Colorfull / privado

por **Lisístrata** Mar Feb 23, 2016 11:01 am

El tiempo pasa para ellos con la lentitud propia de la eternidad y eso favorece a alguien que toma cada cambio vital como un proceso que requiere de tiempo, costumbre y asimilación de nuevas sensaciones. Lis necesitaba comprender los sentimientos nuevos que estaban surgiendo en su interior y darles una explicación racional para poder hacerlos propio realmente, aunque todo aquello la sorprendió de una forma positiva, ya que su mente anhelaba el nuevo panorama como si en el fondo siempre formó parte de ella, como si hubiese esperado por eso toda su vida.

Complejo, a pesar de ser una experta en el uso de las palabras y la forma de ordenarlas para expresar lo que desea, aun era difícil encontrar el orden correcto para explicar sus sentimientos, cosa que ha generado frustración y dudas sobre si realmente es capaz de hacerlo. Fue en ese momento donde se planteó un nuevo camino y recurrió al lenguaje físico, sin entenderlo realmente.

La oscuridad reinaba en la ciudad. Se trasladó a un lugar que no identificaba de antemano, todo era una especie de misterio que aumentó su apetito sin quererlo. Cuando puso un pie ante la fachada de la entrada, sintió un extraño regocijo. Elevó sutilmente sus labios en una sonrisa e ingresó a los jardines admirando todo, absorbiendo cada detalle como si fuera una niña humana en una juguetería y su aspecto proyectaba lo mismo, pura inocencia mal entendida que se iba haciendo más latente con cada paso, hasta que sintió el aroma abrazador de toda cada una de las especies a su alrededor.

Era un lugar precioso. ¿Cómo es que no habia tenido antes la idea de conocer sus secretos? se internó entre los arbustos, atreviéndose a cortar algunas flores que insertó en su cabello. Extrañamente se sentía de buen humor para juguetear un poco. Estaba sola, podía hacer lo que quisiera.

¿O no?

por **Eirenne Le Noret-Maunoir** Lun Mar 07, 2016 7:09 pm

El dulce y suave aroma de las plantas flotaba en el aire, en total armonía y formando un perfume realmente único. Eran muchas las veces que, en mis paseos nocturnos, mis pasos me habían conducido a este lugar, aunque no siempre por el mismo motivo. Había veces que simplemente había venido por gusto, por el placer de disfrutar del olor de las plantas en la noche, otras con la intención de conseguir plantas que, definitivamente no se podían conseguir fácilmente en medio de la noche o en el bosque, convirtiendo éste lugar en la única opción que tenía. Aún así, esta noche no se podía catalogar entre ninguna de esas dos opciones, no me hacía falta ninguna planta ni flor para aquello que ocupaba una gran parte de mi tiempo nocturno, y tampoco había venido aquí con la intención de disfrutar de una noche pacífica. A decir verdad, esta noche era una de esas en las que simplemente había dejado que mis propios pies me guiaran, que éstos me llevaran a dónde quisieran ir, sin planear o pensar en nada en concreto.

Mis pasos apenas producían el mas leve sonido, eran suaves, constantes y discretos, algo que ningún humano sería capaz de detectar hasta que me encontrara lo suficientemente cerca como para que sus ojos pudieran vislumbrar mi silueta. Podía oír con bastante nitidez cualquier sonido del ambiente que me rodeaba, desde el suave fru fru de la seda del largo y delicado vestido verde pálido que me cubría, ciñéndome en la cintura y cayendo como una cascada a partir de la cintura. A diferencia de lo usual, mi larga melena rubia se encontraba suelta, sujetada con una banda del mismo tono verde cómo si ésta fuese una diadema. Por un largo recorrido, el jardín me pareció completamente silencioso, tranquilo y desierto, a pesar de que, en realidad no era así. Algo que descubrí varios minutos mas tarde, y una vez que me adentré un poco mas en el lugar y vislumbré en la distancia una silueta de mujer.

Concentrando mi atención en la misma, no me costó mucho identificarla como otra vampiro, sobretodo en el momento en que, al acercarme un poco mas, vislumbré su aura con mayor nitidez. —Buenas noches —dije con un tono tranquilo, pacífico y que no buscaba pelea alguna. No sabía con exactitud cómo podía ser, pero con los años que llevaba siendo una vampira sabía bien que, con los de mi propia raza, , y si no los conocías con anterioridad cómo para saber como tratarlos, siempre era mejor ser cauto y cuidadoso—. Una noche verdaderamente bella, digna de ser observada —musité mientras mi mirada se dirigía, por un momento, hacia el firmamento, que se veía claro, despejado y sembrado de estrellas. Una visión digna de ser vista, pero que realmente eran pocos los que podían permitirse el lujo de observar y disfrutar durante tanto tiempo cómo realmente desearan. Mis pasos, lentamente me fueron acercando a la mujer que ya se encontraba ahí, pero sin llegar a sobrepasar el límite que se podría considerar como demasiado cercano, a fin de cuentas, no sabía si era alguien a quién le gustaba la proximidad de los demás o, por el contrario, lo aborrecía. Era, por ello mismo, que, aprovechando la presencia de un banco cercano, tomé asiento en él mientras mi mirada vagaba del firmamento a la mujer, en silencio.

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