él, enfrentándose a un recuerdo del pasado, a un amor que estaba desvanecido entre más sombras del recuerdo y que jamás volvería hasta su encuentro en el presente que ahora mismo él vivía en soledad sin más amigos o compañeros o conocidos que le respaldasen en cada decisión.

Benvolio ahora estaba ahí, arrodillado frente a la tumba de Ann Marie…su Marie. Mientras tanto él esperaba a la llegada de alguien que había llegado nuevo a la iglesia, alguien que se había incorporado como novata y que estaba de dos semanas en el cuerpo inquisitorial. Y entonces ella le diría más instrucciones a seguir.

por **Zera Di Sienna** Vie Ene 29, 2016 6:20 pm

- Y recuerda, no confíes ciegamente en él al fin y al cabo, no deja de ser un vampiro - le había dicho su compañera de facción. Mas las ordenes había que cumplirlas, y las suyas eran claras, tal vez demasiada claras. Reunirse con el espía, entregarle los papeles que la facción bibliotecarios poseía y ayudar en lo que fuera necesario, mientras que no entrara en peleas o se expusiera.

Había salido de la catedral apenas pasar de las siete, pero todavía debía pasar por su mansión, adecentarse para una reunion social y entre una y otro destino, pasaría por el cementerio, el lugar en el que se encontraría con aquel espía inquisidor. Ya había anochecido cuando llegó a las puertas del cementerio, estaba entreabiertas ya que el cuidador del lugar sabia muy bien que los muertos no tenían hora de visita y siempre se podía necesitar la fosa común, cuando algún paciente del hospital cercano lo necesitara. Inspiró dándose valor y traspuso la entrada, por suerte el encargado se encontraba en la faena de enterrar a un ser en la fosa, lo que le permitió caminar a prisa, al sector en donde sería la entrega.

El viento le hacía erizar los cabellos, temblaba casi imperceptiblemente, su aliento se condensaba en un vapor que hacía mas fantasmagórico el lugar. Pronto pudo distinguirle, un hombre arrodillado frente a una antigua sepultura, - ¿será la de algún familiar? - caviló, sintiendo una pena por aquel dolor ajeno, pensó en lo difícil que sería poder vivir, sabiendo que todos los que amara durante su interminable vida, tarde o temprano morirían.

Se detuvo a una distancia prudencial, vestía un traje crema, que en la noche le daba aún mas una apariencia espectral, de pie, con el sobre entre sus manos, se quedó en silencio, hasta que lo escuchó decir un nombre y pedir por ella, cuando le observó levantarse, se animó a llamar su atención, - D'Argouges... aquí estoy... - dijo en un tono de voz suave y cálido.

por **Benvolio D'Argouges** Dom Feb 21, 2016 1:21 pm

Tan simple y hermoso era el momento en que te interrumpían mientras adorabas a un fallecido. Supuestamente él mismo no supo donde encajar el siguiente paso al saludo hacia la novata de la inquisición. Él podría decirse que había desaparecido pero que de repente había re-aparecido mostrándose igual que siempre. Inmortal, rubio y desesperado por encontrar alguna consolación. No levantó su rostro de dicha lápida mientras prestaba atención a quien requería de sus demandas.

- Habla –Solo dijo aquello con aquella sequedad. No lo dijo con muchas ganas. Delante de la tumba de su esposa estaba. Solamente el silencio podía consolarle, esperaba aún con ansias la llamada de lo que le pidiera hacer o pedir la inquisición esta vez. Podía notar con perfección los nervios ajenos, como la joven estaba nerviosa probablemente por lo que él era. Un vampiro que podía quitarle la vida en seguida. Hubo un tiempo en que no quería nunca beber de humanos, hubo un tiempo que sí y que no. Múltiples veces se despojó de sus encantos vampíricos para sentir humanidad y muchas veces vivía en prosa o en poesía.

La noche, sí, podrían amarse mutuamente. El día no era entonces ya su más aclamada amante. Observo el tallo nervioso de la inquisición plantada a metros de su persona – Galia…-Fue un momento rápido, efervescente que pasó por su mente recordándole el pasado que pasó junto a una nueva llamarada del amor o que él mismo pensaría que pudiera volver a pasar. Si, se le parecía demasiado a ella, estaba suspirando por otra cerca de su pasado amor. Se estaría revolviendo de celos que ni él mismo sentía desde la tumba – Discúlpeme –Mostró cortesía ante la mujer de rostro bronceado y bellos ojos claros, suave parecía ser su tacto – Acérquese, no intentaré nada por esta noche –muestra ciegamente a la humana que puede confiar en él, extiende su mano hacia ella, mirándola con firmeza.

Conocía a otros vampiros de sus habilidades de seducción o de persuasión, pero no todos nacen bajo las mismas sombras, él en cambio nació en una horrible noche con otro tipo de habilidades – Acérquese –volvió a decir, pero no, no habría magia. La muchacha tendría total control sobre su cuerpo, sobre sus acciones.

Era su decisión acercarse o no a él.

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