Not so sweet at morning [Privado]

-Se escapó un bostezo de sus labios sin taparse los labios como dictaba que eran los modales parisinos, ni su madre ni su padre le enseñaron aqueste tipo de modales que se escribían dóciles en el manual de supervivencia para poder vivir en este saqueo continuo de humanos que quieren sobreponerse a humanos, el olor a café le despertaba le encantaba para que negarlo era uno de los pocos placeres que se tomaba con calma cuando tenia la ocasión. No había dormido en toda la noche por el placer insano de contemplar a un vampiro devorar a una mujer en la oscuridad, siempre era gracioso que no te descubrieran y el se había hecho un jodido amo en ese tema del escondite.

Con un libro de filosofía en sus manos no apartaba la vista de las palabras ni prestaba atención a lo que le rodeaba, solo el café y los pensamientos de un muerto llenaban su tiempo, se acordó de las veces que en su casa con una buena taza de exagerado café pasaba horas y horas tumbado en un sofá buscando un entretenimiento vacilante que recaudaba los fondos necesarios para proporcionar placer.
Suspiró tras estar media hora exactas mirando una frase, su condición humana le impedía estar tanto tiempo despierto su cerebro incluso se sintió alerta, “necesitas descanso” suplantaba entonces esos pensamientos con un buen sorbo de café ladeando el rostro hacia otro lado especialmente su vista se dirigía hacia la ventana había escogido un sitio alejado de todos aunque también era cierto que debía de buscar un poco más de espacio para que el camarero le hiciera caso, como era la situación en la que se había tomado todo el café, tanto en de la cafetera que le habían dejado como el que tenia en la taza.

Elevo la mano con cierta parsimonia al ver al camarero, al principio no le hizo caso y asi siguió tras unos momentos en los que sus suspiros estaban poco a poco siendo superiores, siguiendo un tono un poco más firme hasta tener que levantarse con la cafetera en la mano dejándola encima de la barra sonriendo a uno de los camareros que ya temia el arranque del menor-

Si teneis ojos, es para que veais a los clientes que os solicitan, sino, mas vale buscaros otro puesto

-Señaló para que le llenaran la taza de café, con la insolencia propia de un príncipe de todos modos sabia que no le dirían nada especialmente por que tenia dinero-

-descubrio no solo como la gente le miraba sino como los camareros se estaban apresurando a darle su pedido, el mismo se lo habia buscado al haberse puesto en un lugar tan apartado como habia sido aquella mesa, no pasaron ni unos minutos en los que el olor de alguien traspaso las barreras haciendo que al final ladease el rostro buscando el olor a sangre de alguien, habia nacido con una madre amante de los vampiros y con un padre que obedecia todos sus secretos, podia saber o mejor dicho oler la sangre en cualquier instante.

Su mirada se encontro con la mirada de una joven, no hacia falta mirarla mas para saber que ella era uno de esos chupa-sangre, arrugo el ceño, ignorando por un momento lo que habia dicho el camarero de que ya tenia su pedido listo y preparado, el tardo al menos un minuto en ponerse en marcha, escucho algunos murmullos acerca de su falta de educación pero no les puso importancia, es mas, los ignoró porque no le importaban demasiado.

se colocó justo en la misma mesa, que casualmente estaba dos mesas mas lejos de la de aquella muchacha, cruzó las piernas volviendo a su libro pero no podia concentrarse, el olor que desprendia aquella mujer, era por la ley de la ignorancia, cuando desconocias una cosa podias estar tan tranquilo viviendo sin conocerla pero cuando te dabas cuenta de que no era todo como lo pensabas era habitual entonces que no pudieras dejar de darle vueltas a la cabeza con eso.-

¿Le parecio interesante, señorita?

-Elevó la mirada volviendo a mirarle, él no temia ante lo que era pero tampoco se iba a quedar ignorante sabiendo que ambos se habian estado mirando, habian tenido aquel lazo que era improbable que se pudieran ignorar, es más, sabia que claramente que si el no le hubiera hablado ella ahora mismo le habria hecho lo mismo, modales, los modales eran inutiles en cuando se queria viajar al centro de la cuestión por eso el cuando estaba hablando con alguien pedia que los unicos modales que se tuvieran fueran los necesarios.

Todos ahora mismo estarian comentando lo directo que era para hablar con una dama, odiaba a los parisinos y sus caballerosos modales, las mujeres no necesitaban a alguien que las tratase con diferencia, ya tenian suficiente con aguantar que no pudieran ser ellas mismas, solo los hombres se mostraban como dueños del mundo mientras una mujer siempre estaba en segundo plano, eso era lo que le habia enseñado paris por mas modales que tuvieran las personas-

Me parecía bastante inusual que un humano pudiese percibir el olor a sangre, que pudiese encontrarme por eso, que le fuera tan fácil distinguirme del resto, pero sobre todo que sabiendo lo que soy no me tuviese miedo. Llegaban a mis oídos toda clase de murmullos por su comportamiento, además de ciertos pensamientos, reprochando su conducta y otros deseando tener el valor que él tenía para poder actuar de la forma que lo hacía.

Era muy interesante, la actitud del joven, el que no le importara que dijeran u opinaran de él, esa arrogancia, pero por encima de todo sus pensamientos. Lo veía a él en su infancia, veía vampiros, todo era un poco confuso, las imágenes se mezclaban. Intentó concentrarse en su lectura, pero sabía que yo lo estaba distrayendo, que fascinante era este humano, creo que no había tenido la oportunidad de encontrarme con alguien como él.

De pronto el joven me habló, justo cuando estaba de lo más concentrada viendo sus pensamientos. Enseguida respondí: -debo admitir que así fue Monsieur, me pareció poco usual su forma de proceder- dije en un tono muy elegante y con el mejor acento francés que pude, pues aún después de viajar por varios países, se notaba un poco mi acento italiano.

Sonreí al escuchar en sus pensamientos, que si él no me hubiese hablado yo lo habría hecho, pero cuanto atrevimiento, cuanta arrogancia, cuanta seguridad. Volví a escuchar lo que pensaba y al escuchar esos pensamientos, tan acertados sobre las mujeres, asentí en señal de que estaba de acuerdo con lo que pensaba. Ese sentimiento de que las mujeres somos un segundo plano, lo había vivido yo muchas veces, si hasta mi padre me hizo dejar de estudiar solo porque yo era mujer, si jamás había estado orgulloso de mi sino por el contrario me había despreciado por ser una dama.

No muchos hombres pensaban de esa forma, me agradaba ese pensamiento. Después de todo, creo que mi corta estancia en este café no sería para nada aburrida, solo debía estar pendiente de que la cruel mañana no me atrapara con su sol despiadado, aunque mi curiosidad me llevaba a querer conocer más sobre este chico tan particular.

Soy el unico al parecer que tiene un caracter digno, al menos aqui.

-No lo dijo en tono pomposo como muchas personas lo habrian hecho al exterior, no blasfemaba solo decia lo correcto o al menos de las personas con las que se habia encontrado la mayor parte de ellas eran sin duda demasiado absurdas en su entendimiento, solo habia dinero en sus ojos, dinero en su forma de sentarse, dinero en la manera de actuar por lo que se podia decir que el unico al que no le preocupaba el dinero era al propio Yohann

En las fiestas lo unico que escuchaba era acerca de los patrimonios que se tenia y cuando se salia al exterior lo unico que tenian en cuenta eran las apariencias, algunos ricos balbuceaban mentiras solo por conseguir que sus hijas se casaran con el dinero antes que con la familia aunque de eso no podia opinar ya que despues de todo él no tenia familia.

Si viviera en la pobreza no le importaria en lo mas absoluto porque despues de todo estuvo un tiempo viviendo con los gitanos hasta que ellos quisieron dejarle ir porque alguien tenia que hacerse cargo de él, aquella mujer seguia mirandole, no le gustaba que le mirasen pero algo en su interior el estaba replicando que tuviera algunos modales.

Modales, era lo que siempre se exigia cuando tenias dinero porque si no los tenias era como si pertenecieses a otro mundo, colocó las manos en la mesa mientras sus dedos incitaban al masoquismo cuando se apretaban contra la taza quemandose debido al calor del cafe, ¿cuantos llevaba? le estaban despertando lentamente pero al menos le gustaban las bebidas con cafeina sino habria expuesto en algun momento nuevo una queja-

¿Es nueva en Paris?

-Se apego de nuevo contra el respaldo de la silla con un suspiro en los labios, era relativamente extraño que no actuase demasiado brusco como solo el podia o sabia hacerlo, la mayor parte de ocasiones habria tirado el cafe al rostro de aquella persona y se habria quedado tan contento despues de haberlo hecho, pero esta vez no era asi. Sabia que estaba en desventaja, era una vampiresa...cuando el calor se hizo monotono y el dolor alivio, tomó de nuevo la taza y la llevo a su boca bebiendo el calido cafe mientras esperaba a escuchar su historia-

Reí de forma discreta, pues aquel comentario me pareció un poco presumido, aunque el joven no lo dijo con esa intención. Leí fácilmente sus pensamientos, por lo cual conseguí obtener su nombre Yohann así se llamaba, y me parecieron de lo más acertados, aunque un poco extraños para venir de un mortal de clase alta, pues a través de mi vida había conocido a muchos mortales que dada la clase solo se preocupaban por el dinero y tenían pensamientos muy vagos y vacíos.

Yo misma había vivido todo lo aquel joven se repetía mentalmente, desde mi época como mortal y hasta esta nueva época nada había cambiado en ese aspecto. Los ricos presumiendo de sus riquezas, los nobles que no tenían nada queriéndose hacerse pasar por ricos y los progenitores de las jóvenes casaderas haciendo lo humanamente posible por conseguirles un buen matrimonio a sus hijas, para asegurarse su propio beneficio, sin importar sentimiento alguno.

Saqué mi abanico, lo abrí y lo puse enfrente de mi rostro, dejando que mis ojos azules sedujeran aquel chico. Que osado era este joven al hablarle a una vampira, sabiendo lo que es. Luego, pensé: - ¿acaso te pongo nervioso Yohann? – reí suavemente al tiempo que me formulé esta pregunta.

Al escuchar su pregunta enseguida, bajé mi abanico y contesté: - si monsieur, así es ¿cómo lo ha sospechado?- Al ver nuevamente sus pensamientos, vi que el pretendía escuchar una historia de mi parte. Me gustaba la seguridad que tenía en sus pensamientos, pero también me parecía bastante ¿cómo decirlo? Presumido el pretender que una vampira cuente su historia a un joven, mortal y que no conoce.

-Me interesa más vuestra historia- dije en un tono sutil, pero no pretendía tener una conversación a distancia, por lo que le hice una señal con uno de mis dedos, que pareció un tanto sensual, al joven invitándolo a mí mesa. Probablemente, mi gesto se haya visto incorrecto como hubiese dicho mi madre ‘‘eso no era correcto en una dama’’ pero en realidad a mi no me importa si los demás pensaban que era correcto o incorrecto. Por el lado de los caballeros, me di cuenta que no pensaban que era incorrecto, pues más de uno deseó ser el afortunado que esta bella dama invitara a su mesa.

No...podria disponer un abanico de sinónimos a lo que me provocas pero no podria ser nerviosismo o miedo.

-La pregunta tipica que siempre le habia soltado un vampiro habia sido si tenia miedo de lo que era, pero despues de todo no podria tenerles miedo porque desde pequeño habia estado presente de una mujer obsesionada con los vampiros que habia cometido mil asesinatos nada mas que para tenerlos contentos, aun recordaba un almacen en su casa donde estaban botes llenos de sangre o de puros organos por si acaso los vampiros además de sangre querian comer algo más, a lo mejor se transformaban en canívales quien sabe, pero le sorprendio el hecho de que dijera su nombre, lo que queria decir que sus pensamientos estaban siendo leídos o.."bah" pensó "informate de lo que desees" dijo de ese modo como si asi le pudiera escuchar.

Sonriendo acomodó su cuerpo en la silla volviendo a elevar el rostro hacia el frente, era mujer hermosa se notaba que tendria a todos los chicos detrás de ella pero lo bueno que tenia Yohann era aquela prepotencia que le hacia ser superior a cualquier tentativa o atracción que pudiera servir para distraerle, seria como un robot a lo que solo le importaba una cosa, su objetivo y no tenia interés en nada más-

Igual que yo, apestas a extrangera.

-Sonrió al decir aquello, aunque de medio labio porque no acostumbraba a sonreir demasiado...colocó las manos en los cabellos apartando un tanto brusco algunas hebras que aparecian en frente, se sentia como si de la nada toda la ventaja que habia tenido se hubiera convertido en desventaja aunque no sabia muy bien como habia llegado a aquella conclusión...¿su historia? tenia un resumen muy concreto la de un niño que nunca debió nacer porque su madre solo queria donarlo para los vampiros y su padre era un loco enamorado que solo veía el mundo como lo queria la mujer. No habia más diferencia que la de algunas veces cuando se mostraba independiente de ella pero eran pocas veces que recuperaba la razón, la muerte, la diferencia de escuchar desde una corta edad conversaciones, presenciar desmembramientos, como los huesos abandonaban sus lugares establecidos por la ley humana, incluso el grito de dolor que en esos momentos ignoraba, solo lo miraba con gesto serio. No se habia vuelto loco ni se habia traumado de aquello pero habia tenido una serie de traumas que se habian subscrito a esta edad, como el olor de la sangre o como se excitaba nada más estar en contacto con ella.

Cuando ella le hizo aquella señal arqueó una ceja, pero en el fondo se forzo de nuevo una sonrisa en los labios cuando le invitó a su mesa, era evidente que algunos ojos estaban mirando aquel dedo como diciendo "porque a ese idiota si y a mi no" se levantó con parsimonia y elegancia tomando su taza de café y lo demás para disponerlo cerca de la mesa, se hechó de nuevo un poco más de café saboreándo la calidez irritable de susodicho-

Si ya has de saber más de mi que yo mismo, dime entonces ¿que quieres saber?

Sonreí con tranquilidad ante su respuesta. Al cabo de un rato, aquel joven empezó a recordar, sobre su familia, vi vampiros, luego sangre… sangre mucha sangre, aunque era escenas fuertes, muy fuertes para un niño y me atrevería a decir que hasta para un humano normal lo era, no podía evitar sentir placer y un cosquilleo en la garganta, que me indicaba que tenía sed, todo a causa del recuerdo del chico.

Me sentía sedienta, con ganas de cazar nuevamente. Salí rápidamente de su mente, era peligroso para todos los que estaban ahí, que el demonio que habita dentro de mí saliera de forma incontrolable. Aspiré profundamente y de forma instantánea llegó a mí el olor a café, a comida y por supuesto el olor de los mortales del sitio. Podía controlarme, ya tenía experiencia en eso, pero era peligroso que aquel joven ándase, exhibiendo esos recuerdos, tan… terriblemente suculentos, podía ser presa de cualquier vampiro.

Lo vi levantarse y acercarse con parsimonia y elegancia hacia mí. Cuando por fin se sentó, le respondí: -totalmente irreverente, me agrada- dije en un tono neutral, luego dije: - cuéntame entonces que causo en ti, ¿repulsión acaso? O ¿tal vez te recuerdo a una Donna Angelicata? – dije en un tono un tanto arrogante y pronunciando esas dos últimas palabras en un perfecto italiano.

Después de una breve pausa continué: - si conozco muchas cosas de su historia es verdad, sé los traumas por los que ha pasado. Monsieur, usted no es feliz, porque aún no ha superado eso. No sé como será vivir con gitanos, pero según veo no le trataron mal. Su vida no será muy larga, por se mortal ¿acaso piensa vivir lo que le resta de ella, pareciendo un robot, sin poder disfrutar de aquellos hermosos sentimientos, los cuales nos recitan los poetas una y otras vez? ¿Acaso no quieres intentar ser feliz? – me distraje un momento, pensé en tantas obras que había visto sobre el amor, luego recordé mi historia. Yo había conocido el amor y también había conocido el dolor de la perdida.

Lo miré a los ojos y le pregunté: – ya no estoy en tu mente, discúlpame por haber entrado sin tu consentimiento, se que no es correcto. Ahora, te pregunto ¿Qué escondes bajo esa máscara de arrogancia e irreverencia? – le susurre en un tono casi confidencial.

En mi rostro se dibujó una sonrisa arrogante, al escuchar sus palabras. No es de extrañar que aquellas personas que saben lo que somos sientan temor y hasta asco por nosotros. Aunque por otro lado, siempre había algún humano que se sentía fascinado por nuestra especie y sentía cierto interés. Aquel joven, Yohann, combinaba parte de ambas. Sentía repulsión, pero al mismo tiempo interés, imaginé que debía ser por su pasado.

Lo miré a los ojos, sus ojos reflejaban sinceridad, y musité: - por algo os he elegido a vos entre todos ellos. Tal vez odie su interés carnal en mí, posiblemente, me enferman los poemas de amor-. Detallé su rostro en profundidad, sin que él se diera cuenta. Sus facciones, su cabello castaño, su nariz y por último sus finos labios. Luego, me quedé absorta en sus pensamientos.

A continuación hable con un tono de voz delicado: - dices que no sonríes porque no quieres… -reflexioné un breve instante, para luego proseguir- creo que jamás había escuchado eso. Te diré algo y tómalo como desees, si esa persona dice quererte o te considera importante, como tu la consideras a ella, pero te pide que cambies entonces pienso que ese ‘’cariño’’ no es del todo fuerte y puro. Siempre he tenido la idea de que si alguien de verdad te estima, aprecia o quiere lo hace sin pedirte que cambie, te acepta tal como eres sin juzgarte ni ver que tienes ni que no, es decir, te quiere por lo que eres. A medida que pases tiempo con esa persona puedes ir cambiando, pero no porque la otra persona te lo exija sino porque tú deseas hacerlo, para hacerte feliz a ti mismo y aquella persona. – me distraje mirando el cielo, siempre había disfrutado admirarlo. Lo único que se podría decir que extrañaba de ser mortal era contemplar el hermoso cielo azul, en todo su esplendor.

Volví a mirar a mi interlocutor y hablé de nuevo, con voz aterciopelada y elegante típica en mí: -Sí, las sociedades cambian, lo que no cambia mucho son las personas que la conforman. Los robots no hacen lo que quieren cuando quieren, los robots hacen lo que se les ordena que hagan y según creo tú no deseas ser el juguete de nadie o ¿me equivoco? Tú te expresas cuando deseas, esa posibilidad no la tiene un robot el cual es incapaz de sentir. –Pensé un momento- tal vez te moleste la comparación, pero te diría que te pareces más a un vampiro. No pretendo conocerte solo por lo que veo de tus pensamientos. Tampoco pretendo hablar del buen camino, pues si hay uno digamos que yo no lo conozco y en realidad no me interesa. -

Su propuesta parecía interesante, pero había algo que me impedía aceptar de inmediato, reflexioné un momento y luego exclamé: -¿Qué te motiva a pedirle al ser que te causa repugnancia que pasé una noche contigo? ¿Qué te hace creer que aceptaré?.... También puedo asegurarte que no te mentiré-.

Sinceramente mademoiselle aunque se ofenda he de comunicarle que no poseo deseo carnal a usted asi que ambos salimos ganando en esta ocasion.

-Dejo fluir un suspiro en sus labios mientras la escuchaba hablar acerca de que el cariño de la persona hacia otra cuando le pedia que cambiase no era del todo puro, era cierto que se habia vendido el amor como algo en lo que una persona debia de creer, algo puro que no importaba como se daba sin que tuvieras que dar nada pero todo era una maldita mentira que habian vendido los comerciales desde tiempos inmemoriables incluso las peliculas vendian el amor como perfecto, se empezaba como una ruptura pero luego de la nada se conocia a alfuien incluso mejor que el anterior-

¿Conoces un cuento? un rey estaba enamorado de una princesa, locamente enamorado un dia ella estaba tomando manzanas, el apareció y ella dió un mordisco a la ultima manzana y se la pasó a el, el rey decia a su consejero "¿ves que perfecta es? incluso ha dejado que yo, yo, posea la ultima manzana renunciando ella al placer de tomarsela" el consejero asintio, otro dia ella tuvo que salir corriendo desobedeciendo las ordenes del rey de usar carrozas, ya que ella se llevo una por cuenta propia para ir a salvar a un familiar, entonces el rey dijo"¿ves que maravillosa es que hasta me ha desafiado para salvar a su familia?" pero cuando las cosas no iban bien el rey hablaba furioso con su consejero "es tan odiosa que una vez se atrevió a mi¡ a darme una manzana mordida, e incluso me desafió esa vez que fue en carroza" lo cual quiere decir, que unas acciones pueden variar depende de como se lo tome la otra persona.

-Esa historia se la habian contado unos filosofos, porque hababan del amor y de que su perfeccion era tal que se convertia en imperfeccion, el cariño no es puro pero las personas pueden cambiar para que ese cariño siga existiendo, ya que los sentimientos eran como unas personas caprichosas en las que depende de como se actuase podian perder la pasion o el interés por una persona segun lo quisieran o lo vieran necesario...sonrió debilmente cuando hizo mención acerca de los robots, hoy en dia la sociedad y las personas eran como los robots, especialmente cuando debian de ir a algun lado, ¿este sitio ha sido mas visitado? iban alli, ¿Esta ropa es la que ha llevado la realeza? entonces se lleva esa ropa, no habia ningun sentido en lo que hacian pero lo hacian porque se sentian "a la moda", por eso el solo compraba ropa que estuvise comoda no que solo fuera un capricho de niños ricos.-

No se si me parezco mas a un vampiro o no, solo se que la sangre para mi es bastante excitante quizás por ese "trauma" que tuve de pequeño. ¿Que me motiva a pedirte una noche? el interés, ¿que me motiva a no mentir? la repulsión, puedes aceptar o no, puedes cruzar una linea y venir ya que como dices nome vas a mentir asi que tampoco tengo motivo para sentirme mal si rechazas mi invitacion

Escuché su historia con atención. Y a mi cabeza llegaron recuerdos. Recuerdos de mi vida mortal e inmortal, entonces dije: -¿jamás te ha pasado que aunque te molestas mucho mucho con una persona, aún por más enojado que estés sigues pensando que aquella persona es perfecta tal y como es, y piensas que no le cambiarias absolutamente nada?- a mi me había pasado con aquel que se había llevado mi corazón, al contrario de lo que pasaba en la historia del joven, yo había vivido un amor tan puro que aunque peleara y me enojara con esa persona seguía viéndolo perfecto en la forma que era.

El creía que ese tipo de amor solo era algo más que habían vendido, algo falso. Pero yo misma había protagonizado una hermosa historia de amor, que me había hecho vivir y sufrir con intensidad. Yo estaba segura de que el amor existía tal cual en la forma que había descrito, de lo que no estaba segura era de que se repitiera más de una vez.

-Te contaré una breve historia que me has hecho recordar y me recordó a ti. Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo: Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro. El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante (…) Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días.

Creo que te hace falta conseguir a una princesa de fuego, capaz de transformar tu corazón, que ha dejado de creer, que se ha propuesto dejar de sentir. Tal vez, solo ella sea capaz de ablandarlo y darle el calor que necesita.-

Reflexioné un rato, medité sus palabras y respondí: - acepto tú propuesta, no tengo nada que perder… además no tenía planes – sonreí tierna y amablemente- pero creo que el cruzará la línea serás tú, pues sabes que te quedarás con un monstruo, un demonio… - dejé la frase sin concluir para añadir un toque misterioso al asunto, aunque sabía que él no me temía. Extrañamente me sentía como una mortal.

No, porque no hay nadie perfecto eso es lo que nos hace enamorarnos de una persona

-Musitó arqueando una ceja casi frunciendo los labios con firmeza ya que no precisamente gustaba de estar diciendo o hablando sobre el amor a otras personas, prefería en cambio ser él quien tuviera que escuchar esas idioteces y despues mandarlos al cuerno a todo, el amor no era sino una mentira inventada aunque él estaba sintiendo amor por alguien...amor, atraccion, deseo, ansiedad, era todo como lo decian las novelas que habia leido pero al mismo tiempo no quería escuchar nada de eso porque se sentia debil y aun asi lo escuchaba todos los dias de como se estaba comportando.

Cuando ella empezó a contar ahora su historia fué yohann quien la miró con una sonrisa suave en los labiso emitiendo un suspiro ¿como que necesitaba un aprincesa? era cierto que los ricos siempre estaban rodeados de riqueza pero cuando veian a alguien que les hacia un regalo pesimo se compoprtaban de una forma u de otra, aqui lo que dicen es que por mucho que hagas, un regalo hecho con tu corazon es lo que tienes que dar, no flores que costasen media mansion o llenar la casa de flores simplemente algo para hacer reflexionar.

Pero el era de ese modo, además más que princesa habia conseguido un principe que a pesar de tener asi el corazon le seguia pro doquiera que fuera, suspiró levantándose volviendo a mirarla a los ojos ¿monstruo? un monstruo no hablaria del amor o de esas historias pero sintio que si lo exponia al final quedaría en verguenza, en ridiculo por eso riendo negó mientras por primera vez tomaba un mechon de cabello de la joven besando sus cabellos acercandose a la barra, noto como el muchacho se encogio pensando que habia hecho otro fallo pero él simplemente colocó el dinero en la mesa, le miró a los ojos friamente.

Mucha gente le llamaba "el demonio azul" asi que el estaba con otra persona a la que consideraba un monstruo, veia a algunos hombres morderse los labios, achinar los dientes pensando que porque de entre todos habia tenido que escoger a Yohann, ps, seguramente ni el mismo lo sabia pero una noche bastaria para que ambos se conociesen, cruzó entonces los brazos mientras dejaba sus manos en los cabellos elevando los brazos, se encontraba tranquilo, aburrido pero al mismo tiempo con tranquilidad confiando que el silencio no le defraudase-

Mademoiselle, el amor, puede al principio ser hermoso pero luego los derectos que antes eran perfectos toman su papel inicial y nos olvidamos de lo que antes creiamos perfecto, yo por ejemplo, se que no soy perfecto por eso no quiero amar a alguien perfecto, solo a alguien que se sienta bien con mis defectos

Hasta los ciegos hablan de ver y los calvos de que su pelo crezca asi que porque no alguien como vos podria hablar del amor, sois una chupa-sangre pero eso no os quita que tengais pensamientos por vos misma

-Dijo calmado mientras guardaba las manos en la espalda reacio a contestar que si, que todo acababa tal y como habia contado en la historia ya que el amor no es para siempre y cuando pasaban los años y el rostro se demacraba eran muchas las personas crueles que decidian pasar el rato con otras personas especialmente los hombres infieles por naturaleza pero tambien muchas mujeres prestaban esos servicios de no saber cuando cerrar las piernas ¿quien tenia mas culpa? seguro que el que habia tomado demasiada confianza en el amor aunque cuando alguien se toma demasiada preocupacion con su cuerpo o su rostro la otra persona se acaba cansando, asi era el ser humano queria belleza a su lado pero cuando la obtenia se marchaba a otro lado buscando a quien no era hermoso, cuando no querias hermosura pero si caracter despues con el paso de los años querias y deseabas ir a otro lugar donde la belleza fuera el canon ideal a seguir-

Vamos seguramente fuera, tenemos que pasar una nochejuntos iremos a pasear

-Se inclino ante ella, observando de reojo a una mujer que le estaba mirando...al instante fue a abrir la puerta para ambos, Yohann solo se inclino de nuevo saliendo al fin con Cassandra hacia el exterior, acariciaba aquella brisa sus rostros, al instante fue a dar paso hacia unos callejones, eran oscuros, el sol no pasaba através de ellos y andarian mas comodos, él se habia acostumbrado tanto a ir de callejon en callejon para encontrar todos los sitios que no era extraño contemplarle en ese estado tan relajado...suspiro suavemente, la gente le asqueaba, todo le asqueaba pero ahora prestaba atencion a la mujer que estaba a su lado.

Los vampiros seguramente nunca sabrian si eran hermosos o eran sus poderes los que atraian a las personas habai conocido a muchos que le habian preguntado el porque no habia caido en sus trampas, la respuesta era la mas sencilla de todas, porque el odiaba y se interesaba por los vampiros asi que el odi que tenia de compañero a su propio orgullo no seria capaz de caer bajo las tramas tan bajas de alguien que a simple vista ya le daba asco-

Cual tema es el que quiere tratar el siguiente, mademoiselle. Aunque seguro que se trata de la poca caballerosidad que presento al llevarle a un callejon ¿no?

Solo le escuché sin responder, realmente era una persona obstinada y anclada a sus pensamientos, tal vez podría decir que era un alma temeraria, decidida, pero al mismo tiempo vulnerable.

Asentí cuando dijo que pasearíamos, me levanté elegantemente, con gracia moví sutilmente mi cabello rubio con mi mano derecha, en un gesto coqueto. Caminé hacia la salida con finura sin mirar a los mortales que nos observaban. Ese agradable olor y el calor de los humanos que se había acumulado en aquel café había desaparecido, ahora se sentía una brisa que acariciaba mi piel y además traía consigo un sin fin de olores.

Contemplé el hermoso cielo un instante, fascinada como siempre, por su belleza. Mi joven acompañante ya había empezado a andar, así que fui tras él. Pasamos hacia un callejón oscuro y entonces le escuché suspirar. Me sentí tentada a buscar en su mente la causa, pero me contuve; después de todo sería muy aburrido si hacia las cosas así.

Una deliciosa idea llegó a mi mente, probar la sangre de este humano. Podría hacerlo con facilidad, tan solo tendría que tomarlo por el cuello, pegarlo contra una pared y beber de él. Él no podría hacer nada contra mí, ya que solo era un humano. ¿Acaso este joven humano no había pensado en los peligros que le podría acarrear el estar con un vampira en un callejón oscuro? ¿Qué le hace creer que no la mataré aquí mismo?

Su voz me abstrajo de mis pensamientos y con voz melodiosa dije: -acaso ¿no le temes a la muerte? – Miré su rostro con indeferencia y proseguí- en realidad para mi no es sorpresa, ni algo novedoso estar en un callejón, no pretendía que me llevaras a algún lugar en especifico. ¿Por qué suspiraste? –le pregunté mientras mi mirada se perdía en las sombras que nos rodeaban.