Un sábado tranquilo (privado)

por **Dragomir Negrescu** Dom Abr 10, 2016 11:42 am

Sábado por la mañana.

Esos días siempre los dedicaba enteramente a la visita del jardín botánico, a excepción de si se encontraba con otro pendiente. ¿La razón? Era muy simple. Los sábados por la mañana el lugar se llenaba con jóvenes, señoritas y señoras, que buscaban de un lugar por el cual pasear y mantener sus pláticas al día. Era sencillo llegar con las personas y hacerles lectura de palmas, y que ellas pagaran por el servicio.

Ahora era casi un ritual el que se ejecutaba cada sábado. Despertaba temprano, desayunaba algo ligero, tomaba sus cartas del Tarot, la sabana más limpia y nueva que poseía y se iba al jardín. Una vez ahí, se instalaba casi a la mitad del lugar, había visto que por ahí transitaban muchos más clientes que por cualquier otro lado, los lugares más lejanos eran usados por los amantes y ellos casi no le prestaban atención, más que cuando terminaban su acto de pasión. Cuando encontraba su lugar, bajo la sombra de un buen árbol, extendía su manta, colocaba su sombrero a forma de recaudar el dinero ahí y colocaba las cartas a un lado. Por los general hacia la lectura de la palma, era más sencilla, pero nunca faltaba alguna señorita que deseara saber más y que estuviera dispuesta a dar más dinero por las cartas.

Ese día estaba siendo algo tranquilo, estaba ahí sentado, viendo a las chicas pasar, a los jóvenes reír pero sin que ninguno se acercara lo suficiente a pedir sus servicios. Si alguien no llegaba pronto, sería mejor marcharse.

por **Yuri Alekséyevich** Mar Abr 26, 2016 12:27 pm

Su mente pueril trataba de encontrar una lógica en el modo en que transcurría su vida. La rutina estaba empezando a mermar el entusiasmo del pequeño y es que las promesas de verles nuevamente cada día parecían alejarse más. No obstante se aferraba a seguir creyendo, pues como bien lo había aprendido, Dios no coloca pruebas en nuestros caminos sin saber que podrán ser superadas. Tal vez y solo tal vez si sujetado de esa enseñanza pudiera ser posible que el pequeño volviera a creer en un mejor mañana, un amanecer diferente marcado por una sola diferencia que cambiaría el panorama hasta ahora.

Debido a sus recientes logros y después de haber regresado de Rumania, se le permitía al menos un día a la semana darse un espacio de recreo. Un lugar ajeno de aquellas cuatro paredes donde podía pasar los días enteros bajo un entrenamiento riguroso o presa de lecciones aburridas. En ocasiones resultaba inevitable que durmiera o sus orbes se distrajeran al mínimo movimiento de su profesor en turno. Los altos mandos habían decidido que antes de dar un fallo drástico ante la actual situación, sería bueno enviarle a distraerse. Un perímetro amplio pero que careciera de mucha seguridad para que un soldado encubierto le vigilara en la distancia.

Así pues, esa mañana el pequeño por primera vez después de mucho tiempo vestía como cualquier otro niño de su edad. Camisa almidonada y pantaloncillos cortos, medias en color azul marino y un par de zapatos bien lustrados. Las pecas saltarinas apenas mancillaban su rostro lavado sin restar ese ápice angelical que poseía. Bajo del carromato y recibió la orden de no alejarse mucho. Se esperaba poca atención de su parte pero si querían mantenerle bajo control, tenían que confiar en su palabra. Se adentró con su muñeco maltrecho, Patrick, en mano a través de la espesa vegetación multicolor y la iconografía del jardín botánico. Embelesado por la apabullante escena no pudo evitar distraerse por un par de segundos chocando inevitablemente con un hombre de edad avanzada y modales toscos.

–Disculpe, no era mi intención–

Se apresuró a corregir. Un par de miradas cayeron sobre ambas figuras, la mayoría haciendo caso omiso de lo que ocurría, a lo lejos Yuri percibió el halo de un joven que se aproximaba con precaución hacia ellos. La primera vez que tenía el derecho de caminar libremente y tenía que estropearlo ¿Por qué?

por **Dragomir Negrescu** Vie Mayo 06, 2016 3:33 pm

Se había percatado que ese día sería bastante liviano, sin clientes ni trabajo. Igual decidió mantenerse un rato más en su lugar, disfrutando de la brisa agradable, el calor del sol en su piel, el murmullo lejano de las platicas, el sonido de los árboles y las flores. Sí, ese podría considerarlo su lugar favorito, claro que después del acogedor hogar que tenía.

Un cliente se acerco a pedir sus servicios, interrumpiendo su momento de paz, pero gustoso le hizo la lectura de la palma. Una buena vida, un pasado tranquilo y un futuro prometedor. Sonrió cuando el hombre se sonrojaba ligeramente debido al tema del amor, pero no hizo mayor comentario que el que veía en su porvenir. Aquel señor le pago con unas monedas y después se despidió, siguiendo con su caminata mientras Dragomir se mantenía en su puesto, relajado y feliz. Le gustaban los clientes que tenían vidas tranquilas, los que tendrían obstáculos fáciles de sobreponer, ellos que parecían ser bendecidos por la suerte. Y la razón de ello era muy simple, no le gustaba dar malas noticias. Le dolía ver el rostro de aquellas personas que sufrirían grandes tragedias, podrían salir adelante pero él nunca olvidaba los rostros de dolor.

Se decidió a marcharse al ver que no había mucho trabajo y comenzó a recoger sus pertenencias, colocando todo en el pequeño morral que traía. Estaba muy concentrado en su tarea que no se percato de la situación que iba a ocurrir, hasta que sintió el golpe contra sus piernas. Sorprendido y asustado, sostuvo al pequeño niño que había chocado contra él y sonrió.

̶ No se preocupe, pequeño señorito. Solo procure tener más cuidado, no queremos que su acompañante sufra algún daño ̶ comentó refiriéndose al muñeco que traía con él. Después alzó la mirada, buscando a los padres del pequeño pero solo logrando ver que un hombre se acercaba lentamente. ̶ Dígame, pequeño señorito ¿le gustaría conocer su futuro? ¿A su acompañante le gustaría saber qué va a conseguir en un futuro? ̶ al verlo recordó a todos los niños con los que se llevaba en su campamento y al notarlo tan nervioso, no pudo evitar usar su don para tranquilizarlo.

por **Yuri Alekséyevich** Mar Mayo 24, 2016 1:37 pm

Con dificultad calmó su respiración, ligeramente agitado por el semblante tosco del hombre que empezaba a recriminarle el error de chocar en su contra. Aunque el rostro del niño mostraba el perfil de un querubín con aquellos ojos expresivos y cristalinos y los mechones rubios alborotados por la brisa, en su interior yacía el espíritu forjado en las batallas fuera de los límites de la capital, poseía la máscara perfecta para engañar al resto de las personas, aunque quizás no estaba consciente de aquel don. Su educación se limitaba a aprender normas y leyes rigurosas que obviamente solo beneficiaban a la organización misma. Se sobresaltó ligeramente cuando la voz de aquel joven con dones sobre naturales al igual que llegó a sus oídos. Se giró ligeramente para asegurarse que no se trataba de un monstruo enorme con colmillos. Pudo sentir un alivio momentáneo.

–Gra…gracias lo tendré Monsieur –

El hombre que había sido participe del incidente previo solo refunfuño, empujando levemente el pequeño cuerpo del inquisidor. Cerró los ojos apretando los puños sin dejar de sostener a Patrick esperaba una reprimenda pero afortunadamente salió avante de aquella empresa.
Al abrir los pequeños orbes el joven de aura singular seguía junto a él.

–¿Mi futuro?– Respondió intrigado y antes de regresar su mirada a él observó con detenimiento al maltrecho muñeco de felpa –¿Qué dices Patrick? Podría ser divertido ¿No lo crees?–

Asintió entonces. Como si la mirada escueta y perdida del objeto fuese lo único que necesitaba como aprobación antes de embarcarse en una nueva aventura. Se sentía un poco más cómodo ahora, liberó tensión de sus frágiles hombros y el rostro ya no poseía el semblante de preocupación. No había notado quizás que ese efecto había sido causado gracias a las dádivas ajenas.

–De acuerdo Monsieur– espetó al hombre de vestimenta tan singular.

Yuri siempre había creído en la magia y en los misterios que encerraban lugares y personajes como el que ahora le conducía a un espacio libre en el jardín. Pero ¿Acaso estaba consciente de su propio encanto? Aquella fortaleza interna que le ayudaba a librar las peleas más crudas. Suspiró y no pudo evitar mirar al hombre que tenía a su lado. Notó una calma en sus palabras, eso llenó de confianza al pequeño soldado.

Se mantuvo de pie como niño bien portado y extendió la mano.

–Me llamo Yuri y él es Patrick– sonrió y aguardo a seguir las instrucciones de su ahora oyente.

por **Dragomir Negrescu** Sáb Jul 02, 2016 12:53 am

Miró de mala gana a ese hombre que empujaba a un pequeño niño solo porque no había tenido el cuidado suficiente para notar que iba a chocar. No era como si lo hubiera hecho de forma provocativa para buscarse pelea con algún adulto. Eso era lo que más le molestaba de las personas de alta clase, todos ellos se creían que los demás no valían la pena y que todos conspiraban contra ellos. Pero le sonrió de nueva cuenta al pequeño, sin notar aquel gesto que revelaba su madurez a tan corta edad.

-Sí, podremos encontrar algo interesante- dijo sonriente, viendo que ahora hablaba con su muñeco. Siempre había tenido una ligera debilidad por los niños, su idea era tener muchos hijos pero a su edad aún no encontraba con quién tenerlos. Y ese pequeño señorito frente a él parecía ser un bello muñeco de buenos modales. Su corazón solo le pedía hacer que el niño sonriera después de un malentendido como al que se había enfrentado.

-Perfecto, entonces vayamos- comentó con alegría y guió al menor hasta donde tenía sus cosas.

Una vez ahí tomo asiento en el pasto e iba a indicarle lo mismo al niño, pero al ver sus ropas decidió extender una nueva cobija para que no se manchara. No estaba seguro de si alguno de sus padres podría enojarse por eso, así que mejor prevenir el incidente. Fue entonces cuando vio su mano y en vez de estrecharla en saludo, la tomó para ayudarlo a sentarse ahí en donde le había preparado su lugar.

-Es un placer conocerlos. Mi nombre es Dragomir- dijo en respuesta y entonces saco sus cartas. -Bueno con el señorito Patrick sería complicado realizar una lectura de palma, puesto que aún no estoy calificado para leer palmas de muñecos, así que propongo que con él lea las cartas- comentó con tranquilidad mientras enseñaba la baraja completa. -El señorito Patrick solo debe concentrarse en algo que desea saber en general o puede ser algo en específico. Yo le diré su suerte- le sonrió de nuevo al pequeño, aún no estaba seguro de cómo saldría la situación leyendo el tarot a un muñeco de felpa pero no creía que fuera tan complicado hacerlo, al menos haría las mismas interpretaciones que si fuera un humano, no podía perder el profesionalismo debido a ese detalle. -Y a usted, señorito Yuri, le puedo leer la palma de la mano. Solo necesita estirar su mano y yo le iré interpretando lo que me diga.- guardo silencio un momento en el que pensaba si algo más se le había olvidado pero al ver que no había nada más que decir, asintió. -¿Quién desea empezar?-

por **Yuri Alekséyevich** Dom Sep 04, 2016 11:56 am

El pequeño tomó asiento sobre la manta que el gitano colocó con sumo cuidado sobre el césped. Sonrió con esa naturaleza casta que siempre lo había caracterizado y se apresuró a acomodar a su fiel compañero de felpa a un lado suyo, como si existiese un apego más allá del simple hecho de ser un juguete. Hecho que resultaba ser encantador o bien, lúgubre si se analizaba con detenimiento, puesto que reducía las posibilidades del niño a ser comprendido por el mundo tan extraño de los adultos y paralelo al suyo. Miró con detenimiento la vestimenta del joven y sintió curiosidad por preguntar su origen, si extrañaba su hogar o si prefería comer chocolate caliente o un vaso de leche fría. No obstante reprimió aquellos cuestionamientos ya que la mayoría de las veces resultaba un tanto irritante con los adultos y se limitó a responder a los cuestionamientos ajenos.

–El gusto es nuestro ¿Cierto Patrick?–

Colocó sus pequeñas piernas una sobre la otra y sus orbes inquietos se agrandaron ligeramente cuando el extraño le ofrecía una lectura de Tarot al maltrecho muñeco, su vista se posó por completo después sobre la baraja que a pesar de parecer antigua, poseía coloridas formas y contornos que le agradaron de inmediato. Sujetó sus pequeñas manos y encorvó su cuerpo hacia enfrente para analizar ese misterioso artilugio que estaba por predecir algo a su fiel compañero de juegos. Arqueó una ceja y sonrió para asentir enseguida. Llevó su pequeño oído a la boca cosida de Patrick y en una mirada de complicidad estrechó la mano de tela.

–Patrick quiere ser el primero en preguntar–

Caviló unos segundos y volvió a ser el oyente del muñeco, con voz firme explicó al gitano.

–Patrick pregunta si estará conmigo durante mucho, mucho tiempo–

Algo había de autenticidad en esa pregunta. Algo que los duros entrenamientos y las arduas tareas en los bosques nevados aun no lograban arrancar en él. Su inocencia. Quería de cierto modo permanecer siempre a lado de ese juguete que había fungido como confesor, mejor amigo y protector aunque contradictoriamente significara renunciar a la oportunidad de crecer. Y es que a la edad del inquisidor aún se podía creer en la magia, en los cuentos de feroces dragones y en la forma tan simple que significaba el hecho de pasar el día a lado de un extraño, que niño no desearía permanecer siempre de dicho modo.

por **Dragomir Negrescu** Lun Oct 24, 2016 10:48 pm

Se mantuvo expectante a la pregunta que pudiera formular aquel pequeño peluche o el niño, y mientras lo hacía observaba con atención al niño. Le parecía complicado creer que fuera un simple infante paseando por esos rumbos, pero ya sabía que no todos los padres se encontraban a cargo de sus hijos y por las ropas del otro podía estar casi seguro de que podían contratarle alguna niñera o niñero. Pero lo que más le causaba curiosidad era ese dejo de madurez combinado con la inocencia de la edad.

Sonrió ampliamente cuando se dio cuenta de que observaba las cartas con emoción y dejo que las mirará un poco más, acercándolas al peluche pero con intención de que el menor pudiera entretenerse con los detalles. Era cierto que se encontraba envejecida por el uso y los años, pero sus colores rojos y verdes aún resaltaban con fuerza, los contornos de las figuras en dorado le daban un mayor toque. El diseño había sido dibujado especialmente para Dragomir, donde se podía ver el bosque, los lobos y un lago, todo aquello ocultando un significado que solo él podía saber.

-Perfecto, estoy preparado para su pregunta-

Asintió, divertido por el intercambio de palabras que se intercambiaban muñeco de felpa y humano; algo ahí le recordaba a cuando su hermano menor conversaba con un amigo imaginario, ambos se veían encantadores haciendo como que compartían secretos con sus compañeros de aventuras. Su pregunta no le pareció sorprendente y de nuevo dio un asentimiento, de nuevo se le hacía complicado leerle y darle respuesta a ese temor de niños; cómo hacerlo sabiendo que se convertiría en adulto en algún momento y con ello muchas cosas más cambiarían. La desventaja de crecer.

-La templanza- comento destapando la primera carta. -Una buena carta. Al parecer nuestro señorito Patrick tiene la habilidad de la paciencia, la adaptación y la moderación.- Cuando la siguiente carta se destapo, Dragomir no pudo evitar fruncir ligeramente el ceño. Malas noticias para un pequeño. -El 10 de Bastos invertida. Esto significa que el señorito Patrick tendrá algunas pérdidas, habrá molestias y alguna traición, la separación es inevitable- De nuevo destapo una carta y sonrió algo entretenido, leerle las cartas a un muñeco de felpa estaba resultando bastante curioso. -El 14 de copas, otra buena carta. El señorito Patrick es un gran amigo y está dispuesto a brindar ayuda, además de poseer un gusto excepcional por el arte y la ciencia-

Dejo las tres cartas sobre la manta, frente al muñeco y guardo silencio durante un instante. Ahora venía la parte más complicada, decirle a ambos que "mucho tiempo" a veces no duraba lo suficiente. La baraja que aún estaba en su mano la colocó a un lado suyo y después tomó aire, viendo al peluche con toda seriedad.

-Señorito Patrick, temo decirle que veo una negativa a su pregunta. La relación que ambos poseen durara el tiempo necesario pero al final tendrán que afrontar la separación. En las cartas no habla que sea algo cercano pero es bueno que lo vayan conversando, ambos tendrán que recorrer caminos distintos pero seguirán apoyándose entre ustedes- dijo mientras le sonreía al pequeño Yuri, no quería agobiarlo demasiado pero tampoco estaba en él darle una mentira.

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