AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The song of healing. (Libre)
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The song of healing. (Libre)
The song of healing.
Siempre había creído que la muerte era como una sombra que se precipitaba sobre la gente como los nublados días de otoño, imperturbable e inamovible. Una sombra que caía sobre todos por igual sin respetar posición social o herencia familiar. Por eso para él, la muerte era la única y verdadera justicia que existía en el mundo. Había visto morir a su madre lentamente en su habitación con su piel renegrida y verdosa gracias a la peste bubónica, su garganta y labios secos por la fiebre, sus ojos perdidos en delirios y dolor. Luego había sido su hermana, abrazada de la misma forma por la imparable enfermedad, uno a uno todos los miembros de la familia fueron cayendo ante le inevitable abrazo de la muerte a excepción de su padre y él mismo.
¿Porqué la enfermedad no se había manifestado en ellos dos? Se preguntaba el joven Erkki mientras enterraba la pala en la tierra para cavar una nueva tumba, su padre se había perdido en el alcohol atormentado por la pérdida de sus seres queridos, por lo que Erkki cargó con la responsabilidad de enterrarlos a todos, cavar más de 6 tumbas le había dado mucho tiempo para reflexionar y la idea de que Dios había querido darle una segunda oportunidad salvándole de la peste no le dejaba tranquilo.
¿Era aquello un milagro o una maldición divina?.
Vivir para presenciar la desolación y la decadencia de su pueblo natal no parecía ser una bendición, los cuerpos inertes de los vecinos se apilaban al rededor de las calles y los que quedaban vivos no sabían que hacer con tanta muerte. Era como si hubiesen perdido el deseo de vivir y estuviesen simplemente esperando a que la peste les apareciera en el cuerpo para así poder reunirse con sus adorados en la muerte.
Pero Erkki no quería morir. Aunque extrañase a sus hermanos, tíos y a su adorada madre, la idea de que había sido escogido por el altísimo para llevar a cabo una misión en la tierra no dejaba su mente tranquila, no había minuto en el que no pensara en ello. No había momento en el que dejara de pensar en Dios y su infinita misericordia al permitirle vivir a pesar de todo. Aquel era un llamado divino. Debía convertirse en sanador y cuidar de los enfermos por el resto de su vida. Aquella era la única forma de agradecer al Padre todo poderoso en los cielos, por un día más en la tierra.
Habían pasado casi 400 años desde que la peste negra se había llevado a casi toda su familia. Había pasado todos esos años dedicándose a la medicina y había visto como lentamente se descubrían nuevas formas de curar enfermedades y evitar la muerte prematura de cientos de personas. La gente solía decir que los Vampiros eran seres malditos, enviados del diablo, pecadores que recorrían las calles en el cobijo de la noche, pero Erkki no se sentía así, ¿Cuantas vidas había salvado a lo largo de su vida inmortal?
Eran incontables los pacientes que había traído de regreso al mundo de los vivos aún cuando pareciera que la muerte les respiraba en el cuello, él junto a otros doctores había salvado a madres, a niños, a soldados e inclusive a miembros de la inquisición. Para Erkki una vida era igual de valiosa sin importar la clase social a la cual perteneciera, su religión o ideología, su trabajo como médico era sanar. Así de simple.
Sin embargo descubría que, a pesar de la felicidad que le otorgaba la sonrisa de un enfermo en recuperación noche tras noche, había un vacío en su pecho que no se llenaba sin importar lo que hiciera. Su tercera esposa había muerto hacía 100 años, quizás... ¿Era hora de volver a enamorarse?, se preguntaba mientras observaba la bebida que tenía frente a él, era un revoltijo de cerveza y rón que aún no había probado, miraba la bebida como si estuviera esperando a que esta le respondiera a su pregunta. Llevaba más de una hora ahí sentado en una de las mesas del Cabaret, las mujeres bailaban en la tarima el alegre ritmo del can can y él continuaba allí sin alzar la mirada perdido en sus pensamientos.
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
Se podía decir que algunas cosas en su vida marchaban bien y otras no tanto. Desde su visita al cementerio con su hermano Gael, y después de haber visto las tumbas de sus padres, algo se había removido en el interior de Adaline, de forma tal que aunque pareciese en apariencia que todas las cosas marchaban igual que siempre, habían pequeños cambios que comenzaban a manifestarse en la joven, aunque quizás fuese precisamente la persona más cercana a ella quien menos lo notase, y es que la vida continuaba con sus idas y venidas, y parecía no haber espacio para otra cosa, o quizás era momento de que buscase sus propias respuestas.
El asunto comenzaba a carcomerle un poco, logrando que de repente las ideas se presentasen en los momentos menos esperados. Pequeños detalles que antes había pasado por alto en otros con los que se topaba en el burdel y en los callejones. Una piel más pálida de lo común, un despliegue de vigor demasiado intenso para un ser humano, un movimiento demasiado veloz... La idea tintineaba en su mente pero sin acabar de descubrirse del todo, permaneciendo velada sin animarse a tocar del todo, aunque la semilla estuviese plantada...
Sumado a ello, continuaba la inquietud con respecto a no conocer aún nada acerca de la que había sido la verdadera razón de la muerte de su padre, porque aunque el asunto pareciese zanjado y claro para su hermano, quien le gruñía cada vez que intentaba sacar el tema a colación, para ella distaba mucho de estarlo. Y esa inquietud provocaba a su vez que procurase despejar su mente, sumergirse más en sus actividades de cortesana, llevándola así cada vez más lejos de quien alguna vez fue. A veces se veía en el espejo y no estaba del todo segura de quien era ella. ¿Seguía siendo Adaline o era alguien más?
Las dudas no las iba a resolver en una noche, y menos en esta. Así lo pensó cuando uno de sus clientes la dejó esperando en una de las esquinas del centro de la ciudad. El clima se había tornado frio y nublado cuando decidió que ya había aguardado lo suficiente. Tiró de su abrigo cerrándolo alrededor de su cintura y se frotó sus brazos procurando entrar en calor. Comenzó a caminar por la acera, observando las vitrinas y negocios, en su mayoría cerrados desde hace rato, hasta que el sonido de música llamó su atención.
Se detuvo entonces, observando el letrero en la entrada, que con un par de letras algo desgastadas por el paso del tiempo que anunciaba que se trataba de un cabaret. Ni siquiera lo pensó antes de entrar. Recorrió el lugar con la mirada observando las mesas llenas que se iluminaban por las luces continuas que provenían del escenario. Observó un momento a las jóvenes que bailaban sobre el y se inclinó contra la pared, entretenida con el espectáculo.
Había pasado frente al establecimiento muchas veces pero jamás había entrado. Volvió a mirar a su alrededor y justo a escasos pasos de ella había una silla vacía en una mesa en la que estaba sentado un hombre de edad madura. Se acercó y tiró de la misma. -Buenas noches monsieur, espero no le importe que tome asiento ya que el lugar está abarrotado.- Le sonrió cortésmente pero antes de que respondiese ya se había sentado, y es que para qué desperdiciar un asiento vacío y permanecer de pie, aparte de que desde allí se tenía una vista excelente de cada ángulo del lugar.
El asunto comenzaba a carcomerle un poco, logrando que de repente las ideas se presentasen en los momentos menos esperados. Pequeños detalles que antes había pasado por alto en otros con los que se topaba en el burdel y en los callejones. Una piel más pálida de lo común, un despliegue de vigor demasiado intenso para un ser humano, un movimiento demasiado veloz... La idea tintineaba en su mente pero sin acabar de descubrirse del todo, permaneciendo velada sin animarse a tocar del todo, aunque la semilla estuviese plantada...
Sumado a ello, continuaba la inquietud con respecto a no conocer aún nada acerca de la que había sido la verdadera razón de la muerte de su padre, porque aunque el asunto pareciese zanjado y claro para su hermano, quien le gruñía cada vez que intentaba sacar el tema a colación, para ella distaba mucho de estarlo. Y esa inquietud provocaba a su vez que procurase despejar su mente, sumergirse más en sus actividades de cortesana, llevándola así cada vez más lejos de quien alguna vez fue. A veces se veía en el espejo y no estaba del todo segura de quien era ella. ¿Seguía siendo Adaline o era alguien más?
Las dudas no las iba a resolver en una noche, y menos en esta. Así lo pensó cuando uno de sus clientes la dejó esperando en una de las esquinas del centro de la ciudad. El clima se había tornado frio y nublado cuando decidió que ya había aguardado lo suficiente. Tiró de su abrigo cerrándolo alrededor de su cintura y se frotó sus brazos procurando entrar en calor. Comenzó a caminar por la acera, observando las vitrinas y negocios, en su mayoría cerrados desde hace rato, hasta que el sonido de música llamó su atención.
Se detuvo entonces, observando el letrero en la entrada, que con un par de letras algo desgastadas por el paso del tiempo que anunciaba que se trataba de un cabaret. Ni siquiera lo pensó antes de entrar. Recorrió el lugar con la mirada observando las mesas llenas que se iluminaban por las luces continuas que provenían del escenario. Observó un momento a las jóvenes que bailaban sobre el y se inclinó contra la pared, entretenida con el espectáculo.
Había pasado frente al establecimiento muchas veces pero jamás había entrado. Volvió a mirar a su alrededor y justo a escasos pasos de ella había una silla vacía en una mesa en la que estaba sentado un hombre de edad madura. Se acercó y tiró de la misma. -Buenas noches monsieur, espero no le importe que tome asiento ya que el lugar está abarrotado.- Le sonrió cortésmente pero antes de que respondiese ya se había sentado, y es que para qué desperdiciar un asiento vacío y permanecer de pie, aparte de que desde allí se tenía una vista excelente de cada ángulo del lugar.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/01/2016
Re: The song of healing. (Libre)
Concentrado como estaba en sus pensamientos y en la bebida que aún no tocaba, no sintió la presencia de la mujer que se había acercado a la mesa hasta que esta había hablado. Alzó el rostro algo sobresaltado por la voz, no esperaba a nadie en particular y pocas veces una mujer tan atractiva se le acercaba así no más sin conocerlo. Ella no esperó a que respondiera y tomó asiento, por lo que Erkki se sintió un poco tonto al no responder con más caballerosidad y correrle la silla, como era debido.
- Por supuesto Mademoiselle, no estoy esperando a nadie - Le respondió. Una vez ella estuvo sentada el Vampiro reparó su rostro, era una jovencita de escasos 25 años, su cabello castaño oscuro caía en ligeras ondas casi hasta la mitad de su espalda y su piel lucía tersa, dejando en evidencia que estaba en la flor de su juventud. Sus ojos eran oscuros y a pesar de la poca tenue iluminación de los candelabros a su alrededor, pudo notar cierto brillo vivaz en ellos.
Se preguntó si sería una trabajadora del sitio, una bailarina, sin duda era lo suficientemente hermosa como para serlo, pero descartó la idea pues no iba vestida como para un show y más bien llevaba un abrigo invernal como cualquier otra dama. Iba a volver la vista a la bebida y a sumirse de nuevo en sus pensamientos, pero decidió que conversar con ella sería una mejor idea que pasar el resto de la noche dándole vueltas a su pasado.
- No había venido al Cabaret en París - Comenzó a decir alzando el rostro hacía el baile que continuaba en la tarima - Pero había escuchado muchos comentarios sobre lo interesante que era el show, así que siendo hoy mi noche libre, decidí pasarme un rato - Había visitado Cabaret antes pero no en esa ciudad - Parece ser muy popular, ya no queda ningún sitio libre - Agregó y recordó que no se había presentado así que de inmediato exclamó - Oh, disculpa mi rudeza, me llamo Erkki Aliranta, es un placer - Hizo una venia elegante y sobria hacía ella esperando por su nombre.
- Por supuesto Mademoiselle, no estoy esperando a nadie - Le respondió. Una vez ella estuvo sentada el Vampiro reparó su rostro, era una jovencita de escasos 25 años, su cabello castaño oscuro caía en ligeras ondas casi hasta la mitad de su espalda y su piel lucía tersa, dejando en evidencia que estaba en la flor de su juventud. Sus ojos eran oscuros y a pesar de la poca tenue iluminación de los candelabros a su alrededor, pudo notar cierto brillo vivaz en ellos.
Se preguntó si sería una trabajadora del sitio, una bailarina, sin duda era lo suficientemente hermosa como para serlo, pero descartó la idea pues no iba vestida como para un show y más bien llevaba un abrigo invernal como cualquier otra dama. Iba a volver la vista a la bebida y a sumirse de nuevo en sus pensamientos, pero decidió que conversar con ella sería una mejor idea que pasar el resto de la noche dándole vueltas a su pasado.
- No había venido al Cabaret en París - Comenzó a decir alzando el rostro hacía el baile que continuaba en la tarima - Pero había escuchado muchos comentarios sobre lo interesante que era el show, así que siendo hoy mi noche libre, decidí pasarme un rato - Había visitado Cabaret antes pero no en esa ciudad - Parece ser muy popular, ya no queda ningún sitio libre - Agregó y recordó que no se había presentado así que de inmediato exclamó - Oh, disculpa mi rudeza, me llamo Erkki Aliranta, es un placer - Hizo una venia elegante y sobria hacía ella esperando por su nombre.
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
La mirada de Adaline se mantuvo sobre el escenario, siguiendo los pasos del animado baile que desplegaban las mujeres, que de esa forma lograban transmitir su entusiasmo y energía al público, y por qué no añadirlo, también algo de esa fantasía que suele imperar en dichas presentaciones y que aparte de bailes se convierten muchas veces en piezas teatrales que no todos interpretan de la misma manera.
Acababa de colocar ambas manos sobre la mesa cuando escuchó que el caballero al otro lado de ella le estaba dirigiendo un par de comentarios. -En ese caso, somos dos los que por primera vez descubrimos lo que tiene este lugar para ofrecer.- En ese momento la música terminaba y las mujeres corrían hacia detrás del escenario para abrir espacio a la siguiente pieza.
Su mirada oscura se desvió entonces hacia su interlocutor y volvió a corrobar que se trataba de un hombre de edad madura. Dedujo que seguramente estaría en algún punto intermedio en los cuarenta, y bien apreciado, los llevaba bastante bien. Su indumentaria era pulcra y tenía un aspecto atractivo, como ese tipo de hombre que de alguna manera captura tu atención al menos un momento al entrar en algún salón o recinto, aunque no lo haga de forma deliberada.
-He sido afortunada al toparme con este espacio libre.- Al parecer el caballero no se tomaba a mal el que se hubiese apropiado del mismo. -Espero haber llegado a buen tiempo y no haberme perdido demasiado de lo que ya haya transpirado en el escenario.- Adaline era bastante sensible para ciertas cosas, y un espectáculo que combinaba baile con música animada era lo suficiente atrayente como para mantener su interés.
Entornó los ojos unos segundos cuando escuchó su presentación. Según las pautas de la buena conducta, era su turno de presentarse, asunto que para cualquier individuo resultaría bastante sencillo pero que a ella le hizó meditar unos segundos. Ante sus clientes se inventaba nombres diferentes, en el burdel la conocían con uno y nadie se preocupaba de si era el verdadero o no, y ante los amigos utilizaba el verdadero. Así que mucho dependía de quien fuera ella en el momento de la presentación.
-Soy Adaline Lutz, monsieur Aliranta.- Un impulso la hizo presentarse con su nombre verdadero. -Le agradezco las palabras y el que se tome de buen talante el que me haya entrometido un poco en su espacio para poder ver cómodamente lo que sucede en la tarima.- Desvió su mirada de él hacia arriba de su hombro para hacerle una seña a un mesero que se acercó de inmediato. -¿Qué me sugiere ordenar? ¿Una bebida similar a la suya?- Señaló su vaso con un leve movimiento de sus dedos, ya que parecía bastante a gusto con el contenido del mismo.
Acababa de colocar ambas manos sobre la mesa cuando escuchó que el caballero al otro lado de ella le estaba dirigiendo un par de comentarios. -En ese caso, somos dos los que por primera vez descubrimos lo que tiene este lugar para ofrecer.- En ese momento la música terminaba y las mujeres corrían hacia detrás del escenario para abrir espacio a la siguiente pieza.
Su mirada oscura se desvió entonces hacia su interlocutor y volvió a corrobar que se trataba de un hombre de edad madura. Dedujo que seguramente estaría en algún punto intermedio en los cuarenta, y bien apreciado, los llevaba bastante bien. Su indumentaria era pulcra y tenía un aspecto atractivo, como ese tipo de hombre que de alguna manera captura tu atención al menos un momento al entrar en algún salón o recinto, aunque no lo haga de forma deliberada.
-He sido afortunada al toparme con este espacio libre.- Al parecer el caballero no se tomaba a mal el que se hubiese apropiado del mismo. -Espero haber llegado a buen tiempo y no haberme perdido demasiado de lo que ya haya transpirado en el escenario.- Adaline era bastante sensible para ciertas cosas, y un espectáculo que combinaba baile con música animada era lo suficiente atrayente como para mantener su interés.
Entornó los ojos unos segundos cuando escuchó su presentación. Según las pautas de la buena conducta, era su turno de presentarse, asunto que para cualquier individuo resultaría bastante sencillo pero que a ella le hizó meditar unos segundos. Ante sus clientes se inventaba nombres diferentes, en el burdel la conocían con uno y nadie se preocupaba de si era el verdadero o no, y ante los amigos utilizaba el verdadero. Así que mucho dependía de quien fuera ella en el momento de la presentación.
-Soy Adaline Lutz, monsieur Aliranta.- Un impulso la hizo presentarse con su nombre verdadero. -Le agradezco las palabras y el que se tome de buen talante el que me haya entrometido un poco en su espacio para poder ver cómodamente lo que sucede en la tarima.- Desvió su mirada de él hacia arriba de su hombro para hacerle una seña a un mesero que se acercó de inmediato. -¿Qué me sugiere ordenar? ¿Una bebida similar a la suya?- Señaló su vaso con un leve movimiento de sus dedos, ya que parecía bastante a gusto con el contenido del mismo.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/01/2016
Re: The song of healing. (Libre)
Era una joven educada, sus ropas no se veían demasiado costosas ni tenía joyas con piedras preciosas pero por la forma en como se expresaba, daba a entender que tenía cierto grado de cultura. Ante el comentario de que se había perdido mucho del show, decidió ser honesto al respecto.
-Para ser franco no le he estado prestando mucha atención – Aceptó meneando la cabeza y volviendo su mirada a la bebida – Tenía la mente en otro sitio – Agregó y volvió a levantar la mirada – Espero las bailarinas no lo hayan notado, debe ser insultante para ellas que alguien en el público no les preste atención – Y es que se las imaginaba ensayando arduamente para memorizar sus coreografías y rutinas, aquel era el trabajo al que se dedicaban y un caballero que apreciase el esfuerzo de aquellas señoritas debía por lo menos prestar atención.
La chica se presentó y a Erkki ese apellido le quedó sonando en la cabeza. Estaba seguro de no conocerla a ella, pero de alguna forma había escuchado ese apellido en alguna parte. Cuando llamó al mesero y este se acercó para recoger la orden, Erkki no supo que decir ¿Podía una señorita tan delicada como ella beber una burda cerveza con ron como él?.
-¿Tiene algún jugo de frutas? - Le preguntó al mesero y el mesero que era un muchacho pecoso y de pelo rizado, arqueó las cejas con sorpresa. Seguramente nunca nadie había pedido un jugo de frutas en el cabaret.
-No señor... todo lo que tenemos tiene alcohol – Respondió el mesero con una media sonrisa, aquel establecimiento era del tipo al que sólo asistían hombres desvergonzados, el show aunque no era muy explícito, seguía siendo bastante desvergonzado para la época y por supuesto la mayoría del público era masculina ¿Quien iba a pedir jugo de frutas en un lugar así?.
- Un vino tinto entonces – Murmuro imaginando que Adaline podría disfrutar de una bebida así. El mesero se inclinó y se alejó con el pedido – Perdona, pero no tienes cara de beber cerveza – Comentó con un tono amable – Me parece que la fruta madura va mejor con tu semblante -
-Para ser franco no le he estado prestando mucha atención – Aceptó meneando la cabeza y volviendo su mirada a la bebida – Tenía la mente en otro sitio – Agregó y volvió a levantar la mirada – Espero las bailarinas no lo hayan notado, debe ser insultante para ellas que alguien en el público no les preste atención – Y es que se las imaginaba ensayando arduamente para memorizar sus coreografías y rutinas, aquel era el trabajo al que se dedicaban y un caballero que apreciase el esfuerzo de aquellas señoritas debía por lo menos prestar atención.
La chica se presentó y a Erkki ese apellido le quedó sonando en la cabeza. Estaba seguro de no conocerla a ella, pero de alguna forma había escuchado ese apellido en alguna parte. Cuando llamó al mesero y este se acercó para recoger la orden, Erkki no supo que decir ¿Podía una señorita tan delicada como ella beber una burda cerveza con ron como él?.
-¿Tiene algún jugo de frutas? - Le preguntó al mesero y el mesero que era un muchacho pecoso y de pelo rizado, arqueó las cejas con sorpresa. Seguramente nunca nadie había pedido un jugo de frutas en el cabaret.
-No señor... todo lo que tenemos tiene alcohol – Respondió el mesero con una media sonrisa, aquel establecimiento era del tipo al que sólo asistían hombres desvergonzados, el show aunque no era muy explícito, seguía siendo bastante desvergonzado para la época y por supuesto la mayoría del público era masculina ¿Quien iba a pedir jugo de frutas en un lugar así?.
- Un vino tinto entonces – Murmuro imaginando que Adaline podría disfrutar de una bebida así. El mesero se inclinó y se alejó con el pedido – Perdona, pero no tienes cara de beber cerveza – Comentó con un tono amable – Me parece que la fruta madura va mejor con tu semblante -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Localización : En el hospital
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Re: The song of healing. (Libre)
-Oh.- Adaline escuchó el comentario del caballero acerca de no haber estado observando la función y desvió la mirada ligeramente hacia él. -Es posible que no lo hayan notado, la iluminación es tenue y estamos en una mesa algo alejada del escenario. Pero si quiere ganárselas y acallar sospechas, aplauda tan fuerte y entusiasta como le sea posible. Seguramente eso aplacará cualquier duda y les pondrá de buen ánimo.-
En ese momento el mesero que había llamado se acercó y les observó con expresión estupefacta y la boca semiabierta ante su pedido. Las palabras del hombre provocaron que en los labios femeninos apareciese una sonrisa de medio lado. Observó al mesero sin pronunciar palabra y asintió levemente con la cabeza cuando este tomó el pedido del vino tinto.
-Es una analogía bastante halagadora Erkki, ¿te importa que te llame por tu nombre de pila?- Dado que él la estaba tuteando, decidió hacer lo mismo. No le era difícil saltarse las etiquetas que en la sociedad en la que se desenvolvían estaban a la orden del día, pero que para alguien que se movía por la vida manteniendo el oficio que ella mantenía resultaba más beneficioso pasar por alto.
Dirigió entonces su atención hacia él, olvidándose por un instante de la función y manteniendo sus oscuros ojos sobre su persona realizó una apreciación mental, concluyendo que físicamente era un hombre bastante atractivo. A Adaline le agradaban los hombres algo mayores porque por lo general tenían una idea bastante certera de lo que querían y de quienes eran y por lo tanto, no padecían de las mismas inquietudes que observaba en los hombres jóvenes, que siempre resultaban volubles e inseguros, queriendo probarse a si mismos ante la sociedad y el mundo.
-Si el jugo de frutas va con mi semblante qué similitud tiene la cerveza contigo? Veamos... me atrevo a conjeturar que disfrutas de las cosas sencillas y no le buscas demasiados pies al gato a la hora de sentirte cómodo con algo, ¿o me equivoco?- El mesero regresó en ese instante y depositó el vino tinto frente a ella.
Justo cuando iba a tomar el primer sorbo del liquido reparó en la tez del hombre, sutilmente blanquecina, aunque visto bajo esa luz no se notaba mucho en un principio. Llevó la copa a sus labios en silencio, sin dejar entrever sus pensamientos, tomando un trago del líquido carmesí. ¿Sería posible que él...? pero no, se estaba dejando llevar por una primera impresión y por esa idea que últimamente le rondaba incensantemente en la cabeza y de la cual no lograba desligarse.
En ese momento el mesero que había llamado se acercó y les observó con expresión estupefacta y la boca semiabierta ante su pedido. Las palabras del hombre provocaron que en los labios femeninos apareciese una sonrisa de medio lado. Observó al mesero sin pronunciar palabra y asintió levemente con la cabeza cuando este tomó el pedido del vino tinto.
-Es una analogía bastante halagadora Erkki, ¿te importa que te llame por tu nombre de pila?- Dado que él la estaba tuteando, decidió hacer lo mismo. No le era difícil saltarse las etiquetas que en la sociedad en la que se desenvolvían estaban a la orden del día, pero que para alguien que se movía por la vida manteniendo el oficio que ella mantenía resultaba más beneficioso pasar por alto.
Dirigió entonces su atención hacia él, olvidándose por un instante de la función y manteniendo sus oscuros ojos sobre su persona realizó una apreciación mental, concluyendo que físicamente era un hombre bastante atractivo. A Adaline le agradaban los hombres algo mayores porque por lo general tenían una idea bastante certera de lo que querían y de quienes eran y por lo tanto, no padecían de las mismas inquietudes que observaba en los hombres jóvenes, que siempre resultaban volubles e inseguros, queriendo probarse a si mismos ante la sociedad y el mundo.
-Si el jugo de frutas va con mi semblante qué similitud tiene la cerveza contigo? Veamos... me atrevo a conjeturar que disfrutas de las cosas sencillas y no le buscas demasiados pies al gato a la hora de sentirte cómodo con algo, ¿o me equivoco?- El mesero regresó en ese instante y depositó el vino tinto frente a ella.
Justo cuando iba a tomar el primer sorbo del liquido reparó en la tez del hombre, sutilmente blanquecina, aunque visto bajo esa luz no se notaba mucho en un principio. Llevó la copa a sus labios en silencio, sin dejar entrever sus pensamientos, tomando un trago del líquido carmesí. ¿Sería posible que él...? pero no, se estaba dejando llevar por una primera impresión y por esa idea que últimamente le rondaba incensantemente en la cabeza y de la cual no lograba desligarse.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: The song of healing. (Libre)
Siguiendo el consejo de la dama, Erkki aplaudió sonoramente cuando el acto de las mujeres finalizó, sonrió mirándola de reojo, había cierta picardía en esa mirada que antes era nostálgica. Un hombre vestido con un largo traje negro apareció en el escenario e indicó que a continuación habría un reseco de 10 minutos antes del próximo baile.
-Puedes llamarme Erkki – Comentó apoyando un codo sobre la mesa – No estamos en un sitio en donde la etiqueta importe ¿No crees? - El Vampiro estaba acostumbrado a tutear y a tratar de forma cálida a sus pacientes para que se sintieran en confianza y el tratamiento fuera más llevadero, esa actitud se había vuelto algo innata en él y aún fuera del consultorio, solía olvidar las formalidades cuando hablaba con la gente.
Lo siguiente que dijo ella, le dejó algo cortado, por unos instantes le tomó por sorpresa, no había pensado con detenimiento la razón por la cual había pedido ese trago, había llegado allí con la mente perdida en otro lado y había pedido el trago más por obligación que por necesidad, finalmente como Vampiro hubiera preferido beber sangre y no cerveza. Pero lo que dijo ella sorprendió, parecía una mujer observadora a pesar de su edad, se había forjado toda una idea de él tan sólo por la bebida.
-Valla... si hubiera sabido que ibas a concluir algo tan complejo sobre mi gracias a la bebida habría pedido un Vodka en las Rocas o quizás un Whiskey añejo ¿Que habrías pensado entonces? - Comentó sintiéndose cada vez más cómodo con la conversación – Pero para ser honesto... no me fijé mucho a la hora de ordenar... de hecho casi ni he tocado la bebida, no suelo beber o venir a este tipo de lugares – Le aclaró, seguramente muchos hombres dirían cosas así para quedar bien delante de las mujeres, pero en su caso decía la verdad - Comprar un trago es como algo que se espera de un hombre al entrar a un sitio como este, por lo que, simplemente le he pedido al mesero que escogiera por mi – Le confesó y luego agregó – A lo mejor el mesero creyó que soy un hombre sencillo que no le ve muchos pies al gato -Bromeó con lo último dejando escapar una suave y profunda risa.
-Puedes llamarme Erkki – Comentó apoyando un codo sobre la mesa – No estamos en un sitio en donde la etiqueta importe ¿No crees? - El Vampiro estaba acostumbrado a tutear y a tratar de forma cálida a sus pacientes para que se sintieran en confianza y el tratamiento fuera más llevadero, esa actitud se había vuelto algo innata en él y aún fuera del consultorio, solía olvidar las formalidades cuando hablaba con la gente.
Lo siguiente que dijo ella, le dejó algo cortado, por unos instantes le tomó por sorpresa, no había pensado con detenimiento la razón por la cual había pedido ese trago, había llegado allí con la mente perdida en otro lado y había pedido el trago más por obligación que por necesidad, finalmente como Vampiro hubiera preferido beber sangre y no cerveza. Pero lo que dijo ella sorprendió, parecía una mujer observadora a pesar de su edad, se había forjado toda una idea de él tan sólo por la bebida.
-Valla... si hubiera sabido que ibas a concluir algo tan complejo sobre mi gracias a la bebida habría pedido un Vodka en las Rocas o quizás un Whiskey añejo ¿Que habrías pensado entonces? - Comentó sintiéndose cada vez más cómodo con la conversación – Pero para ser honesto... no me fijé mucho a la hora de ordenar... de hecho casi ni he tocado la bebida, no suelo beber o venir a este tipo de lugares – Le aclaró, seguramente muchos hombres dirían cosas así para quedar bien delante de las mujeres, pero en su caso decía la verdad - Comprar un trago es como algo que se espera de un hombre al entrar a un sitio como este, por lo que, simplemente le he pedido al mesero que escogiera por mi – Le confesó y luego agregó – A lo mejor el mesero creyó que soy un hombre sencillo que no le ve muchos pies al gato -Bromeó con lo último dejando escapar una suave y profunda risa.
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
La música cesó y las mujeres caminaron hacia el frente del escenario para despedirse del público. Adaline se unió a los aplausos vigorosos de Erkki e incluso se tomó la libertad de ponerse de pie y lanzar un -Guaaaauuuuuu- apreciativo a las damas. Luego volvió a tomar asiento y sonrió con algo de picardía. -Has dado en el clavo. Este es un lugar para relajarse y sentirse cómodo. Ya suficiente tenemos con que el día a día nos recuerde vivir de etiquetas y formulismos.-
En su caso hablaba de su vida común, la que mantenía como Adaline Lutz, y no de otra cosa. Soltó una espontánea risa en respuesta a las palabras del hombre, y su risa se escuchaba cantarina y alegre a la vez. -Ahhh... es algo tarde para cambiar de bebida e imaginarse que hubiera pensado si hubieras estado bebiendo otra. Porque aunque ahora te respondiera que impresión me causa un Vodka o un Whiskey la primera impresión ya ha sido creada y esa es la que siempre perdura en nuestra mente, aunque finjamos lo contrario.-
Como la función seguía en receso, ladeó su rostro para contempar a su acompañante. -Quizás el mesero haya pensado eso de ti, o quizás adivinó que era el tipo de bebida que mejor te caería en este momento.- En sus labios se dibujo una pequeña sonrisa ladeada mientras sus dedos rozaban el borde de la copa. -No hay que subestimar a los meseros. Aunque no lo parezcan son como los curas, conocedores de la psique de quienes solicitan sus servicios... y confidentes que se llevan los secretos confesados a la tumba. Son pocas las profesiones que se puedan describir así.- Su sonrisa se tornó enigmática pero conservó su espontaneidad. La gente se abría mucho con ella en ese sentido, al igual que con los sacerdotes y meseros. En verdad la mayoría de la gente tenía la necesidad de ser escuchada y eran más partidarios de realizar confidencias a los extraños.
-Pero si no estás viendo la función y tampoco estás aquí por la bebida, ¿cuál es la razón por la que estás acá?- Lo observó con interés. -Seguramente un hombre como tú no tendría problema en estar adonde quisiera con quien quisiera.- Volvió a llevar la copa hasta sus labios mientras mantenía la mirada fija en él.
En su caso hablaba de su vida común, la que mantenía como Adaline Lutz, y no de otra cosa. Soltó una espontánea risa en respuesta a las palabras del hombre, y su risa se escuchaba cantarina y alegre a la vez. -Ahhh... es algo tarde para cambiar de bebida e imaginarse que hubiera pensado si hubieras estado bebiendo otra. Porque aunque ahora te respondiera que impresión me causa un Vodka o un Whiskey la primera impresión ya ha sido creada y esa es la que siempre perdura en nuestra mente, aunque finjamos lo contrario.-
Como la función seguía en receso, ladeó su rostro para contempar a su acompañante. -Quizás el mesero haya pensado eso de ti, o quizás adivinó que era el tipo de bebida que mejor te caería en este momento.- En sus labios se dibujo una pequeña sonrisa ladeada mientras sus dedos rozaban el borde de la copa. -No hay que subestimar a los meseros. Aunque no lo parezcan son como los curas, conocedores de la psique de quienes solicitan sus servicios... y confidentes que se llevan los secretos confesados a la tumba. Son pocas las profesiones que se puedan describir así.- Su sonrisa se tornó enigmática pero conservó su espontaneidad. La gente se abría mucho con ella en ese sentido, al igual que con los sacerdotes y meseros. En verdad la mayoría de la gente tenía la necesidad de ser escuchada y eran más partidarios de realizar confidencias a los extraños.
-Pero si no estás viendo la función y tampoco estás aquí por la bebida, ¿cuál es la razón por la que estás acá?- Lo observó con interés. -Seguramente un hombre como tú no tendría problema en estar adonde quisiera con quien quisiera.- Volvió a llevar la copa hasta sus labios mientras mantenía la mirada fija en él.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: The song of healing. (Libre)
Le escuchó hablar de las primeras impresiones y de las profesiones que podían mantener secretos. De eso él sabía muy bien, como Doctor tenía que guardar cantidad de secretos de sus pacientes, no podía compartir con nadie excepto claro por otros colegas del hospital, los problemas de sus pacientes, fueran físicos o psicológicos, en cierta forma el era como un sacerdote y iba en contra de la moral revelar esa información. La chica le pareció mucho más madura conforme hablaba con respecto a su apariencia, estaba seguro de que no tendría 30 años, pero aún así hablaba con la propiedad de alguien que ha experimentado muchas cosas en la vida.
Estaba seguro de que no se trataba de una Vampiresa ni de otro ser sobrenatural por su olor, su piel olía deliciosamente dulce, como las pieles de los vivos, podía oler el sol que había bañado su piel durante el día, aún en invierno cuando los rayos solares eran tan débiles, aún así podía olerlo en su piel. Además si se concentraba lo suficiente podía sentir el palpitar de su corazón.
-La razón es más simple de lo que parece – Respondió encogiéndose de hombros – Podría intentar elaborar una explicación elegante que me diera cierto misterio y me hiciera quedar mejor, pero estoy demasiado viejo para intentar aparentar lo que no soy con el afán de deslumbrar a una señorita – Comentó con voz calmada, había cierta nostalgia en sus palabras, lo cierto era que en el pasado había intentado impresionar a las damas actuando de forma caballerosa y altiva, pero había aprendido que nunca se ganaba nada bueno cuando se trataba de ser alguien diferente, a la final sólo se sentía vacío.
- Soy Doctor, trabajo en el hospital de París, hoy es mi noche libre y no tenía nada especial para hacer, salía a caminar y terminé en este sitio sin darme cuenta – Le explicó con sinceridad, sabía que la respuesta no era especial y que delataba que era un hombre solitario. A las mujeres no les gustaban los hombres solitarios, un hombre solitario daba malas vibras y generaba cuestiones como “¿Porqué está sólo?, debe haber algo malo en él”, un hombre sociable que se rodeara de amigos y mujeres daba una mejor impresión - Se perfectamente a lo que te refieres con eso de guardar secretos, al igual que los sacerdotes o las cortesanas, en mi oficio tengo que guardar secretos de mis pacientes sin importar lo que sea -
Estaba seguro de que no se trataba de una Vampiresa ni de otro ser sobrenatural por su olor, su piel olía deliciosamente dulce, como las pieles de los vivos, podía oler el sol que había bañado su piel durante el día, aún en invierno cuando los rayos solares eran tan débiles, aún así podía olerlo en su piel. Además si se concentraba lo suficiente podía sentir el palpitar de su corazón.
-La razón es más simple de lo que parece – Respondió encogiéndose de hombros – Podría intentar elaborar una explicación elegante que me diera cierto misterio y me hiciera quedar mejor, pero estoy demasiado viejo para intentar aparentar lo que no soy con el afán de deslumbrar a una señorita – Comentó con voz calmada, había cierta nostalgia en sus palabras, lo cierto era que en el pasado había intentado impresionar a las damas actuando de forma caballerosa y altiva, pero había aprendido que nunca se ganaba nada bueno cuando se trataba de ser alguien diferente, a la final sólo se sentía vacío.
- Soy Doctor, trabajo en el hospital de París, hoy es mi noche libre y no tenía nada especial para hacer, salía a caminar y terminé en este sitio sin darme cuenta – Le explicó con sinceridad, sabía que la respuesta no era especial y que delataba que era un hombre solitario. A las mujeres no les gustaban los hombres solitarios, un hombre solitario daba malas vibras y generaba cuestiones como “¿Porqué está sólo?, debe haber algo malo en él”, un hombre sociable que se rodeara de amigos y mujeres daba una mejor impresión - Se perfectamente a lo que te refieres con eso de guardar secretos, al igual que los sacerdotes o las cortesanas, en mi oficio tengo que guardar secretos de mis pacientes sin importar lo que sea -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
A medida que proseguía la conversación, la joven comenzaba a sentirse más a gusto con la misma y con la compañía, por lo que aunque en primera instancia se había sentido seducida por la novedad de observar los bailes sobre el escenario, y el hecho de que fuese su primera experiencia en el interior de un cabaret, su interés ahora se había desviado hacia el caballero con el que conversaba. A pesar de escuchabar la voz del presentador anunciando una nueva pieza musical, conservó la misma posición y colocó la copa sobre la mesa, dejándola descansar un momento mientras su atención seguía fija en Erkki.
Escuchó la explicación de su presencia en el lugar y tras hacerlo sonrió levemente.-En mi opinión, el misterio está sobrevalorado. ¿Qué mujer quiere toparse con alguien que esté plagado de secretos? Se morirá de frustración por no conocerle del todo. En el fondo, cuando te interesa alguien genuinamente quieres conocer todo lo posible de esa persona.- Y allí tocaba un punto algo escabroso para ella misma, porque a pesar de que se encontrara rodeada de personas y de que compartiera momentos fugaces con ellas, aún no había conocido a alguien a quien desease conocer a fondo, o que desease conocerla a ella, y se había acostumbrado a ese hecho, pero no por ello sus palabras dejaban de ser algo en lo que creía.
-Las relaciones ya son bastante complicadas de por si como para no lanzarte de fondo en ellas con honestidad y permitir que te conozcan tal como eres. De lo contrario te interesas en una mentira y luego viene el desengaño...- Meditó en las últimas palabras de Erkki antes de contestar. -Entonces como doctor también conoces mucho acerca de la filosofía humana y de sus pesares.- No dudaba de que sus pacientes se abrieran con él y le contasen verdades que no le contarían a sus parientes o a sus amigos, o que buscasen consejo en él.
-Tienes derecho a una noche libre y a despejarte de todo.- Eso lo dijo con respecto a su comentario sobre haber llegado solo. A veces uno necesitaba de ese tiempo, y si no cuentas con una compañía que te apetezca para que llevarla contigo. Se removió en su asiento ligeramente cuando lo escuchó hablar de sacerdotes y cortesanas.
-Cierto, no hay que olvidar a las cortesanas. La gente también se sincera con ellas y a algunos les gustan sus consejos, o simplemente les sirve de desahogo.- Lo miró a los ojos y sonrió de lado, como sopesando que actitud tendría si se enteraba de que había entablado conversación con una.
Escuchó la explicación de su presencia en el lugar y tras hacerlo sonrió levemente.-En mi opinión, el misterio está sobrevalorado. ¿Qué mujer quiere toparse con alguien que esté plagado de secretos? Se morirá de frustración por no conocerle del todo. En el fondo, cuando te interesa alguien genuinamente quieres conocer todo lo posible de esa persona.- Y allí tocaba un punto algo escabroso para ella misma, porque a pesar de que se encontrara rodeada de personas y de que compartiera momentos fugaces con ellas, aún no había conocido a alguien a quien desease conocer a fondo, o que desease conocerla a ella, y se había acostumbrado a ese hecho, pero no por ello sus palabras dejaban de ser algo en lo que creía.
-Las relaciones ya son bastante complicadas de por si como para no lanzarte de fondo en ellas con honestidad y permitir que te conozcan tal como eres. De lo contrario te interesas en una mentira y luego viene el desengaño...- Meditó en las últimas palabras de Erkki antes de contestar. -Entonces como doctor también conoces mucho acerca de la filosofía humana y de sus pesares.- No dudaba de que sus pacientes se abrieran con él y le contasen verdades que no le contarían a sus parientes o a sus amigos, o que buscasen consejo en él.
-Tienes derecho a una noche libre y a despejarte de todo.- Eso lo dijo con respecto a su comentario sobre haber llegado solo. A veces uno necesitaba de ese tiempo, y si no cuentas con una compañía que te apetezca para que llevarla contigo. Se removió en su asiento ligeramente cuando lo escuchó hablar de sacerdotes y cortesanas.
-Cierto, no hay que olvidar a las cortesanas. La gente también se sincera con ellas y a algunos les gustan sus consejos, o simplemente les sirve de desahogo.- Lo miró a los ojos y sonrió de lado, como sopesando que actitud tendría si se enteraba de que había entablado conversación con una.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: The song of healing. (Libre)
Le escuchó hablar sobre la importancia de la honestidad en una relación y no pudo más que asentir. Estaba en lo cierto, una relación se debía basar en la sinceridad y en la confianza mutua, algo que para un ser de la noche como él era bastante difícil de conseguir ¿Cómo podía alguien confiar en un hombre que contenía a una bestia sedienta de sangre en su interior?. No era fácil explicar la verdad sobre su naturaleza y la mayoría del tiempo temía hacerle daño a las personas que le rodeaban, por eso era tan dedicado y comprometido a su labor como sanador.
-Brindo por eso – Dijo al fin cuando ella terminó de hablar y alzó su vaso - Brindo por la honestidad y la confianza – Agregó con una sonrisa luego volvió a colocar el vaso en la mesa y sus ojos adquirieron una vez más un deje de nostalgia – El problema es que... no todos están preparados para afrontar ciertas verdades y a veces... el amor no es tan fuerte como para soportarlas -
Había tenido 3 esposas humanas a lo largo de sus 400 años de vida. Había intentado una y otra vez vivir una relación amorosa a pesar de las adversidades que su condición vampirica podía traer a su vida en pareja y las había perdido a todas tres de diversas formas quedando una vez más con ese vacío en el alma. El amor era tan complicado como la vida misma.
-No voy a mentir y decir que no he visitado a alguna cortesana durante mi vida – Continuó, al parecer esa era la noche de la sinceridad y aunque sabía que no era bien visto que un hombre pagara por prostitutas, extrañamente sintió que podía confiárselo a esa mujer que acababa de conocer – No es algo que me llamé la atención sobremanera... como Doctor... entiendo perfectamente que el cuerpo humano tiene... necesidades fisiológicas difíciles de controlar o satisfacer y a veces, pagar por una cortesana es una forma fácil de remediarlo, sin embargo, en mi opinión resulta un tanto vacío entregarse de esa forma sin que exista un sentimiento genuino – Continuó y dejó escapar un suspiro y volvió a tomar la bebida alzándola frente a sus ojos – No se que le han puesto a este trago esta noche, creo que me estoy pasando de sentimental - Bromeó sintiéndose un poco más liviano, como si hablar de esas cosas le elevara el espíritu.
- ¿Que opinas al respecto? - Inquirió antes de llevarse la bebida a los labios.
-Brindo por eso – Dijo al fin cuando ella terminó de hablar y alzó su vaso - Brindo por la honestidad y la confianza – Agregó con una sonrisa luego volvió a colocar el vaso en la mesa y sus ojos adquirieron una vez más un deje de nostalgia – El problema es que... no todos están preparados para afrontar ciertas verdades y a veces... el amor no es tan fuerte como para soportarlas -
Había tenido 3 esposas humanas a lo largo de sus 400 años de vida. Había intentado una y otra vez vivir una relación amorosa a pesar de las adversidades que su condición vampirica podía traer a su vida en pareja y las había perdido a todas tres de diversas formas quedando una vez más con ese vacío en el alma. El amor era tan complicado como la vida misma.
-No voy a mentir y decir que no he visitado a alguna cortesana durante mi vida – Continuó, al parecer esa era la noche de la sinceridad y aunque sabía que no era bien visto que un hombre pagara por prostitutas, extrañamente sintió que podía confiárselo a esa mujer que acababa de conocer – No es algo que me llamé la atención sobremanera... como Doctor... entiendo perfectamente que el cuerpo humano tiene... necesidades fisiológicas difíciles de controlar o satisfacer y a veces, pagar por una cortesana es una forma fácil de remediarlo, sin embargo, en mi opinión resulta un tanto vacío entregarse de esa forma sin que exista un sentimiento genuino – Continuó y dejó escapar un suspiro y volvió a tomar la bebida alzándola frente a sus ojos – No se que le han puesto a este trago esta noche, creo que me estoy pasando de sentimental - Bromeó sintiéndose un poco más liviano, como si hablar de esas cosas le elevara el espíritu.
- ¿Que opinas al respecto? - Inquirió antes de llevarse la bebida a los labios.
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
-Por la honestidad y la confianza.- respondió, alzando la copa y acercándola al vaso que él sostenía para golpear levemente ambos cristales a manera de brindis. Sonrió un momento dejando que el eco silencioso de las palabras dieran vuelta en su mente, y de hecho le agradó bastante la noción de lo que emitían. La posibilidad de ser tal y como era con alguien más, sin secretos ni necesidad de guardárselo todo, ver más allá de lo que resalta a la vista, conocer al otro y que existiese aceptación por ambas partes.
-Ah...- apoyó un momento su espalda en el respaldo de la silla tras escucharlo. -Pero en esa reflexión surge una duda ¿no crees? Si la persona a quien has elegido como pareja no puede afrontar todas tus verdades o no alcanza a asimilarlas del todo, ¿se ha enamorado realmente de ti o tan solo de una idea parcial de quien creía que eras? Creo que amar a alguien es aceptarle tal cual es y abrazar la totalidad del otro sin titubeos, de lo contrario solo has encontrado una sombra de amor, un remedo de este, pero no el verdadero.- Detuvo sus reflexiones un momento. Expresar sus pensamientos con respecto al amor en voz alta era algo nuevo para ella, nunca lo había hecho y dudaba que lo volviera a hacer. Sin embargo en ese momento resultaba sorpresivamente liberador el decir todo aquello en voz alta.
-Lo extraño sería que nunca hubieras visitado una cortesana.- respondió, con una sonrisa ladeada. -Como bien lo dices, todos tenemos nuestras necesidades físiológicas, a pesar de que estemos acostumbrado a que la sociedad decida e imponga lo que se considera aceptable o no y por ello la mayoría se ponga altos al hablar o aceptar algo en voz alta que no esté bien visto.- Se encogió ligeramente de hombros. -De lo contrario se trataría el tema con más franqueza, aunque en realidad todos sepamos lo que ocurre en ciertos lugares y con ciertas compañías.-
¿Estaba hablando demasiado? Definitivamente lo estaba haciendo, por lo que se echó a reir cuando escuchó su comentario acerca de que hubieran puesto algo en su trago. -Estoy haciendo exactamente lo mismo asi que me temo que hayan alterado ambas bebidas.-
-No lo sé.- hizo un ligero gesto con los labios al mencionarse el punto del vacío que podía dejar el acostarse con alguien sin haber desarrollado sentimientos antes. -Supongo que si has experimentado el amor, acostarte con alguien a quien no conoces puede resultar insulso y frívolo, especialmente si eres una persona que habiendo conocido el todo no se conforma con una mera sombra de ello. Por otro lado si nunca conociste ese sentimiento cada vez que te acuestas con alguien al azar podría ser tu manera de protestar por no haberlo conocido, de buscar una conexión que sabes que no existe pero que en tu fuero interno quisieras encontrar.- Tomó la copa entre sus dedos aunque no probó el líquido. -Lo siento, quizás eso último que dije para ti no tenga mucho sentido. -
Permaneció un momento en silencio antes de decir lo siguiente. -Pero has tocado un tema que me atañe directamente ya que soy una cortesana.- Las palabras brotaron espontáneamente, sin motivos ulteriores, simplemente quiso corresponder a su franqueza haciéndoselo saber.
-Ah...- apoyó un momento su espalda en el respaldo de la silla tras escucharlo. -Pero en esa reflexión surge una duda ¿no crees? Si la persona a quien has elegido como pareja no puede afrontar todas tus verdades o no alcanza a asimilarlas del todo, ¿se ha enamorado realmente de ti o tan solo de una idea parcial de quien creía que eras? Creo que amar a alguien es aceptarle tal cual es y abrazar la totalidad del otro sin titubeos, de lo contrario solo has encontrado una sombra de amor, un remedo de este, pero no el verdadero.- Detuvo sus reflexiones un momento. Expresar sus pensamientos con respecto al amor en voz alta era algo nuevo para ella, nunca lo había hecho y dudaba que lo volviera a hacer. Sin embargo en ese momento resultaba sorpresivamente liberador el decir todo aquello en voz alta.
-Lo extraño sería que nunca hubieras visitado una cortesana.- respondió, con una sonrisa ladeada. -Como bien lo dices, todos tenemos nuestras necesidades físiológicas, a pesar de que estemos acostumbrado a que la sociedad decida e imponga lo que se considera aceptable o no y por ello la mayoría se ponga altos al hablar o aceptar algo en voz alta que no esté bien visto.- Se encogió ligeramente de hombros. -De lo contrario se trataría el tema con más franqueza, aunque en realidad todos sepamos lo que ocurre en ciertos lugares y con ciertas compañías.-
¿Estaba hablando demasiado? Definitivamente lo estaba haciendo, por lo que se echó a reir cuando escuchó su comentario acerca de que hubieran puesto algo en su trago. -Estoy haciendo exactamente lo mismo asi que me temo que hayan alterado ambas bebidas.-
-No lo sé.- hizo un ligero gesto con los labios al mencionarse el punto del vacío que podía dejar el acostarse con alguien sin haber desarrollado sentimientos antes. -Supongo que si has experimentado el amor, acostarte con alguien a quien no conoces puede resultar insulso y frívolo, especialmente si eres una persona que habiendo conocido el todo no se conforma con una mera sombra de ello. Por otro lado si nunca conociste ese sentimiento cada vez que te acuestas con alguien al azar podría ser tu manera de protestar por no haberlo conocido, de buscar una conexión que sabes que no existe pero que en tu fuero interno quisieras encontrar.- Tomó la copa entre sus dedos aunque no probó el líquido. -Lo siento, quizás eso último que dije para ti no tenga mucho sentido. -
Permaneció un momento en silencio antes de decir lo siguiente. -Pero has tocado un tema que me atañe directamente ya que soy una cortesana.- Las palabras brotaron espontáneamente, sin motivos ulteriores, simplemente quiso corresponder a su franqueza haciéndoselo saber.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: The song of healing. (Libre)
Había mucha razón en las palabras de esa joven señorita. Por un instante le parecieron muy maduras para alguien de su edad, sin embargo Erkki sabía que la madurez no venía de la mano con la vejez en muchos casos, había conocido Vampiros mucho más viejos que él que seguían pensando como adolescentes hormonales. Le escuchó hablar en silencio pues no quería interrumpir su discurso, siempre le había gustado las mujeres que tenían una opinión que dar y hablaban de cualquier asunto con seguridad y soltura.
Estaba a punto de pedirle que le aclarara la última parte pues le pareció un poco confusa, pero cuando ella concluyó diciendo a que se dedicaba, todo pareció cobrar sentido. Erkki comprendió que hablaba de si misma, de todas las veces que tenía que yacer con extraños y en como la ausencia de ese sentimiento le hacía sobrellevar la situación. Realmente no se esperaba tal revelación y no pudo evitar arquear las cejas con la respuesta.
-Espero no haberte ofendido con mi comentario – Se apresuró a decir – No quiero implicar que, critico o desapruebo el trabajo de las cortesanas, sería hipócrita de mi parte si me atreviera a juzgar como pecaminoso el oficio cuando yo mismo he pagado por los servicios alguna vez – Exclamó haciendo un ademán con la mano – Pero quizás sea por mi edad o mis experiencias pasadas que... simplemente lo encuentro vacío -
Se recostó hacía atrás en la silla sintiéndose un poco acalorado, no quería ofender a la doncella, le parecía una mujer inteligente y con la cabeza bien puesta aún cuando llevaba poco de conocerla. En la tarima las mujeres concluían otro baile alegre y el presentador pedía el aplauso del público. El Vampiro se apresuró a aplaudir junto a los demás espectadores.
- Mi última esposa... - Comenzó y de repente se detuvo, no podía decirle que había tenido tres esposas, aunque luciera como un hombre cuarentón, tres esposas seguía siendo un número muy alto para esa edad, pero tampoco podía confesarle que tenía más de 400, así que se corrigió – Mi ex-esposa era una mujer inteligente y bastante independiente para la época – Continuó rememorando otras épocas mucho más conservadoras – Estoy seguro de que nos amamos locamente, compartimos muchos años juntos y enfrentamos decenas de dificultades... sin embargo – Su mirada se desvió una vez más hacía la bebida y tomó un trago antes de continuar – Hay cosas que simplemente son imposibles de afrontar en una relación -
Estaba a punto de pedirle que le aclarara la última parte pues le pareció un poco confusa, pero cuando ella concluyó diciendo a que se dedicaba, todo pareció cobrar sentido. Erkki comprendió que hablaba de si misma, de todas las veces que tenía que yacer con extraños y en como la ausencia de ese sentimiento le hacía sobrellevar la situación. Realmente no se esperaba tal revelación y no pudo evitar arquear las cejas con la respuesta.
-Espero no haberte ofendido con mi comentario – Se apresuró a decir – No quiero implicar que, critico o desapruebo el trabajo de las cortesanas, sería hipócrita de mi parte si me atreviera a juzgar como pecaminoso el oficio cuando yo mismo he pagado por los servicios alguna vez – Exclamó haciendo un ademán con la mano – Pero quizás sea por mi edad o mis experiencias pasadas que... simplemente lo encuentro vacío -
Se recostó hacía atrás en la silla sintiéndose un poco acalorado, no quería ofender a la doncella, le parecía una mujer inteligente y con la cabeza bien puesta aún cuando llevaba poco de conocerla. En la tarima las mujeres concluían otro baile alegre y el presentador pedía el aplauso del público. El Vampiro se apresuró a aplaudir junto a los demás espectadores.
- Mi última esposa... - Comenzó y de repente se detuvo, no podía decirle que había tenido tres esposas, aunque luciera como un hombre cuarentón, tres esposas seguía siendo un número muy alto para esa edad, pero tampoco podía confesarle que tenía más de 400, así que se corrigió – Mi ex-esposa era una mujer inteligente y bastante independiente para la época – Continuó rememorando otras épocas mucho más conservadoras – Estoy seguro de que nos amamos locamente, compartimos muchos años juntos y enfrentamos decenas de dificultades... sin embargo – Su mirada se desvió una vez más hacía la bebida y tomó un trago antes de continuar – Hay cosas que simplemente son imposibles de afrontar en una relación -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
Adaline sonrió con un deje algo sombrío y negó con la cabeza. El tema le estaba sacudiendo más de lo esperado. No estaba segura del por qué. Quizás se debía a que no se detenía a pensar en ello a menudo, no se consideraba extremadamente sentimental aunque tampoco era una masa de hielo. Sentía como cualquier persona y por supuesto, también anhelaba las mismas cosas normales, calor humano, alguien con quien contar y que la aceptara por lo que ella era, en toda su extensión.
-No me has ofendido. Muy por el contrario, me agrada tu franqueza.- Su sonrisa se tornó más alegre. -¿Por qué hablas como si tuvieras demasiados años a cuestas?- Alzó una ceja. Era cierto que aparentaba una edad madura pero no tanta como para considerarle obsoleto. A su parecer tenía un aspecto muy bien conservado y era un hombre atractivo, por lo que le intrigaba esa manera de hablar de si mismo.
Agitó su bebida con la mano, meditando en lo que él decía. -Puede ser vacío, especialmente si no va de por medio un sentimiento.- Aceptó. Si, era una prostituta pero veía las cosas como eran, sexo no equivalía a amor, y el ver a alguien desaparecer por la puerta después de un rato, no era precisamente algo que fuera a hacerte sentir completo o extasiado. Claro, que en su caso, ella era la que salía por la puerta una vez satisfecho el cliente.
Escuchó con atención su relato sobre su esposa y notó la nostalgia en las palabras por lo que las digirió un momento antes de responder. -Lamento que ella ya no esté contigo.- Asumió que lo único que podía haberla separado de él si se amaban tanto debía haber sido la muerte. Era lo único imposible de vencer, lo único definitivo que lo oscurecía todo, tal y como lo había sido al llevarse a sus padres hace años. -Pero intuyo que el tiempo que habrán compartido habrá valido la pena a pesar de cualquier cosa.- Y de repente lo dijo al fin, expresó en voz alta lo que había comenzado a germinar en su mente al visitar el cementerio en el aniversario de su madre fallecida. -¿No sería grandioso poder congelar el tiempo y compartir tu vida para siempre con quien quisieras?-
Su mirada buscó la de él e impulsivamente extendió la mano para tocar la ajena, percibiendo un tacto algo frio, sumado a la leve palidez, algo no del todo perceptible, pero que ella ya había percibido antes en otros y que por ello ahora observaba con mayor detenimiento cuando creía descubrirlo de nuevo... Su corazón comenzó a latir con fuerza y mientras lo hacía aquellas ideas disparatadas volvieron a su mente. ¿Pero que tan disparatadas eran en realidad? ¿Era tan difícil creer en la existencia de algo o más bien de algunos que rompieran las reglas de lo que se consideraba real y probable?
-Si hubiera una manera de lograrlo... Si pudiera desafiar el tiempo y encontrar la respuesta a esa interrogante me ofrecería como voluntaria para ello. Así ni siquiera la muerte podría arrancarme del lado de aquella persona a la que me negase a abandonar.-
-No me has ofendido. Muy por el contrario, me agrada tu franqueza.- Su sonrisa se tornó más alegre. -¿Por qué hablas como si tuvieras demasiados años a cuestas?- Alzó una ceja. Era cierto que aparentaba una edad madura pero no tanta como para considerarle obsoleto. A su parecer tenía un aspecto muy bien conservado y era un hombre atractivo, por lo que le intrigaba esa manera de hablar de si mismo.
Agitó su bebida con la mano, meditando en lo que él decía. -Puede ser vacío, especialmente si no va de por medio un sentimiento.- Aceptó. Si, era una prostituta pero veía las cosas como eran, sexo no equivalía a amor, y el ver a alguien desaparecer por la puerta después de un rato, no era precisamente algo que fuera a hacerte sentir completo o extasiado. Claro, que en su caso, ella era la que salía por la puerta una vez satisfecho el cliente.
Escuchó con atención su relato sobre su esposa y notó la nostalgia en las palabras por lo que las digirió un momento antes de responder. -Lamento que ella ya no esté contigo.- Asumió que lo único que podía haberla separado de él si se amaban tanto debía haber sido la muerte. Era lo único imposible de vencer, lo único definitivo que lo oscurecía todo, tal y como lo había sido al llevarse a sus padres hace años. -Pero intuyo que el tiempo que habrán compartido habrá valido la pena a pesar de cualquier cosa.- Y de repente lo dijo al fin, expresó en voz alta lo que había comenzado a germinar en su mente al visitar el cementerio en el aniversario de su madre fallecida. -¿No sería grandioso poder congelar el tiempo y compartir tu vida para siempre con quien quisieras?-
Su mirada buscó la de él e impulsivamente extendió la mano para tocar la ajena, percibiendo un tacto algo frio, sumado a la leve palidez, algo no del todo perceptible, pero que ella ya había percibido antes en otros y que por ello ahora observaba con mayor detenimiento cuando creía descubrirlo de nuevo... Su corazón comenzó a latir con fuerza y mientras lo hacía aquellas ideas disparatadas volvieron a su mente. ¿Pero que tan disparatadas eran en realidad? ¿Era tan difícil creer en la existencia de algo o más bien de algunos que rompieran las reglas de lo que se consideraba real y probable?
-Si hubiera una manera de lograrlo... Si pudiera desafiar el tiempo y encontrar la respuesta a esa interrogante me ofrecería como voluntaria para ello. Así ni siquiera la muerte podría arrancarme del lado de aquella persona a la que me negase a abandonar.-
- off:
- Disculpa la demora en responder. Tuve algunas complicaciones estos pasados días.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: The song of healing. (Libre)
Adaline había asumido que su última esposa había muerto y que esa era la razón de la separación, en realidad Erkki había vivido con ella por 10 años en matrimonio y eventualmente había sido ella quien le había pedido la separación pues no era capaz de asimilar la idea de que él se mantendría eterno y que ella moriría eventualmente. Erkki le había pensado en la posibilidad de convertirla, pero ella siempre había deseado tener hijos, quería ser madre y eventualmente abuela, algo que Erkki nunca podría otorgarle. ¿Cómo iba a quitarle la oportunidad de experimentar la maternidad y formar una familia y pedirle que le acompañara en la soledad que traía la eternidad?.
Entonces Adaline hizo un comentario que lo sacó de sus recuerdos tormentosos y la miró parpadeando rápidamente. Le había tocado la mano y por alguna razón su corazón se había acelerado, el Vampiro podía escuchar claramente el latido de su corazón y como el pulso se volvía más rápido. ¿Sabía ella de la existencia de seres como él?.
-Si... en teoría es una idea muy bonita, pensar en que pasarás la eternidad con la persona que amas...- Respondió ocultando cierto nerviosismo que de repente sentía – Pero la vida real no es como los cuentos de hadas, rara vez un amor dura por toda la eternidad... además y aunque pudiese durar para siempre ¿Que precio estarías dispuesta a pagar por obtener esa eternidad? -
Las mujeres en la tarima terminaron su acto final y los caballeros se levantaron de las sillas gritando y aplaudiendo, Erkki no había notado que horas habían pasado desde que había entrado.
- ¿Y si el precio fuera condenar tu alma? - Inquirió sosteniendo la bebida entre sus dedos antes de llevarla a la boca.
OFF ROL: No te preocupes, me alegra que estés de regreso.
Entonces Adaline hizo un comentario que lo sacó de sus recuerdos tormentosos y la miró parpadeando rápidamente. Le había tocado la mano y por alguna razón su corazón se había acelerado, el Vampiro podía escuchar claramente el latido de su corazón y como el pulso se volvía más rápido. ¿Sabía ella de la existencia de seres como él?.
-Si... en teoría es una idea muy bonita, pensar en que pasarás la eternidad con la persona que amas...- Respondió ocultando cierto nerviosismo que de repente sentía – Pero la vida real no es como los cuentos de hadas, rara vez un amor dura por toda la eternidad... además y aunque pudiese durar para siempre ¿Que precio estarías dispuesta a pagar por obtener esa eternidad? -
Las mujeres en la tarima terminaron su acto final y los caballeros se levantaron de las sillas gritando y aplaudiendo, Erkki no había notado que horas habían pasado desde que había entrado.
- ¿Y si el precio fuera condenar tu alma? - Inquirió sosteniendo la bebida entre sus dedos antes de llevarla a la boca.
OFF ROL: No te preocupes, me alegra que estés de regreso.
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
Sus ojos se mantuvieron contemplativos sobre el rostro del hombre, atenta a su lenguaje corporal y sus palabras, procurando adivinar si la alocada idea que se le había presentado en la mente con respecto a él era cierta. -Hay algunas cosas, que me parece, pueden ser eternas. Como el amor entre madre e hijo, o hermano y hermana. Muchas veces decimos que no hay nada que no haríamos por alguien que lleve nuestra sangre. Eso me hace tener el convencimiento de que lo mismo podría aplicarse al amor de pareja, si este es real ha de ser más veraz e intenso que el filial, ¿por qué no habría de durar para siempre?- Presionó unos segundos la mano de Erkki antes de soltarla.
-¿Qué son los libros que devoramos con ávidez o las obras de teatro a las que asistimos? Todas ellas están plagadas de historias de amor, muchas con un final feliz, y en nuestros ratos libres buscamos entretenimiento en dichos relatos, yo diría que debido a que en ellas expresamos ese deseo de toparnos alguna vez con ese tipo de amor verdadero.- Sonrió meditativa y tomó el último trago de vino que aún descansaba en su copa. En el breve lapso de tiempo que llevaba conversando con Erkki había notado cierta nostalgia en sus palabras y su semblante. -A veces es la misma sociedad la que nos impregna de cinismo y nos hace pensar que creer en un amor sin final es tarea de tontos o soñadores, pues bien, discrepo abiertamente.-
La siguientes preguntas de Erkki capturaron su atención mucho más que los aplausos provenientes de las mesas alrededor y las palabras de agradecimiento del presentador que despedía a las mujeres del último baile. -La realidad es que muchos dirían y me han dicho que mi alma está condenada desde hace mucho tiempo, desde la primera vez en que me acosté con alguien por unas monedas.-
Se unió a los aplausos pero continuó observando a su acompañante. -No le temo a pagar el precio que sea Erkki, si mi alma de todas maneras está perdida. Más bien pienso que en la eternidad encontraría su rumbo y si hemos de ser honestos, si soy yo quien elige con quien pasará dicha eternidad, me lanzaría al fuego de esa condena en este mismo momento.- La mirada y las palabras de Adaline adquirieron una fuerte intensidad. -¿No es mejor que un alma condenada acompañe a la otra?- Esa pregunta no la lanzó al azar sino que se refería específicamente a él, y si él comprendía el significado, también a ella. La interrogante ahora era si encontraría respuestas antes de que el telón se bajase definitivamente y el público comenzase a retirarse.
-¿Qué son los libros que devoramos con ávidez o las obras de teatro a las que asistimos? Todas ellas están plagadas de historias de amor, muchas con un final feliz, y en nuestros ratos libres buscamos entretenimiento en dichos relatos, yo diría que debido a que en ellas expresamos ese deseo de toparnos alguna vez con ese tipo de amor verdadero.- Sonrió meditativa y tomó el último trago de vino que aún descansaba en su copa. En el breve lapso de tiempo que llevaba conversando con Erkki había notado cierta nostalgia en sus palabras y su semblante. -A veces es la misma sociedad la que nos impregna de cinismo y nos hace pensar que creer en un amor sin final es tarea de tontos o soñadores, pues bien, discrepo abiertamente.-
La siguientes preguntas de Erkki capturaron su atención mucho más que los aplausos provenientes de las mesas alrededor y las palabras de agradecimiento del presentador que despedía a las mujeres del último baile. -La realidad es que muchos dirían y me han dicho que mi alma está condenada desde hace mucho tiempo, desde la primera vez en que me acosté con alguien por unas monedas.-
Se unió a los aplausos pero continuó observando a su acompañante. -No le temo a pagar el precio que sea Erkki, si mi alma de todas maneras está perdida. Más bien pienso que en la eternidad encontraría su rumbo y si hemos de ser honestos, si soy yo quien elige con quien pasará dicha eternidad, me lanzaría al fuego de esa condena en este mismo momento.- La mirada y las palabras de Adaline adquirieron una fuerte intensidad. -¿No es mejor que un alma condenada acompañe a la otra?- Esa pregunta no la lanzó al azar sino que se refería específicamente a él, y si él comprendía el significado, también a ella. La interrogante ahora era si encontraría respuestas antes de que el telón se bajase definitivamente y el público comenzase a retirarse.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: The song of healing. (Libre)
Ladeó la cabeza pensativo mientras la escuchaba, el amor era la principal inspiración para el arte, la música y la escritura. ¿Cuantos hombres no habían compuesto excelsos poemas dedicados a una mujer que les había despertado dichos sentimientos? Cuantos reinos no habían entrado en guerra a lo largo de la historia de la humanidad por culpa del amor por una misma mujer. Pareciera como si el hombre estuviera destinado siempre a cargar con esa debilidad por el sexo opuesto a cuestas y cometer locuras en su nombre.
-Yo creo en el amor – Dijo al fin – Aún sigo soñando, pero cuando se llega a mi edad y se ha vivido lo que se ha vivido, se ven las cosas desde otra perspectiva – Le explicó con una media sonrisa – Ya no se deslumbra uno con la primera mujer que jura amor eterno - Y no era que Erkki hubiese tenido cientos de proposiciones de ese tipo, de hecho no se consideraba popular entre las féminas y prefería mantener un bajo perfil, pero las pocas relaciones que había tenido habían sido intensas y le habían marcado de manera invisble. Se podía decir que había aprendido de sus errores.
-Tu alma no está condenada por tu trabajo – Le indicó meneando la cabeza – La iglesia se empeña en hacerte creer eso, pero ante los ojos de Dios, aún cuando cometas el pecado de la lujuria o el adulterio, sigues siendo un alma que puede ser salvada si eres una buena persona que se preocupa por ayudar a otros – Le explicó, era difícil que comprendiera algo así siendo tan joven, pero si ella hubiese visto las atrocidades que él había visto en sus 400 años de vida, le daría la razón – Hay pecados mucho peores que dedicarse a la prostitución, cuando condenas tu alma a cambio de la eternidad, no hay marcha atrás y no es una decisión que se pueda tomar a la ligera -
Volvió su vista la vaso ya casi vacío y de repente cayó en cuenta de que había revelado de más al decir que se podía condenar el alma a cambio de la eternidad, había hablado como si él conociese eso de primera mano, como si fuera un hecho, no como si estuviese especulando sobre algo que no supiera. Había bajado la guardia por unos momentos y se había dejado llevar por el calor de la conversación, sólo esperaba que ella no lo notara y continuara hablando sobre otra cosa.
-Yo creo en el amor – Dijo al fin – Aún sigo soñando, pero cuando se llega a mi edad y se ha vivido lo que se ha vivido, se ven las cosas desde otra perspectiva – Le explicó con una media sonrisa – Ya no se deslumbra uno con la primera mujer que jura amor eterno - Y no era que Erkki hubiese tenido cientos de proposiciones de ese tipo, de hecho no se consideraba popular entre las féminas y prefería mantener un bajo perfil, pero las pocas relaciones que había tenido habían sido intensas y le habían marcado de manera invisble. Se podía decir que había aprendido de sus errores.
-Tu alma no está condenada por tu trabajo – Le indicó meneando la cabeza – La iglesia se empeña en hacerte creer eso, pero ante los ojos de Dios, aún cuando cometas el pecado de la lujuria o el adulterio, sigues siendo un alma que puede ser salvada si eres una buena persona que se preocupa por ayudar a otros – Le explicó, era difícil que comprendiera algo así siendo tan joven, pero si ella hubiese visto las atrocidades que él había visto en sus 400 años de vida, le daría la razón – Hay pecados mucho peores que dedicarse a la prostitución, cuando condenas tu alma a cambio de la eternidad, no hay marcha atrás y no es una decisión que se pueda tomar a la ligera -
Volvió su vista la vaso ya casi vacío y de repente cayó en cuenta de que había revelado de más al decir que se podía condenar el alma a cambio de la eternidad, había hablado como si él conociese eso de primera mano, como si fuera un hecho, no como si estuviese especulando sobre algo que no supiera. Había bajado la guardia por unos momentos y se había dejado llevar por el calor de la conversación, sólo esperaba que ella no lo notara y continuara hablando sobre otra cosa.
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
Una sonrisa ladeada se dibujó en sus labios cuando le escuchó decir que creía en el amor. No cualquiera hacia esa confesión en una sociedad como en la que vivían. No cuando no se trataba de una jovencita adolescente con sueños que involucraban casarse con un personaje salido de cuentos. -De cierta forma me resulta refrescante escucharte decir eso. Tal vez porque así no me siento una tonta expresando mi manera de ver las cosas.- Rió alegremente.
-Y te aplaudo por no creer en la primera mujer que lo jure. El amor no debería ser meras palabras sino un sentimiento fulminante enriquecido por las obras y aquello que le demuestres a tu compañero.- Ya no tenía nada en el vaso, pero en ese momento observó el vidrio vacío. Se había explayado mucho acerca del tema, y agradecía el sentir que podía hablar del mismo de forma natural, sin que el otro la juzgara o se burlara de ella, e incluso le gustaba el que se declarase aún un soñador.
-Sé que si alguien me amara a pesar de lo que soy, y me viera como soy realmente, no sólo le juraría amor eterno sino que le seguiría hasta el fin del mundo.- Lo contempló en silencio cuando le escuchó decir lo siguiente. -No sé, he escuchado demasiadas veces que estoy condenada, y por otro lado, no practico una profesión altruista como la tuya, en la que ayudar a otros es tu tarea diaria. Ha de ser... estimulante para ti.- Y allí lo miró con otros ojos, Erkki parecía tener un contraste muy grande entre luz y oscuridad, si había de creerle la pena que traía el condenar el alma... pero no fue hasta que dijo lo siguiente que tuvo la seguridad de que hablaba de si mismo y fue entonces cuando creyó de golpe, que él era lo que ella había intuido todo este tiempo.
El pulso volvió a disparársele de puro entusiasmo. Él era uno de esos seres... realmente lo increíble existía en Paris, se hacía posible materializándose en carne y hueso y ella era testigo de ello en ese momento, estando sentada frente a él.
Meditó sus siguientes palabras con cuidado. -Y a pesar de ello, aunque el alma se haya condenado a cambio de la eternidad, no deja de haber luz en ella, ya que es partidaria del amor y ayuda a otros cada día al sanar y volver a salvar una vida...- Una sonrisa apareció lentamente en su rostro. -Me gustaría llegar a saber más de esa alma, si no le parece mal, a pesar de lo que le he contado de mi y de cual es mi oficio, y ver si de esa forma puedo comprender por qué su mezcla de luz y oscuridad en lugar de impulsarme a partir despierta en mi el deseo de conocerle mejor.-
-Y te aplaudo por no creer en la primera mujer que lo jure. El amor no debería ser meras palabras sino un sentimiento fulminante enriquecido por las obras y aquello que le demuestres a tu compañero.- Ya no tenía nada en el vaso, pero en ese momento observó el vidrio vacío. Se había explayado mucho acerca del tema, y agradecía el sentir que podía hablar del mismo de forma natural, sin que el otro la juzgara o se burlara de ella, e incluso le gustaba el que se declarase aún un soñador.
-Sé que si alguien me amara a pesar de lo que soy, y me viera como soy realmente, no sólo le juraría amor eterno sino que le seguiría hasta el fin del mundo.- Lo contempló en silencio cuando le escuchó decir lo siguiente. -No sé, he escuchado demasiadas veces que estoy condenada, y por otro lado, no practico una profesión altruista como la tuya, en la que ayudar a otros es tu tarea diaria. Ha de ser... estimulante para ti.- Y allí lo miró con otros ojos, Erkki parecía tener un contraste muy grande entre luz y oscuridad, si había de creerle la pena que traía el condenar el alma... pero no fue hasta que dijo lo siguiente que tuvo la seguridad de que hablaba de si mismo y fue entonces cuando creyó de golpe, que él era lo que ella había intuido todo este tiempo.
El pulso volvió a disparársele de puro entusiasmo. Él era uno de esos seres... realmente lo increíble existía en Paris, se hacía posible materializándose en carne y hueso y ella era testigo de ello en ese momento, estando sentada frente a él.
Meditó sus siguientes palabras con cuidado. -Y a pesar de ello, aunque el alma se haya condenado a cambio de la eternidad, no deja de haber luz en ella, ya que es partidaria del amor y ayuda a otros cada día al sanar y volver a salvar una vida...- Una sonrisa apareció lentamente en su rostro. -Me gustaría llegar a saber más de esa alma, si no le parece mal, a pesar de lo que le he contado de mi y de cual es mi oficio, y ver si de esa forma puedo comprender por qué su mezcla de luz y oscuridad en lugar de impulsarme a partir despierta en mi el deseo de conocerle mejor.-
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: The song of healing. (Libre)
Había ido al cabaret con la intención de pasar el rato, de hacer algo con su tiempo, de matar las tediosas horas que llegaban cuando no tenía que trabajar. Muchas veces prefería quedarse en el hospital aún en sus noches libres y las enfermeras de turno siempre le recomendaban descansar y se mostraban preocupadas porque se empeñara en continuar trabajando. Lo que ellas no sabían era que como Vampiro no se enfermaba por trabajar arduamente, no sentía fiebre o podía contraer ninguna infección, en cierta forma lo hacía un doctor perfecto siendo posible para él trabajar sin descanso y sin miedo a contagiarse de sus pacientes.
En realidad Erkki hacía eso no sólo porque le gustase su profesión, sino que su vida era aburrida y monótona sin el ajetreo del hospital. Si no estaba en el consultorio se aburría enormemente y no encontraba en las calles Parisinas ninguna atracción que le sacara de esa monotonía.
Pero se alegraba enormemente de haber salido esa noche. De lo contrario no habría conocido a Adaline. Sin embargo la conversación se estaba llendo por un rumbo peligroso y cuando ella dijo que le interesaría conocer esa alma, Erkki sabía que se estaba refiriendo a él, había notado como su pulso se aceleraba, con sus habilidades sobrenaturales le resultaba fácil leer las emociones de los humanos. Ella estaba emocionada por lo que había dicho y era obvio que deseaba saber más sobre la posibilidad de vivir una vida eterna.
Erkki era una persona reservada en ese aspecto, siempre había escondido su naturaleza de otros humanos y sólo se había revelado como Vampiro si era extremamente necesario, pero esa noche decidió dejarse llevar por la situación y dejar de ser tan precavido ¿Qué era lo peor que podía pasar? No era como si ella representara un peligro para él.
- No tiene caso seguir ocultándolo – Dijo al fin tras un largo suspiro – Es cierto, estoy hablando de mi mismo – Dijo al fin y de repente sintió como si un gran peso (que no sabía que tenía sobre su espalda) se le quitaba de encima – Soy... uno de esos seres eternos, un alma condenada... se puede decir – Sonaba extraño hablar de si mismo de esa forma tan tenebrosa cuando en realidad él se sentía tan normal como cualquier otra persona (con excepción claro del detalle de la sangre) – Pude notar por los latidos de tu corazón que este tema te emociona... ¿Habías escuchado de otros seres como yo? -
En realidad Erkki hacía eso no sólo porque le gustase su profesión, sino que su vida era aburrida y monótona sin el ajetreo del hospital. Si no estaba en el consultorio se aburría enormemente y no encontraba en las calles Parisinas ninguna atracción que le sacara de esa monotonía.
Pero se alegraba enormemente de haber salido esa noche. De lo contrario no habría conocido a Adaline. Sin embargo la conversación se estaba llendo por un rumbo peligroso y cuando ella dijo que le interesaría conocer esa alma, Erkki sabía que se estaba refiriendo a él, había notado como su pulso se aceleraba, con sus habilidades sobrenaturales le resultaba fácil leer las emociones de los humanos. Ella estaba emocionada por lo que había dicho y era obvio que deseaba saber más sobre la posibilidad de vivir una vida eterna.
Erkki era una persona reservada en ese aspecto, siempre había escondido su naturaleza de otros humanos y sólo se había revelado como Vampiro si era extremamente necesario, pero esa noche decidió dejarse llevar por la situación y dejar de ser tan precavido ¿Qué era lo peor que podía pasar? No era como si ella representara un peligro para él.
- No tiene caso seguir ocultándolo – Dijo al fin tras un largo suspiro – Es cierto, estoy hablando de mi mismo – Dijo al fin y de repente sintió como si un gran peso (que no sabía que tenía sobre su espalda) se le quitaba de encima – Soy... uno de esos seres eternos, un alma condenada... se puede decir – Sonaba extraño hablar de si mismo de esa forma tan tenebrosa cuando en realidad él se sentía tan normal como cualquier otra persona (con excepción claro del detalle de la sangre) – Pude notar por los latidos de tu corazón que este tema te emociona... ¿Habías escuchado de otros seres como yo? -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
De repente, haber sido plantada por un cliente era lo mejor que le había podido pasar, ahora se percataba de ello. Encontrarse con Erkki le había abierto los ojos a lo que había querido siempre ver sin haberse animado nunca por temor a descubrir que no estaba en su sano juicio. No solo era el hecho de ahora podía finalmente confirmar que tenía un buen instinto, y que los rostros blanquecinos y las siluetas fugaces que se movían por las calles oscuras de París no eran simple imaginación suya. Era también el poder hablar abiertamente con alguien más acerca de temas de los que no había hablado nunca con nadie durante veinticuatro años de vida, ni siquiera con su hermano.
Y ahora, cuando en efecto, confirmaba que el hombre con quien mantenía una conversación era uno de aquellos seres extraordinarios, en lugar de sentir temor, se sintió aun más intrigada por él y eso que ya lo estaba aún antes de saber que lo era. -Lo sabía. No sé como, pero cuando te vi, lo presentí. Y no es que crea que tengo el ingenio demasiado agudo, aunque para ser honesta, durante los años que llevo paseándome por Paris de noche, escoltando clientes a lugares en los que predominan las fantasías tras puertas cerradas, viajando en coche en la madrugada, recorriendo a pie las oscuras callejuelas, o incluso... entre los mismos hombres que a veces requieren mis servicios o los de mis compañeras... De repente alguien que sufría una cortada actuaba como si nada hubiera ocurrido, o sus reflejos eran demasiado agudos, o su aliento helado hacía que la piel de mi cuello se erizara... He visto cosas en las oscuras calles, siluetas... he presentido presencias...- Se detuvo allí y la pausa le sirvió para que sus latidos volviesen poco a poco a su ritmo normal.
-¿Puedes hacer eso? ¿Escuchar mi corazón?- De repente se sentía algo intimidada por esa revelación. -¿Puedo preguntarte qué más puedes hacer?- Lo contempló atentamente, esperando no importunarle con su curiosidad, ¿pero cómo contenerla? Ciertamente él le agradaba. No se asemejaba en nada a las criaturas de la noche de las cuales había escuchado hablar en leyendas de antaño e historias plagadas de superstición.
-¿Cómo te convertiste en un alma eterna?- Esa última pregunta era sumamente importante para ella, quería conocer, comprender como se lograba. Saber si había algo de verdad en los antiguos relatos o eran sólo obras de ficción; pero ante todo, preguntaba porque le atañía, porque quería descubrir la fuente de ese prodigio, y porque de alguna forma, a pesar de sólo conocerle de un par de horas, sentía que podía confiar en Erkki.
Y ahora, cuando en efecto, confirmaba que el hombre con quien mantenía una conversación era uno de aquellos seres extraordinarios, en lugar de sentir temor, se sintió aun más intrigada por él y eso que ya lo estaba aún antes de saber que lo era. -Lo sabía. No sé como, pero cuando te vi, lo presentí. Y no es que crea que tengo el ingenio demasiado agudo, aunque para ser honesta, durante los años que llevo paseándome por Paris de noche, escoltando clientes a lugares en los que predominan las fantasías tras puertas cerradas, viajando en coche en la madrugada, recorriendo a pie las oscuras callejuelas, o incluso... entre los mismos hombres que a veces requieren mis servicios o los de mis compañeras... De repente alguien que sufría una cortada actuaba como si nada hubiera ocurrido, o sus reflejos eran demasiado agudos, o su aliento helado hacía que la piel de mi cuello se erizara... He visto cosas en las oscuras calles, siluetas... he presentido presencias...- Se detuvo allí y la pausa le sirvió para que sus latidos volviesen poco a poco a su ritmo normal.
-¿Puedes hacer eso? ¿Escuchar mi corazón?- De repente se sentía algo intimidada por esa revelación. -¿Puedo preguntarte qué más puedes hacer?- Lo contempló atentamente, esperando no importunarle con su curiosidad, ¿pero cómo contenerla? Ciertamente él le agradaba. No se asemejaba en nada a las criaturas de la noche de las cuales había escuchado hablar en leyendas de antaño e historias plagadas de superstición.
-¿Cómo te convertiste en un alma eterna?- Esa última pregunta era sumamente importante para ella, quería conocer, comprender como se lograba. Saber si había algo de verdad en los antiguos relatos o eran sólo obras de ficción; pero ante todo, preguntaba porque le atañía, porque quería descubrir la fuente de ese prodigio, y porque de alguna forma, a pesar de sólo conocerle de un par de horas, sentía que podía confiar en Erkki.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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