Entrenamiento mortal [Libre]

por **Scarlett Duchannes** Sáb Abr 16, 2016 11:48 pm

Desde el ataque que la llevará a valorar enteramente su vida, Janine no era la misma. Se movía por la vida de una manera muy diferente a lo que alguna vez había sido y eso, no le gustaba. Detestaba verse al espejo y darse cuenta que el temor la había hecho su presa. ¿Dónde estaba la inquisidora que no le temía a nada? ¿Dónde quedó su decisión de ser de la elite de los soldados? Todo eso se había quedado junto a su antiguo nombre. Scarlett Seligman estaba muerta y en su lugar, se encontraba únicamente una sombra de nombre Janine Duchannes.
– ¿Qué estas haciendo? – se cuestionó a si misma frente al espejo – ¿Esto es lo que quieres ser el resto de tu vida? – Al mirarse a si misma a los ojos vio la respuesta y fue eso lo que la hizo movilizarse. Actualmente formaba parte de la facción de tecnólogos, para ser exactos recibió el puesto de la mano derecha del jefe, sin embargo, eso no la llenaba en lo absoluto. Janine necesitaba enfrentamientos, necesitaba ver sangre correr, necesitaba pues sentirse otra vez como ella misma. Buscando entonces dentro de su hogar las armas de su viejo estatus en la inquisición, Janine se preparo para una salida de practica, una que definitivamente no era lo mismo sin su fiel acompañante Sombra.

Saliendo entonces de su hogar con dirección a las zonas abandonadas de París, la inquisidora comenzaba a pensar que era el momento de hacerse de un nuevo compañero de aventuras. Siempre amo a los perros y en aquellos momentos, necesitaba más que nunca quien le hiciera compañía. Sabía que entrenar a un cachorro nuevo sería complicado, pero al recordar la fidelidad de Sombra, sabía que todo su esfuerzo, valdría la pena. Pensando en que raza sería la adecuada en esa ocasión y donde podría encontrarla, fue que termino por llegar a su destino donde ni tarda ni perezosa, buscó un árbol lo suficientemente resistente como para usarlo para entrenar.

Caminando alrededor de construcciones en ruinas, Janine encontró el árbol perfecto para su entrenamiento y sacando un par de dagas, regalo de su primer mentor dentro de la inquisición, la fémina comenzó a desatar su frustración de los últimos tiempos en aquel tronco. Aquella salida no era pues únicamente de entrenamiento, sino que también le servía de catarsis. Con cada golpe que daba pensaba en Patrick, en Sombra, en todo lo perdido y en lo poco ganado; sin embargo, aunque el árbol funcionaba bien, ella necesitaba algo más, necesitaba un contrincante de verdad.

por **Rowan Cojocaru** Dom Abr 17, 2016 11:30 pm

“Whenever you want to achieve something, keep your eyes open, concentrate and make sure you know exactly what it is you want. No one can hit their target with their eyes closed.”
― Paulo Coelho, The Devil and Miss Prym

Llevaba horas en el bosque, con aquella ropa de hombre que utilizaba cada que entrenaba, Ilona se había reído cuando la vio por primera vez y es que ella tenía exactamente la misma manía, ser femenina era algo sobrevalorado con personas como ellas ¿tanto así? a estas alturas, después de tantos años, era algo que no le importaba, prefería la agilidad y comodidad al estorbo de los faldones y corsets apretados.

Últimamente Răzvan había disminuido los rondines y entrenamientos, inclusive cuando la luna llena los obligaba a la transformación, estaba siendo precavido, quizá demasiado, y eso solo encontraba sentido con aquella estúpida alianza con los vampiros, se lo había dicho -no con la fuerza y determinación que quería- pero encontró oídos sordos, por lo que tuvo que conformarse cuando su alfa le dio permiso de hacer entrenamientos individuales sin arriesgarse demasiado, aquello significaba nada de peleas innecesarias.

Pero Rowan y su carácter, sin el yugo de Răzvan, eran algo impredecibles; jamás se atrevería a contradecirlo o a ponerlo en duda, pero tampoco se alejaría del aroma que llegaba a su nariz invitándola a llegar sorpresivamente alegando que el encuentro fortuito no era algo que ella planease.

Dejó lo que estaba haciendo solo para enfocarse a rastrear aquel aroma dulzón y sutil que jugueteaba con las ligeras corrientes de viento, una media sonrisa aparecido en sus labios. El juego comenzaba.

Apareció calmada, con el cabello detrás de su oreja, sosteniendo unos cuantos pedazos de madera cortados para una chimenea u hoguera, el sonido del metal chocando cada que se clavaba en la corteza del árbol no hizo mas que acelerar su ritmo cardiaco. Llegó por un costado, la miró por unos minutos, el silencio y sin siquiera respirar, no podía dejar que nada estropease su plan, entonces decidió que era tiempo de salir de entre las sombras. Dejó que sus pasos fueran sonoros al pisar la hojarasca seca que tapizaba el bosque, y justo cuando una las cuchillas producía un sonido metálico al chocar con la que previamente ocupaba ele espacio en el árbol, soltó los pedazos de madera que llevaba en los brazos ―Y-yo... lo, lo siento mucho... solo iba... yo - se llevó ambas manos a la boca justo antes de agacharse a recoger la madera, fingiendo sorpresa de encontrar a alguien mas y abriendo los ojos como plato al ver que la mujer, llevaba armas con filo.

―Lamento mucho la intromisión... - la mirada nerviosa iba y venia de la madera a la fémina delante de ella ―Es solo que prefiero este camino para cortar, no creí que... bueno usted... - terminó de recoger la madera abrazándola contra su pecho.

por **Scarlett Duchannes** Lun Mayo 16, 2016 11:01 pm

Los golpes asestados al árbol no ocasionaban gran daño en aquel majestuoso ejemplar de la naturaleza, de hecho lo único que ocasionaba era cansar a Janine, quien muy dentro de ella era lo que también buscaba. Quería desquitar toda su ira y frustración hasta quedar tan exhausta y rendida que lo único que quedara por hacer fuera levantarse para salir de la miseria en que ella misma se metió. Se encontraba harta de autocompadecerse, no estaba hecha para ello y no iba a permitírselo más.

El sudor comenzaba a perlar su frente, de sus labios salían pequeños quejidos o en determinados momentos gritos que le daban más fuerza a sus ataques. Sus manos faltas de entrenamiento sufrían los estragos de meses lejos de las batallas, al igual que su cuerpo en general que carecía ya de la resistencia de antaño. Años entrenando para convertirse en la mejor lanzados a la basura gracias a su debilidad. Sumergida en su propio mundo mental así como en la finalidad de provocar daño al árbol, Janine no se percató de la presencia que le vigilaba desde las sombras, esa que en el momento más inesperado abandono la oscuridad para dejar caer un par de maderos que provocaron que la inquisidora se girase en dirección al sonido, manteniendo la guardia en todo momento y con las cuchillas al aire de manera amenazante.

La realidad era que la inquisidora no espero toparse con alguien en aquella zona boscosa, pero tampoco le era tan extraño hacerlo, siendo ese el principal motivo por el que al escuchar las palabras de las muchacha aquella, bajo la guardia.
– No tienes que pedirme disculpas – aseguró al tiempo que trataba de alejar lo más posible las dagas de la vista de la muchacha, quien se notaba no solo nerviosa sino también asustada de la presencia de Janine – Solo estoy perdiendo un poco de tiempo, de verdad que no tienes que pedir disculpas – sonrió un poco – el bosque además es un lugar libre y puedes ir a donde te plazca ya que no me pertenece – los ojos de la inquisidora fueron a la madera que la joven aferraba contra su cuerpo y pensando que lo mejor era detener su entrenamiento en lo que la muchacha se iba y la dejaba sola una vez más, guardó las dagas en unas fundas especiales a los costados de sus piernas – ¿Necesitas ayuda con eso? – preguntó señalando la madera y dando algunos pasos en su dirección.

por **Rowan Cojocaru** Vie Jul 15, 2016 7:51 pm

“Common sense will tell us,
that the power which hath endeavoured
to subdue us, is of all others, the
most improper to defend us.”
― Thomas Paine, Common Sense

Su mirada brillaba bajo el reflejo de la luna que se alzaba sobre ellas, ese brillo que escondía mas de lo que estaba dispuesta a demostrar, pero que en realidad, era incapaz de ocultar.

Se encogió de hombros, refugiándose detrás de aquellos leños que llevaba cuando su mirada se dirigió a las dagas que la joven intentaba ocultar, mismas que ella ya había notado –uno de los motivos por los cuales se acercó a la humana-

Rowan no era mentirosa, era honesta, era demasiado sincera, por eso aquel comportamiento le extraño incluso a ella, pero la situación se prestaba a fingir, ella quería hacerlo, quería obtener algún tipo de distracción.

―No, esta bien, no te preocupes, estoy acostumbrada a llevar este tipo de peso o inclusive mas… - se saltó el primer comentario, algo mas consciente y adrede que por nerviosismo o descuido. Debía tentar terreno ¿eso estaba haciendo? No estaba acostumbrada a mayor contacto que con el de su manada, específicamente Răzvan ―Además… - hizo una pausa, su semblante antes temeroso e inocente, cambió a uno firme y decidido ―Fui yo la que deliberada e intencionalmente vino a tu encuentro - una media sonrisa, pacífica y nada amenazante, se dibujó en su rostro.

Respiró profundo y entrecerró los ojos ―Ambas estamos ocultando muchas cosas ¿no crees? Las mejores relaciones son esas que empiezan con sinceridad de por medio - se agachó para dejar los pedazos de madera, desató el listón en su muñeca y se ató con el la cabellera castaña ―Y también, ambas necesitamos un poco de practica - el brillo en sus ojos fue mas intenso, reflejando un color amarillento a pesar del verde oculto en ellos; si, una pelea le vendría bien.

por **Scarlett Duchannes** Dom Ago 14, 2016 10:20 pm

La idea de entrenar y sus deseos de una batalla fueron hechos a un lado en el instante que la muchacha castaña de los maderos entraba en escena. Janine era una mujer que no dudaba en atacar a aquellos que reconocía como sobrenaturales, sin embargo, la aparentemente temerosa muchacha que interrumpía su entrenamiento no era tomado por la inquisidora como una amenaza.

Había guardado sus armas y caminado un par de pasos en dirección a la muchacha. Ayudar a un mortal común y corriente no le vendría mal o al menos eso creyó la inglesa. La ligera sonrisa que lucía en su rostro desapareció en el instante que la castaña frente a ella le aseguraba no necesitar ayudar.
– Bueno, no interrumpiré entonces más tus deberes – dio un paso en retroceso, planeando regresar a sus propios asuntos cuando las palabras ajenas la hicieron detenerse en seco y observar con extrañeza en dirección a la castaña – ¿Disculpa? – su pregunta no era exactamente porque ella asegurase haber ido al encuentro de Janine. La inglesa estaba segura que el ruido causado por las cuchillas y sus propios gritos debieron haber alertado a la muchacha, pero era la manera en que el semblante le cambiaba a aquella desconocida lo que la hizo cuestionarse sobre la identidad de quien se encontraba frente a ella.

– No sé que es lo que estas queriendo decirme y yo no te debo nada de sinceridad – aseguró firme, llevando en automático las manos hasta las dagas. ¿Qué era lo que se suponía que estaba pasando? La inquisidora para ese momento ya se daba cuenta de que no estaba frente a una persona común, pero fue el momento en que las ultimas palabras fluyeron de los labios ajenos y los ojos aquellos refulgieron con la ferocidad de un animal que Janine comprendió del todo a lo que se enfrentaba.

Sin esperar más tiempo, la ex soldado sacó las dagas y sonrió de una manera ya nada dulce y bondadosa.
– Decir que esto es una practica no es muy inteligente, para mi una batalla siempre es algo serio y no una simple practica – su posición se torno defensiva y sus ojos recorrieron la figura ajena – ¿Cambiante o lobo? Siempre se me ha dificultado reconocer a los animales – sus ultimas palabras sonaron a burla, esa que se volvía tan característica de ella cuando se enfrentaba a sobrenaturales. Janine Duchanes, al parecer seguía modificando completamente su personalidad ante sobrenaturales, justo como lo hacía cuando su nombre era Scarlett Seligman.

por **Rowan Cojocaru** Mar Sep 13, 2016 6:33 am

“Older men declare war. But it is youth that must fight and die.”
― Herbert Hoover

La sonrisa maliciosa sobre los labios del licántropo cambió por una mas divertida, expectante, entusiasmada ante la idea de provocar una pelea. Ese era un rincón oculto de Rowan, una válvula de escape que había mantenido por años a espaldas de Răzvan, algo suyo y que no compartía con nadie y que podía hacer solo para ella, una manera de desahogar la frustración y descargar los recuerdos que abrumaban su mente y corazón.

―¿Batalla? - enarcó una ceja divertida ―No niña, no confundas. Si esto fuera una batalla, tu habrías dejado de respirar desde que comencé a hablar, agradece que lo veo mas como un simple juego y no como algo serio - a ojos de cualquiera, Rowan era una mujer que no aparentaba mas de treinta años, una ventaja sobre los jóvenes inexpertos que creían poder comerse al mundo en una sola mordida.

Se mordió el labio inferior, levantó el dedo índice derecho y lo movió en negativa ―No, no, no, me ofendes al no saber diferenciar lo que soy ¿no has entrenado lo suficiente? - fingió estar ofendida, en realidad, estaba mas que divertida ― Además, esta situación es demasiado injusta ¿con armas? ¿no te bastan las manos? - suspiró y cerró los ojos, soltó los hombros como si acabaran de derrotarla ―Esta bien, si eso quieres - se llevó las manos a la espalda, tomó los mangos cortos metal recubiertos por tiras de cuero negro y los jaló hacia el frente, eran dos sai afilados y puntiagudos los cuales colocó frente a ella en posición de defensa ―Primer error, suponer que tu oponente no viene armado... bueno, en realidad, ese sería el segundo - bajó la guardia a propósito y se colocó de manera despreocupada, como padre que alecciona a su hijo ―El primero fue no estar realmente atenta a tu entorno, de haber sido así... - dirigió la mirada a la rubia ―...hubieras notado que llevaba cerca de cuarto de hora mirándote - sonrió, con ese semblante que congela a los simples mortales.

por **Scarlett Duchannes** Vie Oct 14, 2016 11:18 pm

Las preocupaciones abandonaron su mente, todo lo que la torturara momentos atrás quedó hecho a un lado ante la posibilidad de derramar algo de sangre en aquella zona boscosa. Era curioso y extraño como después de sentirse tanto tiempo fuera de si, lo único que necesitara para una vez sentirse completa, plena y como la mujer que antes era fuera un desafió por parte de un “animal” que ante sus ojos era demasiado confiada para ser verdad.

– ¿Tan segura estas de lo que eres capaz de lograr? – enarcó la ceja divertida antes de soltar una risotada. ¿Cuántos sobre naturales antes le habían subestimado de aquella misma manera? ¿Cuántos habían perecido por ser tan idiotas como para creer que un humano era inofensivo? – Entonces deja de hablar y tomarte esto como un simple juego, que no te pienso hacer las cosas nada sencillas si eso es lo que están pensando – Sus ojos refulgían con el deseo de la batalla. Lo necesitaba como si las peleas fuesen una droga para ella.

No era que no supiera reconocerla porque no hubiera estudiado lo suficiente sino porque los cambiantes y los licántropos solían ser más parecidos entre si que cualquier otra clase de sobrenaturales, sin mencionar claro que la llamaba animal en un intento de lanzar leña al fuego. Una sonrisa apareció en su rostro y se encogió de hombros mientras que hacía girar las dagas en sus manos.
– La situación es injusta desde que tu eres un ser sobre natural, uso mis armas para decir que estamos más equilibradas – después de decir aquello observó como la mujer frente a ella sacaba un par de sai, algo que realmente a Janine no le parecía mucha diferencia – ¿Supuse eso? Vaya ahora los “animales” también son capaces de leer el pensamiento – fingió sorpresa antes de negar firme – Cree lo que quieras que supongo, enumera mis “errores” si es que eso de hace feliz pero guárdatelo para ti misma y decídete a hacer algo de una buena vez porque a este paso lo único que podrás decir que hiciste fue mirarme – odiaba las charlas. Le parecían una perdida de tiempo cuando existía un desafió y tan harta estaba de aquel parloteo sin sentido de la mujer frente a ella que se decidió a ser ella quien diera inicio al ataque.

Eran apenas un par de pasos los que las separaban, mismos que fueron acortados por Duchannes quien rápidamente le atacó con sus dagas, tratando de cortar la zona del abdomen.

por Contenido patrocinado

Entrenamiento mortal [Libre]

Entrenamiento mortal [Libre]

Re: Entrenamiento mortal [Libre]

Re: Entrenamiento mortal [Libre]

Re: Entrenamiento mortal [Libre]

Re: Entrenamiento mortal [Libre]

Re: Entrenamiento mortal [Libre]

Re: Entrenamiento mortal [Libre]

Re: Entrenamiento mortal [Libre]