The perversion is only for the lucky people [Privado]

por **Neža Novak** Dom Abr 24, 2016 8:26 pm

“ Take your time and do with me what you will
I won't mind”

Los dos hombres murmuraban entre sí mientras observaban fijamente la silueta de la rubia que caminaba delante de ellos. La venían siguiendo desde algunas calles atrás y no podían esperar a que las circunstancias fuesen propicias para apartarla de la calle e introducirla en algún callejón oscuro y desierto. En un primer momento les había atraído el vestido de colores oscuros, que variaba entre el verde y el azul, y que gritaba a todas luces la riqueza de su propietaria, así como las joyas evidentemente costosas que brillaban en sus oídos, cuello y muñecas. Luego, mientras más la observaban, fueron percatándose de la suavidad de su piel, la delicadeza de sus curvas y la sensualidad de sus labios. Así, los planes de robarla variaron ligeramente siendo incluido en la agenda de la noche el desfogue de pasión sobre un cuerpo que muy seguramente pelearía rehusándose a ser forzado. Ya lo habían hecho antes, conocían el método más eficaz, la forma en que uno de ellos inmovilizaría a la víctima mientras el otro se aprovechaba de ella para luego intercambiar lugares. Nadie llegaría a atraparles, eran cuidadosos de evitar miradas indiscretas y sus víctimas jamás tendrían una nueva oportunidad de pronunciar palabra. Pero claro, es difícil hablar con el cuello rebanado.

Y entonces el momento se presentó. Se apostaron cada uno a un lado de la rubia para luego empujarla en la boca del callejón. El movimiento fue rápido y contaban con que la sorpresa impidiera que la mujer armase un escándalo antes de tener la oportunidad de taparle la boca. Efectivamente ella no puso mayor resistencia. Permitió que la empujaran y la arrastraran hasta las profundidades de aquel pasillo oscuro. Ellos sonreían con sorna, anticipándose al placer que obtendrían de su dolor y humillación, pero en ese momento algo inusual ocurrió. El más joven de los dos vio como la boca de la mujer se elevaba mostrando una amplia sonrisa. Eso lo tomó desprevenido, aflojó el agarre y miró sorprendido a su compañero. Solo un segundo después lo que parecía una débil mujer de la alta sociedad redujo con facilidad a los hombres, incapacitándoles para huir aunque les permitió gritar. Pronto haría su aparición la fuerza pública acompañada sin duda de algunos curiosos pero antes de que ocurriera ella habría terminado. Solo encontrarían los cuerpos sin vida y horriblemente mutilados de dos desconocidos, ninguna pista sobre el posible asesino y ningún móvil para tan espantoso crimen.

Ella continuó su camino con la conciencia inalterada pues le daba lo mismo alimentarse de almas inocentes que de los despojos de la sociedad. Solo el saciar su sed importaba así que el que ellos se hubiesen ofrecido en bandeja de plata era considerado solo como un indicador que les marcaba como la fuente de alimento más indicada para la noche. Su humor había mejorado considerablemente gracias al aperitivo y ahora reflexionaba sobre la ubicación de su próximo destino. Deseaba encontrar algo nuevo, algo que cambiara la monotonía de los días pasados. Sus pasos la llevaron hasta las puertas de una taberna y sin detenerse a meditarlo hizo su entrada, pavoneándose ante los ojos que empezaban a posarse sobre su persona y tratando de elegir el mejor lugar para instalarse. Entonces lo vio, sentado en una mesa en compañía de una joven de negra cabellera. Sonrió sin despegar los labios y se adelantó hasta la mesa radiante de felicidad por la suerte que la acompañaba. – Mira que eres un hombre afortunado – proclamó en cuanto estuvo lo suficientemente cerca. Habían pasado algunos años desde que había visto aquellos ojos por última vez y París era el último lugar donde espera volver a encontrarlo, pero como decían los habitantes de la región “C'est la vie”.