Malos Negocios || Libre

por **Gastón T. Larrousse** Jue Mar 03, 2016 9:41 pm

Una mañana con el sol el o más alto había salido a buscar un trabajo nuevo a ver si podía alimentar a mi familia, mi esposa había estado todo el día en casa no me gusta que ella como mujer trabaja para eso estoy yo, para darle todo lo que estuvo a acostumbrada antes, entre las residencias de los riquillos voy preguntando de casa en casa si necesitan de algún empleado para trabajos fuertes pero nada, solo buscan doncellas. Malditas viejas apretadas, es todo lo que puedo decirles en mi mente, ya que solo les sonrió al alejarme.

El sol ya lastima a todos los que llevan sombrillas y sombreritos de copas, a los estirados esos que miran a todos con desprecio, mascullo molesto a verlos mientras bebo un poco de agua que me traje de casa. Una de las mujeres que andan por la calle me contrató para unos momentos hacerle de cargador de paquetes mientras compraba más y más ropas caras, pero como siempre no tengo paciencia para esas estupideces, terminamos peleando aquella vieja y yo, a la que le tiré por los pies las cajas mientras me tiraba ellas las monedas.

A eso del mediodía y sin trabajo, busque otra vez entre las residencias, una de las doncellas me contrato para hacer de mayordomo, pero tampoco era mi fuerte, no duré ni dos segundos ahí, otro hombre quiso que le haga de cochero pero fue un accidente entre los coches y caballos descarriados, al final ya casi rindiéndome una vieja ama de llaves me dijo que en una de las mansiones al final de la calle, estaba buscando un hombre fornido como peón para hacer ciertos trabajos rudos como cavar la tierra y hacer un establo para los caballos, además de cargar el heno y todas esas cosas en las caballerizas, que me pagarían mucho si aceptaba y ni tonto, acepte en segundos el empleo.

Al llegar a la mansión caminando luego de varias horas de caminata como a eso de las tres de la tarde, al parecer la familia de aquella villa era importante de algún país o ciudad, no presté mucha atención, todo por dentro era costoso y para nada a mi gusto tan ostentoso y poco humilde. La mujer me muestra mi lugar de trabajo, con el calor otoñal me saco la camisa para poder cavar la tierra, para hacer los establos, es fácil ese trabajo gracias a las lluvias que han hecho que la tierra esté más blanda de lo normal.

El calor y el sudor se mezcla a la caída de la tarde.

por **Arielle Krauz** Sáb Mar 05, 2016 7:50 pm

Hace un par de días ella ha tenido una gran discusión con su padre, le dice que debe conseguir marido antes de que la eche a la calle pues no está dispuesto a seguir manteniendo a una mujer como ella. En vez de hacer otra cosa, decidió que va a buscar empleo, que los hombres de la casa tendrán que hacer sus labores si es que ella, como ha dicho su padre, de nada les sirve, tal vez les esté dando una lección o tal vez no, así pasan las cosas.

Encontró un lugar para poder ayudar a una mujer con las labores del hogar, no le pagarán demasiado, pero algo será bueno, de eso está más que segura. Llegó temprano como todos los días, a ella le toca hacer la comida, mientras las demás mujeres se desplazan por toda la casa, como a ella nadie le tiene confianza aún la dejan encerrada entre cuatro paredes, pero mejor para Arielle, pocas veces tolera el contacto físico, es algo que le rehuye aún.

-Ve a dejar un poco de pan y vino a los hombres de allá afuera, Arielle, que se alimenten para que terminen pronto- la joven de ojos verdes asintió mientras tomaba una de las charolas, colocando un par de vasos y una jarra con agua, un poco de vino y un tanto de pan y queso, ellos tienen demasiada comida, como para que sólo les lleve pan.

Pasa con un par de jornaleros que ya había visto con anterioridad y al llegar al establo observa al hombre, parece nuevo, en realidad ella no cree que conozca a todos los que entran y salen de esa casa -Señor, me han mandado a ofrecerle un poco de pan, queso, vino o agua para ayudarle un poco con su trabajo- es lo mismo que les ha comentado a todos con los que ha pasado.

por **Gastón T. Larrousse** Dom Abr 03, 2016 11:55 pm

Cansancio y extenuación por el trabajo físico que se realizaba, y más con aquel trabajo al aire libre. El sol realmente nos hacía sudar peor que burros de carga, y quizás lo éramos para aquella familia pero por la paga valía el trato, aunque en lo personal no me interesa nada de eso, solo las monedas que llevaré a casa para comer. El trabajo es duro de realizar aun cuando la tierra sea fácil de remover el cavar tantos metros y palear tanta tierra cansa las manos y espíritu.

El sol abrazador solo deja que las gotas de sudor caigan desde mi frente hasta el suelo, el mismo que sigo removiendo, ya han pasado algunos minutos y llevo removiendo superficialmente un metro completamente, me detengo para observar el terreno, donde cavaba sería el comienzo, y ahora tenía que medir los pies que llevaría. Cargo el pico al hombro para buscar algo de cuerda o bríos, lo que fuera servible para dividir el perímetro. Ato un poco del cordel a una pica enterrándola fuertemente a la tierra, tiro del cable midiendo las tres áreas necesarias que debe contar todo establo y más para gente como aquellas. Calculando los primeros cien metros clavo al final nuevamente la pica amarrada con el cordel, para volver a hacer lo mismo por los cuatro lados. Al terminar me percato que es una tarea monumental.

Y el sudor sigue cayendo más y más, ya ni limpiarme con la camisa vale, pero no importa regreso a cavar mi parte concentrado en terminar la tarea pero una vocecita chillona y molesta me interrumpe; mascullo molesto viendo lo que trae en sus manos, pero no tengo hambre aún, al menos no hasta que termine de cavar lo suficiente –Si lo que tu patrona o señora quiere saber es que si estoy disponible para un revolcón puedes decirle que paso, prefiero otras faldas que las apretadas de ella– rio clavando el pico contra la tierra removiéndola completamente –Pan y agua y es todo lo que necesito aunque más agua que pan– murmuro sin ver a la mujer, a algunas se que no les son familiares ciertos términos pero no me interesa más que el trabajo –Cuando los traigas puedes dejarlos por ahí junto a mi camisa, no quiero que tu voz me desconcentre mujer– y así, sin presentaciones como los otros jovencitos que miraban a la mujer.

Por dios si solo es una falda oreándose a la mirada de trabajadores necesitados de atenciones, pero no son de mi incumbencia, nada de eso, ni ahora ni nunca, pero porque diablos me giro a ver a la mujer muy furioso tomándola del brazo con fuerza –Vete para la casa mujer, no vayas allá si no es acompañada por un joven mozo o te terminarán violando tras las tablas– la empujo escupiendo luego al piso muy molesto por toda la situación. Realmente esa pequeña me llenaba de un sentimiento paternalista.

por **Arielle Krauz** Dom Mayo 01, 2016 11:13 pm

Esto es lo que se supone que su padre quiere evitarle, pero ella prefiere seguir así antes que tener que aceptar que un hombre que no conoce le ponga una mano encima, se mordisquea el labio mientras escucha las palabras del hombre, sus ojos se abren, mucho más grandes de lo que ya son mientras que intenta buscar las palabras adecuadas, parece un hombre que está peleado con la vida o con lo que sea, pero no son formas ¿Se acostaba con la señora? Vaya, Dios a saber, pero Arielle no quería enterarse de aquello. Así que simplemente asiente con la cabeza, mientras ubica con la mirada la camisa ajena, dejando un vaso con agua fresca y un trozo de pan, la realidad es que no sabe si volverle a hablar, dibuja una mueca en los labios mientras le mira.

-Si gusta le puedo lavar la camisa para que no se la lleve sucia a la hora de que salga de trabajar, señor, ya le he dejado el agua y el pan.- Toma de nuevo la jarra mientras que sus ojos viajan de un lado a otro, termina por negar con la cabeza. -¿Pero señor, qué está diciendo? ¿Violarme? No, no, no, no.- Se había puesto nerviosa, sin embargo, no entendía cómo es que por la cabeza del hombre habían pasado tales circunstancias, es que las cosas no eran tan así, ella tenía un par de días en esa casa y todo lo que hacía era servir lo que se le pedía, nada más, nunca platicaba con nadie, entraba muy temprano y se iba muy noche, era todo, no necesitaba crearse problemas ella venía huyendo de que la quisieran vender al mejor postor.

-No diga eso, señor, yo intento hacer mi trabajo y con los jóvenes apenas si hablo lo necesario, no es como si me interesara que ellos me miraran, de hecho si no lo hicieran yo estaría mucho más tranquila.- Ahora, en Arielle se encontraba aquella duda, y si las palabras del hombre se hacían reales, su corazón se aceleró por breves instantes, terminó por morderse los labios, negando con la cabeza varias veces más, necesitaba sacar esas ideas de ahí o sólo se estaría atormentando.

por **Gastón T. Larrousse** Miér Mayo 04, 2016 12:01 am

Ese tipo de situaciones no eran las apropiadas para que un hombre las tratase, siempre se encargaban de ello las mujeres, pero ahora no había ninguna y solo habían hombres de algunas edades merodeando por ahí, ¿Cómo hacer entender a una niña lo que piensa un hombre?. Rasqué mi cabeza intentando encontrar esa maldita respuesta pero no había señal divina ni de ningún tipo.

Esa muchacha ponía todo de manera díficil

Golpee mi frente un poco para ver si al menos de la manera sincera le podía hacer entender aunque luego terminaría ella sonrojada y metida bajo la cama, pensar eso me hacía gracia –A ver niña, si vas sola a donde hay muchos hombres reunidos y resulta que la mayoría o son casados o solteros que no han tenido mujer ¿Qué crees que pase? No te van a tomar de la mano y ayudar, lo que harán será tomar tu cuerpo, abrir tus piernas y violarte hasta que te desmayes sabrás si terminas luego preñada de alguno de ellos o quizás, la cuestión es que debes estar atenta, ver bien no todos los hombres son buenos y no todos son malos ¿Qué te enseñan tus padres?– rasque más los cabellos arrojándole la camisa a que la lave, ya que eso ayudará a secarme el sudor más adelante..

Le di la espalda volviendo al trabajo pero antes de estar lo suficientemente lejos le miré sobre el hombro –No vayas allá otra vez sola, si lo haces te daré una zurra, si vas a llevar comida de la puerta llámame y vendré por el agua y comida. No te expongas eres solo una niña– los hombres me gritan para que vuelva a mi trabajo, es obvio quieren hacer burla y bromas sobre la joven pero no me interesa, ya no me interesa nadie más; en ese momento el recuerdo de mi ex esposa vino a mi mente, Andy, muchas preguntas se me vinieron en los recuerdos y eso solo aumento mi odio por las mujeres.

Removí la tierra solo escuchando lo que los otros empleados comentaban de las mujeres de la cada –Vamos hombres, si no se apuran no podremos ir a beber y a disfrutar de verdaderas mujeres en los burdeles– les insto a los muchachos para que continúen y dejan de hablar babosadas o mejor dicho dejen de estar de babosos viendo a niñas que no tenían nada que hacer.

por **Arielle Krauz** Lun Mayo 30, 2016 12:27 am

Después de escucharlo sujetó la camisa entre sus dedos, mirando al hombre, no sabía si espantarse o quedarse ahí o salir corriendo, en verdad que no se esperaba que dijera eso de aquellos hombres, se les quedó viendo un momento y suspiró, guardando la camisa, después de hacerla bola -No me enseñan a que la gente es mala, supongo que no pasan ese tipo de cosas, yo creo que usted ha vivido algo que no es normal, no lo sé, yo no quiero que me pase nada, simplemente hago mi trabajo.- Respira profundo, sabe que la voz se le está cortando en ocasiones, en serio, aunque no quisiera sabe que esas palabras se quedarán en su cabeza y estará atenta a los movimientos de los hombres aquellos.

-Sí, señor, en cuanto vuelva yo le llamo- está apunto de irse, ya no se queda platicando con nadie, de hecho su mirada se está perdiendo en el piso, pone atención a sus pies, sus pasos son ligeramente acelerados aunque después escucha al hombre y frunce el ceño ¿Las mujeres de verdad? ¿En los burdeles? ¿Esas mujeres? Los hombres eran tan complicados.

Deja la charola sobre la mesa, no hay nadie en la cocina y comienza a lavar la camisa con un poco de agua, restregándola contra la madera que se encuentra dispuesta para eso, sus manos le duelen, lleva la fuerza necesaria para borrar las manchas, pero todas las palabras del hombre le están retumbando en la cabeza a cada momento, todas, las de protegerla y también las que insinuaban que ella no era una "mujer de verdad", lleva la prenda a colgar, escurre un poco de agua.

Prepara de nuevo una jarra de agua fresca y un poco de pan, pone un poco de sopa en varios cuencos y los lleva de nuevo hacia donde están los trabajadores. Se queda en la puerta, como el hombre le ha dicho -¿Señor?- habla un poco más fuerte, mirándolo, esperando que le haga caso, aunque los hombres griten que pase porque mueren de hambre, el miedo ya ha quedado en ella.

por **Gastón T. Larrousse** Jue Ago 04, 2016 12:01 am

Al menos una de todas aquellas estúpidas que conocí tenía sentido común al saber lo que era “peligro”, al menos existía una que si tenía miedo de lo que le pudiera pasar y no se creía una súper mujer capaz de evitar que terminase en algún rio sin vida o sin honra, al menos debía dar crédito a ello, por una sola vez, por ver primera.

El trabajo se hacía más rápido con más manos pero también había mayor contro de mi parte, porque algunos trataban de escabullirse de la labor y buscar quien los acomode entre las piernas por ello había que estar a mil ojos con los más jóvenes de la cuadrilla. El terrerno era algo duro pero con un poco de agua y bastante esfuerzose logró terminar los metros queridos tanto de profundidad como en el ancho requerido, ahora solo quedaba hacerlo más bajo en algunas partes y cuadras las bases, aunque a esa hora de la tarde el hambre y el cansancio estaba acabando con todos nosotros, al menos hasta que la muchacha del cacerió llamó por la comida.

Uno de los más jóvenes silbó al ver a la joven con algunas palabras obscenas, a lo que simplemente le recibí con un golpe bien fuerte en la cabeza –Mira más donde estás cavando que las faldas de una niña, acaso no tienes vergüenza idiota, si ni siquiera has de poder con una de los burdeles, anda apresura la mano y mantén la carga para la noche, si es que puedes– todos echaron a reír mientras iba a por la comida dándole algo de apoyo moral al caído. Caminé donde la muchacha para comenzar a llevar la comida –Los platos los dejaremos por aquí cerca, no salgas sola y menos andes por ahí merodeando, ya sabes lo que te puede pasar, a salvo estarás dentro que fuera, no te preocupes nadie se acercará más de lo requerido ya los tengo advertido– la razón de decir ello no la sabía, quizás fue por el hecho de no haber logrado formar el hogar que soñaba, quizás por ello a aquella muchacha la veía como la hija que no tuve y por ello no quería que tuviera el mismo final que tienen todas las doncellas de los cacerías que terminan entre los brazos de uno y otro.

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