Gánate mi confianza y alcanzarás la gloria || Privado || Sweet

por **Burke Eichmann** Mar Mar 01, 2016 12:25 am

Todos tenían necesidades, también Burke, pero antes de comenzar con sus "andanzas" tendría que ir viendo quién podría servirle, por el momento podría estar investigando, no es que fuera un estúpido adolescente que no supiera nada de la vida, eso ya había pasado a la historia.

Se puso las mejores ropas que tenía, dejando que un traje oscuro le cubriera, la camisa era perfectamente blanca, los puños y el cuello lucían impecables, y para terminar los zapatos lustrados para dar el toque final. Un poco de loción y observó el relejo apenas en uno de los cristales del ventanal, antes de salir del lugar, se iría caminando, no tenía nada que temer, además de que tendría el tiempo para ir pensando si el sitio merecía la pena, merodearía primero, ya lo había hecho en otras ocasiones, muchos vampiros frecuentaban el sitio y salían acompañados de "señoritas" que sonreían como si en verdad disfrutaran de aquello, aunque no negaba que seguramente un par lo hacía y él de puritano más bien tenía nada.

Al llegar se quedó en la acera de enfrente, para sacar un cigarro y llevarlo a sus labios para así encenderle, disfrutando el humo que salían de sus labios, sin dejarle ningún sabor en especial, simplemente haciendo que matara el tiempo. Unos se iban y otros llegaban, pero las caras de satisfacción que se dibujaban en ellos no se podían ocultar. No sabía cuánto tiempo había pasado hasta que por fin se decidió a entrar.

Dejando su abrigo en la recepción, se adentró en el sitio, mientras pedía una copa, se acomodó en una de los sillones para observar a cada uno de los que estaban en el lugar, sus ojos viajaban de un lado a otro, esperaba que alguien se acercara o que algo sucediera, no sabía con exactitud el qué, simplemente le había llevado ahí la curiosidad, si no encontraba lo que buscaba, se iría, era simple. Tanto que ni siquiera él mismo se creía lo que estaba haciendo. La Iglesia había perdido un poco la confianza en Eichmann y se suponía que ahora buscaba la recuperación, aunque hacía cosas que ponían su pellejo en bandeja de plata, confiaba en que era mucho más inteligente que ellos.

por **Sweet Von Teese** Miér Mar 16, 2016 9:39 pm

Aun sin noticias del vampiro… ¿Dónde se habría metido en tanto tiempo?

Obviamente estaba con vida a no ser que el negocio se mantuviera con capitales de otros inversores.

Cada noche (y a veces durante el día) el Club de los Placeres abría sus puertas al público. Normalmente este no variaba demasiado, mayormente frecuentado por vampiros y otros seres del inframundo parisino. Ese mundo que Sweet tanteó en sus primeras noches lejos de los desolados páramos donde solía vivir en su infancia. La joven de modales tiernos se encontraba paseando entre las mesas ofreciéndose a los caballeros que notaba mas tímidos, por decirle de alguna forma.

No había timidez en ese lugar, todos entraban allí por servicios. Todos y cada uno de ellos eran un mundo nuevo por conocer.

Una suave música acompañaba al ambiente, se respiraba lujuria, las velas creaban un espacio íntimo en cada rincón del Club, era un lugar distinguido, no un simple burdel. Las comisiones y servicios eran altos, como el nivel económico de los que allí se encontraban.

Una de sus compañeras interpretaba una danza en el escenario tenuemente iluminado, formaba sombras y Sweet siguió las líneas que daban camino a una silueta masculina que tenía como toque de distinción los blancos perfectos de sus puños y el lustre de sus zapatos.

La prostituta se sorprendió con ello y haciendo caso omiso a cualquier impedimento fue directo hacia el joven que no superaba sus 30 lunas. Con marcados gestos provocativos en un empaque de niña corporalmente desarrollada dio inicio al diálogo – Bienvenido a il Pecatto Nostro, Monsieur…, espero que su estadía aquí sea de su agrado. Yo soy Sweet – manejó su postura enderezando su espalda y con una sonrisa amable en su rostro continuó – Cuente conmigo si desea algún tipo de servicio particular, al ser la primera vez que nos visita nos vemos obligados a darle un regalo de bienvenida que usted puede usar a su gusto. Contamos con variadas piletas con aguas templadas y sales, tenemos servicios de masajes, descontracturantes, con piedras, lociones, sesiones de relax, todo para su deleite… - sugirió Sweet colocando una mano en su rodilla y tomando un espacio a su lado y manteniendo esa cordialidad en su voz sutil.

por **Burke Eichmann** Vie Mar 18, 2016 9:53 pm

Estaba bien, el sitio estaba bastante bien, no se podía quejar, además de que el "material" se presentaba por demás exquisito, pero ya seguiría analizando aquello más a detalle tenía la noche entera para eso, así que se quedó quieto en su lugar, mirando a todos cual lobos hambrientos tirándose a devorar al primer trozo de carne que tenían cerca, principalmente cuanto menos ropa tuvieran, sería mejor, aunque para Burke pasaba un tanto a segundo nivel, prefería ir quitando la tela, que hubiera algo que descubrir, el misterio del qué te encontraras, no tener todo tan simple, le quitaba la diversión al asunto.

Miró a la chica de cabellos rubios acercarse a él y enarcó una de sus cejas, dejando que dijera lo que tuviera que decir, seguramente todas tenían memorizado aquél diálogo, aunque la inocencia de sus facciones se le antojaba extraña.

-¿Servicio particular? ¿Qué tipo de regalo? Cuéntame más, Sweet- pronunció con calma mientras se acomodaba en el mullido sillón, dejando que sus ojos recorrieran el cuerpo frágil de la mujer, aunque tenía más tendencia a ser una niña, pero eso no importaba, seguramente aquellas curvas habían sido más veces dibujadas que la de cualquier vieja, pero en eso tampoco se metería -¿Podrías traerme una copa o eso me lo tengo que servir yo?- no era en extremo caballeroso, a veces podía ser sumamente burdo, pero era cuestión de saber qué pasaría después, cuánto aguantaba la otra persona, era como una pequeña prueba que en verdad pocos podían llegar a superar, así se aseguraba de quedarse únicamente con los mejores.

-Te puedes pedir algo y hacerme compañía también, mientras me platicas de todo eso que puedo obtener por ser nuevo- siguió plácidamente acomodado, no se presentaría en ese momento y quizá en ningún otro, no era algo que le urgiera hacer, ni algo que le naciera, si iba a hacer algo mantendría el anonimato lo más que se pudiera, eso era un hecho.

por **Sweet Von Teese** Vie Mar 18, 2016 11:27 pm

Vio como la mirada del hombre la recorría seguramente viendo de qué se trataba todo ello. Ella había lo mismo, le encantaba tomar esos mínimos detalles hasta incluso las facciones, las de él eran fuertes y eso se le antojaba bueno, algo placentero a la vista. Aunque no dudó de titularlo como un “Señorito” de primeras, le encantaba ponerle etiquetas a las cosas y a veces se sorprendía de ver lo equivocada que podía estar al respecto o incluso acertada en sus etiquetas a primera vista.

- Permítame Monsieur… iré por algo para ambos entonces asi podemos platicar un poco y de paso descansar un poco los pies – le sonrió mientras se levantaba de su espacio grácil. No sabía exactamente que iba a pedir, lo notó apenas estaba frente a la barra y el joven detrás la indagó. Pensó rápido y optó por dos copas de un vino tinto agradable al paladar que tenían entre las bebidas del lugar. Rápidamente se volvió hacia el sillón donde estaba plácidamente acomodado el hombre.

- Sírvase – le ofreció la copa manteniendo la gracia y se sentó a su lado, frente al espacio había una pequeña mesa donde dejar apoyadas las copas y eso hizo con la suya. Luego volvió a concentrarse en sus ojos de profundos matices – Espero que este Malbec sea de su agrado, yo lo adoro, es fresco y agradable al paladar, digno de una noche como esta… - comentó con aires ensoñadores en su voz. Tomó la copa de la mesa entre sus manos mientras la elevaba un poco en un brindis y bebió las primeras gotas de alcohol de la noche.

- Antes de dejarme llevar por el vino aprovecharé la lucidez para comentarle de los servicios de los que le hablaba… - dejaba el espacio para el nombre, si había algo que le desagradaba era tener que andar llamando a los demás con títulos como “Sir, Monsieur o… Signore”, el cual no tenia chances de relegar porque asi pedía ser llamado el jefe. Meditó la respuesta y optó por la mas simple de todas.

- Servicios tenemos para todos los gustos, se podría decir que todo lo que le brinde placer es un hecho, y nosotras nos encargaremos de hacer eso realidad. En cuanto al regalo, como es su primera noche aquí, solemos brindar alguno de estos servicios de manera gratuita, a modo de cortesía – mencionó con tranquilidad en su voz, no había mucho mas que eso, posiblemente el único límite era el que marcara la prostituta y caso extremo la muerte.

por **Burke Eichmann** Dom Mar 20, 2016 7:12 pm

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Se puede decir que la chica sabe exactamente como tratar a los clientes, es verdad que el lugar hará hasta lo imposible para mantener a los mejores, así que Burke muestra una sonrisa mientras se acomoda en el asiento, soltando el botón de su traje, así queda sentado de una forma mucho más cómoda, observa la cadencia de la mujer al caminar y una sonrisa se le curva en el rostro, para después ver su regreso, tiene buenas curvas, no lo va a negar, tal vez las disfrute, tal vez.

-Muchas gracias- en realidad no le interesa mucho saber que matices tiene el vino que le ha traído la rubia, para Burke todos saben igual, así que no interesa en realidad cual es la nota final de aquella combinación que seguramente es exquisita -Si a usted le gusta, confiaré en su buen gusto, mademoiselle- bebe un poco, y aparece lo que él ya sabía, que no iba a haber diferencia si bebía eso o le traían un vaso de agua, así que simplemente muestra una sonrisa afable.

-¿Un servicio gratis? ¿Y ese servicio me lo podrías dar tú o es que sólo eres el primer contacto y le dejas a las demás ese tipo de cosas?- cuestiona con curiosidad mientras la deja acomodarse a su lado -Puedes llamarme Charles- detectó aquella incomodidad en la voz ajena al no poderle llamar de alguna forma, pero ya tenía el nombre que tanto deseaba así que suponía que ya no debería de existir ninguna especie de problema al respecto.

-¿En qué tipo de servicio eres mejor tú, Sweet?- aquél nombre fuera real o falso parecía que le quedaba calzado a la medida, pues las facciones le ayudaban, junto con la voz que tenía, sin embargo, aquellas curvas no eran tan dulces, pero sí igual de atrayentes que todo, era como algo que no cuadraba, pero que al mismo tiempo encajaba con bastante perfección.

por **Sweet Von Teese** Miér Mar 30, 2016 11:04 pm

¿Qué tenían los vampiros que ella no llegaba a contemplar mas allá de sus atributos físicos? Eran – en su mayoría - casi felinos: sensuales en una completa normalidad. Instinto natural a la vista de los demás. No lograba entender bien cómo, pero lo conseguían indudablemente a considerar por las miradas provocativas que tenían para con él.

Se complació al ver que probaba el vino y se quedó a la espera de la contestación antes de hablar. Un asentimiento estaba mas que bien teniendo en cuenta que sus cumplidos hablaban mas de él al Sweet quedarse obnubilada por ellos.

- Oh no, por supuesto que puedo brindárselo yo si asi lo desea – dejó en claro, tenía por costumbre presentar ofrecimientos pero no ponerse como objeto que lo ejecuta, por timidez o quizá cierta inseguridad en si misma que mantenía por haber sido maltratada en varios ámbitos similares – Charles… - inclino un poco su cabeza con un gesto ensoñador mientras lo mencionaba – es un hermoso nombre digno de un caballero con elegancia – comentó devolviéndole el cumplido como algo natural.

Se ruborizó un poco con la consulta y miles de imágenes aparecieron al imaginar los cumplidos sobre los servicios que solía dar, por suerte las velas del lugar matizaban la imagen de sus pómulos coloreados. Sonrió un poco antes de responder – Me disculpo de antemano por no ser la mas indicada para adjudicarse una virtud. Aunque si puedo decirle que he visto caras felices después de un buen masaje… - comentó dándose el privilegio de alabar un poco sus manos en esto, asi desviar un poco la atención, él parecía adquirir mas confianza a medida avanzaba la conversación y no perdía su impronta. Manejando unos suaves movimientos tomó la mano de este y comenzó a masajearla con ambas manos, recorriendo desde la palma a los dedos.

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