Jugad, estúpidas niñas (Libre)

por **Erzsébet Batoríy** Vie Oct 08, 2010 3:32 am

Si había algo que me alegraba de poder hacer en París, eso era salir a la calle a mi antojo y placer. No necesitaba el consentimiento de nadie, y mucho menos la humillación de que te nieguen algo tan humano y cotidiano como es tomar el aire. "Sal al jardín y arráncale los pétalos a las flores" decía mi hermano. Y así lo hacía. En mi castillo de Ecsed, en Rumanía, era la única diversión al aire "libre" que podía tener. Le arrancaba los pétalos, los estambres, y el pistilo.

Sin embargo, hoy que estaba allí en París, mi vida no era tan odiosa como lo fue en Ecsed. Pude salir, aunque tuve que llevarme a mis odiosas hijas a que jugasen como niñas tontas a la rayuela y se columpiasen junto a otros niños de cualquier clase. No era seguro, y mucho menos estaba bien visto, pero aquella noche yo permanecía sentada en un banco, rodeada de mis cuatro doncellas, y no había motivo aparente por el que preocuparse. Pero me aburría. Me aburría jodidamente oír sus irritantes risitas de niñas bien, y ver cómo sonreían como si todo en el mundo fuese aquel columpio oxidado.

-Nos vamos. -dije sin más.-Nos vamos ya. Traedlas de los pelos si hace falta porque me estoy aburriendo. Volvemos a casa.
En un principio, las criadas dudaron. Sin embargo, no fue necesario más que una mirada para que dos de ellas se acercasen a recoger a las niñas. Para mi sorpresa, una de ellas replicó. Gritaba "mamá, mamá, ¿no es demasiado pronto aún?" Su voz me irritaba sobremanera.
-No. -dije levantándome del banco en el que me encontraba. La estúpida niña volvió a replicar. Cuando se acercó, le propiné un bofetón que de seguro le dejaría la mano marcada un par de horas- Cállate, Katrina. No vuelvas a replicarme nunca. ¿Me oyes?

Katrina, la más tonta de todas. A veces me preguntaba de quién habrían heredado esos rasgos. No era yo, desde luego. Pero su padre tampoco era tan estúpido como ellas; era quizás algo más despierto. La niña comenzó a llorar en silencio. Levanté la mano para propinarle una segunda bofetada, pero ella se apartó y yo cesé en mi intento.
-Eres una rata. Estúpida niña -dije soltando una risita.- Esto es culpa vuestra -dije mirando a las doncellas- Las habéis educado así. Deberíais ser vosotras quien las hubiera parido.

Me preparé entonces para darme la vuelta y marcharme, buscando mi coche de caballos.

por **Carolina Van de Valley** Miér Oct 13, 2010 2:28 pm

-EDITO-

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