AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The song of healing. (Libre)
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The song of healing. (Libre)
Recuerdo del primer mensaje :
Siempre había creído que la muerte era como una sombra que se precipitaba sobre la gente como los nublados días de otoño, imperturbable e inamovible. Una sombra que caía sobre todos por igual sin respetar posición social o herencia familiar. Por eso para él, la muerte era la única y verdadera justicia que existía en el mundo. Había visto morir a su madre lentamente en su habitación con su piel renegrida y verdosa gracias a la peste bubónica, su garganta y labios secos por la fiebre, sus ojos perdidos en delirios y dolor. Luego había sido su hermana, abrazada de la misma forma por la imparable enfermedad, uno a uno todos los miembros de la familia fueron cayendo ante le inevitable abrazo de la muerte a excepción de su padre y él mismo.
¿Porqué la enfermedad no se había manifestado en ellos dos? Se preguntaba el joven Erkki mientras enterraba la pala en la tierra para cavar una nueva tumba, su padre se había perdido en el alcohol atormentado por la pérdida de sus seres queridos, por lo que Erkki cargó con la responsabilidad de enterrarlos a todos, cavar más de 6 tumbas le había dado mucho tiempo para reflexionar y la idea de que Dios había querido darle una segunda oportunidad salvándole de la peste no le dejaba tranquilo.
¿Era aquello un milagro o una maldición divina?.
Vivir para presenciar la desolación y la decadencia de su pueblo natal no parecía ser una bendición, los cuerpos inertes de los vecinos se apilaban al rededor de las calles y los que quedaban vivos no sabían que hacer con tanta muerte. Era como si hubiesen perdido el deseo de vivir y estuviesen simplemente esperando a que la peste les apareciera en el cuerpo para así poder reunirse con sus adorados en la muerte.
Pero Erkki no quería morir. Aunque extrañase a sus hermanos, tíos y a su adorada madre, la idea de que había sido escogido por el altísimo para llevar a cabo una misión en la tierra no dejaba su mente tranquila, no había minuto en el que no pensara en ello. No había momento en el que dejara de pensar en Dios y su infinita misericordia al permitirle vivir a pesar de todo. Aquel era un llamado divino. Debía convertirse en sanador y cuidar de los enfermos por el resto de su vida. Aquella era la única forma de agradecer al Padre todo poderoso en los cielos, por un día más en la tierra.
Habían pasado casi 400 años desde que la peste negra se había llevado a casi toda su familia. Había pasado todos esos años dedicándose a la medicina y había visto como lentamente se descubrían nuevas formas de curar enfermedades y evitar la muerte prematura de cientos de personas. La gente solía decir que los Vampiros eran seres malditos, enviados del diablo, pecadores que recorrían las calles en el cobijo de la noche, pero Erkki no se sentía así, ¿Cuantas vidas había salvado a lo largo de su vida inmortal?
Eran incontables los pacientes que había traído de regreso al mundo de los vivos aún cuando pareciera que la muerte les respiraba en el cuello, él junto a otros doctores había salvado a madres, a niños, a soldados e inclusive a miembros de la inquisición. Para Erkki una vida era igual de valiosa sin importar la clase social a la cual perteneciera, su religión o ideología, su trabajo como médico era sanar. Así de simple.
Sin embargo descubría que, a pesar de la felicidad que le otorgaba la sonrisa de un enfermo en recuperación noche tras noche, había un vacío en su pecho que no se llenaba sin importar lo que hiciera. Su tercera esposa había muerto hacía 100 años, quizás... ¿Era hora de volver a enamorarse?, se preguntaba mientras observaba la bebida que tenía frente a él, era un revoltijo de cerveza y rón que aún no había probado, miraba la bebida como si estuviera esperando a que esta le respondiera a su pregunta. Llevaba más de una hora ahí sentado en una de las mesas del Cabaret, las mujeres bailaban en la tarima el alegre ritmo del can can y él continuaba allí sin alzar la mirada perdido en sus pensamientos.
The song of healing.
Siempre había creído que la muerte era como una sombra que se precipitaba sobre la gente como los nublados días de otoño, imperturbable e inamovible. Una sombra que caía sobre todos por igual sin respetar posición social o herencia familiar. Por eso para él, la muerte era la única y verdadera justicia que existía en el mundo. Había visto morir a su madre lentamente en su habitación con su piel renegrida y verdosa gracias a la peste bubónica, su garganta y labios secos por la fiebre, sus ojos perdidos en delirios y dolor. Luego había sido su hermana, abrazada de la misma forma por la imparable enfermedad, uno a uno todos los miembros de la familia fueron cayendo ante le inevitable abrazo de la muerte a excepción de su padre y él mismo.
¿Porqué la enfermedad no se había manifestado en ellos dos? Se preguntaba el joven Erkki mientras enterraba la pala en la tierra para cavar una nueva tumba, su padre se había perdido en el alcohol atormentado por la pérdida de sus seres queridos, por lo que Erkki cargó con la responsabilidad de enterrarlos a todos, cavar más de 6 tumbas le había dado mucho tiempo para reflexionar y la idea de que Dios había querido darle una segunda oportunidad salvándole de la peste no le dejaba tranquilo.
¿Era aquello un milagro o una maldición divina?.
Vivir para presenciar la desolación y la decadencia de su pueblo natal no parecía ser una bendición, los cuerpos inertes de los vecinos se apilaban al rededor de las calles y los que quedaban vivos no sabían que hacer con tanta muerte. Era como si hubiesen perdido el deseo de vivir y estuviesen simplemente esperando a que la peste les apareciera en el cuerpo para así poder reunirse con sus adorados en la muerte.
Pero Erkki no quería morir. Aunque extrañase a sus hermanos, tíos y a su adorada madre, la idea de que había sido escogido por el altísimo para llevar a cabo una misión en la tierra no dejaba su mente tranquila, no había minuto en el que no pensara en ello. No había momento en el que dejara de pensar en Dios y su infinita misericordia al permitirle vivir a pesar de todo. Aquel era un llamado divino. Debía convertirse en sanador y cuidar de los enfermos por el resto de su vida. Aquella era la única forma de agradecer al Padre todo poderoso en los cielos, por un día más en la tierra.
Habían pasado casi 400 años desde que la peste negra se había llevado a casi toda su familia. Había pasado todos esos años dedicándose a la medicina y había visto como lentamente se descubrían nuevas formas de curar enfermedades y evitar la muerte prematura de cientos de personas. La gente solía decir que los Vampiros eran seres malditos, enviados del diablo, pecadores que recorrían las calles en el cobijo de la noche, pero Erkki no se sentía así, ¿Cuantas vidas había salvado a lo largo de su vida inmortal?
Eran incontables los pacientes que había traído de regreso al mundo de los vivos aún cuando pareciera que la muerte les respiraba en el cuello, él junto a otros doctores había salvado a madres, a niños, a soldados e inclusive a miembros de la inquisición. Para Erkki una vida era igual de valiosa sin importar la clase social a la cual perteneciera, su religión o ideología, su trabajo como médico era sanar. Así de simple.
Sin embargo descubría que, a pesar de la felicidad que le otorgaba la sonrisa de un enfermo en recuperación noche tras noche, había un vacío en su pecho que no se llenaba sin importar lo que hiciera. Su tercera esposa había muerto hacía 100 años, quizás... ¿Era hora de volver a enamorarse?, se preguntaba mientras observaba la bebida que tenía frente a él, era un revoltijo de cerveza y rón que aún no había probado, miraba la bebida como si estuviera esperando a que esta le respondiera a su pregunta. Llevaba más de una hora ahí sentado en una de las mesas del Cabaret, las mujeres bailaban en la tarima el alegre ritmo del can can y él continuaba allí sin alzar la mirada perdido en sus pensamientos.
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
Adaline le explicó que gracias a su profesión había experimentado extrañas apariciones en las noches, así como había tenido clientes que de alguna o otra forma levantaban sus sospechas. Erkki sabía que existían muchos Vampiros que no se preocupaban demasiado por mantener una fachada de mortales por lo que tenía sentido que ella hubiese encontrado clientes de los cuales sospechar. Aún así no dejaba de sentirse algo incómodo discutiendo ese tema con ella.
- Si... puedo escuchar tu corazón, por eso puedo inferir cuando alguien está emocionado o tranquilo - Le respondió con una media sonrisa - También puedo oler el miedo... - Iba a agregar 'Porque soy un depredador' pero prefirió omitirlo, no quería asustarla y aunque ella parecía estar tomándose aquella revelación bastante bien, era mejor ir despacio. Ella entonces le preguntó sobre como se había convertido en inmortal y una vez más volvió a sentirse incómodo con el asunto.
Era la primera vez que hablaba de esas cosas con una persona que acababa de conocer, no era como si le fuera contando la historia de su vida a cualquiera que preguntara, pero había algo en ella que le hacía sentir que podía confiar. Erkki siempre había sido alguien reservado , pero con el surgimiento de los Inquisidores y los cazadores en toda Europa, se había vuelto una persona mucho más desconfiada, nunca se sabía quien tenía intención de cortarte la cabeza a cambio de una buena suma de francos. Pero Adaline no parecía ser una cazadora ¿O quizás estaba sólo pretendiendo ser una cortesana normal para ganarse su confianza?.
- ¿Porqué quieres saberlo? - Le respondió con una nueva pregunta - Disculpa que no sea directo con mis respuestas pero se me hace extraño que una mujer tan joven y agraciada como tu esté interesada en temas tan oscuros y prohibidos por la iglesia... no es... común ¿Sabes? - Comentó en su tono más amable, no quería que sintiera como si la estaba acusando de algo puesto que aún no tenía pruebas para desconfiar de ella - Sólo estoy siendo precavido, no todos los días se encuentra uno a una chica interesada en estos temas -
- Si... puedo escuchar tu corazón, por eso puedo inferir cuando alguien está emocionado o tranquilo - Le respondió con una media sonrisa - También puedo oler el miedo... - Iba a agregar 'Porque soy un depredador' pero prefirió omitirlo, no quería asustarla y aunque ella parecía estar tomándose aquella revelación bastante bien, era mejor ir despacio. Ella entonces le preguntó sobre como se había convertido en inmortal y una vez más volvió a sentirse incómodo con el asunto.
Era la primera vez que hablaba de esas cosas con una persona que acababa de conocer, no era como si le fuera contando la historia de su vida a cualquiera que preguntara, pero había algo en ella que le hacía sentir que podía confiar. Erkki siempre había sido alguien reservado , pero con el surgimiento de los Inquisidores y los cazadores en toda Europa, se había vuelto una persona mucho más desconfiada, nunca se sabía quien tenía intención de cortarte la cabeza a cambio de una buena suma de francos. Pero Adaline no parecía ser una cazadora ¿O quizás estaba sólo pretendiendo ser una cortesana normal para ganarse su confianza?.
- ¿Porqué quieres saberlo? - Le respondió con una nueva pregunta - Disculpa que no sea directo con mis respuestas pero se me hace extraño que una mujer tan joven y agraciada como tu esté interesada en temas tan oscuros y prohibidos por la iglesia... no es... común ¿Sabes? - Comentó en su tono más amable, no quería que sintiera como si la estaba acusando de algo puesto que aún no tenía pruebas para desconfiar de ella - Sólo estoy siendo precavido, no todos los días se encuentra uno a una chica interesada en estos temas -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
-Ya veo...- Así que podía oler el miedo también. ¿Qué sentía un... vampiro cuando olía el miedo? A la mente de la joven regresaron todas aquellas historias que había escuchado sobre los hijos de la noche. ¿Pero cómo saber que era real en ellas y qué no lo era? Sonrió meditativa procesando aún la revelación de su acompañante, que de tan grande y ajena a todo lo que había conocido en sus veinticuatro años de vida hacia que nuevas preguntas surgieran en su mente. ¿Qué tipo de instintos impulsaba a un ser de esa especie?
-Disculpa, de repente puedo resultarte impertinente con el tipo de preguntas que te estoy dirigiendo.- Su mirada se disculpó por el bombardeo de preguntas pero no lamentó el sentirse intrigada por él. -La verdad es que me agradas.- dijo sinceramente y sin tapujos. Se percató de que le gustaba hablar con él tras los primeros minutos de conversación ya que le había parecido alguien maduro, inteligente, y a la vez interesante, que no se espantaba con facilidad de ciertos temas y hablaba de ellos con franqueza.
-Gracias por el cumplido.- Le agradó que él pensara que era agraciada aunque se preguntó que tan joven debía parecerle ya que ella no consideraba que lo era demasiado. Veinticuatro años podían no ser muchos pero ya había atravesado por importantes experiencias a lo largo de ellos y estas le habían abierto los ojos, haciéndole comprender como se desenvolvía cada personaje en la sociedad en la que vivía y que se podía esperar de todos ellos.
-Siento que me hace falta algo... es difícil de explicar. A la mejor no significa mucho proviniendo de alguien como yo... Alguien que se prostituye por monedas, pero hay ciertas razones por las cuales comencé en este oficio.- La mayor parte del tiempo no meditaba en ello, y al vivir una doble vida nunca había tenido la oportunidad de conversarlo con alguien. El impulso que le orilló a decirle a Erkki que era una cortesana a pesar de haberle dado su nombre real lograba que él fuera la primera persona a la que le hablaba de ambas caras de su vida.
-Me fascina la idea de la inmortalidad porque considero la vida humana como algo fútil y demasiado frágil. Un soplo que en cualquier momento puede ser extinguido debido a la llegada del verdugo con hacha de muerte que todo lo aniquila aunque sea de forma prematura. Aborrezco intensamente la fragilidad extrema que hay en todo ello. Pero alguien como tú ha vencido para siempre ese plazo efímero, y para mi eso es algo increíble y maravilloso, por lo cual quisiera aprender más acerca de ti.- Sonrió entonces al mirarlo. Deseaba comprender y conocer más acerca de esa naturaleza extraordinaria que acababa de descubrir como real, pero no se inmiscuiría si él no lo deseaba. En pocas palabras, su deseo era prolongar la compañía de Erkki pero todo dependía de que postura asumiera él y de que le motivara la misma inclinación a prolongar la de ella.
-Disculpa, de repente puedo resultarte impertinente con el tipo de preguntas que te estoy dirigiendo.- Su mirada se disculpó por el bombardeo de preguntas pero no lamentó el sentirse intrigada por él. -La verdad es que me agradas.- dijo sinceramente y sin tapujos. Se percató de que le gustaba hablar con él tras los primeros minutos de conversación ya que le había parecido alguien maduro, inteligente, y a la vez interesante, que no se espantaba con facilidad de ciertos temas y hablaba de ellos con franqueza.
-Gracias por el cumplido.- Le agradó que él pensara que era agraciada aunque se preguntó que tan joven debía parecerle ya que ella no consideraba que lo era demasiado. Veinticuatro años podían no ser muchos pero ya había atravesado por importantes experiencias a lo largo de ellos y estas le habían abierto los ojos, haciéndole comprender como se desenvolvía cada personaje en la sociedad en la que vivía y que se podía esperar de todos ellos.
-Siento que me hace falta algo... es difícil de explicar. A la mejor no significa mucho proviniendo de alguien como yo... Alguien que se prostituye por monedas, pero hay ciertas razones por las cuales comencé en este oficio.- La mayor parte del tiempo no meditaba en ello, y al vivir una doble vida nunca había tenido la oportunidad de conversarlo con alguien. El impulso que le orilló a decirle a Erkki que era una cortesana a pesar de haberle dado su nombre real lograba que él fuera la primera persona a la que le hablaba de ambas caras de su vida.
-Me fascina la idea de la inmortalidad porque considero la vida humana como algo fútil y demasiado frágil. Un soplo que en cualquier momento puede ser extinguido debido a la llegada del verdugo con hacha de muerte que todo lo aniquila aunque sea de forma prematura. Aborrezco intensamente la fragilidad extrema que hay en todo ello. Pero alguien como tú ha vencido para siempre ese plazo efímero, y para mi eso es algo increíble y maravilloso, por lo cual quisiera aprender más acerca de ti.- Sonrió entonces al mirarlo. Deseaba comprender y conocer más acerca de esa naturaleza extraordinaria que acababa de descubrir como real, pero no se inmiscuiría si él no lo deseaba. En pocas palabras, su deseo era prolongar la compañía de Erkki pero todo dependía de que postura asumiera él y de que le motivara la misma inclinación a prolongar la de ella.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/01/2016
Re: The song of healing. (Libre)
Tener contacto con humanos fuera del hospital resultaba agradable de vez en cuando, estaba tan acostumbrado a concentrarse sólo en las enfermedades y medicinas cuando veía a una persona que había olvidado la sensación de conocer a alguien nuevo y que esta persona te dijera que le agradas. Quizás era porque Adeline era mujer (y además muy guapa) que la sensación era aún más agradable o quizás era que había pasado demasiado tiempo sólo y estaba tan sediento de volver a sentir el amor y la compañía de una mujer que, unas simples palabras como esas le estaban llenando de una tibieza que creía había olvidado años atrás.
Decidió en ese momento que confiaría en ella y dejaría de lado sus sospechas.
-Definitivamente no es un tipo de tema que normalmente atraiga a las mujeres – Comentó – Al menos no por las razones que comentas, he escuchado mujeres que quieren la inmortalidad sólo por la vanidad de poder conservar sus jóvenes rostros para siempre – Meneó la cabeza con una medio sonrisa – Como si una arruga significara la perdición... aunque la vanidad no es exclusiva de las mujeres, he conocido vampiros cuya motivación para convertirse en inmortales era ser hermosos para la eternidad – Ya no recordaba cuantos seres de la noche con pieles lizas y tersas de veinteañeros había conocido en su larga vida.
-Bueno, comenzaré diciendo que tengo 402 años – Comentó dejando escapar un suspiro y bebiendo un poco más del licor que ya estaba a punto de acabarse – Ya no recuerdo muy bien... pero creo que tenía 45 cuando fui convertido – Lo más increíble de todo era que su cerebro pudiera recordar luego de tantos años, a veces se preguntaba si había un límite de información que su cabeza pudiese guardar, si eventualmente la memoria se iba borrando para dar espacio a cosas nuevas – ¿Te parezco demasiado viejo? - Bromeó con una risa apagada.
Decidió en ese momento que confiaría en ella y dejaría de lado sus sospechas.
-Definitivamente no es un tipo de tema que normalmente atraiga a las mujeres – Comentó – Al menos no por las razones que comentas, he escuchado mujeres que quieren la inmortalidad sólo por la vanidad de poder conservar sus jóvenes rostros para siempre – Meneó la cabeza con una medio sonrisa – Como si una arruga significara la perdición... aunque la vanidad no es exclusiva de las mujeres, he conocido vampiros cuya motivación para convertirse en inmortales era ser hermosos para la eternidad – Ya no recordaba cuantos seres de la noche con pieles lizas y tersas de veinteañeros había conocido en su larga vida.
-Bueno, comenzaré diciendo que tengo 402 años – Comentó dejando escapar un suspiro y bebiendo un poco más del licor que ya estaba a punto de acabarse – Ya no recuerdo muy bien... pero creo que tenía 45 cuando fui convertido – Lo más increíble de todo era que su cerebro pudiera recordar luego de tantos años, a veces se preguntaba si había un límite de información que su cabeza pudiese guardar, si eventualmente la memoria se iba borrando para dar espacio a cosas nuevas – ¿Te parezco demasiado viejo? - Bromeó con una risa apagada.
Última edición por Erkki Aliranta el Dom Jun 12, 2016 10:21 pm, editado 1 vez
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/06/2010
Localización : En el hospital
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Re: The song of healing. (Libre)
La joven sonrió con complacencia al percibir el cambio de actitud que se dió en él, gracias al cual abandonó la anterior reticencia y con un aire más relajado procedió a hablar del tema. Ella le escuchó con sumo interés, absorbiendo la información y meditando en ella. No le extrañó la noción de que muchos vampiros habían buscado la inmortalidad por vanidad. ¿Qué era Paris realmente sino una ciudad plagada de vanidad? La ostentaban nobles y plebeyos, se topaba con ella todo el tiempo. La misma ciudad de las luces la pregonaba con sus fiestas y reuniones sociales, con los vestuarios y pelucas de fantasía que procuraban ser más vistosos y engalanados que los de los demás. Era un concurso de egos y de caprichos por lo que era de esperarse que también se presentase entre inmortales.
-Espero mi razón te parezca menos frívola al menos.- Lo escuchó con interés, y por supuesto, la revelación de su edad le sorprendió enormemente. ¡Cuatro siglos! Si aún hubiera tenido algo de vino en su copa, lo hubiera apurado rápida y largamente tras escuchar aquello. -En lo absoluto.- Apoyó su mejilla en su mano, mientras apoyaba su codo en la mesa y escuchaba el maravilloso relato que era su vida.
-En realidad creo que eres la persona más interesante con la que he cruzado mi camino en varios meses.- Rió alegremente al decirlo. Se encontraba en un cabaret de Paris, intercambiando puntos de vista con alguien que poseía la inmortalidad y hablando de ello como si se tratase de un tema común como política o el clima, y el hecho de que fuera así le encantaba.
-Me intrigas, apenas puedo alcanzar a vislumbrar lo que habrá sido tu vida en todo ese tiempo, las cosas que habrás visto, los sucesos que te habrán marcado, la manera en que habrás influido en otros, las mujeres que habrás amado.- Meditó en eso último y sus pensamientos regresaron a lo que él le había relatado un momento atrás.
-Te referías a tu inmortalidad, ¿no es cierto?- preguntó con tono suave. -Ese era el obstáculo insalvable que mencionabas que no podía ser sobrellevado...- Se preguntó cuantas veces se habría sentido solo durante su vida. Cuatro siglos era un período muy largo, demasiado en realidad, especialmente si creías en el amor y los siglos se empeñaban en convencerte de que era imposible encontrar uno eterno.
-Espero mi razón te parezca menos frívola al menos.- Lo escuchó con interés, y por supuesto, la revelación de su edad le sorprendió enormemente. ¡Cuatro siglos! Si aún hubiera tenido algo de vino en su copa, lo hubiera apurado rápida y largamente tras escuchar aquello. -En lo absoluto.- Apoyó su mejilla en su mano, mientras apoyaba su codo en la mesa y escuchaba el maravilloso relato que era su vida.
-En realidad creo que eres la persona más interesante con la que he cruzado mi camino en varios meses.- Rió alegremente al decirlo. Se encontraba en un cabaret de Paris, intercambiando puntos de vista con alguien que poseía la inmortalidad y hablando de ello como si se tratase de un tema común como política o el clima, y el hecho de que fuera así le encantaba.
-Me intrigas, apenas puedo alcanzar a vislumbrar lo que habrá sido tu vida en todo ese tiempo, las cosas que habrás visto, los sucesos que te habrán marcado, la manera en que habrás influido en otros, las mujeres que habrás amado.- Meditó en eso último y sus pensamientos regresaron a lo que él le había relatado un momento atrás.
-Te referías a tu inmortalidad, ¿no es cierto?- preguntó con tono suave. -Ese era el obstáculo insalvable que mencionabas que no podía ser sobrellevado...- Se preguntó cuantas veces se habría sentido solo durante su vida. Cuatro siglos era un período muy largo, demasiado en realidad, especialmente si creías en el amor y los siglos se empeñaban en convencerte de que era imposible encontrar uno eterno.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: The song of healing. (Libre)
Tantos halagos le estaban haciendo avergonzar, había mucho tiempo no se sentía así, con las mejillas encendidas sobre su pálida piel, como un chico veinteavo que recibe atención de una mujer por primera vez. Quizás era un hombre muy crédulo a pesar de sus largos años de experiencia, o quizás era simplemente un hombre que no podía resistirse a los encantos de una dulce dama.
- Es verdad... es demasiado tiempo, a mi también me sorprende pensar que llevo todos estos años a cuestas, es una sensación extraña y creo que nunca terminas por acostumbrarte a ello - Comentó, ya se había acabado la bebida, no sentía como si el alcohol se le hubiese subido a la cabeza pues al ser Vampiro sólo la sangre podría tener un efecto en él. Se quedó mirando el vaso de vidrio mientras ella hablaba, Adaline era una mujer perspicaz y había prestado atención a los más mínimos detalles de la conversación.
- Así es... la inmortalidad es un inconveniente porque está ligada a un gran precio - Comentó y levantó la mirada hacía ella - Hay que renunciar a muchas cosas de la vida común, hay que dejar atrás a tu familia y amigos... y sobre todo, no puedes engendrar hijos propios, por lo que tener una familia es literalmente imposible - Le explicó y continuó - Quizás para algunas personas jóvenes tener hijos pueda no parecer algo tan difícil de renunciar... pero conforme pasa el tiempo y te haces más viejo - Hizo una pausa y volvió su vista hacía el escenario, no se había dado cuenta pero el evento había terminado y algunos hombres estaban rodeando a las bailarinas ofreciéndoles dinero quizás con la intención de obtener un show más privado.
- Con el tiempo te preguntas una y otra vez, que se habría sentido ser padre, haber sostenido a una criatura que a lo mejor tiene tu misma nariz o ojos, haberle visto crecer... - Se interrumpió de nuevo y meneó la cabeza - No podía negarle a mi esposa la oportunidad de ser madre, ella quería tener hijos y yo no podía dárselos, así nos amaramos con intensidad nuestras existencias estaban marcadas por caminos diferentes -
- Es verdad... es demasiado tiempo, a mi también me sorprende pensar que llevo todos estos años a cuestas, es una sensación extraña y creo que nunca terminas por acostumbrarte a ello - Comentó, ya se había acabado la bebida, no sentía como si el alcohol se le hubiese subido a la cabeza pues al ser Vampiro sólo la sangre podría tener un efecto en él. Se quedó mirando el vaso de vidrio mientras ella hablaba, Adaline era una mujer perspicaz y había prestado atención a los más mínimos detalles de la conversación.
- Así es... la inmortalidad es un inconveniente porque está ligada a un gran precio - Comentó y levantó la mirada hacía ella - Hay que renunciar a muchas cosas de la vida común, hay que dejar atrás a tu familia y amigos... y sobre todo, no puedes engendrar hijos propios, por lo que tener una familia es literalmente imposible - Le explicó y continuó - Quizás para algunas personas jóvenes tener hijos pueda no parecer algo tan difícil de renunciar... pero conforme pasa el tiempo y te haces más viejo - Hizo una pausa y volvió su vista hacía el escenario, no se había dado cuenta pero el evento había terminado y algunos hombres estaban rodeando a las bailarinas ofreciéndoles dinero quizás con la intención de obtener un show más privado.
- Con el tiempo te preguntas una y otra vez, que se habría sentido ser padre, haber sostenido a una criatura que a lo mejor tiene tu misma nariz o ojos, haberle visto crecer... - Se interrumpió de nuevo y meneó la cabeza - No podía negarle a mi esposa la oportunidad de ser madre, ella quería tener hijos y yo no podía dárselos, así nos amaramos con intensidad nuestras existencias estaban marcadas por caminos diferentes -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
Comenzaba a comprender algunas cosas acerca de Erkki, y el notar como sus mejillas anteriormente pálidas se coloreaban bajo el efecto de sus palabras provocó que en los labios femeninos se dibujara lentamente una sonrisa. Estaba muy atenta a lo que él decía y hacía por lo que el detalle, que podría haberle pasado inadvertido con facilidad, salió a relucir bajo su observación; lo cual le hizo pensar que no debía estar muy acostumbrado a recibir halagos de las damas. De repente le agradaba que fuera ella quien provocara esa reacción en él y que no estuviese más versado en ciertos asuntos mundanos a pesar de haberse revelado como alguien de cuatrocientos años.
Le interesó escuchar su relato y también le conmovió. No solo porque hablaba con sinceridad y respeto acerca de la mujer con la que compartió un amor profundo sino porque él cargaba sobre sus hombros con un sueño frustrado. El de haber sido padre. Al observar su rostro, y notando que era un hombre apuesto, sin importar a que edad hubiese sido convertido, la joven tuvo la seguridad de que, de haber concebido, sus vástagos hubiesen sido igualmente atractivos y seguramente con una personalidad acorde con la que ya predominaba en su padre. Un buen adagio que tristemente se vio truncado al nunca haberse dado.
-Veo que después de todo tienes razón. La inmortalidad acarrea su precio y solo las almas fuertes pueden afrontar y sobrellevar aquello a lo que renuncias al obtenerla... Lamento que no haya funcionado entre ustedes, y también que no hayas podido cumplir el anhelo de tener un hijo... Un anhelo tan fuerte que nunca llego a realizarse puede llegar a hacerle sentir a uno incompleto...- Hizo una pausa mientras meditaba en ello. - Aunque tengo la ferviente convicción de que si la vida te quita algo debes encontrar otras maneras de que esta te lo compense.- Desvió entonces su mirada al percibir la actividad a su alrededor. Algunos de los clientes del cabaret comenzaban a desaparecer del salón con algunas de las mujeres de la función lo cual era una indicación bastante evidente de que debían marcharse ya.
El asunto era que a pesar de ello, no sentía inclinación por renunciar a la compañía que sorpresiva pero gratamente había encontrado. -El personal comienza a dirigirnos algunas miradas bastante enfáticas, creo que es su manera de indicarnos que deberíamos marcharnos.- Se puso de pie, rodeo la mesa sin titubear y se detuvo al lado de su silla. -¿Por qué no continuamos con la velada más allá de este lugar? A pesar de ser tarde, aún faltan algunas horas antes del alba que creo debe llamarte de regreso a tu descanso...- Dicho eso extendió su mano en dirección a él. No sabía si aceptaría pero si había de ser sincera consigo misma, no albergaba mayor deseo que el de que asi fuera.
Le interesó escuchar su relato y también le conmovió. No solo porque hablaba con sinceridad y respeto acerca de la mujer con la que compartió un amor profundo sino porque él cargaba sobre sus hombros con un sueño frustrado. El de haber sido padre. Al observar su rostro, y notando que era un hombre apuesto, sin importar a que edad hubiese sido convertido, la joven tuvo la seguridad de que, de haber concebido, sus vástagos hubiesen sido igualmente atractivos y seguramente con una personalidad acorde con la que ya predominaba en su padre. Un buen adagio que tristemente se vio truncado al nunca haberse dado.
-Veo que después de todo tienes razón. La inmortalidad acarrea su precio y solo las almas fuertes pueden afrontar y sobrellevar aquello a lo que renuncias al obtenerla... Lamento que no haya funcionado entre ustedes, y también que no hayas podido cumplir el anhelo de tener un hijo... Un anhelo tan fuerte que nunca llego a realizarse puede llegar a hacerle sentir a uno incompleto...- Hizo una pausa mientras meditaba en ello. - Aunque tengo la ferviente convicción de que si la vida te quita algo debes encontrar otras maneras de que esta te lo compense.- Desvió entonces su mirada al percibir la actividad a su alrededor. Algunos de los clientes del cabaret comenzaban a desaparecer del salón con algunas de las mujeres de la función lo cual era una indicación bastante evidente de que debían marcharse ya.
El asunto era que a pesar de ello, no sentía inclinación por renunciar a la compañía que sorpresiva pero gratamente había encontrado. -El personal comienza a dirigirnos algunas miradas bastante enfáticas, creo que es su manera de indicarnos que deberíamos marcharnos.- Se puso de pie, rodeo la mesa sin titubear y se detuvo al lado de su silla. -¿Por qué no continuamos con la velada más allá de este lugar? A pesar de ser tarde, aún faltan algunas horas antes del alba que creo debe llamarte de regreso a tu descanso...- Dicho eso extendió su mano en dirección a él. No sabía si aceptaría pero si había de ser sincera consigo misma, no albergaba mayor deseo que el de que asi fuera.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: The song of healing. (Libre)
Definitivamente aquella joven mujer hablaba como alguien que había vivido por mucho más tiempo, se estaba tomando todo de manera calmada y muy centrada, se dio cuenta de que quería descubrir más de ella, de como pensaba al respecto de muchas cosas, era una mujer con la que sentía podía hablar por horas sin cansarse. Pocas veces uno conocía mujeres así. Definitivamente había sido una buena idea haber salido de su rutina y dirigirse a ese Cabaret.
- Es verdad... hablas como si lo hubieses experimentado tu misma - Comentó al escucharla decir de que había que encontrar maneras de compensar lo que la vida te había quitado. La música finalmente se apagó y sólo quedó el murmullo de la gente hablando animadamente, muchos de ellos comenzaban a salir del local y Erkki le agradó saber que ella quería continuar con la conversación en otro lado. Le sonrió ampliamente y tomó su mano para luego ponerse de pie. Le pareció extraño que fuera ella quien le extendiera la mano y no él como se suponía que un caballero debía hacer, pero no dijo nada.
- Me encantaría continuar con nuestra velada... pero no creo que encontremos ningún lugar abierto a esta hora - Comentó saliendo con ella del Cabaret, por la posición de la luna adivinó que era más de la media noche, quizás la una de la madrugada, no encontrarían cafés abiertos a esa hora, lo único que podría estar abierto debía ser el Burdel. Al menos la noche era fresca y ella iba bien abrigada, el invierno había terminado hacía poco y la temperatura aún continuaba cerca a los 0 grados, pero por supuesto ya no caía nieve ni se sentía ese helaje que parecía querer atravesarte los huesos.
- Podríamos ir a la plaza... - Comentó pensativo - Aunque me preocupa un poco el clima, no quisiera que cogieras un resfriado con esta temperatura -
- Es verdad... hablas como si lo hubieses experimentado tu misma - Comentó al escucharla decir de que había que encontrar maneras de compensar lo que la vida te había quitado. La música finalmente se apagó y sólo quedó el murmullo de la gente hablando animadamente, muchos de ellos comenzaban a salir del local y Erkki le agradó saber que ella quería continuar con la conversación en otro lado. Le sonrió ampliamente y tomó su mano para luego ponerse de pie. Le pareció extraño que fuera ella quien le extendiera la mano y no él como se suponía que un caballero debía hacer, pero no dijo nada.
- Me encantaría continuar con nuestra velada... pero no creo que encontremos ningún lugar abierto a esta hora - Comentó saliendo con ella del Cabaret, por la posición de la luna adivinó que era más de la media noche, quizás la una de la madrugada, no encontrarían cafés abiertos a esa hora, lo único que podría estar abierto debía ser el Burdel. Al menos la noche era fresca y ella iba bien abrigada, el invierno había terminado hacía poco y la temperatura aún continuaba cerca a los 0 grados, pero por supuesto ya no caía nieve ni se sentía ese helaje que parecía querer atravesarte los huesos.
- Podríamos ir a la plaza... - Comentó pensativo - Aunque me preocupa un poco el clima, no quisiera que cogieras un resfriado con esta temperatura -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
La joven sonrió con un deje de nostalgia al escuchar la observación de su compañero de mesa. -La vida ya me arrebató mucho y a muy temprana edad, pienso que es hora de tomar sus riendas y exigirle que me de algo a cambio, aunque no pueda recuperar lo perdido al menos puedo así vivir plenamente el tiempo que aún deambule en este mundo.- Hablaba por supuesto de la pérdida de su padre a los ocho años, de un asesinato que aún la confundía al no haberle sido nunca revelada la razón de la muerte y que de forma subconsciente era el gatillo que había disparado su búsqueda de lo sobrenatural, el intentar encontrar una explicación, una luz a su memoria oscurecida que no le permitía recordar a su progenitor. Hablaba también de su madre, de aquella mujer a la que también perdió hace años y con quien a pesar del tiempo transcurrido desde su muerte, aún buscaba lazos en común.
-Estoy convencida de que eso es lo mejor que se puede hacer. Aunque admito que aún me encuentro en la búsqueda de aquello que pueda hacerme sentir completa pues lo que pensé en su momento que me haría feliz no ha sido más que una ilusión de felicidad. Supongo que por ello me dedico a lo que me dedico...- Lo miró de reojo mientras salían del cabaret, ponderando lo que le había contado sobre su anhelo frustrado de paternidad. Entornó los ojos un momento mientras la brisa nocturna alborotaba suavemente su cabello oscuro. En verdad ya había llegado la primavera a París y ella no lo había notado.
-Permíteme aventurarme a creer que en tus cuatrocientos años también has encontrado momentos de plenitud personal que vale la pena rememorar.- Sonrió antes de añadir lo siguiente. -De no ser así no lo digas para que pueda conservar la ilusión de que en mi recorrido por esta vida encontraré también los mios.- Observó a las personas que salían del cabaret, reparó en el hecho de que las luces del local detrás de ellos se apagasen y se distrajo momentáneamente con la vista de las calles frente a ellos.
-No me importaría caminar un rato o pasarla en la plaza con tal de prolongar nuestra charla pero es cierto que la temperatura es algo fría...- Teniendo en cuenta que desconocía todo sobre los vampiros... volvió a sentir curiosidad. -¿No te afectan en forma alguna los cambios de clima?- ¿Llegaba a sentir frio alguna vez o toda temperatura le era igual? Lo tomó del brazo animadamente para caminar bajo la luz de algunas farolas, lanzando breves miradas de vez en cuando en dirección a él. A pesar de todo lo que habían hablado ya aún estaba procesando el que fuese inmortal y seguía maravillándose con ello.
-Te invitaría a mi casa pero... no vivo sola y...- hizo una pequeña mueca con los labios al pensar en Gael y en lo que sucedería si a él se le ocurría alterar su rutina de casi nunca estar en la casa por las noches. -... no sería del todo oportuno que llegásemos a estas horas...-
Se detuvo un momento y tiró suavemente del brazo ajeno para que él también se detuviera. -Podríamos ir a tu casa si te agrada la idea.- Detuvo su mirada en la de él e intentó descifrar en ella si lo que le sugería se lo tomaba a bien o si le parecía muy intromisivo de su parte. De haber sido una joven común su propuesta hubiese resultado escandalosa pero teniendo en cuenta que era una cortesana y que ya había visto y conocía demasiado, se saltaba a menudo muchas formalidades; aunque en este caso sus intenciones distaban de querer incomodar al caballero.
-Estoy convencida de que eso es lo mejor que se puede hacer. Aunque admito que aún me encuentro en la búsqueda de aquello que pueda hacerme sentir completa pues lo que pensé en su momento que me haría feliz no ha sido más que una ilusión de felicidad. Supongo que por ello me dedico a lo que me dedico...- Lo miró de reojo mientras salían del cabaret, ponderando lo que le había contado sobre su anhelo frustrado de paternidad. Entornó los ojos un momento mientras la brisa nocturna alborotaba suavemente su cabello oscuro. En verdad ya había llegado la primavera a París y ella no lo había notado.
-Permíteme aventurarme a creer que en tus cuatrocientos años también has encontrado momentos de plenitud personal que vale la pena rememorar.- Sonrió antes de añadir lo siguiente. -De no ser así no lo digas para que pueda conservar la ilusión de que en mi recorrido por esta vida encontraré también los mios.- Observó a las personas que salían del cabaret, reparó en el hecho de que las luces del local detrás de ellos se apagasen y se distrajo momentáneamente con la vista de las calles frente a ellos.
-No me importaría caminar un rato o pasarla en la plaza con tal de prolongar nuestra charla pero es cierto que la temperatura es algo fría...- Teniendo en cuenta que desconocía todo sobre los vampiros... volvió a sentir curiosidad. -¿No te afectan en forma alguna los cambios de clima?- ¿Llegaba a sentir frio alguna vez o toda temperatura le era igual? Lo tomó del brazo animadamente para caminar bajo la luz de algunas farolas, lanzando breves miradas de vez en cuando en dirección a él. A pesar de todo lo que habían hablado ya aún estaba procesando el que fuese inmortal y seguía maravillándose con ello.
-Te invitaría a mi casa pero... no vivo sola y...- hizo una pequeña mueca con los labios al pensar en Gael y en lo que sucedería si a él se le ocurría alterar su rutina de casi nunca estar en la casa por las noches. -... no sería del todo oportuno que llegásemos a estas horas...-
Se detuvo un momento y tiró suavemente del brazo ajeno para que él también se detuviera. -Podríamos ir a tu casa si te agrada la idea.- Detuvo su mirada en la de él e intentó descifrar en ella si lo que le sugería se lo tomaba a bien o si le parecía muy intromisivo de su parte. De haber sido una joven común su propuesta hubiese resultado escandalosa pero teniendo en cuenta que era una cortesana y que ya había visto y conocía demasiado, se saltaba a menudo muchas formalidades; aunque en este caso sus intenciones distaban de querer incomodar al caballero.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: The song of healing. (Libre)
Era cierto que muchas veces la edad no dictaba la madures mental de una persona, estaba claro que ese era el caso de Adaline, a pesar de llevar horas conociéndola, podía inferir que había vivido cosas en su pasado que le habían hecho madurar más rapido que a otras damas. Si lo pensaba de esa forma, una mujer nacida en la clase alta con todas las comodidades que brindaba nacer en cuna de oro, no tenía muchas oportunidades de experimentar el verdadero mundo, pero alguien como Adaline, acostumbrada a tratar con todo tipo de gente en las peligrosas calles Parisinas, seguro había tenido diversas experiencias que le habían hecho pensar de la forma en que lo hacía.
- Por supuesto que si - Comentó una vez habían salido del cabaret - Quizás te he dado la impresión de ser un ser nostálgico y taciturno... pero en realidad no soy así... bueno, no la mayor parte del tiempo - Agregó con una media sonrisa - Es imposible no sentirse nostálgico cuando se vive tanto... pero, también opino igual que tu, hay que disfrutar del presente y mantener una actitud positiva, de lo contrario ¿Qué sentido tendría vivir? -
Ella le tomó del brazo y el gesto le pareció demasiado íntimo aunque no le molestó. Quizás era porque llevaba tanto tiempo sin experimentar ese tipo de gestos de parte de una mujer. Se dejó guiar por la silenciosa calle, no nevaba, pero la temperatura era cercana a 0. La pregunta sobre como percibía el clima le hizo girarse hacía ella y cuando iba a responder le escuchó decir que no sería buena idea ir a la casa de ella.
Luego le sugirió ir a la suya. Erkki desvió la mirada hacía el suelo y sintió que sus mejillas se calentaban levemente a pesar del clima. ¿Cómo era que se encontraba sonrojándose como un adolescente de repente?. Deseó que ella no notara el rubor sobre sus pálidas mejillas y carraspeó antes de volver a hablar.
- Podemos ir a mi consultorio - Comentó llevándose una mano al mentón - Estamos mucho más cerca del hospital que de mi casa - Razonó con expresión pensativa - No hay mucho personal en los turnos nocturnos así que podemos hablar tranquilamente sin ser interrumpidos - Agregó - ¿Qué te parece? -
- Por supuesto que si - Comentó una vez habían salido del cabaret - Quizás te he dado la impresión de ser un ser nostálgico y taciturno... pero en realidad no soy así... bueno, no la mayor parte del tiempo - Agregó con una media sonrisa - Es imposible no sentirse nostálgico cuando se vive tanto... pero, también opino igual que tu, hay que disfrutar del presente y mantener una actitud positiva, de lo contrario ¿Qué sentido tendría vivir? -
Ella le tomó del brazo y el gesto le pareció demasiado íntimo aunque no le molestó. Quizás era porque llevaba tanto tiempo sin experimentar ese tipo de gestos de parte de una mujer. Se dejó guiar por la silenciosa calle, no nevaba, pero la temperatura era cercana a 0. La pregunta sobre como percibía el clima le hizo girarse hacía ella y cuando iba a responder le escuchó decir que no sería buena idea ir a la casa de ella.
Luego le sugirió ir a la suya. Erkki desvió la mirada hacía el suelo y sintió que sus mejillas se calentaban levemente a pesar del clima. ¿Cómo era que se encontraba sonrojándose como un adolescente de repente?. Deseó que ella no notara el rubor sobre sus pálidas mejillas y carraspeó antes de volver a hablar.
- Podemos ir a mi consultorio - Comentó llevándose una mano al mentón - Estamos mucho más cerca del hospital que de mi casa - Razonó con expresión pensativa - No hay mucho personal en los turnos nocturnos así que podemos hablar tranquilamente sin ser interrumpidos - Agregó - ¿Qué te parece? -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: The song of healing. (Libre)
Con la mirada fija en Erkki prestó atención a sus palabras, encontrándose mucho más interesada en su respuesta de lo que revelaba su semblante. Se le veía serena y sin embargo, hacía mucho tiempo no había deseado prolongar la compañía de un hombre por el mero hecho de sentirse a gusto con él. Y no se refería al sexo, ni a desfogar sus pasiones carnales en un lecho, o de servirle a alguien más de receptáculo para lo mismo... Por supuesto, en un principio el haber descubierto aquellos placeres le había resultado novedoso y excitante, pero... comenzaba a ponderar algunas cosas tras la breve conversación con el caballero en el cabaret y se percataba de que había echado en falta el sencillo suceso de sentirse a gusto con alguien, deseando seguir escuchándole y encontrar una sensación gratificante en ello.
Sonrió al escuchar su respuesta. -Me alegra que sea así, que encuentres también razones para sentirte a gusto.- Meditó entonces, él le había dicho que era médico. Esa noción, tras haber conocido su naturaleza comenzó a presentarse frente a ella con un nueva perspectiva, por lo que volvió a ponderarse toda aquella letanía de historias que había escuchado acerca del vampirismo a lo largo de su vida. Erkki no calzaba en el retrato de seres monstruosos o sedientos de sangre humana, incapaces de ejercer autocontrol sobre si mismos y que veía al resto del mundo con displicencia y endiosamiento. Debía además ver también mucha sangre día a día en el hospital... y aparte de ello, se dedicaba a ayudar a la raza humana... Pensaba en ello cuando escuchó sus últimas palabras.
Le sorprendió que le invitara al consultorio, y no supo que decir durante un breve momento. Asumió que probablemente le había parecido muy aventurado el que se autoinvitara a su casa, o podían haber otras razones para no preferir compartirle ese espacio. Desechó esos pensamientos de su mente, no importaba en realidad. -De acuerdo, si crees que es más apropiado, y por otra parte, admito que siento curiosidad por conocer tu ambiente laboral.- Esbozó una media sonrisa mientras reanudaban la marcha, inspiró el aire nocturno y volvió a tomarle del brazo. -¿Qué tipo de médico eres? Me gustaría escuchar acerca de tu trabajo.- Observó hacia adelante y reconoció que efectivamente, no estaban demasiado lejos del hospital, por supuesto sabía adonde estaba este localizado. Había acudido a sus instalaciones múltiples veces, aunque al recorrer las calles del centro de la ciudad con la recién encontrada compañía, supo que de allí en adelante buscaría más razones para acudir más a menudo.
Sonrió al escuchar su respuesta. -Me alegra que sea así, que encuentres también razones para sentirte a gusto.- Meditó entonces, él le había dicho que era médico. Esa noción, tras haber conocido su naturaleza comenzó a presentarse frente a ella con un nueva perspectiva, por lo que volvió a ponderarse toda aquella letanía de historias que había escuchado acerca del vampirismo a lo largo de su vida. Erkki no calzaba en el retrato de seres monstruosos o sedientos de sangre humana, incapaces de ejercer autocontrol sobre si mismos y que veía al resto del mundo con displicencia y endiosamiento. Debía además ver también mucha sangre día a día en el hospital... y aparte de ello, se dedicaba a ayudar a la raza humana... Pensaba en ello cuando escuchó sus últimas palabras.
Le sorprendió que le invitara al consultorio, y no supo que decir durante un breve momento. Asumió que probablemente le había parecido muy aventurado el que se autoinvitara a su casa, o podían haber otras razones para no preferir compartirle ese espacio. Desechó esos pensamientos de su mente, no importaba en realidad. -De acuerdo, si crees que es más apropiado, y por otra parte, admito que siento curiosidad por conocer tu ambiente laboral.- Esbozó una media sonrisa mientras reanudaban la marcha, inspiró el aire nocturno y volvió a tomarle del brazo. -¿Qué tipo de médico eres? Me gustaría escuchar acerca de tu trabajo.- Observó hacia adelante y reconoció que efectivamente, no estaban demasiado lejos del hospital, por supuesto sabía adonde estaba este localizado. Había acudido a sus instalaciones múltiples veces, aunque al recorrer las calles del centro de la ciudad con la recién encontrada compañía, supo que de allí en adelante buscaría más razones para acudir más a menudo.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: The song of healing. (Libre)
Por supuesto que le parecía más apropiado. En primer lugar llevar a una dama a su casa a tan altas horas de la noche sólo significaba una cosa, si alguien lo veía pensarían lo obvio y la sola idea le parecía incómoda. Y en segundo lugar, su hogar era el sitio en el que estaba más vulnerable, durante el día dormía en un ataúd escondido en el sótano, sin embargo de enterarse alguien podrían exponerlo al sol. No era que creyera que Adaline fuera a atacarlo durante el día, pero era mejor se cuidadoso, esa era la razón por la que llevaba vivo 400 años, porque siempre era prevenido con las personas.
- Con el tiempo la medicina ha ido cambiando muchísimo - Comenzó a explicarle mientras caminaban calle abajo hacía el hospital que se alzaba no muy lejos de allí como una sombra gris contra el cielo - Cuando comencé a estudiar la medicina en mi país no existían universidades o regulaciones para el oficio, por lo que me convertí en el aprendiz de un curandero de la época y eventualmente pude ejercer el oficio yo mismo, durante mucho tiempo trabajé como Doctor de la plaga - Continuó con expresión tranquila - ¿Quizás has leído sobre la peste negra o plaga?, fueron tiempos sumamente difíciles, se encontraba uno con cadáveres en las calles en cada pueblo al que se visitaba - Meneó la cabeza recordando el horror que experimentó en sus años de juventud como aprendiz de médico.
- Perdí a casi toda mi familia con la plaga, mi madre, dos tíos y cuatro hermanos - Comentó rememorando aquellas épocas - Fui afortunado de hecho, otras personas perdieron a la familia entera, en esas épocas la plaga era devastadora y destruía cada pueblo que llegaba... por algún motivo que hasta el día de hoy desconozco, no fui infectado por la plaga y sobreviví - Dejó escapar un suspiro - Por eso decidí ser médico, quería devolverle a Dios el favor que me había hecho, tenía que hacer algo por la gente a mi alrededor... creía que Dios me había dado la oportunidad de vivir por ese motivo -
Se detuvo pues habían llegado al hospital. El edificio se alzaba unos 4 pisos por encima de sus cabezas, estaba silencioso y parecía vacío, sólo las tenues luces de los candelabros en algunas ventanas delataban la presencia de los médicos y enfermeras de turno. Empujó la puerta de la entrada principal que estaba solamente ajustada y se hizo a un lado para que Adaline entrara, el corredor estaba iluminado con candelabros y habían camillas y asientos por todo el enorme pasillo que se perdía en la oscuridad.
- Mi consultorio queda en el último piso - Le indicó mostrándole las escaleras.
CONTINUA AQUÍ:
http://www.victorianvampires.com/t35808-at-the-end-we-are-all-the-same-adaline#380097
- Con el tiempo la medicina ha ido cambiando muchísimo - Comenzó a explicarle mientras caminaban calle abajo hacía el hospital que se alzaba no muy lejos de allí como una sombra gris contra el cielo - Cuando comencé a estudiar la medicina en mi país no existían universidades o regulaciones para el oficio, por lo que me convertí en el aprendiz de un curandero de la época y eventualmente pude ejercer el oficio yo mismo, durante mucho tiempo trabajé como Doctor de la plaga - Continuó con expresión tranquila - ¿Quizás has leído sobre la peste negra o plaga?, fueron tiempos sumamente difíciles, se encontraba uno con cadáveres en las calles en cada pueblo al que se visitaba - Meneó la cabeza recordando el horror que experimentó en sus años de juventud como aprendiz de médico.
- Perdí a casi toda mi familia con la plaga, mi madre, dos tíos y cuatro hermanos - Comentó rememorando aquellas épocas - Fui afortunado de hecho, otras personas perdieron a la familia entera, en esas épocas la plaga era devastadora y destruía cada pueblo que llegaba... por algún motivo que hasta el día de hoy desconozco, no fui infectado por la plaga y sobreviví - Dejó escapar un suspiro - Por eso decidí ser médico, quería devolverle a Dios el favor que me había hecho, tenía que hacer algo por la gente a mi alrededor... creía que Dios me había dado la oportunidad de vivir por ese motivo -
Se detuvo pues habían llegado al hospital. El edificio se alzaba unos 4 pisos por encima de sus cabezas, estaba silencioso y parecía vacío, sólo las tenues luces de los candelabros en algunas ventanas delataban la presencia de los médicos y enfermeras de turno. Empujó la puerta de la entrada principal que estaba solamente ajustada y se hizo a un lado para que Adaline entrara, el corredor estaba iluminado con candelabros y habían camillas y asientos por todo el enorme pasillo que se perdía en la oscuridad.
- Mi consultorio queda en el último piso - Le indicó mostrándole las escaleras.
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Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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